Amor accidental xvii

Llego navidad y rose no esperaba que fuera a ser tan maravilloso pasar esta fecha con su nueva amiga. se preguntaba si veronica no seria más bien un ángel, y esto un sueño del que no queria despertar.

AMOR ACCIDENTAL

Por B.L Miller

Traductora Guri - Revisora Gorky

"¿Y qué le compraste a María?"

Ronnie golpeó el botón mudo en el control remoto y giró su cabeza para mirar a su compañera. ¿Oh, vamos a intentar esto otra vez? "Un regalo." La esquina de su boca se encrespó en una burlona sonrisa.

"Vamos, dime, ¿por favor?" Rose le dio su mejor mirada de cachorrito. "No lo diré, lo prometo."

"Ya te dije... un regalo." Ella lanzó una palomita de maíz en el aire y lo atrapó en su boca. "Ahora ¿pensé que querías ver ese programa?"

"Quiero, pero deseo saber lo que compraste también. Una pista."

Ronnie fingió considerar la petición por un momento antes de sonreír malignamente con una diabólica mirada en sus ojos. "No es algo que Maria pueda salir y comprarse. Así como así."

"Esa es una podrida pista," Rose se quejó, intentando coger su taza.

Eres tan linda cuando haces berrinches. Ella alcanzó la taza primero y se levantó. "Ah, vacía. ¿Quieres más?"

"No, he tenido bastante chocolate caliente por esta noche. Más y estaré levantada a la mitad de la noche." Le tendió su mano. "Vamos, siéntate y relájate. Te estás perdiendote el programa."

"¿Quieres la bandeja de los aperitivos arriba o abajo?"

"Arriba. No la necesitaremos más," Rose contestó.

"Seguro, no hay problema." Ronnie cumplió inmediatamente, sabiendo que la bandeja de los aperitivos subida era un preludio para algo más agradable que ver un programa de televisión. Dejó la taza vacía en la mesa del café y volvió a su cojín, esta vez con sus pies arriba y descansando entre ellas. "Oooh," hizo un gemido exagerado y meneó los dedos del pie.

"¿Te duelen tus pies?" Rose preguntó.

"Nada peor que lo habitual," contestó. Ah, si... tú sabes lo que deseo, pensó para si cuando sintió que sus pies fueron colocados en el regazo de Rose. Espero que tus dedos no estén cansados esta noche. Levantó su talón en respuesta al suave tirón sobre su calcetín. Pronto estaba descalza y los diestros dedos de Rose borraron los dolores del día y no tuvo alternativa excepto gemir con placer. "Tú haces eso taaann bien..."

"Es fácil contigo. Sé justo dónde empujar y frotar." Rose demostró su habilidad presionando su pulgar firmemente a través del arco del pie izquierdo de Ronnie.

"Mmm, tú puedes parar en.... oh siete u ocho horas." Cerró los ojos y suspiró. Esto es tan agradable.

"O quizá pare si no me dices que regalo le compraste a Maria." Sus dedos se aquietaron como si llevaran a cabo su amenaza.

"Tú tienes un difícil trato," Ronnie admitió. "No es mucho, solo un boleto de avión."

"¿Un boleto de avión? ¿Para dónde?"

"Arizona."

"Es donde está su hijo," Rose recordó.

"Ella no lo ha visto en más de un año. Pensé que a ella le gustaría hacer un viaje para visitarlo." Levantó una ceja. "Así ¿qué vas a continuar?" Enfatizó su punto meneando los dedos del pie.

Rose rió y continuó el masaje. Había llegado a ser un tácito ritual entre ellas. Ronnie gemiría acerca de sus pies y ella inmediatamente ofrecería frotarlos. Ellas podrían pasar horas en el sofá así, Rose sentada en una reclinada posición con sus piernas rectas y Ronnie acostada a lo largo del sofá con sus pies siendo mimados. La mujer más joven únicamente daba un vistazo en lo que pasaba en la televisión cuando su atención se enfocaba en la suave carne bajo sus dedos.

Rose tomó especial placer en el masaje a los pies de Ronnie. Con la excepción del abrazo en la noche era el único contacto físico que ellas generalmente compartían. No podía explicar por qué, pero la hacía sonreír oír los gemidos hedonistas venir de los labios de su amiga en reacción a sus dedos. Con todo el estrés sobre la auditoria y Tommy no hablando a nadie excepto a su madre, los masajes eran una de las pocas cosas que traían una sonrisa a la cara de Ronnie, y esa sonrisa era algo que Rose trataba de ver en cada oportunidad.

