Amor accidental xxii

Se van descubriendo nuevos sentimientos y a la vez se huye de los miedos generados por una vieja relacion que acabo mal

AMOR ACCIDENTAL

Por B.L Miller

Traductora Guri - Revisora Gorky

"Buenos días, María." Rose rodó dentro de la cocina, siguiendo el olor de los panecillos de canela recién horneados.

"Y buenos días a ti también, Rose. ¿Quieres un poco de café?"

"Me encantaría una taza, gracias."

"La traeré aquí a la mesa." El ama de llaves alcanzó en el armario y sacó una taza sin mirarla. Para el momento en que se dio cuenta cual había agarrado, ya había añadido la crema y azúcar. "Bien, supongo que Ronnie tendrá que usar otra taza."

"Usted me dio su favorita otra vez, ¿no es así?" Rose preguntó con una sonrisa. Esta era otra de los pequeños caprichos de Ronnie. Su café de la mañana era siempre servido en una taza negra con las palabras "el jefe" a través de ésta.

"Me temo que lo hice. La vaciaré y te daré en otra."

"No, no se preocupe. Ronnie puede vivir sin su taza del jefe por un día." Esto realmente divertía a Rose que con las docenas de tazas que llenaban el armario, su amiga estuviera tan encariñada con esta en particular.

"Ya sabes que le gusta su café en esa taza," María amonestó.

"Es bueno que cambie su rutina de vez en cuando," vino la juguetona contestación cuando tomó la taza de la mujer mayor.

"¿Y qué está pasando con ustedes dos?" Ronnie preguntó cuando entró en el cuarto. Tomó el periódico y echó un vistazo en el titular antes de que notara. "¿Robando mi taza favorita?" Cruzó detrás de la joven mujer y se sentó en la silla al lado de ella.

"No te preocupes, yo sé quién es realmente el jefe por aquí," Rose contestó cuando tomó un trago.

"A veces me lo pregunto," Ronnie regresó la broma. "¿Crees que puedas enviarme un mail hoy?"

"Yeah, anotaste qué hacer, ¿no es así?"

"Está al lado de la computadora." Levantó la mirada para ver a María venir con su café. Miró la taza burlonamente. "¿De dónde vino ésta?" Era una taza de Cartoon Far Side con dos ciervos en ésta. Uno tenía una diana roja brillante en su pecho. El pie de foto por debajo decía 'infierno de una marca de nacimiento, Hal.' Ronnie se rió suavemente y bebió de ésta.

"Ves, el cambio es bueno," Rose dijo con el labio sobre de su taza. María trajo su desayuno junto con una jarra de café.

"Si las señoras me disculpan, iré a comenzar en la lavandería."

"Ok, gracias María."

"Yeah, gracias."

Ya solas, ambas mujeres comenzaron a comer su desayuno. Ronnie tenía el tenedor en una mano y el periódico en la otra. Aunque ojeaba la sección de negocios, el periódico también tenía la ventaja extra de permitirle mirar y estudiar a la inadvertida Rose. Las quebradas piernas estaban ocultas debajo de la mesa redonda. Con el suave rubio cabello metido detrás de sus orejas, Ronnie tenía una vista sin obstáculos de la suave curva de la mejilla de Rose, la pequeña nariz respingada, el color óxido de las cejas que se reclinaban por encima de sus muy verdes ojos. Repentinamente esos ojos voltearon y la miraron. Arrugando las páginas y bajando la mirada al periódico, Ronnie esperó que el rubor que sentía no fuera demasiado visible. "Um... estoy pensando acerca de disminuir algo de la cantidad de trabajo de Laura. Tengo algunas cartas que necesiten ser puestas al día. No es difícil de hacer pero es tiempo consumiéndose. Dijiste que aprendiste cómo utilizar la fusión del correo, ¿no es así?" Sus ojos nunca salieron del periódico, aunque no tenía idea cuáles noticias estaban en el periódico.

"Hmm. Um." Rose tragó y dejó la taza abajo. "Fue difícil al principio pero una vez que conseguí agarrarle esto es realmente bastante fácil." Por dentro estaba entusiasmada. Ronnie me está dando verdadero trabajo para hacer, no solo ejemplos y pruebas en los programas de computadora. Verdadero trabajo que necesita ser hecho y me lo está confiando. "Me aseguraré de que este sea hecho enseguida y prometo que no habrá errores."

