Amor accidental xii

Se ha creado un lazo fuertisimo entre veronica y rose. como les ira en la reunion familiar? veronica se da cuenta que no es solo amistad lo que siente por rose.

AMOR ACCIDENTAL

Por B.L Miller

Traductora Guri - Revisora Gorky

Rose estaba sorprendida de ver entrar a Ronnie y girar la computadora. "Buenos días."

"Buenos días, Rose," contestó, dejando su taza de café abajo y mecanografiando su contraseña. "María traerá tu desayuno en algunos minutos." Hizo click en su archivo del correo y rápidamente escaneó en unos sin leer.

"¿Pasa algo malo?"

"¿Malo? ¿Qué podría posiblemente estar mal? Mi madre y hermana han decidido que la fiesta de Navidad de la familia estará llevándose a cabo en mi casa, esta noche."

"Oh." Una pausa momentánea, entonces "¿Qué es lo que vas a hacer?"

"¿Qué puedo hacer? Supongo que me toca conseguir que este lugar este listo para ellos." Comenzó a dar golpecitos con el lápiz en su mano izquierda en el escritorio. "Por lo menos una tercera parte de ellos fuma. Puse esas alfombras hace tres años y están aún perfectas. ¿Piensas que permanecerán de esa manera? Ah. Ya lo creo allí van a estar por lo menos media docena de agujeros de quemaduras en ellas antes de que la noche termine." Ronnie detuvo el vociferar el tiempo suficiente para tomar un trago de café. "Tengo que cambiar todos los muebles, hacer que María limpie el cuarto de juego y surtir el bar allí adentro, hacer que la licorería haga una entrega..." Los golpecitos aumentaron. "Y encima de todo eso, tengo que ir a comprar para nosotras dos algo para usar."

"¿N-nosotras?" Rose tragó difícilmente en la implicación.

"Bien, sí por supuesto." Ronnie la miró socarronamente. "No querrás saludar a todo el mundo usando mi camisa de Dartmouth, ¿no?"

"¿Qué? Uh..." La impresión la había dejado sin palabras y la rubia mujer estaba en una pérdida por las palabras. "Yo... bien..."

"Rose, no estoy intentando castigarte haciendo que conozcas a mi familia, pero no voy a encerrarte en un cuarto sola toda la noche mientras hay una fiesta aconteciendo." El lápiz encontró su camino a sus perfectos blancos dientes, y comenzaron a roer en el borrador. "Realmente," murmuró alrededor del amarillo utensilio de escribir mientras miraba alrededor del cuarto. "¿Crees que podemos ambas ocultarnos aquí toda la noche?"

Se rieron suavemente por algunos segundos antes de que la seriedad de la situación asumiera el control. Ronnie dejó el lápiz en el escritorio y movió su sillón más cerca a la cama. "Aunque te dejara permanecer oculta, todo el mundo sabe que hay un baño aquí adentro." Las mujeres encontraron su conversación interrumpida por María, cuando entró en el cuarto con la bandeja del desayuno y una jarra de café.

"¿Dónde vas a querer el árbol?" El ama de llaves preguntó.

"En la casa de alguien más," Ronnie bromeó, consiguiendo un resoplido de su compañera. "Me da igual. Rose y yo estaremos escondidas aquí toda la noche."

"Ni siquiera pienses en eso, Verónica Louise." María dejó la bandeja sobre el regazo de Rose y comenzó a servir el café en la taza de porcelana. Ronnie extendió su propia taza expectante. "No hay suficiente tiempo para conseguir limpiar las alfombras."

"Aspirarlas estará bien. Gracias." Llevó la taza a sus labios y tomó un trago agradecida. "¿Quieres que llame a algún lugar y consiga ayuda extra para tener el lugar listo?"

Una mirada parecida al dolor destelló a través de los ojos cafés del ama de llaves. "Solo porque no recorres alrededor como tu madre investigando para saber si había polvo no significa que he dejado esta casa desatendida. Pulo la plata regularmente incluso si no la utilizas. A excepción de un rápido trabajo de pasar la aspiradora y mover los muebles, estaremos preparadas para la compañía. Claro, que no puedo poner de nuevo la mesita del café de la manera en que debería estar."

"Lo siento, María, yo no quise sugerir que tu haces algo menos que un trabajo perfecto. Me ocuparé de la mesita del café y de todo lo demás." Tomó su taza. "Ahora necesito salir y conseguir algunas cosas." Ronnie se levantó y dio a Rose una sonrisa. "Tu enfermera debe estar aquí en un rato y yo estaré de regreso en un par de horas. ¿Cuál es tú color favorito?"

"De verdad, yo no..."

