Amor accidental v

Rose maldice lo que le ha sucedido, el dolor es insoportable. el remordimiento de veronica la carcome, pero ve en rose una joven dulce y tierna. empieza de la tragedia a dibujarse una amistad

AMOR ACCIDENTAL

Por B.L Miller

Traductora Guri - Revisora Gorky

El jeep subía sobre la avenida de Madison justo cuando una ligera nevada comenzó a caer. Verónica recordó su promesa de traer un juego de Trivial Pursuit con ella pero las oscurecidas nubes y lo tarde de la hora hicieron que decidiera renunciar a un viaje para el centro comercial para escoger uno, prefiriendo llegar al hospital antes de que se hiciera demasiado tarde.

Caminó a través de la puerta abierta de la habitación de Rose solo para encontrar la cama vacía, un afanador cambiaba las sábanas. "¿Dónde está la Srta. Grayson?"

"Rayos X. La traerán de regreso en algunos minutos," el corpulento hombre respondió, metiendo la última esquina dentro. Fue a la silla en la cercana esquina y se sentó para esperar el regreso de la joven mujer.

Quince minutos pasaron antes de que Rose fuera empujada nuevamente dentro del cuarto. La primera cosa que Verónica notó eran las frescas lágrimas que bajaban por la cara de la lesionada mujer. Los dos celadores tenían tanto cuidado como podían con su paciente pero Rose todavía gritó de dolor cuando la cambiaron de la camilla de nuevo a su cama.

"Hey, ¿cómo te sientes?" La alta mujer preguntó suavemente, tirando de la dura silla de plástico más cerca a la cama.

Rose forzó una sonrisa en su cara en la vista de la mujer de cabello oscuro. Después de una larga noche de estar en agonía y de una aún más agotadora mañana de tener doctores y residentes que entraban para empujarla y pincharla, la vista de la mujer que hacía su recuperación posible fue completamente bienvenida. "Tomaron nuevas radiografías de mis piernas para asegurarse de que todo este ya colocándose correctamente." Su cara traicionó su dolor cuando se movió y frotó su cadera. "Me están dando Hepa algo para adelgazar mi sangre. El doctor Barnes está preocupado sobre la coagulación."

"¿Él dijo algo sobre cómo estás evolucionando? Quiero decir, no está previendo ningún problema a largo plazo, ¿lo hace?" Verónica estiró su brazo y ayudó a acomodar una de las almohadas detrás de la cabeza de la rubia mujer.

"Ella dijo que no sabremos eso por semanas," Rose contestó.

"¿Ella? Bien, ¿qué piensas de ella? ¿Te pareció competente? Si no te gusta, Rose, solo déjamelo saber. Te traeré otro doctor." Las palabras salieron rápidamente y Verónica estaba justo tan sorprendida como la lesionada mujer. "Quiero decir, si no estas contenta con la forma en que te está tratando, tienes el derecho de pedir otro doctor." Esperaba que su explicación no sonara tan pobre para Rose como lo hizo para si misma.

"No, ella está bien, de verdad. Quiero decir, no puede ayudarme si tengo dolor. Dijo que estoy recibiendo la mayoría del medicamento para el dolor que ella se siente cómoda dándome."

"Si necesitas más..."

"No. No pienso que ellos hagan algo bastante fuerte para calmar el dolor. Es solo que duele tanto todo el tiempo. Incluso cuando estoy durmiendo, me muevo y el dolor es tan fuerte que me despierta." Bajó la mirada desanimada en sus fracturadas piernas y tobillos. "Parece que el dolor nunca terminará," dijo con tristeza.

"Rose, esto puede no parecer así ahora, pero mejorarás. Esto solo tomará tiempo." Verónica intentó mantener su voz lo más tranquilizadoramente posible. "Tabitha es absolutamente un personaje," dijo, esperando que el cambio de tema pudiera ayudar a sacar de la mente de Rose sus lesiones.

"Ella es la mejor cosa que jamás me sucedió," la joven mujer dijo honestamente. "Siempre que la necesito, ella esta justo allí. Todo lo que pide siempre es alimento y atención."

"Y estoy segura que le das un montón de ambos," Verónica contestó.

"Bien, el amor y atención puedo darle siempre." Los ojos verdes adquirieron una mirada triste. "El alimento no es siempre tan fácil." Levantó la mirada a las esculpidas facciones de su generosa benefactora. "Estoy segura que ella es muy feliz con usted."

"Rose, no me he llevado a Tabitha lejos de ti, creéme. Únicamente la estoy cuidando mientras que estás aquí. Una vez que estés de nuevo sobre tus pies, te la traeré, lo prometo."

"No se lo que voy a hacer," dijo suavemente, lágrimas, tanto por el persistente dolor y del miedo de perder a su querida mascota nublaban sus ojos y amenazaban desbordarse. "No puedo incluso ocuparme de mí misma mucho menos de ella. Incluso no tengo un lugar para vivir."

"Ese lugar no es ni para que una rata viva adentro. Cuando salgas de aquí..."

"Cuando salga de aquí no podré caminar, no tengo dinero, y yo incluso no tengo un lugar para vivir," Rose dijo. "Usted debió haberme dejado allí en la calle."

