Amor a mares

Una historia de amor de madre e hijo.

Amor a mares

Marcela se sentía agotada, rota, desmoralizada. Como maestra de Moral Católica en la principal escuela de señoritas le dolía  lo que acababa de saber. Tres…….. Tres de sus alumnas estaban embarazadas a esa edad y lo peor es que dos de ellas ni siquiera sabían quien era el padre. ¿En que había fallado? ¿Por qué no las había podido convencer de comportarse dentro del decoro y la rectitud que debían?

A sus treinta y ocho años había llevado una vida recta, sin ningún motivo de queja al grado que las monjas la habían elegido para dar la clase. Es cierto, era divorciada desde hacia diez años, pero había sido exactamente por no prestarse a las “cosas raras” que su marido le pedía. Hasta había conseguido la nulidad por la iglesia, lo que le había dado más fama de mujer virtuosa. Como maestra universitaria y nivel preparatorio siempre había pugnado por imbuirles una alta moral a sus alumnas.

Recordaba las palabras que tanto les repetía.

respetecen a si mismas, no permitan cosas aberrantes de sus parejas, no sexo anal ni oral, pues no están permitidos por nuestra santa iglesia”

Al llegar a su casa encontró a su hijo Hernán en la computadora como todos los días y una nueva nube de preocupación le cubrió la mente. Siempre había sido una madre posesiva pero cariñosa, ella mandaba en su hijo y le obligaba a cumplir reglas de comportamiento y urbanidad estrictas. A sus diez y nueve años su hijo no era apegado a la iglesia y lo había visto con varias jovencitas muy próximo a ellas. Entre ellas dos de las embarazadas. Había heredado de ella su amor por la literatura y ahora comenzaba la carrera de filosofía y letras. Era un joven sensible y estudioso, un poco retraído. Con 1.85 de estatura y 77 Kg. de peso era un deportista consumado pues todas las tardes se jugaba la “cascarita” con los amigos y sábado y domingo jugaba en sus ligas de fútbol y básquetbol.

-¿conoces a Brenda y Gabriela?

-¿Tus alumnas?

-Aja.

-Si, las conozco un poco, pero no son mis amigas.

-pues me da gusto, porque salieron con su domingo siete.

-¿Qué hicieron?

-Embarazarse sin saber de quien.

-bueno, actualmente las cosas no son como en tu época, ahora ya no es tan terrible.

-Pero sigue siendo una falta a la moral.

Hernán no quería alegar con su madre, por lo que cambio el tema y hablaron de cosas intranscendentes.

Esa noche antes de acostarse Marcela se observó al espejo sintiéndose orgullosa de tener una figura tan juvenil a pesar de sus años. A veces le ganaba le excitación y se tocaba tratando de acariciarse, pero por lo general quedaba con un sentimiento de culpa que la hacia irse a confesar al día siguiente, hasta que el reverendo don Manuel a pesar de sus años, le dijo un día.

-mira hija, eso es normal en todo ser humano y no atentas contra la ley de dios.

Después de esto Marcela lo hacia sin tanta congoja y así calmaba sus nervios. Marcela no sabia que le pasaba pues sentía que cada vez más la inundaba una ola de furor sexual. Cada día tenía más necesidad de acariciarse y poco a poco cayó en la pornografía. Ahí vio cosas que jamás supuso que sucedieran. Penetraciones anales, grandes pollas, grandes mamadas, lesbianismo, tríos, etc.

Las cosas se complicaron un día en que se le ocurrió entrar al cuarto de su hijo y sin darse cuenta se puso a revisar sus trabajos de la escuela. Entre ellos muy escondido encontró un poema que le generó desasosiego.

Madre (*)

Siento tu cuerpo dulce y armonioso.

Cuando calienta el sol y cae la tarde.

Tu pelo suelto, esplendoroso.

Y mi piel con tu piel, siento que arde.

El deseo me enloquece, es doloroso.

¿Será porque te amo…….madre?

(*) Poema cortesía del autor.