Bajó la mirada y estudió el pie ante ella. La suave piel de bebé no revelaba absolutamente ningún callo en la parte más ancha del talón. Dejó sus yemas deslizarse sobre la suavidad de los dedos del pie al tobillo antes de mover sus pulgares hacia atrás para dar un fuerte masaje. Rose presionó con un poco más fuerza de lo acostumbrado y fue recompensada con un gemido que oscilaba sobre el borde de lo sensual. Repitió el movimiento pero únicamente recibió una versión menor del deseado sonido. Impávida, soltó el pie de Ronnie y tiró del otro en su agarre. "Sabes, cuando salga de estos moldes te daré un masaje de espalda que no se te olvidará."

"Mmmm..." Una lenta, sexy sonrisa cruzó los labios de Ronnie y abrió un ojo perezosamente. "Eres demasiado buena para estar desperdiciada en un trabajo de oficina. Pienso que cambiaré tu puesto a Jefe Masajista."

"Uh huh... ¿conseguiré un aumento de sueldo con ese nuevo título?"

"Tú mantente tocándome así y te pagaré lo que quieras." Los ojos de Ronnie se cerraron otra vez mientras los dedos de Rose presionaban en todos los lugares correctos.

"Recordaré eso," la mujer más joven contestó, su mente viajando en pensamientos teniendo la fuerte espalda de Ronnie bajo sus dedos en el futuro. Hmm, un poco de aceite, un agradable día de verano... tú rodada sobre tu estómago y sin los tirantes de tu bikini... sus dedos pararon el movimiento y sacudió su cabeza para despejar los inusuales pensamientos. Sí, disfrutaba tocando a Ronnie, ¿pero así? Dio una risa corta y se concentró en lo que estaba haciendo.

"¿Qué es tan divertido?" Ronnie preguntó, abriendo un ojo y bajando la mirada en su amiga.

"Oh, nada... solo algo en Home Improvement. Él realmente es una amenaza alrededor de las herramientas, ¿no es así?"

"¿Hm?" Oh, ¿es eso lo que estamos viendo? "Uh, sí." Detectó que allí había más en eso que Rose no reveló. Pensó solo brevemente acerca de decir algo pero el masaje comenzó otra vez y Ronnie cerró los ojos, entregándose al suave tacto. Ellas permanecieron en esa posición durante la siguiente hora, ambas silenciosamente disfrutando de lo que comenzaba como un masaje y se tornaba en ligeras caricias. La feliz y pacífica escena fue rota un momento más tarde cuando el teléfono sonó.

"Maldición." Ronnie renuentemente se incorporó. "Si esa es una de esas gentes de MCI yo iré a matarlos." Sus dedos del pie sintieron frío donde apenas segundos antes ellos habían sido sostenidos en las suaves, cálidas manos de Rose. Se metió en la cocina y tomó el teléfono. "Residencia Cartwright." Comenzó a caminar nuevamente dentro de la sala de estar, teléfono en mano, cuando paró. "¿Cuándo pasó eso? Bien, ¿ellos capturaron a alguien?" Caminó dentro de la vista de Rose. "¿Es la que esta en Central? Sí, te encontraré allí en una media hora. Ok, adiós Susan." Colgó el teléfono y meneó su cabeza.

"¿Ronnie?"

"Increíble." Se hundió sobre el sofá y soltó una larga respiración. "Alguien allanó la oficina esta noche."

"Oh no. Espero que no haya nadie lastimado."

"Susan no dijo nada acerca de eso. La policía capturó al individuo, sin embargo." Ronnie tuvo que sonreír internamente. La primera cosa que sale de su boca es la preocupación por otros. Mi primera preocupación fue si algo fue robado. Esto era sin embargo otro ejemplo de las pequeñas cosas sobre Rose que encontraba tan tiernas. "Tengo que encontrar a Susan en la estación de policía. Ellos capturaron a uno de los ladrones." Renuentemente se levantó. "Vamos a llevarte a tu cuarto antes de irme." Ayudó a Rose a ponerla nuevamente en su silla y pronto estaba la joven mujer instalada en la cama. "Mejor me voy," dijo cuando bajó la mirada en los suaves verdes ojos y sintió la irreprimible necesidad de abrazarla. Ah, al infierno con eso. Se inclinó rápidamente y envolvió sus largos brazos alrededor de los hombros de Rose. "Te llamaré si se me hace tarde." Sonrió cuando sintió su apretón devuelto.

