Amor accidental xiii

VERONICA RECIBE UN GOLPE VERBAL DE ROSE SIN QUERER "No hice eso mucho. Estoy bien para conducir." Se puso de pie, proponiéndose completamente cambiarse en ropas más apropiadas para salir. "Estoy segura que la persona que me golpeó se sentía de igual manera." LE RESPONDIO ROSE

AMOR ACCIDENTAL

Por B.L Miller

Traductora Guri - Revisora Gorky

En grupos de dos y tres los parientes llegaron, los que habían planeado acudir así como los que decidieron después de descubrir que ésta sería en casa de Ronnie. Limusinas y autos de lujo alineadas en el largo camino de entrada llenaron el área de estacionamiento mientras que los taxis dejaban aún más asistentes. La era de la electrónica permitió que las noticias viajaran rápidamente y la palabra era que el lugar sería esta noche la vieja mansión Cartwright.

Susan y Jack llegaron casi una hora más tarde de lo esperado. La pelirroja se unió a su madre y hermana mientras que su marido se dirigió para el bar. "Que multitud," dijo alegremente cuando se acercó.

"Sí, empieza a ser un éxito," Beatrice contestó. "Tu hermano no está aquí aún, sin embargo."

"Es una pena," Ronnie murmuró antes de tomar un trago de su copa de champán.

"¿Qué fue eso, querida?"

"Nada, mamá." Observó el cuarto. "Disculpen, tengo que ir a atender a mis invitados. Susan puede ayudar a saludar a los que vayan llegando." Las largas piernas la llevaron lejos antes de que ellas pudieran responder.

La esquina opuesta al árbol parecía ser un buen lugar para que Rose se ocultara. La gente se detenía, investigaba sobre lo que le había sucedido, dándole compasivas miradas y se marchaba. Ella había estado escuchando a escondidas una conversación sobre la historia de un adorno en particular cuando vio a Ronnie moverse a través de la multitud. Los azules ojos le sonrieron calurosamente cuando la alta anfitriona se dirigía en su dirección. "¿Cómo estás?"

"Bien. ¿Es esa tu hermana?" Señaló en la pelirroja que estaba parada al lado de Beatrice.

"Mmm." Ronnie tomó un trago, permitiendo que las minúsculas burbujas cosquillearan su nariz, y echó un vistazo. "Todo el mundo parece estar teniendo un buen rato. He oído a más de uno hacer un cumplido por los adornos. Extender los viejos adornos a lo largo de las tiras realmente fue una buena idea."

"Gracias." Rose sonrió tímidamente y miró alrededor del cuarto. "Bastante multitud."

"Sí, y algunos de ellos fueron realmente invitados. Susan dijo que habría cerca de cuarenta y ya estamos más allá de esa cifra." Ronnie probó el champán otra vez. "¿Dónde está el tuyo?"

Rose bajó su voz y echó un vistazo, no deseando ser oída por casualidad. "No pensé que debería... tu sabes, con el Percocet y todo." Se sentía bastante sola de estar en un cuarto lleno de extraños, pero el no poder incluso unirse a ellos en un simple brindis la hacía sentir aún más aislada.

"Oh... no pensé en eso." Ronnie echó un vistazo y agitó en un camarero, alejándose un paso de ella en el proceso. El estruendo de la multitud y la música festiva hizo imposible que Rose oyera que estaba diciendo. Algunos susurros más y la elegante anfitriona regresó a su lado.

He visto esa mirada en ti antes. ¿Qué está pasándote? Ella preguntó en voz alta, "¿Está todo bien?"

"Bien. Solo tuve que ocuparme de algo." Recuperó su copa. "¿Así que tú conociste a todo el mundo?"

"Creo que si. Parece que he estado diciendo 'golpeada por un auto' a lo largo de toda la noche." La lastimada mujer dio una breve sonrisa. "Hay un pequeño muchacho corriendo alrededor..."

"Tyler."

"Sí, él es lindo. Bueno, él estuvo aquí antes. Pisó sobre la mesita del café antes de que pudiera pararlo y me preguntó si mis puntadas dolían."

"Pisó..." Ronnie miró más allá de ella para comprobar si había algunas marcas restregadas. "¿Él caminó sobre mi mesita?"

Rose sonrió a su amiga. "No te preocupes, hice que él se bajara, pero antes de que yo lo hiciera, él se inclinó y besó mi mejilla."

"¿Él qué?"

"Él besó mi mejilla. Dijo que su madre hacía eso a sus boo-boos."

"¿Tyler hizo eso?"

"Sí, ¿no es eso dulce?" Miró como la expresión de Ronnie cambió de una de molestia a una de placer en el agradable acto.

El camarero llegó con una larga copa llena de líquido ambarino. "Aquí está su bebida, Srta..."

