Amor accidental vi

Rose llega a casa de veronica, porque el hospital la da de alta. rose no puede lo que una extraña hace por ella. mientras veronica no haya como callar su conciencia. mientras maria su ama de llaves a descubierto su secreto. ¿ que pasara?

AMOR ACCIDENTAL

Por B.L Miller

Traductora Guri - Revisora Gorky

Tanto como Ronnie quería viajar en la ambulancia con Rose para proporcionarle comodidad, estaba el jeep para considerar y la idea de dejarlo en Albany de noche era un desagradable pensamiento. No había pasado cerca del Porsche desde el accidente, aunque observó que Hans había estado durante el día anterior para comenzar las reparaciones. Eso la dejó sin ninguno de los vehículos que estuviera bien en la nieve o su preciado Mustang 1967 para sacarlo y el Mustang nunca vería el salado invierno de las calles de Albany si podía evitarlo. Con reticencia eligió dejar viajar a Rose sola en la ambulancia mientras los seguía detrás en el jeep.

El conducir de Albany a Loudonville donde la casa de Ronnie se encontraba, normalmente tomaba menos de quince minutos. La mujer de cabello oscuro dio al conductor de la ambulancia una advertencia que él no estaba en una llamada de vida o muerte, y tenía que hacer lo posible para evitar golpear algún bache en su salida de Albany, incluso si significaba tomar tiempo doble para llegar allí. Loudonville era un área llena de antiguas y viejas casas, que databan de los siglos XVI y XVII. A menudo era considerado un suburbio rico de Albany incluso aunque era una entidad coempletamente separada. La única relación que Loudonville tenía con la capital era que estaban dentro del mismo condado. La gente que vivía en el prestigioso pueblo dejaba en claro que no eran residentes de Albany de ninguna manera, forma o modo.br>

El viaje a su casa fue el más angustioso paseo de la vida de Ronnie. Las calles eran las típicas de principios de diciembre los trozos de aguanieve y el hielo hicieron el viaje bastante movido pero con el agregado factor de los baches, la ambulancia se encontró rebotando mucho más de lo usual. Sabiendo que cada bache significaba dolor para Rose, Verónica gruñó cuando la ambulancia golpeó un bache particularmente grande justo cuando estaban saliendo de Albany y cruzando para entrar a Loudonville. La verde y blanca ambulancia rebotó y se sacudió sobre la irregular calle, convirtiendo a Ronnie en un manojo de nervios antes de que finalmente llegaran a las lisas calles de su ciudad natal y giraran sobre la entrada Cartwright.

María abrió la puerta y salió justo cuando la ambulancia subió por el camino de entrada, seguido de cerca por el jeep azul brillante. Ronnie normalmente utilizaba su control remoto para abrir las apropiadas puertas del garaje y guardar su vehículo pero tenía algo más importante que hacer. Se colocó en el área del gran estacionamiento enfrente de los garajes y esperó que las puertas traseras de la ambulancia se abrieran. Hizo lo posible para permanecer apartada cuando sacaron a Rose, observando que más de unas pocas lágrimas que le parecía ser nada peor para tener. "Y pensé que comenté que el hospital era frío," la joven mujer comentó, la manta y la sábana no hicieron nada para parar el penetrante viento que se había levantado.

"No te preocupes, estarás en el interior y te calentarás bastante pronto," Ronnie contestó, notando por la esquina de su ojo que María tenía las puertas dobles abiertas dándoles el espacio máximo para atravesar con la camilla y su preciada carga.

