Amor accidental xxix

Veronica temia porque rose se enterara de la verdad, la bomba ha estallado y rose ha tomado una decision. que pasara con ellas y su amor

AMOR ACCIDENTAL

Por B.L Miller

Traductora Guri - Revisora Gorky

En la insistencia de Rose de que ella podría subir las escaleras con sus muletas, Ronnie había trasladado la cama ajustable a uno de los cuartos de huéspedes y las pertenencias de la joven mujer trasladadas dentro de su habitación. Tabitha descubrió que el asiento de la ventana era mucho más cómodo que su cama del gato, mucho para la consternación de María cada vez que entraba para pasar la aspiradora. Mientras Ronnie sacaba a lucir sus músculos moviendo los muebles alrededor para acomodar el tocador extra, Rose estaba parada junto al centro de entretenimiento mirando las cintas de video en búsqueda de algo para que ellas vieran. Una cinta sin etiqueta encima del gabinete atrajo su atención. Pensando que ésta era otra de las cinta para adultos de Ronnie, Rose la puso en la VCR y encendió la televisión. Para su completa sorpresa, era un vídeo de la oficina de Ronnie y Delores estaba parada allí. El volumen estaba apagado y su antigua madre adoptiva parecía como que estaba gritando. Rose pulsó el botón de stop y retrocedió la cinta. "¿Amor, por qué no me dijiste que Delores pasó por tu oficina?"

Ronnie paró de mover el tocador y se volteó para estar de frente a su amante. "No quería lastimarte."

"¿Fue esto antes o después de que ella hubiera estado aquí?"

"Después."

"¿Qué sucedió?" Echó un vistazo en la VCR cuando un clic de apagado anunció que la cinta fue retrocedida. "¿Ella pidió dinero?" Preguntó reservadamente.

"Rose..." Ronnie se acercó detrás de su amante y envolvió sus brazos alrededor de la mujer más pequeña, con muletas y todo. "Tú eres todo para mí. No quiero verte sufrir con esto."

"Quiero ver qué sucedió." Rose se apartó del abrazo y se dirigió a la cama. "Siéntate junto a mí." Para el momento en que Ronnie se reunió con ella en la cama, el volumen estaba en el correcto nivel y Rose pulsó el botón de play.

La cinta comenzó con Delores entrando a la oficina y mirando alrededor. "Bonita oficina. ¿Usted emplea?" Ronnie notó la mirada avergonzada de Rose y puso su brazo alrededor de la mujer más pequeña, acercándola. Sabía que el resto de la cinta sería duro de ver. La escena presentada se reveló, culminando con Delores siendo escoltada fuera de la oficina.

Ronnie estiró la mano por el control remoto. "Ya está." Para su sorpresa, Rose mantuvo el control fuera del alcance.

"No espera, hay más." En la pantalla, Susan entró en la oficina. "¿Ronnie? ¿Qué sucedió? Oí que llamaron a Seguridad a tu oficina." El diálogo continuó, atrayendo a Rose cuando estudiaba las reacciones de su amante. "Te amo, sabes," dijo suavemente cuándo la cinta terminó.

"Lo sé," Ronnie sonrió. "Estaba solo intentando protegerte, eso es todo."

"Vi eso," contestó. Apoyando su cabeza contra el hombro de la mujer de más edad Rose continuó. "Noté que no utilizaste la pluma que te di para extender ese cheque."

"No, no pude," Ronnie admitió. "Incluso aunque sabía que podría romperlo, no podía utilizar tu pluma para hacer eso." Un pensamiento se le ocurrió a ella. "Rose... ¿ella ha intentado entrar en contacto contigo en algún momento?"

