Amor callejero ii

El destino les juega una mala pasada a sam y a ray. podran luchar contra las adversidades que les espera?

AMOR CALLEJERO

Eugenia

Estaban a pocos centímetros la una de la otra, ambas se miraron durante unos instantes.

  • Tu ojo... tiene muy... mala pinta (dijo la rubia).

  • Si...

  • Será mejor... que salgas ya del agua.

  • Si, o me quedare como una pasa.

Ambas chicas sonrieron y poco a poco se fueron alejando la una de la otra.

  • Puedes ponerte de pie?

  • Creo que si.

Sam intentó levantarse y con una visible mueca de dolor lo consiguió, Ray que volvió a contemplar su cuerpo magullado pero desnudo se ruborizo un poco.

  • Si te incomoda puedes irte, podre arreglármelas.

  • No te preocupes, me quedo a ayudarte.

  • Gracias.

  • No hay por qué.

Sam rodeo la toalla en su cuerpo y con ayuda de Ray, una vez estaba seca y con la ropa interior puesta, Ray llamó a su padre para que la empezara a curar. Ray espero fuera mientras su padre la curaba, de vez en cuando oía algún que otro grito de Sam, después de un rato su padre salió de la habitación.

  • Qué tal estas? (preguntaba la rubia preocupada).

  • Con lo que la he hecho de pondrá bien, necesitara tiempo y cuidados, pero se recuperara al cien por cien.

  • Gracias papá, puedo pasar a verla?

  • Ha perdido el conocimiento por el dolor, pero si quieres pasar puedes hacerlo, y ya que estas intenta averiguar quién le da tales palizas, esta vez ha tenido suerte pero la próxima tal vez no pueda hacer nada.

  • Lo intentaré, gracias.

Ray le dio un beso en la mejilla y entró en la habitación. Sam estaba inconsciente tal como había dicho su padre, se acercó a ella despacio y la observó detenidamente, a pesar de los golpes era preciosa, cogió una silla y se sentó a su lado y se quedó largo rato mirándola.

El tiempo fue pasando, Sam se quedaba en la cama mientras que Ray iba a clase todos los días, pero siempre volvía pronto para estar con Sam, poco a poco se fue recuperando, ya había pasado un mes, Ray y Sam se conocían mucho más, pero Sam se cerraba cuando Ray le preguntaba por sus golpes. Aunque aún no se habían dado cuenta... con el tiempo que paso ambas se cogieron mucho cariño.

Sam se disponía a volver a clase otra vez, como ya estaba recuperada eso significaba que ya no hacía falta que se quedara en la casa de Ray, ese día Sam se despidió y agradeció a los padres de Ray todo lo que habían hecho por ella, justo cuando Sam salía de la casa se encontró con Ray.

  • Ya te vas?

  • Si.

  • Ah...

  • Qué?

  • Es que...

  • Qué pasa?

  • Que... te voy a echar de menos.

  • Ah... esto... yo... yo también a ti.

  • Seguro que sí...

Dijo en tono sarcástico, Sam enarcó una ceja y la miro muy seria.

  • Quiero decir... que sí, claro, jejeje.

  • Bueno... pues nos veremos mañana en clase.

  • Si...

  • Quería decirte que...

  • Dime!

  • Bueno que... gracias por todo.

  • No tienes que darlas, somos amigas no?

  • Claro... amigas.

  • Quieres que te acompañe hasta tu casa?

  • No no, gracias, no hace falta.

  • Esta bien...

Sam pudo ver la expresión triste de Ray, ella la había ayudado mucho, no quería mentirle, pero no podía dejar que supiera como vivía ella.

  • Bueno, pues hasta mañana (dijo la morena).

  • Hasta mañana...

Sam pasaba por su lado cuando se agachó y le dio un beso en la mejilla a Ray, la pequeña rubia se quedó mirando como Sam se iba y con una sonrisa en sus labios entró en casa.

El día siguiente llegó, Ray salía de su casa cuando vio una alta morena en la puerta.

  • Sam...

  • Hola.

  • Qué haces aquí?

  • Bueno... pensé que no te importaría que fuéramos juntas a clase.

  • Claro!, vamos.

  • Qué tal pasaste la noche?

  • Bien, y tú?

  • Bien, aunque se me hizo raro no escucharte hablar por las noches.

  • Jajaja, en el fondo me echas de menos.

