Amor accidental ix

La interacción entre las dos se hace menos distante, cada una por su lado empiezan a notar cambios en lo que sienten

AMOR ACCIDENTAL

Por B.L Miller

Traductora Guri - Revisora Gorky

"¿Estarás bien aquí por un minuto?" Ronnie preguntó. Rose estaba sentada en su silla de ruedas, apenas en el borde de los escalones que conducía al desnivel de la sala de estar.

"Seguro."

"Necesito mover el sofá para que puedas ver mejor." La primera cosa que tuvo que hacer fue mover la mesita del café de sólida caoba fuera del camino. Este tenía un cajón completo de controles remotos, cada uno claramente etiquetados con el nombre del artículo que este operaba. También contenía todas las instrucciones manuales, las esquinas que eran esquinas dobladas en uso.

Lo siguiente fue el sofá. Con una facilidad que hablaba claramente de la fuerza, Ronnie levantó el extremo derecho para levantar un poco la alfombra y utilizó sus piernas para moverla hasta que estuvo frente al armario en el centro de la pared. "Ok, todo preparado." Antes de que Rose pudiera gruñir una protesta, la mujer de cabello oscuro caminó detrás de ella, agarrando las ruedas de la silla, y levantó a ambas fuera de la alfombra. Ronnie suavemente dejó la silla de ruedas abajo en el nivel inferior. "Déjame traer las almohadas para tu cabeza y entonces te ayudaré a ponerte en el sofá. De esa manera puedes acostarte y disfrutar de la película."

"¿Pero dónde estarás sentándote?"

Ronnie solo sonrió. "Dale una buena mirada a ese sofá, Rose." La rubia mujer guió la silla de ruedas enfrente del sofá. "Parece un sofá muy bonito, pero..." Ronnie había venido del otro lado y se había sentado, alcanzando entre el cojín y un lado para agarrar la oculta palanca.

"¡Es uno de ésos reclinables!"

"Yup... mira en esto." Zigzagueó su mano entre un pliegue de la suave piel y tiró, revelando una oculta bandeja para aperitivos dentro del centro del cojín.

"¡Oh, eso es agradable!"

"¿Qué puedo decir? Soy una criatura que le gusta la comodidad." Ronnie dijo con una sonrisa. "Aquí, vamos a acomodarte. Amarás la suavidad de esto."

"¡Oooh! Es agradable, "la joven mujer dijo arrastrando la voz después de hundirse en el maravilloso sofá.

"No podría decirte cuántas veces me he quedado dormida en el," la orgullosa dueña dijo cuando se acercó al armario e hizo frente al centro. Las puertas dobles se abrieron para revelar una gran pantalla de televisión y los estantes sobre ella llenos con equipo de estéreo y en la parte superior de la hilera un VCR de seis cabezales. Deslizó las puertas dentro de sus espacios ahuecados antes de dar vuelta para hacer frente a la vista de Rose confortablemente relajada sobre su sofá. "Iré a traer la película y algo para que bebamos." Volvió pocos minutos más tarde con refrescos para ambas y una caja negra con videocasete. "Espero que 'La venganza de los Nerds' sea buena porque es una de las que tomé."

"Suena bien para mi. La he visto solamente una vez, en la televisión."

"Oh, tienes que ver esta. Cortaron algunas de las mejores escenas cuando la editaron para la TV." Ronnie alcanzó en el cajón de la mesa del café y tomó varios controles remotos antes de decidirse en tres de ellos. "Vamos a ver ahora, tengo una lista aquí en alguna parte..." Revolvió los manuales de un lado a otro hasta que encontró uno en el que escribió. "Aquí vamos."

Algunos segundos después la televisión estaban encendida, la cinta rodaba, y el vigoroso sonido llegaba de cada esquina del cuarto. Ronnie había pasado un mes ajustando los ángulos de los altavoces a la mejor combinación con la natural acústica del abovedado techo. Un satélite que nutría daba imágenes digitales perfectas en la pantalla de cincuenta pulgadas de la enorme televisión. Había comprado originalmente un proyector de televisión pero éste ahora residía en el gimnasio. Fue sustituída por la más viva imagen y la más alta calidad de un transmisor. Los créditos estaban justo empezando cuando oyeron un auto venir sobre la entrada principal. "La comida está aquí," dijeron al mismo tiempo, atrayendo mutuas risas ahogadas y sonrisas que podrían continuar a lo largo en su perezosa tarde de domingo.

