Amor adolescente - Parte IV

Alejandro comienza su primer día en el Instituto tras el verano. Aparentemente todo es como siempre, sin embargo, la llegada de Hugo, un nuevo alumno a su clase, trastocará al vida de nuestro protagonista. ¿Qué pasará de ahora en adelante? Amor, drama y sexo se entremezclarán en esta historia.

PARTE IV

Dios que asco, mi boca sabe fatal. Que dolor de cabeza. Me duele todo el cuerpo. Voy a vomitar. ¿Qué hice ayer? Necesito ir al baño ya…Intento buscar el móvil para ver la hora, pero no lo logro encontrarlo. Tanteo con mis manos el espacio buscando el teléfono, pero ¿y mi mesilla de noche? Ostia espera…. Esta no es mi cama ni mi habitación, ¿dónde cojones estoy? Sobresaltado abro mis ojos completamente y tras un mareo inicial, veo que estoy en un dormitorio que no es el mío, y de pronto, oigo una voz a mi izquierda:

-       Bueno, bueno, si el principito ha resucitado...

Me giro bruscamente y veo a Lucas en chándal sentado en un pequeño sofá que tenía al lado de la cama leyendo un libro. No sé cómo he acabado aquí. Intento recordar lo que ha pasado, pero solo visualizo la resaca que me está matando. Ante mi cara de descolocado, Lucas decide hablar:

-       Con la borrachera que llevabas ayer me imagino que no te acordarás de nada, ¿no? - dijo mientras me miraba con ojos expectantes.

-       La verdad que no…- dije un poco avergonzado.

-       Vale, te entiendo. Pues te lo voy a resumir- dijo mientras se colocaba recto en el sofá y dejaba el libro a un lado- a eso de las 3:00 de la mañana entraste en mi habitación sin ninguna explicación, potaste como un descocido y luego, al verme, te desmayaste. Me asusté, pero rápidamente al acercarme a ti me di cuenta de que llevabas un pedo monumental. Hasta ahí, ¿te ubicas?

-       Sí…continúa por favor- dije con cara de vergüenza.

-       Pues bien, luego te lleve al baño y seguiste vomitando como media hora. Cuando por fin acabaste, metí tu cabeza en agua fría, y luego te llevé a mi cama para que durmieras la mona y pasaras el pedo. Avisé a tus amigos de que estabas muy mal como para irte y que era mejor que te quedaras aquí. Después me fui a dormir al dormitorio de invitados y hasta ahora que te has despertado- terminó de decir como si estuviera contando un cuento que le hacía mucha gracia.

-       Dios mío, que vergüenza- atiné a decir- ¿qué hora es?

-       Son exactamente las 12:30 de la mañana- dijo Lucas.

-       Joder, tengo que avisar a mi padre- dije mientras me levantaba de la cama e intentaba buscar mi móvil.

-       Tranquilo, tu amiga Marta le envió en mensaje a tu padre diciéndole que te quedabas a pasar el domingo con ella. Y, por cierto, no tienes móvil. Lo rompiste al tirarte al suelo para vomitar y además lo mojaste con tu vómito, asique no creo que funcione mucho.

Al oír eso, solo podía sentir una enorme vergüenza. Y él me lo debió notar.

-       Tranquilo hombre, todos a los dieciséis años nos hemos emborrachado alguna vez- dijo mientras se reía- Anda, coge una toalla y date una ducha, te sentará bien. En el baño ya te he dejado una muda de ropa limpia para que te cambies y estés a gusto. Yo te espero en el salón- dijo mientras salía del dormitorio.

Con toda mi vergüenza a cuestas, decidí levantarme para salir de ahí lo antes posible y poder soportar mis actos vergonzosos en casa. Me duché rápidamente con agua fría para despejarme y luego, me vestí con lo que me había dejado: unos slips, unos calcetines, un pantalón de chándal, una camiseta y una sudadera. Entendí la elección porque otra cosa no me serviría puesto que él medía 1,90 y yo apenas 1.75. Y aún así me quedaba enorme todo, parecía que iba disfrazado.

Cuando estaba listo, salí y me dirigí al salón para despedirme y poder salir de ahí lo antes posible. Al llegar, lo vi recogiendo el salón tras la fiesta de ayer y su reacción al verme no se hizo esperar.

- JAJAJAJAAJAJA, tío, no se lo que pareces- dijo mientras se descojonaba a más no poder.

