Amor Comprado: Final.

Último capítulo de esta serie, no contiene sexo.

AMOR COMPRADO.

CAPÍTULO XVI

FINAL DE LA SERIE.

MEDIO AÑO DESPUÉS (ABRIL 2004).

Después de un largo proceso legal, por fin estamos a unos minutos de escuchar la sentencia definitiva para Alfonso… evidentemente mis padres ni siquiera se pararon por aquí, pues ya también se ha abierto una investigación en su contra que está a punto de terminar.

Vi a Alfonso por última vez, se veía tan decaído y tan frágil que me dolía verlo así, sin embargo, he llegado hasta el final de este tedioso proceso. Alfonso hizo una última declaración, en la cual salieron a relucir el Señor Covarrubias, el abogado de mi padre, el paradero de Jacko, Diego y, por supuesto, mis padres.

A todos los detuvieron y se inició un proceso en su contra con cargos de prostitución, corrupción de menores, tráfico de menores y maltrato infantil hacia Óscar, quien ratificó su declaración en el juicio, con lo que no cupo duda y los procesaron como debía ser y sin derecho a fianza.

Gracias al juicio, me enteré de que Óscar no es mi único hermano, sino que también Sonia es una hermana de la cual jamás había sabido de su existencia… evidentemente, a Sonia, de 16 años, la apoyo económicamente gracias a mi esposo, quien ha demostrado ser un gran señor con un enorme corazón.

Mis demás hermanos regresaron a vivir a la casa de mis padres, y Andrés me propuso regresar con ellos; sin embargo, no me parecía buena idea regresar a aquella casa en donde mis propios padres me tuvieron como prisionero durante muchos años e hicieron de mi vida lo que quisieron pues, gracias a mis padres, sufrí mucho ahí y lo que menos quería era revivir aquellos malos recuerdos que me quedan de ese lugar.

Tanto a Alfonso como a mis padres, les queda vivir muchos años en la cárcel, pues ni aún con los mejores abogados de mis padres, lograron obtener una fianza y cayeron finalmente, pero eso no me regresará a mi hija que no sé en dónde pueda estar… ahora me toca pagarle a un investigador privado para encontrar a mi pequeña.

De repente, mi móvil sonó… era un número desconocido “Quizás sea un número equivocado” pensé, sin embargo, cuando tomé la llamada, me congelé en cuanto escuché su voz a través del auricular… Julio, mi amor de juventud… quería verme y platicar.

-      ¿Ernesto? – preguntó con voz quebrada.

-      Sí – dije – soy yo ¿Quién habla?

-      Soy Julio – dijo – necesito verte.

En ese momento, todo mi mundo se derrumbó y lo único que pude hacer después de recuperarme, fue decir “Aún te extraño” Acordamos vernos de inmediato, me citó en un parque cercano; tomé mi chamarra, mi cartera y mi llave, para salir a prisa a su encuentro mientras mi corazón latía con fuerza.

Cuando llegué, vi que cargaba a una pequeña de tres años de edad aproximadamente, en sus brazos; cuando me acerqué, no pude contener el llanto y los abracé a los dos, pues mi más anhelado sueño se había cumplido.

-      Ernesto – dijo Julio – aquí está tu pequeña hija Betty.

-      Está hermosa – dije mientras intentaba cargarla; sin embargo, la niña no se dejó – creo que ya no me recuerda – dije.

-      Betty – le dijo Julio – mira, él es tu papá ¿recuerdas que te había dicho que él tuvo que irse lejos porque estaba enfermo?

-      ¿Él es mi papi? – preguntó con total inocencia - ¿Es quien se fue a buscar al mejor médico del mundo para curarse?

Julio asintió con la cabeza y la acercó a mí; la niña de inmediato me abrazó mientras me dijo «¡Papi, volviste!» Seguí llorando mientras la observaba y le acariciaba el rostro «Hija, mi pequeña, ya estoy aquí contigo otra vez y ya nada ni nadie nos podrá separar de nuevo»

Julio me explicó lo sucedido: cuando desaparecí, Rosario siguió viviendo en donde estábamos, hasta que recibió una amenaza de mis padres; evidentemente, querían deshacerse de ella y de la niña, así que Rosario buscó ayuda y sin querer conoció a Julio.

Ambos se fueron conociendo poco a poco y se enteraron de que su pasado los unía a mí… Julio trató de ayudarla, sin embargo, mis padres dieron con ella y Julio tuvo que esconder a la niña para que no tuviera el mismo trágico destino que su madre, pues ellos la secuestraron, la torturaron y la mataron… murió después del balazo en la cabeza.

