Amor accidental xxviii
La recuperacion de rose avanza rapidamente, y la relacion entre las dos se afianza cada vez más. ahora trabajando con veronica en la oficina estar lejos de ella se vuelve imposible
AMOR ACCIDENTAL
Por B.L Miller
Traductora Guri - Revisora Gorky
Cuando llegó la hora de irse a la cama, Rose se vistió en su habitual camisa de Dartmouth mientras Ronnie se puso pantalones y la camiseta. Se deslizaron bajo las cobijas y se acurrucaron juntas por un momento antes de que la joven mujer soltara una queda risita. "¿Qué?" Ronnie preguntó.
"Lo siento, es solo que parece extraño estar vestidas después de lo de anoche," admitió, sus dedos se deslizaron debajo de la manga corta y acariciaron la suave piel encontrada allí.
"No hay nada que diga que tenemos que estar vestidas," Ronnie precisó. Sin previo aviso se incorporó y se quitó su camisa, la luz de la lámpara revelaba sus generosos pechos a la mirada de Rose. "¿Por qué no te quitas el tuyo también?"
"Bien... supongo que esto no dañará nada."
"Por supuesto que no." Hambrientos ojos tomaron en la vista haciéndosele agua la boca por los pezones de Rose cuando la camisa de Dartmouth fue quitada. "Dios, Rose..." Ronnie tragó. "... Eres tan hermosa." Cubrió el cuerpo más pequeño con el propio y dejó que sus bocas encontraran algo mejor para hacer que hablar. Los labios de Rose se separaron gustosamente cuando el beso se hizo más profundo y sus manos rodearon la espalda de su amante en un intento de tirar de sus cuerpos incluso más cerca. Las pasiones se encendieron y las caderas se encontraron incapaces de permanecer quietas. "Rose..." Sus labios se movieron a la delicada piel del cuello de la joven mujer y comenzaron a besar hacia abajo únicamente para ser parados a pulgadas de su objetivo la rosada piel fruncida.
"Ronnie... tengo mi período, ¿recuerdas?" Se rió de la desanimada mirada en la cara de su amante. "Es únicamente por algunos días." Sus dedos rozaron los lados de los pechos de Ronnie. "Por supuesto..." Un pulgar rozó sobre un oscurecido pezón. "... tú no." El otro pulgar repitió el movimiento. "Ronnie... déjame hacerte el amor."
La mujer de cabello oscuro se apartó del cuerpo de Rose y se acomodó a su lado y lejos de los distrayentes dedos. "No puedo." Remontó el contorno de los labios de la mujer más joven con su dedo. "Deseo darte el mismo placer que tú me das." Hizo una pausa. "Sabes... hay algunas parejas que tienen sexo incluso con sus períodos."
"No sé, Ronnie...eso parece desagradable para mí. Solo no puedo hacer eso." Rose rodó sobre su costado y apoyó su cabeza en su mano. "Te amo pero no puedo dejar que me toques allí ahora mismo." Estiró su mano libre solamente para ser detenida.
"No tú no. No me embromes." Ronnie estiró el brazo y apagó la luz. "Te amo, Rose. Vamos a dormir."
"¿Estás segura que no puedo hacer nada por ti?" Su mano merodeó otra vez, está vez alcanzando su objetivo.
"Rose..." Resuelta quitó la mano de su amante de su pecho. "Solo si es mutuo." Se inclinó y sus labios encontraron los de Rose. "Ahora vamos a dormir."
La alarma fue apagada, señalando el comienzo de un nuevo día. Ronnie despertó y se dirigió abajo a su entrenamiento matutino, imaginando que Rose dormiría hasta que volviera. Estaba sorprendida, por lo tanto, cuando volvió para encontrar a la joven mujer sentada en la mesa, completamente vestida y bebiendo café. "Pensé que aún estarías durmiendo."
"Oh no. ¿Olvidaste qué día es este?"
Ronnie sirvió el café en su taza. "¿Hmm?"
"Dijiste que podríamos ir a la oficina hoy. Laura se irá al final de la semana."
"¿Era eso hoy?" Intentó parecer seria pero el tirón en la esquina de su boca la traicionó. "Lo recuerdo, amor. Solo imaginé que tomarías su tiempo para levantarte." Tomó un trago de café. "No tendrás que hacer ningún trabajo hoy de todos modos, solo acostumbrarte al funcionamiento de la oficina y a aprender como utilizar el teléfono."
"Si hay algo para que yo haga, lo haré, no me importa," Rose dijo cuando entregó el periódico a Ronnie.
"¿Qué hice para ser tan afortunada?" Estiró la mano y acarició la mejilla de la joven mujer.
"Pienso que la suerte está en mi lado."
"Creo que mi corazón podría discutir contigo sobre eso." Se inclinó para un beso y fue encontrada a medio camino. "Te amo, Rose."
"Te amo también."
Este fue el paseo más agradable a la oficina que Ronnie jamás tuvo. Casi fue un paseo turístico cuando ellas viajaron a través de las varias calles de Albany. En un intento de evitar pasar cerca del parque Washington, la vista del infortunado accidente, Ronnie tomó uno largo, desvió la ruta atravesando el área del centro de la ciudad hasta que llegó a State Street y al edificio Cartwright. Dejó a Rose enfrente del gigantesco edificio antes de continuar al estacionamiento. Pocos minutos después volvió y sostuvo la puerta para que la joven mujer pudiera entrar.
Nunca había estado dentro de la palaciega estructura, la joven mujer estaba rápidamente espantada de los altos arcos del techo y los espacios abiertos de par en par del vestíbulo. Una placa grande de metal les daba la bienvenida al edificio Cartwright.
"Nuestros ascensores están por aquí," Ronnie dijo, sonriendo para si misma en la mirada en la cara de Rose. "¿Asumo que te gustó mi edificio?"
"Es hermoso. Y tan grande."
"Mucha gente trabaja aquí."
"¿Todos ellos trabajan para ti?"
"No." Ronnie presionó el botón para subir, frunciendo el ceño cuando levantó la mirada y vio a cuántos pisos el elevador estaba. "La mayor parte del vestíbulo y los primeros cinco pisos son rentados a otras compañías y negocios. El resto de ellos trabaja para mí."
