Amor Comprado: El amor que nunca dejó de existir

Ernesto y Alfonso... dos gemelos luchando por el corazón de Julio.

AMOR COMPRADO

CAPÍTULO XI “EL AMOR QUE NUNCA DEJÓ DE EXISTIR”

ENERO 2002.

Recorrí el parque para encontrarlo, pues nos habíamos quedado de ver ahí 15 minutos antes… me da pena llegar tarde, pero la niña no podía dormirse y me tuve que quedar un buen rato hasta que por fin cayó en brazos de Morfeo.

  • Hola – saludé a Luis en cuanto lo vi – Discúlpame, mi hija no podía dormirse.
  • No hay problema, Ernesto – sonrió – necesito hablar contigo sobre algo importante.
  • ¿Qué sucede? – pregunté - ¿Es algo malo?
  • Si – respondió – verás… - se rascó la cabeza – estás en peligro.
  • ¿En peligro? – pregunté - ¿Por qué?
  • Tu gemelo te odia – empezó a decir – y él es muy peligroso.
  • ¿Peligroso? – pregunté sorprendido – No lo creo, más bien, está celoso.

Luis se puso nervioso y se rascó la cabeza, mientras se movía en círculos; después me sujetó los hombros y me observó con desesperación «¡Ernesto, tu gemelo te quiere hundir en el mundo pornográfico!” gritó.

Me quedé mudo… no supe reaccionar; me quedé ahí parado sin decir nada… tan sólo observaba todo a mi alrededor; todo era silencio… un desesperante silencio que helaba hasta los huesos. De repente, Luis me empujó y me obligó a ocultarme entre los arbustos más cercanos del parque, pues vio a alguien que no debía vernos.

Traté de observar a través de los arbustos para identificar a aquellas personas que Luis no quiere que me vean; y me llevé una sorpresa muy desagradable al comprobar que estaban Alfonso y Diego platicando o, más bien, discutiendo justo cuando iban pasando por ahí. * Te dije que debíamos vengarnos pronto – dijo Diego – necesitamos hundirlo en la pornografía. * Tranquilo – respondió Alfonso – Ernesto caerá, estoy seguro. * Pero no tengo mucho tiempo – dijo Diego – Covarrubias ya me está exigiendo que le lleve a Ernesto. * Tengo un plan – dijo Alfonso – pero no te lo puedo decir aquí – suspiró – podrían escucharnos. * Pero no hay nadie – dijo Diego. * Vi gente pasando por aquí cuando veníamos – dijo Alfonso – además, es un sitio público, jamás debemos hablar o acordar esto en lugares públicos. * Nos vemos luego – dijo Diego – estoy nervioso, nos vemos en mi casa mañana al mediodía. * De acuerdo – respondió Alfonso – nos vemos ahí.

Ambos estrecharon las manos y se alejaron sin prisa, caminando juntos una parte del camino hasta que cada uno tomó el rumbo que lo llevaba a su hogar. Después de cerciorarnos de que ya no se encontraban alrededor del parque, salimos de nuestro escondite. * ¿Ahora entiendes lo que te dije? – me preguntó – Tu gemelo te odia. * No entiendo por qué… - empecé a decir - ¿Qué le he hecho yo? * Tuvo que haber pasado algo fuerte entre ustedes para que te odie de este modo – dijo Luis – algo grave.

Intenté recordar todo lo que he vivido con Alfonso, tratando de encontrar alguna pista que me muestre el motivo de su odio… y finalmente encontré el motivo «Aléjate de Julio» me amenazó el día que se enteró de mi regreso.


Nuevamente aquí, juntos… Alfonso es un maestro del sexo, eso no lo dudo; me encanta nuestra versatilidad… hace tan solo unos minutos yo lo penetraba y ahora él es quien me penetra. Alfonso me taladraba el culo a una velocidad impresionante, tanto que de vez en cuando le pedía bajar el ritmo, pues me empezaba a lastimar su potencia. * Espera – le dije – me duele. * Ya casi – dijo mientras se tensionaba – aguanta un poco más, Diego. * ¡Me duele! – exclamé con desesperación. * ¡Ah! – exclamó - ya está.

Alfonso terminó eyaculando con su pene aún adentro de mi culo, envuelto en su condón; de repente se retiró con cuidado y se lo quitó, mientras se levantaba y se dirigía al cuarto de baño, dejándome con las piernas abiertas en la cama y exhausto. Yo me levanté y me empecé a vestir, pues debía realizar una llamada urgente.