"Ten cuidado. Está nevando," la joven mujer dijo una vez que se separaron.

"Lo tendré."

Ronnie llegó a la estación de policía primero y habló con el sargento de la noche que la dirigió a uno de los detectives. Volvió al pasillo varios minutos después, a punto de estallar de cólera por la información que el oficial la había dado.

Susan y Jack descendieron por el pasillo, sacudiéndose la nieve de sus chaquetas. "Fui a la oficina. Tú no creerás esto. Ellos habían levantado esa cinta amarilla y tu oficina parece que un Buldózer llegó a ésta," la pelirroja dijo mientras colgaba su chaqueta en el cercano estante. "Parece que ellos intentaban meterse en la caja fuerte."

"Él fue." Ronnie contestó tranquilamente. "Supongo que fue una buena cosa que cambiara la combinación la semana pasada, ¿huh?" A la mirada confundida de su hermana, asintió y continuó. "Eso es, Susan. Adelante y adivina quién allanó las oficinas e intentó robarnos, de nuestra ¡FAMILIA!" Su elevación de la voz atrajo la atención de varios oficiales cerca, forzando a Ronnie hablar a con los dientes apretados en un intento de mantener su cólera en control. "El hijo prodigo está abajo en la cárcel ahora. Probablemente están tomándole las huellas dactilares y presentándole a sus nuevos compañeros por los próximos cinco a diez años." No hizo ningún intento de ocultar la cólera en su tono.

"¿Tú quieres decir Tommy...?" Susan meneó su cabeza. "No, eso es imposible."

"Tienes razón, Susan." Apretando sus puños con incredulidad, continuó sarcásticamente. "El estirado yuppi allí en la cárcel, solo se parece a Tommy y lleva su cartera."

"Pero... quizá él solo fue de nuevo a conseguir algo. Tú cambiaste todas las cerraduras, quizá él activó la alarma accidentalmente." Miró a su marido por apoyo, pero vio solamente la verdad reflejada.

"Cariño, pienso que tu hermana tiene razón. Estuviste allí, viste la oficina." Él dio a Ronnie una mirada de disculpa. "He oído que las drogas pueden obligar a la gente a hacer toda clase de cosas, incluso robar a sus propios parientes."

"Bien esa es la verdadera aclaración, Jack. ¿Solo ahora te diste cuenta que Tommy tiene un problema de drogas?"

"Ronnie, solo porque tú estás disgustada no significa que puedes sacar esto en Jack. Después de todo, no es su problema."

"No Susan, no es culpa de Jack que Tommy este en la cárcel, esa es de Tommy, y pienso que debemos dejar su trasero allí hasta que se enderece."

"¿Qué?" La pelirroja estaba parada entre su hermana y marido. "¿Tú no puedes honestamente estar pensando acerca de dejarlo a él allí... en la cárcel?"

"¿Por qué diablos no? Él allanó la oficina, intentando forzar la caja fuerte. Susan, si lo seguimos mimando..."

"No lo estoy mimando. Solo digo que tú no puedes dejarlo en la cárcel de noche."

"Oh, bien, gracias por la explicación de la diferencia," Ronnie se burló, desviando la mirada y frotándose su cara con exasperación. "Susan..." Detuvo a su hermana más joven. "Tommy tiene un problema de drogas. Lo primero fue robar el dinero de los proyectos de las propiedades inmobiliarias después estaba falsificando préstamos. Ahora está cometiendo robos para intentar conseguir dinero para su hábito. Pienso que es hora para un poco de amor resistente." Volteó para ver rayas en el maquillaje de su hermana de las lágrimas que comenzaban a caer. "Mira, quizá esta es la mejor cosa para él. Algunos días para conseguir esas drogas fuera de su sistema y estará bien como nuevo."

Susan meneó su cabeza firmemente. "No. Son dos días antes de Navidad. No puedo dejar a mi hermano más joven, mi ÚNICO hermano, pasar Navidad en la cárcel, solo no puedo." Levantó la mirada en su marido. "¿No puedes hacer algo?"

