Amor a la Italiana... 4

No se que pasó, creí haber colgado esta parte ya... en fin! les dejo más para leer, lo que he podido hacer entre tanto tiempo... Perdón por la tardanza!! espero publicar mucho más el siguiente sábado, aquí no tengo el resto xD no lo grabé en mi cel, pero está en mi computadora, besos!

-Camilla hija, tienes una llamada… ¿tu teléfono está apagado?

-si, estaba en una zona de poca cobertura y preferí apagarlo – dijo quitándose el casco - ¿quién llama?

-tú solo atiende, yo me encargo de tu moto – sonrió cómplice el señor Santore, Camilla caminó hasta el teléfono en el mostrador de la pastelería, lo levantó pero en realidad no había nadie al otro lado de la línea

-la larga distancia no es lo mío – escuchó desde atrás, al voltearse sonrió y vio a Sophía sonriente también, corrió a abrazarla

-te he extrañado tanto – sonrió entre unas cuantas lágrimas

-he estado un poco desconectada estos días, perdón por eso

-no no, descuida, ¿nos sentamos?

-en realidad vine a invitarte a salir, tenemos mucho de que hablar

-pero… aún no termina mi turno

-acaba de terminar – dijo el señor Santore – rápido rápido – ambas rieron y salieron, caminaron por la acera…

-bien, y ¿A dónde quieres ir?

-estaba pensando en solo ir a caminar, pero podemos tomarnos un café

-de acuerdo – sonrió, caminaron, platicaron, rieron, si… de pronto era la misma Sophía que conocía, llegaron a un pequeño café del centro, entraron y ordenaron solo capuchinos, continuaron platicando…

-sabes, desde que Sarah murió, no me había puesto a pensar en cuan difícil es tomar decisiones bajo presión

-¿a qué te refieres?

-bueno, por ejemplo… papá me presionó para que saliera de casa, me dijo que necesitaba mi ambiente de nuevo, necesitaba salir…

-¿solo por eso lo hiciste? – dijo Camilla bebiendo un poco de su café

-no solo por eso, ya me sentía una ermitaña – rieron

-Sophía, se que es repentino pero… ¿qué pasará con nosotras?

-no lo se nena, ni siquiera se si aún hay nosotras – Camilla bajó la mirada

-¿por qué no?

-es complicado, justo ahora me siento vacía ¿sabes? Además tú estás con Alessandra – dijo mirando su taza

-¡no! – dijo Camilla alzando un poco la voz – no estoy con ella, ni estaré con ella, puedo asegurar eso – tomó las manos de Sophía entre las suyas – créeme esta vez por favor – dijo conteniendo unas cuantas lágrimas, Sophía sonrió, acarició su mejilla y le dio un tierno beso…

Tras la renuncia de Camilla al restaurante Alessandra se las había visto un poco mal, estaba sola, ya ni siquiera tenía a Victoria, era extraño sentirse así, sin nadie con quien charlar, abrió una botella de vino y sirvió una copa, se sentó a beberla mientras mantenía a vista perdida en algún lugar de su cocina

-señorita Di Salvo, me retiro por hoy

-gracias Leonard, descansa

-se ve triste… ¿está todo bien?

-sip, todo está de maravilla Leonard, para todos… excepto para mí – dijo volviendo a llenar su copa

-no veo como, su restaurante es uno de los cinco más famosos en toda la ciudad, debería estar feliz

-eso no lo es todo Leonard, necesito a alguien en mi vida

-¿qué hay de la señorita Salvatore? Si está enojada con un par de zapatos bastará

-ella ya tiene a alguien…

-mmm, supongo que ha de ser alguien famoso, a su gusto

-te equivocas – rió Alessandra – no es más que una mocosa, ni siquiera se ha graduado de la universidad, hice que la investigaran, de seguro está con Victoria por su dinero, me traerán una reseña con su información en una semana

-¿qué hará si es algo malo?

-recuperaré a mi novia, Alessandra Di Salvo no nació para estar sola – dijo mirando por la ventana mientras daba un último sorbo al vino

Victoria caminaba de un lado a otro, mordía sus uñas, revisaba su teléfono, se recostaba en su costosísima cama, volvía a levantarse, volvía a revisar su celular y nada, ni una llamada, ni un simple mensaje, ¡nada! Vanessa llevaba una semana sin dar señales de vida, señales de humo, señales de lo que fuera

-¿por qué no la llamas? – preguntó Bella recostada al marco de la puerta de la habitación de Victoria

-ella debería llamarme – dijo en medio de un puchero, recostada de lado en su cama y jugando en la pantalla táctil de su IPhone con un dedo

-¿por qué? Fuiste tú quien la dejó en medio de un lugar lejano y desconocido para ella

-Bella si lo que buscas es hacer que me sienta mejor no lo estás consiguiendo

-no quiero eso, quiero que te des cuenta de que esa niña a pesar de ser eso: una niña, es mucho más madura que tú

-¿por qué lo dices?