No supo que pensar de lo que leía. Su primera reacción fue hablar con su hijo de inmediato pero luego lo pensó mejor y espero a ver como se comportaba. El siempre había sido cariñoso y tierno con ella y nunca sospechó que tuviera esos deseos. Se horrorizo al pensar que tal vez se equivocaba y no era más que un poema sin sentido. Cuando Hernán regreso de la calle lo observó por un buen rato, no encontrado nada extraño en sus miradas o sus actos. Cenaron platicando temas intranscendentes y se fueron a acostar después de ver un rato la televisión. Al estar sola y desnudarse se observo al espejo como todas las noches y entonces sintió un poco de decepción. En el fondo le habría gustado que su hijo la deseara, que pensara en ella como mujer.

-¡Dios mío, estoy loca! Como puedo pensar eso, como puedo desearlo si es incesto.

Los siguientes días no dejo de observar a su hijo sin encontrar nada raro en el hasta que quedo convencida que solo era un poema sin sentido. La verdad no sabía si le gustaba o le disgustaba.

-estoy loca, como se va fijar en mi, si soy una vieja para el y además soy su madre.

Así pasaron tres semanas y ya casi estaba superado el incidente cuando por necesidad tuvo que usar la computadora de su hijo pues la suya estaba con el técnico. Abrió la misma y busco los datos que necesitaba cuando sin querer apretó “favoritos” y le dio una serie de páginas entre ellas muchas de pornografía, abrió la primera que se le ocurrió y vio que era de la temática de incestos, paso a la siguiente e igual y así sucesivamente hasta que reviso todas descubriendo que su hijo solo veía paginas del tema. Anoto varias direcciones y cerró la computadora. Al otro día, cuando el técnico trajo su equipo reparado, lo primero que hizo fue ponerse a ver las páginas, terminando con una calentura tremenda que tuvo que bajarse a base de caricias en la entre pierna.

-“Dios mío, he llevado esto demasiado lejos. He invadido su intimidad cuanto que el jamás me ha insinuado nada. Estas paginas son fantasías que todo el mundo tiene y mi hijo es un joven moderno con opiniones diferentes a las mías respecto al sexo”

Marcela estaba totalmente confusa, no sabia si reclamarle a su hijo o seducirlo. Por lo pronto buscó entre los amigos de su hijo alguno que le gustara, pero no encontró a nadie. Le gustaba el y solo el.

De pronto entro en depresión. Se sentía sucia, degenerada, absurda, no concebía como había llegado a aquel estado que la invadía cada vez más. La lujuria la orillaba a estar constantemente acariciándose sola deseando a su hijo. Fue tal su estado que Hernán lo notó.

-¿Te pasa algo mamá?

-No…….bueno……..es que me hago vieja y me siento sola.

-pues lo estas porque quieres, eres la mujer mas hermosa que conozco y cualquiera seria dichoso siendo tu esposo.

No supo si le gustaba o le dolía el comentario.

-No he querido tener a nadie pues tú me bastas para ser feliz.

(Glub…..ya lo había dicho y ni modo)

Hernán se acerco a ella y le paso el brazo por los hombros, sintió una descarga eléctrica que la inundo el cuerpo cuando el la beso en la mejilla.

-A mi no me molestaría que te volvieras a casar, aun tienes mucho para dar y mereces ser feliz.

-¿Tienes amante?

-¿Qué?

  • si, eso que ahora llaman novia, con la que se acuestan todas las veces que quieren y cuando uno de los dos se cansan se dejan y en paz, lo que en mis tiempo se llamaba tener amante o tu puta.

-mamá, las cosas son diferentes a tus tiempos. Ahora la virginidad y esas cosas ya no importan tanto.

-¿Y has tenido relaciones sexuales?

  • No creo que sea tema para madre e hijo, pero si, las he tenido desde hace dos años.

De pronto Marcela se levantó dejando confuso a su hijo, fue a la recamara de el y unos instantes después regreso con el poema en la mano.

