Amor amor - Jorge Edwin

Un joven, que nunca fue amado, inicia sus estudios en la Universidad. Allí conoce a otro joven llamado Jorge Edwin, quien primero es compañero, después amigo y finalmente amante y el único hombre que además de sexo o con el sexo le dio amor de verdad...

AMOR - AMOR

JORGE EDWIN

Nunca alguien se enamoró de mí. Soy plenamente consciente de ello. Quizá porque siempre me he mostrado demasiado cerebral y el cerebralismo no despiertas pasiones. A lo sumo concita interés, curiosidad. De ahí que no me queje por la suerte de no ser amado. Si hubiese querido serlo, debí haber actuado de otra manera. Pero no siempre se puede actuar de otra manera sin caer en la falsedad y a mí, personalmente, me ha interesado ser auténtico, discretamente auténtico. Si a causa de ello perdí algo, pues debí y debo aceptarlo con la mayor elegancia posible… Lograr todo es un imposible

El no enamorar a otra u otras personas vedó mi ingreso a un mundo donde 1 + 1 no es 2, sino 1… Tampoco me quejo por esto, ya que en su lugar he podido acceder a otros paraísos donde para entrar ha menester ser uno y todos

Como toda regla pareciera necesitar de al menos una excepción para confirmarse, en eso de que nunca alguien se enamoró de mí , hubo una excepción o lo que yo creo que fue una excepción

Me estoy refiriendo a Jorge Edwin.

Cuando lo conocí, ambos teníamos 19 años y comenzábamos nuestros estudios universitarios… Corría el año 1959… Como era de esperar, ninguno de quienes serían mis compañeros de Facultad se me acercaba y yo no tenía ningún interés en acercarme a ellos… Nuestro trato se circunscribía a lo meramente formal… El único que parecía salirse del molde era Jorge Edwin… Cuando, por cualquier causa me hablaba, lo hacía con una sonrisa, evidenciando una disposición amistosa… Los demás me hablaban, pero fácil era descubrir que no lo hacían para congraciarse, sino por alguna especulación particular

A todos les respondía amablemente y si me era dado acceder a lo que pretendían, accedía; guardándome siempre alguna porción crítica de lo que demandaban… Cuidaba de ser bueno, sin llegar a buenudo

Con Jorge la cosa era diferente porque él no especulaba… No tenía segundas intenciones y siempre iba de frente… De ahí que mis respuestas fuesen diferentes y procuraran siempre estar a su altura

Altura… Esta es una palabra muy relevante en este relato, porque Jorge medía un metro sesenta de estatura… En otras palabras, era un petizo con todas las letras… Cuando hablé de él y me refiera a su estatura, siempre estaré señalando su dimensión moral, en lo que también con todas las letras era un gigante Un gigante que el conjunto no sabía tomar en cuenta

Los demás lo valoraban por la sombra que hacía contra el piso… ¿Qué más se podía de gente cuya tabla valores está presidida por el dinero y otras minuciosidades?...

Jorge encaja a medias en el conjunto… A veces estaba adentro y a veces quedaba afuera… Todo dependías del beneficio que reportara… Yo directamente estaba afuera siempre; pero, a mi no me afectaba eso… A Jorge sí, porque a él le habría gustado estar siempre adentro

De todos modos, nunca acuso el impacto de la segregación… De mi parte, y suponiendo que algún sufrimiento podía padecer, procuré brindarle una discreta protección… ¿Cómo?... A nivel de sus estudios

A Jorge no le faltaba inteligencia, de lo que carecía de método… Algo que debió haber adquirido en los niveles anteriores de su proceso educativo y no adquirió… El asunto, entonces, consistía en auxiliarlo a hacerse de un método… Y eso fue lo que me propuse… Para que fuese lo menos notorio posible procuré hacerlo desde el rol de buen amigo , que era mi sentimiento hacia él