Busqué mi móvil entre mis cosas, pero no lo encontré, intenté recordar en dónde pude haberlo dejado y me di cuenta de que la última vez que lo tuve fue cuando estábamos platicando en el parque... «Mierda» murmuré. * ¿Qué sucede? – preguntó Alfonso - ¿Por qué estás preocupado? * Mi móvil se me cayó en el parque – dije – necesito recuperarlo. * Vamos rápido – dijo – quizás aún esté ahí.

Tomé mi chaqueta de piel y esperé a que Julio fuera al sanitario para que saliéramos lo antes posible en dirección al parque… necesito recuperar ese móvil, sea como sea, nadie lo puede ver, pues hay mensajes que nadie debe leer.


Necesito hablar con Julio, debo decirle todo lo que sé de mi gemelo… espero que no piense mal… tan sólo lo quiero proteger, eso es todo. Tomé mi móvil y empecé a escribir el mensaje «Julio: necesitamos hablar, es urgente. Te veo en el restaurante donde encontramos a Alfonso en media hora. No faltes. Ernesto» Apreté el botón “Enviar” y guardé mi móvil en el bolsillo de mi pantalón para dirigirme lo antes posible al lugar.


Me peiné lo mejor que pude y observé por enésima vez mi reloj de pulsera «8:15 pm, es muy tarde» pensé mientras me ponía la diadema. Tomé mi bolso de mano rojo, que combinaba con mi vestido rojo que me había puesto y mis zapatillas del mismo color para poder encaminarme al auto de mis padres, en donde mi chofer ya estaba esperando.

En cuanto llegué al parque, le pedí al chofer que no me esperara, pues no podía determinar el tiempo que él debía esperar; así que me bajé del vehículo, me despedí de él y llamé a Luis, quien me respondió de inmediato. * ¿En dónde estás? – le pregunté – No te veo. * Cálmate, Carmen. Estoy llegando apenas – respondió – Ya te vi, voy hacia ti. * Ok – dije en cuanto lo vi y finalicé la llamada.

Luis y yo nos dimos un beso en la mejilla y un abrazo, además, llegó con Tamara, Tania, Rebeca y Viridiana; e inmediatamente después, las chicas nos sentamos en un banco del parque; ahí Luis me dio el móvil que, según lo que me dijo, Diego olvidó en el parque; empecé a revisar los mensajes y registros de llamadas existentes en el móvil… dicen que las mujeres somos demasiado astutas para detectar códigos secretos. * ¿Encontraste algo? – me preguntó inquieto. * Aún no – respondí – espera un poco. * Apresúrate – dijo – esto es de vida o muerte. * Esto es muy malo – dije mientras negaba con la cabeza – Necesitamos hablar con Ernesto urgentemente. * Es cierto – dijo Tamara – esto es muy malo. * No podemos quedarnos así – dijo Viridiana en cuanto vio el mensaje – necesitamos hacer algo pronto. * No podemos permitir que pase eso – dijo Tania. * ¿Qué encontraste? – preguntó. * Tú sólo encárgate de citar a Ernesto – respondió Rebeca – ahora mismo. * Entonces le enviaré un mensaje para que nos alcance aquí en el parque – sugirió Luis – necesitamos detener a Diego lo antes posible. * Hazlo mientras sigo revisando los mensajes – dije – necesito extraer la mayor información que sea posible para analizar todo esto. * Está bien – dijo Luis – yo trataré de localizar a Ernesto, pero tú apresúrate en obtener la información. * De acuerdo – respondí y seguí revisando el móvil.

Luis afirmó su respuesta con un movimiento de cabeza y de inmediato llamó a Ernesto; Luis estaba demasiado nervioso… y quién no va a estarlo con toda esta situación… la verdad es que no entiendo cómo pueden existir personas como Diego o Alfonso en este mundo, que están resentidos con la vida y sólo buscan truncar la felicidad de quien se les atraviese en el camino.


Apagué mi móvil después de recibir el mensaje de Julio «Disculpa el retraso, tuve una emergencia familiar, en este momento voy hacia allá» escribió. Observé por enésima vez el restaurante, había transcurrido ya casi media hora desde que llegué. Lo recordaba diferente, más tranquilo… mi mente viajó hasta aquella vez en la que encontramos a mi gemelo.