"No, no desde ese día que estuvo aquí y tomó el cheque." Apretó a su alta amante contra ella. "Fue todo una mentira con ella," dijo reservadamente, mirando fijamente la pantalla en blanco. "Tú eres la única que me ha enseñado lo que el amor significa." Levantó la mirada en los interminables azules ojos y sonrió. "El amor es acerca de dar, no tomar." Se arrimó más cerca. "Como lo que tú y yo tenemos. No es solo sobre sexo. Es sobre honestidad y cuidar de todas las pequeñas cosas." Dio a Ronnie un tierno beso. "Lo que nosotras tenemos es..." Rose luchó por las palabras. "... es..." Nada vino, ninguna palabra podría describir cómo se sentía por estar con Ronnie. Finalmente movió su cabeza en derrota. "Todo lo que sé es que cuando estoy contigo me siento completa."

"Curioso, siento de la misma manera sobre ti." Devolvió el beso, usando su lengua para separar los labios de Rose y para deslizarse adentro para una rápida probada. "Te amo por siempre, Rose."

"No más secretos, Ronnie." Los labios de la joven mujer se movieron a lo largo de la quijada de la ejecutiva. "Nada oculto entre nosotras."

La mujer de cabello oscuro se tensó en las palabras. No sabes lo que estás pidiendo, Rose. No puedes saber todos mis secretos. Apenas no puedo arriesgarme a perderte. Ronnie decidió que la distracción podría funcionar y comenzó a mordisquear el lóbulo enmarcado por los dorados cabellos. "Hablando de oculto." Abrió primero uno, entonces dos botones en la camisa de Rose. "¿Por qué tú y yo no aprovechamos la tina caliente y jugamos a 'encontrar' el jabón?" Dejó que su lengua trazara el contorno de la oreja de Rose y bajó su voz a un gruñido en la garganta. "¿Hmm? Prometo hacer este digno de tu tiempo." Otro botón rendido a los diestros dedos. "¿Qué dices, Rose? Sé que has estado preguntando por ese masajeador en la ducha."

"¿El realmente está...?"

"Um hmm... Estaría feliz en mostrártelo." Recogió a Rose en sus brazos y se dirigió hacía el baño, decidida de poner todos los pensamientos del pasado fuera de la mente de la belleza de dorados cabellos.

Cuando las flores florecieron y los días se hicieron más largos, Rose trabajada duramente en su terapia física. Tomó cada oportunidad para fortalecer y construir resistencia en su tobillo. Mientras que Ronnie se aseguraba que permaneciera descansando este en casa, la a veces sobré protectora amante no podía mantenerla tan fuertemente vigilada en la oficina. Rose había progresado desde que no ponía peso que tocara sus dedos del pie y el reposapiés debajo de su escritorio proporcionó la perfecta resistencia oponiéndose a la práctica durante del día. Cuando podía exceder este, lo que era común, Rose encontró a Ronnie siempre dispuesta a proporcionar un masaje de pies que hacía que todos los dolores y molestias salieran. Por supuesto esto frecuentemente conducía a las nuevas amantes a encontrar otras cosas para tocar y acariciar pero eso estaba bien con Rose. El decoro profesional que ellas mantenían durante el día en el trabajo se iba al instante en que entraban a la casa. Ya fuera en la cocina o la mesa del comedor, se sentaban una junto a la otra, compartían mutuamente de los platos y pasando besos junto con la sal. El postre requería únicamente un tazón con dos cucharas y las tardes más calurosas eran pasadas en el columpío abrazadas juntas mirando las estrellas. Era el cielo en la tierra y Rose no podría imaginarse el ser más feliz, excepto a ser librada de las muletas.

Cuando el día vino a principios de junio que las muletas pudieron ser dejadas detrás en el consultorio de la doctora Barnes, Ronnie insistió que celebran saliendo a cenar, ir al cine y una última parada de la noche a uno de los pequeños drive-in por un helado y algunos minutos más para bajar la comida. Llegaron a casa después de las once pero ninguna mostraba alguna señal de estar cansada. Al contrario, una proposición fue aceptada y se hicieron el amor a largo de la noche.