"¿Sé que es una compañía grande y todo pero justamente cuánta gente trabaja para Cartwright Corp?"
"Pregúntale a Susan, ella sabe. Pienso que entre todas las distintas divisiones hay cerca de diez mil trabajando para nosotros a través de la región, pero no estoy totalmente segura. Ah, aquí vamos." El elevador se abrió y varias personas salieron. Rose observó el cambio inmediato en la postura de su compañera. Con la relajación ida, la cómoda Ronnie también. La mujer ante ella era ahora Verónica la poderosa y la que inspiraba temor. Entraron y el botón fue presionado antes de que las puertas pudieran cerrarse. "Puedes también recargarte contra la pared, Rose. Será un largo paseo al piso de arriba."
Ronnie mantuvo la puerta abierta mientras Rose salía bien en sus muletas. "Laura, quiero que conozcas a Rose Grayson. Rose, esta es Laura." Las mujeres intercambiaron saludos mientras Ronnie revisaba sus mensajes. "¿Todo establecido?. Rose, Laura te mostrará alrededor y conseguirás ubicarte. Estaré en mi oficina si necesitas algo." Intercambió un guiño con Rose antes de cerrar la puerta.
El escritorio de la ejecutiva estaba lleno con papeleo y el almuerzo era la última cosa en su mente cuando Rose llamó a la puerta y asomó su cabeza por ésta. "¿Hambrienta?"
"¿Es tiempo ya?" Ronnie miró su reloj y levantó una ceja con sorpresa de la cantidad de tiempo que había pasado. "Hay un deli en el piso de abajo si quieres llamar y hacer que entreguen algo." Levantó la mirada y se encontró perdida en los ojos de jade. Se levantó y cabeceó a la puerta. "Ven entra y cierra." Rose hizo lo que le pidió y se sentó en el sofá, dejando su pierna izquierda apoyada sobre los cojines. Ronnie se arrodilló a su lado, frotando los labios suavemente contra la oreja de la joven mujer. "¿Sabes cuánto te amo?" Susurró.
"Sabes que podría demandar por acoso sexual," Rose bromeó. "El gran jefe malo viene sobre su inocente joven secretaria... ohh..." Sus ojos se agitaron cerrándose cuando la exploradora boca bajó para morder su garganta. "Mmm, afortunada secretaria."
"Afortunada jefa," Ronnie murmuró en respuesta cuando sus labios viajaron a lo largo del cuello de Rose. "Vamos a olvidarnos del almuerzo." Sus largos dedos alcanzaron para desabotonar la blusa color óxido pero se encontraron ellos mismos detenidos.
"Ronnie, no podemos hacer esto. ¿Cómo se supone que alguna de nosotros consiga trabajar si me mantienes atrapada en tu sofá?" Se liberó de los dedos de la mujer de más edad y puso sus manos en los anchos hombros en un intento de evitar que la boca de Ronnie viajara más bajo. "¿Qué quieres para almorzar?" Vio el travieso destello en los azules ojos antes de que sintiera la cálida respiración acariciando su oído. Sus ojos se ensancharon en las eróticas palabras susurradas en un tono increíblemente sensual. "Um... oh Dios... tú no puedes hablarme así."
"Te gusta eso, ¿si?" La ceja de Ronnie se meneó ante el pensamiento. "Hmm..." Acarició el dorado cabello y sus labios bajaron al oído de la joven mujer. "Tengo toda la intención de hacerte el amor justo aquí en este sofá." Su voz era pura seducción y sus manos se movieron para cumplir su promesa, tomando el pecho de Rose.
"Ronnie, no podemos hacer esto ahora." Se movió del tacto demasiado erótico. "Tengo mi período, ¿recuerdas?"
"Tú sabes, un valiente guerrero puede estar dispuesto a entrar a un sangriento campo de batalla."
"¡Verónica!" Chirrió dándole juguetonamente una palmada en el hombro de la mujer más mayor. "No puedo creer que dijeras eso." Suavemente apartó a Ronnie y se incorporó. "Necesitas sacar tu mente del canal y pensar sobre el almuerzo."
"Ya te dije que no estoy hambrienta... de comida." Su boca reclamó a la de Rose cuando se movió sobre el sofá, cubriendo el cuerpo más pequeño con el propio.
La puerta se abrió abruptamente. "Hey Ronnie, pensé que quizás podríamos tomar el almuerzo en..." La voz de Susan se arrastró apagándose cuando miró a su hermana saltar fuera del sofá y desviar la mirada. La pelirroja sonrió maliciosamente cuando una bastante avergonzada Rose se incorporó y precipitadamente restituía los botones que los hábiles dedos habían desabrochado. "Oh, supongo que tienes ya planes para el almuerzo. Hola, Rose."
"Hola, Susan." La joven mujer bajó la mirada culpablemente.
Incapaz de resistirse, la Cartwright más joven miró a su hermana. "Hey Ronnie, realmente necesitas recordar cerrar con llave tu puerta cuando no deseas ser interrumpida o ¿tú aún quieres continuar diciéndome que nada sucede?"
"La mayoría de la gente sabe que para entrar a mi oficina debe anunciarse," la ejecutiva gruñó, claramente tan avergonzada como Rose. "¿Dijiste algo sobre almorzar?"
"Bien, no deseo interrumpir sus planes."
"No tenemos planes aún," Rose dijo, recuperando la mayor parte de su compostura. "Acababa de entrar para preguntar a Ronnie lo que ella quería cuando..." La sensación de las manos de su amante sobre su cuerpo estaba aún fresca, haciéndola respirar profundamente. "Um, ¿qué tenías en mente?" Se forzó para no mirar a Ronnie.
Susan sonrío maliciosamente antes de continuar. "Acaban de abrir un nuevo lugar chino en North Pearl Street. Oí que su buffet es fabuloso."
"¿Sabes lo qué mamá diría si supiera que comiste de un buffet en público?" Ronnie bromeó. "Seguro, suena bien para mí." Vio a Rose alcanzar sus muletas. "Oh... no hay absolutamente algún estacionamiento cerca de éste." Pensó por un momento. "Ya sé, os encontraré abajo, te bajaré, entonces traeré el auto de nuevo al estacionamiento. Es únicamente unos cinco minutos de caminata desde aquí."
