Amor a la Italiana... Segunda parte
Hasta ahora esto es lo poco que he podido escribir, me disculpo con mis lectoras :( he andado full atareada... pero descuiden que ya me pondré al corriente, mil gracias por leer :D
Victoria salió del departamento de Alessandra aquella tarde llena de ira, ¿cómo era posible que siguiera nombrando a aquella niña? Salió llena de ira de aquella casa, regresó a su departamento, azotó algunas puertas, arrojó algunos objetos de cristal finísimos al suelo, una que otra vajilla… finalmente se acostó a patalear en su carísimo sofá L de cuero, si llegó a llorar fue por rabia y porque su orgullo estaba destrozado… no por celos, en realidad Alessandra era el complemento perfecto para su guardarropa, buen trabajo, buena paga, buen nombre, buena ropa, buen auto, maravilloso departamento y maravilloso sitio de la ciudad… y pues, una novia igual de importante, los sentimientos estaban de más si se veían bien juntas, ahora la perdía… después de todos esos años ¿Dónde conseguiría alguien de renombre? Además se acercaba un evento de caridad súper importante, oportunidad perfecta para mostrar su nuevo Gucci… no podía llegar sola, sería el hazmerreír
-Victoria querida – en la noche luego de salir de la ducha recibió una llamada de Fabrizzio – ya que estás en el mundo de la publicidad y eso, ¿podrías ayudarme?
-¿qué quieres Fab?
-quiero darle mayor fama a mi bar, ya sabes que no es cualquier cosa, quiero hacerlo algo de prestigio
-en pocas palabras…
-quiero que tú le des prestigio
-en estos momentos tengo varios proyectos, no se si pueda Fab
-vamos, una sesión de fotos donde esté mi bar de fondo, algunas vallas publicitarias, podrías nombrarlo entre tus amistades
-mira, de verdad tengo una migraña horrible Fab, no te prometo nada
-bueno bueno, ven mañana y bebe algunos tragos gratis, hablaremos con calma ¿te parece?
-ok, no prometo nada pero al menos iré por unos tragos, espero tengas alguna novedad
-te lo aseguro, te espero bambina, chau – Victoria se acostó en su cama, miró al techo y apagó la luz, cientos de pequeñas estrellas brillaban, sonrió para sus adentros pensando en lo infantil que debía verse, tantas estrellas de ésas para niños, ésas que brillan en la oscuridad, podría parecer infantil pero justo ahí tenía su propio pedacito de cielo
Despertó a poco más de las once, al tener su propio estudio de publicidad, por ser la jefa podía darse los lujos que quisiera, escogió unos jeans oscuros ajustados, una blusa manga corta amarillo claro un una chaqueta cuyo color era igual al jean, optó por unas ballerinas del mismo color de su blusa, su cabello semi atado y con varios bucles que sobresalían, subió a su BMW y se puso en marcha al bar de Fabrizzio, todo iba normal, en su reproductor se escuchaba Abrázame, una luz roja llamó su atención en el tablero, no quedaba mucha gasolina así que se detuvo, esperó unos minutos a que llegara el encargado de aquella gasolinera un tanto desértica, se veía vieja y descuidada, pero era lo más cercano que tenía, sería innecesaria una grúa, bajó y caminó por los alrededores
-increíble, ¿es que nadie atiende aquí? Tendré que hacerlo yo misma – tomó el dispensador y se dedicó a buscar en su auto el pequeño compartimiento por el cual entraría, estaba bastante perdida, volvió a colocar aquella cosa maloliente en su lugar y se sentó en su auto desanimada aún con la puerta abierta, tenía muy poca gasolina, si la usaba para tratar de llegar a alguna otra era probable que se quedara a mitad de camino, además su teléfono no tenía cobertura… vaya día
-¿puedo ayudarte? – escuchó una vocecita a su lado
-por fin – se levantó, vio a una chica delgada y más bajita que ella, llevaba una braga de blue jean, debajo pudo ver una chemise roja y en su cabeza una gorra hacia atrás, parecía un varoncito – llevo horas aquí
-no en realidad, llegaste hace apenas unos minutos
-¿de modo que me viste llegar y no saliste a atenderme?
-estaba ocupada
-¿haciendo qué?
-es mi hora de almuerzo – dijo tomando de nuevo el dispensador y oprimiendo un botoncito a un lado de la puerta del BMW y desenroscando una tapa para luego meterlo y apretar el gatillo – estos autos nuevos tienen sus pasadizos secretos – sonrió
-bien, al menos ya podré irme de este lugar
-estaría más que complacida – susurró la chica caminando hacia la parte trasera del auto
-vaya… no debería pagarte nada
-la gasolina no es gratis aquí ¿sabes?
-pues igual… me hiciste perder tiempo que pude utilizar en algo más importante
-¿aprendiendo a ser amable quizás? – Victoria la miraba enojada, aquella mocosa contestaba a cada cosa que decía, el reproductor que había estado encendido todo este tiempo comenzó a dejar escuchar Bésame, Victoria subió a su auto y la jovencita se acercó a retirar el dispensador y a cerrar el pequeño compartimiento del auto, escuchó la canción y la tarareó un poco mientras lo hacía, se acercó a la ventanilla, Victoria había sacado un billete de cien dólares, la chica lo miró y luego la miró a ella – te daré tu primera lección de amabilidad hoy, tu gasolina corre por cuenta de la casa, por los quince minutos que tuviste que esperar
-no necesito limosnas niña, tengo todo lo que quiero es más, por eso te daré un billete grande, si alguien necesita de la caridad ésa eres tú
-no me digas
-tómalos
-no gracias, ya te dije que es por cuenta de la casa – Victoria cerró la puerta, arrojó el billete hecho una pequeña pelota de papel a la vez que aceleraba, la chica lo tomó y lo miró… ah, los caprichos de los ricos
-Vanessa hija, ¿todo bien? – preguntó un hombre que llegaba en una desgastada pick-up
-si tío, descuida
-que bien – bajó, era un poco más alto que la chica, llevaba una gorra azul con el nombre de la gasolinera, una camisa a cuadros y un jean viejo, igual de desgastado, también unas botas de obrero, de ésas de construcción, se acercó a su sobrina y dio una palmada en su espalda – gracias por cuidar la gasolinera, antes de irme olvidé colocar el cartel de cerrado, ¿lo pusiste?
-si, cuando llegué
-por cierto, ese auto de película, ¿salió de aquí?
-si, creo que su dueña no leyó el cartel
-mm – su tío la observó por un momento y sonrió – conozco esa mirada, ¿era linda?
-solo por fuera, por dentro no era más que una niñita mimada, auto de película, dueña igual – su tío rió y dio otra palmada ésta vez en su hombro
-bueno bueno, vamos adentro, tengo algo que mostrarte, es un volante para un trabajo que se te gustará
Entraron y conversaron, Victoria condujo hasta el bar de Fabrizzio, recordó lo ocurrido y dio un leve golpe con sus dedos al volante
-chiquilla malcriada… desarreglada además, ¿Quién se cree? – Fabrizzio la esperaba fuera, en cuanto se estacionó abrió su puerta y se encontró con una Victoria aún molesta - ¿Quién rayos se cree?
-puedo asegurarte que no lo se darling pero, sea quien haya sido si que supo molestarte
-solo era una… no importa, entremos y dime de una vez que es lo que quieres
Mientras Fabrizzio hablaba Victoria se dedicó a revisar su teléfono, esperaba alguna señal de Alessandra pero por el contrario no había nada salvo un recordatorio de su madre, se acercaba la subasta de caridad… y no tenía acompañante
-¿hello? Hermosa ¿me escuchas?
-ah, si si Fab, te escucho, a ver, lo que quieres es publicidad a o grande, podríamos alquilar unos de esos camiones que llevan un enorme cartel con luces, podríamos encargar un letrero a escala como el de tu bar y que conduzcan por ciertas zonas, eso atraería clientes, también podrías organizar conciertos afuera… dar uno que otro trago gratis, crear atuendos vistosos para que tus empleados los repartan y luego digan cual es el bar
-pero… ¿tragos gratis? ¿eso no generaría pérdidas?
-una pequeña parte considerando todo lo que ganarás cuando ésas personas vengan aquí, además podrías darle un cambio a este lugar
-pero si abrí hace poco…
-aún así la decoración no es lo tuyo, esto está un poco descuidado, los colores… no me agradan
-ok ok ok, yo me encargo de eso…
-señor Fabrizzo
-dios Mitchel, ¿cuántas veces debo decirte que es Fabrizzio? Fa-bri-zzio
-está bien señor Fabrizzio, acaban de llegar las jóvenes para el puesto de bartender
-que bien, diles que pasen y preparen lo que mejor les salga, ¿me ayudas Vic? Me encantaría que las juzgaras conmigo
-así que a esto te referías con unos tragos por cuenta de la casa
-básicamente – sonrió Fabrizzio – probaremos las bebidas que nos prepararán las chicas, Mitch, hazlas pasar – una a una fueron entrando, cada una se situó en una mesa correspondiente y fueron preparando sus bebidas – bien, del uno al siete, por favor presenten
-buenas tardes – comenzó diciendo la joven de la mesa uno – mi bebida es un Athletic, está hecha a base de granadina, crema de leche, jugo de fresa y hielo al gusto, dependiendo de cuantas personas lo tomen
-bien, tráelos – la chica los llevó hasta la barra donde se encontraban Victoria y Fabrizzio, ambos degustaron minuciosamente las bebidas…
-me gusta – dijo Victoria
-a mi también, si fuera a un baby shower, se supone que en un bar debe haber alcohol, ¿hello?
-aunque no negarás que está genial
-si, en eso tienes razón, siguiente
-¿qué tal? Mi trago es un Caribean Champagne, lleva vino espumante, granadina, coñac, jugo de limón y hielo
-sirve
Una vez más degustaron cada sorbo además observaban la presentación, era elegante
-este me gusta más – sonrió victoria
-si, está bastante bien, además se siente el sabor de cada uno y lo espumante del vino, muy bien, siguiente
-el mío lleva por nombre Pasión Latina, es bastante hot a decir verdad, se hace con ron blanco, jugo de melocotón, pulpa de parchita, concentrado de piña y hielo
-tráelo… - uno a uno probaron cada trago, Victoria se encontraba ya un poco animada
-muy bien – sonreía – quiero hacer un pedido especial, ¿puedo?