-bueno, para empezar trabaja

-yo trabajo

-¿de verdad? – levantó una ceja

-a veces

-segundo, sabiendo la diferencia de edades accedió a estar contigo, no entró en crisis como alguien que conozco – Victoria se cubrió de pies a cabeza con su cobertor - y tercero – dijo caminando a la cama y sentándose en una esquina – si no te ha llamado es porque espera que tú seas lo suficientemente madura como para ir por ella y disculparte

-de seguro solo está patinando con sus amigos… quizás hasta se olvidó de mi – unas lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Victoria

-vamos no pienses eso – trató de animarla Bella acariciando su hombro – haz el intento de ir a verla, si no tengo razón despídeme – Victoria se quitó el cobertor y la miró

-es un trato

-¿eh?

-si tengo razón estás despedida – se levantó de un salto y fue a ducharse

-espera, no creí que… bueno – rió Bella – al menos hará el intento y probará que tengo razón – al cabo de un rato Victoria se había arreglado de la forma más sencilla que pudo, jeans ajustados, una sudadera gris con rayas horizontales color azul y unos converse grises también, ajustó una coleta en su cabello, un poco de Prints en su cuello y muñecas y estaba lista, decidió ir sin maquillaje, se veía más jovial

-estoy lista – dijo nerviosa

-bien, ahora ve por esa puerta y busca a tu niña-mujer – rió Bella

-ahí voy – respiró profundo, giró la perilla y haló la puerta, enorme fue su sorpresa al ver a Vanessa a punto de tocar el timbre, ambas se quedaron mudas

-¿qué? ¿llegó tu destino pequeña saltamontes? – dijo Bella caminando hasta la puerta, miró a Vanessa y la reacción nerviosa-paralizadora de Victoria – buenoo, creo que me voy – tomó su bolso y salió, hizo un gesto de ánimo a Victoria para luego retirarse por el ascensor

-ehm… - inició Vanessa – quise pasar para saludarte, y saber como estabas

-estoy… bien – tartamudeó Victoria – Vane, quiero disculparme por lo de ese día, la verdad es que no esperaba que fueras tan pequeña, digo, no pequeña, en verdad creo que tienes una buena estatura para tu edad, no me refiero a que debas tener una estatura exacta ni nada por el estilo solo que… - mientras Victoria gesticulaba y se enredaba cada vez más, Vanessa buscó algo en su mochila, sacó un paquete plano envuelto en un bonito papel de regalo azul con pequeños puntitos plateados y se lo extendió a Victoria quien la miró en silencio y lo tomó

-es un regalo, por nuestra primera semana de noviazgo – sonrió, Victoria sonrió también aunque un tanto confundida, trató de abrir cuidadosamente el papel para luego romperlo, al hacerlo fue descubriendo la silueta de una luna en cuarto menguante, sonrió, sabía justo lo que significaba – a tu pedacito de cielo le hacía falta una luna, quiero ser esa luna… siempre y cuando lo permitas, si aceptas prometo iluminar tu pedacito de cielo cada noche de nuestras vidas – metió las manos en sus bolsillos, Victoria miraba la luna sonrojada y con sus ojos un poco rojos, dio la vuelta y empezó a caminar hacia adentro

-¿vienes? – sonrió, Vanessa asintió, entró y cerró la puerta, siguió a Victoria hasta su cuarto, la vio quitarse sus zapatos y subirse a la cama – sube conmigo – Vanessa se quitó sus zapatos también, subió a la cama y ayudó a Victoria a despegar el plástico protector de la luna – quiero que tú la coloques – se la entregó mirándola a los ojos, Vanessa se paró en puntillas pero no pudo – a ver, te ayudo – rió y la alzó un poco por su cintura – rápido que no tengo mucha fuerza

-ya voy, ¿qué crees? Tu techo es alto

-solo date prisa – con un poco de estiramiento y esfuerzo Vanessa pudo colocar la luna en el techo, se dejaron caer a la cama entre risas para luego contemplarse, Victoria acarició la mejilla de Vanessa – te extrañé

-y yo a ti – sonrió esta – esperé que escribieras… o llamaras, y nada

-lo lamento, lamento tanto haberte dejado allá… ¿cómo hiciste?