La noche incluso no había cedido su lugar al tenue gris de la mañana cuando un claxon tocó en el camino de entrada, despertando a Ronnie de su profundo sueño. "¿Qué demonios...?" Agarrando su bata del extremo de la cama, se la puso y se acercó a la ventana. "Tabitha, bájate. Juro que dejas suficiente pelo aquí como para hacer otro gato." Inclinó su rodilla contra los blancos cojines del asiento de la ventana y miró, sus ojos se ensancharon en sorpresa en la camioneta y el barco estacionados en su camino de entrada. "Oh mierda." Maldijo cuando recordó la fecha. Abrió la ventana y asomó su cabeza. "¡Frank!" El hombre que estaba parado al lado del carro sonrió y saludó.

"Hey Cuz, vamos, los peces están picando."

"Me olvidé por completo del día de la apertura. No puedo ir."

"¿Ir adónde?" Una adormilada Rose murmuró antes de hundir su cabeza nuevamente dentro de la almohada e inmediatamente quedarse nuevamente dormida.

"¿Qué es lo que quieres decir con que no puedes ir? ¿Estás despierta, no es así? Tienes una licencia de por vida y hoy es el día de la apertura. Tienes que ir. Siempre vamos y quiero probar mi barco en el Mohawk." Miraba su reloj. "Vamos, Ronnie. Quiero llegar allí a tiempo de pescar algo."

El día de la apertura de la temporada baja era una fecha establecida desde hacia mucho tiempo entre Ronnie y su primo mayor, una tradición que databa desde tiempo atrás cuando eran niños. Miró a la desnuda mujer en la cama, entonces asomó su cabeza de nuevo a la ventana. "¿Frank, puede Rose venir?"

"¿La rubia? Seguro, solo dense prisa, ¿si?" Miró su reloj otra vez.

"Estaré abajo en cinco minutos." Cerró la ventana y se acercó a la cama. "Rose... Rose, levántate, cariño."

"¿Te oí decirle a alguien que nosotras iríamos a pescar?" Levantó su cabeza y miró a Ronnie quitarse la bata y abrir varios cajones.

"Yup. Es día de la apertura por la temporada baja y Frank está aquí para llevarnos a pescar."

"No te recuerdo mencionar nada acerca de que nosotras iríamos de pesca hoy... o algo de ese asunto." Rose se incorporó y se estiró perezosamente, atrayendo una apreciativa mirada de Ronnie. "¿Y por qué ir tan temprano? No es que ellos estarán haciendo las maletas y abandonaran el agua si esperamos un par de horas más."

"Si nosotros esperamos más tiempo, ellos no picarán. Vamos, perezosa. Será divertido."

Rose se sentó detrás del asiento del pasajero, permitiéndole una buena vista del maníaco en el que Ronnie confió sus vidas. Frank firmemente creía que su avanzado detector de radares le advertiría de cualquier trampa de velocidad aproximándose y el Ford ocho cilindros volaba sobre la autopista revolviéndole el estómago rápidamente. "Entonces rubia, ¿has pescado antes?" Gritó sobre el ensordecedor sonido de la música Country-Western.

"Um... no, no en un barco."

"Estarás poniéndole carnada en su anzuelo, Cuz," dijo a Ronnie. "Espero que ella no se mareé."

"Por supuesto que no." Se giró en su asiento. "Tú no te mareas, ¿no?"

"No, pero puede ser que me mareé en el auto si él se mantiene conduciendo así," Rose dijo lo suficientemente bajo para que únicamente Ronnie oyera.

"Está intentando recuperar el tiempo perdido."

"Nosotros recuperaremos mucho tiempo si todos vamos al hospital."

"Haré que vaya mas despacio," Ronnie aseguró, volviéndose sobre su asiento. "Hey Frank, sabes que la policía tiene esos detectores láser ahora. Tú no puedes evitarlos. Mira, la policía está apostada a una milla sobre la carretera. No quieres ser arrestado otra vez este año, ¿no?"

El velocímetro bajó a una razonable velocidad solo mientras ellos efectivamente pasaban a la policía esperando oculta cubriéndose en medio de un árbol. "Maldición, tienen más de ellos fuera este año," dijo, vigilando mejor su velocidad. Rose se atrevió a dar un vistazo en el tablero de instrumentos, satisfecha por ver solo dos dígitos cerca del extremo de la aguja anaranjada. Deslizando su mano derecha alrededor del asiento, dio al brazo de Ronnie un suave apretón de agradecimiento.