-claro – respondió la última chica
-primero dime tu bebida, su nombre y que lleva
-Sidecar, éste trago lleva coñac o brandy, triple sec, limón y hielo
Lo bebieron gustosamente y ambas partes acordaron que también era espectacular
-ahora mi petición… una cuba libre
-esa se hace con coke, limón, ron y hielo
-si si ya se, ahora prepáralo
Sin darse cuenta había bebido lo suficiente como para necesitar un taxi, Fabrizzio fue muy amable en pedirle uno, al día siguiente buscaría su auto, mientras iba recostada al asiento de atrás miró por la ventana aquella gasolinera, ordenó al taxista que parara y la esperara mientras bajó tambaleándose un poco, al entrar vio a un señor mayor y no a la chica de la mañana
-¿en qué puedo ayudarla señorita?
-¿usted a mi? En absolutamente nada, busco a la mocosa que trabaja aquí
-¿disculpe?
-si si, había una mocosa marimacho impertinente ésta mañana, ¿dónde está? Quiero arreglar cuentas con ella, dígale que Victoria Salvatore está aquí
-señorita tenga la bondad de retirarse, mi sobrina no se encuentra
-ah es que se trata de su sobrina, pues no la esconda, dígale que salga
-ella no trabaja aquí señorita – dijo aquel hombre en el tono más amable que encontró, tratando de disimular su enojo
Fabrizzio había mandado a llamar a la asistente de Victoria, le dijo q se había ido en un taxi pero que prefería que fuera a su departamento a llevar su auto, mientras pasaba vio un taxi y dentro de el estaba colgada la chaqueta de su jefa así que supuso que se encontraba allí, se estacionó y bajó, se sorprendió de ver a Victoria golpear el mostrador de aquel hombre
-señorita Salvatore – dijo ésta al entrar y acercarse a ella, el encargado inevitablemente perdió su vista en aquel enorme busto, claro que supo disimular – por favor regrese conmigo a su departamento, conduciré su auto hasta allá
-¿qué rayos haces aquí? ¿también vas a molestarme?
-le recuerdo que tiene su cena con el ingeniero Cunnington a las ocho y para ese entonces debe estar sobria o algo que se le parezca
-no quiero cenar con ese tipo
-como sea, por favor marchémonos – aquella rubia de aspecto serio hablaba con aquella voz un tanto seca, Victoria se dejó convencer y salió del lugar
-¿pero qué fue todo eso? – dijo en voz alta el encargado, pensó en llamar a su sobrina pero recordó que justo en ese momento debía estar preparándose para ir a su entrevista de trabajo
La asistente de Victoria pagó al taxista más de lo acordado por los problemas causados, tomó la chaqueta y ayudó a su jefa a subir al auto, Victoria se recostó al asiento y en pocos minutos se durmió
-bueno… creo que la cena podría posponerse para mañana – susurró ésta mientras conducía
A la mañana siguiente la resaca era insoportable, Victoria apenas podía recordar su nombre, según la presentación sería un trago por pasante pero acabaron bebiendo hasta de cuatro tragos con la excusa de querer saborear mejor
-¡Bella! ¿dónde estás? ¡Isabella!
-aquí estoy señorita Salvatore – entró aquella rubia despampanante a la habitación de Victoria, no se había movido de su departamento en toda la noche
-¿qué hora es?
-las doce menos quince
-mi teléfono, ¿hay algún mensaje de Alessandra? Una llamada, ¿algo?
-me temo que no señorita
-fuck her – dijo caminando a la cocina – necesito hielo, mi cabeza me está matando, espero que Fabrizzio esté igual
-el señor Giocando le dejó dicho que por favor fuera a ayudarlo hoy también, ésta vez será la prueba de la música
-¿acaso cree que no tengo vida social? – luego pensó – “aunque últimamente no tengo mucha”
-¿quiere que le cancele?
-no, dile que llegaré pronto, y Bella
-¿si?
-no vuelvas a tocar mis pechos
-no lo hice intencionalmente, usted evocaba a la señorita Di Salvo en tanto yo le colocaba su ropa de dormir – Victoria se sonrojó y corrió al baño, Bella sonrió, había estado con ella los últimos ocho años, ya conocía el carácter de Victoria, sus gustos, sus disgustos, sus sitios para comer, aquellos que odiaba, sus amigos, enemigos… en fin, la conocía bastante bien
-¿quieres recordarme el por qué me tienes que llevar?
-le recuerdo que tiene una cena esta noche, y mi deber es hacer que llegue, así que iremos, ayudaremos al señor Giocando y regresaremos a su departamento a que se cambie de ropa
-que aburrido, quería conducir – dijo recostando su cabeza a la ventana, una vez pasaron por aquella gasolinera levantó la mirada, nunca la había notado… nunca se había detenido a mirar hacia ese lado… ¿por qué ahora si?
Por otro lado… Vanessa se levantó temprano, debía practicar, se sorprendió siendo observada por su tío
-¿estás nerviosa?
-algo… es una gran oportunidad, no debo fallar – dijo concentrada, empacó sus auriculares y su pendrive donde se encontraba su mezcla para su audición, fue a ducharse y al salir buscó su mejor ropa, se decidió por una camisa manga larga de botones color azul, un pantalón de vestir negro, unos vans lisos del mismo color de la camisa, luego de abotonar las mangas se decidió por llevarlas libres, sería más cómodo, luego deshizo dos botones de su cuello, lo aplanó un poco y se colocó una gabardina negra, no era muy larga, tampoco tan corta pero era más que perfecta para la temperatura que hacía ésa noche
-toc toc – dijo su tío entrando – vaya, te ves muy guapa – dijo sonriendo y arreglando un poco mejor el cuello de aquella camisa azul
-gracias tío, la verdad es que quiero ir elegante… es un lugar lujoso
-¿y por eso llevarás tu cabello así? – rió al ver que Vanessa se lo había alisado hacia atrás y no peinado-despeinado como solía llevarlo – vamos hija, te ves bien justo como eres – dijo mientras despeinaba cuidadosamente el cabello de su sobrina – anda, arréglalo – Vanessa obedeció y con sus dedos peinó su cabello, le dio forma a sus flequillos y arregló la pollina hacia delante como solía ir – así está mejor, ahora ve, y no olvides divertirte
-lo intentaré – rió Vanessa – ya me voy – se despidió de su tío con un beso en su mejilla, se colocó su bolso y salió de casa, metió sus manos en sus bolsillos y caminó hasta una estación de trenes, esperó unos minutos hasta que pudo abordar, tres estaciones más allá la esperaba su destino
Victoria había llegado a eso de las siete y media de la noche, saludó a Fabrizzio y bebió un par de tragos, siendo vigilada por Bella no podría hacerlo con la libertad de la noche anterior, estaba aburrida, no podía negarlo, revisaba su teléfono, jugaba un poco, caminaba… si, aburrido
-darling, ven por favor, comenzaremos a evaluar a las nuevas dj
-¿por qué debo ayudarte?
-porque convencí a tu asistente de que te dejara quedarte ésta noche, anda… lo menos que puedes hacer es ayudarme con la decisión – sintiéndose obligada Victoria se sentó a la par de Fabrizzio como la noche anterior, ésta vez sería la prueba de djs… a ver que tal
-buenas noches – dijo Vanessa a la entrada del bar – vengo por una prueba
-de acuerdo, eres la número tres, espera en aquel pasillo y alístate, lleva tus mezclas contigo, allá te evaluarán, las dos primeras chicas salieron de allí hechas un mar de llanto, Vanessa solo respiró profundo, entró dispuesta a enfrentar lo que viniera… aunque no se esperaba tener que hacerlo frente a Victoria, los nervios la invadieron, no se dio cuenta de cuando terminó
Luego de que presentara su trabajo Vanessa salió del bar, caminó en círculos con sus manos entrelazadas detrás de su cuello, así solía caminar cuando estaba extremadamente nerviosa, cuando estaba preocupada, cuando se asustaba… o todas esas juntas, se agachó un momento, se volvió a levantar y sacó un cigarrillo, un Lucky Strike serviría, sin darse cuenta de un cigarrillo pasó a tres, seguía caminando en círculos, sin pensar
Victoria logró escabullirse de Fabrizzio y aún más de la mirada de Bella, se asomó por la puerta trasera del bar y vio una vez más a aquella chiquilla, se veía más pequeña, quizás solo era su imaginación o por lo nerviosa que estaba, sus ojos estaban rojos, señal de que había llorado… o quería llorar, la miraba fumar, y ése olor que desprendía, que desagradable, de pronto se vio descubierta por aquella niña
-¿qué haces aquí?
-solo me pareció que apestaba… el olor me guió hasta aquí – Vanessa creyó que se refería a ella por su actuación, se sintió aún peor, bajó la mirada, Victoria se acercó y le quitó su cigarrillo, lo arrojó al piso y lo pisó, sacó de su bolso de mano una caja de Vogue y sacó un último cigarrillo – esto si es un buen cigarrillo – lo colocó en la comisura de los labios de Vanessa, sacó un encendedor plateado y lo encendió
-gracias – dijo Vanessa luego de inhalar un poco para luego liberarlo por su nariz al cabo de unos segundos de mantener el humo en sus pulmones, de verdad tenía un sabor distinto, era suave, delicioso… aunque por fuera el cigarrillo era un tanto áspero, seco… por dentro encerraba todo un festín
-no creas que es todo para ti – le dijo Victoria – vamos a compartirlo
-de acuerdo – Vanessa le extendió el cigarrillo de vuelta y Victoria también inhaló, miraba hacia arriba
-¿por qué saliste así? Sin antes escuchar lo que te dirían…
-te vi ahí y me aterré
-¿por?
-se que no te agrado, y pues…
-creíste que haría o diría algo para que te echaran de ahí – dijo Victoria regresando el cigarrillo a Vanessa quien solo tomó el cigarrillo y bajó la mirada – no soy tan bitch… se ve que eso es importante para ti
-lo es
-creí que solo trabajabas en la gasolinera
-¿qué? No… no trabajo ahí
-¿entonces qué hacías?
-solo la cuidaba, mi tío había salido y pues, decidí cuidarla mientras estaba cerrada
-¿cerrada?
-si, creo que necesitas gafas
-shut up – dijo volviendo a tomar el cigarrillo e inhalando el último poco – así que eres dj, es interesante, y bastante sexy la verdad
-¿este bar es tuyo?
-no, solo estoy ayudando, es de mi amigo
-ya veo – se quedaron en silencio unos minutos
-fue una buena mezcla, ¿qué es?
-es techno-pop, muy suave y tentadora
-¿tienes otras?
-muchas – sonrió, ¿te gusta ése tipo de música?
-no lo se, al menos tu mezcla me gustó
-¿bailas?