"¿Color?" Ronnie repitió, dejando en claro que no aceptaba un no por respuesta.

Rose miró en los intensos azules ojos y la respuesta vino sin pensarlo. "Azul."

"Fácil encontrar algo lindo en ese color. ¿Qué tonalidad? ¿Prefieres claros tonos como turquesa o uno oscuro como el cobalto?" Ronnie no pasó por alto en notar que los verdes ojos continuaron mirando fijamente en los suyos.

"Um... un azul marino, supongo. Algo intenso." Rose se movió nerviosamente y bajó la mirada a su pan tostado. "Supongo que cualquier tonalidad estará bien."

"Me aseguraré de elegir algo lindo." Ronnie sonrió internamente en el pensamiento de poder escoger un vestido para que ella usara.

"Si es demasiado problema puedo ocultarme en otro cuarto. Podría llevar un libro en el cuarto de la lavandería. Nadie entrará allí," Rose ofreció, sintiéndose muchísimo en medio.

"No." Ronnie rápidamente contestó. "No voy a ocultarte. Eres una huésped en mi casa y ellos tendrán que aceptar eso." Miró a María, que asintió en el acuerdo. "Estaré de regreso antes de la comida."

Era bastante fácil para Ronnie caminar dentro de la exclusiva boutique y seleccionar un vestido para si. Era completamente otra cosa seleccionar algo para que Rose usara. Durante más de una hora se sentó allí observando a la modelo probarse diferentes combinaciones de blusas y faldas, pantalones de vestir, y vestidos. Nada parecía adecuado.

"¿Tal vez si me dijera exactamente lo que usted busca, Srta. Cartwright?" La gerente inquirió.

"No estoy realmente segura cómo explicarlo, pero ninguno de éstos funcionará." Ronnie agitó una mano en el aparador de ropa. La mujer de edad miraba a su particular cliente y frunció el ceño.

"¿Qué pasa con ellos? Quizá podamos resolver lo que usted está buscando de esa manera."

"No hay nada mal con ellos solo que no son los adecuados." Apretó el puente de su nariz. "Quizá solo debería mirar alrededor y ver si hay algo que me guste."

"Por supuesto." La gerente de la boutique agitó su brazo. "Mónica estará feliz de modelar algo que usted desee."

Ronnie caminó a través de los estantes de las costosas prendas de vestir, apenas dándoles a cualquiera de ellas más que un vistazo de pasada. Entonces lo vio. Metido en la esquina, casi lo pasó por alto y de hecho no estaba incluso segura qué le hizo mirar en esa dirección. Extendió la mano y sacó el vestido para mirarlo. Justo una tonalidad abajo de un vivo azul, la seda brillaba con belleza y suavidad. El tejido se reunía en el elástico de la cintura antes de ensancharse otra vez. Ronnie imaginó que éste llegaría abajo de los tobillos de Rose, fácilmente cubriendo los moldes. "Éste," anunció, atrayendo la atención de la gerente.

"¿Le gustaría que Mónica se lo modelara?"

"Eso no será necesario. Éste es el que quiero." Echó un vistazo en la etiqueta de la talla. "Sí, éste será perfecto."

El jeep hizo su camino a través del tráfico de un día festivo. Un vistazo en el reloj de la radio dijo a la ejecutiva que eran casi las once. Había estado hasta ahora en la boutique y la joyería. Ahora estaba afuera en el centro comercial luchando con otros compradores por las pequeñas cosas que estaba necesitando, como regalos. Estaba a una milla del centro comercial cuando una esquina llena completamente de árboles capturó su mirada. Desvió la Cherokee a la izquierda y pasó a través de los pasillos de pinos y bálsamos apoyados arriba contra los pasamanos de madera. Detectando a un vendedor, el bajo robusto comerciante corrió a su lado.

"¿En qué puedo ayudarle hoy?"

"Quiero un árbol lindo lleno de brazos y una robusta copa." Ronnie dio una desaprobadora mirada en el grupo delante de ella.

"Tenemos muy bonitos atrás," él dijo, gesticulando hacía los pinos más altos reclinados contra los eslabones de la cadena de la valla que corría a lo largo de la parte trasera del estacionamiento. "¿Qué tan alto es lo que usted busca?"

La frente de Ronnie se frunció mientras intentaba imaginar justo que tan alto los árboles en su casa normalmente eran. "Alto. Más de ocho pies."

"Oh, bien entonces." Sus ojos se iluminaron aún más y aceleró el paso. "Tenemos unos hermosos de nueve y diez pies."