  • Puede ser, con tus historias me quedaba dormida en un momento, ahora tardo más.

  • Que graciosa.

  • Démonos prisa o no llegaremos.

  • Si, vamos.

Las clases acabaron, ellas estuvieron juntas en los patios y ahora, Sam iba a acompañar hasta casa a la joven rubia, hasta que nada más salir del colegió una voz llamó a Sam.

  • Sam.

  • Qué haces aquí?

  • Tengo información para ti.

  • Habla.

  • Será mejor que lo hagamos en privado.

  • Está bien.

  • Ray espérame aquí un momento quieres?

  • Claro.

Sam se alejó un poco, lo suficiente para que Ray no lo oyera, hablaron durante unos instantes y después el hombre se fue, Sam se acercó hasta Ray.

  • Va todo bien?

  • Claro, no te preocupes, oye hoy no podré acompañarte a casa, espero que no te importe.

  • Tranquila.

  • Es que... tengo algo muy importante que hacer, mañana nos vemos?

  • Vale... (dijo con expresión triste).

Sam le dio un beso en la mejilla y salió corriendo, Ray la vio cómo se iba, quería ir detrás de ella pero se contuvo y puso rumbo a casa.

Pasó una semana y Ray no sabía nada de Sam, no iba a clase ni nada, Ray lloraba de desesperación por que no sabía si le había pasado algo o simplemente ya no quería saber más de ella. No sabía dónde vivía, pero lo preguntó en secretaria, allí tampoco conocían el domicilio exacto, solamente que vivía por los barrios bajos. Ray decidió ir por allí y preguntar.

Las calles estaban desierta, y la poca gente que había eran pobres y borrachos por ahí tirados, a lo lejos pudo ver a un hombre que más o menos parecía normal, se acercó a él y pudo ver que era aquel hombre que visitó a Sam en la escuela, ella había desaparecido desde la visita de aquel hombre.

  • Perdone!, podría ayudarme?

  • Qué quieres jovencita?

  • Estoy buscando a una persona.

  • No deberías andar sola por aquí, esto es muy peligroso.

  • Por favor, estoy buscando a Sam.

  • A Sam?

  • Sí.

  • Para qué?

  • Es mi amiga, hace una semana que no se de ella y estoy muy preocupada (sus ojos se humedecieron).

  • Ven conmigo.

La rubia siguió al hombre, tras un corto paseo se fueron acercando hasta un sitio que al parecer había mucho alboroto, un círculo de hombres parecían contemplar algo, el hombre se metió entre la multitud y la rubia tras él, cuando por fin quedaron en primera fila para ver el espectáculo.

  • Ahí la tienes...

Sam estaba entre el círculo de todos esos hombres gritando, llevaba un top blanco pero que ahora estaba rojo por la sangre, un pantalón corto ajustado a sus piernas, llevaba las manos vendadas y los pies también, sería para no hacerse demasiado daño, estaba luchando con un hombre musculoso, Ray no creía lo que veía, Sam esquivaba los golpes como podía, pero una patada en su estómago la hizo volar hasta quedar a los pies de Ray, Sam no la vio, se levantó como pudo y vomitó un poco de sangre, Ray no pudo evitar las lágrimas, y cuando vio que el hombre la golpeaba con un bate en la espalda Ray gritó con todas sus fuerzas.

  • SAAAAAAMMMMM!!!!!!!!!

Sam la oyó y sangrando más que antes, giró la cabeza para el lado de donde venía su voz, y la vio, estaba realmente angustiada, estaba llorando como nunca la había visto llorar, el hombre que agredía a Sam vio la escena e iba directo con el bate hacia la rubia, inmediatamente Sam se puso de pie como pudo y antes de que pudiera tocarla de una patada le rompió una pierna, el hombre gritó y cayó al suelo, después Sam cayó de rodillas, se acercó hasta él y lo agarró por el cuello.

  • Dilo!

  • No!

  • Dilo o morirás!

  • Me... me rindo.

Sam lo soltó y se quedó ahí de rodillas, inmediatamente la nombraron ganadora y Ray corrió hasta donde estaba ella y la abrazó con cuidado de no hacerla daño.

  • Qué... haces aquí?

  • Estaba muy preocupada por ti!

Dijo llorando en el cuello de la morena, ella la rodeo con sus brazos intentando calmarla

  • Sshhh, tranquila, no pasa nada.

  • Por qué haces esto Sam?