"No tienes que hacer eso," la joven mujer contestó. "Eso no está lejos en absoluto. Puedo hacerlo."
"No sé, Rose... cruzar State Street con todo ese tráfico al medio día." Ronnie meneó su cabeza. "Susan, ¿por qué no solo hacemos que entreguen algo aquí?"
"Eso está bien para mi."
"¿Estás segura?" Rose preguntó. "Parecía que deseabas salir por un rato."
"No, solo quería que algo más que las telenovelas me hiciera compañía para el almuerzo hoy." La pelirroja miró a su reloj, el teléfono, y entonces a su hermana. "Pero realmente tengo hambre." Otro pensamiento se le ocurrió. "¿Dónde vamos a comer?"
"¿Por qué no la sala de conferencias?" Ronnie preguntó.
"No podemos. Brooker tiene una reunión allí."
"¿No hay un comedor?" Rose preguntó inocentemente. Las hermanas se miraron la una a la otra y se rieron suavemente.
"Hay un deli en el vestíbulo y un cuarto de descanso en el pasillo pero no realmente un comedor," Susan dijo. "La mayoría de la gente sale para el almuerzo o come en sus escritorios. Los comedores tienden a hacer que la gente tome largos descansos y eso reduce la productividad."
"Oh, no empieces con eso otra vez," Ronnie advirtió. "Primero serían los flojos, luego los fumadores, después los chismes." Se acercó y puso las manos en los hombros de la hermana más joven. "Antes de que sepas ella emitirá toda clase de notas y tendré a la Clerical Unión gritando en mí otra vez."
El almuerzo y el resto del día de trabajo volaron rápidamente. Como Ronnie esperaba, todo mundo conoció a Rose inmediatamente ella les gustó y la joven mujer rápidamente se ubicó en su nueva posición. La ejecutiva rápidamente aprendió los beneficios complementarios de tener a su amante siendo su secretaria. Ronnie no podía tener suficiente de los besos de la rubia mujer y la podía llamar a la oficina solo para probar el dulzor de la boca de Rose una vez más. Las fantasías jugaron en la mente de la ejecutiva. Fantasías que incluían, el acojinado sofá de cuero en su oficina, y a Rose desnuda y esperando por ella. Ademas, sabía que ellas podrian únicamente ser eso. Tanto como se amaban la una a la otra, había un tiempo y lugar para todo y en su oficina durante horas de trabajo no era este. Abriendo su agenda, los azules ojos cayeron en el próximo sábado. Estaba segura que Rose habría acabado su período para entonces. La veteada pluma verdeazulada giró en sus dedos antes de que distraídamente dibujara un corazón en la sección de notas de la página. Pronto el corazón encontró letras garabateadas dentro de el. R. G. + V. C. Enternecedoras rosas comenzaron a llenar los márgenes, cuando Rose las vio más tarde, provocaron que la joven mujer irrumpiera en lágrimas de felicidad. Si bien Ronnie estaba sorprendida por la reacción, ella estaba más que dispuesta a ofrecer consuelo, tomando a su amante en sus brazos y descansando su barbilla sobre el dorado cabello. Este era uno de los tiempos que disfrutaba más, sostener a Rose en sus brazos. Era en esos momentos que Ronnie se sentía entera, completa. Sabía que nunca podría vivir sin los danzarines ojos verdes y la hermosa sonrisa de su preciosa Rose
Cuando ese sábado llegó, Ronnie estaba despierta con el sol, visiones de hacerle el amor a Rose una y otra vez danzaban en su mente. Era una particularmente imagen animada en la que se concentró cuando salió de la cama y caminó sin prisas al baño.
"¡Oh, hijo de perra!" El grito de exclamación despertó a Rose de su sueño.
"¿Qué pasa?"
"Nada." Otra maldición ahogada, entonces el sonido del agua corriendo.
"¿Ronnie?" Rose tomó las muletas y se dirigió al baño. "¿Estás bien?"
"Yeah," Ronnie contestó del otro lado de la puerta. Su ropa interior terminó en el lavabo con el agua corriendo sobre ella. Se lavó y entonces abrió la puerta. "¿Adivina qué conseguí?" Dijo cuando pasó, complaciendo a Rose con la vista de las firmes mejillas meneándose debajo de la camiseta gris.
"Estás bromeando."
"Nop." Sacó unas bragas del cajón y se las puso. "Hablando de la pésima sincronización." Se inclinó y le dio a Rose un rápido beso. "Pero tu deberías hacerlo," susurró en una voz ronca, sus manos se deslizaron debajo del dobladillo de la camisa de Dartmouth en la búsqueda de los montículos gemelos. La joven mujer se retiró fuera del alcance.
"Espere un minuto allí, señorita... No pude tocarte cuando tenía el mío."
"P-pero..." La ejecutiva hizo un mohín, dándose cuenta adonde la conversación estaba dirigiéndose... y era a cuando ella no estaba. "Rose... tú sabes que solo porque no pudiste tocarme eso no significa..."
"Ni siquiera pienses en intentar eso. No funcionó cuando lo intenté, ¿recuerdas?" Los ojos de la joven mujer se posaron en el atlético cuerpo delante de ella y suspiró. "Estaba deseando esto también, lo sabes."
"Pero... pero..." Ronnie fue silenciada por los dedos de Rose contra sus labios.
"Espero que lo superes rápidamente, querida," la joven mujer dijo cariñosamente. "Quizá el próximo mes reconsideres cuando quiera tocarte."