"Soy abogado de impuestos, cariño. Si estuviera siendo arrestado por engañar en sus impuestos, entonces si podría ayudarle. No soy realmente versado en derecho penal."

Susan golpeó ligeramente su barbilla con su dedo, reacia a darse por vencida. "¡Lo tengo!" Sus ojos crecieron de par en par. "Nos negaremos a presentar cargos. No hay delito, no hay cárcel."

"Eso habría estado bien a excepción de un pequeño detalle." Ronnie sostuvo su índice y pulgar levemente separados. "Parece que Hércules allí decidió que no quería ir dispuesto con los policías. Él mordió a uno de ellos." Meneó sus dedos juntándolos como si limpiara apartando la idea de su hermana.

"¿Qué sobre la libertad bajo fianza? Podemos sacarlo bajo fianza, ¿no?"

"¿Susan, es mejor dejarlo allí adentro, ¿no entiendes? Necesita ayuda, ayuda que no conseguirá si se le permite vagar por las calles."

"Ronnie, sé que ustedes dos no se han llevado bien siempre y sé que está celoso de ti, ¿pero puedes ser tan mezquina que podrías dejar a tu propio hermano pasar Navidad en la cárcel?"

Un hombre calvo entró a zancadas en la estación, su maletín en una mano y su celular en la otra. "Vine tan pronto como recibí la llamada." Ese era Richard Jenkins, el abogado de la familia que hacía un poco más que organizar sus tickets de estacionamiento a cambio de su enorme anticipo anual. "He estado en el teléfono con el ADA por la última media hora."

"¿Quién te llamó?" Ronnie preguntó.

"¿Por qué?, lo hizo tu madre, por supuesto. Tommy no podía recordar mi número."

"¿Quieres decir que Tommy la llamó?" Se apartó de ellos y maldijo silenciosamente. ¿Claro que la llamaría, quién más podría continuar rescatándolo de lío después de lío? Había una última esperanza. "¿Qué sobre morder al policía?"

"Me ocupe de todo." Jenkins sonrió orgullosamente. "Él solamente rasgó la camisa del individuo y no tocó su piel así que nosotros pudimos negociarla por restitución y servicio a la comunidad que será atendido después de Año Nuevo." Abrió su maletín y guardó el teléfono. "Si las señoras me disculpan, tengo que regresar en algunos minutos con su hermano." Cabeceó en Jack. "Bueno verte otra vez."

"Igualmente, Richard."

Ronnie estaba harta. Cogió su chaqueta del estante y bruscamente la sacudió poniéndosela. "¿Dónde vas?" Susan preguntó.

"No me apetece permanecer alrededor para celebrar." Bajó la mirada para ver que en su prisa había abotonada mal su chaqueta. "Te estoy diciendo, Susan, dejarlo salir así es un gran error." Se dio por vencida con los botones y enfadadamente tiró del cinturón alrededor de su cintura. "Lo que necesita es rehabilitación, no salir de la cárcel liberado de cargos."

"Quizá lo que necesita es saber que su familia lo ama y lo apoya," Susan replicó mordazmente. "¿Cómo piensas que se sintió al descubrir que su propia hermana lo había sacado del negocio de la familia?"

"¿Cómo te sentiste cuando oíste el resultado de la auditoria? ¿Disfrutaste mirando que tus beneficios anuales entraron al bolsillo de Tommy?" Susan abrió su boca para protestar, después la cerró, dándose cuenta que su hermana tenía razón.

"Quizá esto se resuelva, Ronnie. Esto es quizá lo que necesita para volver al camino."

"No levantes tus esperanzas, Susan. Tengo la sensación de que esto es solo el principio."

Demasiado enojada para volver directamente a casa, Ronnie condujo por de las calles de Albany durante una hora. Volvió a casa, a una oscura casa. Intentando ser tan silenciosa como fuera posible, se metió al cuarto y comenzó a desvestirse en la oscuridad. "Estoy despierta," Rose dijo cuando encendió la lámpara.

"Estaba intentando ser silenciosa."

"Estaba esperándote. ¿Cómo fue eso?"

"Nada bien." Se volteó de espaldas y se quitó su camisa. "Parece que nuestro ladrón no es ningún otro que mi hermano bebé."

"¿Tommy?"