  • Ya te lo explicaré más adelante, ahora vete de aquí.

  • No, no me iré sin ti!

  • Vete, esto es peligroso, podrían intentar matarte solo por ser mi amiga.

  • Ven a casa conmigo.

  • No, vete ya.

  • NO!

Y se aferró más al cuerpo de la morena.

  • Llévatela de aquí! (dijo Sam al hombre que la trajo).

  • Sam no hagas esto, te mataran.

  • Escucha... nos veremos en unos días vale?

  • Te mataran!

  • Te prometo que te iré a buscar, confía en mí.

  • No se te ocurra romper tu promesa.

  • No lo haré...

  • Te quiero... (dijo la rubia en un susurro).

  • Qué has dicho?

  • Que te quiero (le dijo mirándola a los ojos).

Los ojos azules se acumularon de lágrimas y no pudo contenerlas.

  • Por qué lloras?

  • Nunca... nadie me había dicho algo parecido.

  • Pues me alegro de ser la primera.

  • Y yo...

Ray se acercó lo suficiente y rozó sus labios con los de ella, después se miraron y el hombre agarró a la joven rubia para llevársela, mientras se alejaban ninguna dejó de mirar a la otra, de repente Ray vio como el hombre que había derribado Sam se levantó y se disponía a darle en la cabeza con el bate, Sam le dedicó una sonrisa justo antes de que la cara de Ray se volviera puro pánico y gritaba nuevamente su nombre...

  • SAAAAMMMMM!

El grito de Ray fue pánico total, el hombre que la iba a dar con el bate decidió mejor cogerla presa, pasó el bate por delante de ella y empezó a estrangularla con él, Sam intentaba soltarse pero no podía, la tenía bien cogida, Ray intentaba soltarse del hombre para ir a ayudarla pero este no la dejaba.

  • No intentes ir, te mataran pequeña.

  • No me importa!, tengo que ayudarla.

  • Estará muerta igual si te ve en peligro.

  • Suéltame!

Un grito de Sam les llamo la atención.

  • LLÉVATELA DE AQUÍ!

  • SAAAAMMMMM!!!

  • Tenemos que irnos, vamos!

El hombre empezó a forcejear pero fue inútil, Ray consiguió soltarse y correr hacia donde estaba Sam y aquel hombre.

  • SUELTALA! - dijo Ray entre lágrimas.

  • Vaya, vaya, qué tenemos aquí?, ésta es tu novia?

Le preguntó a Sam apretándola más el cuello, por la presión esta vomitó sangre, casi sin respiración Sam consiguió decir:

  • Ve... vete...

Estaba a punto de desmayarse por falta de aire.

  • DEJALA!, COJÉEME A MI SI QUIERES, PERO DEJALA YA!

  • Acepto el cambio.

El hombre soltó a la morena dejándola tirada en el suelo tosiendo, inmediatamente agarró a Ray.

  • Creo que tú y yo nos lo pasaremos bien... jajajaja.

Sam levantó la vista y vio como ese hombre se la llevaba y ella le gritaba al hombre que la trajo hasta aquí.

  • Por favor, cuida de Sam!, no dejes que siga en esto!

La rubia miró a Sam que estaba en el suelo sangrando mucho.

  • Te quiero Sam... no lo olvides.

Las palabras y las lágrimas de la rubia fueron como puñales en el pecho para Sam, la rabia y el amor la hizo olvidarse de sus heridas, se levantó con gran agilidad y echó a correr hacia el hombre.

  • SUELTALAAAA!!!!!!!

El hombre tiró a Ray a un lado para recibir la embestida de Sam, que se le echó encima, los dos cayeron al suelo y comenzaron a rodar mientras forcejeaban, el hombre acabó encima de Sam, empezó a golpearla en la cara sin piedad, no había sitio en la cara de Sam donde no hubiera sangre, los ojos se la estaban poniendo en blanco, Ray aterrorizada por ver así a Sam, corrió hasta el hombre tirándose encima de él, pero este de un golpe en la cara se la quitó de encima, Sam lo vio como pudo, una serie de imágenes con todas las expresiones de Ray, de todo el tiempo que estuvieron juntas pasó por su mente, cuando reía, cuando se enfadaba, cuando lloraba, cuando ponía morritos, cuando veía un helado... esas imágenes quedaron grabadas en su mente y... en su corazón, vuelta a la realidad Sam le dio un tremendo puñetazo el hombre que hizo que este se quitara de encima, el hombre rodó hacia a un lado y sacó de su cintura una pistola, apuntando a Ray que estaba en el suelo el hombre hizo detenerse a Sam.