Ronnie ubicó un árbol de diez pies que parecía querer reventar de los lados las cuerdas que lo sostenían. El hombre llamó a su hijo para que le ayudara pero todavía necesitó un poco de ayuda de la fuerte mujer para acomodarlo en la parte superior del jeep. Destacaba sobre el frente, la cuerda blanca corría del árbol al frente de la defensa. Un par de cuerdas hicieron lo mismo en la parte trasera. Una vez completamente asegurado, Ronnie continuó su viaje al centro comercial. Presionó el botón escaneando en su radio y lo dejó en una estación que tocaba música festiva. Cuando los Carpenter cantaban Merry Christmas, Darling vamos, Ronnie se perdió en los fascinantes sonidos y armonía. Sin pensar sobre eso, comenzó a cantar, su rica voz de contralto se mezcló con los últimos tonos magníficos de Karen. Ignoró las raras miradas que le eran lanzadas por los otros conductores, prefiriendo en lugar de eso perderse en la canción. Incluso después de meterse en el estacionamiento, dejó el auto funcionando hasta que la canción terminó.

Las canciones del día de fiesta fueron traídas a través de los altavoces, añadiéndose al habitual estruendo de la muchedumbre. Todo el mundo tenía bolsas en sus manos y tenían prisa en terminar sus compras. Ronnie agarró su cartera más cerca a su cuerpo y se dirigió hacia Macy. Algunos vales de regalo y sus compras estarían hechas. Cuando se movió a través de la muchedumbre apresurada, vio la tienda de Navidad, un almacén abierto únicamente para los días de fiesta vendía de todo desde las luces hasta los adornos de oropel de cada posible diseño. Los dependientes se alternaban entre las ventas por teléfono y observar por los ladrones. Ronnie tomó una canasta de compras y comenzó a llenarla con los acostumbrados adornos. Pronto la canasta estuvo llena pero no terminó. Después de coger a un dependiente para ayudarle, Ronnie pasó la mayor parte de una hora eligiendo cosas de buen gusto y cosas divertidas para convertir su rígida residencia en un festivo hogar. Justo cuando dio al dependiente su tarjeta de crédito, notó que un artículo había sido pasado por alto. "Oh, espere. Necesito eso también." Señaló con un elegante dedo en el artículo en cuestión. Cuando la ramita de muérdago fue agregada a sus compras, la mente de Ronnie consideró el posible beneficio de ver a Rose debajo de este. "Agregue algunos más, ¿podría usted, por favor?"

"Vamos a intentarlo otra vez," Karen dijo suavemente, poniendo las manos en posición.

"No, espere, por favor" Rose lloraba. "¿No podemos hacer esto más tarde?"

"Srta. Grayson, usted tiene que estirarlas por lo menos dos veces al día."

"Lo sé," dijo, limpiando una lágrima de su mejilla. La puerta se abrió y Ronnie entró con varias bolsas de compras en sus manos.

"¿Qué está pasando?"

"Yo, todo está bien," Rose murmuró, avergonzada por las gotas que continuaban bajando por sus mejillas. Levantó la mirada y vio la preocupación en la cara de Ronnie. "Tengo que estirarlas y eso duele."

"Déjeme intentar," Ronnie dijo, substituyendo las manos de Karen por las suyas. La joven mujer miró cuando la enfermera explicaba como estirarlas correctamente. Satisfecha sabiendo lo que estaba haciendo, la ejecutiva miró de nuevo a Rose. "¿Crees que estás lista?"

Ella asintió, sus ojos trasmitían su miedo del dolor. "¿Serás suave?" Estaba aún indecisa pero había algo tranquilizador sobre el calor de las manos de Ronnie en su pie.

"Lo juro." Las palabras suavemente habladas la bañaron con un sentimiento de confianza. Ella cerró los ojos y se concentró en la sensación de los fuertes dedos en su piel. Despacio levantó su pierna al punto donde sintió subir la parte trasera de su muslo. "Vamos, Rose... eso es, solo un poco más ahora." Sentía su miembro ser levantado más alto y luchó con el impulso de pelear contra esto. "Que bien, estás haciéndolo estupendamente, Rose. ¿Crees que podemos ir un poco más arriba? Solo un poco."

Incluso tan lentamente levantó su pierna hasta que no pudo aguantar el dolor más. Débilmente se dio cuenta que era lo más alto que había podido llegar antes, pero eso era intrascendente en estos momento. "Por favor..."

"Ok, ahora relájate. Nosotras estaremos volviendo abajo ahora." Los ojos de Rose estaban cerrados firmemente y se aferró fervientemente en las palabras y al calmante tono de Ronnie. "Allí vas, casi hecho ahora." Pronto la sábana saludó su talón y soltó una profunda respiración. "¿Cómo te sientes?"