-no sabría, primera vez que escucho algo como eso
-es fácil, un par de contoneos aquí y allá, cadera hacia abajo… fácil – dijo mientras demostraba lo que decía con pasos de baile, colocó sus manos extendidas acercando sus palmas hasta sus pechos con sus codos flexionados, movió un poco sus brazos a la derecha mientras extendía un poco su pierna derecha hacia el lado izquierdo, Victoria la veía y comenzó a reír
-¿qué rayos haces? – dijo todavía riendo
-vamos, así se baila
-por su puesto que no jajajaja
-¿entonces como?
-a ver – dijo acercándose a ella, la tomó de la cintura y comenzó a moverla despacio, solo un leve contoneo que subía y bajaba – luego aceleras un poco, sigue el ritmo – empezó a moverla un poco más rápido pero sin perder el toque sensual – estás un poco tiesa de acá – rió dándole una nalgadita a lo que Vanessa extrañada respondió separando un poco sus piernas – bien, ahora solo coloca tus manos aquí – dijo tomando las manos de la chica y haciendo que con ellas rodeara su cuello – ahora creo que venía el techno, ahí inicias un movimiento semi-rápido y cortado ¿de acuerdo? Derecha izquierda paso paso, sígueme – Vanessa solo la miraba y la seguía, obviamente ninguna de las dos sabía bailar la canción o por lo menos seguirle el ritmo pero era divertido
-let me make you mine… - cantó Vanessa con los ojos cerrados mientras bajaba sus manos por la espalda de Victoria, ésta la miró un tanto desconcertada, recordó la canción y miró sus labios
-let me feel your lips… - complementó recordando aquella frase, Vanessa la miró a los ojos y se detuvieron, se vieron juntas por un momento y Victoria se acercó despacio, lo suficiente para rozar sus labios a los de Vanessa
-¿qué haces? – dijo ésta casi sin aliento, observando sonrojada a Victoria quien solo respondió un “shhh” – pero…
-¿qué?
-tengo que… - Victoria la tomó de la mano, caminó con ella hasta su auto e hizo que se subiera, luego lo hizo ella y encendió su auto, Vanessa apenas y miraba hacia Victoria mientras ésta conducía, ambas mantenían la mirada al frente, nerviosas, y de pronto deseosas
-por favor pasa – dijo Victoria mientras abría la puerta de su departamento
-esto… es un palacio – dijo Vanessa mientras entraba, aún a oscuras veía que era bastante lujoso
-no es nada – respondió Victoria cerrando la puerta y colocándose detrás de Vanessa, era extraño pero de un momento a otro se le inició un fuego interno producto del roce con aquella chiquilla – ponte cómoda – dijo mientras retiraba su gabardina y miraba su camisa… vaya estorbo, rió para sus adentros
-¿estás segura? Digo… no quiero molestar – dijo Vanessa aún sin voltear, Victoria se acercó a ella y respiró en su cuello, la giró hacia si y la miró
-estoy muy segura – Victoria se acercó como antes, rozó sus labios a los de Vanessa y sin estar muy consciente de lo que hacía comenzó a besarla, rodeó su cintura y la atrajo hacia si, Vanessa correspondía al beso pero aún con sus brazos extendidos hacia abajo, miraba a Victoria besarla con los ojos cerrados, no sabía exactamente que sentir o como responder, fue muy repentino su cambio de actitud, Victoria paró por un momento y la miró sonriendo - ¿no quieres?
-no es eso – se sonrojó – es solo que… no se muy bien que sucede… de pronto actúas así conmigo y – Victoria colocó la palma de su mano sobre la boca de Vanessa y volvió a pronunciar el “shhh”
-no lo pienses demasiado – sonrió, quizás eran los tragos pero de verdad aquella niña se le apetecía, quería probarla, quería sentirla y ¡agh! Ésa maldita camisa lo impedía, por lo cual decidió abrirla de una sola vez desde el cuello arrancando sus botones, miró su torso por primera vez, su abdomen era delgado con unas leves marcas de dureza, unas leves líneas muy sexys para besar, unos pechos pequeños pero lindos cubiertos por un bra color blanco, sin duda inocente, su pantalón estaba un poco por debajo de lo normal, podía ver los huesitos de su cadera y al lado de uno de ellos sobresalía una venita, quizás por hacer ejercicio… notó la banda de unos boxers que parecían ser azules oscuros o quizás negros, qué se yo, sonrió y acarició su venita a lo que Vanessa respondió con un gemido suave y bastante tierno, Victoria terminó de retirarle su camisa y se agachó para besar aquel puntito de placer, dio un suave beso para luego pasar la punta de su lengua de abajo hasta arriba, Vanessa tembló a la par que volvía a gemir, Victoria deshizo el cinturón de la chica y deshizo el botón, bajó pacientemente la cremallera para luego deslizar el pantalón hacia abajo, besó su pelvis por sobre el boxer y hundió su nariz entre sus piernas inhalando el mejor aroma que hubiera podido, Vanessa dejó caer su cabeza hacia atrás y suspiró
-yo… Victoria…
-ésa soy yo – rió Victoria deslizando lentamente el boxer hacia abajo encontrándose con unos labios ya hinchados, los separó un poco con sus dedos para ver que había causado cierta lubricación entre ellos, miró un pequeño clítoris dispuesto y excitado, pasó su dedo índice entre los labios de aquella pequeña de ojos cafés, ésta a su vez liberó un gemido un tanto más fuerte que los anteriores, tembló un poco y caminó hacia atrás guiada por Victoria para poder recostarse a una pared, Victoria sonrió al ver la cara de Vanessa, estaba bastante sonrojada, se acercó a su clítoris y le dio un leve beso para luego comenzar a lamerlo despacio
-ah… Vic..toria… que… - hablaba entre gemidos al sentir que Victoria succionaba, lamía, presionaba… en verdad estaba volviéndola loca, Victoria acarició la cadera de Vanessa, pasó su pulgar por aquella venita mientras sorbía sus jugos y volvía a darle un tratamiento de lengua-labios a su clítoris ya bastante hinchado, rozaba su mentón a sus labios mayores y los presionaba, Vanessa gemía cada vez más fuerte, enredando sus dedos en el cabello de Victoria y apretándolos un poco llegó a su primer orgasmo, gemía aún y sentía aquellas contracciones fortísimas en su vagina, jadeaba y sentía que caería de un momento a otro debido a los temblores en sus piernas, sin mucha dificultad Victoria la guió hasta su habitación y la recostó a la cama donde terminó de quitarle su ropa, o lo que quedaba de ella, se quitó su camisa y también su pantalón para sentarse sobre Vanessa a observarla sonriente, masajeo un poco sus pechos y mirando aquellos pezones endurecerse se acercó para besarlos y halarlos un poco - ¡aah! – gimió Vanessa, acariciaba la espalda de Victoria y se topó con su bra, intentó deshacerlo pero Victoria se lo impidió
-aún no termino – sonrió, besó a Vanessa apasionadamente mientras pegaba su abdomen al suyo, masajeaba sus muslos y volvía a sus caderas, se acostó a su lado sobre su costado, con su mano libre acariciaba la cara interna de los muslos de Vanessa, su otra mano se había mantenido en un pecho mientras que con su boca chupaba el otro pezón
-i want to feel you inside… - liberó Vanessa en medio de un gemido
-¿estás segura? – preguntó Victoria, se había dado cuenta de que la chica era virgen
-si... – soltó luego de un respingo, Victoria aún jugaba en su clítoris con su dedo… - por favor…
Victoria sonrió, dio un beso suave a los labios de Vanessa, lubricó bien su dedo índice en sus jugos, acarició entre sus labios antes de penetrarla despacio, Vanessa apretó su mandíbula y cerró los ojos, se tensó un poco
-no no, relájate o te dolerá – Victoria besó el cuello de Vanessa, acarició su mejilla… - no voy a lastimarte, pero necesito que te relajes si quieres que lo haga
Vanessa asintió, decidió concentrarse en el placer y no en el pequeño dolor, el placer era y sería aún más grande… sintió cada caricia, cada beso, cada penetración, despacio y con suavidad llegó a su orgasmo número dos, Victoria sonrió y lamió su dedo, se recostó junto a Vanessa y la atrajo hacia su pecho, ésta aún con los ojos cerrados jadeaba pero se abrazó a Victoria
-¿estás bien? – preguntó ésta
-eso creo
-¿te lastimé?
-no, de verdad estoy bien – sonrió Vanessa viendo a Victoria quien se tranquilizó
-me alegro – acarició su cabello, Vanessa miraba los pechos de Victoria aún en su bra, se sentían tibios y cómodos, suaves…
-¿por qué no te quitaste tu ropa interior? – preguntó Vanessa de la nada
-no lo se, solo me provocó hacerte… y no que me hicieras
-¿por qué?
-porque quería probarte… descubrir tu sabor – sonrió como si fuera la cosa más natural
-¿qué pasará mañana?
-¿de qué hablas?
-ya sabes… con nosotras, después de esto…
-bueno, supongo que cada quien a su vida, tengo cosas que hacer
-¿eh? – Vanessa se levantó un poco y miró a Victoria – ¿así nada más? ¿Volveremos a vernos?
-no lo creo peque – sonrió y acarició el cabello peinado-despeinado de Vanessa – tengo mis asuntos
-¿entonces qué fue todo esto?
-ya te lo dije, quería probarte, me pareció interesante – dijo Victoria atrayendo a Vanessa de nuevo a su pecho, ésta miraba a la pared
-¿solo por eso? – murmuró
-si – sonrió Victoria cerrando los ojos y cediendo al sueño – solo eso… - fue lo último que pronunció antes de dormirse, Vanessa se levantó con cuidado, buscó su ropa y se vistió en medio de la oscuridad, al colocarse su camisa vio que los botones estaban rotos, se colocó su gabardina y la cerró, abrió la puerta y salió en silencio, caminó rápido por la calle, a esa hora podía ser un tanto peligroso para una jovencita (o para cualquiera) andar así como así, se detuvo en una parada de autobús y se sentó viendo hacia el suelo, varias lágrimas cayeron al concreto de la acera… ésa había sido su primera vez, lo más valioso para cualquier chica, se la había entregado a Victoria… ¿en qué pensaba? Solo era aquella misma presumida de aquel día, con la diferencia de que la usó y pretendió ser amable para meterla a su cama, cuando llegó el autobús subió rápido, pagó y se sentó, al llegar a casa pasó de largo a su habitación, se duchó por largo rato, se sentía sucia, al salir se secó, se colocó su pijama y se acostó abrazando una almohada, lloró en silencio hasta quedarse dormida…
-señorita Salvatore – dijo Bella ante la cama de su jefa – señorita Salvatore – repitió llena de paciencia - ¡Victoria! – gritó al no tener respuesta
-¡fuck! ¿por qué tienes que gritar? Me duele la cabeza
-hoy no se escapará, tiene que ir a la cena, la mantendré aquí el tiempo que sea necesario pero no volveré a posponerla
-shhh… - dijo haciendo la señal de silencio con su dedo sobre sus labios, recordó a Vanessa y la buscó en su cama, al no verla se levantó rápido y la buscó en el baño, salió a la sala pero nada, no estaba ahí…
-si busca a la jovencita pierde su tiempo, no está aquí
-¿Cuándo se fue?