Lo plano en su espalda, fue lo primero que Rose notó cuando entraron a la gran estructura que tenía altos techos, oscuras vigas contra un color crema de fondo. Giró su cabeza y sus ojos se ensancharon en las vistas. La sala era enorme, fácilmente más grande de lo que había sido su apartamento completo. Cuando sintió el cambio en la altura se dio cuenta que una parte de la sala estaba hundida, algo que había visto en revistas en la biblioteca pero nunca había visto realmente en el hogar de alguien. La alfombra de pared a pared era el mismo color crema que el techo, espesa y lujosa sin una sola muestra de decolorado o desgaste. Grandes armarios de madera oscura alineaban una pared; Rose supuso que serían cerezo o caoba. Un conjunto de escaleras ocupaba otra pared. Le recordaron las escaleras del programa de televisión The Brady Bunch, excepto que en vez de tener un reducido rellano, estas escaleras curvaban alrededor en el fondo. El barandal era también del mismo intenso color que los armarios y las vigas del techo. Escuchó a Ronnie maldiciendo en alguna parte en el fondo pero no podía localizarla, no importaba como volteara su cabeza. Entonces la vio salir de una habitación en el extremo y correr arriba de las escaleras. María caminó en su línea de visión y Rose consiguió el primer vistazo real del ama de llaves. "Hola."

"Bien hola allí, ¡pobrecita!," el ama de llaves contestó. "Ronnie tuvo que ir arriba para traer algunas sábanas. Estará de regreso pronto."

"Mi nombre es Rose." Extendió su mano.

"Soy María, niña," contestó, tomando la mano ofrecida y la saludó. "Una vez que estés instalada haré algo rico de comer. Estoy segura que estás harta de esa espantosa comida del hospital."

"Es usted muy amable pero no quisiera que tuviera ningún problema."

"Oh, no es ningún problema en absoluto. Oh, aquí viene Ronnie. Mejor voy a poner esas sábanas en la cama para que puedas estar cómoda."

María tomó las sábanas de lino de las manos de Ronnie y desapareció dentro de la alejada habitación mientras la alta mujer fue al lado de Rose. "Siento sobre eso," dijo.

"Ronnie, ¿puedes hacerme un favor?"

"Claro, ¿qué quieres?"

"¿Puedes cubrir mis pies? Están congelándose." Un segundo después sintió grandes manos cálidas cerrarse alrededor de sus helados dedos de los pies, la única parte de sus extremidades inferiores no encajonadas en un molde de yeso.

"¿Por qué no dijiste nada?" Ronnie dio una mirada furiosa a los asistentes de la ambulancia mientras ajustaba la sábana y la manta para cubrir los expuestos pies. María salió de la habitación algunos minutos más tarde, anunciando que todo estaba dispuesto. "Te pondremos en la cama y entonces iré arriba y te conseguiré un par de agradables calcetines calientes," Ronnie dijo antes de apartarse del camino cuando los asistentes tomaron el agarre de cada extremo de la camilla.

Solo tomó una rápida mirada alrededor para que Rose se diera cuenta que el cuarto en la que la estaban poniendo era la oficina de Ronnie. Dos altos archiveros estaban presionados contra la pared, al parecer para hacer espacio para la cama queen sized ubicándola en medio del cuarto. Un escritorio para la computadora con el monitor más grande que había visto nunca estaba contra una pared cercana y una inmensa televisión ocupaba la pared restante donde podría verla cómodamente.

"Ok, Mike, ¿listo?" Uno de los asistentes preguntó, alzando la sábana debajo de Rose en sus manos. "A las tres," Mike contestó. "Uno... dos...tres." Fácilmente la levantaron pero en el proceso de ponerla de nuevo abajo, una esquina se resbaló de sus manos, provocando que el pesado molde de la pierna derecha cayera abajo sobre la cama. La sacudida envió ráfagas de dolor a través de Rose y el posterior grito trajo a Ronnie a su lado. "Srta. Lo siento," Mike dijo. "Necesitamos ahora rodarla sobre su costado para que podemos conseguir sacar la sábana de debajo de ella."