-¿me puedes explicar esto?

Hernán, al ver de qué se trataba, se puso colorado y empezó a balbucear.

-Es………un poema………..que……..que...me…me……..me encargo un amigo.

  • ¿Y que clase de amigo te encarga un poema erótico respecto a su madre?

  • es Pedro……..Miguel……..Manu…….Missael, uno que tu no conoces.

  • ¿y cuando lo traes a la casa?, quiero conocerlo.

  • Este……..no creo que venga……..vive muy lejos de aquí.

  • Dime la verdad Hernán, ¿tú hiciste ese poema pensando en mí?

Hernán solo bajo la mirada y se quedo callado, como cuando era niño y ella lo regañaba. Entonces en el pecho de Marcela broto un sentimiento enorme. El de madre y el de amante deseada, todas la ternura que sentía por el ser que mas quería en la vida y todo el deseo de mujer brotaron de sus entrañas. Sintió a la vez un inmenso dolor y un inmenso placer.

-Hijo, desde que vi ese poema no he podido dormir, no vivo, me falta el aire, no como.

-Perdóname madre, no sabía lo que hacia cuando lo hice.

-¿realmente me deseas, quieres hacerme el amor?

Hernán se quedo callado unos momentos para luego decir.

-Eres una mujer muy hermosa, para mí la más hermosa de todas. Era inevitable que me gustaras como me gustas.

Y entonces sucedió. Marcela se acerco a su hijo y lo beso en la boca. Primero suavemente y después se convirtió en algo salvaje, obsceno, sucio y delicioso. Hernán correspondió a la caricia tomándola de la cintura y acercando su cuerpo al de su madre para que sintiera su hombría que reaccionaba con dureza implacable, viril y llena de deseos. Marcela se abandono y su feminidad broto por sus poros pidiendo sexo, amor y pasión. Hernán llevo sus manos a los pechos de su madre y los toco superficialmente y después introdujo sus manos entre la blusa y su carne trémula. Disfruto del olor de su sudor mezclado con su perfume En ese momento Marcela supo que ya no había vuelta atrás. Que seria la amante de su hijo.

  • ……..te amo madre…….te amo y te deseo……… quiero que seas mía y ser tuyo……..

  • vamos…….vamos a la recamara.

Los dos se fueron abrazados. Casi se caen por ir besándose y acariciándose entre si. Al llegar ante la cama Hernán apretó su cuerpo por detrás de su madre y ella sintió en las nalgas la dureza del pene de su hijo. El le levantó la blusa y le libero le brasier dejando saltar las tetas blancas como el marfil con sus pequeños pezones rojos. Ella hizo un gesto pudoroso pero el le tomo las manos y las separó, acariciándole las tetas. La beso en el cuello y al sentir su sabor y su aroma sintió un inmenso placer. Con una mano le bajo la falda, la pantaleta hasta media pierna y se abrió la bragueta liberando su pene, que estallaba de dureza. Lo coloco entre las nalgas de su madre que sintió un escalofrió que le recorrió el cuerpo. Siguió besándole el cuello, hasta que ella no soportó la caricia y se volteo de frente a el. Entonces se besaron por varios minutos. Besos tiernos, lujuriosos, apasionados. Terminaron de desvestirse y el la recostó sobre la cama y se coloco entre sus piernas. Ella esperaba la penetración pero para su sorpresa su hijo se hinco ante ella y llevo su boca a su vagina. Se puso tensa en un principio pero no quiso romper la magia del momento y aflojo el cuerpo dejando hacer a su hijo, después de medio minuto empezó a disfrutar la mamada que Hernán le regalaba y más cuando su hijo demostró ser un experto metiéndole la lengua cinco o seis centímetros dentro de la vagina. De pronto no pudo evitarlo.

-¡Uggg……. ahhhh!........ Me vengo mi vida…….me vengo…..toda………..me vacío.