Fuera de todo cálculo, de toda especulación, se fue trenzando entre nosotros una relación amistosa signada por la cordialidad… A medida que pasaba el tiempo fui enterándome de muchas cosas de su suerte personal, de su vida privada… La mas sería era su precariedad económica… En esa época mis finanzas dejaban mucho que desear y casi podía decirse que, a nivel bolsillo, estábamos iguales; pero, yo jugaba de local y él de visitantes, toda vez que yo estudiaba en la misma ciudad donde había nacido y vivía, en tanto que él había venido desde muy lejos… En términos futbolísticos era un visitante

Su drama económico se alivió bastante cuando, sin proponérmelo, le conseguí hospedaje sin costo, a cambio de unos trabajos muy livianos, en casa de una señora muy mayor a quien yo conocía indirectamente… Debía cuidar un jardincito, donde lo más pesado era cortar un poco de pasto, y estar disponible para ocasionales tareas de mantenimiento o labores donde se necesitara un poco de fuerza. Por tan poca cosa se le cedió para su uso personal un garaje de considerables dimensiones, en muy buen estado de conservación, muy luminoso y complementado por un pequeño baño de servicio que satisfacía todas sus necesidades de higiene. El garaje era totalmente independiente de la casa.

En poco tiempo el garaje quedó convertido en un monoambiente con la impronta de la personalidad y su buen gusto… Era un lugar ideal para estudiar y, también, para vivir… Yo le aconsejé que lo utilizara para su uso personal exclusivo y no le diera desmedida cabida a terceros… Debía asegurarse la disponibilidad de ese espacio

Lo cierto es que la dueña de casa no cesaba de agradecerme que le hubiese conseguido una persona como Jorgito… Según sus palabras era un amor de bueno, habilidoso y confiable Pronto paso a ser como un nieto para ella. Nieto en lenguaje incaico significa bastón

Con cierta frecuencia yo visitaba el apartamento de Jorge; en particular cuando debíamos estudiar para exámenes o prepararnos para clases prácticas… Daba gusto estar allí… En septiembre del ’60 mi presencia allí comenzó a hacerse más habitual porque la cursada de una materia, Complementos de Matemática , se tornó muy exigente y Jorge empezó a patinar… Era una asignatura bastante pesada; su temática daba para hacer cuanto menos tres materias… Los alumnos la hubiesen aprendido mejor… A mí no me resultaba dificultosa y el estudiar con Jorge me ayudaba a cimentar bien los conocimientos, porque me veía obligado a explicarle lo que iba aprendiendo… Y sabido es que no se puede explicar bien lo que no se conoce bien… Cuando le explicaba, enseguida agarraba trote, porque como dije: no le faltaba inteligencia, sino método

Estudiábamos hasta altas horas de la noche y terminábamos muertos de cansancio… Cuando decidíamos cortar, yo tomaba mi bicicleta, mi hermosa Raleigh inglesa, y pedaleaba hasta mi casa en un santiamén… ¡Quién pudiera hacer esto hoy día!... Estoy seguro que, si lo intentara, si no me muero de un infarto, perezco bajo las ruedas de alguno de los bólidos que transitan por la ciudad mañana, tarde y noche, y que en aquel entonces no existían

El trato que me dispensaba Jorge era cordial, afectuoso y franco; pero, a la vez, medido… Quizás, porque con mi comportamiento no invito a ninguna licencia… Sí, yo soy naturalmente seco y cambio este modo de actuar solo cuando las circunstancias puntualmente me lo sugieren… Ahora, de viejo, me he aflojado un poco… Pero, de joven era bastante estirado

Nunca me había preguntado qué pensará Jorge de mí… Sin embargo, algún dicho suyo me inducía a suponer que no me veía como el común de nuestros compañeros… No obstante, su consideración hacia mí era inobjetable