"No," Ronnie dijo. "Yo la sacaré." Había claramente cólera en su tono así como la preocupación que Rose no estuviera lastimada aún más. Con cuidado infinito descorrió la sábana sacándola debajo de la joven mujer hasta que finalmente salió libremente. La lanzó al compañero de Mike. "¿Hay algo que necesito firmar?"

"No Madame. Usted recibirá la factura de nosotros en algunos días."

"Bien. ¿Hay algo más?" Sin esperar una respuesta cabeceó a María, que estaba parada en la puerta, "María los acompañará a la puerta."

"Fue un accidente," Rose dijo una vez que se fueron los asistentes. Ronnie repasaba atareada las instrucciones de como operar la cama nueva.

"Fue un estúpido accidente. Él debió haber tenido más cuidado. ¿Qué, si no hubieras estado sobre la cama?" Bajó el brazo y envolvió su mano en los fríos dedos de los pies de Rose. "Déjame conseguir algunos calcetines para ti. Regresaré pronto. ¿Deseas algo de la cocina?"

"No, gracias. Puedo esperar hasta la cena."

"Huh. Uh. Bien, reconozco que necesito una taza de café. ¿Quieres algo caliente o frío para beber?"

"Um..." La mirada en los intensos azules ojos decía que era mejor elegir uno u otro. "Caliente, por favor."

"Aquí está el control para la cama." Dio el blanco aparato de plástico a Rose junto con el folleto de instrucciones. "Esto viene con calor y masaje. Solo presiona estos botones si quieres encenderlo. Éstos controlan los pies y la cabecera de la cama." Observó como la joven mujer experimentaba, levantando la cabeza hasta que estuvo en un ángulo de cuarenta y cinco grados. "Te dejaré que consigas utilizar esto y estaré de vuelta con esos calcetines."

Ronnie volvió pocos minutos después con un par de gruesos calcetines blancos y un ronroneador montón de pelusa anaranjada y blanca. "Mira a quién encontré escondida en el cuarto de servicio," dijo, dejando a Tabitha en la cama y sonriendo cuando vio los brazos de Rose envolverse alrededor de su precioso gatito.

"Hola dulzura... te extrañé," la joven mujer arrullaba a su satisfecho gato. "Has ganado peso."

"¿Mrrow?"

"¿Me extrañaste?" Abrazó a Tabitha otra vez, sin pensar en las lágrimas que se derramaban saliendo de sus ojos. "Gracias," susurró a Ronnie. "Gracias por ocuparte de ella por mí. No puedo decirte cuanto..." Su voz se interrumpió y se dio por vencida para intentar hablar.

"Lo sé," la mujer de cabello oscuro dijo suavemente. "Y de nada." Hace una semana no habría creído que podría significar tanto tener a alguien que se ocupara de su mascota pero ahora Ronnie entendía justo lo importante que el felino era para Rose.

"Hey, vamos a poner estos calcetines en ti." Se trasladó al extremo de la cama, todavía mirando la llorosa reunión entre Rose y Tabitha. "Éstos fueron los más calientes que pude encontrar," dijo mientras apartaba la manta. Reunió el tejido de algodón en sus dedos y lo deslizó cuidadosamente sobre los dedos del pequeño pie de Rose, después sobre el pie y el tobillo cubiertos por el molde. Con el talón en el lugar, parte de la punta de los calcetines caía, claramente mostrando la diferencia en el tamaño de los pies de las dos mujeres. "Lamento esto. Te conseguiré algunos calcetines que te queden mañana."

"No tienes que hacer eso, Ronnie. Éstos están bien, si no te importa que use tus calcetines. Además, tienen que ser grandes o no cabrían sobre el molde." El calor que emanaba de la cama tomó más que solo tranquilizar a Rose, esto disminuyó el dolor en sus piernas y la relajó al punto que sus párpados se sentían muy pesados y no pudo sofocar un bostezo. "¿Te importaría si descanso un pequeño rato?"