Cuando llegaron a la rampa del barco, Frank dio de reversa al muelle, deteniendo el barco algunos pies de la línea de flotación. "Nosotros mejor subimos antes de que yo ponga el barco en el agua." Salieron de la camioneta y Frank subió en los veintidós pies de largo, en la parte superior de la línea del Ranger Bass Boat, Ronnie subió a Rose y se quedó para recoger las cañas de la camioneta, dejando a la joven mujer en los robustos brazos de Frank. Unos segundos después Rose estaba sentada en uno de los acojinados bancos. "Aquí. Tú mejor te pones el chaleco. Ronnie me matará si llegas a ser carnada."

"Pensé que no había aquí ningún pez peligroso en este río" Rose dijo cuando Ronnie encendió el coche y movió hacía atrás el barco en el agua.

"No hay, aunque los bagres pueden darte absolutamente una mordida."

"Tú no intentes asustarla," Ronnie gritó desde la camioneta. Recogió las diversas cañas y cajas del equipo de pesca de la parte trasera y se las pasó a Frank antes de desatar el barco y mover la camioneta al área de estacionamiento.

Tenía el motor funcionando y listo para irse para el momento en que ella volvió. "Ok. Señoras, sujétense ahora. Es hora de ir a pescar." Se alejó del muelle y se dirigió río arriba. "Solo veamos lo que cuatrocientos caballos pueden hacer en aguas abiertas." El agua detrás de ellos se sacudía y la proa se levantó cuando él encendió los motores.

Rose miró nerviosamente a Ronnie. "Por favor dime que no conduce un barco como conduce esa camioneta."

Pararon varias millas río arriba con el motor principal levantado a favor del carrete de la caña de pescar. Ronnie puso carnada al sedal de Rose primero, después al propio. Frank instaló un par de sedales para él y tomó una posición en la proa del barco, colocándose en una de las elevadas sillas giratorias. Ronnie ayudó a Rose a colocarse en una de la popa y tomó la de a lado para ella. El temprano sol de la mañana comenzaba a aclarar el cielo y como esperaban los peces estaban saltando. Frank rápidamente hizo la primera captura, un pequeño lenguado que apenas estaba sobre el límite. Este aterrizó en el depósito de reserva con la esperanza de ser desechado más tarde.

"¿Estás pasándolo bien?" Frank preguntó.

"Justo excelente," Ronnie contestó, arrojando su sedal fuera una vez más.

"¡Hey!" Rose sostuvo su caña en un agarre de muerte. "Creo que tengo algo." La punta de su caña se sumergió una vez, después dos veces, entonces un fuerte gimoteante sonido llenó el aire cuando el pez salió, llevando su sedal con éste. Oyó la caña de Ronnie golpear la cubierta seguida inmediatamente por los fuertes brazos envolviéndose alrededor para ayudar a afianzar la caña.

"Comienza a traer atrás tu sedal," Ronnie dijo, su respiración cosquilleaba la oreja Rose. "No lo dejes conseguir algún aflojamiento o el se meneará rápidamente liberándose." Rose encontró las manos de su amante cubriendo las suyas y juntas trabajaron animosamente.

"Consiguió un lunker allí, ¿eh?"

"Tiene este, Frank," Ronnie contestó. "Seguro es más grande que ese pequeño pez que tú lanzaste allí dentro hace algunos minutos. Mejor agarra una red para éste."

El pez intentó otra vez escaparse, casi teniendo éxito en tirar la caña libremente de la mano de Rose. "Oh Ronnie, es demasiado fuerte, aguanta tu la caña." Intentó darle la caña pero la mujer de cabello oscuro la rechazó.

"No, puedes hacer esto," Ronnie dijo cuando soltó su agarre y dio un paso atrás, dejando a Rose manejar a la lobina sola. "Eso es, mantén la caña tensa, desgástalo abajo."