Rose deseaba que Ronnie pudiera estar en el consultorio con ella cuando la doctora Barnes le quitó el molde pero una importante reunión forzó a la ejecutiva a permanecer en el trabajo mientras María llevó a la joven mujer a la cita. La pequeña sierra alternadamente cortaba el yeso, haciéndole cosquillas en el proceso. "Solo un poco más," la doctora dijo. La sierra fue puesta abajo y unas tijeras cortaron a través del algodón y soltaron el molde que sostenía la pierna de Rose. La primera cosa que vio cuando bajó la mirada a su pierna fueron los largos filamentos del rubio vello asomándose más allá de la seca, escamosa piel. Meneó los dedos del pie, frunciendo el ceño en el tinte de dolor que atravesó su tobillo. Había estado haciendo esto por varias semanas y la respuesta siempre había sido la misma sin embargo Rose de alguna manera había creído que cuando el molde fuera quitado el dolor desaparecería. Después de todo, no llevó mucho tiempo para que su pierna derecha se curara y aguantara su peso. "¿Cuándo puedo comenzar a caminar en él?" Flexionó su pie, silbando en la agonía que esto causó.
"Me temo que caminar no es algo que vaya a suceder durante un tiempo aún, Srta. Grayson."
"Pero..." Miró a la médica temerosamente. "Usted dijo no más moldes."
"Así es, no más moldes," la médico la tranquilizó. "Pero su tobillo sufrió muchas lesiones y no ha curado tan bien como había esperado. No podemos dejarlo sin soporte. Usted necesitará un refuerzo." Cruzó el cuarto y recuperó uno del cajón. Una lona azul oscuro cubría unas correas planas metálicas y el velcro lo mantenía todo unido. Rose miró el objeto con desdén. Este representaba el aplastamiento de su esperanza y otro recordatorio del accidente. Escuchó silenciosamente cuando la doctora explicó la necesidad de la terapia física e hizo hincapié de que el tobillo estaba demasiado débil para soportar algún peso todavía y una docena de otras cosas que Rose no quiso oír. Su único consuelo era que podría quitarlo para tomar baños. Tanto como la rubia mujer había estado deseando remojarlo en una tina de agua caliente, esto parecía insignificante ahora.
Los intentos de María de hacerla hablar en el camino a casa fueron encontrados con respuestas entre dientes o silencio. Una vez adentro, Rose anunció que estaba cansada y se retiraría a su cuarto.
Esperando ansiosamente que la doctora estuviera equivocada, puso las muletas contra la pared y dejó su pie izquierdo apoyarse contra el suelo. Había una punzada de dolor pero nada con lo que no pudiera vivir. Se inclinó, poniendo más peso en el delicado tobillo. El terrible dolor la atravesó y se desplomó sobre el piso. El dolor fue el catalizador cuando los conductos lacrimales se abrieron y su respiración salió en sutiles sollozos. María entró y la ayudó a meterse a la cama donde Rose rápidamente se quedó dormida.
Ronnie entró un poco tiempo después, había sido llamada a casa por la preocupada ama de llaves. Tomó solo una breve explicación de lo qué sucedió en el consultorio de la doctora para que la ejecutiva se diera cuenta por qué su amante estaba tan trastornada. Rose había estado emocionada en el desayuno sobre la perspectiva de tener el molde quitado completamente. Atraída dentro del buen humor de la joven mujer, Ronnie nunca dio algún pensamiento a la posibilidad de que ellos pudieran remplazar el molde por un apoyo. De hecho, había estado más enfocada en el conocimiento de que su período por fin había finalizado y después de una semana y media finalmente podría hacer el amor con Rose otra vez. Ahora mirando los hinchados ojos y la reveladora humedad en la almohada, sintió un pedacito de culpabilidad. Todos los pensamientos amorosos se alejaron de su mente, Ronnie dio un punta pie a sus zapatos y subió a la cama junto a su amante.
Rose sintió una suave caricia en sus hombros cuando la conciencia volvió. Inhaló la fragancia del perfume de Ronnie y sonrió, sabiendo que su querida estaba allí con ella. Rodó sobre si e hizo una mueca por el dolor en su tobillo. "Hola."
"Hola tú misma," Ronnie contestó. Su frente se frunció con preocupación. "¿Te dieron algo para el dolor?"
"Más Percocet," se encogió de hombros, su tono era bajo. "Puedo darme un baño ahora pero no mucho más." Se dejó ser arrastrada contra la mujer más alta y enterró su cara en la blusa de seda. "Todavía tengo que utilizar las malditas muletas." Se acurrucó más cerca, sus yemas del dedo remontaban el contorno del bra de Ronnie. "Intenté poner el peso en él," admitió. "Pero esto duele demasiado." Sus piernas se frotaron la una contra la otra. "Y ahora esto pica." Ronnie asintió, recordando cuando el molde derecho de Rose fue quitado. "Y dime," Rose continuó. "¿Cómo fue el último día de Laura?"
"Bien. Ella gozó su fiesta de baby shower sorpresa."
"Bueno, me alegra que lo disfrutara. Siento no haber estado presente."
"Shh, ella entendió. Le encantaron los trajecitos y las cobijitas para el bebé, a propósito." Los nudillos de Ronnie rozaban contra la suavidad de la mejilla de Rose. "Pero ahora mismo no quiero hablar de ella. Has tenido un día bastante áspero por esto. Mira, tu molde fue quitado y ella dijo que podrás tomar baños ahora, ¿correcto?"
"Correcto..."
"Y qué te parece que dejamos ir a María a casa temprano hoy y tú y yo nos aprovechemos de esa escandalosa tina grande que tengo arriba, ¿hmm?" Sintiendo la vacilación de Rose, agregó, "tengo una botella llena de burbujas de baño justo esperando por ti. Y si eres buena chica puedo incluso ser convencida para unirme a ti."
"¿Estás diciendo que terminaste con...?" Los ojos de Ronnie brillaron con travesura cuando asintió. Rose tragó saliva. "Oh." El dedo que había estado remontando la línea del bra ahora recorría de un lado para otro contra el gancho trasero. "Eso quiere decir que puedo tocarte ahora," la joven mujer murmuró, su voz en un sensual susurro. "Extrañé eso, tú sabes. Tocarte." Levantó su cabeza, sus labios encontraron los de Ronnie. "No me castigues así otra vez."
"No lo haré," la ejecutiva prometió, sabiendo bastante bien lo que la mujer más joven estaba sintiendo. "¿Cómo estás sintiendo tu tobillo ahora mismo? ¿Crees qué estás para ese baño?"