Detrás del periódico, la ejecutiva sonrió en el entusiasmado tono. "Te mandaré un correo electrónico de los archivos tan pronto como llegue al trabajo. Estoy segura que no tendrás ningún problema con eso." Dejó la sección de negocios del periódico abajo y se sirvió otra taza de café. "Bien, vamos ver a quién la policía capturó anoche," Ronnie dijo cuando tomó la sección local. Se movió a través de las páginas hasta que encontró el informe de la policía enumerando a toda la gente que fue arrestada o compareció en la corte. Vio el nombre de una vieja amiga de la preparatoria arrestada por prostitución. "¿Qué?" Acercó más el periódico, tirando su taza de café encima en el proceso. "Maldición." Se levantó. La blusa amarillo crema ahora estaba cubierta abajo del frente con el mojado beige del café. Deshizo los primeros botones, confirmando que este se hubiera filtrado sobre su fondo también. "¡María!" Se giró para ver al ama de llaves salir del cuarto de lavado. "Café."

"Sobre la seda," María señaló. "Verónica Louise, atravesaré más Woolite contigo." Movió su cabeza, causando que Rose sonriera mientras el café mojaba la mesa. "Bien, sal de esas cosas mojadas." Ronnie se giró para salir del cuarto. "No hay necesidad de ser modesta ahora. Tú no vas a correr al piso de arriba con el café goteando de tu blusa. Hay bastante desastre para limpiar aquí mismo."

"Bien." En un movimiento rápido la blusa fue quitada seguida por el fondo. "Dame la falda también." Un tirón de cierre y la prenda siguió a las otras ropas mojadas en las manos de María.

Con Ronnie de espaldas a ella, Rose dejó a sus ojos viajar arriba y abajo del alto cuerpo vestido en solo medias y un bra color crema de encaje. Se concentró pero no sintió la excitación que había experimentado la noche previa. Lo qué sentía era culpa por mirar fijamente en el cuerpo de su amiga. Esto es tonto. Es solo Ronnie. Apartó sus ojos cuando el cuerpo medio vestido se dio la vuelta, levantando la mirada solo cuando oyó a la mujer de cabello oscuro dirigirse a ella. "Voy arriba a cambiarme."

"¿Oh, sabes qué se vería realmente bonito en ti? Ese pantalón gris de lana y esa blusa azul claro." Rose pensó sobre la última vez que había visto a Ronnie usar ese traje y en como destacaba sus ojos. "Éstos se ven realmente bonitos en ti."

"El pantalón gris, ¿hmm?" Ronnie recordó cuánto le gustaba a Rose esa particular combinación. La piel chinita se levantó en sus muslos. "Es mejor que vaya a cambiarme antes de que me congele a muerte por estar parada aquí."

Volvió pocos minutos después, admitiendo para si misma que el pantalón de lana era una mucho mejor idea que la falda en una mañana tan fría. "Ok, ¿qué piensas?" Preguntó, dándose vuelta con la blazer doblada en el brazo.

"Estupendo aspecto," Rose dijo. El pantalón se ajustaba en todos los lugares correctos y la camisa contorneaba agradablemente sus suaves curvas. "Te ves... preciosa."

"Gracias." Ronnie bajó la mirada en los destellantes verdes ojos y sonrió. "Te enviaré por correo esos archivos una vez que llegue allí." Combatió el impulso de darle a la joven mujer un beso rápido en la mejilla y cambió eso por un apretón en el hombro. "Mejor me voy antes de que el tráfico se ponga demasiado pesado."

"Oh, Ok. Me aseguraré de tener ese programa subido para que pueda conseguir empezar tan pronto como eso llegue."

"No tengas prisa, Rose. Lo que consigas de ellos estará bien." Privadamente le satisfizo al final no oír el entusiasmo en la voz de su amiga. Ronnie no tuvo duda cuando llegó la ética de trabajo de Rose. "Intentaré estar temprano en casa." En ese momento, el ama de llaves salió del cuarto de lavado con el estropajo y el cubo en mano. "Mejor me voy antes de que María encuentre un nuevo uso para ese estropajo."

"A veces," María dijo cuando sacudió su cabeza.

Ronnie giró su atención a Rose. "Te llamaré más tarde."

"Okay."

Rose se rodó apartándose cuando el ama de llaves comenzó a limpiar el desastre. El jeep azul brillante desapareció del camino de entrada, dejándolas a las dos solas. Es hora de conseguir algunas respuestas, Rose pensó para si misma.

"María, ¿fue fácil para usted aprender a utilizar el mail?"

"Señor no, niña. Cuando Ronnie me dio la computadora yo estaba asustada de encenderla. No sabía lo que haría."

"¿Pero ahora a usted le gusta?"

"Hablo con mi hijo en Arizona todas las noches." Empujó el estropajo seco sobre las últimas gotas de lo derramado. "Debiste ver mis cuentas del teléfono antes de eso."