Hernán no rompió el contacto y continúo mamándola hasta que sintió que el orgasmo de su madre había terminado. Nunca se había bebido los jugos de una mujer, pero ahora no le desagradó hacerlo. Al detenerse vio como su madre tenia un gesto de felicidad infinito y lo miraba con un inmenso amor. La beso en la boca y ella saboreo sus propios jugos en los labios de su hijo.

-te amo mi vida…..eres maravilloso……quiero hacerte feliz de la manera que tu desees, soy tuya.

Ella misma se sorprendió diciendo eso, pero es que había disfrutado más en diez minutos con su hijo que en todos los años de casada. Ante ella se habría una nueva manera de amar, de ser feliz. Hernán la dejo reponerse unos segundos y después se incorporo ante sus piernas y apunto su poderosa verga a la raja de su madre. Esta fue la primera vez que ella la vio en plenitud y se sorprendió de su tamaño. La única que conocía era la de su esposo y le pareció bastante pequeña comparada con la de su hijo. Entre la mata de pelos Hernán colocó la cabeza de su pene y le repasó la raja por unos segundos. En un momento dado los dos se miraron a los ojos y en sus rostros solo había amor. Amor grande y puro que ahora estaban a punto de consumar de la manera como un hombre y una mujer se aman. Hernán deslizo su verga centímetro a centímetro dentro de la vagina de su madre y ella disfruto cada instante, cada milímetro, cada empuje de su hijo. El placer que en su juventud soñó que le traería su vida de casada por primera vez lo sentía. Se continuaron viendo a los ojos como dos enamorados  y aceleraron sus movimientos hasta llegar al clímax. De pronto balbucearon.

-¡Dios mío madre! Eres maravillosa……….nunca había gozado así……. Te amo madre…..te amo…….me vengo dentro de ti……….¡ugggg!.......cuanto gozo.

-¡Si mi amor!……..dame tu vida……..dame tu amor……lléname de ti…….. ¡UFFFF!.... que placer Dios mío.

Los dos quedaron agotados y abrazados uno al otro en un sopor delicioso y completamente feliz. Hernán sin darse cuenta se quedo dormido a un lado de su madre y ella se incorporo levemente y coloco su cabeza sobre sus senos mirándolo a la cara mientras dormía. De pronto pasaron por su mente los años infantiles de su hijo, cuando en esa posición se refugiaba en ella cuando algo lo asustaba. Pensó con tanta ternura que ese niño que ella consolaba ahora era su hombre, su amante, su dios. Al final también se durmió llena de amor y felicidad.

Al otro día se levanto un poco tarde, se baño y fue a preparar el desayuno preferido de su hijo. Lo despertó para que se bañase y desayunaron juntos sin decir casi nada de lo ocurrido. No necesitaban palabras. Se fueron los dos, ella a sus clases en la universidad como maestra y el a las suyas. Al llegar sus compañeras notaron su felicidad y bromearon con ella.

-Hijéele Marche se me hace que ya traes novio, andas como cascabel.

Ella solo sonreía y no dijo nada que pudiera hacerlas sospechar. Al salir del trabajo se fue a su casa a cocinar el plato preferido de su hijo y esperarlo que llegara de la universidad. Al llegar el se besaron tiernamente y comieron pasando el después a hacer sus trabajos de investigación y ella le dijo.

-Ahora vuelvo mi amor voy a comprar algunas cosas.

O.K. mami, no tardes mucho.

Marcela se fue a una tienda de ropa de mujeres lo más lejos posible de su casa donde no la conocían y se compro lencería. Medias, ligeros, corsés, negligés, etc. Tardo mas de dos horas en regresar y cuando llego se metió a su recamara y se coloco un juego de lencería debajo de su ropa tan seria que siempre usaba. Se acercó a la recamara de su hijo y vio que estaba viendo una película en la PC.

-¿Por qué no me invitas a ver un a película porno?- le dijo

-claro mami.