"Por supuesto que no, Rose, cuando estés cansada, solo dímelo." Ronnie observó la computadora, gimiendo internamente en el pensamiento del trabajo que había estado acumulándose toda la semana esperando por ella. "Te molestaría el teclado si trabajo un poco?"

"Oh no. Adelante. No me molestará en absoluto." Rose no sabía si lo haría o no pero no estaría diciéndole a Ronnie que no podría hacer su trabajo en su propia oficina en su propia casa. Tabitha parecía bastante satisfecha tumbada en la climatizada cama y pronto se quedó dormida.

El sueño no llegó tan fácilmente para Rose, sin embargo. El traqueteo del teclado atrajo su atención a Ronnie que trabajaba duro solo algunos metros más allá. Había computadoras en la biblioteca pública y sabía como usarlas para buscar la localización de libros pero poco más. Incluso desde esta distancia podía ver que Ronnie estaba revisando algún tipo de hoja de cálculo. Aunque la esculpida cara tenía la mirada desviada de ella, Rose no tenía ninguna duda de que la cabeza de Cartwright Corporation fruncía el ceño. Un lápiz con el extremo bien mordisqueado encontró su camino dentro de la boca de Ronnie una y otra vez. Cuando éste no estaba siendo roído, estaba siendo rebotado arriba y abajo en el escritorio, un evidente inquieto hábito. Cada tan frecuentemente como una incongruente explicación podía salir de la boca de la culta mujer y la pantalla de la computadora podía cambiar de una hoja de cálculo a otra.

Ronnie se levantó y se acercó a los archiveros, sacando un fajo de informes generados en computadora. "¿Qué diablos estás haciendo, Tommy?" Preguntó al aire antes de volver a su asiento y comparar la información sobre el papel a lo que le decía la pantalla. A través de los medio cerrados párpados Rose continuó mirando a su nueva amiga luchar para encontrarle sentido a lo que estaba observando. Varias veces Ronnie se reclinó en su sillón de piel y dejaba salir frustrados suspiros. Eran esas veces que Rose podía ver su cara, frente surcada con el pensamiento, labios fruncidos, quijada apretada. La joven finalmente se quedó dormida deseando poder hacer algo para disminuir los problemas de Ronnie de la forma en que la compasiva mujer había disminuido los suyos.

Ronnie apagó el monitor y giró en su asiento para encontrar a Rose durmiendo, Tabitha justo a su lado. El anaranjado y blanco felino estaba ajetreado limpiando sus patas e incluso no se molestó en levantar la mirada cuando la ejecutiva salió del cuarto.

"¿Cómo está la pobrecita, querida?" María preguntó cuándo Ronnie entró en la cocina.

"Ella está durmiendo ahora. La despertaré para cuando la cena esté lista." Alcanzó un vaso del armario antes de sacar una cerveza del refrigerador. "Realmente agradezco que te hayas quedado tarde hoy para hacer esto."

"Oh, no es ningún problema para nada, Ronnie, sabes eso," la mujer mayor dijo. "Qué le sucedió?"

"Fue golpeada por un auto. No tiene familia y nadie más para ocuparse de ella. Va a permanecer aquí hasta que esté curada totalmente y no necesito que mi madre y hermana sepan sobre esto," Ronnie advirtió, deseando evitar cualquier discusión familiar.

"¿Supongo que es la madre de Tabitha?"

"Sip." Tomó un trago de cerveza y olfateó en el horno. "Olores ricos."

"Uh huh estará rico una vez que esté hecho. Incluso no pienses acercarte allí y tomar algo." María recordó que en el pasado muchas veces cuando los tenedores para la cena desaparecían los encontraba en el momento en que los sacaba del horno. "No me dijiste lo que le gustaba así que hice una cacerola de asado."

"Oooh. Suena rico." Los ojos de Ronnie se iluminaron. "Espero que hayas hecho suficiente." Tomó otro trago de cerveza y echó un vistazo en las hileras de gabinetes. "Sabes donde está esa bandeja que utilizamos cuando mamá estuvo enferma?"