  • Si te acercas la mataré.

  • Suelta la pistola - dijo la morena.

  • Y si no qué?, la vida de esta perra no vale nada - dijo mirando a Ray.

  • Tal vez para ti no, pero para mi si, déjala irse.

  • Despídete...

El hombre agarró con más firmeza la pistola y apuntó directamente a la cabeza de Ray, estaba a punto de disparar cuando Sam sacó una pistola y le disparó directamente a la cabeza. El hombre cayó redondo al suelo sangrando de la cabeza, Ray estaba impactada por lo que acababa de ver, miró hacia la morena... miraba hacia abajo, sus brazos colgaban en forma de derrota total, en una de sus manos aún estaba la pistola, pero que en pocos segundos no tardó en caer el suelo, Sam cayó de rodillas al darse cuenta de lo que acababa de hacer, había matado a un hombre, eso significaba la cárcel.

Ray sangraba del labio, con los ojos llenos de lágrimas se acercó corriendo hasta donde estaba Sam, se arrodilló delante de ella, Ray con una mano levantó por la barbilla la cara de Sam, sus ojos se encontraron, los ojos de Sam estaban nublados, había perdido ese brillo, parecían muertos.

  • Yo... no... yo...

Ray no la dejó hablar, la abrazó con todas sus fuerzas, Sam la correspondió al abrazo, ambas estaban llorando la una abrazada a la otra, Ray gimoteaba palabras en el pecho de Sam.

  • Lo siento tanto Sam... si no fuera por mí esto no...

  • No digas eso!, esto no ha sido culpa tuya entiendes?, es mi culpa, yo soy la que está metida en estos líos.

  • Pero si yo no hubiera venido a buscarte...

  • Habría dado igual, no te sientas culpable, hice lo que hice por salvar tu vida, y por ello no me importa tener que hacerlo una y mil veces.

Ray se separó lo justo para mirarla a los ojos, el brillo había vuelto, vio la sinceridad en ese azul mar, entre lágrimas Ray consiguió sonreír, tirándose nuevamente a sus brazos, ambas mujeres se quedaron a si por unos minutos, sintiendo la una a la otra.

Sam se separó despacio de ella y la miró a los ojos.

  • Debes irte ya - dijo la morena con tristeza.

  • Irme?, por qué?, ven conmigo - suplicó Ray.

  • No puedo...

  • Cómo qué no puedes?

  • Yo...

Las sirenas de la policía anunciaban que se estaban acercando.

  • No... por favor, dime que no vas a entregarte.

  • Tengo que pagar por lo que he hecho - dijo suavemente.

  • Pero no fue culpa tuya!, ven conmigo, te lo ruego!

Sam le acaricio la cara, con su pulgar limpio sus lágrimas, Ray agarró su mano y apoyó su cara en la palma de la mano de la morena, las sirenas se oían cada vez más cerca.

  • Ted llévatela de aquí - dijo Sam al hombre.

  • Vamos pequeña, será mejor que no te vean o te involucraran.

El hombre la agarró y empezó a tirar de ella.

  • No, no, no, por favor Sam!

Ray agarraba fuerte la mano de Sam pero poco a poco se fue soltando y Ray era alejada de ella por Ted. Ted y Ray ya estaban lo suficientemente lejos para que la policía no les implicara, estaban escondidos detrás de una columna para ver qué pasaba.

La policía llegó y apuntando a Sam con las pistolas la obligaron a tumbarse en el suelo con las manos en la cabeza, los agentes se acercaron y la esposaron con las manos en la espalda, Ray estaba llorando, no quería separarse de ella, o al menos demostrarle cuanto la quería.

Ray echó a correr con todas sus fuerzas para donde estaba Sam, los pasos de Ray le basta a Sam para saber que venía corriendo hacia ella, Sam se giró justo a tiempo para recibir los labios de Ray en los suyos propios, Ray la besaba apasionadamente, la abrazaba por el cuello, Sam no podía abrazarla pero la devolvió el beso con la misma pasión, Ray se apretó contra ella todo lo que pudo, quería grabar ese momento en su mente, paso a paso, quería recordar cada movimiento, cada tacto de sus lenguas, de sus labios, Sam quería lo mismo y por ello se entregó de lleno en ese beso, lo dio todo, su alma, su corazón, su cuerpo y sobre todo su amor, el amor que sentía por Ray, sabía que gracias a eso podría soportar lo que le tocaría pasar ahora.