La revelación se produjo en mayo de 1961… Un año antes nos habían sorteado para el Servicio Militar… A él le tocó un número bajo y por lo tanto se exceptuó de hacer la conscripción… A mí no, me todo el 461 y debía prestar servicio en las filas del Ejercito… Era toda una jodienda; pero, no me hacía mayor problema… Cuando a uno le toca algo malo, lo mejor es hacer de cuenta que ya ocurrió y meterle para adelante… Estaba en eso cuando, allá por el mes de agosto de 1960, me encontré en casa de un primo con un Juez que me dijo vos te salvas de la colimba , tu vieja es viuda y sos su sostén Inocentemente intenté refutarlo, pero el señor insistió en sus dichos y lo rubricó con un no me lo digas a mí que soy el Juez que otorga las excepciones . Ahí fue donde entendí sus dichos… Quería hacerme un regalito para quedar bien con mi primo… Por eso, luego de un trámite más que sumario: quedé exceptuado… Sin embargo, arbitrios humanos no pueden contra los mandatos Divinos… Estaba de Dios que algo del Servicio debía hacer… Por un accidente que alguna vez relataré, el 6 de enero de 1961 quedé bandera y así permanecí hasta abril de ese mismo año, en que fui dado de bajo, primero porque pude resolver las emergencias del accidente mencionado y segundo porque en las filas del arma había un quilombo mayúsculo

En resumen, para mayo de 1961 estaba nuevamente entregado a mis quehaceres estudiantiles, preparando el examen final de los famosos Complementos de Matemática, cosa que desde luego hacía en la grata compañía de Jorge y una niña que se nos había acoplado… ¿Dónde estudiábamos?... En el apartamento de Jorgito, donde una estufa alimentada con aceite quemado, nos prodigaba un calor comparable con la calefacción del Waldorf Astoria

Una de las noches de ese de mayo de 1961, Jorge y yo estábamos solo, entregados a la resolución de unos ejercicios de derivación que se las traían puestas… A mí me aquejaba un fuerte dolor de cuello y espalda… Sin decir nada, Jorge se ubicó detrás de mí y comenzó a masajearme… Para hacer bien las cosas, di vuelta la silla, sentándome a horcajadas de ella, me quité el pullover y me solté la camisa

Las manos de Jorge, las mismas que arrancaban deliciosos sones de la guitarra, ahora estaban sobre mi cuello y parecían dos brazas encendidas al rojo vivo… Las sensaciones despertadas por sus maniobras conmovían todo mi cuerpo… Eran vibraciones que recorrían todas mis fibras… Sin proponérmelo caí en un estado de relajación casi absoluto… Solo conservaba fuerzas para mantenerme erguido… Los movimientos de Jorge eran cadenciosos y semejaban más una danza que un masaje… Mis dolores se esfumaron y, en su reemplazo, un intenso placer embriagaba mi ser por completo

Perdí la noción del tiempo y el dominio de mi mismo… Me sentía como embrujado… La danza de Jorge continuaba con nuevos giros, nuevos arrebatos… De pronto sentí que apoyaba su cuerpo sobre mi espalda desnuda… No parecía ser algo casual, sino algo intencional, decididamente intencional… Continuó presionando con sus dedos sobre mis cervicales, al tiempo que decía, sin dejar de apoyar su bulto sobre mi espalda

« Esto te va a hacer bien

Su aserción no especificaba qué era lo que me iba a hacer bien, si sus calientes y hábiles manos, o eso también caliente que apoyaba en mi espalda… Mi experiencia sentenciaba que cualquiera de las dos cosas me iban a hacer bien… Devuelto un poco a mis cabales, decidí dejarlo hacer… Algo dentro de mí me decía que íbamos por un camino del cual no habría de arrepentirme

Hasta ese momento, había mirado a Jorge de manera, no sé cómo decirlo, de manera puede afirmarse inocente , despojada de toda carga sensual, como si él fuera un hombre asexuado… Extraño en mí, porque cuando descubría un pantalón, mi primera mirada (siempre discreta) iba al bulto… De golpe comprendí que la inocencia bien podía dejarse a un lado, claro está, si él tomaba la iniciativa… Y él la estaba tomando… Por supuesto, con cierta cautela… En la Matemática podía patinar, pero en estas cosas obviamente no quería correr riegos que le hicieran perder jerarquía