"¿Vas a acompañarme?" Rose preguntó sin vergüenza, la visión de una mojada, desnuda Ronnie hizo que su corazón latiera más rápidamente.
"Me encantaria hacerlo," la mujer de cabello oscuro respondió.
Ronnie atenuó la luz, cambiando el brillante blanco a un suave amarillo antes de que su amante entrara en su dormitorio. "Siéntate en la cama, te ayudaré a desvestir," ofreció. Ahorrando tiempo, comenzó a desnudarse, quitándose su falda y la blusa antes de darse cuenta que Rose estaba parada allí, observándola. Se giró de frente a la mujer más joven, lentamente quitándose el resto de su ropa. Estaba parada allí desnuda, sus oscuros rizos destacando en contraste a su piel. Rose tragó varias veces mientras sus ojos vagaron arriba y abajo del escultural cuerpo.
"Tan hermosa," la joven mujer susurró.
"Mi turno para ver tu belleza," Ronnie contrarrestó, conduciendo a Rose al borde de la cama. Las muletas fueron apartadas del camino y uno por uno los botones abiertos para revelar la cremosa blanca carne. Por fin toda la ropa fue quitada, únicamente dejando el apoyo azul marino para empañar la imagen. Cuidando de no golpear el delicado tobillo, Ronnie abrió las correas del velcro y quitó el apoyo. "Pienso que una ducha primero para quitar toda esta piel muerta sería una buena idea."
"¿Tú vas a sostenerme en la ducha?"
"No, hay un banco construido adentro en la pared y la ducha esta sujeta a una manguera. Es uno de esa clase de masajeadores."
"Tú realmente tienes..."
"¿Todos los juguetes?" Ronnie intervino. "Yup." Sonrió ampliamente cuando sus ojos cayeron en su cajón de la mesita de noche y su mente se llenó de imágenes de lo que estaba oculto en el interior. "Sabes Rose..." su voz adquirió un tono sensual. "Tengo algunos juguetes que no has visto todavía."
"Que clase de... oh." Verdes ojos se ensancharon en sorpresa, entonces se cerraron con el pensamiento de los posibles usos. "Esa clase de juguetes."
"Mmm hmm." Cuando se besaron, Ronnie presionó su cuerpo contra el de Rose, gimiendo al sentir el muslo de la mujer más joven presionar contra su hinchado centro. Devolvió el favor, moviendo su musculoso muslo contra los húmedos pliegues de Rose. "Sigue haciéndolo y nunca entraremos a ese baño," dijo roncamente. Con gran autocontrol levantó el cuerpo de la mujer más pequeña y la recogió en sus brazos. Sonrió cuando sintió los brazos de Rose envolverse alrededor de su cuello. Como una previsión estiró una mano y con sus dedos enganchó el borde de la manta, tirando de la esquina mientras aún se sostenía sobre su amante.
"Me gusta cuando me sostienes así," Rose dijo, plantando tiernos besos por todo el hombro y clavícula de Ronnie. Pronto estuvieron en el baño y tuvo que soltarse del abrazo. Balanceándose en un pie e inclinándose contra la pared para apoyarse, esperó mientras que Ronnie rápidamente abría el agua y regulaba la temperatura. Una vez que estuvo listo, dejó que su alta amante le ayudara en la ducha.
"Si soy demasiado brusca contigo, déjamelo saber, ¿Ok?" Ronnie pidió cuando se arrodilló al lado de ella.
Pero la ejecutiva fue todo menos brusca. Envolvió la toallita alrededor de su dedo y dio a esta una generosa espuma antes de ir a alguna parte de la piel de Rose. Poco a poco la piel muerta fue quitada, dejando nuevo rosado detrás. Cuando esa tarea fue terminada, utilizó su gel para afeitar poniendo una buena espuma antes de que su maquina de afeitar quitara el picante vello de la pierna de Rose. Una vez finalizado, se acercó a la tina caliente y agregó las burbujas de baño antes de volver a la ducha. "Es una tina grande. Va a tardar cerca de diez a quince minutos llenarla. ¿Quieres esperar o meterte mientras se está llenando?"
"Creo que preferiría esperar y hundirme en ella al mismo tiempo. Pasó mucho tiempo desde que me bañé."
"De acuerdo. Déjame secarte. Entonces puedes sentarte en ese acojinado banco ahí hasta que esté listo." Se acercó al closet de la ropa blanca para coger más toallas.
Rose se recargó y miró el vaivén de las caderas y el firme cuerpo apreciativamente. El montón de toallas bloqueó su vista de los pechos de Ronnie cuando la mujer volvió pero sabía que los vería de cerca y personalmente muy pronto. Su deseo fue concedido un minuto después, cuando los fuertes brazos la recogieron y la sostuvieron apretadamente contra los suaves montículos. Rose se aprovechó de su posición para mordisquear el cuello de su amante mientras era llevada a la tina. No queriendo que Ronnie accidentalmente resbalara, paró su atormentar y bajó la mirada a las agitadas, burbujas cubriendo el agua. "Cuidado con tu tobillo," la mujer más mayor le recordó. "No tienes nada para protegerlo aquí adentro." Rose extendió los brazos a los lados de la tina cuando Ronnie se arrodilló y la bajó adentro.
"Ohhhh... Esto es agradable," la joven mujer ronroneó cuando el agua caliente se arremolinó alrededor de ella. Un moldeado asiento le hizo señas que se sentara y lo hizo, sorprendida de encontrar minúsculos chorritos masajeando su espalda. Se giró para ver que había de hecho varias hileras de minúsculos agujeros brotando en corrientes de agua debajo de la superficie. "Esto es muuyyy agradable."
"Así qué te gusta esto, ¿hmm?" Ronnie preguntó cuando se colocó en el asiento adyacente, la diferencia de altura motivó que sus pezones destacaran sobre el agua mientras que los de Rose se ocultaban debajo de la espuma.
"Le veo claras ventajas a esta tina," Rose dijo cuando sintió una suave pero decidida mano moverse bajo el agua. Separó sus piernas, dando a Ronnie el acceso que necesitaba. "Algunas... definitivas ventajas... uh huh." Giró su cabeza y encontró sus labios reclamados por su amante de cabello oscuro. El beso rápidamente se volvió apasionado y cuando la mano de Ronnie subió hasta la copa de su pecho, Rose estaba segura que iba a tener un orgasmo justo allí.
