Amor a la perestroika
Una ves que estuvieron en su recamara, Sergei no paro de besarla en sus labios rozas, Sasha tenía los labios más carnosos que Sergei Ivanovich haya besado jamás, empezó a tocarle su suave cola que con el vestido la mostraban como una llanura lisa, redondeada y bien formada, siendo que cualquiera miraría su culo y lo apretaría con sus propias manos, siempre y cuando se preste la magnifica ocasión de hacerlo.
Amor a la Perestroika.
Una mañana soleada de la impresionante Moscú, no se ve todos los días, quiero decir que para que el lector tenga una dimensión del inhóspito paisaje de algunas zonas del mundo, que están realmente desconectadas de toda agradable vía o camino de bien que todo hombre desea, el autor debe pensar en lugares extraños, que invitan a personajes hostiles y llenos de demagogia. En fin, de una aproximación agradable a los ojos, a los instintos más bajos que todo ser humano puede provocar, y que no pueden dejar de ser nombrados y renombrados (aunque una disposición moral determine su ocultamiento), es que nos encontramos con un país de una gran decadencia moral, pero con ganas incalculables de recuperar la grandeza perdida y de recordar los años de esplendor vividos por un pueblo acostumbrado al sufrimiento y a la nostalgia. Es ahí que nos adentramos a un pueblo que como todos, tiene lo mejor y lo peor de si mismo, en este sentido me refiero a la tan famosa "mafia rusa", la cual viéndose beneficiada después de la caída del comunismo en muchos negocios sucios y muchos otros que tienen plena vigencia legal, crearon algo así como su pequeña secta, con sus cabecillas, quienes poseen privilegios de todo tipo y "abusan" de sus influencias y poder, diferenciándose de los comunes camaradas.
Y he aquí que Sergei, hijo de una familia acomodada de Moscú, conoce a Sasha, una hermosa mujer rubia de baja estatura y resalto que es baja porque es muy bien formada a pesar de que no es alta como otras camaradas de su edad. Ella cuenta con solo 17 años, con un hermoso cuerpo blanco, ojos color verde y una sonrisa típica de las chicas de su edad. Sergei, con veinticinco años de edad, había quedado pasmado desde la primera ves que la vio, no pudiendo creer con que maravilla se fue a topar y justo cuando su padre lo arengaba con la suerte que se le da a los campeones, de que iba a tener suerte en encontrar a una chica ideal para él. Las discotecas de Moscú y su estrafalaria moda de recordar el color verde oliva de tiempos pasados, en desenfrenadas fiestas de alcohol y lujuria hasta el amanecer, fueron su camino de ida a un mundo en el que suele salir caro mezclarse con los que no eran de su clase social o tipo. El desastre no tardaría en venir, pero su amor por las mujeres no podía hacerse esperar, es por eso que tomó la desición imperiosa de ver a su amada, citada con una nota que lanzó por debajo de su puerta, es que su padre no vería con buenos ojos que una extraña de pocos recursos entre a su lujosa casa, en uno de los barrios más nuevos y exclusivos de Moscú. La invitación a este ángel blanco de las estepas, fue acompañada con un "nos vamos a divertir mucho mi amor". No dudando ni siquiera un minuto, ella cruzó la calle que luego, siguiendo por la misma, la llevaría muy cerca de allí. El lugar del encuentro es un bar situado en una esquina que suele pasar inadvertida por la policía, (no será que por ahí mismo opera cierta mafia) todo podía pasar por ese lugar; drogas, armas, prostitutas, etc., La ciudad perfecta para la mafia por aquellos días.
En fin, nuestro amigo se encuentra con Sasha, esta vestía de una forma muy sensual, pollera corta ajustada que marcaba su cola de forma grotesca, ensalzando una figura sensacional para los ojos de todo hombre. No la hacía vulgar dado que ella poseía una forma particular de diplomacia, de gran educación y cordura. Es que la naturaleza le había dado ciertos atributos, los cuales no dejaban de hacerse notar a la distancia y vuelvo a mencionar esos hermosos ojos primaverales.
Sergei no dejaba de mirar sus pechos escotados por una prenda blanca, Sasha no dejaba de sonreír como una niña completamente feliz y seguramente que lo iba a ser aún más después de esos tragos de bebida fresca, era al lado de este muchacho que ella podía experimentar la vida como nunca lo había hecho antes. Miraba para abajo hacia su escote, que mostraban unas tetas realmente voluptuosas, de pronto echó a reír en la mesa porque ella veía que la mirada perdida de su "amado" se clavaban en el retoño de sus sueños, no era para menos, ya que Sasha no paraba de sonreír con su cándida sonrisa, como si esta fuera una puta profesional, estando ya acostumbrada a ciertas miradas fuertes. Pero justamente no ejerció el oficio más antiguo del mundo hasta que se vio obligada a hacerlo, llevaba solamente un año de ganar dinero fresco y llevarlo a su humilde casa muy cerca del exclusivo barrio nuevo.
Deseando todo su cuerpo, Sergei la invita a su casa, aunque esto le costara un encontronazo con su padre, que no reprobaba lo que hacía pero todo eso siempre dependía de que tipo de mujer llegase a la residencia de los Ivanovich. Sin muchas más demoras la gran noche de Sergei llegó, entraron por la puerta de adelante porque su padre no había llegado todavía y seguramente tardaría en llegar, de su madre nunca supo nada porque todo eso se lo escondieron, habiéndose criado con institutrices toda la vida hasta que cumplió los veinte años de edad.