"Por supuesto que lo sé. A diferencia de ti, conozco mi camino alrededor de la cocina."

"Hey, sé donde están las cosas. Encontré la cerveza sin problemas." Ronnie sonrió.

"Siempre saliéndote lo listilla, ¿no es así, Verónica Louise?"

"Únicamente contigo, María," la alta mujer contestó, inclinándose y dándole a su querida ama de llaves un beso en la mejilla y le rizó el cabello. "Tomaré mi cena en la oficina con Rose. Si necesitas ayuda solo dame un grito."

"Considerando que serví a tu familia entera cuando vivian todos aquí pienso que llevar dos cenas a la oficina no será un problema." Abrió la puerta del horno y pinchó la carne y las papas con un tenedor grande. "Ahora ve a ocuparte de tu huésped. La cena tardará por lo menos en otra media hora."

Una vez que estuvo sola otra vez en la cocina, la cara de María dejó la sonrisa. Se acercó a las puertas corredizas y miró detenidamente afuera en la noche. La lámpara grande de sodio iluminaba el garaje y el maltratado Porsche situado en el interior de éste. "Oh Verónica..." susurró. "¿Qué has hecho?"

"Estaba delicioso," Rose dijo por milésima vez, poniendo su tenedor abajo en el plato vacío. "Nunca me interesé mucho por las zanahorias pero éstas estaban deliciosas."

"Creo que María pone un poco de azúcar en ellas mientras se están cocinando," Ronnie contestó, quitando la bandeja del regazo de la rubia y dejándola sobre el escritorio. "¿Estás lista para el postre?"

"¿Postre?" Verdes ojos se iluminaron.

"Postre. Sé que ella tiene pastel de chocolate y nueces recién hecho allí y si busco realmente puede que encuentre un poco de helado para acompañarlo." La mirada de completo placer en la cara de Rose trajo una sonrisa a la suya. "Manten eso y María te hará tan grande como una casa. Nada le complace más que ver a la gente disfrutar de lo que cocina." Echó un vistazo en la joven mujer aún en su bata azul y blanca del hospital. "Por supuesto parece que te puede ser útil un poco de carne en tus huesos. De modo que no sería una mala cosa. Mientras estoy en eso, te traeré algo un poco más cómodo para usar que esa cosa."

"Oh, bien supongo que es un poco espantoso," Rose contestó, levantando la tela sobre su hombro.

"No pienso que tenga algún pantalón que sean bastante grande para pasar esas piernas pero estoy segura que tengo una camisa de dormir en alguna parte. Ya regreso." Recogió los platos vacíos y salió del cuarto.

"¿Carne en mis huesos?" Rose preguntó a Tabitha una vez que Ronnie salió. "Me parece que he ganado diez libras de todo lo que he comido los últimos días."

"¿Mrrow?"

"Sip, parece que has estado disfrutando algo de lo que María cocina también," refunfuñó cuando el anaranjado y blanco gato subió sobre su muslo para posarse sobre su regazo. "No entiendo esto." Rascaba ausentemente detrás de las orejas de Tabitha mientras expresaba sus pensamientos. "Ella me encuentra en la calle, me lleva al hospital, y debería haber sido hasta ahí. En lugar de eso se ocupa de ambos como si fuéramos la cosa más importante del mundo para ella."

"¿Mrrow?"

"Oh, cielos prohibido que deje de rascarle a usted, su majestad." Reasumió su suave rascar. "Crees que puedo entender." Levantó a Tabitha sobre su pecho y frotó su nariz en la suave piel. "Eres tan adorable, cualquier persona que te ve se enamora de ti." Escuchó el suave ronronear por un minuto, tomando comodidad en sostener su precioso gatito. "Nop, no lo entiendo en absoluto. Estoy agradecida pero no lo entiendo."