Aquella vez no teníamos limitaciones ni miedo a estar juntos… en ese entonces nuestras vidas no se ataban a otras personas… como ahora que, a pesar de amarlo, ya tengo una hija, y aunque lo es todo para mí y la amo con todo lo que puedo ofrecerle, no puedo negar que me hubiera gustado tenerla en otras circunstancias… en específico, estando con Julio.

De repente llegó él, con una camisa verde, pantalón de mezclilla y zapatos negros, peinado con su cabello rebelde, apuntando hacia el cielo, gracias al gel… se veía demasiado guapo, y de inmediato me abalancé sobre él para darle un beso en los labios. * Aún después de tanto tiempo, te sigo amando, Ernesto – dijo Julio. * Y yo a ti – le respondí – y ahora sólo nos queda luchar por lo nuestro. * ¿Aunque eso signifique elegir entre tu hermano y yo? – me preguntó Julio. * No me importa contra quién deba luchar para poder volver contigo – dije – hoy las cosas han cambiado, no soy el Ernesto inseguro de antes, ahora sé lo que quiero, y lo conseguiré… te volveré a tener una vez más, Julio.

Abracé a Julio con demasiada fuerza que caímos accidentalmente en el piso, quedando él sobre mí, observándome con sus profundos ojos… en ese momento se detuvo el tiempo y nos volvimos a fundir en un profundo beso de amor puro y sincero, aquel que sigue existiendo después de tanto tiempo.


Ernesto seguía teniendo la misma esencia única que tanto me gustaba de él… poder sentir su pureza, su inocencia, su calidez… en fin, todo lo que me hizo enamorarme de él hace año y medio, cuando lo conocí, regresa con más fuerza en mi presente… aquel en el que sólo hay lugar para Ernesto y para mí. http://www.youtube.com/watch?v=MpKT1JBsB1A

♫Well I’m looking for an angel (Bien, estoy buscando un ángel)

Someone to watch over me (Alguien que cuide de mí)

Someone to lean on my shoulder (Alguien que se apoye en mi hombro)

I wanna feel how love can be (Quiero sentir cómo el amor puede ser)

But these things they don’t come easy (Pero estas cosas no vienen fácil)

I’ve learned my lession well (He aprendido bien mi lección)

Some things don’t work the way you planned (Algunas cosas no son de la manera en que planeaste)

Sometimes you just can’t tell (A veces no puedes sólo decir)

So I’m looking for an angel (Así que estoy buscando un ángel)

Someone to let you know my love for you (Alguien para hacerle saber mi amor por ti)

Seems I’ve never felt this way before (Parece que nunca me había sentido así)

I never wanted to see just what love can do (Nunca quise ver lo que el amor puede hacer)

But these things they don’t come easy (Pero estas cosas no vienen fácil)

I’ve learned my lession well (He aprendido bien mi lección)

When things don’t work the way you planned (Cuando las cosas no salen como esperabas)

You need someone to tell (Necesitas que alguien diga)

You are my paradise (Eres mi paraíso)

The source of my desires (La fuente de mis deseos)

I believe in you so much (Creo mucho en tí)

I’m longing for your touch (Estoy deseando tocarte)

I need you by my side (Te necesito a mi lado)

So all my dreams will fly (Todos mis sueños volarán)

I can’t live this way because I know (No puedo vivir de este modo porque sé)

I cry alone (Lloro solo)

I fear to cry alone (Me da miedo llorar solo)

So what will I do without you (¿Y qué voy a hacer sin ti?)

Who will I see when I close my eyes (¿A quién veré cuando cierre mis ojos?)

I can’t face another night alone without you here (No puedo enfrentar otra noche solo sin ti aquí)

Cause I can’t face the night (Porque no puedo enfrentar la noche)

Without you here (Sin ti aquí)

Alone without you here (Solo aquí sin ti)

Sometimes you just can’t tell (A veces no puedo decir)

You are my paradise (Eres mi paraíso)

The source of my desires (La fuente de mis deseos)

I believe in you so much (Creo mucho en ti)

I’m waiting here for your touch (Estoy esperando aquí para tocarte)

I need you by my side (Te necesito a mi lado)

So with my dreams I can touch the sky (Entonces con mis sueños puedo tocar el cielo)

I can’t live this way cause this time I know (No puedo vivir de esta manera porque esta vez sé)

I cry alone (Lloro solo)

I fear to cry alone (Temo llorar solo)

So I’m looking for an angel (Entonces estoy buscando un ángel)

I’m looking for you♫ (Estoy buscándote)

Ernesto y yo nos levantamos avergonzados y cruzamos nuestras miradas de nuevo; ahí pude ver su deseo por cambiar el curso de la historia y permanecer a mi lado como antes… pero esto no es fácil, tenemos un pasado juntos… un presente separados… y un futuro incierto que puede tomar tantos caminos como podamos crear con cada acción que hagamos en el presente... esta vez fui yo quien abrazó a Ernesto.

