Amor de Invierno
Gonzalo y Miguel nunca se habian dirigido la palabra, es mas, ni siquiera se habian percatado de que iban en la misma preparatoria...
Corría un frío mes de Noviembre en Hermosillo, un joven llamado Gonzalo esperaba solitario en la entrada del colegio a que pasaran por el, hacia 15 minutos había terminado su examen final de química y se sentía aliviado porque auguraba un buen resultado, el siempre sacaba buenas notas. Gonzalo era un chico no muy alto, delgado y algo librado, tenía unos ojos cafés claros que robaban la atención por ser grandes y brillantes. Transcurrían los minutos y no llegaban por el, entonces salio del colegio uno de los chicos populares de su edad, su nombre: Miguel. Gonzalo y Miguel nunca se habían dirigido la palabra, es más, ni siquiera se habían percatado de que iban en la misma preparatoria. Miguel era un muchacho un poco alto y con unos músculos desarrollados aunque no mucho, como tenia auto se disponía a buscar sus llaves para irse a su casa. Miguel atrajo la atención de Gonzalo desde el momento en el que apareció, le pareció muy atractivo y no lo podía dejar de observar, aunque lo hacia disimuladamente, en eso Miguel volteo y el y Gonzalo conectaron sus miradas por unos segundos, Miguel se sorprendió por la inocente mirada de Gonzalo y este se sentía abrumado por poder ver a Miguel a los ojos, entonces Miguel palpo las llaves en su bolsillo y rompió el contacto visual y se dispuso a caminar hacia su auto dejando a Gonzalo absorto en sus pensamientos. Durante todo el día Miguel estuvo recordando los hermosos ojos de Gonzalo y no logro concentrarse en los apuntes de Literatura al igual que Gonzalo que no pudo sacarse a Miguel de la cabeza. Al día siguiente ninguno de los dos pudo contestar el examen, lo reprobaron y pasaron a extraordinarios por lo que debían asistir a una semana de asesorias de la materia, el Lunes tendrían la primera. Llego el lunes y a Gonzalo se le hizo un poco tarde, estaba lloviendo y corría al salón para no perderse la asesoria, al entrar al salón solo quedaba un lugar, adelante de Miguel. Sin más remedio se sentó en la silla y trato de poner atención. La asesoria continuaba y el profesor les puso un ejercicio, al iniciarlo Miguel rompió la punta de su lápiz y le pico el hombro al sujeto de adelante, para su sorpresa era el chico de los ojos que le robaron la atención. Gonzalo estaba nervioso y le pregunto que necesitaba, Miguel, que estaba absorto en sus pensamientos, reacciono y le pidió el sacapuntas, Gonzalo se lo presto y continuaron haciendo el ejercicio. Gonzalo termino y salio del salón, se fue a la puerta a esperar a que pasaran por el, 20 minutos mas tarde seguía ahí y Miguel salio, entonces al verlo decidió hablar con el. Gonzalo, al verlo acercarse se puso nervioso y su corazón se aceleró, entonces Miguel inicio el dialogo: - Hola, ¿como te llamas? - Gonzalo, ¿y tú? - Miguel, emm esto... gracias por prestarme el sacapuntas. - No fue nada - ¿y que haces? - espero a que vengan por mi. - Si quieres te llevo, traigo auto... - amm no, no te molestes - bah, no es nada, en serio te llevo a tu casa. - bueno esta bien. Los dos chicos subieron al auto de Miguel y dentro siguieron conociéndose, ambos estaban nerviosos, sintiendo nuevas sensaciones que les provocaban una extraña felicidad y a la vez un ligero temor ante estas nuevas y desconocidas sensaciones. Llegaron a la casa de Gonzalo, este se dispuso a bajar del auto y Miguel dijo: - ¡Espera! ¿Tienes móvil? - Ah si deja te lo apunto y tú apunta el tuyo. Los chicos se intercambiaron los números y se despidieron, Gonzalo entro a su casa y Miguel condujo hacia la suya, con Gonzalo en sus pensamientos. Conforme pasaron los días, los chicos se fueron haciendo amigos y se juntaban a estudiar para sus exámenes, los fines de semana salían a diversos lugares para divertirse. Llego Diciembre y el fin de semestre y para celebrar la generación organizo una "posada" que en realidad era una fiesta con bebidas alcohólicas y música a todo volumen. Gonzalo y Miguel se la estaban pasando a lo grande junto con sus compañeros de generación. Ya eran las 3 am y Gonzalo ya no estaba sobrio, por lo que Miguel decidió no dejarlo solo para que no le sucediera nada malo, media hora después decidieron irse a casa de Miguel ya que Gonzalo no podía llegar a su casa en ese estado, llamo a sus padres para avisarles y se fue con Miguel. Llegaron a la casa de Miguel y se fueron a su habitación, era una habitación con una cama amplia en la que cabían los dos, Miguel le dio un pijama a Gonzalo y se empezó a cambiar, fue cuando Gonzalo pudo ver su torso marcado, ni mucho ni poco, Miguel se percato de que Gonzalo le miraba y se ruborizo. Gonzalo volvió en si y comenzaron una conversación, después de unos 30 minutos de conversación Gonzalo saco el tema del día en que lo vio por primera vez y le confeso a Miguel que algo en el le había robado la atención, el corazón de Miguel se acelero y le dijo: - A mi me robaron la tranquilidad tus bonitos ojos. Se buscaron con la mirada y se vieron ambos a los ojos, fue cuando Gonzalo se lanzo a Miguel y finalmente lo besó. Fue un largo beso que ambos correspondieron, se abrazaban y Miguel acariciaba cada centímetro del cuerpo de Gonzalo, el, tocaba los pectorales de su amado y jugueteaba con su lengua, todo parecía haberse detenido, sentían que el tiempo no transcurría. Entonces el beso termino y Miguel dijo: - Te Amo - Y yo a ti, desde el primer día en que te vi, no te pude sacar de mi pensamiento. Entonces Miguel se lanzo sobre Gonzalo y lo beso nuevamente, mientras se besaban se fueron deshaciendo de sus prendas hasta que quedaron en calzoncillos, entonces Gonzalo giro a su amado y le quito sus calzoncillos y pudo ver el pene de Miguel totalmente erecto, era grande. Entonces lo metió en su boca y le hizo una felación, Miguel se retorcía de placer y balbuceaba -te amo, te amo, te amo...- Miguel, al borde del orgasmo, retiro a Gonzalo y se dispuso a dilatar su esfínter. A continuación, los amantes de unieron por fin en uno solo, Miguel entro en Gonzalo y este se estremeció, Miguel se acostó y Gonzalo lo cabalgo, mientras, Miguel pellizcaba sus pezones...
Se entregaron totalmente el uno al otro y disfrutaron la que seria la primera noche de muchas que pasarían en perfecta unión, consumando su amor. Esta historia es real, a mi me sucedió, bueno, me sigue sucediendo. Nosotros tuvimos mucha suerte ya que no todas las historias de amor se logran consumar, solamente nos falta una cosa, la libertad de poder vivir nuestro amor abiertamente.