"Apuesto cuando Ronnie estaba fuera en la universidad las cuentas del teléfono eran algo." Genial sigue, Einstein. Por qué no solo sales directo y dices vamos hablar del tema Stanford, mentalmente se regañó. "Quiero decir, es solo tan cercana a su familia y todo."

"Cuando los chicos estaban en el colegio esto por supuesto era un tiempo duro por aquí." María tomó los platos del desayuno y se dirigió hacia el lavavajillas. "Uno de ellos estaba siempre llamando para una cosa u otra." Tomó la jarra y sirvió algo del humeante líquido en una taza para si. "Lo juro estaba en la oficina postal todos los días enviando algo a uno de ellos."

"Vamos siéntese y hablemos por un rato," Rose dijo, señalando en el asiento vacío. "No hay mucho que tenga que ser hecho hoy y tengo que esperar para que ella me envíe esos archivos."

"Solo por un pequeño rato. Tengo que aspirar. Tabitha arroja más pelo que cualquier gato que haya visto nunca," volvió a llenar la taza de la joven mujer. Se sentó en la silla ofrecida y tomó un trago de su café. "Ellos eran exactamente un puñado entonces."

"Supongo que la independencia que vino con estar ausente del hogar debe haber sido demasiado, ¿huh?" Metió un perdido mechón de rubio cabello detrás de su oreja. "Ronnie seguro tuvo un rato duro de esto." Vio el parpadeo en los ojos de la mujer mayor y sabía que tenía que pisar cuidadosamente. "Ella me contó sobre Chris."

"Esa fue una cosa muy triste y no algo que me guste hablar." María dijo, bajando la mirada a la mesa. Bebió varios tragos de café. "Alguna gente es solo basura, Rose. Simple y sencillamente."

"María, ¿puedo hacerle una pregunta?" En el reacio cabeceo, respiró profundamente y continuó. "¿Usted piensa qué estoy utilizando a Ronnie?"

"No importa lo que pienso. Lo qué importa es lo que ella piensa." Vació su taza y le dio a Rose una seria mirada. "Odiaría verla lastimada así otra vez."

"No sé como alguien que pueda conocer a Ronnie por cualquier espacio de tiempo quiera utilizarla," Rose dijo suavemente, su mirada fluctuaba de María a la mesa y de regresó otra vez. "Tiene el corazón más bueno que cualquier persona que yo conozca y no quiero decir por ser solo generosa. Debe haber sido devastador para ella confiar en alguien y tener esa confianza rota." No tenía idea que los pensamientos del ama de llaves fueron inmediatamente al Porsche completamente reparado metido allá en el garaje. "Estando en esa edad, teniendo algo tan privado expuestos a sus padres..." Rose meneó su cabeza. "Solo no puedo imaginarme por qué alguien sería tan cruel con ella. ¿Usted alguna vez conoció a Chris?"

"No, el excavador de oro nunca se presentó aquí," Maria dijo. "Yo únicamente hablé con ella por teléfono."

Bingo. La gran pregunta fue contestada.

Delores Bickering condujo su oxidada Station Wagon dentro del garaje del estacionamiento público y se metió en el primer sitio vacío, no importándole que fuera reservado para los minusválidos. Si recibía un ticket, terminaría en la guantera con el resto de los que había recibido. Los tickets y el seguro no eran cosas en lo que eligiera gastar su dinero. El vacío paquete de cigarros golpeó el suelo cuando encendió el último y se alejó de su auto. Si fueran las cosas de la manera en que las planeó, tendría suficiente dinero para los cigarros antes de que el día hubiera acabado.

A los Cartwrights siempre le han gustado las cosas grandes. Cuando el Hotel Wellington fue construído a finales de los años 20, ésta torre sobre el más pequeño edificio Cartwright en la siguiente puerta. El abuelo de Ronnie lo tomó como un desafío y el resultado fue la construcción de uno de los edificios más grandes de Albany, más de treinta plantas altas. Delores estaba parada delante de éste e hizo una mueca desdeñosa en el gran logotipo tallado en granito rojizo sobre las puertas. Se empujó a través de las puertas giratorias y entró al espacioso vestíbulo. En la pared estaba una placa de metal dándole la bienvenida a las oficinas corporativas de Cartwright. Bajo éste estaba un directorio de departamentos junto con los pisos en los cuales estaban situados.

Ronnie estaba justo terminando un tazón de fruta cuando el timbre sonó. "¿Sí, Laura?"

"Um... hay alguien aquí que quiere verle," la vacilante voz dijo.

"¿Quién?" Un rápido vistazo en su calendario no mostró cita programada para esa tarde. Oyó a su secretaria preguntar el nombre del visitante y apretó su quijada tan pronto como reconoció la voz. "Manténgala allí afuera un minuto." Colgó el teléfono y golpeó ligeramente el bolígrafo contra el escritorio. Maldición, ¿qué está haciendo ésa perra aquí?