"Bonita manera de tratar a su familia, ¿no lo piensas?" Tiró de la camiseta sobre su cabeza y se dio vuelta para encontrar que Rose había puesto la cama en una posición vertical. Imaginas que necesitó hablar, ¿eh? Se deslizó bajo las sábanas y ajustó las almohadas. "No me preocupé ir allá para ver los daños de primera mano. Tengo suficiente con un dolor de cabeza." Se llevó los dedos a sus sienes.

"Permíteme," suaves dedos sustituyeron los suyos y comenzaron a frotar la sensible área. "¿Cómo fue eso?" Rose susurró.

"Mmm... a poco difícil... hmm, sip, justo allí..."

No había una onza de relajación en ningún lugar de la parte superior del cuerpo de Ronnie, la joven mujer pronto lo descubrió. Suavemente codeó a la ejecutiva dentro de una sentada posición y movió sus manos hacía los anchos hombros. Cada músculo estaba agrupado firmemente, rígidos como si estuvieran listos para la batalla. Presionando suavemente al principio, después con más fuerza, Rose forzó a los músculos rendirse a sus manipulaciones. "Eso es, solo relájate," arrulló. "Cierra tus ojos."

"Ellos están cerrados" vino el relajado murmullo. Rose sonrió para si en el implícito cumplido.

"Piensa acerca de pasado mañana. Piensa acerca de todas las luces en el árbol... los regalos..."

"Rose Grayson, ¿estás intentando hipnotizarme?"

"Claro que no, boba." Movió los pulgares a la base del cráneo de Ronnie y comenzó a masajear el área delicadamente. "Solo quiero que te relajes y que pienses de cuánta diversión traerá la Navidad."

"Mmm."

"Eso es..." El tacto llegó a ser más ligero cuando Ronnie se relajó. "¿Hace esto sentirte mejor?"

"Mucho," suspiró.

"Bueno." Una sonrisa autosatisfecha vino a los labios de la joven mujer. "Qué te parece que nosotras consigamos dormir un poco y dejemos todas la cosas malas para mañana, ¿Ok?" Codeó la espalda de Ronnie sobre su propia almohada. "Buenas noches."

"Buenas noches, Rose." Hubo silencio por un momento antes de que Ronnie agregara. "Gracias." La carga salió de sus hombros por lo menos una noche, rápidamente cayó dentro de un pacífico sueño.

Ronnie tomó un trago de café y miró la vista perfecta de la mañana de Navidad. Una ligera pulverización de nieve había caído por la noche, cubriendo su patio trasero y los árboles que rodeaban este con un ligero manto de blanco. El sol estaba justo saliendo, toda la escena le recordaba un grabado de Currier e Ives. Apretando el cinto de su albornoz, abrió la puerta corrediza y caminó hacía fuera sobre la cubierta, la delgada capa de nieve crujiendo debajo de sus pantuflas azules. Colocó su taza sobre la mesa, el calor causó un pequeño círculo de nieve derretida y reveló el metal debajo pintado de verde. Ronnie inhaló profundamente y sonrió. Estaba bastante frío para mantener la nieve de derretir pero la falta del viento evitaba que fuera tan áspero.

Ella parada allí y bebiendo su café, disfrutando de una familia de conejos correteando a través del campo. Sus grises pelajes eran un vivo contraste a la crujiente nieve blanca. Perfecto. Voy a hacer de esta la mejor Navidad que tu hayas jamás tenido, Rose. Por lo menos voy a intentar hacer todo lo posible. Pensó en los regalos debajo del árbol. Tanto como odiaba los centros comerciales y compras en general, Ronnie tomó gran placer en personalmente elegir cada uno de los regalo para Rose. Finalmente el frío se coló a través de su bata y se refugió en el interior.

El reloj de la cocina le mostró que eran justo pasadas las siete. Maldición, demasiado temprano. Dejando la vacía taza en el fregadero, se dirigió a la sala de estar. Centenares de minúsculas luces parpadeaban y destellaban sobre el árbol, sus multiplicidades de colores reflejando el brillo del papel que cubría los regalos apilados en el suelo. Ronnie sonrió. Todo era perfecto. Ahora era solo cuestión de esperar para que Rose despertara. Miró el reloj del abuelo, esperando que no tuviera que hacerlo mucho tiempo. No había estado tan emocionada con la Navidad en años. "Vamos, Rose," murmuró para si, notando que el tiempo parecía estar pasando mucho más lento que habitualmente. Reordenó los regalos y tomó otra taza de café. El reloj ahora decía siete treinta. Tabitha se frotó contra sus piernas. "¿Qué quieres?"

