Amor de primos

El amor que nos sentimos, hace que mi primo hetero cada vez que estamos solos me folle.

Ian. Mide 1’83, unos 70 kg., de piel morena, pelo negro y ojos oscuros. De cuerpo delgado pero tonificado, gracias al deporte que practica, pudiéndose notar casi definidos unos abdominales. Es el que mejor dotado esta, cuenta con unos 19 cm y algo grueso.

Yo. Mido 1’84, soy rubio de media melena y ojos verdes castaños, peso unos 70 kg. y soy delgado y fibrado. Me comentan que mi mejor zona del cuerpo es mi culo, “lo tengo redondito como un melocotón” o eso es lo que me dicen. Con labios carnosos y con poco vello por el cuerpo, y el poco que tengo lo llevo rasurado o rebajado. De dotación estoy en la media 17’5cm.

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Era un martes de inicios del mes de septiembre, yo llegaba a mi casa alrededor de las ocho de la mañana después de una noche en las fiestas de mi pueblo. A las ocho y media tenía que salir de mi casa para ir a la ciudad a una cita médica, así que me dí una ducha rápida y cogí el coche para acudir a ella.

Iba sin dormir, aún no sé cómo pude aguantar tanto tiempo despierto, 24 horas despierto para ser exactos. Al salir de la consulta me dirigí a casa de mi primo, pues ya que me que me quedaba más cerca que la mía y además aprovechaba para verlo.

Ian se mudó hace años a otra ciudad y ya no podía verlo tanto como yo quisiera. Él es un mes mayor que yo y siempre nos hemos llevado y entendido muy bien. Días antes al día citado, me dijo que venía a la ciudad por unos días y planeamos la reunión.

Cuando llegué a su casa, toque el timbre y me abre la puerta solamente con un bóxer y unas chancletas puestos.

Ian: Hola primo, que temprano acabaste – la verdad que no le había dicho que iba de camino – Y vaya cara que me traes, la noche fue buena ¿no?

Yo: Hola Ian – nos fundimos en un abrazo – Siento no haberte avisado pero vengo tan cansado y dormido que se me paso. Y si fue muy buena, vengo sin dormir.

Ian: No pasa nada hombre, si contaba contigo – tira de mi para entrar en la casa y cerrar la puerta – No si eso no hace falta que me lo digas, ya te lo noto. Te conozco tan bien.

Y la verdad es esa, aunque hacía tiempo que no nos veíamos tenemos una complicidad y conocimiento el uno del otro muy profundo y con un solo gesto de cara ya sabemos lo que pensamos.

Ian: ¿Te parece si nos acostamos un rato para que descanses? - dice poniendo un brazo sobre mis hombros y guiándome hacia su habitación.

Yo: A mí me parece estupendo, pero no te apetece pasar el rato charlando en vez de dormir.

Ian: Tranquilo primo, si tenemos mucho tiempo. Además, de todo lo que hablamos por WhatsApp no nos vamos a decir mucho más.

Eso también es verdad, hablamos casi a diario y cualquier cosa que nos pase o problema nos lo contamos el uno al otro para intentar buscar una solución. Él lo sabe todo de mí y yo todo de él.

Llegamos a su habitación y empecé a quitarme la ropa, para en un instante quedarme solo en bóxer como estaba mi primo. No era la primera vez que dormíamos junto y tampoco lo era que lo hacíamos solo llevando unos bóxeres o incluso desnudos completamente.

Ian sabía perfectamente mi orientación como bisexual, y aun siendo él heterosexual, no le daba la mayor importancia y nunca se preocupó de taparse o mostrarme signos de afecto. Al contrario parecía que lo hacía con mayor frecuencia.

Los dos nos metimos en la cama, yo me tumbo sobre mi lado derecho dándole la espalda a Ian. Me muevo un poco y cuando dejo de hacerlo, siento como Ian se acerca a mí, rodea con su brazo mi cadera hasta llegar a la otra y acerca su pecho a mi espalda y su paquete a mi culo. Y con un beso en la mejilla se despide de mi hasta dentro de un rato. Entre el sueño que tenía y el calor de Ian rodeando mi cuerpo, en menos de un minuto me quedo dormido.