"Oh mi..., el se siente tan grande," la joven mujer exclamó, tirando aún fuertemente de la caña con el pez intentando liberarse. De repente este saltó directamente del agua, mostrándoles todo contra lo que Rose estaba levantado.

"Mierda santa," Frank exclamó. "Resiste, yo debí traer la red grande."

"Tienes un monstruo allí," Ronnie dijo, parándose a lado de su amante. Pensando que su primo no estaba mirando, extendió el brazo y puso su mano en el hombro de Rose, acariciándolo con cariño. La lobina finalmente se cansó y permitió ser traída junto al barco donde Frank la sacó con la red.

"Hijo de perra. Qué es un pez jodidamente grande," dijo alegremente, metiendo su mano dentro de la branquia para levantarlo para que ellas pudieran verlo.

"Bonita lengua, Frank," Ronnie lo reprendió, mirando a Rose sutilmente.

"Oh, ella ha oído eso antes," dijo, recibiendo un destello de su prima. "Hey rubia, seguro pescaste un infierno de una boca grande aquí. Debí haber traído una cámara fotográfica."

"Mira que grande es," Rose dijo. "¿Puedo devolverlo ahora?"

"¿Devolverlo?" Frank rió. "Cariño, este no es la clase de pez que tú regresas. Esta es la clase que tú llevas al taxidermista para una exhibición."

"¿Exhibición?" Volteó con Ronnie, quién estaba ocupada quitando el anzuelo. "No quiero conservarlo."

"No puedo creer lo grande que es," la ejecutiva dijo. "¿Rose, estás segura que no quieres concursarlo para un trofeo? Él es una belleza."

"Estoy segura."

"¿No quieres incluso tocarlo antes de que lo devuelva?" Levantó al culebreante pez delante de la cara de Rose.

"No," prácticamente chilló, empujando el brazo de Ronnie. "Es grande y es hermoso y quisiera que entrara de nuevo en el agua, por favor."

Los Cartwrights intercambiaron miradas antes de que Ronnie se agachara y dejara al pez en el agua. Puso carnada en el anzuelo de Rose otra vez y volvieron a la pesca.

"¿Él no está enojado porque regresé al pez?" Rose preguntó una vez que Frank estuvo fuera de distancia.

"¿Enojado? No, no enojado. En shock, pero no enojado."

"¿Tú estás enojada?"

Ronnie volteó para hacerle frente. "Eres tan tierna eso es asombroso." Rose sintió el calor de la palma de su amante en su mejilla. "No, amor. No estoy enojada. Sin embargo, no puedo creer que dejaras ir un premio ganador así. No eres definitivamente de esta clase de pesca."

"No, supongo que no lo soy," admitió. "Pero estoy divirtiéndome, incluso si me gusta dejar los peces ir."

Ronnie sonrió y se sentó de nuevo en su lugar. "Lo importante es que estés pasándolo bien."

"Siempre que estoy cerca de ti estoy pasándola bien," Rose contestó, sacando una cálida sonrisa de su amante. Frank gruñó con otra picada, pero la lobina palidecía en comparación al colosal que Rose había pescado.

Ronnie fue a la proa a ayudarle. "Caramba Frank, pesca otra docena o algo así de esos y allí puede haber suficiente para un sándwich," bromeó, levantando el pequeño pez.

"Robusto har har, Cuz." Frunció el ceño cuando Ronnie midió el pez y lo encontró demasiado chico para conservarlo. "Quizá la rubia nos pescará otro."

"Su nombre es Rose."

"Oh ¿yeah?" Frank volteó hacia la mujer rubia en cuestión. "Hey rubia, ¿estás pasándolo bien?"

"Sí," respondió, alegremente vigilando ambas cañas la suya y la de Ronnie. "Esto es divertido."

Frank se inclinó hacía su prima. "Tú y yo hemos estado pescando aquí para el día de la apertura por más de veinte años ya, y nunca hemos pescado uno tan grande."

"Ella es algo más, ¿no es así?" Ronnie contestó, sonriendo en la dirección de su amante.