"Han sido ocho largos días," la ejecutiva gruñó, sus ojos atormentados sin piedad por las burbujas que se negaban a dejarla ver los tesoros ocultos debajo. Giró y montó los muslos de Rose a horcajadas, con la intención de besar a su amante. Pero se olvidó de una cosa importante... la diferencia en su altura. Antes de que Ronnie pudiera colocarse de nuevo, la boca de Rose había aceptado la aparente invitación y había reclamado su pezón. "Oh Rose..." Los azules ojos se cerraron cuando dejó que la joven mujer se saciara primero de uno, entonces del otro pecho. Finalmente se hizo hacía atrás bajando la mirada en los hermosos ojos verdes. "Mantén eso y no estaremos aquí adentro por mucho tiempo." Se hundió nuevamente dentro de su asiento.
"No sé lo que consigues en mí," Rose dijo cuando un lindo rubor apareció en sus mejillas. "Te moviste y de repente ellos estaban allí."
"Te he vuelto en una maniática sexual con únicamente una noche de pasión, ¿si?" Ronnie bromeó.
"Únicamente cuando esto viene de ti." La mano de la joven mujer se movió debajo del agua para apoyarla en el muslo de su amante. "Te amo y amo tocarte."
"Esto me pasa de la misma manera, lo sabes," Ronnie dijo, poniendo su mano en la mejilla de Rose. "Mejor me muevo al otro lado o nunca conseguirás una oportunidad para mojarte."
"No, está bien. Yo preferiría tenerte junto a mí."
Bueno resultó ser un término relativo cuando ambas se aprovecharon de la intimidad que la tina caliente ofreció. Los labios encontraron una razón para buscarse a menudo y los pechos nunca estuvieron tan limpios. Las manos jabonosas vagaron libremente, a veces atormentando, a veces acariciando, siempre prometiendo una apropiada recompensa durante una espera tan larga. La paciencia de Ronnie había sido probada al límite. Sus dedos vagaron sobre la sedosa piel, sin embargo no podía tocar de la manera en que deseaba. "Rose..." Su voz sonaba cruda, profundamente sensual en su ronquera. "Pienso que es hora de salir de la tina." Y meterte en mi cama.
La mente de Rose se cerró a todo excepto a las grandes palmas que acariciaban sus doloridos pezones. "Oh... sabes bien como hacer eso..." El tacto era dulce y sin embargo tortuoso al mismo tiempo... justo la correcta cantidad de fricción cuando Ronnie dibujó pequeños círculos con sus palmas. Rose metió sus dedos a través del sedoso cabello oscuro, sólo las puntas realmente estaban mojados, y tiró de su amante para un beso. Las manos de Ronnie estaban encajonadas entre los levantados senos y esto únicamente sirvió para hacer que ambas mujeres desearan más. Los besos eran apasionados, conducido por los días de dolorosa necesidad, ambas silenciosamente habían elegido al no placer a ellos mismas sino que prefirieron esperar hasta ahora, hasta este momento. Ronnie se mantuvo bastante tiempo para liberar sus manos de su suave prisión y para sacar a la mujer más pequeña en sus brazos. Salió de la tina y se detuvo el tiempo suficiente para que Rose tomara algunas toallas del estante antes de entrar a la suave luz del dormitorio. Puso a la joven mujer abajo en el cobertor, no preocupándole para nada que este se mojara. Tomaron turnos con las toallas para secarse la una a la otra, ambas sabían que había un sitio que no estaría secándose en cualquier momento pronto.
Rose se encontró acostada sobre su espalda, el confortante calor de Ronnie sobre ella. "Creo, mi pequeña rosa, que estoy desesperadamente enamorada de ti." Las cariñosas palabras fueron puntualizadas con un tierno beso en su mejilla. "Realmente," Ronnie corrigió. "Sé que lo estoy." Rose sintió un largo dedo trazar su camino hacía su mejilla. "Eres lo mejor que me ha sucedido nunca," su amante continuó. "Sé que esto suena cursi y todo pero esto es verdad." El dedo que vagaba encontró su camino hacía sus labios y Rose pensó que su corazón reventaría por las emociones que corrían a través de él. "Te amo."
"Te amo, Ronnie." La espera de Rose había acabado cuando sintió los suaves labios sobre los suyos. Podría besarte siempre, pensó para si. "Siiii..." Diestros dedos encontraron su pezón y apretaron suavemente, trayendo mucho más placer que todo lo que sus propias manos hubieran hecho antes. Devolvió el beso con fervor, sus manos subieron para regresar la exquisita sensación. Ronnie rompió el beso y dio un gemido hedonista. Rose recordó cuánto fue disfrutado su tacto la primera vez que hicieron el amor y repitió los movimientos, apretando ligeramente con su pulgar e índice. Sí Ronnie, eso es.
"Eso... eso se siente tan bien, Rose."
"Me alegra," contestó, incrementando el ritmo en las crecidas endurecidas cimas de los pezones de Ronnie cuando sus bocas se juntaron otra vez. Las lenguas se lanzaron y bailaron, dando y tomando mientras exploraban la una la boca de la otra. Cuando el beso finalmente se rompió, Ronnie se movió hacía abajo y Rose sentía los húmedos rizos rozar su muslo. "Ronnie, donde estás... unggh..." Su pezón fue rodeado por el calor húmedo, una lengua experta funcionando en concierto con los blancos dientes para sacar las más maravillosas sensaciones de su cuerpo. "Sí amor... siiii..." Enterró sus dedos profundamente en el sedoso cabello, impulsando a su amante a hacerlo. Sus caderas comenzaron a moverse hacía arriba en búsqueda de alivio, encontrando este en la flexible piel del muslo de Ronnie. "Oh..." Se levantó otra vez, clavando sus talones en la cama. Un cegador dolor atravesó su tobillo izquierdo. "Ow ow... ow... espera."
