Amor a primera vista

¡Y sí que sabia moverse! metía y sacaba mientras succionaba mis pezones. Cambiando de posición me puso a cuatro patas, apoyando los pies en el piso y mis manos en el diván, abriendo mis piernas con sus manos dejaba mi vagina totalmente expuesta frente a él que se situó detrás para penetrarme desde allí; a la vez que un dedo escurridizo hacia de las suyas en mi hoyito, dándole más juego a la situación, con embestidas cada vez más potentes podía sentir sus testículos replicando en mi

Estaba en el local en el que trabajo cuando me sobresaltó el timbre del teléfono, era el celular de mi compañera. Desde la trastienda se escuchaban los gritos de ella pidiéndome que se lo atienda Al hacerlo una voz masculina me pregunta por Pato (mi compañera); le informo que está ocupada y así de la nada me preguntó quién era la dueña de esa "dulce" voz

Le dije mi nombre, aunque me hizo reir la forma en que me lo dijo, por cortesía le pregunte la de él. Me respondió que Pablo era el suyo.

Mientras aguardaba que pato se desocupara seguimos hablando

La charla se había tornado interesante, y así de repente en medio de de la nada me sorprendió diciéndome que le gustaría conocerme personalmente, que sería una pena que todo quedara en una simple conversación telefónica Con lo cual no supe que responderle, me había dejado muda, asumo que soy bastante tímida. Ante el gran silencio que se produjo a la espera de mi respuesta, dejó la sutileza de lado y fue más directo.

  • ¿Aceptarías cenar conmigo esta noche? -

Mi compañera que ya estaba a mi lado con la oreja pegada al celu escuchó todo, y me hacia muecas desesperadas para que aceptara la invitación.

Pato me hacía reír Traté de disimular mi voz temblorosa poniéndome sería para que no se diera cuenta.

Hacía mucho que había cortado con mi ex (una relación de casi 2 años) y no me pareció mala idea; por el contrario, una cita a ciegas era lo ideal.

No tenía compromisos ni que darle explicaciones a nadie, así que acepte.

Pareció sorprendido cuando le di mi respuesta positiva. Antes de pasarle el teléfono a Pato nos pusimos de acuerdo. En ese instante entraba una clienta, por lo que me dirigí a atenderla.

Cuando nos quedamos con Pato a solas pudimos conversar sobre la "extraña situación" ella no dejaba de decir lo buen chico que es Pablo, amigo de su hermano mayor.

Faltando poco más de media hora para salir del trabajo entra un cliente al local, mi pensamiento inmediato fue "que lindo es" Al preguntarle necesitaba me dice: - creo que a vos –

Ante mi cara atónita esbozó una carcajada y me llamó por mi nombre.

No podía creer que ese chico tan lindo fuese Pablo, el mismo con el que horas antes había conocido por teléfono...

Cruzamos miradas y algunas tímidas sonrisas. Fue directo a saludar a Pato y se retiró diciendo:

  • te espero en el auto, te dejo trabajar tranquila… -

Minutos más tarde ya sobre la hora de salir me di una última pasada por el espejo del baño para retocarme el maquillaje.

Cerramos el local y nos subimos a su auto, anteriormente Pablo se habría ofrecido a dejar a Pato en su casa de pasada.

En el trayecto me pidió que fuese yo quien eligiera el sitio donde ir a cenar. Escogí uno muy tranqui, música suave y de luz muy tenue Un lugar que no es demasiado conocido porque está muy alejado de la ciudad.

  • Espero no te molesto por lo lejos… le dije - El respondió

  • En absoluto, ¡me encantó! yo no hubiese sabido elegir uno mejor -

Elegimos una mesa pegada a un gran ventanal, con vista al parque. Una ubicación privilegiada. Cenamos exquisito. Nos contamos muchas cosas sobre nuestras vidas, en verdad fue una charla súper interesante. Mientras hablábamos no dejábamos de comernos con la mirada.

En un momento pasado un buen rato de comer el postre me dice:

  • ¿Qué te parece si nos vamos a tomar un trago por ahí? –

  • Me parece buena idea – le respondí

Al subir al auto Pablo un poco alterado y mirándome a los ojos me dice:

  • desde que entré al local y te vi me dejaste loco, ya por teléfono me atrapaste con tu vocecita, ¡nena muero por besarte¡ en ese momento no hay mejor respuesta que el silencio

Me tomó la cara con sus manos, me acariciaba suavemente y rozando con la punta de sus dedos recorrió mis labios como dibujándolos bajó por mi cuello y con los dedos se escurrió bajo la blusa topándose con mis pechos, haciendo círculos con la palma abierta sobre ellos logró mi cuerpo entero estremecer

Mis pezones erectos al punto de sentir dolor, mezcla de placer y deseo causó en mí una excitación incontrolable, dejando escapar un profundo suspiro que fue sellado de inmediato por sus labios carnosos, me devoraba la boca como si quisiera calmar mis suspiros.

Uno a uno fue desprendiendo los botones de mi blusa.

Despojada de ella mis pechos quedaron descubiertos ante su mirada devorante, y sin mencionar palabra bajo la cabeza a la altura de los mismos y comenzó a jalar como cuán bebe hambriento no dejaba de chupar; jugueteando con su lengua de pezón en pezón. Y con sus manos inquietas debajo de mi falda corrió la tanga hacia un costado quedando mi ya mojada vagina a su entera disposición.