"¿Mrrow?"

"El desayuno para ti es dentro de media hora."

"¿Mrrow?" Tabitha se acercó al armario donde la comida para gatos era almacenada y maulló otra vez. Cuando el maullido no funcionó, el juguetón gatito rodó sobre su espinazo y giró su cabeza a un ridículo ángulo. Ronnie se rió suavemente y meneó su cabeza.

"Bien, puesto que es Navidad." Se arrodilló y abrió el armario. "Ok. Ahora, vamos ver lo que tenemos aquí." Sacó una lata con etiqueta verde y la sostuvo delante del ahora ronroneador felino. "¿Quieres pavo para Navidad?"

"Mrrow." Tabitha golpeó en la lata con su pata.

"Bien, pavo será entonces."

La alimentación de Tabitha no agotó tanto tiempo como Ronnie hubiera querido. Cuando el reloj de abuelo sonó las ocho, la expectativa estaba matándola. "Pienso que es bastante tarde, ¿no lo crees, Tabitha?" Se agachó y levantó al gato en sus brazos. "Vamos a despertar a mami para que pueda ver todos los bonitos regalos, ¿hmm?"

Ronnie colocó a Tabitha abajo al pie de la cama y avanzó lentamente al lado de la durmiente mujer. "¿Rose? Rose, hora de despertar." Un suave codazo en el hombro. "¿Rose? Es la mañana de Navidad. ¿No deseas levantarte y abrir regalos?"

"Hrmmphf."

"Vamos, es hora de levantarse. No quieres desperdiciar toda la mañana en la cama, ¿es así?"

Somnolientos verdes ojos lentamente se revelaron. "¿Qué hora es?"

"Las ocho." Los ojos rápidamente se cerraron y la joven mujer soltó un gemido. Ella tiró de la sábana sobre su cara únicamente para que una mano más fuerte jalara ésta echándola atrás.

"Pero es Navidad. Tú no puedes dormir en Navidad." Ronnie saltó fuera de la cama y empujó encima el cómodo portátil. "Vamos, arriba y en esto."

Rose dio un gemido más pero lentamente abrió sus ojos, decidiendo que Ronnie estaba demasiado alegre ésta mañana... hasta que se dio cuenta qué mañana era esta. "¡Oh Dios, es Navidad!"

"Feliz Navidad," Ronnie se rió suavemente, apartando la sábana del camino y poniéndose sobre su costado, usando su codo para apoyar su cabeza arriba. "Es una hermosa mañana y sería un crimen dejarte dormir durante esta."

"¿Cuánto tiempo tienes de estar levantada?"

"Alrededor de una hora y media."

"Estoy sorprendida que esperaras este tiempo." Ronnie estaba a punto de defenderse cuando vio el brillo en los ojos de Rose. Saltó juguetonamente sobre la mujer más pequeña, las dos enganchándose en una breve lucha de cosquillas. "Tú eres despiadada," Rose dijo cuando finalmente se separaron.

"¿Bien, supongo que tú estas despierta ahora, ¿no es así? Solo te dejaré ocuparte de tus asuntos."

"Uh, Ok. Solo serán un par de minutos."

"Seguro, solo dame un grito cuando estés lista. Llevaré tu café a la sala de estar. Puedes beberlo y abrir los regalos al mismo tiempo, ¿no es así?"

Rose escuchó cuidadosamente hasta que estaba segura que Ronnie no se regresaría, entonces recuperó el pequeño regalo oculto en el cajón de la mesita de noche. Un inesperado temor pasó a través de ella. Repentinamente, el juego de la pluma y el lápiz que pidió a Karen que comprara para ella no parecía tanto un gran regalo después de todo. Si Ronnie deseara uno, habría tenido este ya. Quizá no le gustaban los lápices mecánicos porque no podría morderlos. "Estúpida, estúpida, estúpida," murmuró para si antes de dejar el regalo poniéndolo en el cajón de la mesita y empujarse sobre el cómodo.

Quince minutos más tarde, estaba vestida usando una camisa color beige que Ronnie había insistido en darle. Rose no creyó por un minuto que esta era demasiado pequeña para su benefactora, pues colgaba mucho más de ocho a diez pulgadas pasando su propias caderas y los puños tuvieron que ser dobladas varias veces antes de que pudiera ver las puntas de sus dedos. De todas formas, ésta le fue dada por Ronnie, y como la camisa de dormir de Dartmouth, era algo que presionaba a María que difícilmente conseguía mucho tiempo para lavarla.