"¡NO!" Verónica se levantó y se inclinó hasta que estuvo solo a pulgadas de la cara de Rose y miraba profundamente en los verdes ojos. "Escúchame. Tú vas a caminar otra vez y no tienes que preocúparte de encontrar un lugar para vivir. Rose, no voy a dejar que te rindas así que no vas a estar rindiéndote tu misma. Sé que eres una sobreviviente. No dejaré que te sea quitado."

"¿Qué se supone que haré cuando me den el alta? Ya hace cinco dias. Cecil habrá cambiado seguramente las cerraduras ya. Él me advirtió que nunca me atrasara con la renta."

"Ese grandote abusón no se molestará en cambiar las cerraduras."

"Él me pateó, ¿no es así?..."

"Sí," Verónica admitió. "Pero yo no te habría permitido continuar viviendo allí de todos modos. No es espacio para que un ser humano viva ahí e indudablemente no tu. Cuando te den de alta de aquí probablemente te enviarán a un centro de rehabilitación hasta que puedas caminar otra vez. Después de eso me aseguraré que consigas un lugar decente para vivir." Respiró hondo antes de continuar. "Rose, ambas sabemos que necesitas ayuda y que deseo ayudar. Sé que has estado ocupándote de ti misma durante mucho tiempo pero ahora mismo necesitas a alguien más que cuide por ti. Por favor déjame ser ese alguien."

El cuarto quedó silencioso durante un minuto Rose bajó la mirada en su regazo, mordiendo su labio inferior. "No he tenido que depender de que alguien se ocupe de mí durante mucho tiempo. Supongo que no tengo mucha elección ahora." Su cara traicionó sus sensación de fracaso y la desesperación de su situación. "Esto es difícil para mí. Prefiero pasar privaciones que recibir caridad."

Verónica encontró duro creer que fuera tan difícil para Rose aceptar la ayuda que le era ofrecida cuando las alternativas eran tan claras, pero cuando hizo una pausa para considerar la historia que la chequera decía, tuvo el sentido perfecto. Había una profundidad en el carácter de la joven mujer que ella no habría creído que todavía existiera en la edad moderna donde tanta gente parecía más que lista a aceptar cualquier cosa que el estado o el gobierno ofreciera, si ellos lo merecían o no. "No pienses en esto como caridad, Rose. No."

"¿Cómo te parece a ti?" Preguntó con curiosidad. Antes de que Verónica pudiera contestar, otra explosión de intenso dolor se disparó a través de la joven mujer, causando que su cara se arrugara con agonía. "Oh Dios, esto duele," silbó. "Esto duele tanto." Las lágrimas comenzaron a desbordarse por su cara y alcanzó a los ofendidos miembros. "Haz que esto pare, por favor haz que este dolor pare," suplicó.

Incapaz de eliminar el dolor, Verónica hizo la única cosa que podría ocurrírsele. Se sentó en el borde de la cama y le dió a Rose un apretado abrazo, sin preocuparle que las lágrimas empaparan su blusa de seda. No importaba. Nada importaba excepto intentar ayudar a que la increíblemente valiente joven mujer lograra atravesar esto. "Está bien, Rose. Te tengo," murmuró en el dorado cabello mientras que su mano suavemente frotaba arriba y abajo la desnuda espalda expuesta por la bata del hospital.

"Esto duele... esto no parará de doler... oh Dios, por favor haz que pare, haz que pare duele tanto," Rose sollozaba, su agarre alrededor del cuello de Verónica se intensificó. Los fuertes brazos le envolvieron alrededor ofreciendo consuelo, algo que casi nunca había sido ofrecido a la joven mujer antes, y Rose lo aceptó agradecida.

"Lo siento, Rose, lo siento tanto," Verónica susurró una y otra vez, sintiendo que sus propias emociones amenazaban salir vaciándose por el dolor de la joven mujer, dolor causado por sus acciones en esa fatídica noche. "Todo va a estar bien. Shhh... está bien, ahora todo estará bien." Continuó haciendo tranquilizadores ruidos y sostuvo a Rose mientras los sollozos continuaron. Afortunadamente la enfermera llegó pocos minutos más tarde y puso a la lesionada mujer una inyección que la llevó a un inquieto sueño. Verónica permaneció por bastante rato, mirando a Rose dormir y deseando que hubiera algo, cualquier cosa que pudiera hacer para quitar el dolor que le había causado a la valiente joven mujer.


Rose despertó varias horas más tarde encontrándose sola. Presionó el botón de llamada para la enfermera.

"¿Qué necesita, querida?" La mujer de piel oscura dijo cuando entró.

"Nada realmente," Rose contestó, avergonzada sobre haber presionado el botón solo para ver otra cara. Habían pasado cuatro días desde que ingresó y la únicas personas que siempre veía era personal del hospital y a Ronnie.

"Bien, me alegra que usted esté despierta," la enfermera dijo. "Es hora de comprobar sus signos vitales."

"¿Usted sabe hace cuánto tiempo la Srta. Cartwright se fue?" La mujer rubia preguntó justo antes que el termómetro encontrara su camino a su boca.

"¿Sería su amiga la que estuvo aquí temprano?" Rose asintió. "Se fue justo después de que yo continuara con mis deberes así que diría que fue más o menos una hora. Le dejó una nota."

