Amor de familia

Cuando el amor es el sosten de la familia.

Cosas de Familia

Mi esposa murió en un accidente de aviación, sus cosas quedaron esparcidas e inconclusas. Luego de dos años tuve el animo suficiente para revisarlas, entre ellas su computadora. Allí encontré archivos con anotaciones de su vida antes de casarnos, al parecer los inicio con el fin de escribir su historia. Coincidíamos en el gusto por la zoofilia, ella siguió practicándola después casarnos pero dejo de hacerlo al quedar embarazada hasta dos meses antes de fallecer, con mi participación y aprobación. Antes de leer sus notas, solo imaginaba su vida de soltera y en cierto modo, construir este relato a partir de sus archivos, tratando de completar los vacíos, he llegado a conocer su vida intima familiar. Por ello amigo que puedes leer estas líneas, comprenderás que algunos pasajes así como los términos y frases usadas por mi, han sido tratando de expresar lo que mi amada sintió y experimentó. Ustedes disculparan mi forma de relatar, pero no me da este tipo de trabajo, ni en mi época universitaria lo hacia bien, pero he aquí la historia de mi amada.

La zoofilia podría decir que la llevo en los genes, todo empezó para mi siendo una adolescente de doce años, virgen mental y físicamente, tímida y reservada, mi hermana que me lleva por dos años es muy sociable, sus amigas venían a casa, dormían en su habitación y estudiaban juntas, yo prácticamente no tenia amigas, solo compañeras de escuela. Papa y mamé trabajaban hasta tarde, la cocinera se iba después de preparar el almuerzo.

Papá murió en un accidente una semana después que cumplí trece años, mamá había tenido a Carolina a los diecisiete años y quedo viuda a los treintaidos años. A pesar de todo se hizo cargo de los negocios. Pasado unos meses de la muerte de papa, mi tía solterona, hermana mayor de mamá paso un mes con nosotros antes de irse a vivir a Europa y nos dejó a su perro Tarjan de casi dos años. Era un cruce de danés con dogo, talla mediana y contextura gruesa, juguetón y cariñoso. Mama se encariño inmediatamente con el, a mi no me agradaban los perros entonces y al marcharse mi tía, Carolina se encargo de él, lo bañaba, lo paseaba y lo llevaba al veterinario, dormía a veces en la habitación de mama y otras en la de Carolina. Algo que me pareció exagerado entonces fue hacerle cortar las uñas. Desde la muerte de papa, mama tenía una sombra de tristeza, pero después de llegar mi tía, su animo cambió totalmente y sonreía.

Mi tía se fue y un mes mas tarde, explorando el cable en la habitación de mama capté el canal de adultos, fue mi despertar mental al sexo, aprendí mucho de las películas, siempre andaba caliente y para desfogarme me frotaba el clítoris sin introducirme los dedos, pues temía dejar de ser virgen. Casi a dos veces por semana Carolina se encerraba con Tarjan en su habitación o iba a visitar a sus amigas llevando al perro, yo descansaba el almuerzo viendo televisión en la habitación de mama y terminaba masturbándome.

En una oportunidad que la cocinera estaba de permiso y esperaba a que llegue Carolina, encendí el televisor en la habitación de mama, dos adolescentes desnudas meneaban el pene de un enorme Danés acostado chupándolo por turnos, al principio me dio asco pero llamó mi atención, el perro lamía las conchas de las chicas y yo no perdía detalle, cuando una ella avanzaba de cuatro patas hacia el animal, tuve que cambiar de canal y apagar el televisor porque Carolina me llamó. Alcance a ver al perro sujetando con las patas delanteras la grupa de la chica y bajé disimulando la agitación que sentía, por suerte mi hermana estaba en el servicio y como tenía mi truza húmeda de flujos, me la cambié y salimos a almorzar, no vi el resto de la película, pero desde ese día comencé a ver de otro modo a Tarjan, aunque me mantenía a distancia.

Soy estudiosa y una tarde que quise repasar en mi habitación, casi a los seis meses de tener a Tarjan, la bulla en la habitación de Carolina no me dejaba hacerlo y fui a pedirle que bajara el volumen, debo aclarar que mi casa es grande con varias habitaciones y la de Carolina era una bastante alejada de la mía, pero tal era el ruido que no me escucharon llamar a la puerta. Abrí despacio y sorprendida la junte sin cerrar, de espaldas a la puerta, arrodillada y desnuda, la amiga de Carolina sujetaba el collar de Tarjan, mientras el enorme pene del perro entraba y salía de la boca de Carolina que estaba debajo de el, apoyada en sus codos y desnuda de la cintura para arriba, bastante rato paso mi hermana tragando el enorme tronco hasta tocar con sus labios el bulbo de la base, de pronto se retiro, el cilindro de Tarjan parecía un chisguete de carnaval y salpicó la cara de mi hermana. Carolina tenia semen en la boca y aun así, sujetando el pene se bañó también sus pechos. Su amiga avanzó en cuatro patas y lamió los pechos de Carolina, sentí mariposas bajar de mi estomago a mi entrepierna, sin ruido cerré la puerta y a solas en mi habitación me masturbé hasta quedar agotada.

Lo que vi me calentó mucho, busqué información sobre relaciones sexuales con animales pero lo único que conseguí fue la definición de zoofilia y la afirmación que la humanidad la ha practicado desde tiempos inmemoriales, eso me tranquilizo respecto a lo que sentía por Tarjan, pues empecé a verlo ya no como mascota sino como un macho y mis deseos de ser poseída se centraron en el.

Al volver de correr, cosa que hago todos los sábados muy temprano desde los doce años, Carolina salía y me dijo que mama volvería después de medianoche, ella iba a casa de su amiga, allí dormiría y volvería el domingo. Me dispuse a gozar plenamente de la casa, dejé llenando la bañera y me metí en la habitación de mama, en tanto de Tarjan ni su sombra. Veía una película de adultos con la puerta abierta acostada boca abajo sobre la alfombra, excitada me arrodille, me baje el buzo y el calzón a los tobillos sin sacarlos del todo, con el trasero descansado en los tobillos me masturbaba con las rodillas separadas y sentí una presencia a mi lado.

Era Tarjan, su mirada era extraña, se me acerco, quiso lamerme la cara pero empuje su cabeza con las manos, me lengüeteó las palmas y el cuerpo se me escarapelo. Deje de ver la película, extendí ambas manos y las lamió, su lengua era tosca como lija pero me electrizó. Rápidamente me quité todo y quedé desnuda de la cintura para abajo, me acosté de espaldas con las piernas recogidas y separadas. El se acercó olfateando y me rozo la concha con su nariz fría, me estremecí, sentí su lengua en mi concha y gemí de placer. Aunque temerosa deseaba sentir mas y levanté las piernas sujetándolas contra mis pechos, exponiendo toda mi entrepierna. Fue delicioso, sentí su lengua rasposa en mi entrepierna y volví a estremecerme toda. Lamió mi vagina y mi ano, invadió ligeramente mi esfínter al hacerlo. Fue la primera vez que sentí el placer exquisito cuando me comen la entrepierna, mucho mejor que masturbarme. Vi lucecitas gritando de gozo, y sentí abandonar mi cuerpo, fue el primer orgasmo ocasionado por otro ser y sin proponérmelo me vine en jugos, el continuo lamiéndome y los bebió todos.

Recuperada del tremendo orgasmo vi que Tarjan estaba acostado a mi lado a la espera de algo, instintivamente comprendí su deseo, no recuerdo que dije, me volví y tome su pene medio salido del capuchón, acuclillada a su lado, se lo chupé suavemente, fue el primer pene saboree, olía a orines y sabía agrio pero no me fue desagradable. En eso el se incorporo y se fue a la puerta, quise morir en ese momento, Carolina estaba de pie en el marco, de vergüenza me cubrí la cara con las manos, la escuche avanzar hacia mí, esperando lo peor sentí sus manos sobre mi cabeza, lentamente baje las manos y vi que Carolina había acomodado a Tarjan para continuar chupandole su pene, quede inmóvil de la sorpresa, acariciándome suavemente, ella me empujo la cabeza y en ese instante perdí la vergüenza, me quite la polera y desnuda del todo me entregue de lleno a fellatiar a Tarjan.

Se lo chupé insistente y golosamente como si fuera un dulce, se hizo de piedra, lo deje para verlo detenidamente, era enorme, un tronco en forma de obelisco redondo y rojizo, gruesas venas azules le daba el aspecto de un músculo de físico culturista y en la base tenía un enorme bulbo con forma de cebolla. Guiada por Carolina intente tragarlo como lo hacia ella, me dio arcadas, dominándome logre aprisionar su bulbo con los labios. Lo chupé mucho y Tarjan se incorporo meneándose, su pene apuntaba hacia delante como bayoneta. Me colé debajo de el y sujetando su punta con los labios deje me cogiera por la boca, fue la primera vez que lo saboree, cuando eyaculó a chorritos de a pocos, probé el semen, su sabor amargo-salado y el olor a cloro me supo extraño, me llenó la boca poco a poco, intenté beberlo conforme salía pero me atraganté y me retiré, me salpicó la cara y los pechos. Tarjan se fue de la habitación y yo aún tosía, Carolina me ayudó dándome palmadas en la espalda, tragué bastante semen pero quede embadurnada de la cara al pubis, mi hermana me acostó y lamiendo los restos de semen de mi cuerpo, me hizo venir otra vez, terminamos besándonos apasionadamente, los primeros besos sexuales de mi vida.

Limpiando todo, me aseé y conversando largamente con Carolina, confesé que la había espiado estando con sus amigas y Tarjan en su habitación. Le dije mis deseos de ser cogida por Tarjan y prometió ayudarme cuando me decidiera. Terminamos la conversación enredadas y lamiéndonos los sexos, igual que las caricias de Tarjan con la mamada que le hice, excepto de la atragantada, me encantó y satisfecha postergué mis planes para mas adelante. Me aficioné a esos menesteres, hasta hoy disfruto las relaciones lésbicas, adoro las caricias de la lengua canina y me gusta comerme el semen de mi macho de turno. Aquel tiempo medía su pene cada vez que se lo chupaba, en promedio alcanzaba veinte centímetros de largo, la punta tenia de tres a tres y medio centímetros de diámetro engrosando hacia su base que llegaba a casi cinco centímetros de diámetro, la bola tenía entre siete y ocho centímetros de diámetro, mas adelante en carne propia comprobé que superaba esas medidas con creces.

Un acontecimiento reavivo mi deseo de entregarme a Tarjan. Una madrugada de sábado me despertaron unos sonidos apagados, temiendo lo peor asomé al pasadizo, había luz en la habitación de mama y me aproxime con cautela. Desnuda y acostada de espaldas sobre la cama, con las piernas separadas y los pies en el piso, mama sujetaba las patas delanteras de Tarjan que estaba entre sus piernas, moviéndose de adelante hacia atrás, sus gemidos e incoherencias me habían despertado, observé escondida un buen tiempo y sin ruido volví a mi habitación caliente como nunca antes. Enardecida con la imagen de mi madre y Tarjan me masturbé enloquecida, me fue difícil conciliar el sueño y me dormí hasta tarde al siguiente día.

Mama había ido a un compromiso, estaba a solas con Carolina y le conté lo sucedido pensando que no sabia nada de lo ocurrido. Ignoraba que Tarjan era amante de ambas y que también hacían el amor entre ellas. Carolina puso a mama al corriente de lo que yo sabía, hablándole de mi despertar sexual y me integraron en sus juegos, fue cuando empecé a tener relaciones orales con mama también.

Esa temporada tomé bastante semen de mi mascota. Cuando mama o Carolina eran enganchadas por Tarjan, me metía debajo de ellas y después de ver el bulbo de Tarjan atrapado en sus conchas la dilatación que les causaba en los labios vaginales al desabotonarse, el semen chorreaba de sus vulvas a mi boca y si no las abotonaba, en un sesenta y nueve me comía la semilla que mi mascota depositaba dentro de ellas. Aun no tenia confianza con las amigas de Carolina y cuando la visitaban, me escondía bajo el alfeizar de la ventana, mi hermana lo sabia y hacia lo posible por facilitarme el panorama, así llegué a ver con detalle lo que sucedía.

Una tarde sonó el timbre, abrí la puerta y era una nueva amiga de Carolina uniformada de animadora deportiva y caminando a saltitos. Carolina la llevo directamente a su habitación donde tenía a Tarjan. Al rato escuché el escándalo, imaginando lo que estaba pasando seguí en mis quehaceres por un tiempo y luego me oculté en el alfeizar. Ambas estaban desnudas, Tarjan tenia medias de lana en cada pata delantera y Brenda, como se llamaba la chica, chupaba su pene con muchas ganas. El perro empezó a menearse y Carolina hizo señas a Brenda, ella avanzo de cuatro patas, se colocó delante del perro con las piernas separadas y doblando el torso hacia abajo, puso sus bellas, grandes y redondeadas nalgas, en pompa hacia Tarjan. Fue tan erótica la vista de la chica ofreciéndose así al animal, que sentí envidia y al mismo tiempo me mojé mi truza.