  • Has visto eso?, ni mi mujer me besa así - dijo uno de los policías que lo estaba viendo todo.

  • La mía tampoco... - dijo su compañero.

El beso fue acabando, Ray se separó muy despacio de Sam, aun se rozaban los labios, cada una había memorizado cada detalle de ese momento en su mente, los sabores de sus bocas ahora eran uno, no lo olvidarían jamás. Las dos se miraban fijamente, ninguna pudo decir nada, sus miradas lo decían todo, los ojos azules fueron arrebatados de los verdes cuando un agente tiró bruscamente de ella para llevársela, Sam miraba hacia atrás, quería mirarla hasta el último momento, Ray tampoco dejó de mirarla. Sam ya estaba en el coche, miraba por la ventanilla para ver a su amor por última vez en mucho tiempo, Ray se acercó y pegó una sus manos a la ventanilla, Sam no podía ya que tenía las esposas por detrás de la espalda, solamente la sonrío, ella se la devolvió. El coche arrancó dejando a una Ray muerta de dolor y de alegría a la vez, por lo que acababa de suceder.

Llegó el día del juicio, Ray estaba en la sala acompañada de su padre, Sam estaba adelante, estaban a punto de decir el veredicto, instantes antes ella miró hacia atrás para ver esos preciosos ojos verdes, los encontró y eso fue todo lo que necesitaba en estos momento, la voz del juez sonó clara y firme.

  • El jurado ha decidido que Sam es... culpable por asesinato, y la condena son tres años de cárcel y dos años de libertad bajo vigilancia policial.

Tras oír esas palabras Sam cerró los ojos, tres años, podría aguantar tanto?, Ray lloraba sin poder evitarlo. Cuando el guardia cogió a Sam para llevársela le pidió que la dejara despedirse de una persona, el aceptó, se acercó todo lo que pudo hasta Ray, estaba llorando, esos ojos verdes que tanto le gustaban estaban tristes... y por su culpa, el padre de Ray estaba detrás mirándolas, Ray se acercó quedando solo a unos centímetros de ella, Sam tenía las esposas puestas, pero esta vez las tenía adelante, agarró una mano de Ray, esta levantó la vista para mirar esos ojos por última vez en tres años.

  • Te escribiré... - dijo Sam en un susurro.

  • Mas te vale - dijo del mismo modo.

  • Podrías hacerme un favor?

  • Claro.

  • Cuando salgas, podrías decirle a Ted que venga a hacerme una visita?, vive a cuatro manzanas de tu casa, es una casa vieja y pequeña.

  • Cuenta con ello - dijo sonriéndole.

  • Gracias...

Sam se estaba muriendo por besarla, pero no sabía si sería lo correcto con su padre ahí.

  • Puedo... puedo abrazarte? - preguntó tímida la morena.

La rubia solo pudo llorar más fuerte y tirase al pecho de la morena para abrazarla, Sam levantó los brazos y los pasó por encima de la cabeza de la pequeña, con las esposas no podía abrazarla de otra manera. Cuanto echarían de menos ese contacto, ese cuerpo, ese calor, Ray hundió su cara en el cuello de la morena, besó su cuello tiernamente, Sam la apretó más contra sí.

  • Venga acaba de despedirte, tenemos que irnos - dijo el guardia.

Sam y Ray se separaron, se miraron muy de cerca y Ray tenía claro una cosa, y es que era que amaba a esa mujer y que no le importaba nada más, se acercó más a Sam y la besó, la morena se lo devolvió más que encantada, el padre de Ray quería hablar pero no le salían las palabras, tras separarse el agente se llevó a Sam, Ray se giró para mirar a su padre, no sabría que le parecería lo que acababa de hacer.

  • Serás capaz de esperar tres años? - preguntó el padre.

  • Por ella... esperaré lo que haga falta.

  • Entonces... cuenta con mi apoyo hija.

  • Gracias....

Ray no pudo contener las lágrimas, su padre la abrazó y la acunó hasta que se calmó.

