Amor a la Italiana

Es la primera parte de mi improvisado relato... espero llene sus expectativas, se aceptan críticas xD no esperaba enviarlo pero ya que me animaron... ahí les va lmL

Camilla despertó temprano esa fría mañana de enero, a pesar del sueño, la pereza, el frío y las ganas de quedarse en cama el resto de la mañana se levantó, estaba emocionada, ése día… Por fin ése día saldría a la venta el tercer libro de cocina más prestigioso de la ciudad, quizás del país, aquel libro que la había inspirado a entrar en aquella academia de cocina, el mismo libro que le había enseñado a hacer un perfecto créme brulé con tan solo seguir los pasos… Y es que vamos, a Camilla se le daba muy bien el arte de cocinar, para ella eso era: un arte, lo que había aprendido de su madre le había servido para practicar, aquellas enseñanzas las complementó con el primer libro que había salido tan solo unos cuantos años atrás, y hoy, ya en el quinto año de academia, con varios premios otorgados, iría a comprar la tercera entrega de su Biblia, como también solía llamarle, se había tardado un poco pero, la espera valdría la pena ya que su autora estaría en la librería principal, firmaría unos cuantos autógrafos y daría uno que otro consejo de cocina, así pues Camilla se dispuso a ducharse, vestirse lo mejor que pudo aunque luego optó por llevar su chaqueta de aprendiz de chef que le habían dado en la academia, claro que tener una propia de un restaurante lujoso habría sido mejor pero a sus casi 24 años sabía que aún faltaba un poco para eso, así pues salió de casa confiada, subió a su motocicleta Vespa y se puso en marcha a la librería.

Al llegar notó que el lugar no estaba tan lleno… Claro está, había llegado temprano, era cuestión de horas, o quizás de minutos para que se abarrotara de fanáticos y amas de casa, se formó detrás de aproximadamente quince personas, se sentía afortunada de no tener que esperar tanto, además la estantería se veía llena de libros, obviamente obtendría uno, cerca a la media hora de su llegada el lugar estaba lleno, la fila hacía rato se había alargado considerablemente, respiró profundo y se felicitó para sus adentros, había tenido la determinación necesaria para levantarse más temprano de lo usual e ir hasta el centro de la ciudad, a aquella prestigiosa librería donde estaría su ídolo, las horas pasaron y por fin abrieron las puertas de la librería, lo que comenzó como un excelente sistema de orden y decencia acabó por ser un completo desastre, las personas corrieron hacia las puertas, entraron a la librería y saquearon las estanterías, Camilla corrió para tomar uno de los libros y una mujer trató de arrebatárselo, ambas halaron y pues, aquella mujer, más grande y con más fuerza, logró arrancarlo de sus manos, se marchó no sin antes brindarle un empujón a la joven, que desde el suelo veía la nueva formación dentro de la librería, ahora a la espera de que llegara la autora de tan elegante creación, desilusionada y con las lágrimas a flote por la ira, Camilla se levantó y se dirigió a las puertas cuando se acercaba para abrirlas estas fueron empujadas primero, haciendo que nuestra joven cayera al suelo nuevamente, por la luz no pudo ver bien quien era, pero al cerrarse las puertas pudo denotar bien de quien se trataba, se quedó atónita al ver nada más y nada menos que a la diosa creadora de aquel libro que tanto aclamaba, ésta al ver a la chica tirada en el suelo hizo ademán de levantarla, Camilla la miraba estupefacta.

-mil perdones, no te vi venir

-eh… está bien, no se preocupe

Ante el balbuceo de Camilla, aquella joven mujer (aunque unos añitos mayor que Camilla) no pudo evitar soltar una leve risa, miró a Camilla de arriba abajo y le sonrió

-veo que eres una chef ¿no es así?

-ah, aprendiz

-y todo aprendiz necesita una guía ¿verdad?

-su… supongo

-mmm que extraño, una joven chef viene a una librería el día de entrega de mi libro pero, se va sin el

-es que… se acabaron

-¿no hay otras librerías? Estoy segura de que si

-si las hay pero, es aquí donde vendría usted a firmar las copias

-ya veo… Fabio, dame un ejemplar

-lo lamento pero, se han agotado, incluso los que traíamos con nosotros

-mmm, en ése caso dame mi original

-pero… - replicó el hombre asombrado y confundido

-vamos vamos, de todas formas yo lo escribí, no me sirve de nada

El hombre alcanzó el original del libro, era cierto, ya patentado no había temor a que lo plagiaran, con una sonrisa ésta se lo entregó a Camilla quien no salía de su asombro, un par de fotos fueron tomadas y algunas personas murmuraban por lo bajo

-eh… muchas gracias, de verdad no tenía que molestarse

-descuida, se que te será útil

-ah, ¿podría firmármelo?

-claro, ¿a nombre de quien?

-Camilla… - fue interrumpida, su teléfono comenzó a sonar, se escuchó levemente la melodía de you and i, from t.a.t.u… - disculpe, me tengo que ir

-espera, ¿y tu firma?

-en verdad me duele no obtenerla pero, debo llegar temprano a la academia

Sin decir más se marchó, subió a su Vespa y arrancó a la máxima velocidad permitida, llegó solo con diez minutos de retraso aunque para el chef profesor eran ¡diez minutos de retraso!

-Bianchi, espero su explicación de por qué llegó tarde a clases

-mis disculpas profesor Donelle, en verdad tuve que ir a hacer algo de suma urgencia, no se repetirá

-eso espero Bianchi, es usted una excelente estudiante como para estar faltando o llegando tarde, lo imprescindible en la vida de un chef aparte de su talento es la puntualidad

-lo se profesor, mis disculpas

-bien, ahora vaya al servicio…

Camilla caminó primero hasta su casillero, dejó su mochila… Pero antes sacó su libro, quería mirarlo, quería recordar ése instante en el que su ídolo culinario le había hecho tan hermoso regalo

-¡Cami! – Antuan, un joven aprendiz la sacó de sus pensamientos – creí que no vendrías hoy

-Antuan hola, eh ¿por qué creíste algo así?

-bueno es que, nunca llegas tarde jaja

-si, tenía un asunto que atender antes de venir y pues, no me fijé mucho en la hora

-lo importante es que ya llegaste, permíteme – tomó el libro y lo guardó en el casillero de Camilla, lo cerró y rodeó su hombro – Cami Cami Cami, se que he insistido en varias oportunidades pero, ¿considerarías salir conmigo ésta noche?

-Antuan Antuan Antuan, así como has insistido debo negarme… otra vez

-tenía que intentarlo – dijo éste de mala gana y soltando a Camilla – bien, andando, la clase va a empezar

Así pues, Camilla entró a clases aunque, moría por regresar a su departamento, leer aquel manuscrito sagrado y practicar algunas de sus recetas, pero para eso… Tendría que esperar

Para Alessandra Di Salvo, la cocina era un templo, más que eso, era su hogar… Nada le encantaba más en el mundo que estar en una cocina, haciendo platillos, disfrutando con su arte, a pesar de lo mucho que intentó su padre de persuadirla para que estudiara ingeniería Alessandra sabía muy bien lo que quería, y no dio su brazo a torcer, era una mujer fuerte, orgullosa y decidida, carácter heredado de su padre, también tenía una determinación envidiable, aunque todo eso lo opacaba su pereza de vez en cuando, a pesar de todo ése día despertó temprano, fue a trotar, regresó a casa, se dio un baño, bebió su café molido y preparado por ella misma, le encantaba el olor a café recién molido en la mañana, se sentó a beberlo mientras leía el periódico

-hacen demasiado escándalo solo por un libro – pensó en voz alta

Así es, su libro había salido a la venta ése día, tendría que ir hasta una de las muchas librerías donde se vendería, se quedó pensando en la nada por unos minutos

-señorita Di Salvo, debería apresurarse

-ya voy Fabio, odio que me apresuren

-lo se, pero recuerde por favor que tiene un almuerzo con su padre luego de la firma de autógrafos

-bien bien, ya voy – por fin se levantó, lavó sus blancos dientes una vez más y se dispuso a colocarse su uniforme de Chef Premium, salió de casa y se subió a su auto

-ejem, señorita Di Salvo debe ir en uno de los autos de seguridad

-soy una chef no la presidenta del país, si les preocupo escóltenme desde sus autos pero yo me voy en el mío – giró la llave dejando escuchar el rugido del potente motor de aquel Audi TT, envidiable auto en verdad, se colocó sus lentes de sol y arrancó a toda velocidad, encendió la radio solo para divertirse, le encantaba conducir… Se sentía libre de tantos protocolos obligados por su padre, luego de la firma de autógrafos en la librería subió de nuevo para ir a almorzar con él y su madre

-bienvenida señorita Di Salvo

-gracias Leonard – entró con algo de cautela, se acercó a la única mesa ocupada en todo el lugar, allí estaban sentados un hombre no mayor a los cincuenta y cinco años, y una mujer que podría pasar por una ex modelo de Carolina Herrera, caminó un poco más y se detuvo frente a ellos - ¿qué puedo servirles?

-hija mía – se levantó su padre, la abrazó afectuosamente - te he echado de menos

-te hemos echado de menos – corrigió su madre, quien se levantó y también abrazó a su bambina

-también los he extrañado, he estado un poco ocupada con la editorial, además de los preparativos para la apertura del restaurante

-finalmente, mi hija abrirá su propio restaurante, que orgullo

-si Byanca pero, más orgullo sentiría si…

-Alphonso…

-lo se lo se, no hay que arruinar el momento, bien hija, en este… Tu plan de vida, ¿qué es lo que sigue? - Dijo el señor Di Salvo, siempre yendo al grano

-¿a qué te refieres? – preguntó Alessandra con un poco de confusión

-ya sabes, tienes éxito en tu trabajo, un tercer libro publicado, un nuevo negocio que de seguro será magnífico, pero… ¿qué sigue?

-a lo que se refiere tu padre es si, nos darás un nieto alguna vez

-eso, familia, un esposo, nietos, un bonito caniche también

Alessandra trató de contener su risa, aunque era imposible… Sus padres la vieron confundidos

-¿qué es lo gracioso Alessa?