Finalmente, mi abogado logró que el juez me otorgara una visita en el reclusorio; en cuanto llegué a la sala, dos policías fueron por Alfonso y, cuando lo vi, casi rompo en llanto al ver su aspecto descuidado y triste, con su uniforme gris, su barba sin recortar y varios moretones en el rostro.

-      Ernesto – dijo en cuanto se sentó frente a mí – pensé que jamás volvería a verte.

-      Todo ha terminado al fin, Alfonso – dije – y lamento tanto que terminaras aquí.

-      No importa – respondió – es lo que merezco por tanto daño que te causé.

-      Alfonso – le dije – quiero que sepas que siempre serás mi hermano y te amo a pesar de todo.

-      Lo sé – dijo casi en un susurro.

Alfonso rompió en llanto, y de inmediato lo abracé mientras le acariciaba el cabello y la espalda «Perdóname por todo» me dijo «Me cegué por la rabia de ver tu vida, me dieron celos, envidia… quería tu vida, tus cosas… me obsesioné tanto que no vi todo el daño que te causé»

-      Alfonso, fue un error – dije mientras me separaba para limpiarle las lágrimas – por suerte ninguno de los dos salimos lastimados.

-      El daño jamás lo olvidaremos – dijo – sin embargo, tengo algo que confesarte.

-      ¿Qué es lo que me tienes que confesar? – pregunté con inquietud.

-      Diego logró comunicarse conmigo – dijo – el Señor Covarrubias compró a los abogados y los declararon inocentes.

-      ¡¿Cómo?! – exclamé sorprendido - ¡Eso no es posible! Ellos…

-      Ellos – me interrumpió – están dispuestos a todo por venganza.

Cuando escuché la noticia, mi mundo se vino abajo, pues ahora debía tomar extremadas precauciones, ya que con esos dos tipos locos que han quedado libres, son capaces de hacer cualquier locura.

MAYO 2004.

Ha pasado un mes desde que decidí vivir con Ernesto en un pequeño departamento cerca de la capital, pero nuestra relación no creo que esté del todo bien pues, no sé por qué, ahora es que me empiezo a cuestionar ¿Será Ernesto el mejor ejemplo para su hija, considerando que trabajó en el mundo pornográfico? ¿Es capaz de enseñarle valores?

Me levanté de la cama procurando no moverme tanto para evitar despertar a Ernesto, tomé una hoja de papel y una pluma, para poder escribir una carta; al terminar, guardé mi ropa en una maleta junto con las cosas de la niña, le di un beso a Ernesto mientras lo veía dormir tranquilamente y salí con la niña en brazos… necesito alejarme de él… por lo menos, hasta que se determine quién se quedará con la niña.


Desperté con una gran sonrisa en los labios, mientras intentaba abrazar a Julio; sin embargo, al no sentirlo, me levanté rápidamente y pude ver que él no estaba «Quizás está preparando el desayuno» pensé mientras me dirigía con rapidez a la cocina pero, cuando llegué, tampoco estaba.

Cuando pasé por el comedor, vi una hoja de papel doblada en forma de carta, colocada encima de éste, por lo que me acerqué lo antes posible y tomé el papel entre mis manos mientras lo desdoblaba con rapidez para saber el contenido; al leerlo, mi corazón se agitó como si hubiese corrido en una competencia olímpica.

Querido Ernesto:

Sé que te estarás preguntando ¿En dónde estoy? Pues, como te habrás dado cuenta ya, no estoy en casa y tu hija tampoco está, pues no he dejado de pensar en todo lo que viviste y, por lo tanto, me parece terrible que la niña tenga un padre que trabajó en el mundo pornográfico pues, es algo de lo que ella jamás estará orgullosa.

Por este motivo le he mentido a la niña diciéndole que conseguiste un nuevo empleo y que tuviste que irte lejos de nuevo, además, los hijos gemelos de tu esposo te aman tanto que no extrañarás a tu hija.

Te deseo buena suerte en tu nueva vida, espero que disfrutes todo el dinero que tienes ahora y ojalá que tu adorado esposo te dure muchos años; de mi parte, no volverás a saber nada pues estoy decidido a rehacer mi vida lejos de todo el infierno que te rodea.

A pesar de todo, has dejado una huella en mi corazón que jamás podré quitar; no he podido olvidarte a pesar de que lo he intentado; sé que algún día encontraré a un chico bueno, honesto, limpio y de gran corazón que pueda amarme y logre que yo lo ame; hasta que eso suceda, cuidaré de la niña como si fuese mi hija dedicándome en cuerpo y alma exclusivamente a ella. Hasta siempre, Ernesto.