"Yo no..." Rose se detuvo cuando vio la mirada en la cara de Ronnie. "Quiero decir, gracias." Quizá ella quiere otra bebida sin que alguien sepa sobre eso, pensó cuando tomó la copa. El camarero sonrió y se alejó para ocuparse de los otros invitados.

"Es cerveza inglesa de jengibre. Pensé que querrías beber algo que pareciera como el champán," la mujer mayor dijo, tomando un trago de la suya.

"Sí, esto es perfecto," Rose contestó, llevando la copa a sus labios. Las minúsculas burbujas del refresco cosquillearon su nariz como supuso que el champán lo haría. El color igual era casi perfecto. La cerveza inglesa de jengibre era tan ligera en el color que nadie podría sospechar que era algo diferente de lo que ellos estaban bebiendo.

Una mujer mayor en un vestido azul se detuvo para hablar con la anfitriona, dando a Rose la oportunidad de mirar a su amiga. Ronnie sonrió y parecía bastante amistosa pero su lenguaje corporal decía una historia diferente. La ejecutiva se desplazaba de un pie al otro y sus ojos se lanzaban alrededor como buscando por un escape. Obviamente, había algo acerca de esta particular persona que a Ronnie no le gustaba. La mujer mayor continuó hablando, manteniendo a Ronnie atrapada por el momento. Rose decidió que le gustaba la forma que esa tonalidad en particular del lápiz labial se veía en Ronnie. La discreta abertura en el vestido negro de terciopelo reveló que la alta mujer eligió usar una liga y medias para la noche en vez de pantis. Apuesto que ésas no vienen de un huevo de plástico, pensó para si. Perfectamente manicuradas uñas daban ligeros golpecitos en la copa de champán en un desconocido ritmo cuando la conversación entre Ronnie y la mujer de azul se prolongó. Mirando alrededor del cuarto, Rose no pudo evitar preguntarse otra vez por qué ella estaba aquí. No es que alguien como ella careciera de compañía. Rose sabía que una de las razones de la gran multitud era la presencia de Ronnie. Había escuchado bastante dentro de las conversaciones a lo largo de la noche reconociendo eso. ¿Así qué, por qué alguien como tú querría a alguien como yo alrededor? Se preguntó silenciosamente.

La mujer en azul finalmente encontró a alguien más con quién hablar y Ronnie estaba una vez más de nuevo a lado de Rose. "Esa es Agnes, la esposa de Frank."

"Y Frank es..." Intentó, pero había solo demasiados Cartwrights para recordar.

"El primo, del auto lavado."

"Oh, correcto. ¿Es él quién engañó en sus impuestos?"

"Todos hacen probablemente eso, pero él está formando el arte." Ronnie le dio una mirada socarrona. "¿Cómo sabes eso?"

Ella sonrió. "El hombre con el tupé y el que está con el cigarro estaban hablando y oí de ellos un comentario sobre eso." Dio una avergonzada sonrisa. "Estaba sentada justo aquí y ellos justo allí. No pude pasar por alto eso."

"Así que estarás pasando cuando yo quiera información, ¿huh?"

"Supongo que depende de la información," contestó con una sonrisa.

"Ok," Ronnie puso las manos en el brazo de la silla de ruedas y se arrodilló de modo que solo Rose pudiera oírla. "Y, ¿qué están diciendo sobre la fiesta? Sé lo que me han dicho a mí, ¿pero qué es lo que se dicen los unos a los otros?"

La sonrisa de Rose creció incluso más ancha. "Todo el mundo está muy entusiasmado con lo agradable que está, diciendo que les recuerda las fiestas de hace años. Estás obteniendo muchos elogios." No pasó por alto la mirada de orgullo que cruzó la cara de Ronnie.

"¿De modo que ellos realmente la están pasando bien?"

"Sí, un estupendo rato, realmente. Oí a más de una persona decir que deseaban que la hicieras cada año."

Ronnie miró alrededor. "Sabes, es agradable ver a la familia entera aquí otra vez. Es como cuando papá estaba vivo."

Rose puso su mano en la mujer más mayor. "Realmente lo extrañas, ¿no es así?" Azules ojos la consideraron seriamente antes de que recibiera un casi imperceptible cabeceo.

"Él disfrutaba de estas fiestas." Ronnie giró y miró en el árbol. "Navidad era su tiempo favorito. Retrocedía tanto recordando el pasado con todo el mundo o viendo a los niños abriendo sus regalos." Su cara adquirió una lejana mirada. "Acostumbraba a sacar el proyector y la pantalla y mostrar las viejas películas caseras." Hubo una larga pausa y Rose palmeó la mano de su amiga en silencioso apoyo. "Sip, lo extraño." Ronnie se levantó, retirando la mano debajo de la más pequeña. "A él le hubiera gustado esto."

Un alboroto cerca de la puerta atrajo su atención. "Maldición."