Carolina soltó a Tarjan, el metió el hocico en la entrepierna de Brenda y después de lamerla un rato, la montó abrazándole la cintura con las patas delanteras. Brenda estaba quieta con la cabeza vuelta mirándolo, hipnotizada vi su trasero, donde meneándose Tarjan la golpeó con su pene.

El pene desapareció entre las nalgas y ella gritó volviéndose hacia delante rápidamente, su cara expresaba dolor y avanzo en cuatro patas con el torso doblado hacia arriba trato de escapar, el perro avanzo con ella sujeto a su cintura, pistoneandola sin soltarse. Brenda se detuvo dando boqueadas, gritando y moviendo violentamente la cabeza. Sin perder detalle, me froté el clítoris desesperada.

Pasado un tiempo Brenda dejó de gritar, volviendo la cabeza de vez en cuando, sonreía bobamente y lo miraba con la cara enrojecida haciendo gestos de placer, mientras sus tetas se bamboleaban al ritmo de Tarjan. Al rato casi no se separaba de Brenda, jalándola de la cintura permanecía pegado a las nalgas de ella que se volvió asustada, arqueando el torso recogió su trasero y avanzó en cuatro patas berreando fuertemente con el perro prendido a su grupa. De pronto se detuvo gritando, con un movimiento rápido Tarjan pasó su pata trasera encima de ella y quedaron poto a poto con Brenda, que chillaba fuertemente.

Estuvieron quietos un tiempo, luego el perro se movió hacia delante y gritando, rápidamente ella pegó su poto al de el. Tarjan avanzó jalándola y si ella se rezagaba, gritando se pegaba al perro. Tarjan se detuvo y Brenda convulsionaba con la mirada extraviada. El perro tiro y se soltó de Brenda que cayó sobre su lado derecho, su concha era un hueco enorme, al ver el semen que tras escurrir por sus muslos había manchado la colcha contenía restos de sangre, me di cuenta que Tarjan la había desvirgado.

Acostado al lado de la puerta Tarjan se lamió el pene, una masa rojiza, enorme, gruesa, sencillamente mounstrosa, acuclillándose Carolina acarició el pelo de Brenda, que tenía la mirada perdida. Me escabullí a mi habitación, masturbándome y cansada me dormí. Ya de noche atendí la puerta a un taxi que vino por mi hermana y Brenda, ellas bajaron al pasarles la voz. Ayudada por Carolina, Brenda caminó lentamente con las piernas separadas, mi hermana guiñándome el dijo que Brenda se había relajado los muslos con los ejercicios.

Fue la primera vez que vi a Tarjan desvirgar una chica, lo que acrecentó mi deseo de entregarme a el también, pero después de chupar su pene y acabar de regalarle mi entrepierna, el miedo de perder la virginidad me paralizaba y aunque me consumía el deseo de sentir su pene, no iba mas allá.

Cumplí quince años y me hicieron una hermosa fiesta, asistieron las amigas de Carolina que frecuentaban la casa y nos hicimos amigas. Conocí a Andrés, un universitario muy atractivo y quedamos en salir el sábado. A la seis del siguiente sábado, Andrés me recogió en casa, fuimos a un club del que salimos como a las nueve, desvío su auto a un parque de árboles frondosos, nos besábamos y jugueteamos, pero yo no deseaba tener sexo aun, el trató de forzarme, pero cuando opuse resistencia, se molesto, me insulto, me golpeo y diciendo que buscaría otra chica, me boto del auto, eran las once cuando llegue a casa colérica, indignada y maltratada. Mama había llegado y mientras me curaba los golpes, llorando le conté lo sucedido.

Mas tarde al vestirme para dormir, Tarjan que me siguió a la habitación se acerco y tiernamente me lamió la cara, recordé sus placenteras caricias y me excité, acaricié su enorme cabeza y le regalé mi entrepierna. Al terminar se acostó al lado de la puerta lamiéndose la punta del pene que asomaba de su capuchón. Miraba embobada sus enormes huevos y el gran capuchón cuando mama entró a la habitación, sin rodeos le dije que había decidido entregar mi virginidad a Tarjan, ella repuso que conversaríamos con calma el siguiente día y me dejo, luego tras hacerle una mamada magistral a Tarjan y tomarme su semen me dormí.

Al hablar con mama y Carolina, reafirmé mi decisión y no se opusieron, les pedí que sea algo especial parecido a un matrimonio. Me comprendieron y comenzamos por notificar a las amigas de Carolina, que entusiasmadas se encargaron de prepararlo casi todo, para mi mandaron a hacer un traje de novia de dos piezas, consiguieron cámaras para grabar desde diversos ángulos y desde ese momento hasta dos meses después, que fue la ceremonia, meneaban el pene de Tarjan sin hacerlo terminar, ni se dejaron montar, para el día de la ceremonia el estaba loco por sexo.

El día de la ceremonia, antes de vestirme Carolina me afeito desde el ano hasta los labios alrededor de la vagina, dejándome un triangulo de vellos sobre mi pubis luego me dio un trapo húmedo de una sustancia que dijo era el fluido de la concha de una perra en celo con el cual me froté los labios virginales antes de colocarme la tanga. Fue una ceremonia extraña pero hermosa, todas las chicas con vestido largo y yo vestida de novia. Esmeradamente limpio y arreglado, Tarjan estaba con las patas delanteras envueltas en medias nuevas y tenia colocado un arnés con dos correas que Brenda con Carolina sujetaban. Ingrese a la sala y Tarjan se inquietó y mientras mama leyó mi compromiso, al estar de pie a su lado me la pase tratando de evitar que metiera su hocico a mi entrepierna.

Al terminar la lectura nos apartamos, las chicas se le acercaron, le menearon el pene y formadas en fila de espaldas a el, se quitaron los interiores. Desde calzones hasta minúsculos hilos dentales cubrieron los modulares, tras recoger sus vestidos a la cintura, se inclinaron a noventa grados. Fue una hermosa exhibición de potos, con diferentes formas todos eran muy bellos, en algunas entrepiernas no se les veía ni la concha ni el ano por lo peludas que eran y otras pulcramente afeitadas, mostraban detalladamente la concha y el ano de su dueña, luego con las manos separaron sus glúteos y casi todas tenían la concha húmeda. Verlas así inclinadas con los traseros expuestos rindiendo tributo a quien se las cogía, me hizo humedecer mas. Tarjan estaba desesperado pero como lo tenían bien sujeto, solo alcanzo a lamerlas. Tenía el pene salido del capuchón apuntando hacia adelante como bayoneta calada y su aspecto me hipnotizó, subyugada me imaginé penetrada por tamaño tronco e involuntariamente me estremecí.

Conforme Tarjan lamía la concha de las chicas, ellas se incorporaban formando un circulo alrededor nuestro, al estar completas, entre dos me sacaron la falda y el triangulo de mis vellos púbicos quedo visible a través de mi tanga transparente y me tomaron algunas fotos así vestida, luego mama me quitó la tanga dejándome solo con blusa, velo, medias y tacones. Me saque los zapatos y de a pocos fui arrodillándome hasta quedar en cuatro patas, avancé y escuché comentar que tenía la vulva tan hinchada que parecía la de una perra en celo, excitada deje mi entrepierna al alcance de su hocico y cerré los ajos. Sentí su lengua y me deshice, con los ojos cerrados escuche que le quitaron el arnés, al instante sus patas aplastaron mi espalda e inmediatamente al sentir su abrazo en mi cintura temblé, entonces su pene quemante me golpeo las nalga y picoteo mis glúteos pero no me lo introdujo.

El no hallaba el camino de mi sexo y siguiendo las instrucciones que me dio mama, bajé el torso y puse el trasero en pompa, enseguida sentí su punta caliente en mi concha, me jalo y me la introdujo. Aun recuerdo el dolor, literalmente su pene me abrió, desgarro mi virginidad y se me clavó en las entrañas. Me hizo hembra de golpe, pegue un grito que supongo ensordeció a todas, en los videos se me escucha gritar y se me ve inmóvil con el torso hacia arriba, la boca totalmente abierta y los ojos desorbitados.

Durante el minuto siguiente a ser desflorada, enajenada lo sentí entrar y salir velozmente, me pareció que no era a mi a quien le sucedía aquello. El grosor y longitud de su pene forzaba tanto mi vulva que el dolor me volvió en mi y llorando pero sin escapar soporté sus embestidas. El roce en mi interior amenguo el dolor pero estaba asustada, temía que me reviente. Por breves instantes mientras me pistoneaba, floté pensando cosas extrañas sobre mi virginidad, el tamaño de su pene e incluso creí ser una enorme vagina.

Reparando en lo que sucedía, me di cuenta que automáticamente gemía de placer al ser penetrada y percibí el gozo de Tarjan al poseerme. En ese instante comprendí que el poder femenino esta en la satisfacción que el macho tiene al tomar a la hembra. Cobre conciencia de mi sensualidad y feliz de ser hembra, me sentí realizada al tener la concha repleta, sobreexcitada sin reparar que Tarjan no comprendía, entre jadeos y suspiros, delirando lo llamé mi hombre diciendo que era suya, que me hiciera lo que quiera.

Sus embestidas se hicieron cada vez mas rápidas y otras sensaciones embotaron mis sentidos, enloquecida no me di cuenta que se había aquietado y solo me jalaba con fuerza. Sentía su empuje en mis entrañas a la vez que algo grande aplastaba mi vulva abriéndomela lentamente. Escasamente lucida, supe que era su bulbo, lo que tanto había deseado y temido, pasé la mano por mi entrepierna y lo palpé, era enorme. Vi mi mano manchada de sangre y me distraje un par de segundos, suficientes para que la presión haga efecto en mi concha y lentamente me la abriera mas, el dolor mezclado con sensaciones indescriptibles me coparon ahogando mi razonamiento. De pronto sentí una urgente necesidad de tener su bulbo dentro mío y solo desee albergarlo lo mas pronto posible, su lento avance me desesperó y aplastando mis senos en la colcha, levanté lo que pude el trasero, pase ambas manos hacia atrás, me separé la vulva, tome aire y gritando que lo meta empujé con fuerza hacia el.

Todo pasó rápido, como comprendiendo en ese momento Tarjan me jalo con fuerza hacia el, sentí su empuje en mis entrañas y entre gritos me trague su bulbo, traspasando mis labios vaginales se me introdujo del todo y el dolor me quebró, lo sentí avanzar por mi canal y boqueando para respirar pensé que moriría allí mismo, sentí que me separaba los huesos y entre obscenidades grité repitiendo como loca que me rompía.

Perdí la noción de todo lo que me rodeaba y por un tiempo que me pareció eterno, mi mundo fue la monstruosa cosa que tenía dentro, cuando la punta empezó a hincharse en mi matriz, asustada solo atiné a resoplar repitiendo que crecía. Cuando dejo de hincharse, con un gran esfuerzo me estabilice y me recuperé un poco, me sentí estorbada por el enorme bulto en mi concha. De curiosa pase la mano sobre mi pubis y sorprendida palpé el bulbo a la altura de mi matriz, me agaché y vi mi vientre, normalmente plano tenía una ligera hinchazón en forma de media pelota de golf. Mas tarde caí en cuenta en la extraordinaria coincidencia que el empujara justo al momento que retrocediendo pedí que me metiera su bulbo.

Ya abotonada me remordió la conciencia, estaba con la concha totalmente abierta con el centro de mi ser expuesto y me sentí frágil, me embargaron sentimientos contradictorios, el entregar mi virginidad a un animal me hizo sentir culpable, pero el placer que sentía con la satisfacción del calor y la vida en mis entrañas, me hizo sentir hembra plena, la felicidad superó los escrúpulos que tenia y me entregue totalmente. Me gustó ser poseída y supe que en adelante, haría cualquier cosa por volver a sentirlo, en segundos pasé de niña virgen a hembra hambrienta de sexo. Carolina dijo que mientras Tarjan me tenia abotonada, yo gemía, convulsionaba y lloraba al mismo tiempo, solo recuerdo el placer que me daba su grandeza, estaba deshecha en liquido, en los videos tengo los ojos cerrados y en la cara una increíble expresión de gusto, mientras estoy moviendo suavemente el trasero unida a Tarjan.

Recobre un poco de cordura y Tarjan se había vuelto, estaba quieto, sudando y jadeando yo continuaba enganchada a su pene grueso, duro y quemante y tontamente lo palmeé. Avanzó y casi me arranca la matriz, gritando pegué mi trasero al suyo, el siguió avanzando con la cabeza erguida, jalándome con el como exhibiéndome. Gimiendo y sollozando retrocedí, anduvimos pegados como verdaderos perros. Al rato algo caliente hizo cosquillas en mis entrañas y casi me desmayo de placer, no me di cuenta de inmediato que me había inyectado semen. Como si nada pasara, siguió ejerciendo su dominio sobre mi arrastrándome por la habitación, como dándome a saber que era suya.