Eso fue entonces lo que vio Rose el papel color crema doblado por la mitad colocado en su bandeja de la cama. Quiso alcanzarlo pero su brazo no era suficientemente largo. La enfermera se lo dio antes de envolver el puño negro de la presión arterial alrededor de su antebrazo. Rose dejó la nota sobre su pecho hasta que la enfermera terminara, prefiriendo leerlo en privado. Gimió cuando el puño se apretó más y más alrededor de su pequeño brazo. Cuando ella pensó que no podría estar posiblemente más apretado oyó el silbido del aire que era liberado. "Bien. Su presión es buena y su temperatura es normal. A este ritmo usted estará fuera de aquí en un santiamén." La enfermera quitó el apretado puño de velcro e hizo una anotación en la tabla. "Su cena estará aquí pronto y regresaré más tarde para revisarla."

"Gracias." Rose sonrió, le habían dado alimento sólido el día anterior y su apetito había vuelto más fuerte que nunca.

Una vez que la enfermera salió Rose tomó la nota y la desdobló. Allí en el papel membretado Cartwright estaba una nota de Verónica.

Rose,

Tuve que volver a la oficina para ocuparme de algunas cosas. Estaré de regreso con tiempo para Jeopardy. Intenta descansar y no tengas miedo pedir más medicamento si los necesitas. Deja espacio después de la cena. Espero que te guste la comida china.

Ronnie

Los dedos de la joven mujer se deslizaron sobre la textura del papel. Mientras que su propia caligrafía era pequeña y ordenada, la de Verónica estaba llena de florituras y estilo. Sonrió en el comentario sobre dejar espacio después de la cena. Cuando llegara la comida, Rose sabía que podría siempre comer todo delante de ella y después algo más. Presionó el control remoto de la televisión, una vez más silenciosamente agradecida de su benefactora, y observó que estaban pasando las noticias locales. Eso significaba menos de una hora antes de que Verónica volviera. Rose tomó el peine de plástico de la mesa y lo pasó a través de su dorado cabello, intentando mirarse un poco más presentable a su nueva amiga.

"Mi amiga," dijo en voz alta, sonriendo en el pensamiento. Pensó sobre la manera en que había llorado tan duro antes y lo bien que se sintió ser sostenida por Verónica. En sus brazos, se sentía segura, cuidada, confortada. De manera extraña, Rose se encontró deseando esa sensación otra vez, ser sostenida en esos fuertes brazos, para oler la ligera fragancia de perfume en el bronceado cuello de la alta mujer, para sentir la compasión y la ternura dentro de su tacto y voz. Rose todavía no entendía por qué Verónica la había elegido para ser su amiga pero estaba agradecida que lo hiciera.

La rueda de la fortuna estaba sobre la mitad cuando a Rose le fue regalada la vista de Verónica entrando en el cuarto, un bolso pequeño por completo de comida que olía deliciosamente en una mano, el siempre presente maletín en la otra. "Hola allí."

"Hola," la joven mujer contestó, alegremente olfateando en el aire cuando Verónica dejó el bolso en la bandeja de la cama y, después de dejar su cazadora de piel en el respaldo de la silla y el maletín en el piso, tomó su acostumbrado asiento junto a la cama. "Olores maravillosos."

"¿Guardaste espacio? Traje camarón chow mein y costillas asadas a la parilla sin hueso," Ronnie decía mientras sacaba las cajas blancas de la bolsa junto con dos juegos de utensilios de plástico.

"Cuando llega la comida, siempre tengo espacio," Rose contestó, tomando el tenedor de plástico que le era ofrecido. Sus piernas palpitaban pero el dolor de alguna manera parecía estar disminuyendo por la presencia de su nueva amiga.

"No me dieron ningún tazón o plato así que justo tendremos que compartir," Verónica dijo cuando abrió las cajas para revelar el vapor de la comida caliente. "No sabía lo que te gustaba pero imaginé que no podría equivocarme con las costillas."

"Nunca he probado camarón chow mein pero sí, las costillas no durarán mucho." Su tenedor estaba dirigiéndose ya para la caja.

"Oh, tendrás que probarlo. Es realmente bueno." Retiró un tenedor de chow mein y lo puso dentro de su boca, atrayendo el aire adentro al mismo tiempo para probar y contrarrestar la ardiente temperatura caliente de la comida. Rose estaba rápidamente encargándose de las costillas de cerdo, empujaba varios pequeños trozos de carne en su boca y tarareaba con deleite.

"Oh, esto está taaann rico," murmuró alrededor del bocado de cerdo. "Gracias."

"De nada. Incluso hemos conseguido las galletas de la fortuna para el postre." Puesto que a Rose no se le ocurrió nada para hablar con el alimento en su boca, Verónica se relajó e hizo lo mismo. "No he tenido tiempo para parar en alguna parte para cenar así que pensé elegir algo y traerlo aquí."

"Oh, me alegra que lo hicieras. Esto es delicioso," Rose dijo. "Gracias." Jaló de la caja de chow mein cerca de su boca y extrajo un tenedor de vegetales y camarón. "Oh, esto está bueno."

"Te lo dije," Verónica sonrió, contenta que su elección fuera tan bien recibida. "¿Así que dime descansaste bien? Siento haberme ido pero tenía algunos asuntos de que ocuparme en la oficina."

"¿Está todo bien? Estarme ayudando no está causando ningún problemas, ¿es así?" Rose preguntó con preocupación, no deseando hacer algo que agregara estrés a su nueva amiga.