Rose observó la transformación ante ella. Labios presionados fuertemente, ojos estrechos en abierta intimidación, músculos de la quijada apretados... todo acerca del aspecto de Ronnie decía de estar listos para problemas.

Girando su cabeza, Rose vio lo qué había capturado la atención de su amiga. "¿Es ese Tommy?" Ronnie asintió, estudió al hombre que se atrevió a volver después del fiasco de la noche antes. Lo bien parecido corría en la familia, decidió, tomando en su rubio oscuro cabello, penetrantes azules ojos, y cuerpo atlético. Era difícil para reconciliar la imagen delante de ella con el gritón maniático que había movido de un tirón la mesita de caoba del café.

"No puedo creer que él se presentara," finalmente dijo después de un minuto.

"Es teatro, ya sabes," Ronnie dijo. "Él sonriendo y es todo lindo agradable así. Es solo encantador con mi madre y Susan... y alguien más que sea bastante idiota para caer en esto."

"¿Qué es lo que vas a hacer?" No podía imaginar a Ronnie enfrentándolo delante de la familia entera en la fiesta de Navidad pero Rose también no podía verla aguantando su presencia toda la larga noche.

"Supongo que mejor iré allá y saludaré a mi hermano." Le extendió su copa. "Vigila esto para mí. Regresaré en algunos minutos."

"Ronnie..." dijo, tomando la copa. "¿Estarás bien?"

"Parte de estar en mi posición es tener que ser agradable con la gente no puedo soportar. Si no voy allá, mamá pensará que lo estoy desairando."

Rose la miró alejarse, pensando lo difícil que tenía que ser para Ronnie ser agradable con su hermano después de las payasadas de anoche. Dijo una silenciosa oración para que la noche fuera bien.

Cuando Ronnie se dirigía hacía su hermano, sintió un jalón en su vestido. Volteó y bajó la mirada para ver una redonda cara sonriéndole.

"Hola prima Ronnie."

"Hola Tyler," contestó, arrodillándose a su nivel. "¿Cómo estás? ¿Estás pasándolo bien?"

"Sip." Él extendió una pequeña galleta cubierta con rojo espolvoreado. "Hay muchas cosas para comer."

"Así que te gustan las galletas, ¿huh?" Envolvió un largo brazo alrededor de él. "Fue muy amable de tu parte darle a Rose un beso." Tyler sonrió tímidamente y puso el dulce festivo en su boca.

"Siff tuf bessas los boo-boos, mejoraranf," él masculló, arrojando las migas de la galleta con cada sílaba.

Ronnie tiró de él acercándolo y le dio un abrazo. "Eso espero." Se levantó y revolvió su cabello. "Eres un buen chico, Tyler." Giró para irse pero tiró del terciopelo otra vez. "¿Qué pasa?"

"¿Sabes donde está el baño?" Se agarró para enfatizar su urgencia.

"Yup, ven." Lo agarró y se movió rápidamente a través del cuarto, no parando hasta que estuvieron en la oficina. "En ese lugar." Señaló en la otra puerta.

Mientras esperaba para llevarlo de regreso miró el Percocet situado en la mesita junto a la cama. Oh, no pienso que esa sea una buena idea, pensó para si, agarrando la botella de plástico café. Una vez que Tyler terminó, lo envió de regreso a la sala de estar y puso el medicamento en la parte superior del gabinete de los medicamentos, segura que éste estaría bien allí arriba fuera de alcance de cualquier pequeña mano curiosa. Con la tarea acabada, regresó a la sala de estar y se fortaleció para saludar a su hermano.

"Oh, aquí viene Ronnie," Susan dijo.

"Bueno. No sé donde estuvo todo este tiempo," la matriarca dijo en un tono de desaprobación.

"Lo siento. Tuve que ayudar a Tyler a encontrar el baño," Ronnie dijo cuando se acercó. Cabeceó en su hermano. "Hola Tommy."

"Hola hermana, ¿cómo estás?" Se inclinó y besó su mejilla. "¡Perra!" Siseó antes de dar un paso atrás. "Ese vestido se mira maravilloso en ti, ¿no es así madre?"

"Es muy bonito, pero demasiado oscuro." Extendió una mano y tiró en la aterciopelada manga. "Deberías usar colores más ligeros, Verónica."

"Bien, pienso que ella se ve encantadora," él dijo, sonando totalmente de apoyo de su hermana mayor. "Ronnie es hermosa no importa lo que use."

Oh eso es, descarga grueso, tú hijo de perra, pensó para si. "Te ves bien esta noche también, Tommy. ¿Traje nuevo?"

"Pues si, lo es. No pensé que algo que tuviera era bastante bueno para esta noche."

"Estoy segura de eso." Azules ojos tiraron dagas en el hombre de cabello rubio oscuro.