Tenía un mar en mis entrañas pero de rato en rato sentía su inyección de semen, estaba totalmente taponada y mi vulva formaba un forzado y ajustado ariete en su pene, pero parte del liquido de mi interior escurrió por mis muslos y llego a mis rodillas. Alce la vista y vi que entre besos volados y caricias, las chicas celebraban lo que me sucedía, entonces algo cambio dentro mío, me sentí poseída, tomada, que le pertenecía, me sentí parte suya, tan intenso y satisfactorio fue que me derramé entre espasmos orgásmicos.

Perdida en marasmos de placer, llevaba enganchada un buen rato cuando Tarjan tiró y su pene enorme aun se deslizo por mi canal, ajusté los músculos de mi vagina suplicando que no la sacara aun, por breves instantes se atoró en mis labios haciéndome gritar, pero tiró otra vez y acompañado de un pop me lo saco del todo. Me sentí desolada y el aire frío se me coló, gimiendo y deshecha caí de costado con la concha totalmente abierta. Sentía un gran ardor pero me estaba feliz como nunca antes. En los videos se ve que un manantial de semen rojizo brotaba de mi concha.

Las chicas se me acercaron y al verme se asombraron tanto que pedí un espejo. Entre mis piernas rodeado por mi vulva que por lo revirada e inflamada parecía una enorme rosa abierta, manando restos de semen enrojecido, tenía un hueco tan enorme que según mama parecía que hubiera parido. Mi concha era irreconocible, totalmente diferente del encarnado, pequeño y cerrado botón que había entregado a Tarjan. Me acosté de espaldas y cerrando los ojos separé las piernas, unas lamidas en mi dolorido sexo aminoraron el ardor y fue balsámico, alcance a ver entre mis piernas la cabeza de mi hermana. Berta trajo a Tarjan y lo coloco cerca mío, su pene colgaba y estaba tan grande que me pareció imposible haber alojado dentro mío semejante cosa. Arrastrándome me ubique debajo de el y mientras mi hermana lamió mi concha comiéndose los restos de mi virginidad y semen de mi macho, yo chupé suavemente el pene de Tarjan. Al terminar de limpiarlo, las chicas se arremolinaron a mi alrededor y cargada, me llevaron a mi habitación y dejándome en el baño, bajaron a seguir la fiesta.

Solo se quedo mi madre y mientras me ayudaba a acostarme, dijo que estaba orgullosa de tener una hija tan valiente, dijo que el pedazo que me había desvirgado se veía temible hasta para ella que ya había parido dos seres, que ya era una mujer y estaba segura de que la firmeza de mi carácter me haría triunfar en lo que me propusiera. Terminando de aplicarme cremas, me dio desinflamantes, antibióticos y pastillas contra el dolor y bajo para unirse a la orgía con las chicas y sus perros. El resto del día estuve en cama descansando.

Así aun de quince años, mi mascota me hizo mujer o mejor dicho me convirtió en hembra, una mas de su harem. Guardé cama dos días y dolorida aun, la tarde del tercero subí a Tarjan a mi habitación. Me entregué nuevamente a el, fue la primera vez que me cogieron en mi propia cama, me penetró por la concha y grité, Carolina acudió asustada pero al vernos salió volviendo con su cámara. Conservo las fotos donde estoy a cuatro patas con Tarjan tras de mí, pistoneandome sobre mi cama. En otra vista su bulbo está a medio entrar en mi concha y en otras estamos pegados por las grupas. Me llenó de semen y aunque poquísimo, volví a sangrar, la siguiente vez que me cogió, el sangrado ínfimo y recién en la cuarta vez que lo hicimos, no tuve rastros de sangre.

Mi luna de miel duró un mes, en la cual Tarjan fue exclusivamente mío, incluso en los días que reglé, solo por las tardes que era cuando la cocinera no estaba. Desperté su interés frotándome la concha con los trapos untados de sustancia de perra en celo que Carolina me trajo. Vestida con un polón y nada debajo, rápidamente me ponía a su disposición. Mama y Carolina llegaron a vernos enganchados, aunque no cogimos mucho para no agotarlo.

Fueron días muy ardientes y para aplacar mis deseos, Carolina trajo un juguete que era un enterizo de tela elástica resistente, que dejaba descubierto los pechos y la espalda. A la altura de las caderas tenia unas correas elásticas gruesas a ambos lados y dos enormes penes de silicona, uno en forma de chupón alargado muy grueso, pegado a la entrepierna en el interior del enterizo y otro en el exterior que simulaba un pene humano, muy grueso y largo. Para usarlo se coloca como un enterizo de baño, la prótesis interior se introduce en la concha o si se desea, girando el traje se introduce en el poto, luego asegurando las correas de los lados, con la prótesis exterior se coge a la amante de turno. Lo bautizamos como Rómulo y Remo, las primeras veces fue Carolina quien me cogió en cuatro patas, luego mama y al finalizar el mes, como las chicas volvieron con Tarjan, Carolina, mama y yo nos desahogamos con Rómulo y Remo, turnándonos en todas poses imaginables.

En una oportunidad que acostada de espaldas en la cama, con las piernas separadas, los pies en la alfombra, disfrutaba las caricias de Tarjan y el subió las patas delanteras a mis costados poniéndose sobre mí. Pensé que descansaba y lo acaricié, el avanzó en sus patas traseras y tras penetrarme la concha, comenzó a pistonearme. Sorprendida me desconcerté unos segundos pero recordé la primera vez que lo vi sobre mama y comprendí lo bien que había sido entrenado. Reaccionando saqué ligeramente el cuerpo de la cama y su pene se me introdujo mas, levanté las piernas, sujeté mis rodillas y las separé formando una v haciendo que mi concha se me abriera totalmente.

En cada embestida su pene me llegaba tan adentro que me hacia gritar, mientras sentía en mi ano los golpes de sus enormes huevos. Poco a poco perdió velocidad hasta que solo empujaba su bulbo dentro mío, enloquecida mientras me enganchaba, lo rodee con las piernas colgándome de el, sus patas delanteras se le doblaron y su cuerpo me aplasto. Sin reparar en su peso, delirando froté mis pezones en su pecho peludo, fácilmente me abotonó pues estaba bien abierta, cuando trató de bajarse me hizo gritar de dolor y rápidamente le sujeté las patas delanteras, abrazada a sus cuartos traseros con mis piernas, lo retuve sobre mí. Así lo mantuve inmóvil mientras me inundaba con semen tanto que me mojó el ano y la cama, al despegarnos mi concha parecía una fuente y moje mas la cama. Luego lavé las colchas y tras limpiar el colchón, lo bañe en perfume para disimular el fuerte olor a semen que tenía para evitar sospechas de la empleada.

Fue sensacional, lo sentí bien adentro pero note a Tarjan incomodo. En otra oportunidad delante de mama, me volvió a coger en esa pose y me abotono, con ayuda de mama logre colocarme entre sus patas debajo de el y acostados en la cama, quedo encima mío con las patas dobladas, la cola sobre mis rodillas y sus huevos en mis muslos. Tuve dificultad para juntar las piernas, al lograrlo su bulbo quedo atrapado en mi concha, era tremendo el paquete que sentí dentro, así lo mantuve unido a mi mas tiempo del normal, cuando me saco su pene, a pesar que nuestras relaciones eran rutinarias, me asombro el tamaño que tenía. En otras oportunidades, con paciencia logré hacerme coger en otras poses y hasta abotonarme a veces, pero siempre me gusto mas ser tomada en cuatro patas como si fuera una perra.

Hasta entonces solo había tenido sexo vaginal con Tarjan, sabía del sexo anal por la televisión y solo lo había visto entre humanos, por el tamaño del pene de Tarjan, no creía que alguien pudiera soportar semejante cosa en el poto. Un fin de semana mi macho cogió y le engancho el poto a mama sin queja de su parte, del asombro casi no la dejo acabar para interrogarla.

Su historia fue alucinante. El abuelo dejaba en la granja a mi abuela, mis dos tías mayores y a mama, para viajar durante meses negociando sus productos y para protección, ellos tenían enormes perros en la granja. Cuando mama contaba con trece años habían varios viviendo con ellas en la granja, todos eran machos. Un día la abuela fue al pueblo con mi tía mayor, mama quedo en la granja y al pasar por el establo escucho gemidos, creyó que alguien lloraba y al asomarse sorprendió a mi otra tía, la que nos dejó e Tarjan, totalmente desnuda en cuatro patas siendo montada por un perro, asustada mama gritó y salió corriendo, cuando mi tía le dio alcance, conversaron largamente sobre el sexo. Mi tía le explicó lo que hacia con el perro y así la introdujo a mama en el sexo zoofílico, iniciándola en el gozo de las caricias linguales caninas.

Mama se hizo experta y logró que sus perros laman su concha, a los catorce años su conchita ya conocía la lengua de todos sus guardianes. Una tarde subida en un árbol detrás de la casa, vio a mi abuela ir al granero, acompañada de un perro que revoloteaba a su alrededor e insistentemente empujaba su pollera, tanto por adelante como por atrás, como queriendo colarle la nariz entre las piernas. Presintiendo que algo raro pasaba Mama los siguió a escondidas, la abuela metió al animal al granero y antes de ingresar, miro a su alrededor asegurándose que no eran seguidos. Mama espero un tiempo y se coló al granero por un hueco, ahí escondida vio a mi abuela acuclillada chupando el pene del animal y se asombró del tamaño del pene canino, cuando el perro empezó a menearse mi abuela se amarro la pollera en la cintura quedando desnuda pues no llevaba ropa interior y de espaldas al animal se puso de cuatro patas, mamá reprimió un grito cuando el perro se montó a mi abuela.

Absorta vio al perro subirse a las caderas de su mama y tras abrazarle la cintura moverse velozmente en el trasero de su madre por un tiempo, antes bajarse de la grupa de mi abuela, alcanzó a ver el enorme tamaño del pene antes que el perro nuevamente se montara en la abuela. Su asombro fue mayor cuando vio a mi tía mayor entrar al establo quitándose la ropa en el camino, llegando desnuda a donde la abuela que no se inmutó al verla. A estas alturas mamá desesperada frotaba su conchita, mi tía le tapó la vista y al cambiar de lugar hizo caer una herramienta descubriéndose.

La tía la llevo donde la abuela y entre ambas le explicaron lo que hacían, mamá pidió participar y la abuela lo consintió. Esa misma tarde mama hizo su primera mamada, la abuela no quiso que el perro desvirgue la concha a mama pero entre las dos hicieron que el perro la monte y le abra el poto, fue su primera vez, entre mi tía y la abuela frotaron el clítoris de mama para distraerla del dolor al ser enculada, aun así gritó y lloró hasta que el ano se le acostumbró al intruso, llegando a sentir placer. Mama dijo que la tía y la abuela cuidaron que no la enganchara esa primera vez, pero aun así el poto se le resintió por casi un mes y que al sanar, volvió a tener relaciones anales. Con el tiempo hizo que todos sus perros se la cogieron por el poto, incluso los perros de algunas amigas vecinas suyas, a las que a cambio mama enseño a coger a sus mascotas.

El primero que la abotonó fue un pequeño perro chusco de una vecina, su pene era pequeño en comparación a los de sus enormes canes, pero el dolor y verse sujeta al anima, aunque solo fue por unos minutos, la asusto aquella vez.

Dijo que todas ellas eran muy ardientes y se hacían montar rutinariamente por los canes, que en varias oportunidades hicieron orgías, donde cada una era cogida por un perro abotonándose con el, pero siempre cuidando que mama no pierda la virginidad vaginal. Esa vida le duro hasta los dieciséis años en que se enamoro, se caso con papá, dejo la granja y se vino con el a residir a la ciudad donde posteriormente construyeron la actual casa. De ahí la experiencia de mama en el sexo zoofilico anal.

Después de lo de mama, al volver de la escuela una tarde, vi a Carolina con una amiga suya, tomando refresco en la sala, conversando sobre algo que se habían colocado y no tardaría en hacer efecto, al verme cambiaron de tema. Carolina me llamó me presentó a Berta, era una vieja amiga de mi hermana, era la primera vez que la veía. Carolina la puso al corriente de mi situación sexual y Berta me pido que me integrara con ellas, acepte extrañada de lo se traían entre manos.

En la cocina vi mi almuerzo y el de Carolina, pregunte porque aun no almorzaba y guiñándome repuso que estaba a dieta liquida. Almorzando en el comedor, examiné detenidamente a Berta, cintura angosta, vientre plano, caderas con glúteos grandes y firmes, visto desde atrás su trasero tenía forma de pera, y visto de perfil era respingón y voluptuoso, con muslos y pantorrillas acordes con su hermosa grupa, un hermoso cuerpo. De costumbre yo andaba caliente pero mas que excitada, me intrigó lo dicho por mi hermana y su amiga. Termine de almorzar rápidamente y al no ver a Tarjan, supuse que andaría en la habitación de mi hermana.