Muy a mi pesar, tuve que deshacer el abrazo, pues en ese momento vi entrar a Alfonso, quien apenas acercarse a nosotros, giró con fuerza a Ernesto hacia él y le dio un golpe de puño en la mejilla, dejándolo tirado en el piso.


  • ¡Te lo advertí! - gritó Alfonso mientras se abalanzaba sobre mí en el piso – Julio es mi novio y no me lo quitarás.
  • Ni creas que me rendiré – le respondí – te dije que lucharía por él y es justo lo que haré.
  • ¡Basta! – gritó Julio - ¡Detengan esta locura ahora mismo! – exclamó mientras sujetaba a Alfonso con fuerza.

Me levanté del piso, me dolía la mejilla y el cuerpo; me limpié la ropa y observé a Alfonso, quien se notaba exhausto. Julio se acercó a mí y le dijo «Creo que has perdido, Alfonso» haciendo que éste rabiara más de coraje y se abalanzara ahora sobre él.

Me sorprendió la forma en la que Julio terminó derribando a Alfonso, dejándolo en el piso en cuestión de segundos. Finalmente, Alfonso aceptó su derrota, pero se veía un fuerte odio en los ojos que no podía disimular. * Tú sabías perfectamente que jamás dejé de amar a Ernesto – dijo Julio. * No puedes terminar conmigo así de fácil – respondió Alfonso – no después de todo lo que hemos vivido juntos. * Acéptalo, Alfonso – dijo Julio – sabes perfectamente bien que Ernesto sigue siendo la única persona a la que he amado completamente. * Jugaste con el hermano equivocado, Julio – dijo Alfonso con amargura – esto lo pagarás muy caro. * Yo jamás jugué contigo – dijo Julio – Fuiste tú el que forzó la relación. * Claro – dijo Alfonso irónicamente – ahora entiendo todo. * ¿A qué te refieres? – preguntó Julio. * Sólo estabas conmigo porque así imaginabas estar con Ernesto – comentó enfadado – Claro, como somos iguales… * Sólo en el físico – dijo Julio – porque en la forma de ser, Ernesto es dulce, tierno, carismático… * E imbécil – terminó de decir Alfonso. * ¡Basta! – exclamé – Te prohíbo que te expreses así de mí, Alfonso – dije molesto – aunque seas mi gemelo, no voy a permitir que rebases los límites.

Alfonso no dijo nada y salió enojado del restaurante; mientras que yo me giré para ver a Julio y lo acerqué a mí para besarlo de nuevo… volver a sentir que él me corresponde el amor que sigo sintiendo por él es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Julio y yo salimos del restaurante y, como no teníamos algún plan en mente, me llevó a su casa; una vez ahí, no tardamos en estar en su cuarto, desnudos sobre su cama, mientras yo recorría con mi boca cada milímetro de su cuerpo… adoraba disfrutarlo, pero en cierto modo ya no era lo mismo… pasamos de ser “la pareja perfecta” a ser solo simples amantes.


«¿Qué sucede?» le pregunté a Ernesto en cuanto vi que se detuvo, y de inmediato me levanté de la cama para acercar mi cuerpo al suyo y abrazarlo por detrás «Me puedes decir lo que sea que te esté pasando, estamos en confianza» le dije mientras empezaba a besar sus hombros con suavidad. * No me siento bien – dijo. * ¿Te duele algo? – pregunté preocupado – Tengo algo de primeros auxilios… * No es eso – respondió. * ¿Entonces? – pregunté con inquietud.