La respuesta vino a ella inmediatamente. Su primer instinto fue lanzar a Delores fuera pero cuando abrió su boca para hablar, Ronnie notó algo que cambió su decisión. Girando alrededor en su asiento, alcanzó el ratón e hizo clic encendiendo el ícono de seguridad. Su contraseña y algunos tecleos más, una pequeña luz roja se encendió en la cámara de seguridad metida discretamente en la esquina superior de su oficina. Era hora de exponer a Delores Bickering por lo que ella realmente era. "Envíala adentro."

"Bonita oficina," la mujer grande cabeceó aprobadora cuando echo un vistazo. "¿Usted emplea?"

"No." Ronnie no podría creer que tuviera el descaro incluso para hacer tal pregunta. "Usted no está aquí para preguntarme acerca de un trabajo."

"Vine hablar con usted sobre Rose." Desabrochó su sucia chaqueta amarilla y se quitó el gorro tejido, enviando copos de nieve sobre la espesa alfombra Borgoña. "Usted sabe que soy la cosa más cercana a una madre que ella ha tenido nunca."

"Si usted lo dice." Oops, no quisiera que Rose me viera siendo hostil con la perra. Forzando una cortés sonrisa en su cara, dijo con una más cuidadosa voz. "¿Y para qué usted deseaba verme? Por favor, tome asiento."

Delores se dejó caer en el sofá y lanzó su chaqueta en el cojín más lejano. "Habría pensado que alguien como usted tendría café para sus visitantes." Miró mordazmente en la vacía cafetera en la mesa lateral. "Especialmente para aquellos que son parientes de sus amigos."

Los ojos de Ronnie se estrecharon pero guardó su lengua. "¿Usted dijo que desea hablar conmigo sobre Rose?"

"He encontrado una manera de ayudarle a salir."

"¿Ayudarle a salir?"

"Yeah." La mujer grande se incorporó. "Le he encontrado un trabajo en Cobleskill. Puede comenzar el lunes. Pagan seis dólares por hora."

"¿Por qué necesitaría trabajar en Cobleskill? Eso está a una hora. Además, ¿usted no notó que tiene dos piernas quebradas? Ella no está en condiciones para trabajar."

"Es en una oficina de telemarketing. No tendrá que estar levantada, solo es hablar por el teléfono. Por supuesto que pienso que tendrá que mudarse nuevamente conmigo."

"Ella le dijo ya que desea vivir conmigo. ¿Por qué cambiaría su opinión ahora?" ¿Qué truco está usted intentando sacar? ¿Hacer que Rose elija entre nosotras? Maldita sea si la dejo a usted llevársela lejos de mí.

Delores meneó su cabeza. "Usted no entiende. Rose y yo tenemos un acuerdo. Me debe por haberla cuidado y prometió ayudarme de cualquier manera que pudiera."

"Déjeme conseguir esto correcto. ¿Quiere que se mude de nuevo con usted y trabaje en ese empleo de telemarketing para que pueda darle dinero?"

"Pienso que es solo lo justo. Vivió bajo mi techo y comió mi comida por años sin pagar nada y ya es tiempo para que me devuelva el pago." Delores se cruzó los brazos y se recargó.

"¿Así que le debe a usted por todo lo que hizo por ella cuando vivió con usted?" Sonaba ridículo pero no se rió. No puedo creerle. Rose merece mucho más en su vida que un pedazo de basura como usted.

"Usted puede considerarlo de esa manera. Yo lo considero de esta forma. Habría podido rentar su cuarto a alguien que hubiera podido pagarme. Me debe el dinero que perdí por no poder rentarlo. Cuando se fue tuve que comenzar a pagar una niñera en las noches del bingo y los bolos. Mi generosidad puede ir únicamente hasta ahora. No soy rica, usted sabe. No puedo permitirme ser tan caritativa como usted."

Tra... Ronnie agarró el borde de su escritorio. Usted perra. Ahora no tenía duda sobre la razón de que Delores viniera a su oficina.

"Decidió que Rose le debe dinero porque vivió con usted cuando era un adolescente, ¿es eso correcto?"

"Exactamente."

"Y dado que le debe todo ese dinero piensa que debe mudarse con usted y trabajar en ese empleo para que pueda pagarle lo qué le debe, ¿correcto?"

"Correcto."

Los labios de Ronnie tiraron hacía atrás dentro de una sonrisa mucho como una cobra justo antes de atacar.

"Pero dado que soy su amiga pensó usted en venir y ver si había algo que yo pudiera hacer, ¿correcto?"