Jorge avanzaba con paso firme y yo lo dejaba avanzar… Cuando la arrimada ya no dejaba ningún lugar a dudas sobre la intención que la guiaba, juzgué oportuno enviar una señal de aprobación, de consentimiento… Desvié un brazo hacia atrás y fijé mi mano derecha en su pierna… La firmeza de los músculos denunciaba la potencia que encerraban esas piernas y, por extensión, todo el cuerpo de mi amigo

« Si me tocas, exploto –dijo con voz ahogada y cavernosa

Con temeraria intrepidez, le respondí, manteniendo siempre un tono suave y resuelto

« Explotá

Esa sola palabra era todo un desafío… La acompañé con movimientos de hombros que parecían decir me encanta lo que me estás haciendo, continúa así que quiero gozar

En esos instantes, no tenía ni la menor idea de lo que podía llegar a desencadenarse tras semejante escena… O bien no pasaba nada; o bien mi amigo explotaba, tal como lo había anunciado… Siendo esto lo que yo quería, no deje de tocarle la pierna… Más, redoblé la apuesta y desvié hacia atrás el otro brazo y lo aprisioné sus extremidades con las dos manos

Como las columnas de un cuerpo de ejército que avanza, decididas al combate, las manos de Jorge, las mismas que arrancaban dulces notas a la guitarra, dejaron mi cuello y comenzaron a reptar hacia las pequeñas colinas de mis pechos… Fue una operación relámpago… Nada tardaron en posesionarse de ellos

Para que no quedaran dudas de mi total consentimiento, mis manos se posaron sobre las suyas, ocupadas en exprimir mis redondeces, diciéndole en el contundente lenguaje de los hechos: es todo tuyo

Como saltando de precipicio en precipicio hacia un abismo de lujuria, los hechos se fueron sucediendo sin permitirme una memoria clara de la concatenación de los actos… Lo cierto es que en ese tiempo fuera del tiempo, Jorge hizo claro que estaba dispuesto a todo… Como por arte de magia se hizo dueño absoluto de mi cuerpo y me absorbió en el conjuro de sus libidinosos designios

Yo no era un inocente angelito… Muy por el contrario, en mi haber –si así puede decirse- había una interesante lista de experiencias de perfil erótico… En su conjunto, no diferían mucho unas de otras… Sólo salían un poco del común los momentos de arrebato vividos con el padre Carlos; pero, esta experiencia en sí misma no dejaba de tener la misma impronta que ell resto… Eran episodios de solo sexo y ninguna otra cosa mas

Por eso, lo de Jorge me descolocó por completo… Su avance no era para complacer solo un mero apetito carnal, aunque ese apetito quizá fuera el motor primario de sus acciones… Sus intenciones iban más allá… Superaban el placer y se elevaban hacia los altos círculos del amor… Si del amor

En un principio no lo vi claramente así; apenas si presentí que estaba ante algo diferente… Ninguno de mis anteriores, llamémosles, amantes habían tenido gestos hacia mí que indicaran la existencia de algo más que el propósito de aliviar sus urgencias sexuales… Con Jorge todo fue diferente desde un principio… Cuando se dio por notificado que yo no habría de poner freno a su intenciones y sus manos recorrían con frenesí mis pechos, mientras su miembro se estrellaba desesperadamente en mi espalda, con no se qué artificio logro que alzara mi rostro y lo enfrentara al suyo… Sus ojos eran el símbolo de la pasión… Encandilaban… Sin darme tiempo a nada, me estampó un beso en los labios, que mas que un beso fue la marca de fuego de su estilo, recio, decidido y enormemente dulce a la vez

A ese beso le sucedieron otros besos y sin que sepa decir cómo, de repente me vi rodando con él sobre su mullida cama… Una cama que yo le había conseguido, sin pensar que habría de prestar la utilidad que en definitiva concluyo prestando… Su propietaria, la mayor de mis primas, tuvo que desecharla porque, de tan grande, no entraba en el departamento donde iba a mudarse y me la cedió graciosamente