Después de cambiarme de ropa, fui a la habitación de mi hermana, yo tenía la regla y me dispuse solo a mirar, desnudas se turnaron para chupar el pene de Tarjan. Al empezar su meneo, se pusieron de pie y Berta me hizo sujetar el collar de Tarjan. Carolina sacó del velador una crema, me dieron las espaldas y se la untaron en el ano, recién caí en cuenta que iban a darle el poto a Tarjan. A diferencia de mama, sus anos eran pequeños, mucho mas comparados con el pene de Tarjan, me ubique para no perder detalle alguno.

Carolina se puso de cuatro patas en el centro de la habitación, Berta llevo a Tarjan donde mi hermana y sin soltar la correa, se arrodillo a su lado, el perro subió a la grupa de Carolina, Berta tomó su pene y metió la punta entre las nalgas de mi hermana. Tarjan pistoneaba y su cilindro de carne desaparecía y reaparecía de entre las nalgas de Carolina, agitada ella solo abría la boca en gozo evidente, Berta no retiro la mano de la entrepierna de Tarjan. Pasado unos minutos, cambiaron de lugar con Carolina, cuando el perro pistoneaba a su amiga, Carolina se alejo de ellos. Berta agitaba la cabeza, gritando incoherencias mientras el perro la pistoneaba velozmente.

De pronto Tarjan aminoro su velocidad y mientras ella respiraba con la boca abierta, poco a poco el dejo de moverse sin dejar de jalar a Berta hacia el con ahínco, ella dejo caer la cabeza y segundos después, Tarjan se viró y quedó pegado por las grupas con Berta. Abotonada, de vez en cuando Berta se estremecía toda. Al despegarse Tarjan se acostó al lado de la puerta, Berta seguía en cuatro patas y me llamo, me acerque y vi su bello trasero, su concha pequeña como la mía cuando era virgen contrastaba con el enorme hueco oscuro de su ano, del que brotaba semen escurriendo por sus muslos. Naturalmente me comí la crema de mi macho y le deje limpio el poto a Berta.

Ya cambiada, Berta me contó que a los dos meses de estar Tarjan en mi casa, vio a mi hermana coger con el perro. Con ayuda de Carolina, la semana siguiente en casa de sus padres fue penetrada por primera vez, le entregó el poto a Tarjan que se lo desvirgo, fue su primer macho y desde entonces hasta cuando me lo contó seguía siéndolo, recibiendo su pene siempre en el poto. Así guardaba su virginidad vaginal para el día que se casara y al mismo tiempo saciaba su apetito sexual.

Al irse Berta, conversando con Carolina me contó como empezó ella sus relaciones con Tarjan. A las dos semanas de llegar mi tía, vio a ambas coger con Tarjan, luego que la tía se marcho, Carolina enfrento a mama y ella le dijo que como la tía era solterona, había convertido a Tarjan en su macho y que mama lo hizo por sus deseos reprimidos desde la muerte de papá. Así fue como mama puso en conocimiento de la zoofilia a mi hermana. Durante un tiempo Carolina solo tenía sexo oral con Tarjan, pero ayudada por mama, meses antes de cumplir quince años entregó su virginidad vaginal a Tarjan.

Ocurrió que Carolina y dos amigas suyas eran parte del ballet de la escuela, luego una presentación, ella se encerró en un camerino a esperar a mama, por las ganas de baño salió del camerino y unos ruidos en el camerino contiguo llamaron su atención, se asomó y vio a sus dos amigas desnudas y trenzadas sobre la alfombra, una de ellas sacó un juguete que tenia un enorme pene artificial de dos cabezas con un cinturón para sujetarlo a la cintura, metió una cabezas en su concha, se ajusto el cinturón y con la otra cabeza cogió por la concha a su amiga que estaba en cuatro patas. Carolina vio a sus amigas un buen tiempo, cogiendose en varias poses e intercambiando lugares. Cuando mama llego por Carolina, alcanzo a verlas una encima de la otra insertadas ambas por el juguete.

Al llegar a casa, Carolina le pidió a mama que le ayudara a que Tarjan la monte y esa tarde Carolina se convirtió en hembra. Aun vestida con el tutú, se saco la truza y cambió el pantymedia por las medias blancas de algodón de su uniforme escolar. Al cogerla Tarjan le arruino el tutú. En las fotos que mama le tomo, Carolina esta en cuatro patas bajo Tarjan que la tiene sujeta de la cintura, sus piernas cubiertas hasta los muslos por las medias, el corpiño del tutu bajado en su cintura, los senos adolescentes expuestos y las nalgas apenas cubiertas por el tul blanco del tutu. En algunas vistas en las cuales Carolina tiene una expresión de placer, se ve parte del pene de Tarjan fuera de las jóvenes nalgas. Otras vistas son del trasero de Carolina, mostrando su recién desvirgada concha con los labios vaginales revirados y un gran agujero en el centro, del que mana semen y sangre, y su pequeño ano al centro de su redondeados glúteos, todo enmarcado por la falda del tutu, que tiene en el tul blanco huellas de sangre con forma de manos. Según dijo mi hermana, en su primera vez Tarjan no la abotono por que mama puso la mano.

Me contó también como sus amigas se convirtieron en hembras de Tarjan. Nuestra escuela es de mujeres, había confianza para hablar cosas de sexo pero casi ninguna posibilidad de tenerlo, eso y el temor de quedar embarazadas, hizo que el trato con los chicos se reduzca a saludos, besos y manoseos. Algunas chicas se satisfacen entre ellas, como sus amigas en el teatro y con prótesis se desvirgan mutuamente, otras a solas usan objetos y pero varias reprimiéndose conservan la virginidad. Así eran sus amigas de Carolina, pero al saber lo inocuo del sexo con perros, le pidieron a Carolina que las llevara con el, así fue que las siguientes hembras de Tarjan fueron sus amistades mas intimas. Desde las reprimidas vírgenes hasta las juguetonas con prótesis o reemplazos, todas eran ardientes y deseosas, y tuvieron su primer macho en Tarjan, a algunas les cogió la concha, a otras el poto y a varias las penetró ambos lados, inaugurándoles el poto a todas ellas.

Carolina perdió el virgo anal por casualidad. Estando con la regla Tarjan se la cogía en cuatro patas, arrodillada en el piso y los pechos descansados en la cama, apresada entre el y la cama. La pistoneaba con fuerza y debido a la sangre, el pene resbalo de su concha y se le introdujo de golpe por el poto. Lubricado por su menstruación no sintió ardor, pero las dimensiones del intruso le desbocaron el ano y berreando de dolor trató de escapar, pero el peso de el lo impidió y no tuvo mas remedio que soportar. Así Tarjan le abrió el poto y aunque no la enganchó la hizo llorar de dolor. Le dejo las tripas llenas de semen causándole diarrea, al regresar mama le dijo lo sucedido y ella tras curarla le alcanzó unas hojas sobre el sexo anal con perros, al sanar, volvió a tener relaciones anales con Tarjan y con el tiempo llego a hacerse abotonar.

Pasaron meses desde mi entrega, mantenía relaciones regulares con el Tarjan pero lo que había visto y oído, influyeron en mi decisión de entregarle mi virginidad anal también. Busque a Carolina y la encontré en su habitación montada por nuestro macho, le dije mis deseos y entre jadeos repuso que hablaríamos luego y salí dejándola enganchada con el. Mas tarde llevo a mi habitación un bombín para enemas y dos hojas sobre sexo anal con perros, una de ellas partida a la mitad. Conversamos largamente y se comprometió en ayudarme como cuando me hizo mujer.

Me preparé siguiendo lo escrito en las hojas que entre otras cosas, indicaban como limpiar el recto antes para evitar infecciones al animal, con un régimen de agua desde el día anterior y uso de enemas, para inyectar directamente agua en el recto, recomendando ser ayudada cuando es la primera vez.

El jueves de esa semana, mamá se fue de viaje con la cocinera a un negocio y volviendo el lunes por la tarde. Esa noche Carolina me hizo empezar el régimen de líquidos, el viernes solo me alimente de agua y jugo de fruta, el sábado tenia el tracto intestinal descargado. Mientras Carolina atendía el alimento de Tarjan, con el bombín me introduje agua tibia en el recto y no tarde en ir al baño, repetí la operación hasta que el agua salió limpia y me bañé. Ni Carolina ni yo sabíamos que para facilitar la acometida de cualquier pene, mucho mas el de Tarjan, el ano debe ser dilatado antes, pues las hojas no mencionaban nada y la primera enculada de Carolina fue así.

Casi al mediodía Carolina me ayudo a extender la colcha en la alfombra, trajo a Tarjan a mi habitación y yo temblaba de nerviosismo. Lo vestimos con las medias y quedo listo, estaba tan excitada que mis flujos me mojaban los muslos. Carolina se metió los dedos en la concha y los dio a lamer a Tarjan, yo hice lo mismo y luego acostada boca arriba, le regale mi entrepierna gozando de su lengua mientras Carolina arrodillada lo masturbó hasta que asomo un pedazo largo y delgado de su pene. Tarjan que había dejado de lamerme, su pene aun era pequeño y delgado. Carolina me dijo que me pusiera en cuatro patas y decidida lo hice de espaldas a el, cubriéndome la concha con la mano y cerré los ojos a la espera de su acometida. Carolina lo jalo hacia mi, sentí su lengua sobre el dorso de mi mano hasta mi ano y gemí de placer, me mojé más aun. Se me trepo y me abrazó la cintura, Carolina dijo que no me moviera y sentí el pene en mi ano.

Sentí su empuje, comenzó a pistonearme, al inicio su pene era delgado, me causó incomodidad pero conforme pistoneaba se fue engrosando, mi ano no dilató tan rápido como crecía su pene y se me hizo difícil aguantarlo. Resoplando lo soportaba pero siguió creciendo hasta que lo sentí tan grande, duro y quemante, que me forzaba el ano, me abría tanto el recto que casi me partía, hasta lo sentí en los intestinos, no pude mas y grité a todo pulmón. Se hizo tan doloroso que retrayendo el poto intenté escapar, me tenía bien sujeta de la cintura y no pude hacerlo. Con cada pistoneada el ano me ardió horrores, su pene casi me reventaba. De casualidad gire y vi el espejo, presa del dolor tarde en reconocer la hermosa adolescente que desnuda a cuatro patas y sujeta de la cintura, lloraba debajo del perro que le metía y sacaba un grueso pene de entre sus bellas nalgas. El placer superó al dolor y me encontré gozando sodomizada por primera vez en mi vida.

Pasado un tiempo dejo de embestirme, percibí su pene en el poto y sus patas en mi cintura. Vi el espejo, el estaba quieto con la lengua colgando y Carolina atrás de él. Me adelanté y parte del enorme tronco asomó de entre mis nalgas. Moví el poto a los lados y su pene se movió conmigo, soportando el dolor que me causaba, contraje y dilaté mi sufrido ano ordeñando su pene. Como respuesta Tarjan levantó la cabezota en un gesto de satisfacción casi humano y en ese momento comprendí el atractivo del poto femenino para el macho. Sin dejar de ver el espejo, por instinto retrocedí el trasero en círculos y al tiempo que el tronco desapareció entre mis nalgas, sentí que me entró abriéndome nuevamente y gemí por el ardor en el recto, quedo a la vista solo parte del enorme bulbo. Fue muy delicioso y repetí el juego meneando el trasero hasta que el placer me ofuscó, y con la concha deshecha en jugos me perdí en orgasmos.

Un dolor agudo en el ano me trajo de vuelta, jalándome con fuerza Tarjan empujaba su pene mas adentro mío, mi esfínter atrapó parte del bulbo y presa del pánico entendí lo que me esperaba, desesperada traté de zafarme de su abrazo. Estaba bien sujetada, no saben con que fuerza empujó, el bulbo forzó mi esfínter y me invadió, grité, berreé y lloré a lagrima viva, fue tan doloroso que no lo soporté y me desmayé. Desperté acariciada por Carolina y estaba acostada en cucharita con Tarjan, tenía el trasero adormecido pero sentí el recto repleto a punto de reventar.

Permanecimos acostados un tiempo, de rato en rato se hinchaba su pene en mis tripas y me hacía castañear los dientes pero al sentir su inyección de semen caliente el placer lo aminoraba. Gocé del placer-dolor que me ocasionaba al inyectarme semen y fue tanto que me escurrió por el glúteo. Cuando comenzó a pararse, gritando y obligada por el dolor, me puse de cuatro rápidamente y quede debajo de el, paso su pata por sobre mi trasero y continuamos ligados.

Al rato tiro en sentido contrario y me hizo gritar, acompañado del sonido del descorchado arrancó su pene de mi poto quemándome el recto. Sentí el aire frío y avancé en cuatro patas al espejo, me vi el trasero y al igual que el de Berta, tenia un enorme hueco entre los glúteos. Mi ano era sangre y semen que escurrían por mis muslos. Agotada me derrumbé en la colcha, Tarjan me lamió tragándose los restos que asomaban de mi ano y casi me dormía cuando vi a Carolina salir de mi habitación llevando a Tarjan. Me despertaron los cólicos estomacales, con las piernas temblorosas tuve que ir a evacuar y defequé gritando del dolor en el ano, me vine en semen, agua y sangre. Luego de asearme, con solo falda y polo, porque no soportaba que nada me roce la entrepierna, arreglé el estropicio a duras penas y fui donde Carolina, ella me aplicó cremas y tras tomar analgésicos, almorzamos y me fui a descansar.