Ronnie se quitó en un abrir y cerrar de ojos y alcanzó la lámpara. "¿Qué pasa? ¿Te lastimé? ¿Fui demasiado dura? ¿Qué?" Las palabras salieron en una ráfaga de preocupación.
"No no, no fuiste tú," gimió, alcanzando su desprotegido tobillo. "No estaba pensando." La cama se levantó un poco cuando Ronnie se bajó, volviendo un momento después con el apoyo.
"No voy a correr ningún riesgo en que te hagas daño otra vez."
"Lo siento..." El resto de su oración fue cortada por los labios de Ronnie sobre los suyos.
"No lo hagas," la ejecutiva dijo cuando el beso terminó. El apoyo fue asegurado, la colocación fue comprobada, entonces como una añadida precaución Ronnie las movió de lado para que los pies de Rose colgaran sobre el borde. "¿Ahora dónde estaba yo?"
"Creo que tú estabas justo aquí," Rose agregó servicialmente, utilizando sus manos de ambos lados de la cara de Ronnie para dirigir a la mujer de nuevo a sus erguidos pezones. "Ahh..." Se recostó y dejó a su amante de cabello oscuro succionar sus pechos, perdiéndose en la sensación. Pero pronto esos amorosos labios se movieron hacía abajo, plantando suaves besos sobre su torso. Rose sintió que sus piernas eran separadas y se dio cuenta de lo que estaba a punto de suceder. Había leído sobre esto en un libro en la biblioteca, incluso vio este actuado en el vídeo para adultos, pero nunca experimentó el acto íntimo. Largos dedos separaron sus pliegues y antes de que Rose pudiera reaccionar la cálida respiración la acariciaba, sintió la lengua de Ronnie sobre ella.
"Mmm," la ejecutiva gimió con aprobación.
"Ohh... oh sí, es agradable, Ronnie... nnggh..." Era indescriptible, un ascenso más alto que cualquiera que hubiera jamás conocido, sin embargo no había miedo. Se movió contra el músculo invasor, sus dedos como garras contra la oscura cabeza. La lengua de Ronnie buscó cada resquicio y hendidura, provocando que las caderas de Rose tomaran vida propia. "Si... oh..." Sintió sus piernas levantadas y pronto se encontraron apoyadas sobre los hombros de Ronnie cuando la amorosa lengua cambiaba de largas caricias a rápidas ligeras sacudidas sobre su parte más sensible. "Oh Dios... Ronnie..." Oh no, no aún, pidió silenciosamente cuando su cuerpo comenzó el espasmo. Por favor, es demasiado pronto. Pero la joven mujer fue impotente cuando su cuerpo flaqueó a un clímax contra la lengua de su amante.
El pecho aún golpeándole con fuerza, Rose apenas tuvo tiempo para tener su respiración nuevamente bajo control antes de que sus labios fueran reclamados y los dedos de Ronnie encontraron el manantial de deseo que los esperaba.
"Rose..." Sintió a Ronnie esperar justo en el exterior de su entrada, suavemente rogándole le permitiera entrar. ¿Tan pronto? No sé si yo... ooh. Cualquier duda que Rose pudo haber tenido sobre estar lista para más fue borrada cuando sintió el dedo de Ronnie deslizarse dentro de ella. La cálida respiración acarició su oído. "Oh Rose... esto es tan agradable..."
"A-a-a-agradable..." repitió, su atención construía un túnel al lugar donde ellos estaban reuniéndose. "Más... ooh..." El dedo de Ronnie la llenó profundamente, tocando a Rose en sitios que no sabía que existían. Giró su cabeza para ver los azules ojos sonriéndole.
"¿Te gusta esto?"
"Siiii... siiii... más..." Sintió una sensación de pérdida cuando Ronnie se retiró de nuevo al borde de su abertura, entonces gritó con placer cuando dos dedos la penetraron completamente. Oh Dios, se siente tan bien. No pares por favor. Rose desesperadamente buscó los labios de su amante y gimió su placer dentro de la boca de Ronnie. Un sorprendente movimiento fue establecido cuando se besaron hambrientamente. Incapaz de utilizar su pierna izquierda para apoyarse, Rose subió su talón derecho sobre la cama y se arqueó en los empujes de Ronnie. "Siiii..."
"Oh Rose... te sientes tan bien, tan agradable... te amo."
"Yo... te... amo." Las palabras de Rose salieron sin aliento cuando los oscilantes movimientos aumentaron. Los dedos de Ronnie continuaron llenando y retirándose mientras su pulgar rozaba de un lado para otro contra el erecto clítoris de Rose. "Oh Dios... por favor." No tenía idea qué estaba pidiendo pero confiaba en Ronnie para darle eso.
"Siiii," la mujer de cabello oscuro gruñó. Rose sintió los suaves labios presionar contra su cuello y gimió su aprobación cuando los dedos de su amante buscaron nuevos lugares profundamente dentro.
"Oh sí, Ronnie... si... oh esto es tan agradable... si..." Se arqueó nuevamente, presionando sus pechos contra el firme cuerpo sobre ella. Ronnie se movió, encontrando un erecto pezón pidiendo atención. Eso fue demasiado para Rose. La humedad contra su pierna, los dedos acomodados profundamente dentro de ella, la caliente amorosa boca besando su pecho... un fuego comenzó profundamente dentro, pulsando hacía fuera hasta sus piernas agarrotadas, su respiración cogida en su garganta, y sus músculos apretados abajo, negándose a dejar ir los dedos de Ronnie. "Oh Ronnieeee... Yo... estoy..."
"Sí amor." Los atrapados dedos se movían tanto como podían. "Te tengo, déjate ir..."
"Yo... yo... oh Dios, ¡Ronnie!" Los músculos internos se convulsionaron, el orgasmo se estrellaba atravesando con más fuerza que alguno que Rose hubiera incluso conocido antes. Nada existió únicamente los amorosos brazos que la sostenían y las tiernas palabras que eran susurradas en su oído. Los párpados de Rose se negaron a abrirse, su cuerpo pulsaba con réplicas sísmicas. Esto fue varios segundos antes de que se diera cuenta que su agarre alrededor del cuerpo de Ronnie evitaba probablemente a su amante la respiración. Relajó los brazos, dejándolos caer flojamente de nuevo a la cama. "Oh Ronnie," suspiró, su boca seca y sintiendo su cuerpo totalmente deshuesado.