-caminé hasta que encontré una estación de trenes

-pero… la más cercana quedaba a una hora de ahí

-lo se – rió, Victoria se entristeció y abrazó a su niña

-perdóname, por favor perdóname no volveré a hacer una estupidez así

-claro que no – rió Vanessa abrazándose a Victoria, la miró – entonces… ¿no te preocupa la diferencia de edades?

-un poco… pero, no puedo hacer nada – miró  a Vanessa y dio un toquecito en su nariz – te amo pequeña, y aunque me saque de mis casillas el que seas mucho menor que yo… no puedo negar lo que siento, lo que significas para mi

La semana transcurrió con rapidez, muchas cosas estaban por venir el fin de semana, muchas cosas importantes… entre ellas el cumpleaños de Vanessa, quien el viernes en la mañana salió temprano a su universidad, no se molestó en despertar a Victoria, la noche anterior había llegado sumamente cansada, el bar de Fabrizzio la tenía muy ocupada, así que Vanessa silenciosamente besó su frente antes de salir, tomó el autobús, la universidad quedaba relativamente cercana al departamento de Victoria, así que había acordado con su tío que se quedaría algunas veces allí, Victoria se veía feliz, radiante… para sus empleados aquel cambio era extraño, pero satisfactorio, Vanessa al llegar fue como de costumbre a saludar a sus compañeros

-¡hola chicos!

-hola Vane – sonrió Julia, Kevin también se acercó a saludar a su amiga

-¿qué tal estás? ¿preparada psicológicamente para mañana?

-bueno… en cierto modo – rió – espero puedan venir a mi fiesta, será algo sencillo… pero nos divertiremos de seguro

-ahm… sobre eso – respondió Julia un tanto dudosa – no podré ir, mamá invitó a unos cuantos de mis alocados parientes, debo quedarme en casa

-oh, está bien, no hay problema – sonrió de lado - ¿qué hay de ti Kevin?

-lo siento hermosa, mi curso de inglés empezó y sabes que los sábados es hasta las cinco de la tarde

-pero la fiesta es en la noche

-bueno, si… eh, la verdad es que…

-déjalo – dijo Vanessa un tanto molesta – si no querían ir solo tenían que decirlo

-si queremos ir, pero…

-está bien… no hay problema – desilusionada por no tener a sus amigos más cercanos Vanessa entró a su salón y llevó su día con algo parecido a la normalidad… a la salida como de costumbre estaba Victoria con su lujoso auto esperándola en la acera de enfrente, sonrió al ver a su nena caminar hacia ella, retiró sus costosísimos lentes de sol, al verla ya más de cerca la notó decaída

-hola hermosa… ¿pasa algo? – dijo tomando su mochila y arrojándola al auto

-mis mejores amigos no estarán conmigo mañana

-¿por qué no?

-la verdad no lo sé… presentaron motivos estúpidos a decir verdad

-awww… vamos, levanta ése ánimo, ¿quieres ir por un helado?

-no me trates como una niña Victoria… por favor – resopló Vanessa cruzándose de brazos

-está bien… ¿quieres salir con tu novia en una cita en la cual habrá mucho helado? – dijo Victoria rodeando la cintura de Vanessa y acercándola hacia si

-no es divertido

-ya malhumorada… si vamos… te prometo una gran sorpresa para esta noche – Vanessa se sonrojó, algo que a Victoria le encantó, se acercó y besó su cuello – te gustará

-¿qué esperamos? – dijo Vanessa llena de energía zafándose del abrazo de Victoria y subiendo al auto a toda prisa, Victoria sonrió, miró a los amigos de Vanessa y les guiñó el ojo antes de volver a colocarse sus lentes, dar la vuelta al auto y abordarlo también antes de arrancar

Aquella mañana Camilla despertó producto del vibrar de su teléfono, había recibido un mensaje de Sophía que le indicaba debían verse en el parque a las 9, no había dudado en arreglarse, bajo la sombra de un roble se mantenía nerviosa a la espera de la llegada de Sophía quien al verla sonrió ampliamente, caminaba con terry a su lado, llevaba sus manos en los bolsillos

-hola hermosa

-ésa eres tú – sonrió Camilla corriendo a abrazarla, Sophía la alejó un poco de si para luego atraerla y recibirla con un beso tierno - ¿cómo estás?