"Después de todo, creo que esta es la primera vez que has permitido a la familia entrar aquí desde que tomaste posesión de ésta." Le dio una siniestra sonrisa, atreviéndose a empujarla.

"Bien, pienso que se ve muy bien aquí esta noche," Susan chirrió. "Me gusta la forma en que colgaste todos los adornos alrededor. Todo el mundo se detiene a mirar estos. Quiero ver uno que hice en tercer grado. Ronnie, ¿puedes ayudarme a encontrar este?"

"Sip. Pienso que está por ahí," dijo, agradecida por el escape ofrecido.

Caminaron a través de la multitud hasta que un destello de dorados cabellos cogió la mirada de Susan. Inmediatamente la pelirroja estaba cambiando de dirección. "¿A dónde vas?" Ronnie preguntó.

"A conocer a la infame Rose Grayson," contestó. "Tía Elaine dijo que ella estuvo en un accidente de auto."

"Susan..."

"Ahora ¿qué clase de anfitriona sería si pasara y no la saludara como todo el mundo?" Sus ojos brillaron con travesura.

"Pensé que era la única anfitriona de la fiesta. Es mi casa."

"Como sea," la pelirroja replicó, obviamente no interesada en tontos detalles técnicos como esos. "De cualquier manera, realmente debo conocerla." Sintió una firme mano agarrar su antebrazo.

"No te atrevas a hacerla atravesar por una de tus famosas inquisiciones." Ronnie disminuyó su apretón, pero únicamente un poco. "Quiero decir, ella es un poco tímida."

"¿Cómo se supone que voy a enterarme de algo acerca de una persona si no le hago preguntas?" Susan bromeó, pero la seria mirada en la cara de su hermana la hizo reconsiderar. "Solo quiero saludarla, no voy a preguntarle por cada detalle personal de su vida."

"¿Lo prometes?"

"Lo prometo."

La lastimada mujer estaba terminando su cerveza inglesa de jengibre cuando vio a las hermanas acercarse. "Rose, me gustaría presentarte a mi hermana, Susan Cartwright."

"Hermana más joven," la pelirroja corrigió. Extendió su mano. "He oído mucho sobre ti, Rose. Es agradable finalmente conocerte." A decir verdad, Susan había interrogado a su madre y su tía en la búsqueda de información sobre la misteriosa mujer. Miró en la hilera de puntadas y dijo. "Es una pena, una cara tan bonita."

"Susan, pienso que Alexandra está por ahí en alguna parte. No la has visto en un rato."

El intento de Ronnie de alejar a su hermana fracasó. "No, ve por delante, hermana. Me quedaré aquí y charlaré con Rose." Tomó la copa vacía que Rose había dejado en la mesita del café. "Esto va a dejar un anillo. Ronnie, ¿no tienes algún portavasos?"

"Por sup..." Con la esquina de su ojo cogió la avergonzada mirada en la cara de su huésped. Fue únicamente entonces que a Ronnie se le ocurrió que Rose pudiera no estar acostumbrada a usar portavasos. "Realmente, pienso que todos ellos están siendo utilizados."

"Bien, supongo que realmente no importa. María puede quitar los anillos más tarde." Susan se cruzó enfrente de la silla de ruedas saltando a la mujer y sentándose solemnemente en la mesita del café, en una posición mucho más cómoda en la cual interrogar a su desconocida víctima. "Asi que cuéntame, Rose, ¿cómo conociste a Ronnie?"

"Yo um..." Verdes ojos levantaron la mirada a los azules, pidiendo ayuda.

"Ella era una hermana de la fraternidad en Pi Epsilon Gamma," Ronnie soltó abruptamente.

"¿De verdad?" Susan miraba de Rose a su hermana y de regreso otra vez. "Pero pareces mucho más joven que Ronnie."

"Um... yo brinqué un par de grados en escuela," la joven mujer dijo.

"Oh, eso es bueno. De todas formas, debiste haber sido un estudiante de primer año cuando Ronnie estaba en su año superior."

"Lo estaba," Rose contestó, todavía intercambiando miradas de desesperación con su amiga. No estaba segura de la razón exacta de la mentira pero entendida que no había forma de regresar ahora.

"¿Así que de dónde eres?"

"Oh, bien... crecí alrededor de Albany." Tenía miedo de mentir y de mencionar una ciudad con la que la mundana pelirroja estuviera familiarizada.

"¿De verdad? Bien, Ronnie y yo fuimos a la academia de San Sebastián."

"Casa de los tigres," Rose ofreció, atrayendo una sonrisa de Susan. Estaba agradecida ahora por las horas pasadas en la biblioteca leyendo el periódico local.

"Sí. Era la animadora principal el año que fuimos los campeones del estado."

"¿Qué deporte?"