Un último recorrido del cepillo a través de su cabello y Rose estaba lista. Puso el regalo en su regazo entonces lo cubrió con el edredón antes de gritar. Algunos segundos después Ronnie apareció. "¿Lista?"

"Supongo que sí." Forzó una sonrisa en su cara. Oh Dios, por favor deja que le guste mi regalo, silenciosamente rezó mientras Ronnie le ayudaba a meterse a la silla de ruedas y la guiaba fuera del cuarto.

Un gran montón de regalos derramados debajo del árbol cautivaron la atención de Rose cuando Ronnie le ayudó a entrar al desnivel de la sala de estar. Incluso cuando permaneció con una familia de cinco una Navidad, la joven huérfana nunca había visto tantos regalos metidos debajo del árbol. Reconoció el estilo, grande fluído de la letra de Ronnie en todas las etiquetas de los regalos. "¿Tú familia vendrá hoy?"

"No. Tengo que ir a ver a la familia de Susan más tarde, pero ninguno supuestamente estará visitándome. ¿Por qué?"

¿Por qué poner todos sus regalos debajo del árbol si ellos no vendrán? Su expresión llegó a ser incluso más desconcertada. "Bien, ¿no son esos sus regalos?" Ronnie dio una corta risa y apretó su brazo.

"No. Ellos son tuyos."

Los ojos de Rose se ensancharon como platos y por algunos segundos se olvidó cómo respirar. "¿Míos? ¿"T-tú quieres decir...?" Dándose por vencida en un discurso, simplemente señaló a los regalos.

"Yup, ellos son todos para ti." La frente de Ronnie se arrugó. "¿Pasa algo?"

"N-no... yo..." Levantó la mirada en la persona más importante en su vida cuando un par de lágrimas resbalaron por su cara. Rose tuvo que luchar para evitar que su labio temblara. "Yo nunca... todos esos... para mi..." Extendió sus brazos y fue encontrada a medio camino, envuelta en fuertes, confortantes brazos. "Oh Ronnie."

"Shh, te tengo." Ronnie dejó un brazo alrededor de la espalda de Rose y utilizó el otro para acariciar su cabello. "Lo siento. No estaba pensando acerca de cuántos allí había. Solo estaba viendo cosas que pensé que te gustarían y las compré."

"P-pero solamente te tengo uno..."

"Shh." Puso sus dedos en los labios de Rose. "Es el pensamiento lo que cuenta, no algo más." Enjugando una lágrima con su pulgar, Ronnie habló otra vez. "Un regalo de ti vale mil de alguien más, ¿entiendes?"

La rubia cabeza se movió con un débil movimiento. "¿Puedo darte mi regalo primero?"

"Sabes qué..." Ronnie secó las otras rayas de las mejillas de Rose. "Preferiría esperar hasta después de que abras tus regalos. ¿Eso está bien?"

"¿Estás segura?"

"Sip." Se levantó y alcanzó las manijas de la silla de ruedas.

"¿Dónde vamos?" Rose preguntó con algo de sorpresa cuándo se sintió moverse.

"Es Navidad. Estarás mucho más cómoda en el sofá y estoy cansada de arrodillarme. Vamos, nos recostaremos y beberemos nuestros cafés, entonces abriremos regalos."

Rose estaba justo colocándose en el sofá cuando oyeron un estruendo de detrás del árbol. "¿Qué el...?" Ronnie exclamó. Obtuvo su respuesta un segundo después cuando Tabitha salió a toda velocidad de debajo del árbol y corrió a la cocina. Antes de que ninguna de las dos pudiera hablar, la anaranjada y blanca imagen volvió y saltó nuevamente dentro de la montaña de regalos.

"¿Qué pasa con ella?" Rose preguntó, preocupada. "Nunca la había visto moverse tan rápido antes."