Con cariño:

Julio.

Cuando terminé de leer la carta, no pude evitar llorar con amargura «¿Por qué me haces esto?» pensé mientras recordaba todo lo que había decidido dejar atrás por él… « Él me lo advirtió… si tan sólo le hubiese hecho caso cuando me lo dijo, hoy estaría mejor y tendría a mi hija… ahora no me queda más que buscarlo y pedirle ayuda… pero no sé ni siquiera en dónde esté, ni en dónde comenzar a buscarlo… estoy perdido».

JUNIO 2004.

Me ha costado levantarme después de que Julio me dejó; por lo menos, en este mes que ha pasado he logrado avanzar en el caso de Alfonso gracias al abogado que contraté, puesto que ahora trabajo en un prestigioso despacho de abogados donde mi nuevo jefe me ha dado todo el apoyo que necesito para este proceso.

Aún recuerdo a Jorge, y su cara de tristeza cuando escuchó a Julio aquel día de Abril; aquel día, Julio llegó a la casa, y me rogó dejar a Jorge para vivir con él, pero yo no podía hacerlo pues había un contrato de por medio que debía cumplir hasta el final del plazo.

Julio y yo terminamos discutiendo y él se fue enojado y con lágrimas en el rostro; mientras que yo me quedé llorando sobre el sillón, escondiendo mi cara entre mis brazos; de repente sentí una mano tocar con delicadeza mi hombro y de inmediato me lancé hacia aquella persona que me extendía su mano.

Abracé a Jorge con fuerza, mientras seguía llorando y recargaba mi cabeza en su pecho; él sólo me acariciaba el cabello con una mano mientras que con la otra me acariciaba la espalda «Tranquilo» me dijo «Todo está bien» Al final, Jorge se compadeció de mí y me dijo que debía seguir a mi corazón… en ese momento no lo dudé más y salí corriendo para alcanzar a Julio… indudablemente es el peor error de mi vida.

Necesitaba encontrar a Jorge, debía hablar con él y buscar una solución a todo esto; sin embargo, no sé ni en dónde comenzar a buscarlo, y me sentí totalmente perdido « Te extraño mucho, Jorge… desearía que estuvieses aquí conmigo ».

JULIO 2004.

«Dos meses» pensé «Dos largos meses» como pude me levanté aquella mañana para poder ir a trabajar como cada día de estos últimos meses. He ido innumerable veces a la casa donde viví con Jorge; sin embargo, nadie me ha atendido hasta el momento.

Después de insistir todos los días, dos semanas más tarde me atendió una chica del servicio de limpieza; ella me notificó que el Licenciado Barrios había salido a un viaje de negocios y que ella apenas había llegado a la casa, puesto que había estado de vacaciones.

Me despedí amablemente de la chica y me dispuse a caminar por la calle hasta llegar al paradero de autobuses, sin embargo; antes de llegar, el Licenciado Barrios y yo nos cruzamos en el camino; él tan sólo me saludó y siguió caminando con el chico que lo acompañaba.

Para mí todo estaba claro: sólo fui alguien con quien hizo un negocio; yo deshice el trato y él ya no tenía ninguna obligación conmigo; lo que, automáticamente, lo hacía libre… libre para seguir con su vida, libre para amar a alguien más… libre de todo.


No sé por qué sigo pensando en él… sé que no es justo; no debería… pero verlo hoy, me hizo sentir un nudo en la garganta. Viví con él, me acostumbré a él… si tan solo pudiese regresar con él… pero es inútil.

-      ¿Qué te pasa? – me preguntó Braulio – Te noto extraño.

-      Nada – suspiré – no pasa nada.

-      Jorge – me dijo – te conozco, es por él ¿cierto?

-      Si – agaché la mirada – es por Ernesto.

-      Entonces búscalo – me dijo – lucha por él… recupéralo… por lo que vi, aún siente algo por ti.

Escuchar esto me hizo abrazarlo y salir corriendo a buscar a Ernesto, sin importarme nada de lo que ocurría a mi alrededor; tan sólo deseaba alcanzarlo y abrazarlo una vez más; ya faltaba poco, Ernesto había caminado a prisa, como si huyera de mí; sin embargo, logré sujetarlo del brazo y girarlo para que lo pudiese observar una vez más.

Ernesto, al verme ahí parado, se abalanzó sobre mí y rompió en llanto mientras murmuraba «Perdóname, pero no puedo vivir sin ti» Nos abrazamos con fuerza el uno al otro mientras dejábamos que el mundo girase en torno a nosotros dos… sólo nosotros dos, tan sólo Ernesto y yo juntos de nuevo.