-¿hijos? ¿Esposo? ¿Un caniche también? Lo siento pero, no creo necesitar nada de eso – continuó riendo – tienen razón, tengo éxito en mi vida, un nuevo negocio que será magnífico, un tercer libro que será un best seller… No puedo dejar eso para dedicarme a cambiar pañales, no dejaré mi cocina y mi título de chef, no dejaré de hacer exquisitos platillos aptos para paladares sofisticados por hacer papillas y biberones… Así que perdónenme pero, eso de la familia no es para mí

Sus padres la miraban con tristeza y confusión a la vez, su única hija no quería por nada del mundo darles aunque fuere un nieto… Y no quería la estabilidad de una familia, aunque para ser honestos, a sus veintisiete años no le habían conocido ningún novio, salvo aquel leve amorío de secundaria que se terminó luego de la graduación, nada… A su hija solo la veían alguno que otro día de cada mes, salvo por las portadas de las revistas culinarias

-vaya… No podremos convencerte de lo contrario ¿verdad?

-sabes que no madre, lo lamento

-está bien, piénsalo al menos ¿si?

-lo pensaré, aunque sabes cual será el resultado

Alessandra acompañó a sus padres a la salida del restaurante, se dispuso a revisar por quincuagésima vez el menú de apertura, solo las personas más sofisticadas de la ciudad asistirían, todo debía ser perfecto

-señorita Di Salvo, la joven Salvatore acaba de llegar

-bien Leonard, estaré en mi oficina, dile que pase – caminó hasta allá y sirvió dos copas de vino, esperó recostada a su recién comprado escritorio

-vaya, éste lugar si que es exquisito

-no tanto como éste vino, pruébalo – le extendió la copa, la joven alta de cabello castaño sonrió y tomó la copa de aquella chef hermosa sin duda, Alessandra caminó hasta la puerta y la cerró

-y, ¿a qué debo el honor de tu visita?

-tenía que ver el lugar con mis propios ojos cara mía, y ser la primera comensal de tu exitoso restaurante

-ya veo… Bien, tú solo dime que quieres y lo haré para ti personalmente – dijo dando un sorbo a su copa, la joven Salvatore se acercó lentamente, tomó la copa y la mano de Alessandra entre las suyas y dio un sorbo…

-lo que quiero no necesita cocinarse

-Victoria, no creo que…

-shhh – colocó uno de sus dedos sobre los labios de Alessandra – solo dales el día libre a tus empleados

-podría retrasarme…

-sabemos que no, solo necesitas terminar con un par de cosas, vamos Aless – dijo en tono suplicante

-bien, ya regreso – se alejó un poco de aquella hermosura castaña, salió de la oficina y ordenó a Leonard dar el día libre al resto de los empleados

-pero señorita Di Salvo…

-anda Leonard, tómatelo tú también

-no puedo, no… No puede, recuerde la orden de alimentos que llegará en un par de horas

-ah si, bueno tú quédate afuera para recibirla, tengo asuntos que atender – sin más regresó a su oficina, aquel encargado elevó la vista al cielo, si bien conocía a la familia Di Salvo de hace muchos años ésta nueva generación estaba matándolo, decidió permanecer afuera a la espera de la comida y algunos entremeses, mientras aquella rebelde estrenaba su oficina

Luego de salir de clases Camilla fue a su trabajo en la pastelería Santore, hacía entregas en su Vespa, lo que le facilitaba su vida de adulta en ésa ciudad, ganaba lo suficiente para mantenerse y estaba orgullosa de ello

-bien Cami, tienes un envío

-déjeme cambiarme señor Santore, enseguida saldré

-espera espera bambina, ¿comiste al menos?

-ah… Si, claro que si

-no me mientas eh, come algo

-comeré cuando regrese, lo primero es el cliente, como usted dice

-está bien, empaca esas cajas y acomódalas, no son muchas, son solo unas pocas que faltaron en el encargo anterior

-¿a donde van?

-aah es un prestigioso restaurante que nos contrató como servicio de postres, pagará generosamente

-¿eso quiere decir que mi sueldo aumentará?

-probablemente niña, ahora ve a entregar esos pasteles

Camilla rió un poco, empacó los pasteles y subió a su motocicleta, arrancó con cautela, y así condujo hasta llegar a la dirección que le había dado el señor Santore, se estacionó cerca de la puerta de aquel restaurante, de hecho era tan lujoso y grande que parecía un palacio

-eh, disculpe – se dirigió a aquel hombre mayor vestido de forma elegante sentado fuera del restaurante – soy de la pastelería Santore, traigo los pasteles que les faltaron

-oh claro, bien deja las cajas en la cocina, al fondo a la derecha por esta puerta

Camilla se sintió un poco usada, aquel hombre ni siquiera la ayudaría, pero en fin, trabajo es trabajo, llevó las cajas de dos en dos, había pasado por una oficina, estaba cerrada al parecer, claro tampoco era la idea detenerse a curiosear, aunque lo poco que había visto del lugar le pareció muy elegante, y la cocina, amplia, perfecta, exquisita, esas palabras se quedaban cortas ante todo aquello, de regreso pasó otra vez por aquella oficina, no tomó importancia y fue a cobrarle al hombre encorbatado

-listo, están en la cocina, ahora si es tan amable recibiré el pago y me iré

-si claro, ve a la oficina de camino a la cocina, allí está la dueña, ella te pagará

-¿la dueña? Está bien…

Armada de paciencia Camilla regresó por aquel corredor, tocó la puerta un par de veces y no obtuvo respuesta, decidió tocar otra vez y nada, un tanto molesta giró la perilla y empujo la puerta, se quedó estupefacta al entrar, dos mujeres completamente desnudas estaban teniendo sexo sobre el escritorio, y mayor fue su asombro al ver que una de ellas era Alessandra Di Salvo, su musa, asustada y aturdida decidió correr en dirección contraria

-¡Leonard detenla! –escuchó detrás de si, aquel hombre que había estado sentado todo este tiempo se irguió como un gigante y la sostuvo por sus hombros, por más que trató de liberarse no pudo, unos minutos después vio a ambas mujeres salir a su encuentro (ya vestidas) – llévala a la oficina – nuevamente aquel encorbatado obedeció, sentó a Camilla en una silla y cerró la puerta desde afuera

“muy bien Camilla, vaya forma de conocer a tu ídolo” – pensaba para sus adentros, sentía ganas de llorar, estaba desesperada, si ella era la dueña del restaurante no dudaría en desechar a la pastelería Santore gracias a éste malentendido, ojala solo hubiera esperado un poco más, solo un poco…

La puerta se abrió nuevamente, dejando ver a Alessandra Di Salvo y a la otra mujer, luego de entrar la cerraron nuevamente, Alessandra se sentó sobre su escritorio y aquella joven de cabello castaño se recostó a una de las ventanas

-de verdad lo siento – dijo Camilla en tono suplicante ante la mirada de escrutinio de Alessandra y la otra mujer, que aunque se encontraba detrás de ella podía sentirla – no fue mi intención irrumpir sin permiso, es solo que…

-solo que... ¿qué? – Preguntó Alessandra – ¿creíste que entrar sin tocar era una gran idea?

-no, lo juro toqué varias veces pero no abrieron y pues, tenía prisa por irme y…

-entraste sin permiso – dijo la otra mujer - ¿no te enseñaron que debías tocar antes de entrar?

-si toqué – dijo Camilla alzando un poco más la voz

-chiquilla impertinente – dijo esto de la misma forma

-muy bien, suficiente las dos – intervino Alessandra – Victoria, yo me encargo de esto cara mía, te llamaré en un rato

-como sea, esperaré tu llamada – la otra joven se marchó, al cerrar la puerta Alessandra soltó un exhalo, miró a Camilla, estaba a punto de llorar, se levantó y le ofreció un pañuelo

-no llores, no es para tanto

-de verdad lo lamento, no esperaba conocerla de ésta forma…

-está bien, solo asegúrate de tocar la próxima vez – volvió a sentarse, sacó su chequera – y, ¿cuánto va a costarme tu silencio?

-¿disculpe?

-no quiero que una chiquilla vaya por ahí comentando lo que vio, mucho menos cuando mi restaurante está próximo a inaugurarse

-mis disculpas pero, creo que se confunde de persona

-¿ah si?

-si, no soy de ésas personas que se aprovechan de las demás, no voy a jactarme de lo que vi, tampoco quiero ningún tipo de ganancia, solo pague el precio de los pasteles que traje y por favor no tome ningún tipo de represalias contra mi jefe y su pastelería

-está bien, aquí tienes el cheque por la suma acordada, y mi palabra de que ni la pastelería ni tu jefe sufrirán las consecuencias, pero necesito la tuya de que permanecerás con ésa boquita cerrada

Camilla se sonrojó un poco, luego tomando el cheque por un extremo contestó:

-tiene mi palabra, de mi boca no saldrá nada sobre esto

-bien, por cierto ¿cómo te llamas?

-Camilla Bianchi

-Alessandra Di Salvo

-lo se, compré su libro hoy

-mm ya veo

-y me empujó con la puerta… Debería fijarse de quién está a punto de salir antes de entrar y derribarla al piso – dicho esto salió corriendo de la oficina, subió a su Vespa y regresó, Alessandra se quedó un poco desconcertada y divertida por la expresión de aquella bambina al decir eso

-así que eras tú - se recostó en su sillón y se quedó dormida al cabo de unos minutos

-Cami, si que tardaste pequeña… ¿qué pasó? Pareciera que hubieras visto un fantasma – dijo don Santore al ver el rostro de Camilla

-nada… aquí tiene el cheque, señor Santore ¿podría retirarme? No me siento bien

-claro no hay problema, ¿necesitas que te lleve?

-no, podré llegar, no se preocupe – dicho esto buscó su mochila, se cambió de ropa y de nuevo subió a su moto, al llegar a casa pasó directamente a su cuarto, se tumbó sobre la cama a llorar, y así hasta que se durmió

Alessandra por su parte fue a su casa a cambiarse, saldría con Victoria y otros amigos a celebrar por cualquier cosa, salió en su auto y fue a recoger a Victoria, estaba elegantemente vestida, un jean y una camisa Armani, encima su confiable gabardina negra de Gucci y calzaba sus Mena Ankle Boots de Valentino, Victoria por su parte llevó una falda de Marc Jacobs, una blusa de Puriel, y sus Louis Vuitton

-vaya, mi novia se ve espectacular en esa Marc Jobs

-Jacobs querida, Jacobs

-bueno, sea quien sea hizo una falda que se te ve genial – dijo acercándose a Victoria, ésta rodeo su cuello fácilmente pues, estaban prácticamente a la misma altura, dio un cálido beso a sus labios para luego soltarla y subir al auto, Alessandra también se subió y arrancó al lugar acordado

-¿en qué terminó el asunto de la chiquilla?