"Bien, baloncesto por supuesto," la pelirroja dijo, sus cejas se levantaron levemente. "Estoy sorprendida que no supieras eso. Ronnie jugaba..." Miró a su hermana burlonamente.

"Jugué de guardia," Ronnie dijo, silenciosamente deseando a alguien, cualquier persona que se acercara para distraer a Susan.

"Sip, eso es. Estuviste toda la conferencia ese año, ¿no es así? Toda la estatal."

"Toda la estatal," la pelirroja repitió, no particularmente preocupándose acerca de los detalles. "De todas formas, suficiente sobre Ronnie. ¿Entonces qué te sucedió? Oí que tuviste un accidente automovilístico."

"Realmente un auto me golpeó."

"¿Quieres decir que tu caminabas y conseguiste el golpe?"

"Sip."

"Oh, eso es terrible. ¿Así que estás paralizada o algo?"

"Susan," Ronnie amonestó. "Su tobillo izquierdo y ambas piernas están quebradas."

"Oh, eso debe doler bastante, ¿huh?"

"Bueno... sip." Rose no podía imaginar por qué alguien haría una pregunta tan tonta. "Mis piernas están quebradas muy seriamente."

"Eso es una verdadera pena. Bien, por lo menos eres bastante afortunada de tener a Ronnie ocupándose de ti."

"Muy afortunada," Rose estuvo de acuerdo. "No sé lo que habría hecho sin ella." Dio una sonrisa a su amiga, una acción no desapercibida para Susan. La pelirroja se levantó y alisó su falda. "Bien, si ustedes dos me disculpan, tengo que alternar. Fue agradable conocerte, Rose. Estoy segura que pronto nos veremos otra vez."

"Gusto en conocerte también."

"Ronnie, ¿puedes ayudarme en la cocina un momento?" Susan preguntó con una cantarina voz, la clase que siempre rechinaba en los nervios de la hermana mayor.

"Realmente..."

"Esto únicamente tomará un minuto." Agarró el codo cubierto de terciopelo y tiró de Ronnie alejándola de Rose hacía la cocina, dejando a la mujer más joven sola con sus pensamientos.

Los abastecedores y María ocupaban la cocina, no permitiéndoles privacidad. Susan miró la puerta del cuarto de la lavandería. "Aquí adentro."

"Tú no deseas entrar allí," Ronnie advirtió, pero fue demasiado tarde. Su hermana abrió la puerta para revelar un molesto montón de pelusa anaranjada y blanca.

"¡Mrrow!"

"¿Tienes un gato?"

"Bien solo no estés parada allí. Ella se saldrá." Dio a su hermana más joven un empujón y cerró la puerta detrás de ellas.

"¿Le harás saber a mamá que tienes un gato?" Susan preguntó.

"Ella lo sabrá en más o menos veinte segundos después de que salgas de este cuarto," Ronnie dijo con conocimiento. "¿Así qué de que quieres hablar?, como si no lo supiera ya"

"Ella no era una hermana de la fraternidad. Apostaría mi Bentley que incluso nunca fue a Dartmouth." Susan se reclinó contra la puerta cerrada, una sonrisa engreída cruzó sus labios. "¿Sabes lo que pienso, Ronnie?" Continuó sin esperar una respuesta. "Pienso que esto es una repetición de lo qué sucedió en Stanford."

"No sabes de lo que estás hablando. Rose es solo una amiga a la que estoy ayudando a salir de una dificultad. Eso es todo."

"¿Eso es? Le das un trabajo, seguro... ¿está ella viviendo contigo?"

"Ella está quedándose conmigo mientras se cura."

"Oh, ¿así que esto es un arreglo temporal?" Susan bajó la mirada al desesperado gato que intentaba conseguir la atención de Ronnie. "¿Este es suyo o tuyo? ¿O pertenece a ambas?"

"Para esto, Susan. Tabitha es el gato de Rose, no hay nada que esté sucediendo entre nosotras, y esta discusión acabó." Pasó más allá de su hermana y agarró la manija de la puerta.

"Ronnie," puso su mano en el hombro de la mujer más alta. "Di lo que quieras pero hay más en esto que solo ayudar a salir a una amiga." Enfatizó la última palabra, dejando en claro que no creía que ese era el título apropiado para la rubia mujer.

"Piensa lo que quieras, hermana, pero ahora mismo hay un cuarto lleno de gente que necesito atender. ¿Y Susan?"

"¿Sip?"

"No pienso que Jack estaría demasiado contento de oír hablar de André ¿no?" Ronnie dijo, jugando la única tarjeta del triunfo que tenía contra en su hermana. Hubo silencio en el cuarto de la lavandería por un momento antes de que Susan asintiera, aceptando la tácita amenaza.

"Esto mejor que no explote en tu cara, Ronnie. No puedes permitirte otro incidente como Christine."