Una semana después, Ray recibió una carta de Sam, era imposible expresar tanta felicidad, nerviosa la abrió y empezó a leer:

"hola Ray!, qué tal estas?, espero que estés bien, yo a pesar de todo estoy bien, aquí tratan bien a los presos, aunque son todas presas. Te echo mucho de menos pequeña, solo puedo pensar en ti, tu pensamiento es lo único que me ayuda a estar aquí, a sobrevivir, porque aunque los guardias tratan bien a las presas, aquí cada una de ellas tienes sus reglas y sus terrenos, quiera o no tendré que utilizar la fuerza si quiero sobrevivir aquí, pero no te preocupes, estaré bien, me porto lo mejor posible, me ha tocado una compañera de celda que por lo menos ella parece algo normal, es amable conmigo y poco a poco nos vamos haciendo amigas, la he hablado de ti, ella es la única que sabe mi razón para vivir, para salir de aquí... qué tal vas con las clases?, alguien se mete contigo?, cuídate mucho vale? Y sobre todo recuerda que... te quiero Ray, un beso."

Sam.

De inmediato Ray se puso a escribir una carta para contestarla.

"Hola Sam!, yo estoy bien... bueno, echándote mucho de menos, cada día noto más tu ausencia... me alegro de que al menos tengas una amiga, si pensar en mi te ayuda a sobrevivir no dejes de hacerlo, te quiero de nuevo conmigo y esta vez para siempre, prométeme que volverás, que no te meterás en líos?, Sam... si te pasara algo yo... por favor, vuelve conmigo, te necesito. Las clases me van bien y tranquila que nadie se mete conmigo, puedes estar tranquila. Te quiero Sam, un beso."

Sam estaba feliz después de a ver leído la carta, de inmediato ella escribió otra para mandársela, pero esta vez no obtuvo respuesta, volvió a escribirle pero nada, no entendía lo que pasaba, porque Ray no contestaba a sus cartas, la angustia se fue apoderando de ella, ya habían pasado dos meses y no sabía nada de Ray, las ganas de vivir se fueron esfumando y con ellas todas sus ilusiones.

Un día Sam recibió una visita, era Ted, les dejaron hablar a solas en una sala

  • Ted!, cuanto me alegro de verte.

  • Y yo a ti, oye...

  • Dime.

  • Qué pasa contigo?

  • Como que, qué pasa conmigo?, a qué te refieres?

  • Ray no deja de llorar, dice que ya no la escribes, que no contestas a sus cartas y que no quieres recibir sus visitas.

  • QUEEEEEEEEE???????????

Sam no creía lo que oía, no entendía nada de lo que estaba pasando, necesitaba saber que era lo que sucedía.

  • Pareces sorprendida - dijo Ted.

  • Claro que lo estoy!, llevo meses escribiendo a Ray, pero nunca me devolvió la carta, cada uno de los putos días que llevo aquí me los he pasado pensando en ella!, pensé que ya no quería saber nada de mi - las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos.

  • Claro que si!, ella esta igual de mal que tu, en tu carta la dijiste que te habías echado una amiga, pensó que como la tenías a ella ya no la necesitabas - dijo apenado Ted.

  • Oh dios mío!, algo está pasando, alguien no quiere que sepamos nada la una de la otra.

  • Eso parece...

  • Ted, hazme un favor.

  • Dime.

  • Dile a Ray lo que está pasando, dile que la necesito más de lo que se imagina, que la hecho muchísimo de menos, que quiero verla y que la quiero.

  • Se lo diré.

  • Otra cosa, dile que venga, pero ven tú con ella, si no le mentirán, yo siempre estaré dispuesta a verla.

  • Muy bien, yo te la traeré.

  • Muchas gracias por todo Ted.

Con un abrazo se despidieron, ahora Sam tenía que averiguar quién era la persona que les estaba haciendo eso, pero si algo tenía claro... es que era alguien de ahí dentro.

Ted fue a ver a Ray, tenía que contarle todo.

  • Ted!, que sorpresa.

  • Hola pequeña

  • Dime, querías algo?

  • Tengo algo que decirte.

  • Dime.

  • He ido a ver a Sam.

  • Qué?!, la has visto?, qué tal está?, por qué no responde a mis cartas ni nada?

  • Tranquila, tranquila, Ray... ella está igual de mal que tú, me ha dicho que te ha estado escribiendo pero que tú no la contestabas ni nada, ella no ha recibido tus cartas, ni la han avisado de sus visitas ni nada.

  • Pero como...