"No Rose, mis problemas son con una de las divisiones." Dejó su tenedor y dio un educado eructo. "Oh, está bueno. Había olvidado lo sabrosa que es la comida china." La música del tema musical para Jeopardy comenzó en la televisión seguida por el anfitrión que presentaba a los concursantes. "Tu no me contestaste. ¿Tuviste un buen descanso?"

"Sí, dormí muy bien, gracias." Giró para capturar los profundos azules ojos de la mujer mayor. "Gracias por permanecer hasta que me quedé dormida."

La enfermera regresó interrumpiendo su picnic. Dio una mirada en las dos vacías cajas y las miradas culpables en las caras de las mujeres y frunció el ceño. "Usted realmente no debe traer comida al hospital," regañó. "Srta. Grayson, usted no está en alguna dieta especial, ¿no es así?"

"No. Lo siento. Le pedí que ella trajera esto," Rose dijo, intentando tomar la culpa.

"En el futuro usted realmente debe apegarse a la comida que servimos. Nuestros nutriólogos trabajan duramente para diseñar un menú..."

"Ese es Abraham Lincoln," Rose dejó escapar, su atención en el programa y no en la conferencia que ella estaba recibiendo.

"Now, fue Johnson."

"No. Él no tomó la oficina en febrero, él la tomó en abril." El anfitrión confirmó que la respuesta de Rose era correcta con las fechas en que ocurrió la sucesión presidencial. La enfermera miró a las dos mujeres concentradas en la televisión y cejó en su intento de explicar por qué la comida china no era tan buena para un paciente como la comida del hospital. Salió del cuarto sabiendo de lleno adonde iba a ir en su descanso a cenar.

Justo cuando el tema musical estaba finalizando el aviso vino en los altavoces que la hora de visita había acabado. "Supongo que es mi señal para irme," Verónica dijo renuente. "Te veré mañana." Se levantó y tomó su chaqueta. "Oh, casi me olvido." Metió la mano en el bolsillo y sacó una tarjeta de visita y una pluma. "Déjame darte mi número en caso de que quieras llamar o si quisieras que te trajera algo." Escribió su número de teléfono privado abajo al reverso de la tarjeta y la dejó en la bandeja de la cama después recogió las cajas vacías de la comida y la bolsa. "De verdad, si deseas o necesitas algo, solo dame una llamada. Estoy normalmente levantada hasta las once." Alisó una arruga imaginaria en la manta antes de ponerse su cazadora. "Descansa bien, Rose. Te veré mañana."

"No quiero impedir tu trabajo."

"Confía en mi, yo mucho prefiero estar aquí que allá. Estaré por aquí vez después del desayuno. Recuerde lo que dije. Llámame siempre que desees, incluso si es solo para hablar." Solo para estar segura, Verónica empujó el teléfono un poco más cerca en la mesa lateral.

"Gracias. Buenas noches, Verónica."

"Hey, llámame Ronnie. Todos mis amigos lo hacen," dijo con una sonrisa.

"Ronnie. Buenas noches, conduce con cuidado." Rose no notó la mirada que destelló a través de la cara de la mujer más mayor antes de ser cubierto con una fingida sonrisa.

"Buenas noches, Rose."

Ronnie estaba enroscada en la cama con Tabitha puesta a su lado, cuando el teléfono sonó. Un rápido vistazo al reloj le dijo que eran casi las once. "¿Hola?"

"Um... hola, soy Rose. Espero que no esté llamando demasiado tarde."

"No, no no estás llamando demasiado tarde en absoluto." Se incorporó, mucho para el descontento de Tabitha. "¿Estás bien?"

"Yeah, yo um... supongo que yo solo quería... saber cómo está Tabitha," vino la pobre excusa. Ronnie sonrió, apoyando una almohada detrás de su espalda y reclinándose contra la cabecera de roble.

"La máquina ronroneadora está bien. ¿Deseas saludarla? Ella parece pensar que dondequiera que yo esté es un buen lugar para ella estar." Sin esperar una respuesta puso el teléfono cerca del gato. "Dile hola a mami, Tabitha." Lo sostuvo allí por algunos segundos antes de poner el receptor de nuevo en su oído. "¿Oíste su ronroneo?"

"Yeah." Ronnie podía sentir la sonrisa a través del teléfono y en vuelta sonrió misma. "¿Hay algo que quisieras que te llevara mañana? Estaré probablemente allí alrededor de las diez."

"Um... si no fuera demasiado problema, ¿crees que podrías comprobar el correo por mí?"

"Maldición, completamente me olvidé sobre eso. Tendré que parar en la oficina de correos y pondré una dirección a la que reexpidan la correspondencia para ti antes que ese idiota de Cecil comience a sabotear tu correo."

"Oh... Yo no sé a dónde podrías reexpedirlo."

"Me ocuparé de eso, no te preocupes. Pero yeah, daré una vuelta por ahí mañana y veré si tienes algo."

"Realmente apreciaría eso." Hubo un momento de silencio antes de que Rose continuara. "¿Ronnie?"

"¿Yeah?"

"Um... duerme bien, ¿Ok?" Eso provocó que la ejecutiva sonriera otra vez.

"Tu también, Rose. Te veré en la mañana."

"Buenas noches."