-mucho mejor ahora – sonrió Sophía correspondiendo al abrazo

-hola Terry – sonrió Camilla mirando al perro sentado a la par de Sophía quien sonrió y miró a Camilla

-ehm, caminemos… quiero hablarte sobre algo – tomó la mano de Camilla, arrojó la pelota para que Terry la buscara mientras iban caminando – ehm, como bien sabes… me costó un poco lo de Sarah

-lo se amor, lo lamento en verdad

-déjame terminar – sonrió Sophía – tenía una idea muy clara cuando venía en camino, ahora me gustaría ejecutarla – se sentaron bajo un roble, Sophía sonrió… pensaba pedirle matrimonio en ese instante – Camilla, yo… - se vio interrumpida por el sonido de su celular – hola Victoria… ¿qué pasa?

Camilla la observó, miró a Sophía reír y asentir

-¿pasó algo?

-¿recuerdas a la chica que acompañaba a Victoria el día del funeral de Sarah?

-si… era una niña

-pues esa niña es su novia, y quiere hacerle una gran fiesta de cumpleaños sorpresa, estamos invitadas

-¿Victoria queriendo hacer algo por alguien más?

-está enamorada… aunque, ahora que lo pienso suena muy extraño

-será divertido – rió Camilla recostándose a Sophía

-vaya que si

Victoria sonrió al colgar, tenía la música asegurada, entró de nuevo a la heladería y observó a Vanessa decaída

-¿qué sucede? ¿no te gusta el helado?

-es un helado de cuarenta dólares, aunque no me guste debo comerlo

-hey, no estés así – dijo Victoria sentándose frente a ella – a ver, ¿qué pasa por esa cabecita tuya?

-no es nada…

-dime… por favor – fue entonces cuando Vanessa vio el rostro preocupado de Victoria

-es solo que, tú pagas todo Vic, gastas demasiado dinero en mi, esta ropa es costosa, el helado es costoso, tu departamento es costoso

-oye, prometimos no discutir mas por ello, relájate y disfruta ¿si? Rayos… ¿por qué te cuesta tanto?

-porque siento que dependo mucho de ti

-¿de mi? Por supuesto que no, son solo casualidades

-¿ah si? Explícalas

-cuando llegaste a mi vida ya tenía mi departamento, esa es una buena para mi

-me diste cien dólares cuando me conociste, según tú yo necesitaba caridad

-está bien, una buena a tu favor… mmm, la comida es comprada y arreglada por Bella, no es mi culpa… así que es buena a mi favor

-pero ella trabaja para ti y la compra con tu dinero así que sigue siendo nulo, es más, debería ser a mi favor

-para ser una niña eres muy complicada – dijo Victoria tomando un poco de helado con la cucharilla y llevándolo a su boca, Vanessa la miró en silencio - ¿qué?

-nada… tengo que irme – se levantó y tomó su mochila

-¿A dónde? ¿por qué? – Victoria también se levantó

-tengo que hacer cosas de niñas, eres muy adulta para entenderlo – salió de la heladería, Victoria enojada se sentó de nuevo y siguió comiendo el helado, Bella, quien estaba en el auto detrás del de Victoria, vio a Vanessa salir de la heladería y subir en su patineta antes de marcharse, caminó hasta la heladería y vio a Victoria terminando una copa de helado para luego empezar otra de tres sabores, se sentó frente a ella

-¿qué le hiciste? – Victoria la miró desconcertada

-¿tuve que ser yo quien hizo algo? Vamos…

-se fue sin ti, llevaba sus manos en los bolsillos de su chaqueta así que… dime, ¿qué le hiciste?

-nada, solo dije la verdad

-¿cuál verdad? – dijo Bella mirando con cara de espanto a Victoria engullir aquel helado

-que es complicada para ser una niña

-no es complicada… es solo que para ti las cosas se dieron fáciles – dijo Bella mirando fijamente a Victoria

-no importa como sea, de todas maneras el que se fuera funcionará para mi plan

-¿cuál plan?