El domingo descansé y al contrario de Tarjan que estaba como si nada, yo tuve una semana infernal, a régimen de jugo de frutas pues la mas pequeña dureza al defecar me hacia sufrir horrores. Sané y volví a tener relaciones vaginales con Tarjan, aunque deseaba hacer sexo anal con el, temerosa de que me lastime no me atrevía. Luego compre un aparato especial y usándolo incluso fuera de casa, me dilaté el esfínter y con ayuda de lubricante, logre que me enculara casi sin dolor. Haciendo que Tarjan me coja el poto y dilatándome mas el esfínter con el aparato, conseguí quedar enganchada después de lo cual se me hizo rutinario tener relaciones anales hasta quedar enganchados.

El gozo que sentía al tener la concha llena con un pene enorme y el sentimiento de vacío al pasar días sin ser penetrada, me hicieron buscar ser cogida y me hice experta en excitar a los machos caninos, con la seguridad de no quedar embarazada me convertí en una osada y promiscua mujer perro. Sin ser descubierta, me entregue a varios en mi vecindario, algunas mascotas de amistades e incluso perros callejeros gozaron de mi. Ello fue luego que se me hiciera normal que Tarjan me enganchara el poto, tenía tanto sexo anal como vaginal y como solo eran perros de penes enormes, resultó que mi canal trasero se ancho tanto que las trusas normales se me meten como hilo dental y me como las faldas voludas con el poto, ni que decir de los pantalones. Los glúteos me crecieron enormemente, mi vulva y mi monte de venus son notorios al vestir ropas holgadas y escandalosamente visibles con ropa ajustada o de baño. Desarrollé tomando cuerpo de mujer madura y a los dieciséis años ya era una voluptuosa hembra. Desflorada por ambos lados, me convertí en una mujer segura que gozaba del sexo oral, vaginal y anal, totalmente desinhibida me hice de amigas con algunas de las cuales nos seguimos comunicando. Por supuesto que mis formas atraían mucho los varones de todas las edades, pero yo los veía como un estorbo y no les prestaba atención.

En una oportunidad Carolina y yo acompañamos a mama a un viaje de negocios, fuimos a parar a casa de un señor sesentón, que vivía con su esposa Francisca, una mujer joven que luego supe tenia treintinueve años e Irene la hija de ambos, una chica de diecinueve años. Tenían dos hermosos perros, Sansón y Goliat, jóvenes machos negros, mestizos de rotwalier con danes, que me cautivaron desde que los vi.

Llegamos con mama y el señor hasta el patio de la casa, pero sin bajarse del taxi en que venían, continuaron el viaje hacia la finca de el y durante diez días estuvieron allá. Francisca e Irene nos recibieron con vestidos hasta los tobillos y blusas de manga larga, su trato era tan recatado y formal que parecían unas viejas pacatas, recuerdo haber pensado que me aburriría.

El primer día Carolina y yo notamos algo raro entre Francisca, Irene y sus perros, casi atacan al taxista por lo que nosotras tuvimos que meter el equipaje y constantemente ellos metían sus hocicos en las entrepiernas de sus amas. Nos asignaron una habitación para las dos en una parte retirada de la casa y por la noche conversando con Carolina, el morbo de la sospecha que los perros eran mas que sus mascotas nos encendió, habíamos llevado a Rómulo y Remo y colocándomelo la cogí boca abajo sentada sobre su concha hasta hacerla llegar. Cambiando mi hermana me cogió piernas al hombro hasta hacerme llegar y terminando nos caímos dormidas cansadas del viaje y de la cogida.

El siguiente día desperté como a las cinco, Carolina aun tenia colocado a Rómulo y Remo, sin despertarla lo humedecí, me subí y empalmándome la concha, cabalgué sobre ella, Carolina despertó y seguimos cogiendo por casi una hora. Desayunamos temprano y al terminar Irene salió diciendo que volvería tarde. Con Carolina y Francisca nos fuimos a pasear, llevábamos casi tres horas por el centro y recordé el paquete que mama me había encargado enviar. Para no interrumpir el paseo, Francisca me dio la llave de la casa, quedando en encontrarnos en el correo. Entre a la casa sin llamar y de la piscina me llegó bulla, fui a ver preguntando en voz alta, casi trasponía la mampara e Irene a la carrera vino a mi encuentro, tenía encima solo un pequeñismo sostén y una minúscula tanga mal colocada, me saludo muy nerviosa, escuche unos ladridos entre los matorrales y fui hacia allá sin prestar atención a Irene que intentó detenerme.

Atado a un árbol, con las patas delanteras cubiertas de medias y acostado sobre una manta, Sansón se lamía su pene que tenia fuera del capuchón, la chica había estado en menesteres con el. Me volví a verla y ruborizada trato de explicarse, sin escucharla ni decir nada me acerqué a Sansón y le chupé el pene. Luego de quitarme falda y la trusa, me puse de cuatro patas esperé la acometida de Sansón, era muy alto y no me atinaba. Tuve la idea de pararme, inclinada y apoyada de cara al árbol separé las piernas y le pedí a Irene que pusiera las patas de Sansón sobre mis hombros, solo así me penetró y suspiré. Mientras me embestía, Irene se quito la tanga, su hermoso trasero tenía cicatrices en las nalgas igual que yo, resultado de los arañazos que recibo de mis machos, que después de abotonarme pasan su pata encima de mi grupa, por el estado de sus cicatrices me di cuenta que Irene mantenía relaciones zoofilicas desde hacía mucho.

Después de unos minutos, me suplico que le dejara hacerlo y viéndola coger con Sansón, comprobé su experiencia, se puso de cuatro patas y nada mas sujetarle la cintura, el enorme pene de Sansón desapareció en su concha. Ella gimió y Sansón la embistió hasta abotonarla, al desengancharse Irene se tiró de costado y rodando quedo boca arriba con las piernas levantadas, las cruzó y se cubrió la concha con una mano, me pidió que le colocara su tanga diciendo que le gustaba la humedad del semen en su concha. Mientras recogimos las cosas, la entrepierna de la tanga de Irene, que era de algodón delgado, se humedeció transparentándose. Caminaba con un aire muy sexy y antes de ducharnos, hicimos un sesenta y nueve delicioso durante el cual tragué el semen que Sansón depositó en su concha. Ya aseadas, Irene llamó a su madre y sin explicación le dijo que nos alcance en su casa, me llevo al correo en su auto y durante el viaje me confesó que los perros eran sus amantes, contándome cómo a los trece años su mascota la desvirgó.

Antes de cumplir doce años, su mamá llevo a cruzar un perro que ella adoraba, el perro se contagio y hubo que sacrificarlo. En compensación su madre compró un cachorro de pastor alemán y prometió que no le sucedería lo mismo. El perro creció y demandó hembra, su mama lo vio tratando de montar a Irene y se encerró en su habitación con el. Al inicio Irene no dio importancia al asunto, pero al ver que su mama se encerraba seguido con el perro, un día abrió la puerta y vio al perro montando a su madre. Irene se asustó, después de tranquilizarla, Francisca le dijo que era para aliviar las penas del perro y evitar que lo lleven a cruzarlo lo cual podría contagiarlo de alguna enfermedad y le pidió que no se lo diga a nadie.

Irene le creyó a su madre porque que después de montarla, se calmaba un tiempo. Semanas después de cumplir trece años, su mama fue a la finca donde estuvo casi seis meses cuidando a su abuela paterna. Al mes y medio estar ausente su madre, vio que el perro molestó a la esposa de un cliente y aunque su padre no lo vio, alarmada entendió que podrían llevarlo a cruzar y quizá enfermase. Dado que su madre estaba ausente, Irene decidió aliviar al perro ella misma.

Al siguiente día a solas en casa, llevo al perro al jardín e hizo todo conforme había visto hacer a su madre. Su mascota la montó, pero cuando la penetro desvirgándole la concha, la hizo llorar y ella quiso zafarse pero el perro la tenia bien sujeta. Ignorante de la naturaleza sexual perruna, no supo que fue eso mas grande que haciéndola gritar y llorar de dolor, su mascota le metió en la concha. Cuando el perro se bajó y pasó una pata sobre su trasero, pensó el había terminado y sin saber que estaba abotonada a el, lo golpeo para espantarlo, el perro quiso huir y casi le arranca la concha, ahí se dio cuenta que estaban pegados. Trato de despegarse y volvió a dolerle la concha, no pudo hacerlo y se asusto mucho, así pasó unos minutos durante los cuales sintió algo caliente bañarle las entrañas. Presa aun de la desesperación sin saber que hacer, de pronto el pene de su mascota se salió de su concha, acompañado del semen con que la había llenado. Ella quedo traumada y se prometió no volver a hacerlo.

Luego de desvirgarla, el perro se convirtió en su sombra y al bañarlo de casualidad, aprendió a masturbarlo con las manos, luego lo hizo con la boca y le chupaba el pene hasta hacerlo eyacular. Aun así a los dos meses de habérsela cogido, su mascota intentaba montar a quien se le cruzara. Su madre continuaba donde su abuela, ella había superado el trauma del desvirgamiento, pero con pesar tuvo que entregarse nuevamente a su pastor. La segunda vez salvo un dolor inicial, disfrutó al ser cogida por el perro y gozó mas aun al ser abotonada, le tomó gusto al sexo con su perro y a ocultas se entregaba a su mascota solo por el placer que sentía cuando la montaba, al retornar su madre ambas se hicieron amantes de su mascota.

Cuando su perro murió atropellado antes de cumplir ella los diecisiete años, con su mama eran expertas en zoofilia y adquirieron ya crecidos, a Sansón y Goliat. Tres meses antes de nuestra visita, Sansón que era el amante de Irene, le inauguró el poto a la chica y Goliat le inauguró el poto a Francisca. Juntas conocieron el sexo anal y terminaron arrojando semen con sangre de sus rectos.

Al llegar Carolina y Francisca, estábamos en la sala sobre una colcha, Irene le chupaba el pene a Sansón mientras Goliat me cogía en cuatro patas. Fueron días muy placenteros, verdaderas orgías andando semidesnudas, cogiendo entre nosotras usando a Rómulo y Remo o montadas por sus perros. Al décimo dia, ya se ponía el sol y llegó mama con el dueño de casa.

Terminando de asear los cubiertos de la cena, todos nos fuimos a descansar, a eso de la una de la mañana perdí el sueño y sin encender la luz, salí al balcón a tomar fresco. Vi luz en la habitación principal, fui hacia allá y oculta por la pared me asomé. Al principio me conmociono lo que vi pero haciendo comparaciones llegue a la conclusión que era lo mismo entre mama y nosotras.

Con la concha ensartada por una prótesis que Irene tenia puesta, Francisca cabalgó montada sobre ella, mientras su padre desnudo y sentado en una silla, jalándose el pene las veía. Pasado un tiempo el señor se coloco detrás Francisca y la empitono por el poto, aunque no los escuchaba, los gestos de Francisca indicaban que gozó mucho. Pasado un tiempo, el señor bajo de la cama y se sentó en la silla, mientras Francisca e Irene intercambiaron lugares, después de unos minutos en los cuales Irene cabalgo sobre su madre, su padre se puso tras ella y la cogió por el poto. No paso mucho y por los gestos de ambos, supe que el señor llenó de semen el hermoso poto de su hija.

Unidos los tres, con Irene en medio, permanecieron acostados unos minutos mas, cuando el señor se bajo de Irene, ella se incorporo y tomándole la mano de Francisca, el señor la ayudo a ponerse de pie, yéndose ambos al servicio, pensé que no me habían descubierto, pero Irene se acerco a la mampara donde yo estaba oculta y de espaldas a mi, se inclino separando sus nalgas, claramente vi el semen aflorándole del ano, se incorporo y con señas me indico que la viese en su habitación. Amanecimos en su cama, lógicamente me comí el semen que su padre le deposito en el recto.

Nunca supe como fue que Irene comenzó a tener relaciones con su padre, pues el siguiente día el señor fue a su oficina y de despedida tuvimos una sesión de sexo grupal. Conservo las fotos, en una de ellas mi madre y Francisca están frente a frente, en cuatro patas cogidas por los perros. En otra, en sesenta y nueve, Irene con mama y yo con Francisca, ambas comemos el semen delas mascotas directamente de sus conchas.

Producto de mis aficiones caninas, me hice de una muy buena amiga, Ana una maestra que conocí cuando mama me dio su dirección, era dueña de una enorme casa a unas cuadras de la mía y vivía sola, era de la edad de mama, luego supe que no podía tener hijos. Me recibió muy nerviosa y desarreglada, pasé a la sala y después de conversar brevemente fue a buscar algunos libros sobre mi lección. Ese día había planeado tener relaciones anales con Tarjan y en la escuela me inyecté agua para lavarme el recto, le pedí su baño y estaba desaguando cuando sonó el teléfono. Ana atendió y se disculpó porque la necesitaban urgente, que volvería en unas tres horas si estaba dispuesta a esperarla, sino cuando terminara me fuera asegurando la casa y salió dejándome en el servicio.