-no tengo idea, cuando llegué usted estaba sola ya
-¿se fue así? – se preguntó en voz alta – sin despedirse siquiera… solo así
Camilla había vuelto a trabajar a la pastelería del señor Santore, no creyó conveniente seguir trabajando en la tienda del padre de Sophía, aunque éste no sabía nada de lo ocurrido prefirió que fuera así, Alessandra había tratado de convencerla para que volviera al restaurante pero cada oferta era rechazada, Camilla había intentado por todos los medios de comunicarse con Sophía, quería enmendar las cosas pero nada… eso era simplemente imposible, cuando la llamaba automáticamente la llamada era desviada al buzón de mensajes el cual ya estaba lleno, cuando iba a su departamento esperaba sentada horas y Sophía nada que aparecía
-¿aún no sabes nada de ella? – preguntó April, su amiga
-no, la he llamado cientos de veces y nada
-deberías decirle a su papá
-¿estás loca? Me odiaría… el me advirtió que no la lastimara, y aún así lo hice
-eres humana… y Alessandra es un hueso duro de roer, tú tranquila, ya aparecerá
-ya pasaron tres semanas – dijo indignada
-cálmate, necesita tiempo para asimilar esto, quizás solo está pensando…
Contrario a eso, Sophía había estado todo este tiempo en el departamento de Sarah, salían solo para lo necesario: comprar víveres y solo los suficientes y más sencillos de cocinar, si estaban en casa no salían de la habitación más que para las necesidades fisiológicas de todo ser humano, Sarah no podía estar más feliz, era increíble que su plan hubiera funcionado, su niña estaba con ella de nuevo
-quiero jugar a algo – sonrió mientras miraba a Sophía
-mmm, ¿qué será? – sonrió ésta
-voy a besarte ahí abajo, si gimes pierdes
-¿y qué pasará si pierdo?
-te ataré y haré todo lo que se me ocurra
-tentador, pero no – sonrió Sophía levantándose, besó a Sarah y la recostó a la pared, besó su cuello y retiró su camiseta, masajeó sus pechos…
-vamos a la cama – jadeó Sarah, Sophía la alzó sin mucha dificultad y la recostó quedando ella entre sus piernas, mientras la besaba sus dedos fueron apoderándose de la vagina de su chica, la penetró varias veces hasta que Sarah llegó a un fuerte orgasmo que la dejó viendo estrellitas, sonrió y fue dormitando un poco, lo que parecieron unos segundos en realidad fue una hora, al abrir sus ojos vio a Sophía sentada al borde de la cama, ataba las agujetas de sus zapatos -¿A dónde vas? – sonrió sentándose y cubriendo sus pechos con la sábana, Sophía no respondió y se colocó una franela color negro cuello en V - ¿Sophi?
-me voy – respondió en tono seco
-¿A dónde? – la miró confundida
-ya fue suficiente – volteó por fin – he cerrado cada ciclo contigo, todos y cada uno… ya no queda nada por decir, tampoco por hacer
-¿a… donde vas? – volvió a preguntar, ésta vez asustada por escuchar la respuesta
-a pedirle matrimonio a Camilla – se levantó
-¿qué? Pero ella… ¡esa maldita niña te engañó!
-y yo hice lo mismo, estoy a la par con ella, al fin puedo dejar de ser la víctima, ya con esto dejo mi pasado atrás donde debió estar – tomó su chaqueta y caminó a la puerta, Sarah se levantó y obstruyó el paso
-no te atrevas a salir, no te atrevas a dejarme
-por favor Sarah, déjame pasar – la miró
-no, no dejaré que vayas con ella… eres mía
Sophía sacó la llave de su departamento, sacó el llavero, la otra mitad de aquel corazón, de aquella mitad que colgaba del collar de Sarah, tomó su mano y la colocó sobre esta haciendo que cerrara su puño…
-ya no, lo siento… debo seguir adelante – un relámpago iluminó la habitación, estaba lloviendo bastante fuerte
-Sophía… por lo que más quieras, piensa en nuestro futuro
-Camilla es mi futuro, si, se que falló, pero al menos ella sigue aquí – miró a Sarah quien intentaba no romper en llanto – por favor apártate – Sarah no se hizo esperar, se movió a un lado, Sophía besó su frente a modo de despedida y salió mientras caminaba rápido para no mojarse con la lluvia, subió a su camioneta, la encendió y arrancó, Sarah se sentó en el suelo a llorar, apretaba su puño lo más fuerte que podía, estaba sumida en sus pensamientos hasta que sintió un leve dolor y sintió su mano un tanto mojada, se había hecho una pequeña cortada con la mitad del corazón, se levantó y se puso lo primero que encontró, corrió a su auto y arrancó a toda velocidad, Sophía llamó a Camilla mientras conducía, algo que se supone no debería hacer pero aún así… ya habían pasado muchos días, estaba lista para arreglar las cosas – hola Cami – dijo sonriendo
-¡Sophía! Amor perdóname, por favor… déjame explicarte, lo que pasó… no tiene importancia ¿sabes? Eso quedó atrás, no he visto y no volveré a ver a Alessandra, por favor… dame una oportunidad – Sophía sonrió mientras conducía
-niñita bobita – Camilla miró al frente dubitativa – olvida lo que pasó ¿si? Se que no lo harás de nuevo, te conozco... y tu voz me lo dice todo
-por favor perdóname
-estamos a mano, cerré mis ciclos con Sarah
-¿a qué te refieres?
-tú me entiendes, antes de que se fuera quedaron muchos cabos sueltos… necesitaba atarlos para dar mi siguiente paso contigo
-¿siguiente paso?
-si – sonrió Sophía aún más – espera, tengo otra llamada – con cuidado vio su teléfono, dejó en espera a Camilla y respondió - ¿si?
-¡no dejaré que vayas con esa mocosa!
-¿Sarah?
-eres mía ¿ok? No te dejaré ir así como así, no de nuevo… no voy a perderte otra vez – Sarah conducía rápido, se tranquilizó un poco al ver la camioneta de Sophía unos cuantos metros adelante
-tranquilízate por favor, ya te dije lo que pensaba… todo terminó
-no ha terminado aún, no lo acepto – aceleró un poco más acercando su auto al de Sophía, hizo el intento de acercarse por su izquierda y bajó la ventanilla
-¿¡qué es lo que intentas hacer!? Vas a matarnos
-vuelve conmigo ahora, ¡deja a esa niña! Solo volverá a engañarte, Alessandra no se detendrá
-¿cómo lo sabes? ¡no la conoces!
-la conozco lo suficiente como para saber que es capaz de hacerte daño, por favor Sophía reacciona – Sophía y Sarah iban demasiado rápido, más adelante estaban las vías de un tren el cual estaba haciendo un cruce algunos metros atrás, las vallas de seguridad estaban bajando conforme éstas dos avanzaban, Sophía colgó la llamada de Sarah y volvió a Camilla
-¿me amas?
-por supuesto que si… nunca he amado a alguien tanto como a ti, te amo Sophía… y no tienes idea de lo mucho que me arrepiento de haberte lastimado…
-con eso me basta – sonrió y miró a Sarah - ¡me ama! Y con eso me basta – Sarah la miró, sonrió y miró al frente, el tren estaba pasando, como pudo maniobró girando su auto y chocándolo al frente de la camioneta de Sophía haciendo que esta girara y chocara contra la columna de una pasarela mientras su propio auto era golpeado fuertemente por el tren y empujado unos cuantos metros más allá
-¿Sophía? – susurró Camilla luego de escuchar los golpes y los vidrios romperse – Sophía… - volvió a decir - ¿mi amor? ¿Sophía? ¡Sophía! Por favor respóndeme ¡Sophía! – Camilla era un manojo de nervios, las lágrimas salían de sus ojos a una velocidad impresionante
-calma calma, ¿Cami qué pasó? – April la atrajo hacia si intentando tranquilizarla, Camilla solo lloraba y llamaba a su amor entre gritos
-¡necesito ayuda aquí! Tenemos otra víctima, una camilla ¡rápido! – Sophía aún no estaba del todo consciente, abrió los ojos y solo vio destellos así que volvió a cerrarlos, sentía su cara un tanto fría y una cosquilla en su mejilla derecha – no te muevas – escuchó la voz de un hombre - ¿qué pasa con esa camilla?
-aquí está capitán – escuchó a lo lejos
-súbanla con cuidado – sintió como era inmovilizada y como la subían a la camilla, sentía su camisa mojada, fría al igual que sus pantalones, volvió a abrir los ojos y vio un techo blanco, escuchaba sirenas, voces… - estarás bien, ya vamos al hospital
-Sa… - Alcanzó a decir
-no digas nada, quédate así – escuchó la misma voz, cerró los ojos y lo próximo que supo al abrirlos era que estaba en una habitación de hospital, se levantó un poco, su cuerpo le dolía, no mucho pero si era incómodo, tocó su cabeza y notó una venda, acarició su frente y en cierto punto le dolió más, miró alrededor, una silla vacía junto a ella, en frente un televisor, al fondo a la derecha una puerta y al lado de la camilla una ventana, miró hacia fuera, continuaba lloviendo… recordó el impacto, recordó ver el rostro de Sarah… ¡Sarah! Se levantó como pudo
-señorita, debe descansar, no puede salir, acaba de despertar, tuvo un aparatoso accidente – una joven enfermera trató de detenerla, Sophía solo siguió caminando – por favor deténgase – la sostuvo por sus brazos
-¿dónde está ella?
-¿Quién?