-su fiesta sorpresa, mañana la llamaré y haré que venga

-¿por qué no mejor vas por ella ahora? Estoy segura de que se le pasará si ve que estás arrepentida

-no lo estoy… es lo que pienso

-tú no piensas

-te estás pasando

-¿qué harás? ¿despedirme? Hazlo, te dará mucho gusto ver que nadie quiere trabajar contigo…

-oh, fuck you – dijo Victoria levantándose y saliendo también de la heladería, Bella tomó la copa y comió un poco de helado también

-si que son unas niñas – dijo riendo

Vanessa tomó la ruta del parque, iba muy metida en sus pensamientos, de pronto escuchó un ladrido detrás suyo, aceleró el paso con su patineta lo más que pudo, un Golden retriever iba tras ella, quizás solo buscaba jugar… pero en ese momento no podía pensar otra cosa más que en correr, patinó por el camino de cemento tan rápido como pudo pero el can era imbatible

-¡Terry, stop! – escuchó una voz femenina, el perro dejó de ladrar y se detuvo, Vanessa no prestó atención al camino, tropezó con una banca y fue a dar al piso - ¿estás bien? – al abrir los ojos vio a una chica delgada de cabello corto y negro, usaba unos anteojos cuadrados de pasta

-estoy bien – dijo levantándose con ayuda de la chica, una segunda apareció corriendo también

-¿todo en orden?

-Terry perseguía a esta chica, debería llevarte al hospital, lo siento… no se que le pasó

-estoy bien… solo fue un raspón

-¿segura? Déjame ver

-estoy bien, en serio – sonrió Vanessa

-¿no te he visto antes? – dijo Camilla mirando a la chica

-¡oye! Tú eres la novia de Victoria ¿verdad?

-¿disculpa? – se sentó Vanessa - ¿Quiénes son?

-ah, yo soy prima de Alessandra, vieja amiga de Victoria

-ya veo… - dijo bajando la mirada

-¿pasó algo?

-no… disculpen, ya me voy

-lo siento – dijo Sophía – no puedo dejarte ir así, ven – la ayudó a levantarse – vamos a mi auto, Cami ¿me ayudas? Trae sus cosas

-claro amor – tomó la patineta y la mochila de Vanessa, la pelota de Terry y las tres fueron hasta el auto de Sophía, una vez en camino todo estaba en silencio, era un poco incómodo la verdad

-entonces… ¿qué tal es Victoria como novia? – dijo Sophía intentando sonar graciosa

-un asco – respondió Vanessa secamente

-eh… vamos – dijo Camilla nerviosa – de seguro no está tan mal, ella es una buena persona

-se nota que no la conoces – volteó Vanessa hacia la ventanilla del auto

-¿Vanessa verdad? – dijo Sophía – Victoria podrá parecer una mala persona, engreída, odiosa, prepotente…

-egoísta, autoritaria, mandona, insensible, torpe, presumida – completó Vanessa llena de ira

-aja… eso, podrá parecer así pero, en el fondo solo es una chica consentida, alguien que en realidad está solo, toma tiempo entenderla, y debes ser paciente, se que te ama

-¿cómo lo sabes?

-solo lo se – sonrió Sophía, llevó a Vanessa hasta su casa quien agradeció y una vez más aclaró que no le dolía nada, se despidió de las chicas y entró

-Cami, ¿tienes algo importante que hacer? Quisiera mostrarte unas pistas que me enviaron de Japón, son extraordinarias

-no, estoy libre – sonrió, Sophía condujo hasta su casa, al entrar Terry corrió al jardín y se metió en su casita, la sombra le sentaba de maravilla, Sophía dejó las llaves en la mesita de la entrada, retiró sus anteojos y también los dejó allí, Camilla por su parte miró a Sophía hasta que esta rió y la invitó a pasar

–siéntate si, iré por el CD

-ok amor – Camilla sonrió, se sentó a esperar a su chica quien al cabo de unos minutos regresó y colocó el CD en el reproductor, miró a Camilla y sonrió

-koi es amor en japonés… - se sentó junto a ella, Camilla bajó la mirada y se sentó sobre Sophía

-¿hay amor entre tú y yo? – dijo restirando sus anteojos

-si hay – sonrió Sophía retirando la blusa de su chica, Camilla se acercó para besar los labios de Sophía lentamente, esta se dedicó a acariciar su espalda y a desabotonar su bra, se fundieron en un beso suave que poco a poco fue aumentando la temperatura en ambas, Sophía comenzó a masajear los pechos de Camilla, la música creaba un ambiente sexy, ya en ambas no quedaba mucha cordura, en eso se vieron interrumpidas por el timbre del departamento, alguien llamaba desesperadamente

-¿Quién rayos será? – dijo Sophía notablemente molesta, Camilla se colocó su blusa de nuevo y se quedó en el sofá, Sophía caminó a la puerta y la abrió… se sorprendió de ver a Alessandra allí

-querida prima – dijo llena de alegría… o hipocresía, Sophía la miró enojada

-¿qué haces aquí?