Aprovechando que estaba sola decidí bañarme, ya desnuda unos ruidos me asustaron y cubierta con una toalla y un florero en la mano como arma, fui a ver que era. Un hermoso dálmata estaba encerrado e inquieto en el patio trasero. Mi experiencia me permite reconocer el potencial de un macho al verlo y quedo tan excitada, que me humedezco y me tiemblan las piernas, lo cual me sucedió al ver el dálmata.

Dominando mis temores y ansias lo acaricié, al acuclillarme vi la punta de su pene asomando de su capuchón y bajo la silla playera, una truza húmeda de flujos y saliva, entendí el motivo por el que Ana estaba tan nerviosa. Mi llegada había interrumpido la faena con su mascota sin tiempo a componerse. Sin pensarlo me quité la toalla y acerque mi entrepierna a su nariz, me lamió y me acosté boca arriba en la toalla separando las piernas, expuse mi concha, el perro era un experto lamedor y me ocasiono un orgasmo.

Luego acuclillad frote su pene, comenzó a menearse y cubriéndome la concha con una mano me puse en posición de cuatro patas a su alcance, intentó montarme por donde sea, al parecer nunca había montado una mujer y desesperado volvió a lamerme. Nuevamente lo masturbé, chupandoselo hasta que se le formó el bulbo, tras un buen rato de intentarlo, logré meterme su pene en el ano y lo sostuve. El continuo solo y me dio buenas embestidas antes de abotonarme y llenarme las tripas con semen. Al acabar le limpié el pene y sin asearme ni evacuar, me vestí y salí luego de asegurar la casa.

Camino a casa me detuvo una vecina muy amable, una amiga de mama que estaba media resfriada y me trataba como si yo fuera una niña, sin imaginar que la inocente criatura acababa de ser cogida por un perro y traía el poto lleno de semen, una situación de lo mas morbosa. Mientras hablábamos, el semen del dálmata comenzó a escurrir de mi recto, la humedad en mi glúteos fue tan placentera que casi llego al orgasmo parada allí mismo, no se como me controlé y continué conversando. El liquido mojó mi trusa, bajo por mis muslos, mis medias y llego a mis tobillos, pude percibir el olor a semen que me envolvía pero la vecina no daba cuenta de ello, al parecer la gripe que tenia se lo impidió, sino no se que me hubiera sucedido.

Entré a casa pegajosa y húmeda, subí a la habitación de Carolina, Tarjan se me acerco. Me olfateó las piernas y metió su hocico en mi trasero bajo mi falda. Enloquecido trató de montarme tan insistentemente que cediendo a sus requerimiento me saqué la falda y la trusa e iba a ponerme de cuatro patas pero el me empujo desde atrás y tuve que apoyar las manos para no caer de cara sobre la cama de Carolina. Así inclinada, sentí su abrazo en mi cintura y apenas me cubrí la concha, su pene me picoteó el dorso de la mano, los glúteos y se me introdujo, gemí profundamente pero no tuve incomodidad al engullir todo su pene de golpe, tenía el ano dilatado aun y el semen del dálmata hizo de lubricante.

Sorprendida Carolina pregunto que pasaba, apoyada en la cama trate de contar mi experiencia con el dálmata de Ana mientras recibía las estocadas de Tarjan en mi trasero. Dejé de hablar porque me pistoneó con tal pasión y furia, que el golpeteo en mis nalgas ahogaron mis palabras y haciéndome gemir, lo sentía en lo profundo de mis tripas. Tan intensamente me cogió que casi me tumba varias veces. Ya andaba perdida en orgasmos hacia rato, cuando sentí su bulbo entrarme en el poto. Esa tarde quedé con el ano escaldado, fue el primer día de los muchos en que me cogerían y abotonarían mas de una vez en una misma jornada.

Mis relaciones con el dálmata no finalizaron allí, visité a Ana con cualquier pretexto y conocí su rutina. Calculé cuando estaría entretenida con su perro y la sorprendí en plena faena, avergonzada se deshizo en disculpas, sin responder me hice coger por su mascota delante de ella, que me miró asombrada. Después con mi ayuda, por primera vez la mascota se cogió a su dueña hasta engancharla, al terminar Ana no podía creer el tremendo pedazo que le había cabido en la concha. Nos hicimos amigas, me dio una copia de la llave de su casa para ir a verla cuando quisiera. Varias veces sorprendí a Ana enganchada con su mascota. Al principio solo la cogía y abotonaba por la concha, pero con mi ayuda el dálmata le desvirgó el poto y pasado un tiempo, también se hacia abotonar por el poto.

Su dálmata fue uno de mis amantes, pero entre mis deberes y mis amantes, se me acorto el tiempo disponible y deje de verlos, llevándome una sorpresa al visitarla. Una tarde, saliendo del colegio, pase por casa de Ana a ver como estaba, con la llave ingrese sin tocar, la busque y no la encontré en la planta baja. Subiendo escuche jadeos y supuse que estaba en su habitación, al asomarme vi a una niña desnuda de vello pubiano ralo y senos de pequeñas prominencias, que posteriormente me presentaron como Ester, tenía doce años y acomodaba el puf del tocador. Un enorme danés negro estaba atado a la cama y mostraba un respetable pedazo de pene fuera del capuchón, Esther lo desamarro y lo llevo al puf, hizo que apoyara las patas delanteras en el mueble y se sentó en el piso debajo de el, chupó el pene con una maestría que evidenciaba trayectoria en el menester, el danés comenzó a menearse y ella se metió debajo de el acostándose boca abajo sobre el puf. Su entrepierna quedo expuesta, sus labios vaginales revirados y su ano desbocado me indicaron que ninguno de sus dos agujeros era virgen. Las rodillas de la niña no tocaban el piso y al tiempo que jaló el collar del danés hacia delante, con la otra manos sujetó el pene del animal y se lo puso en la conchita. Nada mas retirar su mano, el danés empujo y sepulto su pene dentro de Esther que pego un grito, sujetándola de la cintura el perro la pistoneaba y ella comenzó a gemir como una mujer disfrutando del sexo. Fue alucinante ver el enorme animal sobre la niña desnuda, tan menuda comparada con el perrazo que metiendo y sacando su grueso pene de la entrepierna, le separaba las delgadas y pequeñas nalgas.

Una voz diciéndome es muy hermoso verdad, me saco del ensismamiento y me volví, era Ana, absorta la había olvidado. Nos saludamos y seguimos observando a los amantes en silencio, el perrazo dejo de moverse y jalando por la cintura hacia sí a Esther, la hizo gritar y golpear desesperada el puf. Cuando ella dejo de gritar y gemía profundamente, el perrazo se dio la vuelta y comenzó a jalarla, la tenia enganchada, entre gritos, jadeos y gemidos ella retrocedió apoyada en los dedos de sus pies y manos, esforzándose para tener el trasero a nivel con el del danés.

Permanecieron enganchados un buen tiempo y al soltarse, Esther cayó de costado al piso, entre sus muslitos, su concha era un enorme agujero, le brotó tanto semen que mojó la colcha, mientras el perrazo lamía su pene, una enorme, gruesa y espantosa masa rojiza, casi del tamaño del antebrazo y puño de un niño de tres años. Me volví hacia Ana y la interrogue con la mirada, me hizo señas que la siguiera. En la sala dijo que era una vecinita de unas calles aledañas a la que casualmente sorprendió en relaciones con su danés en el patio trasero de la casa donde vivía con su abuelo. Se hicieron amigas y desde entonces cada vez que deseaba tener relaciones, Esther iba a casa de Ana con su mascota y así evitaba ser descubierta. Contó que Esther tenía relaciones con su mascota desde los diez años, luego que en la casa donde eran guardianes su abuelo y ella, descubriera a la hija del dueño, una joven de veinticinco años, montada por el danés y la joven introdujera a Esther en la zoofilia.

Lo que había presenciado y escuchado, me hizo humedecer y pregunte por el dálmata, adivinando mi interés, por respuesta Ana se incorporó de espaldas a mi e inclinándose en noventa grados, levanto su falda y me mostró la concha con los vellos pegoteados de semen. Al ver mi decepción, se echo a reír y deseosa de ser penetrada, me despedí prometiendo venir con Tarjan. Llegue a casa hecha un mar de jugos y después de asegurarme que la cocinera no estaba, me quite la falda y la truza, llame a Tarjan y me puse de cuatro patas. Me lamió la entrepierna un rato, haciéndome brotar mas jugo, me monto y exhalé de satisfacción al sentir su pene deslizarse en mi mojada concha, su pistoneo alivió mi angustia y grité de placer cuando me abotonó, me lleno de semen y al despegarnos me dejó perdida entre orgasmos.

Al volver a casa de Ana cuatro meses después, Esther abrió la puerta de la casa de Ana sujetando al danés tras suyo. Yo llevaba a Tarjan y conversamos un rato en el pórtico. El abuelo de Esther había muerto y como no tenia familiares donde ir, se vino con Ana que la recibió como una hija. Al llegar a la sala de estar privada me sorprendí, Ana estaba con dos varones, un señor de cuarentaiseis años y un joven de veintidós, muy bien dotados, Esther no se altero en absoluto. Encima de Jaime, como se llamaba el de mayor edad, estaba Ana con la concha penetrada por el pene de aquel y sobre ella Carlos, el joven, le bombeaba el ano en doble penetración. No supe que hacer pero al ver que Esther después de sujetar su danés en la pata de la mesa, se desvistió, la imité sujetando previamente en la barra del bar a Tarjan.

Nos acercamos al trío, deshicieron su sándwich y nos presentaron. Carlos fue a lavarse el pene y durante un tiempo, Jaime se comió la vulva de Esther mientras Carlos se comió la mía, luego le chupamos sus penes otro tanto. Fue la primera vez que tuve relaciones con un varón y aunque fue diferente, me gustó. Cogí con Carlos en varias posiciones, lo mismo que Jaime y Esther, en tanto Ana que había traído a su dálmata, chupaba los penes de los tres perros.

Esther se coloco sobre Jaime, fue excitante verlos, sentada sobre el hombre, la niña saltaba el incrustándose en su concha y de golpe todo el pene de Jaime, estrellando sus delgados glúteos en los muslos peludos de el. Pasado un tiempo, Jaime abrazo a Esther sujetándola contra su pecho, Carlos dejó de cogerme, se colocó detrás de la niña y la sodomizó, gritando Esther forcejeó para zafarse, sin hacerle caso, los dos hombres la pistonearon doblemente y pronto la niña dejo de quejarse, jadeando y gimiendo, moviéndose en vaivén de adelante hacia atrás, ella misma incrustaba en su cuerpecito los respetables penes de ambos.

La cogieron un tiempo y sin acabar, desmontaron el trío y me llamaron. Excitadísima corrí hacia ellos, me senté sobre Jaime insertándome su pene en la concha y aplasté mis senos contra su pecho peludo, acostada sobre el enredé mi lengua con la suya besándonos largamente, vi a Esther de rodillas chupando el pene de Carlos que estaba parado frente a ella. Durante un tiempo, perdida en el placer, subí y bajé las caderas gozando del pene que tenia en la concha, luego Jaime me abrazo y sentí las manos de Carlos en mis nalgas, rápidamente con las manos me separé los glúteos y me quede inmóvil. Pareció una eternidad hasta que el pene de Carlos forzó mi ano y se me metió, al principio sentí dolor pero luego cogida al mismo tiempo por los dos machos, deliré de placer sintiendo ambos penes dentro mío. Con el pene de Jaime en mi concha y el de Carlos en el poto, tuve la primera doble penetración de mi vida, después he sido doblemente cogida como relleno en sándwich poco comunes, me han cogido perro y hombre, mujer y hombre, mujer y perro, y entre dos mujeres.

Diciendo niñas las mascotas esperan, Ana nos detuvo, aunque gustosa yo hubiese seguido. Coloco a Tarjan encima de Esther y quede sorprendida, la niña albergo el pene de mi macho sin ningún problema, luego en cuatro patas yo recibí en la concha el pene del danés, que Ana ayudo a que me montara, era mas grande que el de Tarjan y me dolió cuando me entró, finalmente Ana se puso de cuatro patas frente a nosotras y su dálmata se le subió.

Las tres estábamos en cuatro patas y de rato en rato los perros nos montaban, bajándose y volviendo a subir. Esther fue la primera en ser abotonada, Tarjan la hizo gritar al engancharle la concha, pasó la pata sobre su traserito y quedaron con las grupas pegadas. Tarjan era mas bajo que el danés y encajó perfectamente con ella. La siguiente en ser abotonada fui yo, tuve que hacer un esfuerzo para no gritar cuando sentía el bulbo del danés forzándome la concha, se volvió y quedamos pegados. No me di cuenta en que momento Ana fue abotonada. Debido a los sucesos posteriores a mi abotonamiento no reparé en ella.

