Amor a tres

Tengo un beso en cada esquina de mi cama y dos pétalos de rosa que me llaman.

Dedicado a dos personas tan importantes que escribir sus nombres,

uno después del otro, y tener que decidir quién lleva el primer puesto y

quién va después sería hacer una elección demasiado difícil para este que aquí escribe

Tengo un beso en cada esquina

de mi cama,

y esta extraña necesidad

de llenarme de un amor en veinte roces.

Porque tú y tú y yo

no tenemos un huecodonde dormir

en esta cama enorme de la noche

ni un segundo que perder

en el reloj infinito de las pieles en llamas.

Afuera, el viento,

que cada noche recoge únicamente

los susurros más sensibles de los sauces,

tal vez encuentre ahora,

sin reglas, ni eufemismos, ni viajes hacia la ventana

flores de almendro a las que hacer hablar.

Pero tú y tú y yo

no entendemos el idioma de las hojas,

de las rosas con espinas de flor de alambre

o de las raíces enclaustradas en esta tierra amarga.

Quedémonos entonces en el sueño amalgamado

de las horas sin dormir,

repitiendo las caricias que creíamos

que ya no nos quedaban en las yemas.

Porque tengo un beso en cada esquina

de mi cama,

y dos pétalos de rosa

que me llaman,

y esta extraña necesidad

de olvidarme de a quién amo

y quién me ama.

Kalashnikov