"Bien, no estamos hablando de mucho para alguien como usted. Si es realmente su amiga pienso que desearía ayudarla." Delores dijo indignadamente.

"Y yo podría ayudar a Rose pagando su deuda a usted, ¿esa es la idea?" Ronnie estaba cansada del juego y de mirar a la sucia mujer que estaba intentando utilizar a Rose. Hora de conseguir el punto. "¿Cuánto?"

"Bien, usted tiene que tener en cuenta cuánto tiempo vivió conmigo y entonces..."

"¿He dicho cuánto?" Ronnie hizo lo posible para mantener la hostilidad fuera de su tono. "Vamos, estoy segura que usted tenía una cifra en mente cuando entró aquí. ¿Cuánto piensa que Rose le debe por cuidar de ella?" Sacó la chequera del cajón y la abrió.

"Cinco... no, diez mil."

"¿Diez mil dólares y usted se alejará y dejará a Rose en paz?"

El signo de dólares bailaba delante de los ojos de Delores y la avaricia cantó en su corazón. Casi estuvo de acuerdo, entonces se dio cuenta que la rica mujer estaba haciéndolo demasiado fácil. "Espere." Se levantó y se acercó al escritorio, apoyando las rechonchas manos en la pulida madera. "¿Qué si dijera que quiero quince mil o incluso veinte?"

"¿Es lo qué usted tomaría?"

"¿Usted está realmente dispuesta a darme veinte mil dólares?" La suspicacia apareció. "¿Por qué?"

"Tengo mis razones." Tomó la pluma para endosar el cheque y se detuvo. No tenía intención de usar la pluma que Rose le regaló. Buscó en el cajón, sacó otra y comenzó a escribir.

"Es B- i- c-k-"

"Sé como se escribe."

"Sabe," Delores rió nerviosamente. "Siempre supe que encontraría a alguien que la acogería." Sus ojos se ensancharon cuando los ceros fueron agregados a la casilla de la cantidad. Sensación de victoria dentro de su visión, se relajó y recargó su cadera contra el escritorio, mucho para la irritación de Ronnie. "Veinte mil dólares. Humph. Puede no parecerle mucho a usted pero puedo conseguir un nuevo remolque con eso."

Ronnie se levantó y arrancó el cheque del talonario. "Y por el costo de un remolque usted está dispuesta a salir de la vida de Rose y dejarla en paz para siempre, ¿correcto?" Delores extendió la mano por el cheque pero ella lo sostuvo en el aire. "Este es el trato. Por veinte mil dólares usted no volverá, nunca llamara o parará cerca. Usted se olvidará que ella existe."

"Déme el cheque y olvidaré todo acerca de ella," Delores prometió, su índice y pulgar agarraron en la esquina del papel.

"¿Usted incluso no desea despedirse de ella?" La ejecutiva sostuvo el cheque firmemente, negándose a entregarlo sin una respuesta. No esperaba lo que consiguió.

"¿Por qué? ¿Esto valdrá más dinero si lo hago?" Delores la miró expectantemente.

Ronnie se olvidó sobre la videocinta en el shock de oír las frías palabras. Con un movimiento enojado tiró del cheque atrás y se levantó, su marco de seis-pies se elevó sobre la mujer más baja. "Usted perra." Los azules ojos ardían con furia. "Usted nunca se preocupó por ella, ¿lo hizo?" Sus puños se cerraron, arrugando el cheque. "¡Usted la recogió solo por el cheque de cada mes y para tener una niñera incorporada!" Los nudillos se volvieron blancos bajo la presión y cheque sufrió más daño.

"El cheque..." Delores precisó. "Tenemos un acuerdo."

Ronnie bajó su cabeza, el largo oscuro cabello ocultaba su cara. "El dinero. Eso es todo lo que usted le preocupa, ¿no es así?" Su voz era reservada, baja... la calma después de la tormenta. "Usted utilizó a Rose por el dinero. La utilizó como una hija para obtener el dinero del estado y cuando estaba luchando por sobrevivir usted tomó el dinero de ella." Levantando su cabeza de un tirón, Ronnie trabó los ojos con la mujer que odiaba. "Ahora está acostada allí con dos piernas quebradas y en vez de preocuparse sobre ella está intentando conseguir dinero de mí."

"¿Usted quiere deshacerse de mí? Déme el cheque y me iré." La mujer grande extendió su mano.