Desde mi posición en cuatro patas, abotonada con el danés, miraba entretenida como Jaime que se había sentado frente a Esther disfrutaba la mamada que ella le hacia, pero el danés comenzó a inyectarme semen y fue tan placentero que cerré los ojos. Llevaba un tiempo así y los gritos de Esther me volvieron hacia ella. Vi que la niña trató de avanzar y gritó, esta vez de dolor, se pegó a Tarjan sin dejar de mover el trasero, tratando de evitar que Jaime que se había parado con las piernas abiertas y Esther en medio de ellas, le sujetara las caderas. Mientras ella suplicaba que no lo hiciera, el sujeto e inmovilizo las nalgas de la niña y doblando las rodillas, entre los gritos obscenos de la niña, Jaime le penetro el poto.

Alarmada busque a Carlos y lo vi parado sobre mi blandiendo su pene, avanzo y se coloco sobre mi trasero, tragando saliva le pedí que tuviera cuidado, en respuesta escupió certeramente en mi ano y tras untar la cabeza de su pene en la saliva me la apoyó. Sentí la presión en mi esfínter y se me introdujo, jadeando y tensa esperé a que continuara, pero detuvo su avance dentro de mi poto, sorprendida lo vi colocar sus manos a mis costados sobre la colcha y acercar su cara por sobre mi hombro. Sentí su respiración en mi mejilla y me volví hacia el. Me beso y enredé mi lengua con la suya, entonces lo sentí. Lento y sin detenerse, su pene se deslizó por mi recto, al mismo tiempo pujé facilitando su ingreso hasta que sentí en mi trasero los vellos de sus muslos. El dolor inicial paso rápido, con la concha enganchada por el danés y el pene de Carlos en el poto, me sentí repleta. Dejamos de besarnos y mirándolo a los ojos, totalmente excitada, le pedí que me diera con todo, cosa que hizo con creces.

Enganchada por el danés y sodomizada por Carlos, tuve mi segunda doble penetración, lo goce mucho y no creo equivocarme si afirmo que Esther también lo gozo, gimió como actriz porno debajo de Jaime y enganchada por Tarjan. Tan placentero fue que por ratos perdí la noción sobre los penes que me incrustaban y no distinguía al hombre del perro. Carlos me lleno el poto de semen y se fue, tenía la concha hecha jugo, los míos y los que de rato en rato, el danés me descargó en el vientre. El perro me desenganchó, después que Jaime dejo a Esther, ella aun siguió abotonada a mi Tarjan por un largo rato más.

En cuatro patas, chorreando semen de la concha y el ano, fui donde Carlos y Jaime, que estaban sentados en el modular después de lavarse los penes. Se los chupé y cuando estuvieron en forma, me pare y de espaldas a Carlos, me senté sobre el ensartándome el poto con su pene, luego subí los pies al sofá y separando las piernas, recibí el pene de Jaime en la concha, fue mi tercera doble penetración. Enloquecida de placer, gozaba tanto con los dos hombres dentro mío, que cuando Jaime dijo que iba a venirse casi olvido que podía embarazarme, reaccionando apenas a tiempo, lo empuje e inclinada sin bajarme de Carlos, aprese con la boca el pene de Jaime y me tragué su semen sin dejar escapar nada. Sabía diferente al de Tarjan y comparando su cantidad con el de mi mascota, fue poquísimo. Luego Jaime se sentó y yo seguí meneando el poto sobre Carlos, hasta que me hizo gritar de placer cuando su semen me llenó nuevamente las tripas.

Aseadas ya, mientras Esther y yo hacíamos un sesenta y nueve sobre la mesa de centro, nos volvieron a coger, con Esther debajo mío nos penetraron alternadamente la concha y el poto, llevándonos al orgasmo y dejándonos a ambas con el recto lleno de semen. Cene en casa de Ana y permanecí allí hasta tarde por la noche, al salir deje a Ana doblemente cogida por Jaime y Carlos, en casa me metí a la cama agotada.

Días después Carlos fue a mi casa, lo presente a Carolina y a mama. Con el tiempo se hizo amigo de la familia y de nuestras amistades, y visitándonos continuamente se convirtió en nuestro amante humano, llegando a coger con todas las chicas del circulo. Una oportunidad desnuda y arrodillada chupaba el pene de Carlos, que estaba sentado en el modular y me sucedió algo increíble. Carolina bajo a la sala y Tarjan la siguió. Yo estaba de cuatro patas y mi mascota me tomo de la cintura, deje de chupar el pene e iba a espantarlo, pero Carlos me pidió que me hiciera coger el poto.

Algo extrañada hice lo que me pidió y Tarjan me empalmó por el poto. Carolina trajo su filmadora y mientras Carlos me besaba, Tarjan me abotono, pasó la pata sobre mi grupa y quedamos pegados. Tomándome de la cintura, Carlos me levanto, apoyé los pies en el piso y luego boca arriba se deslizo debajo mío, levanto la cintura y apoyó su pene en mi concha, Carolina coloco cojines bajo el trasero de Carlos y a partir de ese momento me perdí en el gozo. Fui sentándome sobre el y lentamente me metí su pene en la concha hasta quedar doblemente penetrada, fue fantástico. Yo misma subí y bajé lentamente sobre Carlos, gozando con su pene en mi concha mientras tenia el pene de Tarjan atorado en mi poto.

Me vine en explosiones de liquido gritando de placer, que se acrecentó cuando sentí en el poto, las inyecciones de semen de Tarjan al mismo tiempo que Carlos llenaba mi concha. Carlos acabó primero y se escabullo de debajo mío. Tirando hacia adelante, libere mi poto del gancho de Tarjan y quedé con la cara en el piso y el trasero levantado. Carolina filmó todo y tomo primeros planos de mis agujeros resumiendo semen, ese es uno de los recuerdos mas gratos que me dejo Tarjan.

Carlos se fue al extranjero a estudiar y no supe de el hasta que hace poco lo volví a ver, pero durante años yo seguí asistiendo a casa de Ana y dejé de hacerlo por mis crecientes ocupaciones. Nos reencontramos en la fiesta de la víspera del cumpleaños cincuenta de Jaime. Esther tenia dieciséis años y meses, era una hembra muy bella, alta y de cuerpo espléndido. Mes y medio después, en el matrimonio de Ana con Jaime, extrañada de no a ver a Esther pregunte por ella y supe que estaba embarazada, que por el malestar no estuvo en la ceremonia. Al visitarla la vi muy contenta y ratificándome la alegría que le daba a Ana y Jaime, me contó los pormenores de lo sucedido.

Al principio contó algo que yo ya sabia, que a los meses de cumplir catorce años, unos ladrones entraron a la casa de Ana, Esther que ya tenia buenas formas, salía de la ducha y escucho el barullo en la sala, se asomo cuidadosamente al balcón, al ver que Ana estaba amarrada y sentada en una silla, rodeada por tres tipos y que el cuarto subía ya las escaleras observado por los otros, se oculto detrás d una columna y debido al panico no pudo moverse, viendo el peligro evidente, Ana se tiro de la silla y su hilo dental quedó expuesto debajo de su minifalda. Al verla así los tipos llamaron al que subía las escaleras y entre los cuatro la violaron por todos los lados, al acabar la golpearon y creyéndola muerta, la dejaron para dedicarse a rebuscar la casa, Ana estaba viva y al quedar sola activo la alarma. Los ladrones huyeron pero la policia que estaba en camino los interceptó y en la persecución, el auto de los bandidos volcó muriendo los todos.

La policía dijo que ambas habían tenido mucha suerte, pues los tipos acostumbraban a matar a sus victimas, comenzando generalmente por los niños y menores, para que no los denuncien. Entonces supe que Ana había tocado la alarma al ver que uno de ellos al subir las escaleras, descubrió a Esther y exponiéndose a ser alcanzada por el tipo, que dejo de subir las escaleras para perseguirla, se encerró en el despacho y activó la alarma. Esther reacciono y encerrada en la habitación, escuchó que los tipos entre gritos dejaron la casa.

En agradecimiento Esther le dijo a Ana que cualquier cosa que pudiese hacer por ella solamente se lo pidiera, Ana rechazo el ofrecimiento de Esther, arguyendo que era la hija que jamás tendría y daría la vida por ella. Pero Esther deseba recompensar de alguna manera a Ana y dándose cuenta el cariño que Ana sentía por los niños, se prometió entregarle el hijo que tanto deseaba. Obsesionada por esa idea aprendió todo sobre la concepción y así preparada espero el momento para echar a andar su plan, mientras Ana como una preocupada madre evitaba que Esther sea embarazada en sus relaciones con varones.

Poco antes de cumplir los dieciséis años Esther se percato del creciente cariño entre Ana y Jaime, entonces le propuso a Ana que Jaime la convierta en madre y ella tome al bebe como propio. Como Esther esperaba Ana lloro de alegría y acepto con la condición que sea en una fecha especial y con ella presente.

La fecha ideal fue el cumpleaños de Jaime, el siguiente día de la fiesta a la que asistí. El fue por la mañana a la oficina y regresó minutos después de llegar Esther de la escuela. Ana lo recibió desnuda, le quito la ropa y lo llevó a la habitación con los ojos vendados. Al llegar le dijo que no se quitara la venda pues le tenían una sorpresa. Colocándose una prótesis, después supe que fue Rómulo y Remo, Ana se acostó de espaldas en la cama y unto lubricante en la prótesis adicional.

En uniforme escolar, falda a cuadros, blusa y medias blancas pero sin calzón, Esther se colocó boca arriba sobre Ana, apoyada sobre sus manos y pies. Con una mano Ana hizo a un lado la falda de Esther y con la otra sujetó firmemente la prótesis. Moviendo el trasero, Esther ubico la punta de la prótesis en su esfínter, bajo el cuerpo y gimiendo, ella misma se la ensartó toda en el poto, se sentó sobre Ana, juntó las piernas entre las de Ana que las tenia separadas, acomodó su falda escolar cubriéndola a ambas y tras hacerle una indicación a Ana, volvió a apoyar las manos sobre la cama.

Ana dijo a Jaime que se quite la venda, al ver a Esther vestida y sentada sobre Ana no entendió que pasaba, pero cuando Ana le dijo que tenia ensartada por el ano a Esther preguntándole si deseaba cogerle la concha, a Jaime se le despertó el pene y dijo que con gusto lo haría. Esther pidió a Ana que junte las piernas y ella, separando las suyas las recogió, colocó los pies sobre la cama al lado de cada muslos de Ana, dobló la falda sobre su vientre y expuso su jugosa concha con el ano ocupado por la prótesis, a la vista de Jaime.

No era nuevo para Esther que Jaime contemple su entrepierna, pues se la cogía rutinariamente, pero esa oportunidad vio satisfecha la sorpresa de Jaime y su erección. Ana le pregunto a Jaime que opinaba, el dijo que era un hermoso panorama. Esther dice que debió gustarle mucho pues el pene se le puso a reventar. Acostando la espalda sobre Ana, Esther levantó las piernas, las hizo hacia atrás y Ana sujetó sus muslos, exponiéndole mas aun su concha y su ano atravesado. Con la adolescente así colocada, Ana le dijo a Jaime que Esther estaba en sus días fértiles, explicándole que el regalo de ambas era que llene la concha de la chica, la embarace y la convierta en madre del hijo que ambos deseaban.

Dudando de su entrega voluntaria, Jaime le pregunto a Esther, ella dice que le contesto, yo soy Ana, tómame y conviértela en madre. Jaime que era soltero y no tenia hijos, se emociono y conmovido subió sobre Esther, entre abrazos y besos la penetro profundamente con mucha ternura. Sin variar de pose, entre Ana y Jaime cogieron a Esther, la adolescente se vino en placer cuando sintió que Jaime le baño la matriz con semen, al acabar Jaime de vaciar su semilla dentro de Esther, Ana salió debajo suyo dejando su poto abierto, Esther se quedo un acostada un buen rato, con una almohada bajo sus glúteos para ayudar a la fertilización.

Una semana después regresando de la escuela, Esther tuvo mareos y eso aumento las expectativas de Ana y Jaime, que desesperados esperaban la fecha de regla de la adolescente. La fecha llego y le bajo unos rastros pero la prueba comprobó que estaba preñada. En celebración esa noche, Jaime tuvo relaciones anales con ambas, a fin de evitar problemas de perdida a Esther. Después de contarme todo y viendo mi excitación supongo, Esther saco un consolador de dos cabezas y me pidió que la cogiera por el poto, cosa que hice con placer, pues su trasero era el mas hermoso que hasta entonces conocía.

Durante su embarazo, especialmente los primeros meses y hasta bien avanzada su gestación, Esther participó en nuestras orgías, no dejábamos que coja con los perros por evitar problemas al feto, los amantes de turno incluido Jaime siempre la tomaban por el poto, pues el embarazo se lo hizo crecer poniéndolo mas apetitoso, hasta que lo avanzado de su gestación le impidió participar. Su niño lleva el apellido de Jaime y Ana, que lo crían como propio y lo quieren a morir. Esther que mantiene sexo con ambos y volvió a las relaciones zoofilicas y sigue la universidad, el embarazo maduró su cuerpo que es bestialmente voluptuoso.