Rose abrió los ojos con sorpresa en la proximidad de la voz y se encontró mirando fijamente en los interminables azules intensos. "Esto duele."

"Shh, esto acabó ya." Ronnie levantó la mirada en Karen. "Pienso que hemos terminado por hoy. Tengo una fiesta aquí esta noche nosotras tenemos que prepararnos. ¿Hay algo más que tenga que hacerse?"

"Solo bañar a la Srta. Grayson."

"Oh." Rose miró de una mujer a la otra. "Puedo lavarme sola si alguien puede conseguir el agua y toallitas para mí." Trataba de decirle a su amiga con sus ojos que esto era lo que prefería hacer. Ronnie asintió comprendiendo.

"Ok. Supongo que podemos manejar todo, Karen. La veremos mañana."

Rose se relajó con las palabras de Ronnie, hasta que erecordó el resto de ellas... una fiesta aquí esta noche nosotras tenemos que prepararnos. "Oh Dios, la fiesta."

"No te preocupes sobre eso," la mujer de cabello oscuro dijo, caminando al cuarto de baño. "Conseguiré reunir las cosas que necesitarás para lavarte y entonces podrás vestirte." El sonido del agua corriendo en el lavabo se mezcló con las palabras. "Iré a traer todo lo demás del auto y a encontrar la base para el árbol." Volvió con las toallitas, el jabón, y el trapito. "Creo que está en el ático. ¿Necesitas algo antes de irme?"

"No, todo está bien." Rose mantuvo su sonrisa hasta que la mujer mayor salió del cuarto. Sus piernas palpitaron por la terapia física pero el pánico eliminó el dolor. Una fiesta. Una fiesta llena de extraños. Una fiesta llena de extraños de clase alta. Una fiesta llena de extraños de clase alta emparentados con Ronnie.La camisa de Dartmouth se encontró fuera de su cuerpo y sobre la cama. Rose sentía la presión construirse desde dentro. Oh Dios, por favor no me dejes hacer algo que la avergüence. El jabonoso trapito se movió sobre sus brazos y los hombros mientras pensaba de los posibles desastres que podrían acontecer en la noche. Sus piernas podrían ser golpeadas accidentalmente, podría derramar una bebida, ella podría decir las cosas incorrectas, todo eso y una docena de otras pasaron por su mente mientras continuó limpiándose.

Estaba justo terminando cuando Ronnie tocó la puerta. "¿Puedo entrar?"

"Un minuto." Cubrió su pecho con la mullida toalla. "Ok."

Ronnie entró con un bolso en una mano y el vestido más maravilloso que Rose había visto nunca en la otra.

"Es hermoso," susurró asombrada.

"Me alegra que te guste. Tengo todas las cosas que necesitarás usar con él así que ahora justo es buen tiempo como para conseguir vestirte." Ronnie se acercó a la cama y dejó el bolso abajo. "Entonces podrás ayudarme con las otras cosas que necesitan ser hechas." Buscó en la bolsa y sacó la ropa interior de encaje, arrancó la etiqueta del precio fácilmente. "Yo um... traje uno que se cierra en el frente." Ronnie le dio el sostén y rápidamente se volteó a revolver en el bolso. "Pensé que sería más fácil para ti."

"Sí, lo será. Gracias." No estaba segura cómo tomar lo qué aparecía ser timidez mezclada con entusiasmo de su amiga. Ronnie le parecía casi nerviosa. Tomó el sostén y recorrió sus yemas de los dedos sobre el adorno de encaje. Eran copas bajas recortadas, diseñadas para ser usados con algo que mostrara el escote y no tenía relleno, no es que necesitara alguna ayuda en ese departamento. Rose estaba bastante cómoda con su busto 36C que había comenzado solo recientemente a inclinarse. Miró la etiqueta talla 36B. Bien, este puede aún caber, decidió, justo haría que pareciera más pechugona. Dejó caer la toalla y deslizó los brazos a través de los tirantes antes de engancharlo. "Este es adecuado, gracias," dijo, atrayendo la atención de Ronnie lejos del recibo de compras que había estado estudiando concentradamente.

"Oh, bien. No estaba segura que tamaño traer. ¿Necesitas de ajustar los tirantes?"

"Realmente, sí," Rose se incorporó como pudo lo mejor posible, cuando Ronnie se sentó a su lado en la cama y deslizó sus dedos debajo de los delgados tirantes.