"Haber como lo consigues, Cuz," dijo, mirando a Rose. "Agradable chica. Si creo en los rumores flotando alrededor debo esperar verla en todos los actos familiares de ahora en adelante."

"¿Qué rumores?" Ronnie deliberadamente bajó más su voz, no quería que Rose oyera por casualidad. "¿Qué has estado oyendo sobre ella?"

"Vamos Ronnie, somos Cartwrights. Sabes que no hay secretos en nuestra familia. Todo mundo sabe que ustedes dos están compartiendo las sábanas." Frank contestó. "Tengo que admitir sin embargo, que después de toda la mierda esa que sucedió cuando estabas en la universidad, pensé que no andarías con una mujer nunca más." Miró a Rose de nuevo. "Pero ella parece muy agradable."

"No creo que con quién estoy acostándome o no sea asunto de nadie," dijo defensivamente.

"Tranquila, Cuz." Levantó sus manos. "No es un gran problema." Ronnie se relajó un poco. "Hey, por lo menos te clavaste tu misma en una linda. No es que tengas que ir a otra parte a buscar eso cuando tienes algo así esperando por ti en casa."

"Hey Ronnie, creo que conseguiste algo," Rose gritó mientras miraba el extremo del sedal sacudirse.

"Sí, lo conseguiste sin duda," Frank bromeó lo bastante bajo para que únicamente su prima oyera. Toda la pesca si tú me preguntas."

Claro que es, Ronnie pensó para si misma mientras se dirigía a la popa. ¿Así qué te gusta ella también, eh? Una sonrisa se formó en sus labios cuando miró al viento jugar con el cabello de Rose. La aceptación de Frank del papel de la joven mujer en su vida era importante para Ronnie. Los viajes a pescar los sábados en la mañana que disfrutaba tanto continuarían como siempre... únicamente que ahora con la mujer que amaba allí junto a ellos. Ronnie cerró los ojos y giró su cara hacia el cielo, dejando que los rayos del sol calentaran su bronceada piel. Algunos días son solo perfectos, musitó. El sol salió, los peces están picando... Tengo a Rose...

"Ronnie, pienso que," Rose dijo más insistentemente.

"Oh, lo siento," dijo, saliendo de sus pensamientos.

Eran alrededor las diez cuando finalmente se dirigieron de nuevo al muelle. El pez de Rose había sido el más grande del día, aunque Ronnie sacó dos que eran impresionantes. Frank utilizó cada señuelo en su caja del equipo de pesca y aún no valió la pena mostrar sus esfuerzos. El orgullo masculino le hizo tirar de regreso los pequeños que había pescado. Salieron del camino a un restaurante para almorzar antes de volver a casa. Mientras Rose fue directamente al baño, Frank ayudado por Ronnie metieron las cañas y el equipo de pesca dentro. "Buen día de pesca, Frank."

"Para ti y la rubia, quizás," resopló. "Podría haber tenido mejor suerte pescando un resfriado."

"La temporada acaba de comenzar, Frank. Conseguirás un trofeo de pesca la próxima vez, estoy segura."

"Sí, pero no importa que tan grande sea, este no se comparará a su pesca, Cuz." Miró su reloj. "Hablando de pesca, si no me aparezco en casa pronto la jefa va a pensar que encontré una linda como la tuya."

"No hay nadie como Rose," Ronnie dijo enfáticamente.

"No dudo eso. Debe ser algo bastante especial para permanecer contigo después del accidente."

"Um, Frank..." Lo condujo apartándolo, quitándose de donde Rose pudiera oírlos. "Tienes que cuidar lo que dices. Ella no sabe sobre el accidente."

"¿Qué quieres decir con que ella no sabe? ¿No es la que estaba en muletas y todo? Quiero decir, es la razón por la que tu Porsche consiguió los daños, ¿no es así? Consigo una frenética llamada tuya una noche y después de eso ella aparece. No se necesita un título universitario para calcularlo."

"Ella no sabe sobre el Porshe," la ejecutiva aclaró. "Mira Frank, es la clase de cosas que no puede saber Rose."