Ernesto suspiró y se acercó a la cama para sentarse, mientras recargaba sus codos sobre sus piernas y se tapaba el rostro con las manos, las cuales empezaban a sostener las primeras gotas de lágrimas que Ernesto empezaba a derramar. * Esto que hacemos no es normal – comentó. * ¿Normal? – pregunté confundido – No entiendo… * Antes eras libre – dijo Ernesto. * ¿Te refieres a Alfonso? – pregunté después de analizar lo que Ernesto dijo. * ¿A quién más, sino él? – preguntó mientras me observaba - ¿O es que acaso tienes a otro enamorado por ahí que yo no conozca? * Pero Ernesto… - empecé a decir, pero Ernesto me interrumpió. * No podemos jugar con los sentimientos de las personas – dijo de golpe.

Ernesto levantó la mirada y me observó de nuevo, lo que me hizo recordar de nuevo los momentos en los que estábamos juntos y nos reíamos de todo… éramos tan felices… pero el tiempo tenía que arruinar mi vida y a alejar a Ernesto de mí.

Me fui acercando lentamente a él hasta que rocé mis labios con los suyos, sintiendo su suavidad y su calor y, en cuestión de segundos, ya estábamos besándonos apasionadamente pero con suavidad y ternura.

Las palabras ya no hacían falta, pues la armonía y equilibrio entre nuestros cuerpos eran perfectos… era irresistible la atracción mutua que sentíamos; esta vez Ernesto me sorprendió cuando me acostó en la cama y tomó el control, comenzando a besarme como aquella primera vez que lo hice en su cuerpo.

Fue entonces cuando decidí sellar nuestra unión, y le pedí que me dejara entregarme a él por completo; así que Ernesto me recostó sobre la cama y comenzamos con un delicioso sexo oral, mientras yo le lamía el pene y sus testículos, él ya me había levantado una pierna para poder llegar a mi orificio virgen.

Ernesto empezó con pasar solo la lengua sobre mi ano lentamente, hasta que fue humedeciéndolo poco a poco para poder introducir el primer dedo, el cual no lo pudo meter porque me dolió cuando ejerció presión; lo que hizo que Ernesto retirara su dedo y siguiera lamiendo y humedeciendo mi ano, hasta que, después de unos minutos, logró introducir con demasiada calma y suavidad el primer dedo, haciéndome sentir una carga de sensaciones indescriptibles pero deliciosas.

Ernesto esperó unos instantes hasta que mi ano se acostumbró a su invasor y fue entonces cuando empezó a mover su dedo en círculos y tratando de sacarlo para volverlo a introducir a fondo; no me di cuenta en qué momento sucedió pero, al final, ya tenía tres dedos de Ernesto rozando el interior de mi cavidad anal, que palpitaba ansiosa de sentir algo más grande que esos tres dedos de Ernesto; haciendo que gimiera de placer y que mi pene expulsara líquido pre seminal en abundancia excesiva. * Ya estás listo – me dijo Ernesto mientras retiraba lentamente sus dedos, haciendo que sintiera una sensación de vacío en mi interior, el cual necesitaba llenar urgentemente. * Dale – respondí – penétrame ya – dije – pero despacio y sin prisa.


Sujeté mi pene con fuerza desde la base y coloqué la punta en la entrada de su ano, el cual palpitaba con el simple roce de la cabeza de mi pene; con mucha suavidad, empecé a ejercer presión sobre su ano, que se resistía con fuerza ante mi pene; al final, logré introducir por completo mi pene y me quedé inmóvil unos minutos. * ¡Oouuuch! – exclamó Julio – Eso dolió. * Lo lamento – dije – no supe cómo lo hiciste tú. * No te preocupes – dijo agitado – Lo importante es que ya entró. * No te duele – le pregunté preocupado – si quieres, me salgo. * ¡No! – dijo – Quédate así, Ernesto. * Julio – empecé a decir – No debimos… es decir… no deberíamos estar haciendo esto. * ¡Calla! – exclamó Julio – Tú y yo nos unimos hace tiempo… y eso será hasta la muerte.

Empecé a retirar lentamente mi pene mientras me acercaba a él para besarlo; sin retirarlo por completo, y dejando sólo la punta adentro, volví a la carga y lo introduje todo de golpe… haciendo que Julio se quejara de dolor.

«No pasa nada» dijo en cuanto recuperó la respiración «Uuuuffff, cómo me llenas» dijo mientras me observaba con ternura y me dedicaba la mejor sonrisa que podía hacer en medio de todo su sufrimiento «Yo me iría hasta el infierno por ti, si fuese necesario» susurré «Te amo, Julio».

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