Una ves que estuvieron en su recamara, Sergei no paro de besarla en sus labios rozas, Sasha tenía los labios más carnosos que Sergei Ivanovich haya besado jamás, empezó a tocarle su suave cola que con el vestido la mostraban como una llanura lisa, redondeada y bien formada, siendo que cualquiera miraría su culo y lo apretaría con sus propias manos, siempre y cuando se preste la magnifica ocasión de hacerlo. Sasha no paraba de besarlo por todos lados, inclusive iba mucho a la nuca y al cuello de Sergei, gimiendo ambos despacio, una ves en clímax y con una tremenda excitación, se habían olvidado del frío de la hostil Rusia y de esta forma empezaron a empuñar las armas de su propia revolución, la de liberar sus cuerpos de sus suspicacias y los miedos. Enfrentaron todo un desenfreno de agradables caricias, a los más abiertos manoseos que se prestaron despacio, después todo se hizo más salvaje. Ambos compañeros de alcoba se hicieron de sus propios genitales, luego uno tomo el de la otra y la otra tomo el pene de este, (por el pantalón primero), luego Sasha acomodó su apretado "17", que apuntaba hacia el norte en dirección a la puerta, mientras el camarada ruso tocaba su vagina, sentía como la lengua de esta preciosura lamía su glande, los pechos iban al vaivén de la música que Sergei quería escuchar. La pequeña boca de Sasha apretaba el pene hasta que ella se lo llevaba hasta la garganta, se lo sacaba y lo miraba fijo a los ojos, esos zafiros pedían ser profanados con la leche inmunda, fueron varios minutos de extremo placer y agonía, el agasajado moría por acabar ya y en eso Sasha tenía experiencia, se lo sacaba de la boca escupiéndolo un poco para después pajearlo hasta que en pocos segundos más todo el esperma blanco cayó sobre su carita, sonriendo con integro placer por tan espectacular corrida, uno de sus ojos verdes había sido tocado por algunas gotas del blanco esperma de Sergei.
Cuando la chica se relamía su boca y se limpiaba toda su cara, su compañero observo como su culo, muy apetecible por cierto, dejaba ver uno de los agujeros que este quería explorar, no tardó en llegar una sonrisa de Sasha cuando se dio vuelta para mirarlo, y con una mirada cómplice y seduciéndolo con su aire de gatúbela a la Perestroika, (insisto siempre mostrando esa tramposa sonrisa de zorra) Esta toma su pene una ves más y lo lleva hacia su misteriosa boquita de niña. Sashita lo quería volver a poner en clima y le propuso que apretara su cara contra el pene en cuestión, que ella haría todo el trabajo luego, como si Sergei le fornicará su cara, él la asistió (muy caliente) y puso esas venas a trabajar. Logrando así la erección una ves más y después de minutos de humectar todo ese glande y lo que sigue por debajo, Sasha hizo una pausa, agarró su tanguita (a todo esto se dio vuelta de nuevo apuntando su cola a la cara de Sergei Ivanovich) y la enroscó por el pene de este, y así volvió a sobar esas bolas jugando con ellas hasta el cansancio. Un rato después de que su pene estaba rojo y listo, Sasha se lo introduce con una leve sonrisita por su afeitada vagina, su pelo era largo por lo que se lo embadurnaba a Sergei en toda su cara, la chica se había puesto de espalda (El protagonista estaba sentado en una silla) y comenzó a bajar y subir despacio primero, mostrando ella algunas señales de dolor, después con más rapidez hasta que empezó a agarrar ritmo, Sasha empezaba a disfrutar y gemía con todo placer, todo su culito bajaba a la vista del amigo Sergei que no paraba de desearlo cada vez con más ansias, (creo que ella lo quería hacer desear) La pija buscaba la conchita rubia cuando esta se salía del apretado y húmedo agujero, no había otra respuesta de ella a su "amado" Sergei, que no sea una sonrisa fácil, ,mientras ella cabalgaba como sentada a un poste por su base y después de veintidós minutos de ser cogida por su mojada vagina, Sasha se toca sus nalgas en pleno viaje sexual sin parar de gemir y ahora hasta de gritar el nombre de su "marioneta" un par de veces mirando la cara de su amado por detrás, y viendo como era penetrada con toda saña, metiendo luego un dedo en su boca y otro en su anito después, buscando el rostro deforme de su victima porque sabía esta, que este buscaba su ano, y finalmente cuando este estaba por acabar de vuelta, se le escaparon unas palabras muy sucias, que en un ruso entrecortado sonaban a: "al final terminastes siendo muy puta cariño".
Sergei disfrututaba de una de sus mejores noches, y lo hacia con toda una profesional, aunque a él no le importara de donde podría provenir Sasha, ya que estaba apunto de cogersela bien cogida una ves más. La rubia miró hacia el techo del dormitorio bien calefaccionado, se olvidaba de todos sus padecimientos de pequeña, de su pobreza e injustos padecimientos, ella aprovechaba toda su belleza para justamente, aprovecharse de un rico, ella con una mentalidad impura y clasista, decidía hacer su propio aporte a la causa, con la gimanacia de la horrible entrega de su vulva a un ominoso aristócrata de bolsillo, después de todo la concha de esta proletaria del sexo de alto vuelo, prometía hacer sus más codiciosas conquistas.
FIN DE LA 1º PARTE.