Mi vergüenza iba en aumento…

-       Eh… bueno, te intentaré devolver la ropa cuanto antes. Muchas gracias por todo. Hasta luego- dije mientras intentaba buscar la salida.

-       Eyyy, espera. ¿A dónde vas? – dijo mientras se acercaba a mi intentando parar de reír.

-       A mi casa…- dije dubitativamente.

-       Y te vas, ¿sin tu ropa?

-       Ah ostia, disculpa. La recojo y me voy- dije volviendo a su dormitorio para recogerla.

-       Tranquilo, hombre. Estaba bromeando. Vamos a ver, debes relajarte y dejarte de tonterías- dijo acercándose a mi- Como ya te dije, todos nos hemos emborrachado y hemos hecho bobadas. Asique te pido que te olvides del tema y, que, por agradecimiento por haberte salvado doblemente, me ayudes a recoger este desastre que tú, mi hermanita y tus amigos habéis hecho. Que, por cierto, la tía se ha largado con su nuevo novio y me ha dejado aquí con el marrón.

Sus palabras de cierta manera me reconfortaron, y con cierta tranquilidad, decidí ayudarle a limpiar. Aunque mientras limpiábamos caí en algo que me había dicho y se lo comenté.

-       Oye, entonces, ¿eres el hermano de Caye? - pregunté

-       Sí hijo, esa descerebrada es mi hermana- dijo en broma.

-       Ah vale, no sabía que tuviera un hermano mayor…

-       No habla mucho de mi la verdad jajaja.

-       Ya veo ya. Pues que casualidad entonces todo esto…

-       Pues si la verdad…- dijo mientras me miraba con cierta picardía y luego seguía con la tarea.

Tras más de una hora recogiendo y limpiando, por fin la casa estaba lista.

-       Uff, buen trabajo principito. Ha quedado todo genial- dijo sentándose en el sofá.

-       Si, la verdad que si- dije yo también sentándome a su lado viendo nuestro gran trabajo de limpieza.

-       Bueno, ahora toca la segunda parte del trato, vamos a comer- dijo levantándose.

-       Pero… ¿a dónde vamos? - dije poniendo cara de pena antes mis pintas.

-       A un restaurante- dijo serio.

-       ¿En serio?

-       JAJAJA no hombre, es broma. Comemos aquí en casa.

-       Joder, te estás vacilando continuamente de mi cabrón- dije haciéndole una peineta con el dedo.

-       Uy uy respetito principito- dijo mientras hacia amago de pegarme.

Tras el momento de bromas nos fuimos a la cocina. La verdad que después del curro que nos metimos limpiando y tras haber vomitado todo lo que tenía en el estómago, tenía hambre. Bueno, en realidad, tenía muchísima hambre y más cuando empecé a oler lo que lo que había preparado. De hecho, no se si sería el hambre o qué, pero cuando probé esa lasaña, pensé que estaba ante el mayor manjar que había probado. Dios, la devoré sin apenas respirar mientras Lucas me veía con el rostro divertido por la forma en que comía.

-       Hijo mío, que la lasaña no se te va a ir del plato.

-       Ay lo siento, es que tenía mucha hambre y esto está buenísimo.

-       Bueno, me alegra que te guste la “lasaña Solís “. Es mi especialidad. - dijo con chulería.

Ante su comentario solo me reí y seguí comiendo con un gusto enorme. Después de comer y recoger la cocina, decidimos ir a su dormitorio para ordenarlo un poco tras la locura de la noche anterior. Cambiamos las sábanas, aireamos el dormitorio y fregamos el suelo para limpiarlo bien tras la vomitada de por la noche. Además, pusimos una lavadora con mi ropa para que pudiera irme a casa de manera decente.

Finalmente, tras haber hecho tantas cosas, más el cansancio por la fiesta de la noche anterior, mi cara mostraba lo agotado que estaba. Lucas se dio cuenta de ello, y me ofreció su cama para que descansara.

-       Principito, si quieres, puedes dormir un rato en la cama.

-       No, no, que va. Es tu casa, no voy a ponerme a dormir y tu aquí- dije rápidamente.

Lucas se quedó pensativo y continuó:

-       Bueno, pues mira, que te parece si nos ponemos a ver una película que quiero ver hace tiempo.

-       Vale, me parece bien- le contesté.

Mientras preparaba la televisión para poner la película, me senté en el sofá.

-       Bueno esto ya está, solo falta darle al play. Pero principito, ¿Qué haces ahí? - dijo mirándome

-       Mmm, nada. Esperar para ver la peli- contesté.