"Pienso..." Ronnie cruzó el cuarto, se arrodilló, y comenzó a apartar los regalos. "Yup... Tabitha, eres una pequeña chica codiciosa." Se hizo hacía atrás y dejó a la mujer más joven ver. El gato estaba acostado sobre su lomo, golpeando en una bola de adorno colgado por encima de ella. "Tú pequeño bebé allí, se metió en su regalo de Navidad." Metió la mano para recuperar el paquete únicamente para que su muñeca quedara capturada entre las patas delanteras de Tabitha. "Ni siquiera pienses en arañarme," le advirtió mientras lentamente intentaba sacar su mano. Suaves patas revelaron sus armas, las garras presionando contra su piel hasta que paró el movimiento. Tabitha posó la mirada en ella por un segundo, entonces comenzó a ronronear y lamer la muñeca de Ronnie. "Srta. Grayson, creo que su gato está loco." Sacó la bolsa de Catnip. Estaba todavía envuelto en festivo papel verde, excepto por el prominente pedazo desaparecido en donde había sido masticado.

"¿Tú pusiste el Catnip debajo del árbol?"

"Sip pero este estaba en una bolsa de plástico y fue envuelto en papel."

Rose sonrió maliciosamente y meneó su cabeza. "Ronnie, puede oler el Catnip a millas de distancia. Tabitha. ¿Tabitha? Ven aquí, cariño."

La gata se movió tres pasos antes de caer sobre un bulto en la alfombra y limpiarse.

"No creo que ella este yendo a ninguna parte, Rose." Suficiente de esto. Yo quiero que tú abras tus regalos. Extendió el brazo y tomó una camisa envuelta en una caja en papel plateado. "Ya que estoy aquí de todos modos, vamos a comenzar con tu primer regalo." Volvió al sofá y se lo dio, intentando difícilmente controlar su entusiasmo y excitación.

Pequeños dedos pasaron sobre el lujoso papel y el lazo rojo. "Es casi demasiado bonito para abrirse."

"Es solo un envoltorio de papel. Ábrelo," urgió. Vamos, ábrelo y mira lo que te compré. Una sonrisa semejante a la de un niño creció en la cara de Ronnie.

Rose echó un vistazo. "No hay lugar para tirar el papel."

"Tíralo en el suelo. Lo recogeré más tarde. ¡Ábrelo!" Ronnie se arrimó hasta que estuvo en el cojín al lado de la mujer más joven.

"No puedo tirarlo en el piso." Sus yemas del dedo trazaron la letra en la etiqueta del regalo.

"Pero..." Ronnie echó un vistazo, frunciendo el ceño cuando no encontró algo conveniente a la vista. "Ya vuelvo." Saltó del sofá y entró a la cocina. Rose escuchó el sonido de los armarios que se abrían y cerraban, seguido por los cajones. Hubo un murmullo de maldiciones seguidas. "Aquí está." Algunos segundos después Ronnie volvió, abriendo la bolsa para la basura. Se la dio a Rose y volvió al cojín contiguo, metiendo sus descalzos pies por debajo de sus muslos. "Ok. Ahora ábrelo."

La joven mujer miró del regalo a Ronnie. "Gracias."

"Tú ni siquiera sabes qué es todavía." Date prisa y ábrelo. Rose deslizó su uña debajo de la etiqueta y cuidadosamente la separó del paquete, dejándola en la mesa lateral. Otro paso y una ala de la esquina se abrió. "Solo rásgalo," Ronnie gruñó juguetonamente. "O estaremos aquí hasta la siguiente Navidad."

Rose miró el hermoso paquete, la excesivamente emocionada cara de su amiga, entonces al regalo otra vez. Los pequeños dedos se enroscaron debajo del ala abierta y con un rápido tirón rasgó una tira grande del papel. Algunas tirones más y la caja fue abierta para revelar una camisa color óxido. La alzó hasta los hombros y se quedó mirándola. "¡Oh! Es muy bonita."

"¿Te gustó?"

"Oh sí, absolutamente." Rose miró la longitud de las mangas, notando que ellas estaban a una perfecta altura de sus brazos más cortos. "No tendré que doblar los puños."

"Por supuesto que no. Me aseguré de conseguir la talla correcta." Ronnie sonrió orgullosamente. "¿Te gusta el color?"

"Muchísimo."

"Ésta hace juego con tus cejas. Apuesto que te verás muy bien en esta." Rose volteó la camisa de un lado y de otro, asintiendo en acuerdo. Esta era, absolutamente sin lugar a dudas, maravillosa y no podía esperar para usarla. Ella la dobló y se la dio a Ronnie, quién la puso en el cojín vacío en el extremo del sofá. La basura fue apartada del camino y otro regalo recuperado de debajo del árbol...