"¿Usted quiere el cheque?" Ronnie aplanó el arrugado cheque, después lo extendió delante de ella. Lo rompió cuidadosamente en dos, después puso los pedazos juntos y los rasgó otra vez. "Estoy segura que el Estado de Nueva York le pagó mucho más de lo que usted incluso gastó en Rose." Otro rasgón. "Hubo semanas cuando ella pasó sin nada de comida para si misma sin embargo le enviaba a usted un cheque porque consiguió convencerla de alguna manera que le debía." Lanzó el montón de confeti sobre el escritorio. Delores podía únicamente estar parada allí y ver como su plan se derrumbaba. "Usted ha utilizado a Rose por última vez. Salga de mi oficina antes de que haga que seguridad la eche."

"Usted no puede..."

"¿No puedo qué? ¿Lanzar a un vividor holgazán fuera de mi propio edificio?" Ronnie presionó sus nudillos contra el escritorio para evitar llegar al otro lado y golpear a la asquerosa mujer. Los músculos en sus antebrazos agrupados y apretados preparados. "Usted lastimó a Rose y no permitiré que lo haga otra vez. No merece saber de alguien tan amable y tierna como ella. Llegue a la de vista de mi casa y haré que la arresten. Una llamada telefónica, una carta, cualquier intento de ponerse en contacto con ella y haré de su vida un infierno."

Con todas las perspectivas del dinero idas, Delores no tenía nada que perder. "Usted piensa que es tan inteligente con todo su dinero de mierda. ¡Usted no sabe NADA!" Arrebató sobre el sofá y agarró su gorro y chaqueta. "¿Usted piensa que Rose era la única niña adoptada que tuve?" La puerta se abrió y dos robustos oficiales de seguridad entraron, sin duda llamados por Laura después de oír las fuertes voces.

"¿Hay problemas, Srta. Cartwright?"

"Acompañan a esa..." Perra vino a su mente pero un sentido de decoro tenía que ser mantenido en la oficina. "... intrusa afuera y asegúrense de que nunca entre otra vez."

"Ustedes mantenga sus manos apartadas de mí," Delores agarró su bolso y estalló delante de los hombres uniformados. "Cerciórese de que Rose sepa que usted fue la única que me hizo detenerme para hablar con ella. Ésta es toda su culpa." La puerta externa de la oficina se cerró, dejando a una confundida Laura y a una furiosa Ronnie paradas allí.

"Laura, quita el resto del día. Me iré a casa temprano." Cerró la puerta y se acercó a su escritorio. Los pedazos del cheque fueron echados al bote de la basura y su preciada pluma fue puesta de nuevo en su cajón del escritorio.

Hubo unos rápidos golpes antes de que su puerta se abriera. "¿Ronnie?" Susan asomó su cabeza. "¿Qué sucedió? Oí que llamaron a Seguridad a tu oficina."

"Nada importante, solo un cierto asunto del que tuve que ocuparme." Agitó su mano rechazando. "No te preocupes sobre eso."

"Sabes que voy a averiguarlo de cualquier manera. Puedes también decírmelo." La pelirroja entró y cerró la puerta.

"Tengo derecho a algo de vida privada." Se hundió en su sillón, un profundo suspiro se escapó de sus labios. "Deja esto ir, hermana."

"¿Tiene que ver con Rose?" El rápido tirón de la cabeza respondió a la pregunta de Susan. Un torpe silencio cayó entre ellas por varios segundos antes de que ella hablara otra vez. "Um..." La Cartwright más joven bajó la mirada en su uñas. "Si um... bien, sé que tú realmente no tienes a alguien cercano a ti excepto Rose y bien, supongo, yo. Si... si necesitas a alguien para hablar... bien, estoy aquí." Se enderezó y dio un paso atrás. "Los niños están preguntando cuando pueden ir otra vez." Aclarando su garganta, Susan continuó, su mirada cayendo sobre su hermana mayor. "Cuando expliqué a John que Rose vivía contigo, él me preguntó si eso la hacía su tía también."

"Ya te dije..." Ronnie comenzó solo para ser detenida por una mano levantada.

"Lo sé. Le dije que no lo era, pero si esto estaba bien para ella, él podría llamarla así."

Bajando la mirada a su escritorio, la ejecutiva sonrió, entendiendo el indecible gesto detrás de las palabras. Se levantó y aunque nunca es muy cariñosa con su hermana, Ronnie se acercó y envolvió su brazo alrededor de los hombros de su hermana. "¿Qué te parece mañana en la noche? Estoy segura que Rose no puede esperar para tener a su individuo de lucha libre pisoteado otra vez." Soltó el casual abrazo. "¿Pero qué te parece ahora mismo que yo nos lleve a comer? A algún lugar agradable, ¿qué te parece Maurice o Giovanni?"

"Oh, eso suena rico, ¿pero qué te parece probar ese nuevo lugar chino en Western Aveniue? Oí que tienen excelente comida."