"Lo sé," la mujer de cabello oscuro dijo enfáticamente.

Ronnie pasó el resto de la noche manteniendo su distancia de dondequiera que su hermano estuviera. Afortunadamente parecía que el vanidoso hombre joven no tenía interés en conocer a la mujer en la silla de ruedas. Esto permitió que pasara la mayor parte de su tiempo asomándose alrededor de su huésped. El tiempo pasaba lentamente y el licor corría abajo. Ronnie había subestimado la capacidad de su familia para consumir alcohol. Tommy parecía estar quedándose apartado de los licores, su sonrisa y amigable actitud permanecieron constantemente a lo largo de la celebración. Pero cada vez que él la miraba, la sonrisa giraba a una engreída sonrisa abierta que ella contestaba con una resplandeciente amenaza. Un intercambio de miradas que la tenía al borde de explotar cuando oyó a Rose tranquilamente participar con el resto de los villancicos.

"... fa la la la la, la la la la. Tis the sea son to be jolly, fa, la la la la."

"Don we now our gay apparel", Ronnie intervino, uniendo su rico contralto al alto de Rose.

"Fa la la la la, la la la la," cantaron juntas. "Troll the ancient Yuletide carol, Fa la la la la, la la la." La canción terminó demasiado pronto para la mujer de cabello oscuro cuando el reloj del abuelo sonó para anunciar la última hora. Como se esperaba, la música paró y varios invitados comenzaron a despedirse.

"Supongo que la fiesta está terminando. Mejor juego a la anfitriona," Ronnie dijo, sus sentimientos mezclados acerca de la noche. Era agradable ver a todo el mundo tan feliz y estar recordando los anteriores días de fiesta. La presencia de Tommy y los comentarios de su madre sin embargo hicieron que deseara haber insistido en que ellos llevaran a cabo ésta en algún otro lugar más. Sin embargo... habría sido agradable compartir otra canción con Rose, se lamentaba mientras tomaba su lugar cerca de la puerta, pegando una sonrisa en su cara y deseando a todo el mundo un viaje seguro a casa.

Esto tomó cada onza de concentración para mantener su sonrisa cuando Tommy apareció delante de ella. "Bonita fiesta, hermana."

"Lamento que no puedas quedarte más tiempo," dijo sin un rastro de sinceridad. "¿Supongo que te veré en la oficina mañana?"

"No puedo, Ronnie. Estaré en el campo todo el día, pero hey, si consigo un minuto me acercaré y te saludaré. Hola, Madre." Beatrice y Elaine aparecieron forzando a Ronnie a tragarse el comentario que ella deseó decir.

"Madre, ¿marchándote tan pronto?"

"Son casi las once, Verónica. Todavía tenemos que dejar a Elaine en el Hilton."

"Podría dejar a tía Elaine allí," Tommy ofreció amablemente.

"Oh, eso es tan amable de tu parte, querido, pero el chofer puede llevarla. No desearía ser una carga para ti." Besó a su hijo en la mejilla. "Él es como su padre, ¿no es así, Elaine?"

"Mucho," la hermana de la matriarca convino, mucho para la molestia de Ronnie.

"Bien, déjenme por lo menos escoltar a dos encantadoras señoras a su auto." Enganchó su brazo a través de su madre. "Buenas noches Ronnie. Ten un buen rato. Debemos hacer esto otra vez."

"Buenas noches, madre," dijo, ignorando el comentario de su hermano. Besó la ofrecida mejilla y dio un paso atrás. "Tía Elaine, fue agradable verte."

"A mi también, querida." Tommy y las dos mujeres salieron al aire frío de la noche. Ronnie inhaló profundamente y soltó esta, sintiendo la manta pesada de estrés que la había cubierto toda la noche escabulléndose.

Ronnie comprobó todas las puertas y fijó el sistema de alarma una vez que todo el mundo se fue. "Me alegra que terminara." Apagó las luces del árbol de Navidad y volteó para hacerle frente a Rose. "Así que. Ésa es mi familia. ¿Qué opinas?"

"Allí seguro son muchos de ellos," Rose contestó. "Tyler es agradable."

"Él es demasiado joven para ser un snob." Ronnie miró su alfombra. "Mira eso. Sabía que alguien estaría quemándola." Eploró el resto del cuarto buscando daños, entonces se dio cuenta que estaba demasiado silencioso. "¿Rose?" No esperaba ver la cara triste regresándole la mirada. "Hey," largas piernas cruzaron el cuarto rápidamente. "¿Qué pasa?"

"Nada. Supongo que estoy solo cansada, eso es todo." Vino la suave respuesta, aunque la joven mujer se negó a mirarla.

"No, hay más que eso." Ronnie se sentó en la mesa del café, su rodilla tocaba la rueda derecha de la silla. "¿Qué pasa, Rose? ¿Alguien dijo o hizo algo que te disgustara?"