Introdujo un dedo en ella, luego fueron dos, con movimientos lentos a la vez que los empujaba hasta que se perdieron en mi inmersa y húmeda conchita… solo se escuchaba el sonido del chasquido de sus dedos impregnados de mis jugos, entrando y saliendo de mi… a la vez que su boca buscaba mis labios y con su lengua desaforada refregaba con la mía provocándome un sinfín de estallidos orgásmicos...

Dejándome llevar por el éxtasis del momento gemí como una perra en celo devorándome su mano dentro de mí

Su calentura era tan notable como la mía.

Dice: - Linda vayamos a mi casa, dejemos la copa para después.-

No pude decir que no, también lo deseaba.

Al llegar a la puerta de su casa con la llave en la mano aun sin abrir nos besamos apasionadamente, éramos como un fuego difícil de apagar.

Una vez dentro me tomó el rostro con ambas manos y me dijo: - Te deseo, quiero hacerte sentir todo lo que me provocas, e introduce su lengua en mi hambrienta boca… los latidos de mi corazón se aceleraban, quedando parados frente al diván me desnudó sin dejar de acariciar una a una todas las partes de mi excitado cuerpo

Haciendo lo mismo como copiando sus pasos comencé desabrochando los botones y quitando su camisa sin dejar de mirar sus ojos, besaba y lamia sus tetillas, su rostro se desdibujaba de placer, eso me volvió aún más caliente, me agache poniéndome en cuclillas quedando a la altura de su notable pene erecto y deteniéndome en su cinturón desprendí la hebilla del mismo, desabroche el botón de su pantalón arrastrando por sus abdominales las manos sin despegarme de su piel, baje su cremallera con mucha sutileza y en un arrebato baje por completo el pantalón y el bóxer en un mismo envión , quedando su pene firme como una roca frente a mis ojos.

Inclinó su torso hacia mí; y tomándome de los hombros enderezo mi cuerpo quedando enfrentadas nuestras caras, nuestras bocas, y sin titubear enredó su lengua con la mía haciendo de nuestras bocas una sola

Hábilmente empujó suavemente mi cuerpo para que cayera sobre el diván, dejándose caer sobre mí, y sin perder tiempo manoseaba mis tetas a la vez que su boca se hundía en mi jugosa y palpitante vagina, intercalaba lamidas y mordisquitos a mi clítoris que a cada movimiento más tenso se ponía, mientras él me hacia acabar con su boca mis gemidos lo excitaban aun mas,… mis manos yacían sobre sus nalgas ejerciendo presión para hundir su cara más dentro de mí, logrando arrancarme un intenso y placentero orgasmo que mientras se alimentaba de mi néctar conjuntamente cesaban los temblores que mi cuerpo emitían.

Ahora me tocaba darle placer a él, tomando con mis manos su pene lo llevé a mi boca recorriéndolo todo con mis labios y disfrutando de ese sabor tan rico que provoca la excitación varonil, baje hasta sus testículos, jugué con ellos lamiéndolos como si fuera una deliciosa golosina, dejé de lamerlo y le empecé a propinar una suave pero firme paja con mis manos, así durante unos pocos minutos, hasta que viéndole a la cara note su mirada suplicante que me lo vuelva a llevar a la boca, y sin perder más tiempo me la fui comiendo suavemente, su tronco era bastante generoso, pero mi boca también lo es, me lo metí todo hasta sentirla en mi campanilla provocándome algunas arcadas que me sentí ahogar

Me pidió que deje de chupárselo, a la vez que sus manos abrían los labios de mi vagina pasando unos dedos por ella sintiendo un "chasquido especial" de cuándo está sobrada en lubricación Al comprobar esto cambio sus dedos por su pija introduciéndomelo poco a poco disfrutando cada centímetro acompañando con movimientos pélvicos se fue perdiendo toda dentro de mí, mis músculos y los de mi vagina se contraían a la par de que mis gemidos acrecentaban

¡Y sí que sabia moverse! metía y sacaba mientras succionaba mis pezones. Cambiando de posición me puso a cuatro patas, apoyando los pies en el piso y mis manos en el diván, abriendo mis piernas con sus manos dejaba mi vagina totalmente expuesta frente a él que se situó detrás para penetrarme desde allí; a la vez que un dedo escurridizo hacia de las suyas en mi hoyito, dándole más juego a la situación, con embestidas cada vez más potentes podía sentir sus testículos replicando en mi

Su dedo fue devorado por mi cola con sus movimientos circulares, cada vez más penetrantes.

Mis insipientes gemidos no se hicieron esperar y como si nuestros orgasmos se hubieran puesto en total acuerdo estallamos en un maravilloso orgasmo, acabando ambos a la vez, cómo si nuestros cuerpos se conocieran de toda una vida

Como broche de una brutal noche de sexo selló mis labios con un intenso y ardiente beso (de esos que nos gustan a las mujeres después de acabar)

Fue una larga noche de sexo desenfrenado.

Al día siguiente fuimos a beber ese trago que antes me había invitado