El vértigo signaba nuestros movimientos. Pronto, los dos estuvimos totalmente desnudos. Su dominio de la situación era tal, que yo me sentía transportado a un nirvana donde me mantenía suspendido, mientras recibía las más embriagadoras ofrendas

Jorge, el petizo, el mismo a quien nuestras compañeras y chicas en general no tomaban en serio ni le daban corte por ser petizo, de repente, en la cama, se convirtió en un gigante… Me sentía algo pequeño en sus brazos, que no cesaban de estrujarme… Su carta viril era un as de bastos con todas las de la ley… Asombroso, no tanto por el largor, que no dejaba de ser respetable, cuanto por el grosor. Parecía un par de bananas mellizas… Un cierto curvamiento hacia abajo le daba aspecto de gancho amenazante… Cuando pude verlo y tocarlo tuve la sensación de enfrentarme con un cañón

El combate que se avecinaba venía precedido de las amenazas de Jorge… Prometía destrozarme, hacerme sentir lo que nunca había sentido, destruirme… Los hechos fueron acaeciendo como partes de una coreografía excitante, tremendamente fogosa y absolutamente inevitable

Así llego el momento en que quedé posicionado de espaldas para recibir la incursión de su verga que, a la sazón, él cruzaba sobre mis redondas nalgas como si fuera un látigo

« Te la vas a tragar toda, repetía

No era chiste aceptar el desafío… De haber sido virgen, todavía estaría llorando por el dolor… Pero, no lo era… De todas formas, la operación –a falta de otros lubricantes- debía realizarse solo con saliva… Por suerte no faltó… Tal vez, por emoción, Jorge destiló abundante cantidad de saliva y toda fue a para a mi ansioso culito

La entrada de la verga de Jorge fue una solemne procesión a la que solo le faltó la intervención de algún diestro organista del Reino de Aragón, acompañando su horadante paso con los sones de la Marcha de la Coronación de Meyeber… Pero, el único organista aragonés que conozco, vaya uno a saber a qué órganos se hallaba entregado en aquella primavera de 1961

La forma en que Jorge me macheteó fue toda una novedad para mí… Una adorable y encantadora novedad… No eran los ajetreos de un macho que busca quitarse de encima los pesos de una excesiva calentura… Eran los vaivenes de un amante que trataba de hacerme feliz y, en la respuesta agradecida de mis sentimientos, encontraba su felicidad

Fue el primer y único hombre en vida que supo acompasar sus orgasmos para hacerlos simultáneos con los mismos… A eso ayudaba, y mucho, la forma de su encantadora poronga, porque además de provocarme una sostenida erección, presionaba mi próstata, motivando mi eyaculación al unísono con él

Después que llenó mis entrañas con su abundante esperma caliente, me dejó clavada su espada, mientras susurraba a mi oído su deseo de que yo siguiera gozando, de que me quedara bien abierto… Cuando después de largo rato retiró la herramienta de mi culo, volvió a su ataqué de besos y arrumacos

La alegría y el gusto de haberme cogido sonaban como un carrillón… Yo me sentí contagiado por su euforia y di rienda suelta a mis efusiones… Cosa rara en mí… Pero, el amor invita al amor y yo no podía quedarme atrás

Esa noche de mayo de 1961, Jorge y yo formalizamos algo así noviazgo, un muy discreto noviazgo, que duró hasta fines de 1964, en que –graduado- el volvió a su provincia natal y yo continué aquí, donde habré de finalizar mis días… Cuanto más tarde: mejor

Fueron tres largos años y algo más verdaderamente maravillosos… Hacíamos el amor con una fogosidad, una pasión y una frecuencia extraordinarias… Literalmente hablando, Jorge me incendiaba el culo… Después de cada polvo, yo levantaba bandera blanca de parlamento, pero no para rendirme, sino para propiciar un tregua reparadora y proseguir tras ella nuevamente el combate

Durante el primer año fuimos, en exclusividad, el uno para el otro… Y no teníamos solo sexo, sino que nos hacíamos el amor con una entrega total… Después del año, la cosa cambió y cada uno comenzó a tener entretenimientos adicionales… Renunciamos a la fidelidad y mantuvimos la lealtad Por eso puede decirse que nuestra relación fue amorosa e inteligente