-vamos vamos, no tienes por qué hablarme así – dijo mientras pasaba a la fuerza – oh, hola Cami, gusto en verte – caminó hasta la sala, Sophía cerró la puerta, estaba furiosa

-Alessandra – dijo Camilla cubriéndose (se sentía desnuda frente a ella) – qué… ¿qué haces aquí?

-oh no, tranquila, no vine por nada malo, solo quise anunciar mi compromiso con Victoria

-¿compromiso con Victoria?

-si si, pero por favor no digan nada… será una sorpresa, se la daré mañana

-pero… ¿ella no está con Vanessa?

-¿Quién? Ah si… la mocosa, descuida, se dará cuenta de que esa niña no le llega ni a los tacones – rió sarcásticamente como si fuera la cosa más natural

-tú tienes un serio problema mental – dijo Sophía

-¿ah si? ¿y eso por qué?

-¿no te das cuenta? Ellas se aman

-bullshit

-¿no? Mm, entonces ¿por qué Victoria está planeando una fiesta sorpresa para ella?

-solo es por caridad – dijo Alessandra sentándose en el sofá – no lo se, su buena acción del año quizás

-¿buena acción? – interrumpió Camilla – Victoria le propondrá matrimonio – ambas primas la miraron asombrada, incluso Camilla enmudeció tras decir aquello, lo había inventado… quizás para que Alessandra se fuera

-eso es mentira – dijo Alessandra levantándose y caminando hasta Camilla – muy mal Cami, no debes decir mentiras

-te sugiero que te alejes de ella, o no responderé… primita

-Sophía está ebria…

-me importa un comino, patearé su trasero si no sale de mi casa en este instante

-ok ok, no hace falta que nos pongamos pesadas… ya me voy, Cami, esa camisa te sienta de maravilla… sobretodo si hace frío – dijo haciendo referencia a los pezones de Camilla, los cuales se veían a través de la delgada tela

-sal de aquí… en este instante – dijo Sophía conteniendo las ganas enormes de golpear a Alessandra quien tras una risotada apagó el reproductor y salió, Sophía respiró hondo antes de ver a Camilla quien aún se veía asustada – entonces… ¿le propondrá qué?

Vanessa se recostó en cuanto llegó, cielos estaba tan enojada… se sentía inútil, y Victoria no ayudaba en lo más mínimo a cambiar eso, solo la hacía sentirse más inútil, su tío la vio entrar con cara de pocos amigos así que se asomó a su habitación

-¿todo bien hija?

-Victoria, ella es tan… bah

-¿bah? Eso ya es decir mucho – rió antes de sentarse – sabes, no se mucho de ella… pero, se ve como la típica niña rica caprichosa, entiéndela, según me contaste su novia la complacía en todo, quizás esté acostumbrada a eso

-no es eso tío, es que… me siento inútil, ella me compra de todo y yo no puedo comprarle nada a ella

-relájate, aún no trabajas por tu cuenta, llegará el momento en que seas tú quien se haga cargo de las cosas, ¿cuál es tu prisa por crecer? Ella te quiere así, despreocupada, eres su niña

-no quiero ser su niña – dijo cerrando los ojos y acostándose de lado

-me parece tierno que lo seas… quizás a ella también, quizás es que no sabe explicarlo, dale una oportunidad – sonrió su tío, dio una palmada a su espalda y salió, Vanessa pensó en meditarlo y digerirlo todo, fue a darse una larga ducha tibia, había empezado a llover

El tío de Vanessa se dedicó a servir la cena, terminaba la pasta cuando escuchó el timbre, al abrir vio a Victoria empapada, no dudó en hacerla pasar y traerle una toalla

-pero señorita Salvatore, ¿qué está haciendo? ¿es que acaso quiere enfermarse?

-estoy bien – dijo esta abrigándose - ¿está Vanessa? ¿ya llegó?