Un pequeño ícono en la pantalla cogió la esquina del ojo de Ronnie. Con un comienzo recordó la videocinta. "Uh... yeah, eso suena rico." Se giró para la computadora y apagó la cámara. "¿Por qué no vas conseguir tu chaqueta y me encuentras abajo en el vestíbulo? Tengo un par de cosas aquí que necesito terminar."

Ronnie llevó a casa el video y lo ocultó en su dormitorio, no viendo razón de mostrárselo a Rose enseguida. Sabía que la cinta lastimaría a su preciada amiga y esa era la última cosa que quería hacer otra vez. En su lugar esa noche y las otras que siguieron fueron pasadas acostadas una junto a la otra en la cama ajustable viendo televisión o en el sofá mirando películas. A veces ellas renunciaban al entretenimiento electrónico y solo pasaban el tiempo trenzándose el cabello la una a la otra o pintando sus uñas. Era una cómoda rutina de la que disfrutaba enormemente. No se hizo mención sobre los arreglos del continuar durmiendo juntas y Ronnie estaba muy bien con eso. Si tuviera la forma dormirían siempre juntas. Amaba la manera en que el cuerpo de Rose cabía contra el suyo. Nunca hablaron acerca de los crecientes abrazos y los cariñosos tactos pero Ronnie observó que ellos eran instigados por ambas en partes iguales.

Con Karen no más tiempo necesitada, Rose llenó sus días trabajando en proyectos para Ronnie. Además de mejorar sus habilidades, también le dio una intensa enseñanza de la manera en que la empresa de su amiga estaba funcionando. Les dio algo más de que hablar por las tardes otro que de ellas mismas o de lo qué estaba pasando en la televisión. El último deshielo de enero continuó metido en febrero, prometiendo una anticipada primavera. Ya más hierba estaba viéndose en el jardín trasero más la nieve y el sol viniendo a través de las ventanas era suficiente para calentar la habitación sin subir el termóstato. Por supuesto en la noche había el calor agregado del cuerpo de Ronnie para mantenerla caliente. Era durante esas últimas horas de la noche que Rose pensaba acerca de su relación con su amiga de cabello oscuro. Con la excepción del trabajo, Ronnie estaba a su lado constantemente, no que Rose se quejara. Gozaba el tiempo que pasaban juntas. A menudo, mientras veían la televisión, su cabeza se apoyaba contra el hombro de Ronnie o incluso en el regazo de la mujer más mayor. Disfrutaba ese tiempo todo lo posible. Ronnie podría ausentemente acariciar su cabello o dejar una cálida mano apoyada sobre su hombro. Ellas estaban mucho más relajadas la una con la otra ahora. Los iniciales abrazos en la cama no fue más asunto tieso, vacilante. Ahora, cuando llegaba la hora de dormir, el brazo de Ronnie se envolvía alrededor de su cintura y la cálida respiración cosquilleaba su cuello cuando ellas moldeaban sus cuerpos juntos.

Rose pensó a menudo del cariño cada vez mayor entre ellas. Los abrazos eran un común acontecimiento y los fomentaba tanto como lo hacía Ronnie. Parecía que podían sentir las necesidades de la una en la otra, por lo menos estaba segura que Ronnie podía sentir las suyas. Cuando el dolor en sus piernas se encendía, los fuertes brazos la confortaban y consolaban. Cuando una lágrima la sacudía por una película romántica que motivaba la necesidad de ser abrazada, no había discusión o petición indirecta, ellas solo se acurrucaban una contra la otra. Pero sin bien disfrutaba la atención y el cariño, Rose no estaba segura que estuviera lista para algo más o si Ronnie estaba incluso interesada. No había habido besos desde que estuvieron bajo el muérdago en Navidad y sus conversaciones permanecían lejos de los asuntos del corazón o del sexo. Si era deliberado por parte de Ronnie o no, Rose no estaba segura. Solo sabía que ella estaba evitándolo, sus sentimientos eran bastante confusos incluso para pensar en darles voz.

Como en este momento. Ellas estaban acostadas en la cama viendo Dateline y la cabeza de Ronnie estaba apoyada contra su hombro. Rose bajó la mirada al sedoso cabello oscuro mezclado con el propio. Su compañera parecía tan relajada, tan pacífica. Teniendo su brazo atrapado entre sus cuerpos era no más una aceptable posición. "Levanta tu cabeza por un segundo."

"¿Hmm? Lo siento, ¿estoy lastimándote?" La perezosa voz le dijo a Rose justo cómo relajada la ejecutiva estaba.

"En absoluto. Solo quiero mover mi brazo." Lo hizo y rápidamente lo envolvió alrededor de los hombros de Ronnie antes de que la mujer más mayor pudiera alejarse. "Ahora vuelve aquí." Jaló suavemente y fue recompensada con la cabeza de su compañera apoyándose justo sobre su pecho derecho. "¿Cómoda?"