-había… había alguien más en el accidente – dijo cerrando sus ojos, los sentía pesados, volvió a abrirlos y miró a la enfermera - ¿dónde está? Es una mujer un poco más baja que yo, piel bronceada, cabello negro… - la enfermera la miró con tristeza
-por favor regrese a la habitación, el doctor vendrá a verla en unos minutos y a informarle de lo ocurrido, pero por favor… regrese a la habitación – dijo mientras la llevaba cuidadosamente, Sophía cedió y entró, una vez sola se vistió con la ropa que traía, esperó al doctor sentada en la silla que estaba junto a la camilla
-señorita Milleni, soy el doctor Brown
-mucho gusto
-veo que tiene prisa por irse, quisiera dejarla en observación, ése golpe en la cabeza no fue tan grave pero aún así quisiera estar seguro
-¿dónde está la otra chica? La que venía en el otro auto
-eh, me tomaré unos minutos para revisarla, si quiere que le demos de alta tendrá que someterse antes a las pruebas de regularidad, solo para asegurarnos de que…
-¡¿Dónde está?! – dijo Sophía levantándose y elevando la voz, aquel hombre no mayor de los cincuenta y tantos, con algunas muestras de cabello blanco cerró la puerta con seguro, caminó hasta la camilla y se sentó, retiró sus anteojos, respiró profundo y miró al suelo
-antes que nada necesitas saber que para mi como doctor está prohibido dar algún tipo de información a alguien que no es pariente, necesitas tener una relación específica para que te informe
-solo dígame donde está
-dado que su auto impactó el tren de lleno desde la parte del conductor, y recibió los peores daños, su cuerpo perdió mucha sangre en el lugar debido a un corte en su abdomen con uno de los vidrios de la ventana
-no – murmuró Sophía viendo al doctor
-cuando llegó nuestra ambulancia tenía muy pocos signos vitales, casi no tenía pulso
-basta – volvió a decir
-a pesar de eso aplicaron los primeros auxilios, trataron de cauterizar la herida, hacer lo posible para traerla con vida, pero fue demasiado tarde, murió mientras intentaban darle respiración artificial
-ella…
-¿hay algún familiar que podamos llamar? – Sophía se dejó caer en la silla mientras miraba al frente
-no… su madre vive en Los Ángeles pero no se veían…
-¿no hay nadie a quien podamos avisar?
-no lo se – continuaba con la mirada perdida, el doctor se dio cuenta de aquello, se levantó y colocó su mano en el hombro de Sophía
–lamento mucho su pérdida
-¿puedo verla?
-venga conmigo – el doctor volvió a abrir la puerta, caminó hasta el elevador seguido por Sophía, bajaron unos cuatro pisos más, caminaron por un pasillo y llegaron a una habitación gris, era bastante fría, había una sola camilla en medio de esta, encima un bulto cubierto por una sábana blanca
-¿por qué yo tengo heridas menores?
-por lo que pudimos observar su auto fue empujado, la policía dedujo que la empujó con el suyo para evitar que usted también colisionara contra el tren – Sophía caminó hasta la camilla, pensó mucho en si debía levantar la sábana o no… - la dejaré unos minutos, se supone que no debería estar aquí – el doctor dejó una silla en aquella habitación y se marchó, Sophía atrajo la silla frente a la camilla y se sentó solo mirándola, se repetía una y otra vez que esa no era Sarah… ella debía estar en alguna otra habitación, ¿por qué la traían a ver a alguna completa extraña? Porque eso era ¿verdad? Se levantó y tomó los bordes de la sábana, la fue retirando lentamente y comenzó viendo una negra cabellera con leves rizos… eso aún no confirmaba nada, continuo bajándola hasta que el rostro de Sarah quedó descubierto, sus ojos estaban cerrados y mantenía un semblante relajado, su bronceada piel había perdido su tono para darle paso a una palidez horrenda, Sophía apuñó la sábana, unas cuantas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, acarició la mejilla de Sarah notándola fría…
-¿qué haces ahí? – dijo con su voz quebrada, aún acariciando su mejilla – soy yo quien debería y no tu… esto está mal… muy mal Sarah – recostó su cabeza a su pecho mientras lloraba, gritaba de dolor, se abrazó a su torso mientras sus lágrimas caían por sus mejillas mojando la sábana que aún cubría el cuerpo de Sarah, la apuñaba
Alessandra, quien había sido notificada del accidente y guiada por el doctor hasta la habitación caminó hasta Sophía y la abrazó por detrás, también lloraba…
-esto no te hace bien, acabas de despertar, deberías…
-¡lárgate! De no ser por ti nada de esto habría pasado – gritó Sophía mientras la empujaba
-por favor cálmate Soph, vine a verte…
-no, no quiero verte, ¡fuera de aquí! – la tomó por el cuello de su camisa y fue empujándola hacia afuera, cerró la puerta una vez la hubo sacado y la aseguró, volvió a donde estaba Sarah y se sentó frente a ella, solo acariciando su mejilla… - lo siento tanto… perdóname Sarah, por favor… - lloraba, el sentimiento de culpa, el dolor por la pérdida de la mujer que fue su primer amor…
Camilla había estado con los nervios a millón todo este tiempo, caminaba de un lado a otro mientras lloraba y sostenía su teléfono, April había intentado todo para calmarla pero era en vano, solo recordaba el estruendo, los vidrios romperse, los gritos de Sophía y luego… nada, simplemente nada, caminó hasta la ventana apuñando su celular en la mano, cuando lo sintió vibrar enseguida atendió aquello que era una llamada
-¿Sophía? – preguntó llena de preocupación
-hola Cami – escuchó la voz de Alessandra
-lo siento, creí que… ¿qué quieres?
-no me malinterpretes, no voy a molestarte
-¿entonces qué? ¿Sabes algo de Sophía?
-ella y Sarah sufrieron un accidente
-¿Sophía está bien? ¿Dónde está? Tú dime y salgo inmediatamente para allá
-ella está bien, en cuanto a Sarah… - Camilla comprendió bien el silencio de Alessandra – deberías venir, te necesita más que nunca
Camilla asintió luego de que Alessandra diera la dirección de la clínica, colgó la llamada e insistió a su amiga que la dejara ir sola
-estás demasiado nerviosa, yo te llevo… no queremos otro accidente – Camilla no objetó más, ambas subieron al auto de April y pusieron marcha a la clínica…
Sophía se había quedado dormida recostada al cuerpo de Sarah, sentía todo aquello tan ilógico, tan ficticio… soñaba, se veía parada en esa misa habitación, mirando a la camilla vacía: “me siento morir… el dolor tan agudo que invade mi pecho es insoportable, solo quiero salir corriendo de aquí, correr sin dirección, gritar palabras no inventadas, caer de rodillas y arrancarme la piel de ser posible, quiero desaparecer, quiero morir para ir contigo, las voces que escucho no son más que susurros del pasado, jugarretas del viento… tu voz es la única que podría despertarme de este amargo sueño, porque eso es… solo un sueño, cuando despierte, si es que lo hago, estarás aquí, estarás esperándome con la mejor de tus sonrisas, me recibirás para abrazarme y podré sentir tu piel suave y cálida como de costumbre ¿verdad? Acariciarás mi rostro y me consolarás, me calmarás y repetirás que solo fue una pesadilla y que ya he despertado de ella, estás aquí… por eso te escucho decir mi nombre, tu voz está cada vez más cerca, puedo sentirte… ahí voy amor”
-Sophía – la voz era de Camilla, Sophía abrió los ojos y la miró – ven, tenemos que salir – dijo extendiéndole la mano
-no quiero – dijo con voz ronca y apuñando la sábana
-vamos – repitió Camilla con algunas lágrimas en los ojos – por favor
-Camilla por favor… ya te dije que no quiero ir
-levántate… y sal de aquí conmigo… esto no te hace bien y no hará que Sarah… - se detuvo cuando Sophía se levantó de golpe derribando la silla, la sostuvo por sus brazos con fuerza mientras la miraba
-¿qué? ¿Qué no hará? No hará que despierte, ¿eso piensas?
-Sophía, me lastimas – sollozó
-nadie tiene la culpa de lo que pasó – dijo Alessandra entrando – suéltala – Sophía miró a Camilla a los ojos, soltó sus brazos y se abrazó a ella, ambas se sentaron en el piso mientras lloraban, Sophía más… estaba desconsolada, Alessandra se acercó a la camilla, miró el rostro pálido de Sarah, derramó unas cuantas lágrimas y la cubrió de nuevo con la sábana – llamaré a su madre, entre sus pertenencias debe estar su número – Salió de la habitación, Camilla abrazaba fuertemente a Sophía, acariciaba su espalda, besaba su frente, intentaba secar sus lágrimas pero aquello era en vano, solo rogaba por fuerza para ambas, lo que venía a continuación sería lo más difícil…
-Vanessa hija, tienes una llamada – dijo aquel hombre mientras movía el brazo de su sobrina para que despertara la mañana de aquel sábado
-¿mm? ¿quién es?
-es el dueño del lugar a donde fuiste, atiende… de seguro son buenas noticias – sonrió, Vanessa tomó el teléfono medio dormida
-¿si?
-vaya que es difícil dar contigo – escuchó la voz de Fabrizzio
-si… supongo – dijo sentándose, su tío salió y la dejó a solas
-te fuiste sin siquiera escuchar el veredicto, iba a decirte que fuiste seleccionada para ser la dj de mi bar
-muchas gracias pero debo negarme
-¿puedo saber el por qué? – Vanessa se quedó callada - ¿tiene que ver con Victoria? Ha estado llamándome para preguntar si se de ti
-¿me está llamando solo para que vaya a verla o de verdad conseguí el empleo?
-un tanto de las dos, verás, es una buena amiga mía, y tú debes importarle… no insiste así jamás por nada – Vanessa lo pensó por unos segundos
-acepto el empleo, pero no quiero tener nada que ver con ella
-no eres indispensable pequeña, solo lo hago porque se ve que tienes talento… pero grábate eso en la cabeza y repítetelo antes de ponerme condiciones – colgó tras decir esto, Vanessa sonrió, el teléfono volvió a sonar – y debes estar aquí a eso de las seis de la tarde, te daremos tu ropa cuando llegues – volvió a colgar, Vanessa salió corriendo y abrazó a su tío
-tengo el empleo
-te felicito hija – sonrió correspondiendo al abrazo – por cierto, llamó John…
-no quiero verlo – dijo separándose de su tío y caminando hacia la cocina
-deberías darle una oportunidad, después de todo…
-nada, no hablaré con el
-de acuerdo – dijo su tío resignado
-ya que me desperté temprano iré a ver a los chicos, patinaré un poco, hace mucho no lo hago… les diré la buena nueva
-está bien hija, ten cuidado – sonrió aquel hombre, Vanessa fue a ducharse, al salir se colocó un black boxer, un jean con algunos desgarres, una franela blanca con el logo de Converse en ella, obviamente sus zapatos igual, despeinó cuidadosamente su cabello, tomó su Dollar Skateboard y salió, su tío la miró por la ventana hasta que estuvo lo suficientemente lejos de la casa, luego realizó una llamada – hola John, Vanessa estará en la zona skater en el centro, si, le dije pero se negó como de costumbre, tú deberías ir, está bien, de nada
Vanessa llegó montando su patineta, saludó a sus amistades y se sentó a conversar junto a ellos
-¿entonces conseguiste el trabajo? – preguntó Julia
-si, fue un poco extraña la forma en que lo conseguí
-¿qué más da? Lo tienes – rió Kevin, otro de sus amigos
-eh Vanessa, ¿no es ese tu papá? – preguntó Julia viendo a un hombre en traje caminar hacia ellos con una caja en la mano, Vanessa lo miró y volvió la vista a sus amigos…
-no, no lo es – hizo ademán de retirarse, aquel hombre saludó aún retirado por unos cuantos pasos
-¿cómo están chicos? – sonrió mirando a aquellos jóvenes
-muy bien señor Cunnington – respondieron al unísono Kevin y Julia
-pasaba por aquí, me dijeron que estaría Vanessa… que bien que no te has ido todavía – dijo mirándola directamente a ella esta vez – quise traerte esto, se que está de moda entre los chicos como ustedes – extendió el paquete, Vanessa lo tomó de mala gana - ¿y? ¿no vas a abrirlo?