"Buenas noches." Esperó algunos segundos antes de presionar el botón de apagado en el teléfono y ponerlo de nuevo en el cargador sobre su mesita de noche. Tabitha avanzó lentamente sobre su pecho y comenzó a intentar imprimir marcar sus patas en los órganos internos de Ronnie. "Oof, creo que no, srita," dijo, suavemente empujando el gato nuevamente sobre la cama y recibiendo un desanimado meow en respuesta. "Vamos, tengo muchas cosas en que ocuparme mañana. Es una enorme cama. Hay demasiado espacio sin que tengas que estar justo encima de mí." No obstante, la belleza de cabello oscuro terminó quedándose dormida con el felino ronroneador enroscado contra ella.

La alarma saltó a las seis como de costumbre, anunciando que el día de Ronnie empezaba.

"¿Mrrow?"

"En un minuto," contestó adormilada, quitando las mantas y metiendo los pies en las suaves azules pantuflas esperando junto a la cama. Con los ojos medio cerrados, caminó fatigosamente a su baño. Volviendo pocos minutos más tarde, dientes cepillados y vejiga vacía, se quitó su sudadera y se puso su traje de entrenamiento gris claro antes de dirigirse hacia el sótano.

El gimnasio privado de Ronnie sería la envidia de cualquier deportista en buena forma. Con la excepción de que el cuarto contenía el calentador de agua y la calefacción, el resto del sótano estaba dedicado a un sin número de banquillos, de máquinas, y colchonetas. Creciendo en la casa que ahora era suya solamente, Ronnie había a menudo soñado con la renovación del húmedo sótano en un lugar en donde pudiera solo estar ella misma, el bombeo del hierro y el acaloramiento la hicieran sudar saludablemente. Su objetivo fue consumado con el gimnasio privado. El cuarto estaba decorado con brillantes elevadas luces fluorescentes y realzadas por las paredes de espejos. Agarró una fresca toalla del estante, encendió el estéreo, y se dirigió a la escaladora para calentar.

Duran Duran retumbó a través de las bocinas colocados a lo largo del gran cuarto mientras Ronnie empujaba sus pantorrillas y muslos a los límites en la escaladora. En su propio privado refugio, nadie podía oírla cantar en la música, ver el sudor formarse en su frente, cuello y pecho, o notar la forma en que se empujaba. Se enorgullecía de la forma y fuerza de su propio cuerpo pero ambos requerían constante mantenimiento. Veinte minutos escaló, esto nunca va a ninguna parte y avanzó a la parte siguiente del equipo, tomándose tiempo para atar su cabello para mantenerlo fuera de su cara y la nuca. Comprobó la cantidad de pesos en la barra antes de acomodarse abajo en el banco, quitó la barra de su apoyo, y la trajo abajo a su pecho. Meneó sus dedos para asegurarse que sus manos estaban en la apropiada posición y comenzar sus agotadoras repeticiones, subiendo la barra a la máxima altura antes de bajarla de nuevo sobre su pecho. Entonces estaba fuera de la pierna presionando, la máquina crujía por sus abdominales, el antebrazo se apretaba, entonces la máquina se encaminó para una buena en general sesión de ejercicios. Para el momento en que el CD estaba finalizando, Ronnie era un montón de merecido sudor y los músculos pedían un descanso. Lanzó la empapada toalla en el cesto cerca de la puerta y se dirigió de regreso a su dormitorio donde se desnudó la piel cubierta de sudor expandido por su cuerpo y entró en al baño. La ducha sobre su cabeza enviaba los pulsos de agua caliente contra su cuerpo, masajeando mientras limpiaba. Diez minutos con el secador de pelo y Ronnie estaba fresca y lista para hacerle frente a lo que sea que el día le ofreciera.

La nieve había caído durante la noche, cubriendo la ciudad con una capa ligera de blanco. La cherokee azul brillante recorría las estrechas calles de Albany, luchando con el resto del tráfico de la mañana de viernes. Encontró un espacio para estacionarse en Morris Street y cuidadosamente se dirigió a las escaleras para recuperar el correo de Rose. Lo recogió, planeando en dejar la propaganda postal para que Cecil le hiciera frente cuando un pequeño sobre atrapó su atención. Lo metió en el bolsillo interior de su cazadora y volvió al calor de su vehículo deportivo. Solo entonces lo sacó y examinó el remite. D. Bickering, RR 3 Box 4120, Cobleskill. Cobleskill, conocido más por su universidad agrícola que por algo más, era un pequeño pueblo a una hora de Albany. Fue pensado para ser sobre todo tierras de labranza, aunque había un claro número de residentes en el área. La abrumadora mayoría eran o bien granjeros o gente que estaba dispuesta a viajar cuarenta minutos o más para llegar a sus trabajos todos los días, tan lejos de una verdadera ciudad estaba el pueblo. Ronnie empujó la carta nuevamente dentro de su bolsillo y puso el jeep en marcha, determinada a llegar al hospital y entregar la carta a Rose antes de que el impulso de ir a casa y con el vapor abrir el sobre consiguieran lo mejor de ella. Desesperadamente quería saber cómo entraba el misterioso Delores Bickering en la vida de Rose y por qué la joven mujer sin dinero estaba expidiendo cheques a esta persona.

Ronnie llegó justo cuando la enfermera terminaba de comprobar los signos vitales de Rose. Como esperaba, la cara de la joven mujer mostraba el dolor que las drogas no podían completamente borrar. "Hey tu," dijo suavemente, atrayendo la atención de Rose de la enfermera a ella.