-no dirá nada

-¿te sacó dinero? Vaya… es inaudito que haya gente como ella en el mundo

-en realidad no, solo cobró el dinero de los pasteles que encargamos, ni un centavo más

-¿hablas en serio? Bueno… al menos en eso si tiene modales, y acabarás los negocios con esa gente supongo

-te equivocas – contestó la rubia – no voy a despedirlos solo porque se dio ése malentendido, además su jefe no tiene la culpa

-ya veo – volteó a ver por la ventanilla del auto

-no te pongas así preciosa, no es algo tan grande

-no es solo por eso Alessa, estoy harta

-¿harta de qué?

-harta de tener que ocultar lo nuestro solo porque tus padres sean homofóbicos, de eso estoy harta

-oh bien, y según Victoria Salvatore ¿qué se supone que haga?

-no lo se, deberíamos admitir nuestra relación…

-si claro, hacer una rueda de prensa también ¿verdad?

-¿en serio?

-¡por supuesto que no! No puedo arriesgarme a un escándalo antes de abrir mi restaurante, debemos esperar un poco más

-¿cuánto más?

-no lo se… dos o tres años, si son cinco mejor

-detén el auto – dijo enfadada

-lo siento gorgeous, no me detendré hasta que lleguemos con Marco y Julián

-¿podemos al menos ir a otra parte? De seguro irán con sus novias y sabes que no me agradan

-también se que el sentimiento es recíproco, mmm ir a otro lado… ¿A dónde te parece buena idea?

-donde sea que estemos tú y yo me parece bien

-mm, podríamos ir a un café, salir de la ciudad, solo tu y yo…

-de acuerdo – dicho esto se recostó al hombro de Alessandra, quien cambió la dirección y se dirigió a las afueras de la ciudad

En la mañana Camilla fue como siempre a la academia, ése día serían asignados sus lugares de pasantías, estaba feliz, casi había olvidado por completo el incidente anterior, se sentó en su lugar a esperar la entrada del profesor Donelle

-muy bien, presten atención, conforme los vaya nombrando saldrán, tomarán sus uniformes y abordarán el autobús, no se preocupen por sus vehículos, estarán afuera del restaurante asignado cuando salgan en la noche

Uno a uno fue nombrando, la lista no estaba en orden alfabética así que tardó un poco, por fin llegó la hora de Camilla

-Camilla Bianchi, tus pasantías serán en el l'entrée au paradis, será la última parada

Camilla se levantó, le encantaba la idea de un nombre francés en un restaurante, emocionada tomó su uniforme oficial, salió y subió al autobús, al sentarse sacó su i-pod, se colocó sus auriculares y cerró los ojos, al fin y al cabo sería el último lugar al que iría el autobús; pasado un rato abrió los ojos, había descansado lo suficiente, al ver el camino por la ventana notó que le parecía familiar, miró al frente y vio aquel restaurante del día anterior

-¡¿A dónde vamos?!

-al restaurante donde hará sus pasantías señorita Bianchi

-¿eh? No puede ser posible… ¿es este?

-si, daré la vuelta en “u” y podrás bajar

El conductor estacionó el autobús frente al restaurante, abrió la puerta y Camilla bajó un poco temerosa, se acercó a aquel hombre encorbatado que la había mantenido sujeta con tanta fuerza

-¿señorita Bianchi?

-eh… si

-soy Leonard, pase por aquí por favor, la llevaré a su locker

Camilla siguió a Leonard por aquel pasillo, pasó junto a la oficina de Alessandra e inmediatamente vinieron a su mente aquellas imágenes que, aunque perturbadoras hacían que su corazón se acelerara, mientras caminaba recordaba a aquella mujer de cabello corto y rubio embestir con su entrepierna a la de castaño sobre el escritorio, todo eso la estaba poniendo un tanto nerviosa, por fin se detuvieron

-es aquí, bienvenida a l'entrée au paradis, la chef le dará la bienvenida apropiada en un momento, una vez guardadas sus cosas siéntase libre de recorrer el lugar, ver la cocina, familiarizarce… Aunque por favor, no entre a la oficina sin tocar

Esto último lo dijo aquel hombre entre unas leves risas, salió de aquella habitación donde se encontraba una cama pequeña, una puertecilla al fondo, un small closet y un pequeño escritorio, un poco desconcertada Camilla salió de allí, decidió ir a buscar a Leonard y preguntarle, su intención no era quedarse de huésped en un restaurante, salió y comenzó a caminar en busca de aquel hombre, cuando llegó a la cocina se asombró, todo en su lugar, recipientes, ollas, sartenes, un sin fin de utensilios

-¿puedo ayudarte? – escuchó decir tras de si, se volteó y mayor fue su sorpresa - ¿qué haces aquí? creí que no querías soborno – dijo Alessandra

-no estoy buscando ningún tipo de soborno, vengo a hacer mis pasantías

-¿tú? ¿en mi restaurante? Vaya… esto si que no me lo esperaba

-yo tampoco lo esperaba pero…

-al parecer eres la estudiante más cualificada para tus pasantías aquí, me sorprendes

-¿quiere decir que no me cree capáz?

-era una forma de decirlo, aunque menos cortante la verdad

-no me cree capáz… Bien, póngame a prueba

-de acuerdo, prepararás algo y te observaré, no te diré nada, cuando pruebe tu platilo y lo califique te diré lo que hiciste mal

-entonces no dirá nada

-menos charla y más trabajo, ve a cocinar algo digno de mi restaurante, y siéntete libre de usar lo que quieras

Camilla corrió al gran refrigerador, buscó unas cuantas cosas…

-ah por cierto, si no apruebas te enviaré de nuevo a la academia, no podrás hacer tus pasantías

-¿qué? ¡eso es injusto!

-nunca dije que no pondría reglas, ahora empieza, los delantales están por allá

Sintiéndose frustrada Camilla comenzó a buscar los ingredientes, se acercó a la barra y comenzó a lavar, cortar, picar, mezclar, todo lo que mejor se le daba: cocinar, Alessandra se había sentado a revisar su correo electrónico, de vez en cuando levantaba la mirada para ver a Camilla caminar de aquí para allá, se levantó y sin que se diera cuenta la observó, luego volvió a sentarse, sacó su teléfono y marcó

-¿hola? – escuchó la voz de Victoria

-bellissima, ¿tienes tiempo para almorzar conmigo?

-of course my love, llegaré en una hora

-te espero – al colgar sonrió, sería una buena forma de probar los platillos de la pasante, pasados cuarenta minutos Alessandra volvió a levantarse, entró nuevamente a la cocina y vio a Camilla dar los últimos toques a los platillos – bien pasante, ¿qué hiciste?

-aah, pues como plato principal preparé una moussaka, y como segundo plato hice una lagsana con espinaca y ricota

-espero hayas hecho un postre

-por supuesto, hice un charlotte du volga

-wow, me sorprendes pasante, aunque veré que tan bien está una vez lo haya probado, prepara una mesa para dos, luego sirve la comida y elige un buen vino que vaya con la comida, debo arreglarme para cenar con la señorita Salvatore

-¿eeh? Osea que… ¿en pocas palabras me hizo cocinar la cena para usted y su novia?

-mmm eso se me ocurrió luego, con tu permiso – se fue a su oficina, Camilla frustrada arregló la mesa lo mejor que pudo, luego fue con ayuda de Leonard a la bodega a elegir un vino apropiado, encontró uno y regresó, cuando llegó a la mesa tanto Alessandra como la otra mujer ya estaban sentadas – ah pasante, justo a tiempo, trae el vino, quiero checarlo

-aquí tiene chef - acentuando ésa palabra

-gracias, ahora retírate, puedes tomarte el día libre, a partir de mañana te quiero aquí a primera hora

-con su permiso – Camilla se retiró, regresó por aquel pasillo y entró a la habitación, se sentó en aquella cama a pensar… Le parecía mentira, aquella musa, su ídolo, no eran más que patrañas inventadas por los medios, ahora la conocía en realidad

-¿qué hace aquí? – dijo Victoria dando un sorbo al vino recién servido por su chef personal

-hará sus pasantías, casualmente la asignaron aquí

-no sabía que tenías convenios con academias

-bueno, el director de dicha academia es mi tío, no podía decirle que no

-cierto, mmm esto se ve delicioso gorgeous

-solo para ti bellissima

-pero… ¿lo hiciste tú?

-ah, comamos ¿te parece? – le sonrió a Victoria de ésa forma en que solo ella sabía, ésa sonrisa que derretía a cualquiera, incluso a mi me derritió, así que su comensal no tuvo más remedio que comenzar a comer

-está delicioso

-me alegra que te guste, ¿qué tal el vino?

-perfecto acompañante

-bueno querida mía, esta cena fue preparada por nuestra pequeña espía

-¿what?

-como lo oyes

-but… that girl… is impossible, this is delicious

-i know, she is excellent right?

-si, me sorprendí

-es por eso que la enviaron a mi restaurante, quieren que la guíe y que sea mi aprendíz

-bueno, eres la mejor, es por eso que quieren que la instruyas

-lo se, oh, tengo otra sorpresa para ti, la verás cuando terminemos de comer

-justo ahora solo quiero una cosa

-¿qué?

-acércate – Alessandra se acercó un poco a Victoria, ésta atrapando su mentón la atrajo hacia si y le dio un leve beso, que poco a poco fue volviéndose profundo e intenso – eso quería

-jajaja, creo que tendré que esperar para darte esa sorpresa, vamos

-¿a donde?