"Déjame saber cuando lo sientas adecuadamente,"dijo. La rubia mujer asintió e intentó concentrarse en la tarea en mano. "Un poco más fuerte... no, un poco menos que eso... sip, así está bien." Puso su mano en el lado de su pecho derecho y comprobó el ajuste. Sí, se sentía justo apropiadamente. Ronnie caminó al otro lado y repitió el proceso. El resultado final era exactamente lo que pensó Rose que sería. Sus pechos se levantaron del sujetador de encaje, haciéndolos parecer más grandes.

"¿Um... te gusta? Puedotodavía salir y conseguir uno diferente si a ti no te gusta."

"No, no. Esta muy bien, de verdad," Aseguró. "Realmente, no pensé que alguna vez poseería un bra tan bonito." Levantó la mirada para ver una sonrisa en la cara de Ronnie. "Es muy amable de tu parte, gracias."

"Oh, hay más." Regresó a la bolsa y sacó un fondo de sedoso encaje e igualmente delicadas bragas. "Tuve que adivinar la talla para éstas también, pero debe estar cercanas."

Con la ayuda de la mujer mayor, Rose tiró del fondo sobre su cabeza y se lo acomodó. Se ruborizó por la vergüenza cuando Ronnie le ayudó a ponerse las bragas, incapaz de asumir la tarea por si sola hasta que estuvieron a menos de pulgadas de ser completamente subidas. "¿Cómo conseguiremos poner el vestido?"

"Fácil. Tenemos que ponerte en la silla primero, sin embargo."

Sentándose en nada más que ropa interior en la silla de ruedas, Rose esperó pacientemente mientras Ronnie reunía las capas del tejido azul. "Levanta tus brazos." Ella lo hizo y pronto el vestido estaba colocado. Esto lastimó sus tendones de la corva por inclinarse mientras fue subido el cierre y metido alrededor de su cintura pero fue rápidamente. Un nuevo par de grandes calcetines cubrieron sus pies y tobillos. "Eso es lo mejor que puedo hacer. No pienso que zapatillas o algo así puedan caber encima del molde."

Ronnie dio un paso atrás para admirar su obra. Tenía buenas razones para estar orgullosa. Rose era una visión, incluso con las puntadas aún prominentemente exhibidas en su mejilla derecha. Su dorado cabello caía libremente sobre sus hombros, creando el aura que cautivaba a la mujer más mayor. El rico azul resaltaba la clara piel y abajo en frente acentuaba otros encantadores rasgos. Mirando la visión ante ella, Ronnie no podía negar más tiempo que estaba sintiendo una atracción por la joven mujer. "Te ves hermosa," dijo, con tristeza, sabiendo internamente que nunca podría actuar sobre esos sentimientos. Las verdaderas circunstancias del accidente habían arruinado cualquier ocasión de eso.

"Gracias," Rose contestó. Recorrió su mano por la esplendorosa tela. Era tan delicada, tan hermosa. Un nudo se formó en su garganta y se encontró parpadeando rápidamente. Era obvio que Ronnie había tomado gran cuidado en elegir la ropa. Incluso no deseó pensar de cuánto costó todo a su rica amiga. "Todo es perfecto... eso es todo..."

"Hey, si esto realmente es demasiado para ti, resolveré algo más," Ronnie dijo gentilmente, arrodillándose al lado de la silla.

"No, puedo hacer esto. Yo..." Sollozó y levantó su cabeza, convencida que tenía sus emociones bajo control. "Te conté acerca de mi vida. Nunca he estado deseando fiestas o usar hermosas ropas como éstas. Me he dado por vencida en intentar entender por qué estás ayudándome pero esto es aún un poco abrumador a veces." Apretó la mano más grande apoyada sobre la suya. "Sé que te agradezco todo el tiempo y parece que con lo que lloro llenaré un sombrero, pero no puedo recordar que alguien hubiera sido tan bueno conmigo." Rose bajó sus ojos, el suave verde parcialmente oscurecido por las naturales largas pestañas. "Eres una mujer muy especial, Verónica Cartwright."

"Eso eres tú," Ronnie contrarrestó, apretando la mano debajo de la suya. El reloj del abuelo en la sala de estar sonó con la llegada cumbre de la hora. "Mejor termino de traer todo adentro y conseguir cambiarme. Los decoradores y los proveedores llegarán pronto." Se levantó, renuente quitó su mano de entre las de Rose. "¿Quieres salir a la sala de estar o permanecer aquí por un rato más?"

"Creo que me gustaría salir allí, si no estoy estorbando. Sería agradable mirar como instalan todo."

"Bien." Ronnie sonrió y agarró las manijas de la silla de ruedas. "Te pondré a trabajar entonces. Puedes dirigir el tráfico y asegurarte que los adornos sean uniformemente colocados en el árbol."