Hernán saco una película de su cajón y se fueron los dos a la sala a verla. Era la clásica de Taboo con key Parker y se pusieron a verla tranquilamente. Hernán le pasó el brazo por encima de los hombros y le acariciaba las tetas, lo que le gustaba mucho a Marcela. De pronto llegó la escena cumbre donde la madre se para a media noche y pasa por la recamara del hijo y lo ve desnudo poniéndose a mamarle la verga. Marcela ya no soportó más y le abrió la bragueta a su hijo liberando la verga que saltó poderosa buscando pelea. Se hinco entre las piernas de su hijo y le acaricio el pene, le agarró los huevos, la olio, la vio y de pronto se la metió en la boca. Para Hernán  fue maravilloso ver a su madre mamarle la verga. Sintió la calidez de su boca, la lubricación de su saliva, la ternura de su aliento. Para ella todo eran sensaciones nuevas llenas de erotismo y pasión. Lo que nunca pensó hacer, ahora lo disfrutaba enormemente. El solamente se dejaba ir disfrutando el momento. Así estuvieron durante unos minutos y cuando ella sintió que su hijo estaba a punto de venirse suspendió la mamada diciéndole.

-¿vamos a la recamara?

Se fueron abrazados y besándose y al llegar Hernán la abrazo por detrás como la noche anterior, la beso en la nuca y le levanto la falda. Su sorpresa fue enorme al ver la lencería que Marcela traía puesta.

-¡Que hermosas nalgas tienes mamita! Se ven divinas con esas medias y ese ligero.

-¿te gustan mi amor?

-ufffff…….me enloquecen.

-¿me la quieres meter por el culo?

Hernán nunca había sodomizado a nadie y que ahora su madre se lo propusiera, sabiendo el las ideas de ella, le pareció muy excitante. Sabía que seria la primera vez de los dos.

-eso seria maravilloso.

Marcela solo se echó sobre la cama dejando al aire sus blancos y hermosos globos. Hernán se deleitó viendo la blancura de los mismos y cuando los separo al ver el ano estuvo a punto de venirse. Llevó su boca al ano de su madre y lo acaricio con la lengua provocando un gran placer a Marcela.

-Uffff………Uggggg…….esto es delicioso………me gusta mucho……….no te quites……..mas, mas.

Hernán continúo acariciándole el culo hasta que sintió que relajaba el ano. Los dos estaban a medio vestir, pero no se fijaban en nada. La pasión los desbordaba. De pronto Hernán se incorporo y apuntó la verga al culo de Marcela, empezando a empujar poco a poco. Pensaron que batallarían pero ella estaba tan relajada y tan dispuesta que el poco dolor que sintió de inmediato se convirtió en placer. Placer por sentir a su hijo dentro de ella, placer de saber que ese pedazo de carne que le quemaba las entrañas era del niño que ella crió con tanto amor, placer de sentirse amada y deseada por su propio hijo. Para los dos fue el momento culminante de su amor, la entrega total de los dos, la gloria en vida.

Poco a poco Hernán inicio el mete y saca  que los fue llevando al paroxismo, a la locura, al amor. Hernán sentía como el culo de su madre apretaba deliciosamente su verga y ella sentía como la verga de su hijo tenia pulsaciones que se reflejaban en su ano y de ahí a todo su ser. Así continuaron por unos minutos, hasta que ella estallo primero en un orgasmo profundo que la hizo contraer el culo, lo que provoco que Hernán vaciara todo el semen dentro de ella. Fue un momento mágico, lleno de pasión, deseo, placer y amor. Quedaron desmadejados y abrazados por un buen tiempo, después se levantaron y se pusieron a hacer planes para el futuro. Como llevarían su vida, su relación, su amor.

Cuatro semanas después Marcela fue despedida del instituto para señoritas de la clase de moral católica. Todo a raíz de lo que la monja superiora escucho que les decía a sus alumnas.

Cuando tengan una pareja complázcanla con todo su cuerpo, con todo su amor, hagan lo que el les pida en el sexo y disfrútenlo ustedes también. Eso los hará felices a los dos.

Paco Suárez.