  • Sam me ha dicho que te diga que te hecha muchísimo de menos, que quiere verte, que te necesitas más de lo que imaginas y que te quiere...

Ray no pudo aguantar las lágrimas, lloraba de felicidad y de tristeza, quería verla cuanto antes.

  • Podemos ir mañana a verla?

  • Claro, mañana mismo iremos.

Ray abrazó a Ted y lloraba de felicidad porque mañana por fin la vería.

Sam estaba paseando por al patio de la prisión, iba con su compañera de celda Carla, de repente un grupo de mujeres se puso delante de ellas, estaba claro quién era la líder, era una mujer que pasaba los dos metros de alturas, estaba cuadrada miraras por donde la miraras, era puro músculo, tenía alguna cicatriz que otra, pero a pesar de todo eso no consiguió intimidar a Sam.

  • Quieres algo? - preguntó la morena con voz firme.

  • Si, quiero matarte - dijo aquella mujer.

  • Y que es lo que te he hecho yo para que quieras hacer eso?

  • Solo llevas dos meses aquí y te crees que puedes hacer lo que te da la gana?

  • Apártate.

  • Tengo algo que podría interesarte.

Se metió la mano en el bolsillo y sacó unas cartas.

  • Ésta que te escribe... debe ser tu novia no?, la pobrecita no entiende porque ya no le escribes - se empezó a reír y todas las mujeres que estaban con ella también.

  • Dame eso... ahora.

  • Y si no quiero?

La morena estaba perdiendo la paciencia, quería esas cartas y las quería ya.

  • Por qué me las has robado?

  • Porque sabía que esto era importante para ti, y sé qué harás lo que sea por ello.

  • Cierto, haría lo que fuera por ello, lo que no entiendo es como has hecho para que no reciba visitas.

  • Eso es muy fácil nena, coges a algún policía novato, le pagas, lo amenazas y hace lo que le mandas - dijo riéndose.

Sam se acercó hasta ella hasta encararla.

  • Pues más vale que no vuelvas a meterte en mis cosas o te arrepentirás.

  • Quieres las cartitas de tu novia?

  • Si.

  • Pues pelea.

  • No.

  • Por qué no?, de qué tienes miedo?

  • No voy a luchar, dame las cartas ya.

  • Ya te he dicho lo que tendrás que hacer para conseguirlas.

  • Muy bien...

Sam hizo amago de irse, pero de repente se giró y le dio una patada en el estómago haciéndola caer de rodillas, Sam se acercó y cogió las cartas y se dio la vuelta para irse.

  • Esto... no quedará asi... créeme.

Sam se fue a su celda para leer esas cartas que tanto había esperado...

Sam estaba tumbada en su cama, con una sonrisa miraba las cartas, las había leído una y otra vez, en ella podía ver el amor de Ray, la angustia, la necesidad, estaba deseando verla, hablarle, abrazarla. Cerró los ojos y lo primero que vio en su mente fue la sonrisa y esos ojos verdes, con una amplia sonrisa se quedó dormida abrazada a las cartas.

Por fin llegó el día, Ray estaba muy nerviosa, salió de casa para irse con Ted que la estaba esperando fuera, había estado toda la noche pensando que la diría a Sam, deseaba abrazarla, eso era lo que más claro tenía.

  • Hola Ted, qué tal?

  • Hola pequeña, bien, nerviosa?

  • Mucho!

  • Jajaja, Sam está deseando verte.

  • Y yo a ella - dijo tímidamente.

  • Venga, vamos.

  • Si.

Ambos se pudieron en camino con destino a la prisión donde estaba Sam.

Una morena de ojos azules estaba en su celda haciendo abdominales como hacia cada mañana, de repente sintió una gran presión en el estómago, la misma mujer que le había robado las cartas ahora estaba presionando su estómago con el pie.

  • Dejemos las cosas claras, no quiero que esa rubita se acerque por aquí, no quiero que te que llame, ni que te escriba, así que más vale que te despidas de ella si no quieres que... sufra un accidente.

  • No... te... atrevas ha... hacerle daño...

  • Pues si no quieres que nada malo le pase despídete de ella, que no vuelva más por aquí, que no te llame, que no te escriba, está claro?

Sam solo la miraba con odio, sabía que tendría que hacerlo si no quería que nada malo la pasara.

  • Está claro?

  • Si...

  • Asi me gusta... jajajaja.