-no tenías que molestarte – dijo en el tono más odioso que pudo, abrió el paquete arrancando la envoltura, vio una patineta bastante moderna y aerodinámica, por lo visto era costosísima
-¡cielos! – exclamó Kevin – es la nueva Skateboard de down the street, es increíble, este modelo acaba de salir, ¿cómo la consiguió? – preguntó lleno de emoción
-tengo contactos – sonrió, Vanessa miró a su amigo y le extendió la patineta – ten, te la regalo
-Vanessa – la miró aquel hombre un tanto molesto – tenemos que hablar
-¿si? Pues, yo no tengo muchos ánimos que digamos justo ahora
-eeeh, creo que será mejor que nos vayamos – dijo Julia halando a Kevin por el brazo, este a su vez halaba la patineta de las manos de Vanessa
-hija… - dijo John una vez se marcharon los chicos
-no me digas así – respondió Vanessa
-¿por qué me haces tan difícil el acercarme a ti? Quiero… quiero recuperarte, quiero que vengas conmigo, donde estoy no te faltará nada, tendrás todo lo que quieras, todo lo que desees, puedes tener tu propio departamento, tu propio espacio…
-vienes aquí, me molestas cuando estoy con mis amigos, ¿qué crees que lograrás con eso? Ofreciéndome la luna y las estrellas…
-por favor…
-lo siento señor, tengo todo lo que quiero justo donde estoy, el tío Fred no será rico y poderoso como tú, pero tiene muchas cosas que tu no… por ejemplo valores, eso no lo puedes comprar con nada – dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección contraria con sus manos en sus bolsillos
-entiendo eso – dijo su padre en voz alta – pero, me gustaría que hicieras algo por mi… prometo dejar de molestarte
Vanessa se volteó y lo miró seriamente
-¿dejarás de llamar?
-prometido
-¿de qué se trata?
-ven conmigo a un evento de caridad, es mañana
-¿por qué yo?
-¿por qué no tú? – sonrió – te enviaré los detalles y el código de vestimenta ésta tarde, te pasaré buscando a eso de las ocho de la noche
-solo si dejas de molestar luego
-palabra de oso
-no digas así – dijo un tanto enojada, así solía decirle cuando era niña y prometía ir a buscarla para luego dejarla plantada, la relación de Vanessa con su padre era bastante corta, estuvo viviendo con el cuando tenía siete años, duró solo hasta los ocho, luego regresó a vivir con su madre, el siempre prometía cosas que no iba a cumplir, se divorció de su madre cuando ella tenía cuatro años, decía estar perdidamente enamorado de su secretaria quien armó un fraude y lo dejó plantado el día de su boa habiendo robado bastante, la madre de Vanessa murió cuando esta tenía doce años, criándose así con su tío Fred, desde entonces el había estado intentando tenerla de vuelta – si acepto es solo porque prometes dejarme en paz
-si si, está bien… lo prometo – lo prometía, pero luego de que Vanessa conociera la clase de vida que le ofrecía estaba seguro de que cambiaría de opinión – entonces miércoles a las ocho
-ajá – tomó su skateboard y caminó de regreso a casa, entró y vio que su tío iba de salida - ¿tuviste que ver con eso no es así?
-¡que lindo está el día! ¿no crees?
-¿estorbo o algo parecido? – dijo con los ojos llenos de lágrimas, ésa era la explicación más lógica que encontraba para que hubiera dicho a su padre… a John su paradero
-no no no, no digas eso de nuevo – dijo abrazándola – solo creo que debes arreglar la relación con tu padre, el también tiene derecho a estar en tu vida
-no estuvo cuando más lo necesité – dijo safándose del abrazo
-lo se, pero merece una segunda oportunidad ¿no lo crees? – Vanessa lo miró y reflexionó por un momento – bien, voy tarde, ahí dejé el desayuno
A eso de las dos de la tarde Victoria fue de compras con Bella, ya que no había conseguido que Alessandra fuera con ella al evento necesitaba un nuevo estilo para lucir
-¿A dónde iremos señorita Salvatore? – preguntó Bella mientras conducía
-la verdad veo innecesario el que vengas conmigo pero ya que
-eso no responde a mi pregunta – rió Bella mientras conducía
-Bella… ¿Cuánta gasolina queda?
-tanque lleno, si acaso se ha gastado solo el 10%
-deberíamos llenarlo – Bella miró a Victoria, ésta iba con su cabeza recostada a la ventanilla y la mirada perdida en el camino, su brazo recostado al brazo de la puerta y con su dedo índice repasaba sus labios una y otra vez
-¿quiere detenerse solo por el 10%?
-¿eh? No bueno… sigue conduciendo – dijo colocándose sus audífonos, buscó en su Ipod algo que jamás habría escuchado, entre sus carpetas de música había una de LMFAO, escuchó un par de canciones antes de llegar al centro comercial
-¿a que tienda iremos primero?
-no lo se – dijo frustrada – no tengo ánimos de ir
-debe hacerlo, ya se comprometió… sería una total falta a…
-si si si ya entendí, solo vamos arriba, veré que encuentro
Vanessa había recibido el mensaje de su padre hacía una hora exactamente, no sabía en realidad a que se refería con: etiqueta… su orgullo le había impedido escribirle para preguntarle, aunque decidió rendirse
-te traje un vestido que espero te guste – Vanessa lo miró escéptica – ¿qué?
-no uso vestidos…
-bueno, eehm, ¿qué podrías ponerte?
-algo cómodo pero que se vea bien… ¿te parece si voy a mi estilo?
-¿Cuál es tu estilo?
-bien, yo solo me vestiré, si no te gusta la forma en que estoy vestida mañana solo dilo y no iré
-me… parece aceptable – sonrió un tanto extrañado, se despidió y se marchó, en la mañana Vanessa fue a que arreglaran su cabello, solo un pequeño corte, ayudaría a definir sus rasgos un poco más, entrada la tarde se duchó y se vistió, una camisa color vino a cuadros de líneas negras muy delgadas, un pantalón negro de tela un tanto gruesa, sus vans negros igual al pantalón salvo la línea blanca del borde de la suela, dejó deshecho el primer botón de su camisa y arregló sus mangas para que quedaran un poco debajo de sus codos, ésta vez alisó su cabello parcialmente hacia atrás y dejando su pollina un tanto levantada, se colocó una muñequera de cuero negro en su mano izquierda, la derecha la dejó libre salvo por un anillo plateado en su dedo índice, éste tenía una línea en medio y en los extremos de ésta una pequeña cruz egipcia de cada lado
A eso de las ocho el potente motor de el Mustang GT de John se dejó escuchar antes de llegar, el hombre bajó y caminó a la puerta de la humilde casa, se veía muy elegante en aquel smoking, de verdad tenían cierto parecido él y Vanessa, ambos lucían bien no importaba lo que usaran, además tenían cierto porte… si, definitivamente era su hija, Fred, el tío de Vanessa, abrió la puerta, saludó cordialmente a John antes de avisarle a su sobrina que la esperaban, ésta tomó su billetera, alcanzó a guardar unos treinta dólares y salió rápido
-vaya, te ves preciosa – sonrió John, Fred miró a su sobrina y ambos rieron - ¿dije algo malo?
-ya mejor vámonos antes de que comentes otras cosas tontas
-no es tonto, es la verdad – dijo siguiendo a Vanessa quien ya había caminado hasta el auto
-espera – dijo Fred a John, éste se detuvo y volteó – cuídala bien, si algo le pasa ten por seguro que…
-¿qué? Es mi hija ¿está bien? Si todo sale como lo tengo planeado tu tarea como niñera se acabará
-no tiene por qué acabarse, lo hago con gusto
-seamos realistas, yo se lo que es eso
-tú no la conoces John… no sabes nada acerca de ella
-lo aprenderé en el camino, además no necesito saber nada de ella, tendrá su propio departamento ¿recuerdas? En cuanto vea todo lo que le ofrezco aceptará que soy su padre y que es mejor que estar conmigo, te agradezco todo lo que has hecho pero solo será joven una vez, ¿qué mejor manera de disfrutar su juventud? – guiñó su ojo, caminó hasta su auto y le abrió la puerta a Vanessa quien con un gesto se despidió de su tío, se subió y colocó el cinturón de seguridad, John subió al auto, hizo lo mismo.... – te divertirás
-eso espero – sonrió – oh, y recuerda tu promesa, luego de esto no volverás a molestarme
-por supuesto que no – sonrió para sus adentros, al mostrarle a su hija que podía darle todo lo que en estos años no había podido tener estaba seguro de que aceptaría vivir con el, o al menos bajo sus alas
Al llegar al evento Vanessa se dio cuenta de que ya no estaba en su mundo, para nada… este lugar estaba más allá de su imaginación, el evento tenía lugar en un especie de casino en forma de templo griego, tenía incluso las columnas, un valet se acercó a su puerta y la abrió
-bienvenida señorita
-gracias – sonrió Vanessa, miró a su padre quien guiñó su ojo, caminó hasta ella y colocó su brazo a modo de que su hija caminara sujeta a el
-¿te gusta este lugar?
-aún no lo se – dijo entrelazando su brazo al de su padre – tengo que ver el interior
-te encantará – sonrió
-por cierto, ¿de qué se trata esto?