-está en su cuarto… por favor, espere aquí, iré a buscarle algo de ropa seca – el señor Fred entró a la habitación perteneciente a su difunta hermana, pero Victoria no se quedó allí, fue hasta el cuarto de Vanessa para buscarla y disculparse, al no verla se sentó en su cama desolada… contempló su habitación, estaba en otro mundo, había un escritorio  con una cartelera de corcho en frente, la cual tenía muchos dibujos pegados, un ropero justo a su lado y detrás estaba lo que parecía ser una mesa de DJ para niños, era más un juguete que otra cosa aunque se veía extraño, estaba modificado, Vanessa salió de la ducha y vio a Victoria jugueteando con su tablero

-¿qué haces aquí? Y en ese estado… te buscaré ropa – Victoria tomó a Vanessa por su muñeca y la miró

-lo siento… yo, no se que pasa conmigo, cada vez que intento decir o hacer algo agradable acabo por meter la pata, discúlpame Vane, soy una tonta – dijo Victoria sollozando a la vez que tiritaba por el frío, Vanessa le quitó la toalla mojada y la ayudó con su camisa empapada también

-yo me preocupo demasiado cuando solo quieres consentirme – sonrió – también perdóname, parezco mayor para mi edad solo por las preocupaciones que me embargan – Victoria sonrió y miró a Vanesa quien se alzó un poco para besarla

-¿desde cuando no hacemos el amor? – Vanessa se sonrojó – me encanta esto de ti – dijo riendo antes de besarla

-pero… ¿aquí? Está… está mi tío

-entonces no hagas mucho ruido – rió Victoria, le colocó el seguro a la puerta y regresó para besar el cuello de su niña… luego la miró y la besó con ternura, Vanessa desabrochó el botón del pantalón de victoria y se agachó para quitárselo, besó su pelvis por sobre su mojada tanga y levantó la mirada

-¿cruzaste un río o algo así? Estás muy mojada – Victoria rió, levantó a Vanessa para volver a sus labios, un beso largo con un poco de lengua, con ganas, con deseo, la recostó sobre su cama y besó su cuello mientras metía su mano por la ranura de su toalla y acariciaba su abdomen…

-este atuendo es bastante práctico, deberías vestir así más seguido – Vanessa luego de un suspiro contestó:

-tendría que quedarme en casa todo el día…

-por mí está bien si solo nos dedicamos a esto – sonrió antes de continuar, bajó su mano y se encontró con unos labios ya húmedos los cuales empezó a frotar y a presionar, Vanessa liberó un gemido y Victoria sonriente la besó – shhh, recuerda… está tu tío – en realidad imaginándose la escena el tío Fred prefirió salir bajo aquella tormenta, ir a tomar unas cuantas cervezas a la casa de su amigo Bob – no queremos hacer ruido

-sabes… que voy a gemir

-claro que lo se, y se que serán por cuenta de la casa – Victoria sonrió, pasó un dedo entre los labios de Vanessa y se topó con su clítoris, el cual empezó a masajear lentamente para luego atraparlo entre dos dedos, presionarlo y halarlo un poco, los gemidos de Vanessa se hacían cada vez más frecuentes y fuertes, Victoria trataba de contenerlos con besos pero era un tanto difícil, aún más cuando Vanessa gimió fuerte y claro, Victoria había empezado una penetración lenta con dos dedos… era la primera vez que iniciaba una así en ella, lo hizo despacio al principio mientras el cuerpo de Vanessa se acostumbraba a ese tipo de presión, luego cuando empezó a relajarse fue aumentando la velocidad, con su mano libre descubrió por completo el cuerpo de su chica y se colocó parcialmente sobre ella para besar sus pechos, lamer y chupar sus pezones, acariciar su cadera y volver loca a su novia dando besos detrás de su oreja, Vanessa gemía, movía su cadera inconscientemente, cosa que a Victoria le encantaba, le encantaba tenerla así de descontrolada, con un poco de empeño Victoria hizo que Vanessa llegara a un gran orgasmo, se quitó su bra, su tanga y se acomodó entre sus piernas para rozar su sexo al de su chica, Vanessa sonrió excitada y aún jadeante, la miró un tanto extrañada… aunque estaba muy a gusto, Victoria sonrió y en medio de un gemido se acercó a su oído para hablarle – estoy helada… tu vagina podrá calentarme – sonrió y empezó a moverse despacio sobre Vanessa, haciendo el máximo esfuerzo por no separarse de ella, Vanessa gimió y sonrió, buscó desesperadamente los labios de Victoria, detuvieron el movimiento para besarse, acariciarse, disfrutarse en ese beso, luego fue Vanessa quien dejó a Victoria debajo aún en la misma posición, masajeó sus pechos y los juntó para chupar ambos pezones a la vez, Victoria por su parte mientras gemía pasó dos dedos entre los glúteos de Vanessa quien tembló un poco… aquello le agradó más de lo que pensaba, empezó a moverse igual que Victoria cuando subió a ella, aquello era nuevo pero se sentía muy bien, ambas gemían, Victoria sujetó a su niña por la cintura y la movió un poco más rápido, cosa que Vanessa captó y lo terminó haciendo por su cuenta, los vientres chocaban y el aroma ya era un perfume fuerte, la cama se movía al ritmo de las caderas de ambas y chocaba contra la pared, Victoria se detuvo para volver a su posición inicial sobre Vanessa, ambas excitadas hasta el tope, aceleraron sus movimientos mientras se besaban, se acariciaban, Victoria se sujetó al borde de la cama cuando Vanessa se sentó y ésta acabó sobre ella, más juntas ambas llegaron al orgasmo, que digo al orgasmo, eso era puro éxtasis, temblaban, jadeaban, gemían, Vanessa cerró los ojos y Victoria se recostó a su pecho, daba besos a su cuello y sonreía con los ojos cerrados, su teléfono empezó a sonar… era la alarma indicando que eran las doce de la media noche, sonrió e imprimió un par de besos más en su cuello – feliz cumpleaños mi amor