El lunes llegó como lo hace siempre, forzando atenciones para estar volteando a las cosas de importancia además de las de cada uno. Este particular día también traía con el, altas temperaturas y la nieve fundiéndose. María llegó a las 7:30, media hora atrasada. El lunes era el día que paraba en el supermercado primero para recoger la leche fresca y el pan para reponer lo que sea que Ronnie hubiera agotado en el fin de semana. Normalmente no era un problema, pero un accidente cerca en la ruta 378 y 9, había atascado el tráfico durante casi una hora. Ronnie estaba ya en la ducha después de su entrenamiento de la mañana. Cuando María caminó por el vestíbulo, el ama de llaves lanzó una mirada curiosa en los muebles precipitadamente movidos en la sala, observando la arrugada manta y la almohada. "¿No se supone que no deberías estar subida allí?" Preguntó al anaranjado y blanco gato que dormía en ellas.

"¿Mrrow?" Tabitha levantó su cabeza en la voz y siguió rápidamente a María a la cocina. Ésta era la de cabello oscuro que dejaba pequeños trozos de carne todo el tiempo, el felino recordó.

"Veo que has asumido el poder mientras estuve ausente, ¿eh?" Dejó los bolsos abajo en la barra antes de dejar su monedero en el cajón reservado para ese propósito. Su mojada chaqueta entró al cuarto de lavado junto con su bufanda. "Bien, vamos a ver si podemos intentar y hacer algo rápido preparado al instante antes de que Ronnie baje aquí."

"Se ve bastante horrible allí afuera," la mujer de cabello oscuro dijo cuando entró en la cocina pocos minutos después. "Pienso que quizás podría tomarme el día libre y permanecer en casa."

"¿Tuviste un buen fin de semana? Veo claramente que dejaste bastantes platos para mí."

"Realmente he tenido un buen fin de semana," Ronnie contestó cuando cruzó el cuarto buscando una taza recién hecha de café. "Las calles están bastante horribles, ¿correcto?"

"Bien, no son las mejores pero están transitables."

"Pero podrían ponerse peor," dijo, haciendo que la declaración sonara más como una pregunta.

"Supongo que eso puede ser, Ronnie. Realmente no vi lo que el reporte del tiempo dijo esta mañana."

"Así que podría ponerse peor allí afuera." La ejecutiva parecía contenta con su r azonamiento. "Mejor trabajo desde casa hoy. No quiero correr riesgos."

"Por supuesto que no, después de todo estás a cuantos kilómetros, ocho del trabajo ¿o algo así?" María abrió el refrigerador para examinar los daños del fin de semana. "¿Tortilla de huevo?"

"Suena rico. Iré a ver a Rose mientras estás haciendo eso."

"¿Qué es lo que a ella le gustaría en el suyo?"

"Pienso que champiñones y pimientos verdes... oh, y queso, por supuesto." Ronnie recogió su taza de café y se dirigió hacía la oficina, dejando a María en sus tareas y a Tabitha siguiendo al ama de llaves en la esperanza de un convite.

Rose estaba todavía durmiendo cuando Ronnie entró en la oficina y envió un email a su secretaria y a Susan anunciando que iba a trabajar desde casa ese día. Rose dormía a pesar del sonido de la televisión que era girada y cambiada constantemente de un canal a otro. La única cosa que la trajo de su mundo de sueños fue el olor de la tortilla de huevo y molletes recién hechos cuando María les llevó el desayuno.

"Sabía que algo tenía que despertarte," Ronnie bromeó.

"¿Mmm? Oh, buenos días Ronnie," dijo, limpiando el sueño de sus ojos. "Buenos días María, ¿cómo fue su fin de semana?"

"Estuvo muy bien, Rose. ¿Cómo fue el tuyo?"

"Bueno." Olió en el aire. "Oh, eso huele maravilloso."

"La cocina de María es siempre maravillosa. Por eso la mantengo alrededor," Ronnie bromeó.

"Sabía que allí había alguna razón," el ama de llaves regresó la broma. Giró su atención de nuevo a la lastimada mujer. "¿Cómo estás sintiendo tus piernas?"

"Duelen mucho pero el calor parece ayudar."

"Bien. Solo haz lo que dice el doctor y estoy segura que estarás levantada y alrededor en un santiamén."

"Sip, mientras no intente hacer todo por si misma," Ronnie convino. "Tuvimos que hacer un viaje a ER."