No sé cuánto tiempo pasó, pero abrí los ojos y ambos seguíamos en la misma postura. Podía sentir la respiración de mi primo en la nuca. Una respiración pausada y placentera y no era lo único que sentía. Su pene ya duro, estaba apretado entre su abdomen y mi culo y si no fuese por los bóxeres estaría incrustado entre mi raja. Muevo un poco el culo para sentirlo mejor y ese movimiento hace que la mano de mi primo acabe en mi paquete, el cual estaba también duro como una piedra.

Ian: Parece que alguien está contento aquí abajo – mientras aprieta mi pene.

Yo: Lo mismo te puedo decir yo a ti. Siento tu pene duro en mi culo y claro uno no es de piedra.

Ian: Es que me gusta sentirlo apretado contra un buen culito – acto seguido me da un beso en el cuello  - ¿Te apetece que juguemos un rato?

Yo: Sabes que contigo siempre me apetece jugar.

Y es verdad, él sabía perfectamente mis sentimientos y que por muchos años que pasaran siempre querría jugar al juego que empezó desde niños.

Ian tiró del elástico de mis bóxer hacia abajo dejándome-los a mitad de mis muslos. También bajo los suyos y sin cambiar la postura en la que estábamos, introdujo su pene entre mi raja. Sentía como mi culo iba envolviendo ese pedazo de carne aliente y mi primo también lo notó, pues de su boca salió un sonoro suspiro de placer.

Cuando su pene ya estaba bien adentrado en mi raja, empezó a moverse y a restregar-lo por ella, como si de una buena follada me estuviese dando. Sentir como subía y bajaba y como palpitaba entre mi culo me estaba empezando a llevar al éxtasis. El cual se notaba por mi dureza en mi pene, pene que estaba siendo apretado y pajeado por la mano de mi primo.

Me gustaba estar en esa situación y notar todo el cuerpo de mi primo sobre el mío. Pero ya íbamos necesitando más. Con una simple mirada los dos nos pusimos de acuerdo. Mi primo se levantó, se acabó de quitar los bóxer y se puso de rodillas sobre la cama quedando su pene apuntando hacia mí.

Yo me tumbe boca abajo, repte sobe la cama para poner mi boca a poca distancia de su pene y cuando ya tenía su capullo rozando mis labios los fui separando y poco a poco lo introduje hasta tocar con mis labios su ingle. E hice los mismo para sacármela, muy lentamente. Mi primo inclino su cabeza y cuerpo hacia atrás apoyado sobre sus manos en la cama para no caerse.

Me dejo durante unos minutos que yo llevase el ritmo de la mamada. La cual iba intercambiando entre movimientos lentos a rápidos y pasando mi lengua por toda su longitud dejándola bien cubierta de saliva. Cuando paso ese tiempo de cortesía, por así decirlo, mi primo agarro mi cabeza con sus manos para que la tuviese totalmente quieta y con un movimiento de caderas, empezó a follarme la boca.

Comenzando con unos movimientos lentos y profundos y acabando con unos movimientos más rápidos y bruscos. Yo solo podía abrir la boca lo máximo posible y sentir como entraba y salía. Mi saliva salía por la comisura de mis labios llegando a las sábanas.

Ian bufaba y suspiraba por la follada que me estaba dando, su culo se contraía con cada envestida a mi boca. Su pene cada vez más duro, si era eso posible, me llenaba completamente mi boca. Yo intentaba mover mi lengua para darle más placer a él y que su pene encontrase con quien rozarse.

Ya podía sentir todo el sabor de su pene y de su liquido preseminal que empezaba a salir de la satisfacción que sentía él por estar follándome la boca. Ian cada vez suspiraba y gemía más fuerte y yo aunque quisiera, mis gemidos se ahogaban con su pene.

Pasaron unos buenos minutos, mi mandíbula ya me dolía, pues no me dejaba ni un respiro desde que empezó. Leve mis manos a las suyas e hice que dejase de hacer presión en mi cabeza para poder alejarme de su pene.

Yo: Ian, sabes que me encanta comértelo, pero necesito descansar ya. Me duele toda la boca.