Casi sobre el final de nuestro trato conocí a Clara, Clarita , una chica cinco años menor que Jorge, muy linda, con quien él había trenzado una amistad muy íntima… Me pareció muy bueno que se organizara Si después que me la presentara me hubiese dicho que quería cortar su vínculo conmigo, le hubiese prestado alegremente mi consentimiento… Pero no me dijo eso; por el contrario expresó su deseo de seguir haciendo el amor conmigo… Por supuesto, no me negué… Solo le recomendé que fuéramos medidos y prudentes… No era cosas que dañáramos la sensibilidad de alguien que no merecía ser dañada

Nuestros encuentros no eran sólo para estudiar y hacer el amor, sino para otras cosas… Entre ellas, bailar tango, ir al cine, comer, tocar la guitarra y cantar (estas dos cosas por cuenta de Jorge), caminar… Recuerdo que una vez, en 1962, adaptó la letra de una zamba que cantaba el grupo folclórico Los Fronterizos y se titulaba La Presentida , dedicándome su contenido… En su adaptación la zamba pasaba a ser El Presentido y decía así, permítanme copiarlo… Ojalá pudiera cantar como cantaba él… Tenía una garganta de oro y a pesar de que no tuvo maestros, su dominio de la guitarra esa notable

Te busco con los ojos,

Te llevo en el alma y en mi corazón,

Y tú siempre estás ausente,

Golpeas mi vida,

Lejana y callada

Y tú siempre estás ausente

Golpeas mi vida lejana y callada

Poeta del silencio

Te miro en el cielo

Te busco en mi pluma

Sueño tu luz y tú vuelo,

Paloma sin alas

Mensaje sin dueño

Sueño tu luz y tu vuelo

Paloma sin alas

Mensaje sin dueño

Ay, mi niño bello

Mi dulce desconocido,

Llegas cantando a mi vida

Y das a mi cielo un rayo de luz

Llegas cantando a mi vida

Y das a mi cielo un rayo de luz

Te presiento en el aire

Te imagino al río tu imagen llevar

Lloran conmigo las piedras

Y se vuelve zamba mi verso al cantar

Silbo de los viento

Es poncho de penas esta noche azul

Y eres cardón y suspiro

Llamándote triste voces de ilusión

Ay, mi niño bello

Mi dulce desconocido

Y das a mi cielo un rayo de luz

Y das a mi cielo un rayo de luz

Cuando lo escuché cantar esto, tuve ganas de llorar; pero, me contuve… Creo haber entendido que hizo la adaptación cuando le conseguí el garage para que viviera y que luego fue nuestro nidito de amor

Después que marchó para sus pagos, volví a verlo ocasionalmente unas cuantas veces más… En las primeras, ambos éramos jovencitos y en las que se pudo revivimos aquellos días de amor que supimos vivir… Después, la comunicación se espacio… Ahora, de vez en cuando nos mandamos saludos a través de amigos en común… Pero, esto es muy espaciadamente… Al día de hoy, hace más de una década que no sé nada de él… Y, la verdad, si bien le deseo la mejor de las suertes, no tengo mayor deseo de verlo o estar en comunicación con él… Este año los dos tendremos 70 años y yo quiero tenerlo en mi memoria como cuando teníamos 30 o menor y él era una máquina de amar… Tal vez conserve alguna chispa de aquel volcán… Mejor para él

Cuando Jorge desapareció de mi vida, otra estrella surgió en el horizonte: Miguel… No fuimos amantes… Fuimos socios para la aventura, donde él era el socio capitalista, traía la materia prima para que yo pusiera la mano de de obra Es una forma de decir, la mas de las veces tenía que poner otras cosas

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A todos quienes lean este relato, mi agradecimiento y si alguno quisiera escribirme, puede hacerlo a decubitoventral@yahoo.com.ar ... Con gusto recibiré lo que me envié