"¿Ustedes lo hicieron? ¡Oh mi!" María miraba de la una a la otra. "¿Qué sucedió?"

Ronnie puso al tanto a la ama de llaves sobre el incidente mientras Rose intentaba sin éxito entre los tenedores cambiar el tema. La jefa de la casa estaba justo terminando su desayuno cuando el timbre sonó. "Esa debe ser tu enfermera," dijo a la joven mujer.

"Iré, le recogeré su chaqueta y después la traeré aquí," María dijo.

Pocos minutos después la enfermera entró en el cuarto. "Hola. Mi nombre es Karen Brown y seré su enfermera," le dijo a Rose.

"Hola, Soy Rose Grayson." Tendió su mano a la enfermera.

"Ronnie," la ejecutiva ofreció.

"Bien, supongo que la primera cosa que debería hacer es lavarla y darle una mirada a esas puntadas en su mejilla." Karen levantó la mirada en Ronnie. "¿Cuánto tiempo ha estado en casa?"

Ronnie optó por no corregir a la enfermera sobre el estado de residencia de Rose. "Le dieron de alta el viernes en la tarde."

"¿Ha hecho alguna terapia pasiva?"

"No, pero ha estado subiéndose a la silla de ruedas un poco."

"Eso no es terapia pasiva," la enfermera Brown corrigió. "Bien entonces, supongo que limpiaremos las heridas y podemos empezar." Echó un vistazo en la mejilla de Rose y las puntadas que corrían a través de ésta. "No hay muestra de infección allí. ¿Cuándo se supone que volverá para que le quiten las puntadas?"

"El viernes. Con algo de suerte estaré levantada y caminaré otra vez pronto."

Karen empujó sus lentes arriba sobre su nariz. "No levantaría mis esperanzas, Srta. Grayson. Sus piernas han atravesado un enorme trauma. Va a tomar tiempo y esfuerzo mucho antes de que usted pueda salir por si sola. No vamos a preocuparnos de caminar aún y solo nos concentraremos en lograr que se cure."

Ronnie se levantó y agarró su taza vacía. "Traeré algo más de café. ¿Quieres un poco, Rose?"

"Sí por favor, gracias." Ofreció su taza.

"¿Qué sobre usted, Srta. Brown?"

"Oh nada gracias. No bebo cafeína."

"Bien, regresó en un minuto." Se dirigió hacía la puerta pero fue parada por la melódica voz.

"¿Ronnie?"

"¿Sip?"

"¿Podrías darme algunos minutos?" Rose le dio una avergonzada sonrisa. "Tengo un par de cosas de las que necesito ocuparme." Miró señalando el cómodo asentado en la pequeña mesa.

"Oh, uh, Ok. Estaré en la sala si me necesitas."

Pero Ronnie no entró en la sala de estar. En lugar de eso, estuvo con María mientras la mujer mayor intentaba conseguir hacer las tareas diarias. "Así pues, tu la viste, ¿qué piensas sobre ella?"

"Ella no es mi enfermera. Deberías preguntarle a Rose."

"¿Pero piensas que ella está bien? Quiero decir, la agencia dijo que era enfermera certificada. ¿Tendría que haber conseguido más información sobre ella? Puedo llamar a Susan y hacer que investigue su carrera con el Consejo de Estado."

"Si lo crees, deberías hacerlo, Ronnie," María contestó, el plumero en su mano volaba sobre las antigüedades. "¿Le dijo o hizo algo que tu no apruebes?"

"Bien... no, no realmente."

"Entonces ¿cuál es el problema?"

"No hay problema. Solo preguntaba si debería o no, es todo," la ejecutiva contestó, su tono un poco enojado. Estuvo parada allí silenciosa por un minuto, la tensión se erigía dentro de ella. "Tengo mucho trabajo que hacer y mi computadora está allí adentro."

"Tienes otra arriba en tu habitación que podrías utilizar si tuvieras que hacerlo."

"Solo que los datos que necesito están en ésta," mintió, sabiendo completamente bien que ambas computadoras estaban conectadas con la red en las oficinas corporativas.

"Ronnie, si necesitas entrar allí estoy segura que Rose lo entenderá." El tono en la voz de María hizo que la alta mujer se diera cuenta justo cómo estaba sonando. "No, utilizaré la de arriba. Avísame cuándo el almuerzo esté listo." Dio vuelta y subió las escaleras.