"¿Árbol? ¿Compraste un árbol?" Los ojos de Rose se iluminaron con entusiasmo.

"Hey, puedo no querer dar esta fiesta pero si voy a tener que hacer esta, voy a hacerla correctamente. Además, ¿no te gustaría un árbol para Navidad?"

"Yo, uh... sip, eso sería muy lindo." No había pensado que Ronnie adornaría todo basado en sus conversaciones anteriores pero ahora.... "Un árbol será muy lindo."

Ronnie decidió que la sonrisa que recibió valía todos los árboles en el mundo. "Estupendo. Vamos a preparar este lugar."

María expertamente controló el tráfico de proveedores y decoradores. Las llamadas para la oleada de guardias o los adicionales enchufes fueron resueltas con facilidad por la experimentada ama de llaves. Si esto eran tachuelas para colgar las serpentinas o la minibomba de vapor para limpiar un derrame sobre la alfombra, estaba un paso adelante de ellos. Incluso el asunto de Tabitha había sido establecido. Felino, alimento, caja arenera, y un bolso de catnip fueron ahora prudentemente ocultados en el cuarto de la lavandería. Con su silla en la apartada esquina de la sala de estar, Rose permanecía apartada pero todavía podía mantener una mirada sobre la simetría de las decoraciones del árbol. Con María ocupada y Ronnie en ningún lugar a la vista, los decoradores volteaban a ella una y otra vez para las instrucciones sobre donde colocar este adorno o esa serie de luces. Rose intentó pensar cómo le gustaría a su amiga que se viera. Decidió elegante atractivo para la vista sería agradable con solo un toque de perspicacia añadida.

Ronnie se detuvo a la mitad de las escaleras y solo quedó boquiabierta con lo que veía. Un colorido conjunto de azules, amarillos, y rojos adornos acentuaban las ramas del árbol, ningún área gritaba para más atención que otra, los adornos de oropel estaban cubiertos en tiras de luces en su totalidad, con el mismo sentido de simetría. Las series de luces multicolores parpadeaban y brillaban intensamente a excepción de una colección. Azules y rojas luces enlazadas formaban un diseño de doble espiral de la base a la punta, atrayendo la atención a la tradicional estrella apoyada allí. El árbol era absolutamente perfecto.

Lentamente, su cabeza giró recorriendo el resto del efecto. Los adornos estaban dispersos sobre el cuarto, transformando este en un cálido y acogedor espacio. Torcidas serpentinas de rojo y verde bordeaban la habitación, viejos adornos familiares colgaban de ellos como campanillas. Ronnie sonrió cuando el sentimiento de nostalgia la inundó atravesándola y las imágenes de las fiestas de la infancia se sobrepusieron sobre la moderna escena.

La anfitriona no era la única atónita en el silencio. Rose levantó la mirada y se encontró que no podía apartar sus ojos de la belleza en la escalera. El vestido de terciopelo se detenía justo sobre las rodillas y era la misma tonalidad que el cabello de Ronnie. Un collar de oro de punto espigado y un cinturón a juego acentuaban los pendientes y la pulsera de diamantes, dando color al conjunto. Un toque de rubor realzaba el brillo natural de sus pómulos y una bonita tonalidad llamada coincidentemente, siempre Rose, enfatizaba sus labios y uñas. El suave terciopelo se achicaba abajo cuidadosamente en el frente, perfecto para las ocasiones familiares y las mangas tres cuartos realzaba cada movimiento de sus largos brazos. Verónica Cartwright estaba, en una palabra... hermosa. Cuando Rose vio los azules ojos mirarla fijamente, desvió la mirada, avergonzada de haber sido pillada mirando. Envuelta en sus propias inesperadas emociones, no se dio cuenta que Ronnie había estado mirándola fijamente también.

Ronnie bajó las escaleras, todavía encantada por el milagro realizado en su sala de estar. "Es perfecto," dijo cuándo llegó a lado de la joven mujer.

"Vi la caja de viejos adornos y pensé que sería agradable ponerlos donde todo el mundo pudiera verlos y recordarlos. Espero que tenga razón. Dio color al cuarto completo en vez de solo al rincón con el árbol."

"Esa fue una idea maravillosa y me encanta esto." Dio una sonrisa reservada solo para Rose. El reloj de abuelo sonó. "Mi madre estará aquí en cualquier momento." Ronnie se arrodilló junto a la silla. "A veces mi madre puede ser un poco desagradable. Intentaré mantenerla alejada de ti. No se te olvide lo que dije sobre que Susan era una chismosa. Tengo que andar de un lado para otro y hablar con todo el mundo pero intentaré pasar tanto tiempo como pueda cerca de ti." El sonido de una limusina se detuvo en el camino de entrada filtrándose hasta ellas. "Esa es probablemente ella y tía Elaine ahora."