"Mmm, mucho."

"Bien." El comercial terminó y la atención de Ronnie fue de nuevo a la televisión. Rose no lo hizo. Sus dedos empezaron a tirar de los largos oscuros cabellos. "Tienes el cabello muy suave."

"Si tu lo dices. Pienso que el tuyo es más suave, sin embargo. El mío es justo más grueso."

Los dedos de Rose se hundieron en el cabello de Ronnie y comenzaron a masajear su cuero cabelludo. "Hmm, puedes tener razón sobre eso," concedió. Pero me gusta tocar el tuyo más. Lentamente los pequeños círculos que estaba haciendo con sus dedos se movieron más bajo hasta que ellos estaban acariciando la suave piel del cuello de Ronnie. La televisión fue completamente olvidada por ambas mujeres a medida que el masaje continuó. ¿Cuánto estarás permitiéndome? Un solitario dedo se aventuró debajo del suave algodón de la camisa por un segundo entonces tiró hacía atrás. Otra vez. "¿Chris alguna vez frotó tu cuello así?"

Ronnie se agitó, sus ojos parecían mucho como esos ciervos cegados por los faros. "Um, n-no..." Tragó, su garganta repentinamente seca. "¿Por qué preguntas?"

"Solo me preguntaba." Rose ahora vaciló, la pregunta no parecía como tal una buena idea más. "Es solo... bien, te gusta esto tanto. Había esperado que alguien hiciera esto por ti antes."

"Chris y yo..." Ronnie buscó las palabras adecuadas. "Nosotros no éramos..." Era un cara o cruz entre qué estaba más seco, sus labios o su garganta. "No estábamos físicamente cercanos. No hubo muchos abrazos." Se sentó completamente y se movió hasta que estuvo enfrente de Rose. "Pensé que era verdadero amor entonces." Una despreciativa risa dejó ver el viejo dolor. "Ahora lo sé mejor." Bajó su cabeza y se miró las manos. Rose permanecía silenciosa, sintiendo la lucha de Ronnie con algún demonio interno. Finalmente la alta mujer eligió la salida fácil. "Por lo menos el sexo era bueno."

Las bromas no estarán funcionando conmigo. Te conozco demasiado bien, Verónica Cartwright. "Sabes odio a Chris por lastimarte así." Extendió la mano y puso sus dedos debajo de la fuerte barbilla, forzando a los azules ojos a encontrar los suyos. "Y no odio a mucha gente en este mundo."

Ronnie quitó la mano de su barbilla y la sostuvo dentro de las suyas. "Curioso." Bajó la mirada a sus manos, su pulgar ocioso rozaba los nudillos de la mujer más pequeña. "Siento de la misma manera sobre la gente que te lastima." Hizo una pausa por un momento, el miedo amenazando mantener las palabras atrapadas adentro. "Eres muy especial para mí, Rose." Su cabeza se levantó y por varios largos segundos se miraron fijamente la una a la otra.

¿Oh, mi Dios, vas a besarme? Rose no estaba segura si estaba excitada o asustada cuando su corazón comenzó a latir a paso acelerado. Sus labios se separaron un poco en subconsciente invitación.

Estaba justo a punto de moverse hacía adelante cuando vio los resplandecientes azules ojos parpadear y mirar hacía otra parte.

"Pienso que esto es bastante serio para hablar esta noche," Ronnie dijo, renuente soltando el agarre en la mano de la joven mujer. El mágico hechizo estaba roto y ambas sintieron una gran sensación de decepción. Otra oportunidad perdida...otra ocasión no tomada.

Rose estaba aún pensando acerca de ese momento mucho tiempo después de que se hubieran colocado para la noche. Giró su cara para mirar a la mujer dormida junto a ella. Quería que me besaras. ¿Tú querías eso también? Cuidadosa de no molestar a su compañera, se apoyó en su codo derecho y metió su cabello detrás de su oreja. Con indecisión bajó sus labios a la mejilla de Ronnie, plantando el más suave de los besos allí. Sus ojos se ajustaron a la oscuridad, Rose vio tanto como sintió la pequeña sonrisa venir a la durmiente cara. "Te amo," susurró antes de recostarse en sus almohadas. Entrelazó sus dedos con los que descansaban sobre su vientre, la joven mujer cerró los ojos.

"Te amo también," Ronnie murmuró adormilada, inconscientemente se arrimó más cerca. La expresión sobresaltada de Rose por un minuto antes de que se diera cuenta que su amiga estaba durmiendo. Volteó su mejilla para apoyarla contra la oscura cabeza y pronto se quedó dormida ella misma.