"Aquí estamos," Ronnie dijo cuando entró en el cuarto. Cada mano sostenía un plato de postre con un gran pedazo de pastel de chocolate y nueces y una copa de helado de vainilla perforado con una cucharita mientras que una camisa de dormir café claro colgaba sobre su hombro. Dejó los platos abajo en el escritorio y dio la camisa de dormir a Rose.

"¿Dartmouth?" La mujer más joven preguntó, sosteniendo la camisa delante de ella.

"Sip. Conseguí mi licenciatura allí y mi maestría en Stanford," Ronnie dijo mientras le daba un plato a Rose. "Está vieja y descolorida pero todavía la amo."

"¿Cuáles son tus títulos?"

"Mmm, buena niña exploradora. Veamos... Tengo una Licenciatura en Administración de Negocios con un secundario Marketing y mi Maestría es en Dirección de Negocios."

"No me sorprende que seas la presidenta de tu compañía."

"Bien, eso es por soy la mayor," Ronnie sonrió. "Cuando esto viene de Cartwright Corp., el nepotismo se consigue por todas partes."

"Estoy segura que tomó más que eso para llegar a donde estás," Rose contestó, poniendo una cucharada del sabroso postre en su boca.

"Así es, pero si estuviera con cualquier otra compañía solo estaría en gerencia media. Mi padre murió menos de tres años después de que me gradué y entonces tomé el control de las riendas."

"Oh. ¿Estabas cercana a tu padre?"

"Supongo." Empujó el último pedazo de pastel de chocolate y nuez en su boca. "Era la mayor y por mucho tiempo la manzana de su ojos. Sabes, es curioso, no importaba lo ocupado que él estaba, encontró siempre el tiempo de asistir a cada conferencia de padres y profesores, cada juego, incluso asistió a todos los juegos de mi pequeña liga. No muchos hombres en su posición harían eso."

"Parece que él te amó mucho."

"Él lo hizo. Era el infierno criarme y estaba siempre intentando mantenerme fuera de problemas." Ronnie dejó su plato abajo y se recargó en su sillón de piel. "Recuerdo más de una vez en que uno de los floreros antiguos de mi madre se conseguía roto con mi pelotera y él estaba culpándose." Sonrió ante el recuerdo. "Solo una vez conseguí herirme y él no pudo cubrirlo por mí. Resbalaba de esa barandilla allí afuera y me caí. Me fracturé el brazo. Mamá me castigó todo el verano".

"Si creciste aquí, ¿por qué tu madre no vive aún aquí?"

"Bien, después de que papá muriera, ella vivió aquí durante un tiempo. Eventualmente comenzó a pasar más y más tiempo con sus amigas de canasta. Todas ellas viven en una comunidad de retiro cerca. Pensó que si estaba pasando todo su tiempo allí por qué no solo vivía allí, así que le compramos un condominio y asumí el control de la casa de la familia. Tiene sentido, sin embargo. Está rondando los sesenta y no necesita un lugar tan grande de todos modos."

"¿Tus hermanos no querían la casa?"

"No tuvieron una opción. Soy la mayor. Es cómo funciona en nuestra familia. ¿Terminaste con eso?"

"Oh, sí, gracias." Rose entregó el ahora vacío plato.

"Además," Ronnie continuó. "Susan y Jack tienen una agradable casa a unos pocos kilómetros de aquí y Tommy parece preferir apartamentos. Si no la hubiera tomado, probablemente habríamos puesto el lugar a la venta." Apiló los dos platos y giró alrededor en su silla para hacer frente a la gran pantalla de televisión. "Son casi las diez. ¿Estás cansada o deseas ver que está pasando?"

"No, estoy bien despierta. Esa siesta de antes ayudó." Rose se movió e inhaló agudamente. "Pienso que es hora para otro Percocet, sin embargo."

"Te lo traeré. Encuentra algo para que veamos."