-       Y para qué tengo una cama de 1,50x2, vente para aquí hombre- dijo ya acostado en la cama y señalando la parte libre de la cama.

Al ver mi indecisión, dijo:

-       Venga hombre, te prometo que no voy te a ultrajar mi doncella, oh mi doncella- dijo haciendo una reverencia.

-       Que cafre eres- dije entre risas mientras me tumbaba en la cama.

-       ¿Ves? Así mucho mejor. Vas a ver la peli más cómodo principito- dijo mientras se acostaba y le daba al play y nos tapaba con la manta que había cogido.

La película empezó, pero debo reconocer que a los 10 minutos ya estaba completamente dormido. De hecho, no recuerdo cuanto dormí, pero sí se que cuando desperté la película ya había acabado y Lucas estaba a mi lado completamente dormido. Joder, si despierto era guapo, dormido con esa boca media abierta, era tremendamente irresistible por lo adorable que se veía. De pronto, sin saber cómo ni por qué, en un impulso repentino, le besé. Le di un suave pico. Oh Dios, que labios…

Sin embargo, me arrepentí al momento de hacerlo, por lo que decidí salir de la cama por lo que había hecho. Estaba intentando salir sigilosamente de la cama cuando, de repente, algo con mucha resistencia me lo impidió. Me giré y era Lucas. Estaba despierto y me tenía sujeto por el brazo. Oh Dios, en ese instante me quería morir de la vergüenza y no me salían las palabras. No obstante, Lucas habló por mí.

-       ¿A dónde te crees que vas?

Tras esas palabras, y sin decir nada más, se lanzó hacia mi y me besó. Sus labios se juntaron con los míos con una gran fuerza, pero con una gran timidez a la vez. Pero, a pesar de esta timidez inicial, de un momento a otro cambiaron las tornas y la pasión brotó entre los dos.

Nuestro romántico beso se transformó en un beso en el que nuestros labios y lenguas chocaban con frenesí y pasión. Rápidamente se quito su camiseta y me dejó ver su pecho musculado y sus abdominales marcadísimos, los cuales me dispuse a tocar y lamer mientras él se dedicaba a alucinar por mi sorprendente reacción. Mi lengua iba por todos sus abdominales y subiendo para lamer lentamente sus pezones y sus enormes pectorales. Por su cara de gusto intuía que le encantaba.

Mientras seguía centrado en su pecho, Lucas me apartó para quitarse el pantalón del chándal, momento que yo aproveché para quedarme en slips.

-       Mmm, madre mía. Esos slips te quedan mejor a ti que a mi. Te los puedes quedar porque uff… - decía mientras me observaba y se agarraba la polla dura dentro del slip.

Ante su comentario, me lancé sobre él para empezar de nuevo un morreo frenético mientras nuestros cuerpos y nuestras pollas duras chocaban entre sí. Por el roce, intuí que Lucas no estaba mal armado, algo que rápidamente comprobé cuando le obligué a que se tumbara para bajar dándole besos y lengüetazos desde su boca hasta dura su entrepierna.

-       Uff tio, sigue así, me tienes gozando- decía Lucas entre dientes al verme como le lamía todo.

Finalmente, antes de bajarle el slip, decidí calentarle bien y dejárselo bien húmedo. Por lo que me dediqué a lamerle toda su polla y sus huevos por encima del calzoncillo mientras él solo gemía por lo que le hacía. Tras ponérsela bien dura durante unos minutos, le arranqué el slip y su rabo salió como un resorte de lo duro que lo tenía. Joder, que sorpresa me llevé: un pedazo de pollón de 20 cm con un grosor como una lata de coca cola, lleno de venas y con un capullo gordísimo apareció ante mis ojos. Además, si fuera poco, le acompañaban dos huevazos enormes que me hicieron la boca agua.

Sin más dilación, y cachondo como un perro, me metí ese capullo gordísimo en la boca, momento en el que Lucas gritó de placer.

-       Joooooder, que boca tan calentita… por favor, sigue, sigue…

Me esmeré muchísimo en la mamada. Poco a poco del capullo me fui metiendo el resto de su rabo mientras con mis manos le manoseaba los huevos. En determinados momentos, me sacaba la polla de la boca, y mientras le lamía los huevos, le hacía una paja rápida con mi saliva como lubricante. Fue tanto el gusto que le daba, que me paró en seco cuando se la iba a volver a comer.