-to my department… i wanna show you something

-ok – dijo un tanto entre risas, tomó la mano de Alessandra y la siguió al estacionamiento, ésta la atrajo un poco recostándola al auto, dio unos besos a su cuello y la liberó para abrir su puerta – grazie

-di niente – dicho esto subió y lo encendió, arrancó con cuidado

Camilla había salido antes que ellas, solo quería acostarse y descansar, solo había cocinado pocas cosas pero, el estrés de ser evaluada por aquella chef la estaba preocupando, además le dio el día libre.. ¿qué se creía? No, no se creía, de hecho lo era, subió a su motocicleta y arrancó, no pasaron ni quince minutos cuando comanzó a bajar la velocidad, su gasolina se acababa, y así, en la nada se quedó recostada a ella

-¡¿qué te he hecho?! – gritó mirando dramáticamente al cielo – pago mis impuestos religiosamente, voy a la iglesia siempre que puedo, doy para los pobres, la comida que sobra la llevo al refugio de niños y ancianos… ¿por qué me pasa esto a mi? –acabando de decir eso comenzó a llover, arrojó su casco al suelo – si, si si, muchas gracias, además tenías que mandarme lluvia, estoy muy agradecida, dime qué estoy haciendo mal para que me pase esto, ¡ilumíname!

-mmm ¿estás segura de que puedes conducir así?

-no mucho pero, no hay autos en sentido contrário, además, aquí abajo necesito revisar a fondo, hay problemas de humedad

-¡Aless! – gritó Victoria sonrojada – por favor conduce bien, mira que además está lloviendo

-de acuerdo de acuerdo – dijo ésta colocando ambas manos en el volante, de pronto vio algo en frente - ¿qué es eso?

-parece una motocicleta

-oh no puede ser

-¿quien es?

-me dentendré, espérame aquí – dijo frenando y bajando del auto, caminó hasta aquella chica que desde el primer día solo le había causado problemas, de espaldas a ella y con los brazos extendidos hacia los lados estaba Camilla con la cabeza levantada hacia el cielo, bajo aquella luvia – Camilla – dijo en voz baja, la joven se volteó golpeando a Alessandra con uno de sus brazos, perdiendo el equilibrio y cayendo sobre ella que al hacer un intento por atraparla también cayó

-what the fuck is going on there? – se preguntó Victoria pero, su novia le había pedido que la esperara, lo haría hasta que viera alguna otra cosa fuera de lo común, ésa muchachita… Para nada le inspiraba confianza, de seguro solo quería molestar a su Aless, arruinar su restaurante… Si, seguro ése era su plan

Camilla continuaba con los ojos cerrados, su suerte cada vez empeoraba más, de seguro había caído sobre algún violador, de seguro se la llevaría en su camioneta a hacerle quien sabe qué

-si te levantaras creo que sería más fácil ayudarte con lo que sea que le haya pasado a tu moto – ésa voz sonaba familiar, abrió los ojos y se petrificó

-eeh, chef, mis disculpas no sabía que estaba detrás de mi, ¿qué qué qué hace aquí?

-bueno estaba seca en mi deportivo camino a mi departamento cuando vi a una chica a un lado de la vía con los brazos extendidos debajo de la lluvia, no se quien está mas loca, si ella por hacer eso o yo por detenerme

-lo siento, de verdad…

-levántate, estoy cansada de estar en el suelo

Camilla se levantó temblorosa, luego Alessandra

-gracias por detenerse, me creí perdida

-¿qué le pasó?

-me quedé sin gasolina

-¿cuál usas?

-cualquiera está bien

-bueno, quédate aquí – Alessandra caminó hacia su auto, abrió la puerta del piloto para presionar el botón que abre la maleta…

-gorgeous estás empapada

-lo se amor, ya regreso

-¿qué pasó?

-dame unos minutos, volveré enseguida – fue a buscar un galón de gasolina, lo llevó hasta la motocicleta de Camilla, abrió la tapa del depósito y sirvió hasta que el tanque estuvo lleno – listo, puedes volver a tu casa

-gracias, de verdad se lo agradezco, permítame busco en mi billetera… ¿cuánto cuesta ése combustible?

-te aseguro que más de lo que traes, déjalo así, considéralo mi bienvenida al restaurante

-¿eh? Eso… ¿eso quiere decir que pasé?

-mm si

-¡genial! – llena de emoción comenzó a dar saltos, y fue tanta la emoción que terminó abrazando a Alessandra, ésta divertida y conteniendo las risas la abrazó también, Victoria molesta comenzó a sonar la bocina del auto

-si si, genial… Ahora pequeña amenaza será mejor que regreses, yo también me tengo que ir

-gracias – dijo sinceramente – de verdad, se lo agradezco

-está bien, ahora regresa – dijo colocando su mano sobre su cabeza, una palmada amigable y reconfortante

Dicho esto cada quien regresó a su vehículo, Camilla lloró un poco mientras conducía, ciertamente estaba feliz, por fin tendría su chaqueta de chef profesional y además de eso sería del restaurante de su musa, la mujer que más admiraba

-ahora que lo pienso, no es tan mala después de todo – pensó en voz alta

-amor mírate, estás empapada

-lo se, vamos, quiero una ducha de agua tibia

-al menos ésa chiquilla me hizo un favor

-¿ah si? ¿cuál?

-podré tenerte solo para mí en el jacuzzy – dijo recostándose a su hombro

Camilla llegó a casa, pasó directamente al baño y puso a llenar su tina gon agua tibia, al quitarse su chaqueta notó un perfume ajeno, era elegante, fuerte, desprendía pasión, antes de darse cuenta se encontraba oliendo su chaqueta con aquel perfume… El perfume de Alessandra Di Salvo, dejó la chaqueta sobre la cesta de la ropa sucia, terminó de desvestirse y entró a la tina, abrazó sus piernas y se perdió en sus pensamientos… Tocó su cabeza por unos segundos…

-ella no es tan mala después de todo ¿verdad?

-eres mala gorgeous

-¿por qué?

-no es justo que me tengas así

-lo siento señorita, usted no debía tocarme y sin embargo lo hizo

-vamos Aless, desátame…

-te quedarás así, ya regreso – se levantó y caminó hasta el baño, cerró la puerta y se miró al espejo un momento, lavó su rostro… - ¿qué me pasa? ¿por qué se me viene a la mente el rostro de ésa niña? Solo es una pasante, y solo me sonrió y me abrazó como agradecimiento… Además ¿qué me importa lo feliz que estuviera?

-Aless… Si no te apresuras me iré a casa en cuanto me desates

Alessandra salió del baño, desató a Victoria y se sentó junto a ella…

-lo lamento hermosa, no me siento bien

-¿eh? Oow, debió ser ésa comida – dijo abrazándola – te cuidaré, vamos, recuéstate

-estaré bien amor, solo… Vamos a dormir ¿está bien?

-si, descuida – dijo un tanto frustrada

Era poco más de la media noche cuando Camilla se levantó sobresaltada, su teléfono sonaba estruendosamente

-¿aló?

-joven Bianchi le habla Leonard

-oh si… Leonard ¿pasó algo?

-¿por qué habría de pasar algo?

-pues no lo se… Considerando que es ¡media noche!

-mis disculpas joven Bianchi, solo cumplo órdenes, mañana temprano debe ir usted a comprar todos los diarios que vendan en el kiosco de la quinta avenida de camino a casa de la señorita Di Salvo, llevarlos a su casa y aprender como moler granos, de ésa forma también preparará su café

-¿bromeas verdad?

-para nada joven Bianchi, no bromeo, bien, a primera hora en casa de la señorita Di Salvo, enviaré su dirección por texto – dicho esto colgó la llamada, estupefacta Camilla esperó la dirección, colocó la alarma tres horas antes de lo debido y volvió a dormir

En la mañana se levantó, se duchó y arregló lo más rápido posible, tomó el papel donde había anotado la dirección, agarró su casco y sus llaves y bajó corriendo, iba en su moto cuando revisó detenida en el semáforo

-bien, si voy por aquí ahorraré tiempo, debo aprender a moler los granos de café – así pues, se spresuró a llegar a casa de su chef

Luego de que Alessandra se durmiera Victoria comenzó a caminar alrededor de la habitación, por los pasillos, llegó a la cocina y sirvió un poco de vino, se sentó en la terraza y observó la noche desde allí, se hartó, había ido específicamente a algo y no lo obtuvo, así no era su novia, algo estaba mal…

Alessandra despertó a eso de las seis de la mañana, miró a su alrededor con pereza, se vio sola en aquella enorme cama, exhaló y miró al techo, estaba harta, tenía una casa enorme y envidiable, dinero, un negocio próximo a ser exitoso… Y estaba sola, abrazó su almohada, queriendo tener entre sus brazos a alguien… ¿pero a quien? Su novia hacía horas que se había marchado, además estaba harta de tener solo sexo… Quería amor, contempló la gran ventana que estaba frente a ella y vio que el sol comenzaba a emanar, vio su almohada y por un momento, solo por un momento imaginó a ésa chiquilla desesperante, dormida plácidamente entre sus brazos, parpadeó un par de veces… Que locura, se levantó y caminó a su ducha, luego de pensarlo mejor decidió entrar a su enorme tina, allí se relajó en el agua tibia

-ok, era… eeehm, debía dar vuelta en la séptima, si, bien, eeeh, ya se, el siguiente semáforo – con unos cuantos problemas de ubicación Camilla llegó a la enorme casa de la señorita Di Salvo, atravesó el enorme jardín en su motocicleta, una vez frente a la casa bajó y sacó los periódicos

-oh genial, llegaste – dijo un hombre más o menos en la mediana edad

-eh si, y tu eres…

-Fabio, vamos rápido entra, ordena sus periódicos en aquella mesa, y luego ven a la cocina, te enseñaré a moler granos para que prepares su café

-bien pero, quiero saber por qué debo…

-rápido – dijo Fabio, quien luego caminó por un corredor, Camilla confundida aún ordenó los periódicos en la mesa que le habían indicado, se quitó su bolso y lo dejó en una silla, caminó justo por donde Fabio había ido – genial, me gusta la rapidez en una persona ahora presta atención

El sonido de la moledora de granos despertó a Alessandra, se había quedado dormida sentada en su tina, se levantó y se secó, fue por su bata y salió del baño, se recostó de nuevo en su cama, pensó unos momentos si levantarse o no, la verdad era que lo único que quería hacer era dormir hasta poco más allá del medio día, holgazanear y comer pop corn mientras veía algún programa aburrido, si… Eso era justo lo que necesitaba, se levantó y luego de vestirse y arreglarse salió a su comedor, encontró los periódicos en la mesa, cuando iba a sentarse se detuvo, un morral estaba en su silla de siempre

-ahora, por favor con cuidado lleva el café a la mesa – escuchó decir a Fabio

-si si, voy con cuidado, no te alteres – vio entrar a Camilla con una bandeja y su desayuno en el, al ver a Alessandra se sonrojó – buenos días señorita Di Salvo

-buenos días Camilla – se escuchó bastante bien

-eh, su desayuno y su café recién molido – dijo colocando la bandeja sobre la mesa, Alessandra se sentó y tomó la taza entre sus manos, la acercó solo un poco a su nariz…

-huele delicioso –dijo sonriente mientras miraba la taza, la llevó a sus labios y lo degustó lentamente – y está delicioso, buen trabajo Camilla

-ah, gracias – dijo algo apenada

-siéntate, desayuna conmigo

-¿eh? Pero…

-vamos, debiste venir muy temprano, de ahora en adelante desayunarás aquí, ya que traerás mi periódico y prepararás mi desayuno pues, haz para ti también, eh, Fabio, sírvele un poco, no te acostumbres pequeña, solo será por hoy que te servirán – rió un poco

Fabio sirvió comida también para Camilla quien se sentó frente a Alessandra, ésta leía el periódico como de costumbre pero de vez en cuando levantaba la vista para ver la expresión de Camilla, ésta sonreía al comer, miraba a su alrededor y pues, que mejor vista que un jardín enorme a través de las ventanas

-¿te gustan las plantas?