Según lo esperado, Beatrice Cartwright llegó con su hermana más joven Elaine. Beatrice tomó seriamente su papel como matriarca, sintiendo ésta como la posición más importante de todas, incluyendo el de presidente de Cartwright Corporation. En cuanto llegó a la puerta estaba ordenando a los decoradores alrededor y escudriñaba el trabajo del proveedor. Mientras Ronnie estaba ocupada escuchando las demandas de su madre acerca de la fiesta, Elaine deambuló entrando a la sala de estar y vio a Rose.

"Hola allí."

"Hola."

"Elaine McCarthy, tía de Ronnie." Extendió su bien manicurada mano.

"Rose Grayson. Soy... una amiga de Ronnie." Devolvió el gesto. Elaine se quitó su bufanda roja revelando su teñido cabello castaño.

"Bien..." la mujer mayor dijo, echando un vistazo. "Parece que Ronnie hizo un trabajo medio decente." Alcanzó su atestada bolsa y sacó una cigarrera de plata. "Estoy sorprendida que la fiesta sea aquí este año. Consiguió evitar las últimas reuniones de las dos familias." Una presión del botón en el encendedor de plata y el cigarro resplandeció a la vida. "¿Sabes dónde están los ceniceros?"

"Um, no yo no," Rose contestó, esperando que la mujer pudiera llevarse el asqueroso olor de su vicio a otra parte.

"Bien, no lo necesito justo en este instante. Así que díme, ¿qué te sucedió?"

"Un auto me golpeó." Se movió en su silla, incómoda con el recuerdo.

"Es una pena. Pero está el seguro para eso, yo supongo. Espero que tengas un buen abogado." Elaine exhaló, enviando una oleada de humo en la cara de Rose. "Mi avión estuvo cerca de veinte minutos retrasado para llegar a Albany. Puedo conducir a través de la nieve sin ningún problema, yo no entiendo por qué los pilotos gimotean tanto acerca de ésta. No es que ellos tengan que hacer alguna parada repentina o algo así." El humo se suspendió en el aire, forzando a Rose a parpadear rápidamente para mantener las lágrimas a raya. "Supongo que la gente siempre necesita algo sobre que quejarse."

Rose pensó brevemente señalar el error en lo que pensaba la rica mujer pero decidió contra esto. "Supongo que si," dijo, estirando su cabeza alrededor buscando a Ronnie.

"¡Exactamente!" Elaine dijo emocionada, sus movimientos hacían las cenizas caer en la alfombra.

"Oh, déjeme encontrar para usted un cenicero." Rose agarró las ruedas de su silla y se preparó para hacer su salida.

"Ahora ¿por qué molestarse en hacer eso?" Elaine cogió la atención de un camarero que pasaba. "Disculpe, yo no veo ningún cenicero por aquí." Su condescendiente tono no fue pasado por alto ni a Rose o el joven hombre.

"Le traeré uno enseguida, señora," él contestó.

"Y no pienso que perjudicaría nada que alguien comenzara atender el bar." Giró su atención de nuevo a la rubia mujer. "Realmente, tu pensarías que les pagamos para estar parados por ahí." Otra ceniza cayó sobre la alfombra. "Cuando mi marido Richard vivía, los trabajadores nunca incluso pensaron sobre huelgas. Sabían de donde venían sus cheques, entonces los malditos sindicatos vinieron adelante..." Elaine hizo una pausa el tiempo suficiente para tirar de una silla, con eficacia cortando cualquier pensamiento de escape que Rose pudiera haber tenido.

A Ronnie no le iba mejor en la cocina. "Madre..."

"Ahora no hay nada malo con decir la verdad, Verónica." Echó una mirada desdeñosa alrededor del cuarto. "El refrigerador debe estar opuesto a la cocina, no junto a esta. Es por eso que nosotros la teníamos en el otro lado del cuarto."

"Es más fácil que María trabaje con él aquí." Ronnie se había olvidado que su madre no había estado aquí desde el verano pasado que remodeló.

Beatrice se alejó de su hija. "Cielos evitar que María tenga que caminar algunos pasos para conseguir la mantequilla. Esto no le molestó a su madre cuando trabajó para nosotros." Sacudió su cabeza descartándolo. "Líneas de código, Verónica. Te he advertido sobre las líneas de código."

"No pienso que mover el refrigerador diez pies constituye líneas de código, madre."