Había silencio por un momento antes de recibir una respuesta. "¿Estás avergonzada de mí?"

"¿Por qué dices eso?"

Rose se encogió. "No lo sé, no importa."

"No." Estiró su brazo y puso su mano en la más pequeña. "¿Es por que le mentí a Susan?" La rápida mirada apartada le dio la respuesta. "Rose, no estoy avergonzada o desconcertada de ti."

"¿Entonces por qué inventaste esa historia sobre mí que era una hermana de la fraternidad?" Verdes ojos la miraban, revelando la confusión y el dolor.

"No lo sé," Ronnie suspiró. "No estoy avergonzada o desconcertada de ti. Si en alguna cosa estoy avergonzada es de mi familia." Arrastró su mano atrás y recorrió sus largos dedos a través de su oscuro cabello. "Susan no me creyó de todos modos." Se dio cuenta que aún debía a Rose una explicación, continuó. "Supongo que solo pensé que era más fácil."

"¿Qué diciéndoles la verdad? ¿Qué soy solo una pobre vagabunda sin ningún lugar más para quedarse?" Rose volvió su cabeza, rápidamente parpadeando para mantener las lágrimas a raya.

"No. Eso en absoluto." Extendió su mano y tomó la barbilla de la joven mujer con sus dedos. "Estás aquí porque quiero que estés aquí, no porque no hay algún lugar más para que te quedes," dijo enfáticamente. "Mi familia no entendería eso. Lamento si mi intención de protegerte te hizo sentir que yo estaba avergonzada de ti." Soltó la barbilla de Rose y bajó la mirada. La jodí otra vez, pensó para si. "¿Sabes que todo el mundo actuaba hacia ti porque estás en un silla de ruedas?"

"¿Sip?"

"Si saben que no vienes de dinero, esto habría sido mucho peor. Habrías sido el tema de conversación en vez de los entremeses."

"De modo que en vez de ser la lisiada, habría sido la pobre lisiada viviendo de ti," la joven mujer aclaró.

Ronnie masticó su labio inferior, intentando pensar en una manera de negar la verdad en las palabras de Rose. Finalmente se dio por vencida asintiendo. "Es como ellos lo habrían visto, sí, pero eso no es cómo lo veo y eso es todo lo que importa." Palmeó la mano de Rose y se levantó. "Ahora mismo, pienso que nosotras mejor dejamos salir a Tabitha antes de que ella decida arañar a través de la puerta."

El reloj en la mesita al lado de la cama decía 12:15 para el momento en que Rose estaba quitándose el vestido azul y poniéndose nuevamente la camisa de dormir de Dartmouth. Paseando de un lado para otro a través de la cama estaba Tabitha, todavía protestando su tiempo en confinamiento y exigiendo atención extra. Ronnie ayudó a la joven mujer a meterse en la cama y acomodó las almohadas. "¿Todo listo?"

"Sip, supongo que sí." Rose miraba alrededor. "¿Sabes dónde está mi Percocet? Pensé que estaba en la mesita pero no lo veo."

"Seguro." Ronnie se dirigió al baño. "Lo puse aquí para que Tyler no lo encontrara," dijo en voz alta. Rose oyó el gabinete de los medicamentos abrirse y se sirvió una taza de agua preparándose. El sonido de artículos siendo empujados de un lado para otro en los estantes la hizo girar su cabeza en la dirección del baño.

"¿Pasa algo?" Fue respondida con el continúo movimiento sobre los artículos seguido por el cerrar de golpe del gabinete de los medicamentos. "¿Ronnie?"

La mujer de cabello oscuro salió del baño, su cara una máscara indescifrable. "Alguien lo tomó."

"¿El Percocet no está?" Las piernas de Rose estaban palpitando parecían comenzar rápidamente a intensificarse con la noticia. Ronnie comenzó a pasear de un lado a otro entre la cama y el escritorio, su cólera se incrementaba con cada paso.

"Tommy. Te apuesto lo que sea que ese fue él. Mierda no puedo creer que hiciera esto." Sus manos se envolvían en los puños y su quijada estaba visiblemente apretada. "El bastardo viene a mi casa y te hace esto. Tuvo que saber que esas eran para ti, tu nombre esta en la botella. ¿Qué clase de bestia quita el medicamento a alguien que obviamente necesita tanto este?"

"No sabes con seguridad si fue él."

"Oh sí lo sé. Puedo sentir eso." Su sillón de piel se metió en el camino por donde pasaba y le dio que un duro empujón. "Insoportablemierdahábilmentorioso."

"Hey..." Rose dijo suavemente, estirando el brazo y poniendo su mano en el antebrazo de Ronnie, sintiendo los músculos agrupados bajo la piel. Permitió a su pulgar deslizarse en la blanda superficie del brazo de la enojada mujer y comenzó suavemente a frotar. "No hay nada que puedas hacer sobre eso ahora."