Otro de mis amantes fue Víctor, un esbelto y enorme doberman del guardia de mi escuela. Siendo neófita en asuntos de sexo, aunque era raro verlo, le tenia pánico igual que mis compañeras, volví a encontrármelo, al llamar a su dueño por orden de la Directora, días después de la ocasión en que Tarjan me desvirgo y me abotonó el poto. Ya era madura en cuestiones de sexo pero realmente me impactó su apostura y estampa masculina, estaba encadenado y aspirando me olió a la distancia, seguro reconoció el olor perruno que me marca, pues la punta de su pene asomó de su capuchón y no me ladró. Sorprendida me paralicé al pensar que veía en mi una perra, sentí punzadas en el vientre y hasta me ruboricé. El guardia creyó que mi reacción fue por temor y lo alejó, a partir de ese momento tome la decisión de ser suya, cada vez que lo veía las piernas me flaqueaban y se convirtió en obsesión el llegar a ser su hembra.

Visitándolo cuando podía, me hice amiga del guardia, un anciano casi ciego y sordo que vivía solo, averigüé que Víctor tenia tres años, no había salido del local y era virgen. La oportunidad de hacer de Victor mi amante, se presentó un día que el anciano fue hospitalizado por tres días seguidos para exámenes. Me ofrecí a alimentarlo y el primer día logré su plena aceptación, el segundo día con mi experiencia y las ganas que el tenia, rápidamente quedamos listos, gocé mucho cuando me penetro por la concha, quedamos abotonados pero no duramos mucho enganchados, su pene era mas pequeño de los que normalmente me penetraban pero me lleno la matriz con un semen amarillento, muy espeso, me bajo tan lentamente de la concha que tarde bastante en el baño del guardia, porque su cantidad tal como hasta hoy no me ha vuelto a pasar. Fue el primer perro que desvirgue y su cogida fue muy especial por el morbo de hacerlo en mi propia escuela bajo el riesgo de ser descubierta.

Mis visitas no eran frecuentes y cuando lo hacia, iba por la tarde al salir de clases, sabía que el guardia descansaba a esa hora, pero con la historia de ver telenovela, me quedaba en su salita acompañada de Víctor, por su edad el anciano tomaba pastillas para dormir, pues debía descansar para trabajar de noche. Asegurándome que estaba sedado, en su salita a escasos metros de donde dormía, hacía el amor con Victor. Me sacaba la truza y mientras me lamía la concha, yo chupaba su pene, lo espaciado de las oportunidades hacía que el perro anduviese con las ganas atrasadas, yo tan solo enrollaba mi falda escolar en mi cintura y tras ponerme a cuatro patas quedaba a su disposición, el había aprendido a cogerme, rápidamente hallaba el camino de mis orificios y me penetraba, pistoneandome violentamente hasta abotonarme y fertilizarme, haciéndome poner los ojos en blanco del placer que me daba.

Generalmente lo recibía en la concha pero también le di el poto varias veces y termine chorreando semen del ano. En una oportunidad que hacia un buen rato que a cuatro patas sobre la alfombra de la sala gozaba siendo cogida por Víctor y sentía ya que su bulbo me forzaba los labios vaginales a punto de introducírseme, cuando pase un susto de muerte. El anciano se levantó y salió del dormitorio tambaleándose, al verlo me escondí tras el modular con Victor sujeto a mi cintura. El perro siguió empujando su bulbo dentro mío, mientras el anciano pasando a la cocina sin mirar alrededor, bebió un poco de agua y regreso al dormitorio con los ojos entrecerrados, yo soporté que Víctor me metiera su bulbo sin emitir queja alguna, tras lo cual, asustada lo vi cerrar la puerta de golpe y escuché que se acostó.

Al quedar solos ya estaba abotonada con Victor, el me inseminó y tras lo cual me solté lo mas rápido que pude. Por el susto la concha se me cerró con el semen del perro dentro, pero me arreglé y salí a sujetar a Víctor a su cadena. Al volver a apagar la televisión, el anciano nuevamente salió y me paralicé de susto, pregunto donde había estado y aparentando serenidad dije que en el servicio, cuando el se volvió a dormir, salí y me fui caminé a casa temblando, al llegar me serené y recién el semen de Víctor escurrió de mi interior mojándome la truza.

En adelante antes de entregarme a su mascota, colocaba un vaso de agua en su mesita de noche y aseguraba su puerta. Fui la única hembra que Víctor conoció, su única perrita. Su desfogue sexual lo tuvo en mi boca, mi concha y mi ano, llevábamos casi seis meses de deliciosas relaciones, cuando para robar en la escuela, unos ladrones lo envenenaron matándolo.

Recuerdo muy bien a un perro de la calle con el que tuve relaciones, aunque no fue el único. Me siguió volviendo de la escuela por al sándwich que iba comiendo. Me fije en él, un San Bernardo de buen porte, collar de identificación y limpio, sus enormes bolas y su gran capuchón prometían, excitada busque un lugar adecuado y me metí a una casa abandonada a dos calles de mi casa. Excitarlo fue sencillo, su pene era enorme pero me costo trabajo lograr que me monte, cuando lo hice para evitar infecciones, le entregué el poto. Al principio sentí como que nuevamente me lo partía y tuve que hacer esfuerzos para no gritar, pero me dio tanto placer que hasta vi lucecitas. Fue una cogida memorable, me tuvo enganchada tanto tiempo que me dolieron las rodillas, el mayor tiempo en lo que llevo de vida. Al despegarnos, sin desaguar me limpié con mi truza y note rastros de sangre, la boté, arregle mi uniforme y seguí a casa, el San Bernardo quiso venir tras de mi y con pena lo espanté a pedradas.

Camino a casa el semen comenzó escurrirme del poto, dejando un rastro de gotas que nadie vio, las calles estaban desiertas y a unas casas de distancia de la mía, como los cercos eran altos y de setos vivos, me senté y evacué parte del semen. Llegue con la entrepierna pegajosa y mi falda manchada en la parte que mi canal trasero se la come, pero el perro me había inyectado tanto semen, que tuve diarrea un par de días.

Como dije, tuve encuentros con varios perros callejeros y una tarde, después de tener relaciones anales con uno, de regreso a casa a metros de mi puerta me detuvo una anciana vecina que vivía en el sector antes de nacer yo, y al igual que la primera vez que cogí con el dálmata de Ana, me enredé en una situación harto morbosa. Conversando me trató como a la angelical niña que ella conocía, en tanto el semen escurrió de mi ano, mojó mi truza y bajo por mis muslos hasta mis medias. Pero al alabar mi seriedad pues no me veía en andanzas con muchachos, recomendándome llegar virgen al matrimonio, tuve que hacer esfuerzos para no reír al pensar en lo que diría de saber que un perro me había desvirgado por todos lados y desde entonces, cogía rutinariamente con el y otros perros de penes con tamaños que la asustarían que me tenían la concha y el poto mas abiertos que los de una puta, que la hermosa niña como me llamaba, en esos momentos tenía la entrepierna impregnada con semen a consecuencia que minutos antes veinticinco centímetros de pene canino la habían penetrado el poto y enganchado.

Muchas veces al llegar tarde a casa, iba al encuentro de Carolina y si estaba disponible, le contaba lo sucedido, me gustaba oírla que yo era una perra puta y enredadas a punta de lengua, ella me sacaba de la concha o del poto, los restos de semen de mis amantes. Cuando Carolina se mudó a otra ciudad para seguir la universidad prácticamente la casa era para mama, Tarjan y yo. Las amistades de Carolina que vivían en la ciudad, siguieron visitándonos en especial Berta la aficionada a tener sexo anal.

Tres de mis compañeras de clase que se integraron al grupo, antes de ser desvirgadas por Tarjan eran flacas, al parecer las relaciones sexuales con el les desarrolló espectacularmente sus formas y sus traseros se hicieron espectaculares, a la que cogía con Tarjan solo con el ano, su canal trasero se le ancho e igual que Berta, mama y yo, al vestir faldas sueltas o pantalones de cualquier tipo, su poto se los traga. Tengo una foto de esos años, Carolina, Berta, Mama y yo, de pie dando la espalda, estamos desnudas, abrazadas e inclinadas a casi noventa grados a punto de saltar al agua, nuestros traseros tienen en común formas voluptuosas de glúteos enormes, canales anchos y los anos desbocados totalmente expuestos.

Todo el grupo de zoofilicas habíamos gozado el grosor y la grandeza del pene de Tarjan, por eso cuando le detectaron cáncer nos entristecimos mucho. Decidí embarazarme de el, lo cual es imposible, pero para simularlo calculé el momento de concebir y a fin de sea niña, tres días antes, acompañada de Carolina, las dos fuimos el platillo de una orgía a expensas de nueve varones, ambas quedamos con la concha y el poto llenos de semen. En casa me hice montar y llenar la concha de semen con Tarjan, para que cuando concibiera, esté presente el semen de mi desvirgador. No me embaracé, Tarjan murió y lo enterramos dignamente en el jardín, todas las chicas se hicieron presentes vestidas de riguroso luto.

Con Carolina nos hicimos veterinarias y asociadas con mama, pusimos un consultorio de mascotas y una tienda de perros entrenados para hacer el amor a humanas, por supuesto las entrenadoras éramos las tres. Desde entonces hemos desvirgado muchos cachorros y corrido otras aventuras.

Un sábado como a la una de la madrugada, llevaron una perra accidentada y repare que estaba en celo, la interne en la perrera de la tienda para observarla, pero al ingresar los perros se pusieron muy inquietos, decidí dejarla en la oficina de la tienda y excitada me desvestí y con una gasa me unte la concha de su sustancia y volví a la perrera. Los perros volvieron a inquietarse, escogí los siete mas grandes y los liberé. Nada mas ponerme de cuatro patas comenzaron a pelearse por montarme, es fascinante ser la hembra disputada y saber que el ganador será el primero en cogerte es muy excitante.

La idea de ser una perra lista para el apareamiento, me excitó tanto que goteaba liquido de la concha. El macho dominante resultó un enorme danés que se impuso rápidamente, tomo su trofeo montándome y me penetró la concha brutalmente, ya había cogido antes con el, pero en ese momento su pene estaba tan enorme que me hizo gritar como primeriza. Me pistoneo un buen rato y aun no me acostumbraba al tamaño de su pene y el ya intentaba abotonarme, arrepentida traté de zafarme y me gruñó amenazante, temerosa me quede quieta, me metió su enorme bulbo el mas grande que hasta el momento he engullido, fui puro grito pero por miedo no me moví. Lentamente el bulbo se instaló en mis entrañas haciéndome sufrir mucho, tras eso el se giró y sin hacer caso a mis reclamos, avanzó arrastrándome contra mi voluntad mientras los otros perros trataban de montarme por cualquier lado. Me sometió como si fuera una real perra y noté que el animal veía en mi a una hembra de su especie, totalmente excitada por la idea, me dejé llevar y fui el juguete de sus deseos, llegando a gozar mucho.

Tras inseminarme, el danés me desenganchó y mientras descansaba aun en cuatro patas, un San Bernardo tomo su lugar en mi trasero y me cogió hasta engancharme. Así turnándose los siete perros me hicieron suya, dejándome llevar por mis instintos de hembra enfebrecida y el deseo de sentirme llena, pasé el resto de la noche como una verdadera y sumisa perrita. Goce lo indecible, me cogieron por la concha y por el poto tantas veces que perdí la cuenta de las veces que fui perra de cada uno de ellos, solo recuerdo que varios repitieron el plato, entre ellos el danés, mas no las veces que me engancharon. Cuando amaneció aun un pastor alemán me tenía el poto anudado, al salírseme su pene otros quisieron tomar su lugar y gustosa hubiese continuado pero sobreponiéndome me incorporé y tras enjaularlos salí de la perrera caminando escaldada.

Quedé con el vientre y las tripas repletos de semen que escurriéndome me bañaron los muslos, el cuerpo con moretones y arañazos, pero relajada por el placer que recibí al haber sido la perrita de todos esos machos, llegando a perderme con cada embestida que recibí. Al contar la experiencia a mama y a Carolina. ellas también lo hicieron. Ahora lo repetimos cuando podemos y producto de esos ardorosos combates sexuales, tenemos marcas en el cuerpo. Hoy poseemos varias tiendas en diversos lugares, en las cuales trabajan la mayoría de las chicas y claro ellas mismas son las entrenadoras.

Bueno amigos eso es todo. Mi nombre es Carlos y el reconstruir esta historia, revivió la alegría y la pasión que la muerte de mi amada me arrebató, gracias a ello he recomenzado mi vida con otra persona de gustos similares, mi hermosa cuñada Carolina, que me ha ayudado en esta tarea, especialmente en los pasajes detallados. Actualmente es mi esposa y tiene dos meses de embarazo, debo agregar que también soy amante de su madre, mi suegra, ahora los dejo pues acabo de verlas desnudas llevando a nuestro dogo Kenda.