"¿Nunca le has dicho?" Frotó la incipiente barba en su cara y miró a la casa. "Oh hombre, Ronnie. Estás caminando en una delgada línea con esa clase de secreto. Maldición, la peor cosa que he ocultado a Agnes son algunas insignificantes aventuras y una cuenta bancaria oculta."

"Y estoy segura que la madre de tus hijos aprecia eso," Ronnie dijo secamente.

"La madre de la mayoría de mis hijos, quieres decir."

"¿Ella no sabe sobre el chico?"

"No. Sé bastante para cubrir mis pistas." Abrió la puerta de su camioneta y se dejó caer sobre el asiento. "Ella es una chica agradable, Ronnie. Tráela a pescar en cualquier momento." Giró la llave, el Ford rugió a la vida. "Te veo el lunes en el trabajo."

"Adiós Frank." Ronnie esperó hasta que salió del camino de entrada antes de dar vuelta y dirigirse nuevamente dentro de la casa, rogando que pudiera confiar en que su primo guardaría su secreto.

Rose mecanografiaba un memorandum cuando el teléfono sonó. "Oficina de Verónica Cartwright. Srta. Grayson al habla."

"Hola Rose, soy Wendy de contabilidad. ¿Está Ronnie por ahí?"

"Lo siento. Ella está en una reunión ahora mismo. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?" Recordó a la contable de la vez del impuesto en que había entregado su W-2 de Money Slasher.

"Estoy justo a la mitad de la estimación trimestral del impuesto de Ronnie y no puedo encontrar el papeleo de su Porshe."

"¿Porshe?" Ronnie nunca me ha dicho nada acerca de tener un auto deportivo con excepción del Mustang. "¿Wendy, estás segura? Sé que tiene la Cherokee y el Mustang pero no sé nada sobre un Porshe."

"Hmm, a menos que ella se deshiciera de éste. De todas formas necesito el papeleo sobre él o no podré terminar esto. ¿Crees que puedas encontrarlo y enviármelo?"

"Seguro. Lo buscaré ahora mismo."

"Gracias, Rose. Estaré esperándolo."

"Ok, adiós."

"Adiós."

Rose puso el auricular de regreso en la horquilla y alcanzó su bastón. Si hay tal auto, Ronnie tendría ese papeleo en sus archivos privados. Alcanzando en su cajón del escritorio, sacó una pequeña llave y se dirigió a la oficina de Ronnie.

Efectivamente, detrás de los expedientes de la Cherokee y el Mustang estaba una carpeta que indicaba el Porshe y Rose lo sacó del archivero y volvió a su escritorio. Dejó la carpeta abajo y llamó a la secretaria de Susan para que la cubriera mientras llevaba el expediente a Wendy. Cuando recogió la carpeta otra vez, una foto cayó. Miró el auto rojo, pensando que éste era demasiado rápido para el gusto de Ronnie. Abriendo la carpeta para regresar la foto, sus ojos cayeron en un recibo que sobresalía encima de los otros papeles. Era una factura de la reparación de la importadora de autos de Hans. Sus ojos ensancharon en el total en la parte inferior. No puedo imaginarme pagando una factura de reparación como esa. Cálculos de horas y materiales llenaron la factura, pero fue una nota escrita a mano justo sobre el total que capturó su atención. Comienzo de reparaciones 12-5, terminado 1-18.

Rose se hundió en su sillón sintiendo como si un martillo la hubiera golpeado en el pecho. Las reparaciones comenzaron 12-5. Justo después del accidente. Si eso no fuera suficiente, otro recibo mostraba que el Porshe había pasado inspección solo una semana antes. "Oh Dios..." Una sensación enferma revolvió su estómago y tuvo que tragar varias veces para mantener su café abajo.