-       Para tío, o me voy a correr ya y no quiero- dijo con su voz entrecortada.

Tras decir eso, me agarró y me puso a cuatro patas mientras comenzaba a darme lengüetazos en el ojete. Dios, que lengua tenía. Se dedicó a meterme algún que otro dedo, mientras me comía el ojete con mucha intensidad.

-      ¿Te gusta cómo te lo como? - dijo- que pedazo de culazo tienes nene.

-      Mmm, me encanta tío…de qué manera mueves la lengua joder.

Me metía unos lengüetazos que iban por todo el ojete hasta llegar a los huevos. Uff, me temblaban hasta las piernas. De pronto, me cogió, y me puso en posición de 69, el debajo y yo arriba, con su polla dura y mojada en la cara mientras el seguía comiéndome el culo con unas ganas enormes. En esa postura, y ante la calentura, me metí el rabo entero en la boca, intentando llegarle hasta el final. Sin embargo, a pesar de que casi no lo conseguí debido al grosor del tremendo nabo que tenía, Lucas reaccionó como un toro:

-      Cabrooooooon, dios que gusto- dijo mientras se retorcía debajo de mí.

De hecho, se puso tan cachondo, que me empezó a meter dos y luego tres dedos, follándome el culo a saco. Ante tanto placer, yo me metía la polla cada vez más rápido y más adentro, provocando unas arcadas llenas de saliva, algo que le ponía mucho porque gemía cada vez más y me metía los dedos con mas fuerza. De pronto, a la vez que me metía los dedos, con la otra mano me empezó a masturbar. El grito de gusto que metí debió oírlo todo el vecindario. Sin más, ante el gusto que me estaba dando, empecé a comerle la polla con más ganas a la vez que lo masturbaba con ímpetu.

Esto hizo que, a los pocos minutos, anunciara que se iba a correr como un animal:

-      Nene, me voy a corrrreeer yaaaaaa…. Joodeeer.

-      Y yooooo cabrooon- le anuncié.

Juntos nos corrimos como dos animales, mientras él me llenaba la cara de trallazos de leche blanca y espesa, yo le llenaba de semen su pecho hercúleo. Joder, he de reconocer que fueron momentos de éxtasis total en los que gritábamos a pleno pulmón de gusto.

Tras terminar de corrernos, acabamos los dos tirados en la cama, uno al lado del otro, mientras jadeábamos intentando recuperar el aliento y la respiración. Cuando por fin logramos reaccionar, al verme se fue en búsqueda de pañuelos ya que yo estaba tan corrido que no podía ni abrir los ojos bien, lo cual nos causó mucha risa.

Después de limpiarnos, decidimos darnos una ducha, y aunque es verdad que nos la dimos juntos, no volvió a surgir nada más que algún que otro besito o algún abrazo. Posteriormente nos secamos y nos pusimos cómodos, teniendo que volver a prestarme ropa interior y algo de ropa mientras la mía se secaba en el tendedero tras haberse acabado la lavadora.

Ya cómodos, recogimos un poco el desastre de la cama y luego nos fuimos a recuperar fuerzas a la cocina para merendar un poco de la “lasaña Solís”. Mientras nos la comíamos fría, Lucas rompió el silencio.

-      Principito, gracias.

-      Gracias ¿por qué? - pregunte desconcertado.

-      Gracias por haberte metido una ostia y por vomitarme el suelo del cuarto…

-      ¿qué dices loco? – dije divertido.

-      Gracias porque por ello, te conozco, y te digo ya, que te quiero seguir conociendo.

Ante esa declaración, no supe que decir. Pero al final las palabras brotaron de mi boca con un tono de absoluta sinceridad:

-      Yo también quiero conocerte Lucas. Y gracias a ti por todo lo que has hecho por mi.

No hubo respuesta a eso, solo una sonrisa y un beso lleno de ternura, que solo interrumpió para decirme:

-      Eres absolutamente maravilloso mi principito.

CONTINUARÁ….

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Gracias una vez más por leerme. Agradecería vuestros comentarios y sugerencias sobre la trama.

P.D. Debido a qué tengo otras cosas que hacer, a partir de ahora, tardaré más tiempo en subir las sucesivas partes. Lo siento mucho, pero no tengo otra opción. Espero que os esté gustando, y como ya dije, no dudéis en contactar conmigo y comentarme vuestras opiniones : escritor.principiante95@gmail.com

Saludos lectores míos.