-oh si, me recuerdan a la casa de mi abuela, le encantan las plantas y pues, tiene un jardín, no tan amplio como este pero es verdaderamente acogedor

-si quieres puedes ir a verlo

-no no, en verdad no quiero molestarla

-no es molestia, vamos… Eh Fabio por favor recoge esto – caminó con Camilla hacia afuera, la llevó hasta aquel hermoso jardín

-wow… Es enorme

-si que lo es – dijo Alessandra sonriendo – vamos, hay un lugar que quiero que veas

Caminaron por unos minutos, se alejaron incluso de la casa, llegaron hasta una capilla con toques griegos, frente a ella una pequeña fuente adornaba también

-es hermosa

-vamos, siéntate

-pero… ¿No le preocupa llegar tarde?

-¿quien va a echarme?

-tiene razón, es la jefa

-y tu descuida, por hoy estará bien que llegues tarde también, pero como dije antes, no te acostumbres pasante

Se sentaron en la capilla, solo en silencio, de pronto Alessandra comenzó a reír

-¿qué es lo gracioso? – dijo Camilla divertida

-aparte de tu expresión, pues… Nunca me había tomado el tiempo de venir y sentarme aquí

-¿bromea? Parece el lugar perfecto para escribir… De hecho cuando vi este lugar creí que usted escribía aquí, es calmado y callado… Además está alejado de todo

-lo se, esta es la segunda vez que vengo

-¿segunda?

-si, la primera fue cuando vine a ver la casa, aunque claro, esto estaba derruido, mandé a que la arreglaran y también la fuente, pero no había venido, es hermoso

-si – Camilla observó por unos segundos a Alessandra, ésta volteó a verla

-¿qué?

-nada, solo pensaba

-bien, ¿en qué pensabas?

-lo tomará a mal, mejor me quedo callada

-vamos pasante, dime

-bueno… es que, siendo tan famosa y tan adinerada, su casa se ve un poco… vacía

-¿qué?

-es hermosa y amplia, tiene un jardín precioso y apuesto a que debe tener incluso una piscina pero, sin nadie que la use o, sin nadie que contemple, disfrute y cuide el jardín, sin nadie que ría por aquí, debe sentirse sola – Alessandra la miró mientras hablaba, aquella chica la entendía perfectamente – vamos ¿qué estoy diciendo? Usted y su novia deben divertirse bastante, no me haga caso jajaja

-de hecho… Yo…

-¡gorgeous! – escucharon desde lo lejos – oh querida, te he estado llamanto a tu teléfono ¿por qué no me contestas? Además yo… ¿qué haces aquí? Y con ésta

-bueno, decidí venir a ver mi jardín, quería salir un poco de la rutina

-¿salir de la rutina? Amore se supone que deberías estar en tu restaurante, la gran apertura será mañana y aún hay cosas por terminar

-lo se, Leonard se encargará

-Leonard no es el dueño, deberías estar ahí visualizando todo

-disculpe pero, creo que de vez en cuando está bien tomarse un respiro, y pues, la señorita Di Salvo se ve muy cómoda aquí

Ambas la miraron extrañadas, nunca nadie se había atrevido a contradecir a Victoria Salvatore

-escúchame bien pequeña entrometida, ya he tenido suficiente de ti y tus tonterías, sabía que desde que entraste ésa tarde así como así a una oficina ajena a ti solo causarías problemas – Camilla no pudo evitar recordar ésa imágen, vio a Alessandra y sin querer se sonrojó – así que viste más de lo que debías, yo te enseñaré a husmear – dijo levantantando su mano para abofetearla, Alessandra la detuvo y la miró de manera penetrante, Victoria se puso un tanto nerviosa ante aquellos enojados ojos azules

-suficiente, déjala en paz

-pero… gorgeous

-pero nada, tenemos que hablar – dijo esto mientras la llevaba con ella de regreso, volteó un momento y miró a Camilla – espérame aquí por favor – luego se dio media vuelta y siguió caminando

Camilla, asustada salió corriendo en cuanto las perdió de vista, de alguna forma llegó a la entrada, subió a su motocicleta y se marchó

-no debiste desautorizarme de ésa forma Aless, ¿quién se cree que es ésa mocosa insignificante? Deberías echarla de tu restaurante, no sirve para nada

-no, tú quien te crees que eres

-¿disculpa?

-¿crees que tener ése apellido te da derecho a tratar a los demás como si fueran esclavos o algo parecido? Esa niña tiene talento, y ni tu ni nadie va a convencerme de que la eche, además es mi maldito restaurante del que estamos hablando

-amor… tranquila yo solo…

-¡nada! Me cansé de tus berrinches de niña rica, anoche me sentía tan mal y tu… simplemente desapareciste, no quiero estar con alguien que se interesa solamente en ella, y que trata a los demás como si fueran basura

-¿ah si? Pues yo no quiero estar con alguien que no puede admitir su propia homosexualidad, aún estás en el clóset cariño aunque te cataloguen como una de las solteras más cotizadas de toda la ciudad

-ése es mi problema no tuyo, y prefiero estar en el clóset a que me vean con alguien como tú

-¡ja! Alessandra Di Salvo, ¿estás terminando conmigo?

-ya lo hice, ahora fuera de mi casa

Sintiéndose insultada Victoria se marchó, luego de que saliera Alessandra salió corriendo hasta el jardin y de nuevo hasta la capilla, se desilucionó al no ver a Camilla donde le dijo que esperara… la atmósfera junto a ella era agradable, y todo lo había arruinado Victoria, ¿cómo no se dio cuenta antes de la clase de mujer con la que estaba? Quizás solo se habia dejado manipular todos estos años

Camilla llegó a casa asustada, cerró la puerta y la aseguró (como si aquella fiera en tacones iría tras ella) luego de eso se sentó en el piso, tenía ganas de llorar, solo fue hasta su cama, abrazó su almohada y se quedó dormida

-¡Lenoard! – gritó Alessandra al llegar al restaurante

-¿qué sucede señorita Di Salvo? – preguntó éste con preocupación

-¿tienes el número telefónico de Camilla?

-eeeh, si

-bien, dámelo

-deme un momento, debo ir a…

-¡rápido Leonard! Solo tráelo

Aquel hombre mayor fue lo más rápido que pudo a buscar el número de la joven Bianchi, no entendía para qué lo necesitaba con tanta urgencia, llegó hasta ella y le extendió un papel el cual le fue arrebatado

-estaré en mi oficina, que no me molesten

-si señorita – Alessandra entró y cerró la puerta, marcó el número en su celular y caminó de un lado a otro mientras esperaba que alguien contestara… Pero no, nadie… se sentó en su enorme sillón a pensar, le debía una disculpa a ésa chica, había pasado un gran susto, tanto así que huyó… Además necesitaba hacerle sentir que no había hecho nad malo

-disculpe que la moleste señorita Di Salvo, ¿puedo pasar?

-está bien Leonard, adelante

-si me permite, hay cierta conmoción allá afuera

-¿conmoción?

-si, la prensa quiere hablar con usted, hacerle entrevistas… Y sacar fotografías suyas en el restaurante

-está bien, diles que los atenderé en un par de minutos – dicho esto Leonard se marchó, volvió a intentar llamar un par de veces al teléfono de Camilla pero, no obtenía respuesta

Muy en la tarde Camilla despertó, estaba algo incómoda por dormir con zapatos, en un tris tras los desapareció de sus pies y se acostó en posición fetal, miró al frente y recordó lo ocurrido, estaba avergonzada, aunque… el que Alessandra la defendiera la reconfortó bastante, luego de un rato de pensarlo se levantó, miró la hora en su reloj despertador y vio que ya nada se podía hacer, pasó a su cocina a devorar algo, se sentó frente al televisor, al cabo de unos minutos escuchó su teléfono vibrar, se acercó y vio la cantidad de llamadas perdidas…

-cielos, ¿quien será? Lástima que no tengo crédito – dijo desanimada, luego recibió otra llamada - ¿hola? April, si estoy libre… bueno en realidad me escapé, mmm está bien, ¿pasas por mi? Genial, me arreglaré entonces – sería divertido, no esperaba una llamada de April, antigua compañera de secundaria y quizás… Antigua primer amor

Cuando salió del restaurante Alessandra subió a su auto, se sentía aburrida, y además su plan de disculpa no había salido nada bien, así que fue a tomarse unos tragos, solo unos cuantos para no tener que regresar en taxi, mientras conducía encendió un cigarrillo, pensó bien a donde ir, no quería tener que encontrarse con Victoria, optó por algo más convencional The Quake… Si, sería divertido, al llegar estacionó el auto, se bajó y buscó la entrada, canceló lo acordado y entró, el ambiente era alegre, a pesar de estar algo oscuro habían luces intermitentes, de todos los colores, caminó hasta la barra y se sentó

-¿qué puedo ofrecerte preciosa? – preguntó un apuesto joven

-tequila, one shot

-aquí tienes – lo sirvió, al ver que Alessandra lo bebió rápido le sirvió otro - ¿día difícil?