"Hola," la rubia mujer sonrió. "Parece que la nieve te atrapó."

"Solo un poco," Ronnie contestó, quitando los derretidos copos de su oscuro cabello y los hombros de su suave chaqueta café. "¿Debo regresar un poco más tarde?"

"Casi termino," la enfermera dijo sin levantar la mirada de su tarea. Se incorporó e hizo varias anotaciones en la tabla de Rose. "Ya está. Todo terminó por ahora." Se quitó los guantes de látex dejándolos en el rojo recipiente para residuos. "La doctora Barnes vendrá a visitarla dentro de poco," dijo antes de dejar a las dos mujeres solas.

La curiosidad ganó saliendo al instante que estuvieron solas. Ronnie sacó el sobre de su bolsillo y se lo dio a Rose. "Aquí está tu correo."

La sonrisa que había estado en la cara de la joven mujer desapareció en la vista de la escritura en el sobre. La abrió y leyó las palabras escritas que resaltaban en el papel mientras que Ronnie dejó su maletín en el piso y colgó su abrigo en el respaldo de la silla antes de tomar su acostumbrado asiento junto a la cama. Rose estaba silenciosa cuando acabó de leer la carta y la puso nuevamente dentro del sobre. "¿Podrías hacerme un favor y traerme mi chequera mañana?"

"¿Pasa algo? ¿Algo con lo que pueda ayudar?"

"No, es solo algo de lo que tengo que ocuparme." No pudo evitar encontrar los penetrantes azules ojos que la miraban. "Odio hacer esto, pero ¿podrías traer un sobre y una estampilla también?"

"Por supuesto, Rose," Ronnie contestó, todavía muriéndose de la curiosidad sobre el contenido de la carta. "Mira... si tienes una deuda que necesites ayuda para pagar..." Lamentó las palabras inmediatamente, pensando que ofendieran a su nueva amiga.

"No, no es eso. Es de alguien con la que viví." La cabeza de Rose nunca se levantó y su actitud totalmente cambió, retirándose dentro de si misma.

"¿Un novio?"

"Una madre adoptiva. Viví con ella cerca de dos años. Se ocupó de mi cuando nadie más pudo" Los hombros de la rubia mujer se hundieron y dejó salir un suspiro de derrota. "Ha tenido un tiempo difícil desde que el Estado le quitó a todos los niños que cuidaba. Tu no querrás oír hablar sobre esto," Dijo, dándole a su nueva amiga una salida si la quería.

"Claro que quiero hacerlo," Ronnie dijo, extendiendo su mano para envolver la pequeña mano dentro de la suya. "Esa carta pareció realmente preocuparte. ¿Te importaría compartir?" Esperó que Rose diera detalles sobre Delores pero fue sorprendida encontrar la carta empujada en su mano.

"Pienso que esto explicará todo."

Ronnie miró a Rose antes de abrir el sobre y de leer la carta.

Rose,

No he sabido nada de ti desde hace tiempo. Las cosas son de verdad duras aquí. Puedo apenas mantener un tejado sobre mi cabeza mucho menos algo más. Los idiotas de los servicios sociales no entendieron nada de lo que les dije. Sé que estás ocupada con tu vida y no tienes tiempo para una vieja señora como yo pero tienes que recordar que me ocupé de ti cuando nadie más pudo. Abrí mi hogar para ti, te di de comer y me aseguré de que fueras a la escuela. Has sido buena sobre intentar ayudarme pero realmente necesito más de lo que has estado enviando. Tú sabes que cuesta mucho alimentar a un niño más. Sin mí habrías pasado hambre. Estuve allí cuando necesitaste que alguien se ocupara de ti. Estaré esperando cualquier mis... miseria... cualquier pequeña cantidad que puedas enviarme.

Tú tía Delores

Ronnie dobló la nota y la metió en el sobre, intentando mantener su mal humor en control, que estaba rápidamente haciéndose difícil para hacerlo. Dejando el sobre abajo en la bandeja de la cama, agarró los carriles laterales de la cama tan firmemente que sus nudillos se pusieron blancos. Dio varias respiraciones intentando tranquilizarse antes de sentir los verdes ojos mirándola expectantemente. "Tú no le debes a ella, Rose," dijo a través de los apretados dientes, incapaz de levantar su cabeza para encontrar la mirada.

"Debo hacerlo," la joven mujer dijo tristemente. "Cuando estaba viviendo con ella, había cuatro de nosotros. Ella siempre dejó claro que el Estado no le daba bastante para ocuparse de nosotros."

"Mierdadetoro." Ronnie echó pestes levantándose de su asiento y acercándose a la ventana, mirando fuera en la ligera nieve cayendo. "No tengo ningún derecho de decirte qué hacer con tu dinero, Rose, pero ella solo te está usando, jugando con tu compasión. Tanto tiempo como te mantengas dándole dinero, dinero que no puedes permitirte reponer, ella solo volverá por más." Volteó la mirada en la joven mujer. "¿Ella te agradeció una vez el dinero que le has enviado hasta ahora? No, ella solo dice que tienes que enviarle más. Está culpándote de darte su dinero. Cualquier deuda que piensas que le debes, esa se pagó hace mucho tiempo. Está ahora solo chupándote hasta secarte." No queriendo perturbar a Rose más de lo que estaba, Ronnie regresó a su asiento y bajó su voz, "Ni una vez te preguntó cómo estabas viviendo, ni siquiera una palabra amable. Esa carta era nada más que 'envíame dinero'. No mereces que se aproveche de tu bondad así, Rose. Eres una persona demasiado buena para ser tratada así."