"Shh... te tengo, amor." Rose abrió lentamente los ojos, la suave luz de la lámpara permitió que viera la amorosa sonrisa en la cara de Ronnie. "Voy a sacar mis dedos ahora, ¿Ok?" Dijo, sus dedos restantes absolutamente aún adentro. Rose asintió y se estremeció ligeramente cuando la íntima conexión fue rota.
"Eres maravillosa," susurró, acurrucándose dentro de los abiertos brazos. "Mmm, podría permanecer así por siempre."
"Me gustaría eso también," Ronnie dijo. Cuando su mano acarició la mejilla de Rose, la joven mujer inhaló el olor de si misma y su cuerpo se movió en la memoria reciente de donde habían estado esos dedos. metió su mano izquierda entre sus cuerpos parando únicamente cuando sus dedos rozaron húmedos rizos.
Ronnie gimió y sus caderas se movieron hacía adelante en respuesta. "Acuéstate," Rose susurró.
Colocando a su alta amante diagonalmente a través de la cama, se movió hasta que sus labios encontraron un arrugado punto para llevar dentro de su boca. La firme mano en su nuca hablaba justo tan alto como el gemido que venía de los labios de Ronnie. Sus dedos encontraron la caliente humedad esperando por ellos. Levantando la cabeza de su tarea por un segundo, trajo los dedos a sus labios y los probó, su lengua se deslizaba hacía fuera para retirar cada gota. "Rose... Dios eso es sexy," Ronnie musitó. Inspirada por las palabras de su amante, la joven mujer procedió a hacer una demostración de la limpieza sus dedos, recompensada por el ansioso retorcer debajo de ella. Con deseo, curiosidad, y una buena dosis de nerviosismo, Rose descendió hasta que sus labios estaban cerca del oscuro triángulo de vellos. La mano en su nuca permanecía, suavemente impulsándola a continuar. Las piernas de Ronnie se separaron de par en par en invitación. Subiendo sobre una pierna y colocándose dentro de la posición, Rose encontró sus labios a escasas pulgadas de su objetivo. Bastos oscuros vellos cosquillearon su cara antes de que su lengua dividiera el camino y se hundiera dentro para probar el dulce líquido. Los gemidos de Ronnie eran amortiguados por los muslos presionando contra los oídos de Rose pero la joven mujer los sentía igualmente. Su boca rápidamente aprendió su camino alrededor cuando la respiración de Ronnie vino más rápidamente. "Siiii, oh Rose, allí... no... si correcto, justo allí, siiii."
Largas piernas se envolvieron alrededor de sus hombros, sujetando a Rose a su lugar. No que le importara. El sentir a Ronnie reaccionando a su lengua era suficiente para mantener a la joven mujer en esa posición por siempre. Alternó de lamer el clítoris de Ronnie a sumergirse más abajo y beber más del líquido evidencia de su efecto sobre su amante. Los gritos y gemidos fueron el aliciente para encenderla, su objetivo para enviar a Ronnie sobre el mismo pináculo maravilloso que había alcanzado apenas unos minutos antes. Cuando envolvió sus labios alrededor del pequeño eje y comenzó a chupar, Ronnie gritó y movió sus caderas hacía arriba, moviéndose contra la cara de Rose. Continuando por instinto, la joven mujer comenzó a chupar más fuertemente, su lengua firmemente moviéndose de un lado para otro sobre el engullido clítoris. Pronto las piernas de Ronnie temblaban y Rose envolvió los brazos alrededor de ellas para mantener su posición. Los músculos en su cuello tiraron contra el empuje hacía arriba de Ronnie cuando un fuerte grito fue rasgado de la garganta de la mujer más mayor. Rose succionaba tan fuertemente como podía, su lengua moviéndose rápidamente sobre el paquete de nervios. Su alegría al momento de la liberación de Ronnie rivalizó con la sensación de su propio orgasmo y su propio sexo convulsionó en respuesta. Permaneciendo apartada del hipersensible clítoris, Rose dejó a su lengua viajar a lo largo de los pliegues, no deseando terminar el momento íntimo. Únicamente cuando sintió que las manos de Ronnie la impulsaban a subir la hicieron abandonar su preciada localización y dio a los labios cubiertos con oscuros rizos un beso final. Fuertes brazos la subieron recostándola contra un ancho hombro. En largos minutos ninguna habló, contentas simplemente de descansar en el resplandor. Manos recorriendo perezosamente sobre la desnuda piel, silenciosamente comunicando su amor de la una por la otra. "Te amo," Ronnie finalmente susurró, dando a Rose un beso en su frente.
"Mmm, te amo también." Levantó su cabeza, mirando dentro de los satisfechos azules ojos. "Siempre que no nos hagas esperar así otra vez," advirtió.
"Te prometí antes que no lo haría," Ronnie dijo suavemente.
"Lo sé, solo quería recordártelo." Rose bajó su cabeza y suspiró satisfechamente. "¿Podemos dormir aquí arriba esta noche? Estoy cómoda."
"Tú siempre estás cómoda sobre mí," la mujer más mayor rió suavemente. "Podemos dormir en cualquier parte que tu quieras." Miró el reloj. "Aún es temprano. ¿Quieres ver la televisión? ¿Un vídeo? ¿Hacer el amor otra vez?"
"Hmm, vamos a ver." Rose levantó su cabeza y sonrió maliciosamente. "Ver algo que hemos visto ya antes y estar viéndolo otra vez o hacerle el amor a la mujer más maravillosa en el mundo." Puso el dedo contra su barbilla. "Chico, es una difícil decisión."
"Bien, vamos ver qué puedo hacer para influir en ti," Ronnie dijo, rodando a la mujer más pequeña sobre su espalda. "¿Y si yo comienzo en la parte superior y recorro mi camino hacía abajo o de la parte inferior para arriba?"
Mirando desde su sitio en el piso, Tabitha bostezó y comenzó a limpiarse, segura que sus dueñas no estarían abandonando la cama en algún cercano momento.