-no, mis días son perfectos desde el punto de vista de los demás

-mmm problemas laborales supongo

-wrong, pasado mañana será la gran apertura de mi propio restaurante, nada podría salir mejor

-vaya, entonces han de ser problemas amorosos – dijo mientras servía el tercero - ¿tu novio?

-no tengo novio – dijo terminándolo también

-entonces, no se que sea – dijo sirviendo otro

-terminé con mi novia hace unas horas – dijo antes de beberlo

-oh, veo que estás devastada – dijo volviendo a llenar el vaso

-no – bebió – en realidad me siento aliviada

-pues, no logro entender por qué estás así

-a ver, ¿cómo te llamas?

-Joey

-¿tienes tiempo para escuchar a una chica Joey?

-seguro

Camilla había llegado en compañía de April a The Quake, entraron y rieron, el lugar se veía bastante divertido, caminaron un poco y encontraron una mesa, ordenaron un par de bebidas y fueron a bailar

-te he echado de menos Cami – dijo April mirando a Camilla con una sonrisa

-también te he extrañado – contestó ésta bajando la mirada

-¿qué has hecho?

-bueno, me inscribí en la academia de chef, estoy haciendo mis pasantías ahora

-eso es genial, ¿donde las estás haciendo?

-oh en el (espacio)

-¿bromeas? ¿Ese lugar de ésa chef famosa?

-oh si

-debe ser genial trabajar para ella

-si, es genial

-no te ves muy emocionada

-ah, ¿de qué hablas? Jajaja, claro que estoy emocionada

-si tu lo dices – la miró un momento y acarició su mejilla, Camilla se sonrojó – siempre has sido hermosa, y justo así te ves radiante

-April…

-siempre quise hacer algo pero, nunca me atreví… Ya sabes, la secundaria puede ser cruel

-¿ah si? Y… ¿qué querías hacer?

-esto – se acercó un poco a Camilla, lo suficiente para rozar sus labios a los de ella

-¡Aléjate de ella! – se asustaron y voltearon hacia la persona que había gritado

-¿por qué habría de hacerlo? – preguntó April sin titubear

-porque yo lo digo, Camilla, nos vamos – dijo Alessandra tomando a Camilla de la mano

-espera, estás ebria, suéltame…

April se acercó a Alessandra por delante y la empujó

-suéltala o llamo a seguridad

-esperen esperen – vieron a un chico acercarse – traté de detenerla

-Joey, amigo dame mis llaves ¿si?

-lo siento pero así no puedes conducir

-esto es absurdo

-April, lo lamento de verdad…

-no digas que lo lamentas Camilla – dijo Alessandra – solo me debes explicaciones y disculpas a mi

-debo llevarla a su casa

-bien, cuando quieras salir… o cuando te deje salir, llámame – dijo April antes de dar media vuelta

-te ayudaré a llevarla hasta su auto – dijo Joey, fueron al estacionamiento y por primera vez desde que lo compró Alessandra estuvo en el asiento del copiloto

-¿sabes conducir?

-si, gracias – Camilla se subió al auto y lo encendió, arrancó con cuidado, recostada a la puerta Alessandra la miraba

-Ca-mi-lla, ¿qué hacía una niña como tú en un lugar como ese?

-no soy una niña y, lo que haga en mi tiempo libre es solo mi problema

-te equivocas, es mi problema también

-¿por qué?

-porque eres mi-pa-san-te

-soy solo una pasante – dijo manteniendo la vista fija en la carretera

-eres mía – dijo recostándose al hombro de Camilla, ésta lo retiró y terminó cayendo en sus piernas, donde se quedó profundamente dormida, Camilla la miró por unos segundos y siguió conduciendo

Al llegar a casa de Alessandra Camilla se levantó con cuidado, y de la misma forma la levantó, como pudo la llevó hasta las escaleras de la entrada a su casa

-por favor déme las llaves – Alessandra se las entregó, en verdad se sentía mal, esos shots de tequila comenzaban a pasarle factura, Camilla abrió la puerta y levantó de nuevo a Alessandra, caminó despacio, al cabo de un rato por fin llegaron a su habitación, la acostó con cuidado en su cama y caminó buscando su pijama

-¿qué también vas a desvestirme?

-a no ser que quiera dormir con su uniforme de chef debo hacerlo

-está bien… y por cierto puedes tutearme

-no podría…

-adelante – se sentó – desvísteme

Camilla tragó saliva, se acercó a Alessandra y comenzó a desvestirla, de nuevo vio aquel hermoso cuerpo, aquellos perfectos senos, ése abdomen y brazos torneados, la recostó y le quitó sus zapatos, siguió por su pantalón y sus calcetines, tomó una pijama de donde le indicó la rubia y con dificultad logró ponerle su camisa

-al menos está vestida… o casi

-¿te irás?

-si, no quiero molestar

-quédate hasta que me duerma, por favor

-no puedo hacerlo

-vamos, dijiste que te asombraba el que viviera sola, al menos acompáñame

-está bien – se acostó junto a ella, Alessandra se acostó de lado y sonrió mientras la miraba -¿qué?

-conseguí traerte conmigo- dijo sonriente

-así que era todo un plan

-si.. mi plan maestro – dijo volviéndose a dormir

Camilla la miró y sonrió, se acostó de lado y sin darse cuenta también cayó ante el sueño, en la mañana Alessandra despertó con un dolor de cabeza leve, a pesar de la cantidad de alcohol que había bebido, entrecerró sus ojos por la luz del sol, vio al frente y vio a una Camilla dormida plácidamente, se veía tan tierna, estaba como en aquella visión, entre sus brazos, sonrió y la abrazó más, hundió su rostro en su cuello y volvió a dormirse, un rato después Camilla despertó y se vio atrapada por los brazos de Alessandra, se sonrojó enseguida y trató de levantarse pero, al sentir la suave respiración de la chef en su cuello, prefirió quedarse así

-buenos días – dijo Alessandra despertando ahora si

-buenos días – respondió Camilla sonrojada y nerviosa, Alessandra la vio y retiró su cabello de su cuello, donde depositó un leve beso… - eh, ¿que hace?

-dije que podías tutearme

-está bien – Alessandra volvió a posar sus suaves labios en el cuello de Camilla, ésta tembló un poco

-por fin despierto a gusto

-¿ah si?

-si, me siento calmada – volvió a cerrar los ojos – ni siquiera se que hora es

-¡cielos! ¿qué hora es? Debemos ir al restaurante – dijo Camilla levantándose alarmada, Alessandra la tomó por su mano y volvió a atraerla

-necesitas relajarte, podremos irnos luego de desayunar

-¿estás segura?

-si, anda... ven

-no, vamos a desayunar

-está bien – dijo entre risas, se levantó y caminó al baño

-iré a la cocina y prepararé algo – dijo Camilla saliendo del cuarto, al cabo de un rato Alessandra la alcanzó

-¿qué preparas?

-hot cakes

-huele bien – dijo caminando hasta detrás de Camilla y abrazándola por su abdomen

-eh, la verdad no se que hace ni por qué pero… creo que no debería

-¿por qué no?

-su novia podría enojarse

-oh, en ese caso no hay problema, no tengo novia

-¿eh? Pero… ¿y la señorita Salvatore?

-ah, ésa víbora, descuida, no te molestará de nuevo – dijo alejándose y sentándose a la mesa – mmm debo comprar mis periódicos

-enseguida voy, termino estos tres y voy a comprarlos – Alessandra no dijo nada, por un momento se había olviado de su relación de trabajo con Camilla, aunque había disfrutado el hacerlo, verla cocinar, mirarla dormir, amanecer junto a ella… Era algo que le gustaría hacer a diario, Camilla terminó y sirvió la comida a Alessandra

-eeh, debo tomar tu auto prestado

-¿mi auto?

-si, es que no traje mi motocicleta, anoche me llevaron así que…

-oh si, ya recuerdo – Alessandra dio un sorbo a su café instantáneo, no era su favorito pero prefirió no hacer que Camilla moliera ésa mañana – entonces, era tu hermana con quien estabas anoche

-¿hermana? No jeje, es… bueno, era…

-¿alguna novia quizás?

-¿novia? ¡no! No no no para nada, ella… solo estaba de vuelta en la ciudad y pues, quiso invitarme a salir… no somos novias ni nada por el estilo… simplemente… eeh, iré a comprar los periódicos – dijo caminando en dirección contraria, luego regresó por las llaves y volvió a salir

Alessandra fue a ducharse, luego de vestirse y arreglarse correctamente fue a desayunar, disfrutaba cada bocado, había sido preparado por Camilla… Ese era motivo suficiente, woow, ¿qué rayos pasaba? Esa no era la típica Alessandra Di Salvo, ¿qué era todo eso de pensar en ése niña a cada minuto? Además disfrutar su comida, disfrutar su compañía, disfrutar dormir a su lado y sonreír al verla dormida… ¿qué estaba sucediendo? No, definitivamente eso debía cambiar… Además, ¡ésa chiquilla había usado su auto! No solo una vez sino dos, nadie absolutamente nadie conducía su auto más que ella, esto debía parar y pronto

Camilla por su parte compró los diarios, regresó con tanto cuidado como le fue posible, no pensó en nada, simplemente quería tener cuidado al regresar, al hacerlo estacionó el auto, bajó los periódicos y caminó a la casa, al entrar dejó los periódicos sobre la mesa y los arregló

-Camilla – escuchó – gracias por lo que hiciste ayer y por los periódicos pero, es hora de que te vayas

-lo se, eh su auto está afuera y está en perfectas condiciones, no tiene ni un rasguño

-eso espero, no quiero tener que descontarte un sueldo que no te ganas

-¿como dice?

-eres pasante, los pasantes no ganan nada

-pero…

-sin peros, como dije antes será mejor que te vayas, te veré en el restaurante hay ciertos menús que discutir

-¿cómo volveré a casa?

-¿que también quieres llevarte mi auto hasta allá?

-no… por supuesto que no – Camilla se marchó molesta, no podía creer lo engreída que era Alessadra en el fondo, bueno que podría esperarse, era una Di Salvo después de todo, luego de caminar cinco cuadras pudo tomar un taxi que le resultara más o menos económico, al llegar entró a la ducha y permaneció recostada a la pared tratando de olvidar aquellas molestias con el agua tibia

Alessandra se arregló luego de su rutina matutina, revisó muy bien su auto antes de subir y marcharse al restaurante

-señorita Di Salvo buenos días

-hello Leonard, ¿soy la primera?