"Ella es la cosa más cercana que tengo a una familia," la mujer joven protestó, no obstante débilmente. Nunca había compartido este problema con alguien más antes y estaba sorprendida de ver la reacción de su amiga. Rose había oído por tanto tiempo sobre cómo le debía a Delores por haberse ocupado de ella que creía que era una deuda que nunca podría pagar, sin tener en cuenta sus sentimientos personales sobre esto. Tener a alguien para expresarle los sentimientos que habían estado enterrados profundamente dentro de ella era algo que no esperó.

"No necesitas una familia así. Mereces lo mejor," Ronnie dijo. Dio un resignado suspiro. "Te dije que te traería tu chequera y lo haré. También te traeré la estampilla y el sobre pero realmente quisiera que pensaras acerca de esto antes de que le envíes más dinero." Estiró su mano y tomó la mano de Rose entre las suyas. "Prométeme que lo pensarás primero, ¿Ok?"

"Ok," la mujer joven contestó, sacando una sonrisa de Ronnie. "Vamos hablar de algo más en lugar de eso, ¿Ok?"

"Seguro, dime que."

"¿Por qué no me cuentas sobre tu familia? Me encantaría oír acerca de ellos."

"No es tan interesante como es posible que pienses." Ronnie iba a intentar y sacarle la vuelta a esto pero la expectante mirada en la cara de Rose cambió su opinión. "De acuerdo, pero te advierto, que es bastante aburrida." Se movió en su asiento, deseando estar usando jeans en vez de sus pantalones de vestir. "Soy la mayor de tres. Somos Susan, Tommy y yo. Susan es completamente lo opuesto de mí. Ella dirige los seguros Cartwright. Está casada con Jack; él es abogado." Sonrió como si compartiera algún gran secreto. "Susan usa más maquillaje que Tammy Faye Baker y piensa que es una maravilla. Pero puede sumar números en su cabeza más rápido que una calculadora y trae a la división de seguros arriba del promedio de ganancias para ser una de nuestros principales creadores de ingresos. Tengo que advertirte sin embargo, no permitas que te atrape sola en una fiesta. Mi hermana es la más grande para recaudar chismes e información en el estado. Una vez que logra atraparte no te deja ir hasta que sepa todo hasta tu tipo de sangre."

"¿Qué sobre tu hermano?" Rose preguntó, mirando como la sonrisa abandonó la cara de Ronnie.

"Tommy es un alma perdida. Él tiene veinticinco años pero todavía actúa como un adolescente. Le tomó seis años y tres universidades para obtener su licenciatura porque no puede aplicarse él mismo. La familia insistió que lo pusiera a cargo de algo así que le di la División de Bienes Inmuebles." Suspiró. "Imaginé que eso estaba bien que no podría hacer algo para estropear esto. Ahora estamos pasando por el peor crecimiento desde la recesión y actúa como si no importara. Por eso tuve que regresar a la oficina ayer. Odio la irresponsabilidad."

Su conversación fue interrumpida por la llegada de la doctora Barnes. "¿Cómo está hoy, Srta. Grayson?" Preguntó.

"Igual que ayer, supongo," Rose contestó. "Oh, doctora Barnes, ella es mi amiga Ronnie. Ronnie, ella es la doctora Barnes." No vio la sonrisa formarse en la cara de Verónica por el título otorgado.

"Hola," la médica dijo. Miró la tabla de Rose por un momento e hizo una anotación. "Bien, Srta. Grayson, parece que todo está cicatrizando correctamente bien." Dejó la tabla abajo y se trasladó a la cabecera de la cama para comprobar las puntadas en la mejilla de Rose. "Los huesos están fijándose apropiadamente y no veo razón para que usted no pueda ir a casa."

"¿Casa? Pero..." Miró temerosamente a Ronnie por ayuda.

"¿Cómo puede usted enviarla a su casa? Ella no puede incluso caminar todavía," la mujer de cabello oscuro dijo, cayendo en el rol de protectora fácilmente. Parecía una cosa natural para hacer cuando venía para Rose.

"Mire Srita..."

"Cartwright, Verónica Cartwright."

"Srta. Cartwright," la doctora corrigió, sin impresionarse con el nombre de la alta mujer. "No hay nada más que podemos hacer por ella ahora mismo. Su cuerpo está reaccionando bien al tratamiento. No hay nada más que hacer, excepto esperar a que los huesos cicatricen."

"Pero no puede caminar todavía," Ronnie protestó.

"Ella no podrá caminar hasta dentro de un año," la doctora contestó. "No hay muestras de infección, los escasos agentes han evitado la formación de cualquier coágulo y la hinchazón ha ido bajando a un aceptable nivel. A este punto no hay nada más que el hospital pueda hacer, excepto proporcionarle a ella una cama. Le haré una prescripción para el dolor y debe volver el próximo viernes para retirar las puntadas de su cara. Al mismo tiempo miraré sus piernas y tobillo entonces veremos adonde vamos de allí."