La mujer le golpeó el estómago dejando a Sam si aire, una vez que salió de la celda, Sam se levantó con una mano en el estómago y se tumbó en la cama, se puso a pensar en lo que acababa de pasar, pero cómo la diría a Ray que no quería verla más?, le haría mucho daño, pero si no lo hacía podría pasarle algo, y lo primero de todo era su seguridad, de repente un guardia entró en la celda.

  • Vamos Sam, tienes visita.

  • Quién es?

  • Lo verás cuando este allí.

Extrañada Sam siguió al guardia hasta la sala de visitas, una vez que entró en la habitación sus ojos chocaron con unos ojos verdes, humedecidos por las lágrimas a punto de salir, pero muy intenso, Ray la miraba a la vez que empezaba a dar pasos, Sam empezó a andar, pero sus pasos tranquilos se volvió en una carrera desesperada, ambas se abrazaron con todas sus fuerzas, la rubia hundió la cara en el pecho de Sam y comenzó a llorar.

  • Sam... Dios, te he echado tanto de menos!!!

  • Ray... - la morena la apretó más contra ella - perdóname por no contestar a tus cartas, alguien ha estado manipulando todo esto y no las llegué a recibir.

  • No pasa nada Sam, lo importante es que ahora estamos juntas... otra vez.

  • Ray, hay algo que tengo que decirte - dijo la morena separándose de ella.

  • El qué?

  • No... no quiero que vengas más...

  • Qué estás diciendo? - preguntó confundida.

  • Que no quiero que vengas más aquí, no me escribas y tampoco me llames.

  • Pero... por qué?, qué pasa?, he hecho algo mal?, vamos dímelo! - dijo llorando.

  • No, no has hecho nada - la morena le dio la espalda para que no viera sus lágrimas - simplemente ya no siento lo mismo por ti, quería verte una vez más para darte las gracias por todo... nada más...

  • No te creo.

  • Eso... es problema tuyo.

  • Mírame, mírame y dime lo que me acabas de decir mirándome a los ojos.

La morena no se giró, limpio sus lágrimas antes de que fueran vistas y endureció su rostro, tenía que aguantar, era por el bien de Ray.

  • Sam!

Ray la giró y se la quedó mirando a los ojos, la mirada de la morena era fría, Ray no aguantó más y la cogió de la cara con las dos manos y la besó profundamente, con fuerza, una vez que se separó volvió a mirarla.

  • Mírame y dime que no ha significado nada para ti.

  • ... lo siento.

  • Que sientes qué!?, maldita sea, cuando nos hemos visto me has abrazado con el mismo amor con el que te he abrazado yo.

  • Será mejor que te vayas ya.

  • Yo no me iré a ninguna parte hasta que me mires y me digas que ya no me quieres, que el beso que te he dado no significa nada para ti!

Sam la miró directamente a los ojos y a la vez que habló una mano estrujó su corazón como si de una naranja se tratara.

  • Ya... no te quiero...

Ray empezó a llorar tal vez como nunca lo había hecho, le habían roto el corazón por segunda vez, y se lo había roto la misma persona, Sam se moría por abrazarla y decirle que todo era mentira, que la quería mas que nunca, pero no podía.

Sin decir mas Ray se fue girando para irse, Sam aun tenía la duda de si estaba haciendo lo correcto, cuando Ray se disponía a salir de allí, Sam tiró del brazo y la besó apasionadamente a la vez que la abrazaba, sus lenguas chocaban una y otra vez, cada vez con mas fuerza, ambas gemían en cada movimiento, Ray enredó sus dedos en la oscura cabellera y presionó mas, quería estar todo lo posible dentro de ella, se besaron hasta no tener aliento, aun lamían los labios de la otra, cuando se separaron Sam la dijo:

  • Perdóname... tal vez algún día pueda explicártelo, adiós Ray...

La morena salió de allí dejando a una rubia totalmente confundida, no sabía que pensar, por qué le dijo eso?, y por qué la besó de aquella manera?, si no la quería como pudo sentir tanto amor con aquel beso?, la duda seguiría existiendo en su corazón.

Sam estaba en su celda, tumbada en su cama, las lágrimas caían de sus ojos, quería a Ray con todas sus fuerzas y la idea de estar tanto tiempo sin saber nada de ella, sin decirle que la quiere... era doloroso, pero mas doloroso era pensar que ella rehaga su vida con otra persona, eso le destrozaba el alma, siempre guardaría la esperanza da estar con ella otra vez.