En cuanto lo vi, no pude evitar abrazarlo y llorar porque parecía un sueño volver a estar en los brazos de Jorge. Después de un rato, levanté la mirada y Jorge me besó con ternura; sin embargo, mi cabeza tiene sentimientos encontrados pues, a pesar de todo… no he olvidado a Julio.

-      Perdóname por dejarte pensando que Julio… - empecé a decir.

-      Ernesto – me interrumpió – no me pidas disculpas – suspiró – no son necesarias.

-      ¿Y si continuamos lo nuestro? – pregunté.

-      ¿Continuar? – preguntó sorprendido – No – dijo con su semblante serio – el inicio de nuestra “relación” no fue el adecuado.

-      ¿A qué te refieres? – pregunté mientras algo me decía que estaba a un paso de recibir malas noticias – no te entiendo.

En ese instante, el silencio gobernó el ambiente, mientras que en mi cabeza sonaba aquella canción… será dentro de mí como una noche de invierno porque quizás ya desde hoy no te veré… cuando se ama el final se presiente, se nota un frío, un vacío tan triste, como en un film se adivina la esena cuando se va… se sabe cuándo el dolor te atenaza, cuando la historia de amor ya se acaba… por eso dime que me amas y ya desde mañana nunca máshttp://www.youtube.com/watch?v=9pWIpmjU-GQ

-      Necesitamos nuestro propio tiempo y espacio – dijo, haciendo que volviera a la realidad – dedícate a tu hija – suspiró – yo debo cuidar a mi familia.

En ese momento mi corazón se quebró en mil pedazos… todos los sueños que había tenido y mis planes de una vida junto a él se esfumaron en instantes… rompí en llanto pues, a pesar de la forma en que nos habíamos conocido, yo aprendí a amarlo sin importar nada.

ENERO 2014.

Mi nombre es Ernesto Jiménez, y actualmente vivo en una pequeña casa en un pueblo lejos de la ciudad. Tengo a mi hija, Aurora y frecuentemente me visitan todos mis hermanos… bueno, casi todos… en breve sabrán a qué me refiero.

Mi hermana Gisela vive con su esposo y su pequeño hijo Fernando, de 3 años, en la capital; mi hermana Karla regresó a España, en donde conoció a Óscar Méndez, con quien se casó y actualmente están esperando a su primer bebé.

Andrés… las circunstancias entre nosotros dos nos han llevado a tener enormes diferencias que nos impiden tener contacto. La última vez que discutimos, él no tenía trabajo y su esposa tenía 6 meses de gestación… eso fue hace ya 5 años.

Karla decidió darle un giro completo a su vida y ahora es una ruda militar… aunque su fuerte carácter le ha impedido formar una vida en pareja, ella actualmente es feliz en donde está, pues para ella es una forma de superar todo lo malo que vivió con papá y mamá.

Supe de la existencia de Sonia, otra hermana por parte de mi padre; ella y yo hemos tenido una excelente comunicación desde que nos conocimos, y gracias al apoyo económico que le doy, está estudiando en el Reino Unido… la extraño mucho.

En cuanto a Óscar… bueno, él tendría ahora 27 años; sin embargo, hace dos años murió en un accidente; él viajaba en un avión con destino a Nueva York, en donde comenzaría a trabajar como Gerente de Ventas en una empresa.

Y así termino de contar mi vida, después de tantas cosas que viví, ahora puedo decir que estoy feliz porque tengo una familia y mi nueva familia, a la que disfruto plenamente día a día… ¿Qué sucedió con Julio?

Julio falleció días después de regresarme a mi hija, pues comenzaba a tener problemas cardíacos… hasta que tuvo un ataque fulminante… jamás lo olvidaré pues, a pesar de todo, él fue mi primer amor… mi amor de juventud.

Y aún no logro entender el cómo llegué a enamorarme de Jorge si, después de todo, “compró” nuestro matrimonio… en fin, él es increíble, cariñoso, amable… él es el “hombre perfecto” que algún día soñé tener.

FIN.

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Lamento esta apresurada escritura, pero ya no podía extender más esta serie. Sé que dejé mucho que desear y, de hecho, a la historia le faltaba mucho aún, pero debido a que mis tiempos personales no me permiten tener mucho espacio para escribir, he decidido terminar la historia en lugar de dejarla inconclusa.

Espero que comprendan y que les guste el relato.

Saludos.

Con cariño, Guadalupe.