Amor a primera vista?

Unas cuantas palabras, una sola mirada.

Al despertar mire ambos lados de la habitación, al principio no recordaba donde me encontraba, me levante pesadamente, poniendo en pie mi figura desnuda, al mirar sobre mi hombro y ver a aquella dulce mujer de cabellos negros sonreí ligeramente, si que lo recordaba, en silencio y con cuidado de no despertarla, me encamine a la ducha, donde me sumergí en aquel tibio torrente de agua que refresca mis músculos y mis recuerdos.

Ahí estaba de nuevo, en la ultima mesa de aquel garito que frecuentaba con mis amigos, solo que al parecer, esa noche no llegarían, miraba una y otra vez el reloj de mi móvil que descansa sobre la mesa, junto con la tarra de cerveza oscura que consumía lentamente, ya que cuando aquella bebida se terminara, también lo haría mi espera, al levantar de nuevo mi cerveza para dar el ultimo trago, no puede evitar clavar la vista en la chica que llega a la barra, sus cabellos negros caen hasta la mitad de su espalda, lacios y suaves, su tez clara se ve suavemente deliciosa embutida en aquella tela negra del vestido que deja libre la piel de la espalda que no se oculta bajo su cabello, las marcadas curvas de aquella mujer me sacaron de la desesperada espera, para meterme ahora en aquel dulce deseo de seducción.

En la mesa que abandonaba solo quedo el vaso vació, mis pasos se dirigieron a la joven, al parecer el pequeño taconeo de mis zapatos le hizo volverse, ya que cuando llegue a la barra junto a ella, me sonrió dulcemente, en aquel momento, en aquella sonrisa, el tiempo pareció detenerse, su rostro era finamente tallado, sus ojos del color de su cabello son de un profundo y dulce aroma a flores, en aquel momento, quede enamorada.

El taconeo me saco de mis pensamientos, no tenia nada que hacer ese día por lo cual decidí ir a un lugar nuevo a probar suerte de conocer a alguien, por lo cual, entrando directamente a la barra de aquel lugar bohemio, no me pude percatar de la mujer que se acercaba a mi hasta que el suave sonido de sus tacones llamo mi atención, al ver llegar a mi lado a aquella dama no puede evitar sonreírle, no puede evitarlo, ya que aquellos cabellos castaños rizados hacían ver mas dulces aquellos suaves y pequeños labios, resaltaban mas aquellos ojos verdes que al parecer me miraban, ella también me sonrió, yo ladee el rostro mirándole, pasando mi mirada por el cuelo descubierto de la mujer para toparme con la chamarra de cuero que lleva, bajo la cual se puede ver una blusa negra , terminando el conjunto con unos jeans azules, mi mirada la cruzo rápida y discretamente para evitar malos entendidos, su voz… su voz y su mirada al decir las primeras palabras me atrapo desde el inicio.

-Hola- fue lo primero que escuche salir de aquellos pequeños labios, mi respuesta tardo más de lo que esperaba, extrañamente me sentía nerviosa, como una adolescente ante su amor de secundaria.

-Hola, soy Cristina

Cristina, me jure que recordaría aquel nombre por siempre, me jure que nunca olvidaría ese rostro de ojos negros y cabellos del mismo color, le mire el rostro embelesada, tonta y extrañada.

  • Daniela, encantada.- Fue la respuesta de mis labios, por un momento mire al hombre que esperaba nuestra orden, por lo cual, mira primero a Cristina, para después contestar la pregunta muda que hacia el hombre.- Una tarra de cerveza oscura por favor.- volví mi vista a mi compañera, haciendo la misma pregunta muda que el camarero tenia gravada en el rostro.

  • A mi otra por favor.

Solo falto esa cerveza, esa charla que tuvimos Daniela y yo para que cayera enamorada, es extraño, nunca me había pasado algo así, en cierto momento, después de terminar la cuarta copa, cuando el alcohol ya nos desinhibía, ella se sentó mas cerca de mi y puso su mano en mi rodilla, yo le sonreí, complaciente, el recorrido eléctrico que recorrió mi cuerpo, erizó mi piel, en aquel momento deseaba tomar sus labios entre los míos, y así sucedió, nuestros labios se unieron en aquel dulce y suave contacto que un chico nunca podría imitar, pude sentir como su mano acariciaba mi muslo, mientras mis dedos titubeaban para acariciar su nuca y evitar que se aparte de mi, nuestros labios jugaban, se mordisqueaban, nuestras inocentes caricias poco a poco encendían el deseo que a ambas nos consumía.

En silencio seguí a Daniela a su auto, no sabia a donde íbamos no me importaba mucho, solo sabia que quería estar con ella, a solas, en alguna habitación, el camino fue corto y mis deseos fueron cumplidos, el motel de carretera nos abrió sus puertas, nadie vio nada, solamente entramos en el garaje cubierto de nuestra habitación, cuando vi a Daniela bajar, sonreí al ver que iba a abrir mi puerta, al verla de pie, tendiéndome la mano para salir, no puede evitar dedicarle una dulce sonrisa, tome su mano con delicadeza para salir del vehiculo, ya las dos de pie, frente a frente, nos besamos con una loca pasión, nuestros labios se mordisqueaban, se besaban, la respiración se entrecortaba entre las caricias que nuestras manos daban a nuestros cuerpos, sus manos en mis glúteos, las mías en su espalda y pechos, jugué con sus pezones por encima de la tela, le desee en mis labios y en mis manos.

Tome de la mano a Cristina, aquella diosa de cabellos negros después de aquellos besos y caricias para llevarla a la habitación, donde sin pensarlo, la tumbe en la cama, le mire de pie con cierta lasciva en mi mirar, para después avanzar sobre ella con lentitud, en vez de tomar sus labios como lo había hecho antes, mis labios besaron su cuello, sentía como su piel se erizaba con un pequeño gemido de placer, sus manos acariciaban mi espalda y se apresuraban a deshacerse de mi chaqueta, mis labios seguían jugando con su cuello, besándolo, mordiéndolo, no me importaba dejar marcas en la suave y blanca piel de la mujer, mis manos corrían ligeramente las dos tiras que mantenían el vestido negro en su sitio, para quitarlo de un solo movimiento, al verla tendida, con esos ojos mirándome suplicante, ya semi-desnuda, me arranco una sonrisa suave de los labios, su pecho desnudo dejaba aquellos pequeños pero bien formados pechos con sus pezones rosados a la vista, volviendo a su cuello, sus manos tomaron aquellos pechos, para anticipar a aquella piel para mis labios, estos bajaron con calma, lentamente marque el camino de su cuello a sus pechos con un pequeño camino de saliva, mi lengua daba pequeños círculos antes de dar suaves lametones al pequeño y sonrosado pezón, antes de tomarlo entre mis labios, mordisquearlo con suavidad, succionándolo, una mano mantenía ocupado el seno suave que se mantenía desatendido.

Podía sentir a la chica besar mis pechos, jugar con ellos, una mano furtiva avanzaba por mis glúteos, introduciéndose bajo la falda del vestido con calma, mi piel se erizaba, mi respiración se agita a cada centímetro que recorren las yemas de sus dedos, suspire de placer acompañado por un suave gemido, abrí un poco los ojos cuando sentí sus dedos introducirse en mi apartando la suave tanga a un lado, sus dedos parecían moverse dentro de mi, en un movimiento que a cada segundo me ponía mas cerca de ansiado clímax, cuando la chica encontró mi clítoris…. Por dios, en pocos segundos logro arrancarme un sensacional orgasmo

Continuara