Ian: Tienes razón primito – sonríe y me agarra de los hombros para darme un empujón lateral y dejarme boca arriba – Yo también necesito descansar, sino me correré ya y aún no quiero.

Se movió por encima de mí, dándome con sus huevos en mi cara. Llego al medio de mis piernas, las elevo apoyándolas en su espalda y agacho su cabeza hacia mi entrepierna. Una vez allí, agarró mi pene y pasó su lengua por él. Pasó unas tres veces, parecía que estaba lamiendo un helado. Luego se lo metió en su boca, pero poco duro porque su objetivo era otro.

Volvió a lamer mi pene desde la punta hasta la base, pero en vez de pararse y volver a subir, continuó por mis huevos, pasando por mi pirineo y acabando en mi ano. Sí, ese era su objetivo. Empezó a lamerlo, pasaba su lengua con movimientos rápidos y solo con la puntita de su lengua, continuando con una buena comida. Sentía como sus labios recorrían mi raja de arriba a abajo y como su legua paso de solo rozarme el ano a intentar penetrarlo.

Ahora era yo el que gemía, y le agarraba de los pelos para que se diera de cuenta que lo estaba disfrutando y no quería que parase. Cuando Ian notó que mi ano ya estaba listo, se llevo dos dedos a su boca, los lamio y sin más me los metió enteros. Yo solté un gemido/grito de placer e incluso arquee mi espalda del placer que sentí.

Sus dedos duraron poco dentro de mí, pues los sacó, se incorporó, acercó su pene a mi ano y lo introdujo en su totalidad. Iba volver a gemir/gritar, pero Ian se dejo caer sobre mí y nos empezamos a besar. Podía sentir todo su peso sobre mi cuerpo, el calor de su cuerpo sobre el mío y sobre todo el calor de su pene dentro de mí.

Estuvimos unos segundos besándonos sin movemos, solo sintiendo nuestro cuerpos y el momento. Lleve mis manos a sus nalgas y se las apreté, acción que Ian entendió que tenia que empezar a moverse. Sin dejar de besarme fue sacando su pene y cuando solo le quedaba la puntita, separó sus labios de los míos, se incorporó un poco buscando postura y volvió a metérmela entera.

Empezó a follarme, a follarme bien. Su pene entraba y salía de dentro mía dejándome sensaciones de vacío y lleno completo. Los dos nos dejamos llevar y nuestros gemidos fueron aumentando conforme iba pasando el tiempo. Nos daba igual que nos escuchasen los vecinos. Estábamos expresando nuestro amor mutuo.

El clímax estaba por llegar, ambos cruzamos nuestras miradas y ya sabíamos lo que queríamos. Noté como las embestidas de Ian iban siendo más profundas y lentas y como su pene iba palpitando dentro de mí. Por mi parte mi esfínter también se iba expandiendo y contrayendo al mismo tiempo que le pene de Ian.

Con un sonoro . Ian empezó a preñarme con su leche. Unos seis disparos me dejaron bien lleno de leche. Por mi parte al sentir su segundo disparo, mi pene empezó a empalmarse soltando toda mi leche por mi vientre, llegando el segundo disparo a mi cara y los otros tres bajando de nivel dejando mi cuerpo bien pringoso.

Sin sacar su pene, Ian se vivió a despoblar sobre mí, se frotó su pecho con el mío para cubrirse con mi esperma y lamio mi cara para limpiarme el resto de semen que tenia en ella. Su pene salió de mi una vez que acabo de desinflarse.

Ian: Ya echaba de menos estos polvos contigo primito – me besa.

Yo: Y yo contigo – le sonrío y lo vuelvo a besar.

Nos quedamos un rato así. Recuperando aliento y fuerzas para poder levantarnos de la cama. Una vez levantados, nos fuimos a la ducha. Por mi pierna bajaban una gotas del semen de mi primo. Nos limpiamos bien, nos vestimos y acabamos de pasar la tarde hablando de nuestras cosas y futuros planes hasta el momento de despedirnos con un beso para yo volver a mi casa.

ESPERO QUE OS GUSTE ESTE NUEVO RELATO Y ESPERIENCIA CON MI PRIMO. (Esta es una "continuación" de los relatos )