-después de mi, como siempre

-de acuerdo quiero que ordenes lo que falta, que organices el equipo de chefs y que por favor nadie me moleste en mi oficina hasta que el personal esté completo

-¿vendrá la señorita Salvatore? Me encargaré de que la pequeña no entre esta vez

-oh no Leonard, puedes estar tranquilo, la señorita Salvatore no volverá – dicho esto se encerró en su oficia a hacer quien sabe que

Cada empleado del restaurante llegó y fueron ocupando sus respectivas pocisiones, Camilla llegó rato después, fue a la habitación con su nombre y se puso su uniforme, salió a la cocina y esperó instrucciones

Al medio día ya todo el personal del restaurante se encontraba trabajando, Alessandra había sido un tanto cruel en ordenarle a Camilla distintos deberes que, para un chef, no eran ni remotamente las indicadas, lavar los platos y utensilios, limpiar los pisos, las mesas, ordenar las sillas, cambiar su auto de puesto en el estacionamiento, lavar las ventanas, mantener limpia la cocina

-¡Camilla! – la llamó de nuevo

-que se le ofrece señorita Di Salvo – dijo esta al entrar a la oficina

-necesito que compres unas cerezas confitadas para un postre que se me ocurrió podría ser bueno para el menú

-¿eh? De acuerdo… ¿Quién me llevará?

-dile a Leonard, el le dirá al empleado con la mini van

Camilla salió y le informó a Leonard quien le dijo al empleado a donde debía ir, Camilla subió a la mini van y fueron a comprar las cerezas, exactamente tres cajas, pagó y ayudó a cargarlas, regresaron al restaurante y las llevó a la cocina una a una, Alessandra caminó hasta allá y vio las cajas… frunció su ceño y aquellos ojos celestes se encendieron

-¡¿what the fuck is this?!

-son las cerezas que… mandó a comprar

-claro que no, estas son cerezas extranjeras, te pedí cerezas locales

-no le escuché decir eso, solo dijo cerezas

-lleva tu trasero a tu motocicleta y trae las cerezas que te pedí o te irás a casa, tu decides

-¡no sabes como tratar a las personas! – esto dejó tanto a Alessandra como a los demás miembros de la cocina asombrados, se quedaron boquiabiertos

Camilla un tanto molesta salió de la cocina y luego del restaurante, fue hasta su moto y de mala gana fue a comprar las cerezas, específicamente a la tienda que Alessandra le había indicado, aquella por su parte se encargó de las primeras entregas, sacarían aquel postre del menú hasta el día siguiente en caso de que Camilla no llegara a tiempo, luego de unos quince minutos Camilla se estacionó frente a la tienda, era lujosa a decir verdad, al bajar y entrar notó que no solo por fuera, por dentro era una maravilla, caminó hasta el encargado

-quiero tres cajas de cerezas confitadas por favor

-enseguida ordenaré que las traigan

-de acuerdo – Camilla mientras tanto decidió caminar un poco por la tienda, mirar los productos etc., una vez estuvieron listas las subió a la moto con ayuda del encargado, con dificultad intentó arrancar y al salir del estacionamiento fue embestida por un deportivo negro, tal embestida la envió al suelo junto con las cajas

-¡oh no! – Bajó una chica morena de cabello liso y corto, corrió hasta Camilla… - no te muevas llamaré una ambulancia

-las cerezas… - dijo esta con su voz entrecortada

-¿las cerezas? Estate tranquila, ¿hola? Necesito una ambulancia por favor, lo más pronto posible es una emergencia, atropellé a una chica, rápido por favor – luego de dar la dirección colgó y miró a camilla – estarás bien, ¿te duele mucho?

-no… - mentía, el golpe le había afectado bastante

-lo lamento de verdad, no fue mi intención es solo que… mi mañana no ha estado precisamente bien

-y creíste que golpear a alguien con tu auto ayudaría – dijo Camilla tratando de levantarse

-no te levantes – la detuvo la extraña – y no, solo venía distraída, lo lamento

-me despedirán

-¿por qué?

-ésas cerezas debían entregarse y pues, las cajas están en el suelo, las latas están golpeadas…

-te ayudaré, aquí viene la ambulancia, tu solo dime a donde van y las llevaré

-es mi trabajo… y… debo hacerlo yo… - Camilla perdió el conocimiento, aunque lo hubiera negado el golpe fue bastante fuerte y le dolía, luego de que la subieran a la ambulancia la chica de cabello negro le pagó al encargado de la tienda para que recogiera las latas y las cajas, las llevó hasta su auto y siguió a la ambulancia

-¿Dónde rayos está? Debía llegar aquí hace una hora y aún no aparece

-cálmese señorita Di Salvo quizás se encontró con algo de tráfico

-¿tráfico? Anda en una maldita motocicleta, de seguro se molestó porque la mandé a comprar las cerezas y decidió no regresar, “o anda con su amiguita de la disco” – pensó para sus adentros

-¿cómo está? – preguntó la joven de cabello negro al doctor que salió de la habitación donde se encontraba Camilla

-sanará, aunque vamos a dejarla esta noche en observación, al parecer está bajo mucho estrés, por eso se desmayó

-¿puedo pasar?

-claro, no fue nada grave, solo unos cuantos golpes y raspones, estará bien

La joven sonrió, eso era una buena noticia, entró a la habitación y miró a Camilla, le daba un toque bastante tierno

-hola extraña

-la extraña eres tu – dijo Camilla sonriendo a lo que la joven de cabello negro no pudo resistirse y sonrió aún más - ¿qué?

-¿Cómo es que estando en ese estado puedes sonreír?

-créeme, he estado en situaciones peores

-pues eso está mal – dijo sentándose

-lo se, y bien… ¿conoceré el nombre de mi atacante-rescatadora o solo serás la chica que me golpeó con su auto?

-no jajaja, sabrás mi nombre, a ver me llamo Sophía Milleni, y tu eres…

-Camilla Bianchi

-un placer conocerte Camilla, eh, ¿se te ofrece algo? ¿hay algo que pueda traerte o alguien a quien pueda llamar?

-mmm no gracias no quiero nada… ¡llamar! Olvidé que debía entregar las cerezas, mi jefa va a matarme, necesito mi teléfono, está en el bolsillo de mi pantalón- Sophía fue a buscarlo, regresó y se lo entregó a Camilla quien de inmediato marcó al celular de Alessandra - ¿hola?

-¡¿Dónde demonios estás?! No creas que por ser una pasante y no te paguemos sueldo tienes derecho a desaparecer y llegar a la hora que quieras, estás mas que despedida si no tengo esas cerezas en menos de quince minutos ¿ok? Si no las traes no dudes en desaparecer de aquí con todas tus cosas ¿escuchaste?

-esto… yo…

-¿Qué? eres una buena para nada, solo me causas problemas desde el día en que llegaste, tengo un montón de comensales esperando por el postre y… - Sophía le quitó el celular a Camilla quien estaba a punto de llorar

-¿hola?

-¿Quién habla?

-escucha, seas quien seas no tienes derecho a tratarla así

-¡¿y tu quien eres?!

-soy la persona que atropelló a Camilla, y la causante de que esté en el hospital, yo tengo la culpa de que no haya entregado esas cerezas, y soy la causante de sus golpes y contusiones, es por eso que se quedará en observación esta noche y es por eso que no podrá regresar a trabajar

-¿Quién eres?

-ya te lo dije, si te interesa, está en la clínica de la quinta avenida, habitación 215 – tras decir esto colgó – lo siento pero, no podía dejar que te tratara así

-gracias – respondió Camilla estupefacta, que alguien tuviera el coraje de contradecir y callar a Alessandra de esa forma… y en el restaurante ni ella misma lo creía, arrojó su celular contra la pared

-¿Quién se cree? ¡Leonard! – gritó desde su oficina

-si señorita Di Salvo

-quedas encargado del restaurante, saldré un momento – tras decir esto fue a su auto, lo encendió y arrancó a toda velocidad

-¿segura no quieres nada?

-no me gusta la comida de hospital – dijo Camilla haciendo un gesto de queja, como una niña, Sophía se sentó junto a ella en la camilla

-pues, lamento desilusionarte pero será lo que comas esta noche, por eso te pregunto si quieres que te traiga algo más

-oh no podría pedirte nada, de verdad estaré bien… creo que sobreviviré

-¿no podrías? Vamos, te invito a comer algo… Dentro del hospital, o si quieres puedo ir a comprar comida, una pizza quizás

-mmm está bien, una pizza

-que no se diga mas, iré por ella, tu espera aquí

-adivina que Sherlock, no puedo ir a ningún otro lado – Sophía soltó una carcajada

-está bien lo siento, volveré en un rato, dejaré mi chaqueta por si acaso te da frío, está justo a tu lado – luego de eso salió de la habitación y de la clínica rumbo a la pizzería más cercana, pensaba en que parecía casi imposible que aquel día tan malo le trajera a aquella joven, que a pesar de todo le hizo sonreír y la hizo sentir mejor, justo cuando ella salió, el potente auto de Alessandra se estacionaba tres puestos más allá, bajó y lo aseguró, corrió a información y luego al ascensor, caminó por el pasillo hasta encontrar la habitación con el número 215, entró silenciosamente, vio a Camilla con una vía en la vena, estaba pálida y tenía un golpe en la frente, se quedó recostada a la puerta conteniendo la rabia que le causaba el pensar que aquella chica había lastimado a Camilla y se había ido así por así, caminó un poco hasta ella, se sentó y la miró, indefensa y delicada…

-Cami – dijo casi en un susurro, ésta se había quedado dormida a causa de los sedantes para el dolor, no se dio cuenta de la llegada de Alessandra – haré que te lleven a una clínica mas cercana a tu casa – se levantó y salió en busca del doctor encargado

-lo siento, la estadía solo será por esta noche así que no podemos hacer un traslado, solo la dejamos para tenerla en observación

-está bien, al menos dígame la deuda que debo pagar por su estadía

-ya fue pagada, todo está cubierto

-pero… ¿por quien?

-la joven que la acompañaba, se veía muy preocupada por ella, si me disculpa – el doctor se retiró, Alessandra se sentó unos minutos en la sala de espera, ¿Quién sería aquella extraña? ¿Por qué tan interesada en Camilla?