-bueno, es un casino, habrá apuestas de todo tipo, y lo recaudado irá a la caridad
-vaya – exclamó Vanessa inconscientemente mientras entraban, al ver aquel lugar sus ojos se abrieron un poco más, había ruletas, máquinas tragamonedas, un bar enorme en el centro, hacia el fondo estaban los encargados del BlackJack, otras mesas de Póker, varias mesas de dados… en fin, la decoración era estupenda, en tonos blancos con leves toques en dorado, el piso era de mármol, un contraste exquisito, hacia la izquierda había una gran mesa rodeada en la parte de atrás de varias columnas, la mesa parecía un pastel de cuatro pisos, había muchísima comida ahí, de lado había dos chicas que ayudaban a servir a los invitados – esto es increíble – dijo maravillada
-¿qué tal ahora? ¿te gusta?
-me encanta, es genial – sonrió por primera vez a su padre en mucho tiempo
-entonces vamos, compremos fichas
-¿qué? No no, yo no se jugar nada de esto, perderé
-no importa, es por una buena causa, ¿cuánto quieres? – dijo sacando su billetera
-traje algo de dinero – sacó la suya - ¿cuánto es lo mínimo? – preguntó a la encargada en la caja
-treinta dólares
-bien – sonrió sacando los treinta dólares de su cartera, su padre la detuvo
-aquí tiene mil, repártalas equitativamente por favor – la chica entregó las fichas al padre de Vanessa quien a su vez se las dio a su hija – guarda tu dinero, hoy estás conmigo – Vanessa un poco dubitativa las tomó – ahora siéntete libre de ir a jugar en lo que quieras, yo tengo que conversar con alguien sobre un trabajo, estaré en la zona VIP, di Cunnington y te dejarán pasar, oh y ponte esto, así sabrán que perteneces aquí – dijo colocando un brazalete dorado en su mano derecha
-de acuerdo – Vanessa se despidió de su padre y caminó un poco por aquí y por allá, miró su brazalete, en realidad era enchapado en oro, tenía una C grabada, miró la mesa de la ruleta, decidió probar su suerte allí
A eso de las seis Victoria se encontraba arreglando su vestido, un (…….) a media pierna, unos zapatos de (…..) cuyos tacones la hacían ver unos diez centímetros más alta, arregló bastante bien su cabello, se maquilló solo lo justo, se colocó su brazalete y salió para encontrarse con Bella ya vestida, llevaba su típico traje de dos partes color gris a rayas blancas
-¿en serio? ¿piensas ir así?
-solo voy como su asistente, lo que lleve en realidad no importa – Victoria la miró con expresión de WTF… pero bueno, qué se le iba a hacer, ambas bajaron y abordaron el BMW de Victoria, al llegar ordenó a Bella que comprara las fichas para jugar aunque en realidad no le llamaba la atención, unas cuantas fotos fueron tomadas y la prensa se aglomeró un poco llamando la atención de las personas que estaban jugando
-señorita Salvatore, ¿algún comentario sobre su ruptura con la famosa chef Alessandra Di Salvo?
-shit… ¿cómo rayos se enteraron?
-¿eso quiere decir que es verdad? – dijo un molesto reportero
-disculpen, este es un evento de caridad, no es una rueda de prensa… con permiso – se retiró, los periodistas continuaron haciendo preguntas, aún así los guardias los detuvieron antes de que pudieran entrar, sin embargo, hubo uno que logró colarse…
-¿desea algo de beber señorita?
-si claro, ¿podrías darme un martini?
-enseguida – el cantinero comenzó a agitar, mientras tanto Victoria estaba sentada contemplando el panorama, miró hacia las mesas de los dados y observó a una llamativa silueta que, a pesar de verse bien, no estaba vestida para la ocasión, no prestó mucha atención ya que su martini estaba servido – disfrútelo por favor
-gracias – dejó una propina de veinte dólares, se arrimó un poco al rincón para degustar su trago, Bella la localizó en unos minutos
-aquí están sus fichas – sonrió extendiéndoselas
-gracias Bella, pero de verdad no me apetece jugar
-pero… ya invirtió en las fichas, además, ¿por qué no quiere jugar?
-no tengo ganas – dijo en un puchero, Bella sonrió y acarició su cabello
-¿es por esa niña? – Victoria la miró para responderle, luego bajó la mirada y volvió a voltear hacia el frente – mmm, es raro que estés así – se sentó junto a ella y comenzó a tutearla olvidando la relación jefa-empleada que tenían, ordenó lo mismo
-no lo se – dijo recostándose a su hombro – es solo que… se fue así, sin despedirse
-¿contaste tu dinero?
-Bella…
-está bien está bien, a ver… ¿por qué sería?
-no se… ni siquiera tengo su número
-bueno, ¿te parece si se lo pedimos a Fabrizzio mañana? El debe tenerlo ya que la contrató
-¡cierto! ¡Bella eres brillante! – dijo saltando del banco y abrazándola
Vanessa por su parte había jugado poco, la verdad no se le daba muy bien el azar, caminó hasta uno de los mostradores del bar
-¿qué… le sirvo? – dijo el joven mirando a Vanessa de arriba abajo
-la verdad es que no se, ¿Cuánto cuestan los tragos?
-los tragos están cubiertos para las personas invitadas al evento – hizo énfasis al decir invitadas
-oh, ya veo… en ese caso quiero vodka con soda
-como le dije, están cubiertas para los invitados, para usted serán 25,50
-¿qué? Pero…
-si no paga no se le servirá el trago y me veré obligado a llamar a seguridad
-¡no me digas! – exclamó Vanessa alterada, aquel hombre no había dado chance a que mostrara su brazalete, Victoria que como los demás invitados se había dado cuenta del pequeño escándalo se levantó un poco por encima del hombro de Bella para ver, se paralizó al ver quien era…
-por favor señorita, evítese la vergüenza de ser echada y retírese
-¿por qué habría de retirarse? – aquella voz, aquella inconfundible voz un tanto chillona pero no molesta, Vanessa volteó y vio a Victoria hermosísima, más de lo que la recordaba, se quedó boquiabierta
-no está invitada evidentemente, solo mírela como está vestida
-¿no lo está? Oh cielos – tomó la mano derecha de Vanessa y mostró el brazalete – pero, si este pequeño brazalete dice todo lo contrario joven… y, oh Dios mío, es dorado… ¿qué quiere decir eso?
-que… que es un miembro… VIP – dijo el bartender sudando frío, estaba bastante nervioso, aquello sería una queja segura y por ende, un despido seguro
-y su trago está cubierto – dijo Victoria guiñando su ojo a Vanessa quien aún la miraba sorprendida, Victoria la tomó de la mano y caminó con ella hasta salir por la puerta trasera que daba al enorme jardín detrás del casino, unos cuantos metros más allá había un laberinto de arbustos, frente a este una fuente y a sus lados dos bancos de mármol blanco, Victoria se quedó parada frente a Vanessa quien había bajado la cabeza para encontrar su mirada con el piso - ¿qué haces aquí?
-yo debería preguntar lo mismo
-ya sabes… evento de caridad, preferí venir a quedarme aburrida en casa, aunque no pensé encontrarte – dijo tomando la otra mano de Vanessa, ésta levantó un poco la mirada y sonrojada volvió a bajarla – mírame por favor, quiero saber por qué te fuiste aquella noche… por qué así
-¿por qué? – Vanessa se liberó de las manos de Victoria - ¿aún tienes las agallas de preguntarme el por qué? – Victoria la miraba sin entender – fue mi primera vez con alguien
-lo se… por eso me pareció extraño el que te fueras, ¿por qué…?
-¡dijiste que no habría nada! Dijiste que tenías tus asuntos, ¡para ti solo fue una noche y ya! – Victoria la miró, recordó vagamente lo que le había dicho, levantó su rostro por su mentón y la miró a los ojos
-nunca dije que te fueras… nunca dije que me dejaras, nunca dije que te quería fuera de mi vida
-pero… tu, ésa noche…
-nada – sonrió sentándose en el banco y haciendo señas para que Vanessa hiciera lo mismo – ésa noche pretendía que te quedaras conmigo, no se si lo olvidaste pero yo tenía unos cuantos tragos de más, claro que no voy a justificar con eso lo que pude haber dicho, eso si no lo recuerdo, pero lo que si recuerdo es que te quería ahí, conmigo
Bella quien había estado vigilando a su jefa todo este tiempo optó por cerrar las puertas que daban al jardín, sonrió para sus adentros, feliz por Victoria, aquella jovencita era especial sin duda para que pudiera poner esa sonrisa en sus labios
-entonces… ¿me quieres en tu vida?
-por supuesto – sonrió Victoria aún más no estando del todo segura de lo que decía, era como si estuviese poseída, acarició la mejilla de Vanessa y se acercó un poco a ella, justo antes de besarla la leve oscuridad del lugar se vio afectada por el flash de una cámara, aquel fotógrafo de hace un rato se había colado hasta el jardín, los periodistas que estaban afuera, al ver la luz proveniente del jardín no dudaron en ir hacia allá, Victoria tomó la mano de Vanessa y corrió con ella al estacionamiento seguida por aquel grupo de hombres con cámaras dispuestos a sacar una buena exclusiva – sube – dijo mientras entraba por la puerta del piloto a su auto, Vanessa subió y cerró la puerta, se colocó el cinturón al igual que Victoria quien al hacerlo encendió su auto y arrancó
-¿por qué tanto alboroto? – preguntó el padre de Vanessa al salir del salón VIP
-es solo la prensa agobiando como de costumbre – respondió Bella
-ya veo, por cierto, ¿tu jefa se dignará algún día a reunirse conmigo?
-quizás – sonrió esta alejándose y saliendo de allí para buscar un taxi
Una vez más fueron a dar al departamento de Victoria, ésta vez Vanessa estaba sentada a la mesa mientras Victoria hacía el intento por cocinar algo
-¿estás segura de que sabes lo que haces? – dijo Vanessa al ver que Victoria estaba muuuy enredada en lo que hacía
-por supuesto, esto no es nada… - había olvidado que Alessandra era quien preparaba sus alimentos, o en su defecto Bella, le pareció sencillo pero claro, estaba equivocada
-déjame te ayudo
-no, lo tengo todo bajo control
-vamos, haré pan tostado, ¿tienes pan?
-si – dijo dándose por vencida, Vanessa sonrió al ver los pucheros de Victoria, preparó dos emparedados y los colocó en la tostadora
-no era tan difícil
-como digas
-vamos, te enseñaré si es lo que quieres
Comieron en silencio, de vez en cuando se miraban, ¿qué seguiría ahora? Apuesto a que ya lo saben ;)
-¿cómo llegaste al evento?