La furia de Ronnie estaba cerca de estallar cuando sintió el suave tacto. Por razones que no podía explicar, la cólera pareció disolverse, los tensos músculos se relajaron bajo el calmante movimiento del pulgar de Rose. Asintió con acuerdo e intentó pensar en una solución inmediata a su problema. "Llamaré a la doctora. Quizá puede darte una nueva prescripción." Se dirigió a su escritorio y agarró el grueso directorio telefónico. "Estoy segura que hay farmacias las veinticuatro horas en alguna parte." Ronnie buscaba en las páginas de la sección amarilla, rompiendo varias de ellas en el proceso con su desesperación. "Doctores, ver médicos. Maldición, ¿por qué no pueden hacer esto fácil de encontrar?"

"Ronnie..."

"Barnes... Barnes... no hay Barnes en las listas. Intentaré el hospital." Más páginas se movieron de un tirón, rasgándose.

"Ronnie..."

"Todo estará bien, Rose. Conseguiremos una nueva prescripción y estarás instalada en un santiamén."

"¡Ronnie!"

"¿Qué?" Ffinalmente levantó la mirada de su frenética búsqueda.

"Para."

"Pero..."

"Es demasiado tarde para hacer algo ahora. Puedo esperar hasta mañana."

"Rose, tú no puedes esperar hasta mañana." Miraba de nuevo en la sección amarilla. "Mira, hay una farmacia toda la noche a menos de cinco millas de aquí."

"No puedes salir ahora."

"Claro que puedo. Puedo ir allí y volver en menos de media hora." Tomó el teléfono.

"Ronnie, no." Se movió, bien consciente del dolor en sus piernas. "Está comenzando a nevar allí afuera."

"¿Y? He conducido nevando antes." Su mano puesta sobre el teléfono pero no descolgando este. "Rose, necesitas el Percocet, sabes eso. ¿Cómo vas a hacerle para pasar la noche sin este?"

"Puedo lograrlo. Ronnie, no quiero que conduzcas esta noche. Está nevando y estuviste bebiendo."

"No hice eso mucho. Estoy bien para conducir." Se puso de pie, proponiéndose completamente cambiarse en ropas más apropiadas para salir.

"Estoy segura que la persona que me golpeó se sentía de igual manera." Rose dijo seria, causando que Ronnie se detuviera y la mirara, las palabras golpearon certeras más duramente de lo que ella imaginaba. "No quiero que jamás tengas que atravesar eso."

Incluso aunque Ronnie sabía no podía discutir el punto, vaciló antes de bajar su cabeza. "¿Estás segura que es lo que quieres? Podría tomar un taxi," ofreció.

"No. Es demasiado tarde. Por favor, puedo hacer esto por una noche." Incluso cuando dijo las palabras, Rose no estaba absolutamente segura. El dolor había estado constantemente aumentando y realmente deseaba tener una pastilla en este momento. "Quizá tengas algún Tylenol o Advil."

"Sabes que no conseguirán calmar el dolor."

"Es mejor que nada."

Ronnie salió y volvió un minuto después con varias botellas de pastilla contra el matador dolor de su gabinete de medicamentos. Mientras las recogía, también agarró su sudadera y la camiseta para dormir, sabiendo que el sofá sería su cama esta noche. Era imposible dejar a Rose sola en el piso de abajo. Entró al baño y se cambió mientras Rose examinaba a fondo a través de los varios productos que prometían aliviar el dolor y tomó tres pastillas.

"¿Necesitas algo más?" Ronnie preguntó cuando volvió.

"No, pienso que estoy lista." Extendió los brazos por las cobijas, pero su benefactora fue más rápida.

"Yo haré eso. Muévete, Tabitha." El felino protestó pero se apartó del camino. Ronnie metió la manta alrededor del cuerpo de Rose. "Ya está."

"Gracias." El anaranjado y blanco gato saltó de nuevo y reasumió su posición en la cama.

"Si necesitas algo, estaré afuera en el sofá."

"Oh Ronnie, no tienes que hacer eso. Estoy segura que tú cama es mucho más cómoda."

"No, de verdad, el sofá está bien. Dejaré la puerta abierta en caso de que la bola de pelos necesite salir." Estiró la mano y acarició al ronroneador felino. "¿Necesitas algo más?"

"No, pienso que estoy lista."

"Ok. Entonces, supongo que es hora de decir buenas noches."

"Buenas noches, Ronnie."

"Buenas noches, Rose." Alisó una imaginaria arruga en la manta antes de dirigirse a la puerta. "Recuerda, si necesitas algo, solo llama. Tengo el sueño ligero."

"Lo haré," la joven mujer prometió cuando la luz fue apagada y Ronnie salió del cuarto.