Vanessa sonrió, esa era una agradable forma de empezar su cumpleaños, además del hecho de que Victoria la había proclamado suya… “mi amor” fue algo que retuvo su cabeza antes de dormirse, Victoria sonrió y la acomodó en su pecho para luego pasar una frazada sobre ambas, en verdad el frío se estaba sintiendo así que la abrazó más hacia si antes de besar su frente y susurrar un te amo

En la mañana Vanessa despertó un poco entumecida, se acostó en posición fetal sintiendo las sábanas un poco frías de un lado, abrió un ojo y vio que misteriosamente su pijama había aparecido… estaba vestida, ¿habría sido un sueño la noche anterior? En eso escuchó el ruido de la puerta al abrirse, escuchó a su tío y a Victoria entonar el típico “feliz cumpleaños”, los vio entrar con un pequeño pastel de crema blanca y unas cuantas fresas, tenía una vela rosa en medio

-pide un deseo – sonrió Victoria sentándose a la par de su chica y mirándola con ternura

-¿qué más puedo pedir? – sonrió y sopló la vela

-ahora… debes probar el pastel – sonrió su tío, le pasó un tenedor – anda, come – Vanessa rió, tomó un trozo de pastel con el tenedor

-está delicioso – sonrió, Victoria tomó su mano e hizo que hundiera en tenedor en el centro del pastel donde sintió algo - ¿qué es eso?

-no se que pueda ser… ¿alguna idea Victoria? – sonrió Fred

-tío, nunca has sido bueno para mentir

-vamos, solo ve que es – rió Vic, Vanessa removió un poco el pastel en el centro y encontró un cilindro de acetato, lo tomó con sus dedos y vio en el una cajita azul, tragó grueso y vio nerviosa a Victoria quien no pudo evitar reír – no es lo que crees, pero ábrela

Un poco más aliviada Vanessa rió y abrió la cajita, observó un par de llaves dentro de ella

-¿y esto?

-una es la llave de mi departamento – sonrió Victoria – aquí, frente a tu tío… quiero pedirte que te mudes conmigo… siempre y cuando el nos de su bendición – el tío de Vanessa la miró por un momento, se sentó en la cama también y las miró a ambas seriamente para luego sonreír

-¿cómo podría no dárselas? Se que cuidarás bien de mi pequeña

-tío – sonrió Vanessa un poco conmovida

-¡estupendo! – exclamó Victoria - ¿tú qué dices Vane? ¿aceptas? – Vanessa sonrió y asintió con una enorme sonrisa en su rostro, ambas se abrazaron, Victoria limpió los ojos de su chica, unas cuantas lágrimas se habían escapado

-bien niñas, tengo que irme a trabajar, las veré esta noche… no llegues tarde Vane, te espero

-de acuerdo tío – sonrió Vanessa, el tío Fred se marchó a su gasolinera, Vanessa y Victoria se quedaron recostadas en la cama solo abrazada - ¿de qué es la otra llave?

-es una sorpresa – sonrió Victoria – bien, no podemos quedarnos aquí todo el día, tenemos cosas que hacer

-¿cómo qué?

-anda, tú solo sígueme hoy… te divertirás