-mi padre me llevó
-oh, ya veo…
-entonces… ¿no querías que me fuera? – dijo Vanessa levantándose y llevando los platos al fregadero
-no – sonrió Victoria – me sentí muy mal cuando no te vi en la mañana
-yo me sentí mal también – dijo de espaldas mientras lavaba los platos, Victoria se acercó y metió sus brazos por entre los suyos a modo de abrazarla por la cintura apoyando el mentón en su hombro
-¿qué puedo hacer para remediarlo?
-ya veremos – sonrió nerviosa, Victoria la giró hacia ella, tomó una toalla y secó sus manos con una delicadeza indescriptible, todo eso mientras Vanessa la miraba, luego de secar sus manos Victoria dejó la toalla a un lado, acercó sus manos a pecho de Vanessa y lo acarició, acarició de arriba hacia abajo, hasta llegar a su abdomen y de vuelta, sujetó el cuello de su camisa y lo apretó un poco – no – dijo rápido, Victoria la miró dubitativa – es mi camisa favorita, no la rompas
-puedo comprarte otra… y pagarte por la que rompí la otra vez
-yo me la quito – sonrió Vanessa desabotonando hábilmente su camisa, Victoria sonrió y acabó de quitársela a la vez que besaba su cuello y acariciaba su espalda, Vanessa sonrió, ésta vez fue ella quien guió a Victoria hacia la pared y acarició sus muslos
-mm, ¿qué planeas?
-solo quiero probarte, sentir tu sabor – sonrió de forma pícara repitiendo lo que ella había dicho, solo bastó aquella sonrisa luego de aquellas palabras para que Victoria se mojara… bastante, Vanessa metió sus manos por debajo del vestido de Victoria, acariciaba sus muslos… las sacó y sujetó su cadera, la volteó recostándola de frente a la pared, intentó llegar al cierre de su vestido, Victoria tuvo que agacharse un poco ya que Vanessa impidió que se quitara aquellos tacones, sonrió al no encontrarse un bra, besó su espalda y se deshizo del vestido, miró el trasero de Victoria y lo acarició delicadamente, su corazón latía bastante rápido… dio un beso por encima de su panty, de nuevo hizo que volteara, miró sus pechos perfectamente formados y cubiertos por leves pecas, miró sus pezones ya dispuestos, los tocó y notó su dureza, Victoria suspiró y supo que lo que estaba haciendo estaba bien, a continuación imprimió besos en sus pechos, lamió sus pezones tal y como Victoria lo había hecho, mientras chupaba hábilmente uno de sus pezones bajó la panty de victoria, se separó un poco de ella y miró sus labios vaginales, estaban hinchados, por entre sus piernas corría un poco de su lubricante natural, Vanessa se acercó y lamió un poco, levantó la mirada y vio a una Victoria al borde del colapso, y eso que apenas estaban comenzando, y eso que aún no había tocado su vagina, Vanessa a continuación subió de nuevo a chupar sus pechos, mordisquearlos, lamerlos, mientras que con su mano exploraba la vulva de Victoria, acariciaba sus labios sintiéndolos bastante húmedos, pasó dos dedos entre ellos y con la yema de sus dedos exploró hasta encontrar su clítoris, lo movió un poco haciendo que Victoria gimiera bastante fuerte, bajó un poco más y la penetró con dos dedos, Victoria gritó un poco, aquel grito fue de puro placer, aunque si no hubiera estado lo suficientemente lubricada la situación sería otra, Vanessa inició un mete y saca despacio, apenas rozando, haciendo sentir a Victoria quien se sostenía de donde podía, recordando su primera clase deslizó sus labios hasta la pelvis de Victoria, imprimió besos y caricias, bajó un poco más y se detuvo al ver su vagina, se sonrojó y comenzó a chupar su clítoris, Victoria atrajo más a Vanessa hacia sí, gemía muy fuerte, movía su cadera, su mirada estaba perdida completamente, Vanessa apresuró las penetraciones y a Victoria le llegó un orgasmo sumamente potente, el cual hizo que se deslizara hacia abajo por la pared y quedara tumbada con sus piernas abiertas, Vanessa sonrió y se acostó boca abajo entre ellas, Victoria colocó sus piernas extendidas sobre su espalda – veamos a que sabes – sonrió, comenzó a lamer desde abajo hacia arriba, sonrió y continuó limpiando a Victoria quien sonrió y se acomodó para que Vanessa se levantara
-vamos a mi cama… te lo ruego
-ven, te ayudo… pero creo que deberías quitarte esos
-oh… si, ¿me ayudas?
-claro – Vanessa sonrió y retiró los tacones de Victoria, la ayudó a llegar a la cama, aún no estaba del todo recompuesta, ese orgasmo la había dejado boba, Vanessa sonrió y se quitó sus zapatos, quedándose solo con su jean y su bra se acostó junto a Victoria, la veía sonreír y jadear
-¿te recostarás a mi o que?
-voy – sonrió recostándose a su pecho, Victoria olió su cabello, lo acarició y besó su frente, cerró los ojos y por primera vez su corazón latía rápido, el sentir tan de cerca de aquella niña la hacía muy feliz
-¿son estrellas? – dijo Vanessa viendo todas aquellas estrellas brillantes pegadas en el techo
-si – sonrió viéndolas también – es mi pedacito de cielo
-¿por qué no hay luna?
-no lo se, no he encontrado una luna para él
-se vería hermoso con una luna – fue ahí cuando se le ocurrió la mejor de las ideas… o la primera de todas
-¿estás a gusto?
-mucho – sonrió
-bien, ahora vete – Vanesa se levantó y la miró asustada – era broma – rió Victoria atrayéndola y besándola con ternura para que luego Vanessa se recostara de nuevo a su pecho
-tu sentido del humor es extraño
-lo se – volvió a reír, acarició el cabello rebelde de su chica - ¿dormimos?
-estoy un poco cansada, podríamos dormir
-de acuerdo – volvió a besar la frente de su niña – descansa
-tú también – antes de dormirse Vanessa miró bien el rostro de Victoria, sin duda era hermosa… imprimió un suave beso a sus labios y se rindió en los brazos de Morfeo… o mejor dicho, en los brazos de Victoria
A la mañana siguiente Bella recibió una terrible noticia, intentó llamar a Victoria pero por más que repicaba la llamada era enviada automáticamente al buzón de mensajes, al llegar al departamento entró en silencio, observó el pequeño desastre en la sala y en la entrada del cuarto, al asomarse por la puerta que estaba entreabierta se enterneció de ver a su querida jefa por primera vez sonreír entre sueños, abrazaba a Vanessa como para no soltarla nunca, reposaba su mentón en su hombro, ambas recostadas en una posición semi fetal, Vanessa abrazaba a su vez el brazo de victoria, tenía un par de sus rizos sobre ella, pensó en dejarlas dormir pero no, necesitaba saber lo que sucedía
-señorita Salvatore – dijo en un susurro mientras movía su brazo – por favor despierte
-mmm… Bella… es muy temprano, ¿por qué me despiertas?
-tiene una llamada de la señorita Di Salvo
-no quiero hablar con ella – dijo abrazando un poco más a Vanessa
-debería tomar la llamada, es importante – Victoria miró a Bella, ésta se veía bastante preocupada, con cuidado se levantó y tomó el teléfono, caminó hacia la ventana de su habitación, Vanessa la miró con un ojo abierto y el otro cerrado
-¿qué quieres?
-Vic… algo terrible pasó
-¿si? Pues no me interesa, estoy ocupada, ¿por qué me molestas? ¿qué no tienes nada más importante que hacer?
-Victoria esto no es sobre nosotras, es sobre…
-ah si, si quieres venir arrepentida a suplicar mi perdón te diré que será imposible, estás fuera de mi mente chef de tercera
-Victoria, Sarah murió – dijo cortante, Victoria podía ser bastante molesta si se lo proponía… y aunque no, Victoria se quedó paralizada, se sostuvo a su peinadora y miró por la ventana
-¿cómo?
-su auto chocó contra un tren
-¿cómo… cómo está Sophía?
-hecha trizas
-¿dónde será?
-green gardens, empezará a la una
-está bien, iré para allá
-gracias
Victoria colgó la llamada y se sentó en la cama junto a Vanessa quien se levantó y la miró
-¿pasó algo malo?
-murió una buena amiga mía – Vanessa se sentó y la abrazó por detrás, Victoria recostó su cabeza de lado a la suya, Bella contempló la escena, sonrió y salió a recoger el pequeño desastre – quiero que vengas conmigo al funeral
-¿qué? Pero… yo no la conocía
-pero me conoces a mi – dijo chocando su frente a la de Vanessa y mirándola a los ojos – te necesitaré, estoy segura
-debo ir a cambiarme
-ve con tu jean, te prestaré algo de mi ropa interior aunque dudo que te quede… pensándolo bien, Bella, ¿me harías un favor?
-claro, solo dígame
-cómprale algo de ropa, de acuerdo a la ocasión, y de acuerdo a su estilo
-ya se que comprarle, regresaré en un rato
Vanessa rió para sus adentros, quizás por nervios… ese mundo para nada era el suyo, ¿comprarle ropa? ¿así nada más? Bueno… a ver que sucedía
-¿tienes hambre? – dijo Victoria luego de que Bella saliera
-si, un poco
-bien, ordenaré algo, ¿qué te provoca? – dijo tomando su teléfono y buscando la guía de restaurantes, luego la dejó recordando que aún era de mañana, no ordenaría un almuerzo elaborado
-no lo se, sorpréndeme
-de acuerdo – guiñó su ojo, en ese instante Vanessa recordó a su padre, corrió a buscar su teléfono, al ver la pantalla tenía 32 llamadas perdidas entre su padre y el tío Fred, a quien llamó cuanto antes
-tío, soy yo
-¡¿dónde estás?! Estuve llamándote, tu padre ha estado como loco buscándote, no sabe nada de ti
-perdón por no llamar, estoy bien… me quedé en casa de una amiga
-debiste llamarme, y a el… está muy preocupado
-lo siento
-bueno, al menos se que estás bien, ¿a qué hora regresas?
-no lo se, tengo que hacer unas cosas
-bien, le diré a John que apareciste, ten cuidado por favor
-lo tendré, adiós
-¿todo bien? – sonrió Victoria asomándose al cuarto
-si, mi tío estaba preocupado, olvidé llamarlo
-ya veo – sornió mientras caminaba, atrajo a Vanessa por su cintura y la besó despacio… - gracias por acompañarme
-de nada, cuenta conmigo