"Por supuesto que tu no, querida." Los pelos en la nuca de Ronnie se erizaron en el tono. "¿Y qué lograste tú con cambiar la cocina? ¿María aún pide su aumento anual? Por supuesto que lo hace. Estoy muy segura de eso..." Señaló en la zona de cocinar y el lavavajillas. "... fue su idea."

"¿Por qué no vamos a ver el árbol? Hicieron un muy bonito trabajo adornando éste."

"Veremos." Ronnie renuente siguió a su madre fuera de la cocina.

Rose miró a las dos entrar en la sala de estar, Ronnie señalando las diversos adornos. "¿Ves cómo los adornos de cuando Susan, Tommy, y yo éramos niños están puestos? ¿No es eso agradable?"

"Muy agradable, Verónica." Por primera vez desde que entró en la casa, Beatrice realmente sonrió. "Recuerdo, cada año que ustedes me daban un adorno. Supongo que algunas tradiciones familiares son destinadas a caer por el borde del camino." Se volteó y miró a su hermana y a una mujer en una silla de ruedas. "Ah, aquí estás, Elaine. ¿Y a quién tenemos aquí?"

"Madre, Rose Grayson. Rose, mi madre, Beatrice Cartwright." La voz de Ronnie seguía siendo agradable pero sus ojos se cerraron por los mechones de humo que se levantaban de la placa de cristal que era utilizada como un cenicero.

"Encantada de conocerle, señora Cartwright," la joven mujer dijo.

"Grayson... Grayson..." La frente arrugada se surcó en el pensamiento. "No recuerdo a ningún Grayson. ¿Qué le sucedió a su cara? ¿Y al resto de usted?"

"Tuve un accidente."

"Oh," dijo. "Pobrecita. Una cara tan bonita arruinada así." Beatrice se movió para conseguir una mirada mejor en la mejilla derecha de Rose. "Bien, no pierdas las esperanzas, querida. Es asombroso lo qué puede hacerse con cirugía plástica actualmente."

Rose bajó la mirada a su regazo, deseando estar en compañía de Tabitha en este momento en vez de estar sujeta a esta tortura. No vio la mirada de empatía que le era dada por Ronnie. "Estoy solo feliz de estar viva."

"Por supuesto," la matriarca dijo secamente antes de voltear para hacerle frente a su hija. "¿Así qué la trajiste a nuestra familiar fiesta de Navidad?"

Rose no estaba segura que le molestó más, el hecho que Beatrice hablaba como si no estuviera allí o que, con solo algunas pocas palabras, la mujer mayor la hizo sentir como una extraña más que nunca. De repente una cálida mano se posó sobre su hombro. "Rose está quedándose conmigo mientras se recupera."

"¿No pudo su propia gente ocuparse de ella?"

"Ella es una amiga, madre y una huésped en mi casa." La mano en su hombro dio un rápido apretón antes de retirarse, un tranquilizador gesto que la rubia mujer apreció grandemente.

Beatrice miró a su hija y asintió. "Por supuesto, Verónica. No teníamos manera de saber que tenías compañía. Estoy segura que el proveedor puede salir con un plato extra."

"Estoy segura que ellos pueden." A primera vista, Ronnie parecía tranquila, pero el apretón constante de su quijada no pasó desapercibido para Rose.

"Bien..." Beatrice miró a su hermana. "Elaine, pienso que hay demasiado rojo en las ramas más bajas. Ven ayúdame a mostrarles a esta gente como adornar correctamente un árbol."

Elaine hizo únicamente el puro intento de sacar su cigarro. "El problema no está en las esferas, está en las luces." Dejó su bolso abajo al lado de la silla de Rose. "Sé una lindura y mantén un ojo en esto por mí. No deseo tener que cargarlo de un lado a otro." Se alejó sin esperar una respuesta.

"¿Estás bien?" Ronnie preguntó una vez que las mujeres mayores estuvieron fuera de alcance. Podía solo imaginar lo qué Elaine le había dicho a Rose antes de que ella y su madre hubieran entrado en el cuarto.

La mujer joven aspiró hondo antes de contestar. "Ellas son absolutamente un par, ¿no es así?"

"Intenté advertirte."

"No estabas exagerando." Levantó la mirada en los intensos azules ojos. "Ronnie, si va a ser un problema, puedo entrar el cuarto de la lavandería. No me importa, en verdad."

"Tendría que haberte dejado que tomaras ese escape cuando podías," dijo disculpándose. "Desgraciadamente ellas te han visto ya. Estás metida, justo como yo, hasta que el último invitado se vaya." Se inclinó y susurró conspiradoramente, "Bienvenida al mundo de los ricos y presuntuosos." El timbre anunció la primera de una oleada de llegadas. "Supongo que es hora de conocer al resto de la familia."