La respiración de Rose estaba aumentando y parecía lista para llorar, Ronnie se inclinó rápidamente sobre la cama, bloqueando de la vista de la joven mujer de la portadora de las malas noticias. "Rose," susurró. "Déjame ocuparme de esto. Prometo que todo estará bien."

"Yo no puedo... Yo no..."

"Shh. Deja que me ocupe de esto. Confía en mi." Habló suavemente, como si calmara a un pequeño niño. "¿Confías en mi?" Recibió un tembloroso cabeceo. "Prometo que todo estará bien."

"Pero..."

"Confía en mi, Rose." Mantuvo su mirada, dejando que el intenso azul buscara y calmara al verde, intentando silenciosamente transmitirle que todo estaría bien.

Finalmente la joven mujer dejó salir una pesada respiración y asintió, poniendo su vida en las manos de la mujer que parecía tan dispuesta a ayudarla. Tan asustada como la perspectiva parecía, había un confort en saber que Ronnie estaba allí para ella.

"¿Qué necesito saber sobre el cuidado para ella?" Verónica preguntó, girando su atención a la doctora.

"Le mandaré a la enfermera para que le indique cómo bañarla adecuadamente para prevenir infecciones. Sugiero que consiga para su casa a un asistente de la salud o una enfermera privada si puede permitírselo." Ese comentario ganó un levantamiento de cejas de la mujer que había donado seis cifras al hospital el año pasado. "La cosa más importante es asegurarse que las heridas se mantengan limpias." Hizo otra anotación en la tabla. "Le mandaré una hoja de instrucciones preparadas explicándole exactamente qué necesita ser hecho cada día."

"Bien," Ronnie dijo, su mente pensaba ya qué habitación sería acomodada en un espacio para la recuperación. Era un inesperado giro en los acontecimientos, pero uno que podría manejar. Confusa observó que no era culpabilidad la que la hacía abrir su santuario a Rose, era algo más fuerte, preocupación y afecto. En alguna parte en el curso de intentar compensar su error, a Verónica Cartwright había comenzado a importarle. "Lo que sea para hacer que ella este mejor."

"Haré que la enfermera le dé todo los detalles. Firmaré los papeles de la alta antes de que comience el resto de mis rondas." Giró la mirada en su paciente. "Lo siento, Srta. Grayson, he oído que se encariñó bastante con nuestra comida." Su intento de bromear no fue recibido tan bien como esperaba, ganando solamente una débil sonrisa de la rubia. "Bien, si hubiera alguna manera que justificara mantenerla aquí, lo haría."

"Lo sé," Rose contestó. "Gracias."

"No se olvide de concertar una cita con nuestra clínica para pacientes externos para retirar esas puntadas el próximo viernes. Asegúrese que le programen la cita conmigo y no con un médico asistente. Quiero dar una mirada a esas piernas también."

"Lo haré."

"Me ocuparé de eso," Ronnie dijo firmemente, no dejando duda en la mente de la joven doctora que su paciente estaría bien cuidada.


Fue una ocupada tarde para Verónica. Su teléfono celular estaba constantemente encendido, agotando la batería bastante que la ejecutiva tuvo que recurrir a usar el teléfono de la habitación de Rose para terminar sus preparativos. Llamó a una compañía de suministros quirúrgicos para comprar una cama de hospital, una silla de ruedas, y varias otras cosas que la enfermera insistió que eran necesarias para la adecuada recuperación de Rose. Pero no importó cómo duramente intento, Ronnie no podía conseguir que entregaran la cama ese día. En la frustración les dijo que solo entregaran los otros artículos y llamó a varias mueblerías hasta que encontró una que vendía camas ajustables. Incluso eso tomó un poco de trabajo para convencerlos que enviaran un camión con ésta ese día. Entonces tuvo que llamar a María para dejarle saber lo que ocurría. Explicó al ama de llaves de su confianza que habitación iban a ocupar y qué artículos necesitaban ser movidos para hacer espacio para el mobiliario nuevo. La llamada siguiente había sido a un servicio privado de ambulancias para arreglar el traslado del hospital a su casa para Rose. Las restantes llamadas habían sido a varias agencias en un intento de conseguir una enfermera privada para contratarla a largo plazo, en una base de tiempo completo, después a María otra vez para ponerla al tanto de los últimos acontecimientos.

"¿Ronnie?" Rose llamó suavemente, atrayendo la atención de la alta mujer.

"Tengo que irme, María. Llámame al teléfono del jeep si hay algún problema." Colgó el teléfono y se sentó en el borde de la cama. "Supongo que todo está listo. Ahora solo esperaremos que la ambulancia llegue."

"No sé como agradecerte," Rose susurró, su voz quebrada por la emoción.

"Shh... no necesitas estarte preocupando de cosas así."

"Pero nadie nunca... yo, quiero decir esto es tanto..." Sus ojos emergieron con el sincero sentimiento.

"Hey, no es problema, ¿recuerdas? Prometí que cuidaría de ti." Ronnie extendió su mano y cogió una lágrima antes de que pudiera rodar por la mejilla de Rose. "Hey, nada de eso. Tabitha te extraña y esta es la manera perfecta de asegurarme que ella tenga a alguien más para conseguir su atención de modo que yo pueda conseguir hacer un poco de trabajo." Recibió la más desnuda de las sonrisas. "Además, he estado sola durante mucho tiempo. Será agradable tener compañía."