No había el misterioso conductor extraño bebido. Este era Ronnie. Las lágrimas comenzaron a caer, manchando de rimel las mejillas de Rose. Es por eso que querías ayudarme tanto. Fue toda una mentira para protegerte. Limpiando sus ojos con un Kleenex, extendió sus manos temblorosas y abrió el Rolodex. Su labio inferior tembló y su visión desenfocada cuando intentó encontrar el número de la compañía de taxis que Ronnie utilizaba para recoger a clientes del aeropuerto. Fue todo una mentira. Sus manos temblaban tan duramente que erró el número dos veces antes de finalmente alcanzar el correcto. La voz de Rose era tan titubeante cuando habló con el despachador.

Fue informada que había uno solamente a una cuadra de retirado y que éste la encontraría enfrente del edificio. Sin esperar que la secretaria de Susan llegara, Rose recogió su bolso y bastón y abandonó la oficina. Está bien, Ronnie. No tienes que preocuparte acerca de mi más. Sofocó de nuevo un sollozo.Entiendo.

María estaba sorprendida de ver un taxi meterse en el camino de entrada y aún más de ver a Rose salir. Abrió la puerta corrediza. "¿Qué estás haciendo en casa en la mitad del día? ¿Rose? Niña, ¿has estado llorando?"

"No es nada, María," aspiró. "¿Dónde está Tabitha?"

"Ella está acostada en alguna parte, ¿por qué?" Rose no contestó, en su lugar pasó a la ama de llaves y se dirigió hacía las escaleras. "¿Qué está pasando? ¿Dónde está Ronnie?"

"En el trabajo," vino la triste respuesta. Para la consternación de María, el taxi parecía estar esperando por Rose. Pocos minutos después, Rose bajó las escaleras, una de las maletas de Ronnie estaba en su mano.

"¿Qué está pasando? ¿A dónde vas?" Para su sorpresa, los verdes ojos estaban bordeados con rojo.

"¿Podrías por favor decirle al hombre que esta es la única maleta? Tengo que traer a Tabitha." Dejó la maleta en el fondo de las escaleras y regresó a recuperar a su gato.

"Rose espera." María la siguió arriba, parando a la joven mujer con una firme mano en su hombro. "¿Qué está pasando? ¿Tú y Ronnie tuvieron una pelea?"

"¿Sabías que ella fue la que me golpeó?" La mirada en los ojos del ama de llaves respondió la pregunta. Rose asintió, sospechando eso. "Desearía que me lo hubieras dicho. Desearía que ella me lo hubiera dicho." Tragó difícilmente, no deseando comenzar a llorar otra vez. "Necesito conseguir a Tabitha."

"¿A dónde vas? ¿Ronnie sabe que te estás marchando?"

"María, no puedo hablar acerca de esto. Por favor, solo quiero conseguir a mi gato y salir de aquí." En ese momento el anaranjado felino apareció en la parte superior de las escaleras y se dirigió hacía sus brazos abiertos. "Tabitha, ven aquí, dulzura." Tomó al gato en sus brazos. "Vamos, corazón. Tenemos que irnos ahora."

"Rose, por favor espera un minuto." María estaba parada delante de la puerta, negándose a dejar a la joven mujer pasar. "¿Has hablado con Ronnie? Necesitas hablar con ella antes de irte y que tomes alguna decisión precipitada."

"No queda nada para decir," Rose sollozaba, airadamente limpió una errante lágrima. "Devolveré su maleta tan pronto como pueda."

"¿A dónde irás?"

"No lo sé," admitió. "Solo sé que tengo que irme." El claxon del taxi sonó, atrayendo su atención. "Necesito irme ya. Por favor cuídate, María."

"Rose, no te vayas por favor. Estoy segura que si solo hablaras con Ronnie..."

"No." Su tobillo estaba empezando a palpitarle por el exceso. "Déjale saber que no voy a demandarla o cualquier cosa, de modo que ella no tiene que preocuparse." Fue a la cocina y entonces atravesó la cortina de la puerta. El conductor la ayudó a ella y a Tabitha a entrar al auto, entonces vino a la puerta a conseguir la maleta. María le dio a él un bolso conteniendo una caja y varias latas de comida para gato, su otra mano atareadamente presionaba el marcado rápido en el teléfono