Sophía regresó más o menos en una hora, pasó a la clínica y de largo al elevador, caminó por el pasillo pero sin notar la presencia de Alessandra, simplemente iba sonriente, feliz de ver a aquella chica de nuevo, entró a la habitación y la miró

-¿alguien ordenó una pizza?

-mm yo – dijo Camilla somnolienta – muero de hambre

-pues aquí tienes tu pizza, a ver siéntate y te daré una rebanada, cuidado que está caliente – Camilla se sentó y con cuidado dio un mordisco a su pizza, sabía a gloria luego de no haber desayunado ni almorzado nada

-está deliciosa

-¿verdad que si? Ten, te traje un jugo, creí que la gaseosa te haría daño así que…

-eres muy dulce, gracias

-de nada, es lo menos que puedo hacer luego de ese accidente

-estaré bien, descuida ¿si?

Alessandra estuvo caminando de un lado a otro en el pasillo, se sentía insegura de si entrar o no, ¿qué le diría a Camilla? No quería tener que disculparse por como la había tratado, además no sabía del accidente, lo pensó un par de veces más y decidió entrar

-Alessandra – dijo Camilla entre nerviosa y asombrada

-¿cómo estás? – dijo

-estoy bien, el doctor dijo que solo me dejarían en observación

-no te preocupes, llamé a la ambulancia a tiempo – dijo Sophía

-debí suponer que eras tú

-¿se conocen?

-si, por desgracia – volvió a decir Alessandra

-vamos, no tienes que hablarme así, fue un accidente

-¡¿accidente?! La atropellaste, tuviste suerte de que la atendieran y de que no fuera nada grave, te demandaré – dijo agarrándola del cuello de su camisa

-¿eres su dueña acaso? No puedes demandarme, en todo caso debería ser Camilla quien lo haga, no tú – dijo empujando a Alessandra

-Camilla…

-no lo haré, ella fue muy amable en traerme luego del accidente, fue responsable y no se fue

-patrañas, bien déjala, yo me encargaré de ahora en adelante

-lo siento pero no será así, me quedaré cuidándola

-no lo harás, ella prefiere que me quede yo

-¿de verdad? Deberías preguntarme – dijo Camilla enojada

-¿qué dices?

-no quiero que te quedes Alessandra, en primer lugar tu me mandaste a buscar esas cerezas, cuando no eran necesarias porque las que llevé son cerezas también ¿o no? Lo hiciste solo porque estabas enojada conmigo y te divierte ordenarme cosas, prefiero que me acompañe Sophía, por lo que resta del día no quiero verte ni hablar contigo

-bien, como quieras – molesta Alessandra salió de la habitación y azotó la puerta, mocosa malagradecida… - pensó

-¿qué se siente eh?

-¿Qué cosa?

-decirle las cosas que se merece, fue divertido ¿no?

-algo, aunque no debí hacerlo, mañana quizás me despida

-no puede hacerlo, estás bajo un reposo médico, además no tiene motivos para despedirte

-pues eso espero – dijo Camilla con pesar

-en caso de que te despida, yo te contrataré

-¿tienes un restaurante?

-no jaja, no me dedico a eso

-¿a qué te dedicas?

-soy productora musical

-vaya – rió un poco Camilla- no podría trabajar en eso, soy chef

-en ese caso será una tortura para ti comer la comida del hospital

-gracias a ti comeré pizza

Rieron ambas, comieron la pizza y conversaron amenamente por largo rato hasta que Camilla volvió a dormirse, Sophía solo la observaba, se sonreía al ver a aquella joven chica, se recostó al respaldar de la camilla una vez más y con su brazo rodeó los hombros de Camilla quien se recostó de lado y apoyó su cabeza en la pierna de Sophía quien luego de unos minutos también se quedó profundamente dormida

Alessandra por su parte condujo en círculos, solo por conducir, el enojo que sentía era enorme, además de que no esperaba encontrarse con ésa persona y mucho menos que estuviera en compañía de Sophía, se detuvo cuando llegó a un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad, estacionó su auto junto a un puentecillo a orillas de la carretera, salió y se recostó al capó metiendo sus manos en sus bolsillos como solía hacer cada vez que necesitaba pensar, le dolió ver a Camilla en ese estado pero más le dolió el que le hablara así y el que le dijera que no quería verla ni hablar con ella por el resto del día, le molestó la forma en que esa le había hablado, sin mas decidió cruzar la calle e ir a comprar unas cuantas cervezas a una pequeña licorería, se acostó sobre su capó y bebió un poco, a manera de calmarse, solo se quedó allí… pensativa, luego de su segunda cerveza miró su celular y el número de Camilla que Leonard le había dado, recordó el despertar a su lado y lo feliz que se había sentido al verla cocinar para ella

-patrañas – dijo, luego miró el número de Victoria, sin saber por qué y sin pensarlo dos veces presionó el botón de llamada, tardó unos segundos para que aquella elegante mujer contestara

-¿diga?

-Victoria, ¿estás en tu departamento? Necesitamos hablar

-¿Quién habla? – dijo esta con un tono de voz odioso

-soy Alessandra

-Alessandra quien – dijo en un tono aún más molesto

-no seas malcriada, quiero hablar contigo, di si o no antes de que me arrepienta

Aquella joven tardó un poco en responder

-las llaves están donde siempre – dijo antes de colgar, Alessandra bajó del capó y subió al auto, lo encendió y arrancó rumbo al departamento de Victoria

Mientras tanto e el hospital Camilla y Sophía disfrutaban de un divertido juego de cartas

-no es justo – dijo Camilla

-vamos, deja de llorar y paga – rió Sophía

-no pagaré nada, estás haciendo trampas

-claro que no, vamos vamos me tocan cinco caramelos

-yo aposté tres

-la subí a cinco – bufó de nuevo, Camilla hizo unos pucheros muy tiernos a los que no pudo resistirse, sonrió y besó su frente – está bien, tres caramelos, aunque de cualquier manera no deberías comer, así que es bueno que pierdas, te hago un favor – dijo en tono dramático

-tu y tus favores – rió Camilla sentándose mejor, Sophía acomodó su almohada

-si quieres podemos hacer algo mas

-¿Cómo qué? No podremos salir de aquí hasta mañana

-bueno, tengo unos videojuegos portátiles en el auto, si quieres puedo traerlos

-estaría genial… eh, Sophía, no es que no me agrade tu compañía porque de hecho si y mucho – dijo sonrojándose – pero… ¿no deberías irte? Digo, tu novio quizás se preocupe si no…

-¿novio? Jajaja, no nena, no me gustan los hombres – dijo recogiendo las cartas y ordenándolas – y novia tampoco tengo antes de que digas algo así, tampoco debería irme porque vivo sola y no tengo hora de llegada en casa, y no me iré a menos que quieras, me quedaré contigo hasta mañana y te llevaré a tu casa, donde estarás más segura, a no ser que no quieras nada de eso

-si quiero – dijo Camilla sonrojándose aún más, cosa que a Sophía le encantó

-muy bien damita, iré por los videojuegos, no tardaré

Alessandra condujo rápidamente al departamento de Victoria, al llegar detuvo su auto y subió en el ascensor, caminó por el pasillo y tocó el timbre, esperó unos segundos hasta que la puerta se abrió dejando ver a una Victoria desarreglada, despeinada, con el maquillaje corrido… Esa no era la Victoria que conocía

-¿qué quieres? – preguntó Victoria de mala gana

-¿puedo pasar?

-no – dijo empujando la puerta, Alessandra la detuvo con su hombro

-déjame pasar Vic

-no, lárgate

-por favor – dijo bajando la mirada, Victoria la miró y abrió la puerta dejándola entrar

-¿qué sucede?

-quiero que hablemos, que arreglemos las cosas

-¿por qué habría de arreglar algo contigo?

-porque hemos estado juntas mucho tiempo, no vamos a dejarlo solo por una pelea

-no fue solo una pelea, dijiste cosas horrendas

-lo se – dijo sentándose en el carísimo sofá color crema de Victoria – ambas lo hicimos

-tienes razón – dijo Victoria sentándose a su lado, Alessandra se acostó de lado recostando su cabeza a las piernas de aquella joven de cabello castaño quien comenzó a acariciar su cabello – te he extrañado mucho

-y yo a ti – dijo cerrando los ojos

-lamento haberte dejado cuando te sentías mal

-descuida

-no, era tu novia, debí ser más… Debí quedarme – dijo luego de un suspiro

-¿eras?

-si, o acaso olvidas que me terminaste

-no quiero – dijo Alessandra en tono tierno como una niña pequeña, giró su rostro y lo escondió entre los muslos de Victoria – be my girlfriend please

Esto provocó en ambas unas cuantas risas

-está bien señorita Di Salvo, seré su novia otra vez

Alessandra sonrió, cerró los ojos y respiró tranquila, comenzaba a dormirse

-gorgeous, creo que te sentirías más cómoda si dormimos en mi cama, vamos

Con pocas ganas se levantó y siguió a Victoria de la mano, se sentó en la cama mientras aquella belleza la desvestía lentamente para luego recostarla y arroparla, se acostó a su lado y Alessandra se arrimó a ella, recostó su cabeza a su pecho y así se quedaron dormidas el resto de la tarde

-no puede ser – dijo Sophía – es increíble que me ganes en esto, juego casi tres horas diarias

-dañarás tus ojos – rió Camilla

-ya lo están, por eso uso anteojos

Ambas rieron, de pronto Sophía observó a Camilla en silencio

-¿qué me miras?

-es que… Lo siento, no puedo dejar de mirarte

-¿por qué? – dijo Camilla sonrojada bajando la mirada

-eres muy hermosa, y muy tierna – sonrió y acarició la mejilla de Camilla

-no es cierto, y menos en ésta condición

-especialmente en ésta condición – dijo sentándose frente a Camilla

-espera…

-aún así, te ves preciosa, muy linda – acercó su rostro al de Camilla quien la miraba a los ojos aún sonrojada, también acercó su rostro al de Sophía y rozaron sus labios, se separaron con rapidez al escuchar que tocaban la puerta

-traigo la cena – dijo la enfermera

-gracias – respondió Sophía con una sonrisa, se levantó y tomó la bandeja, caminó hasta la mesita junto a la camilla y la dejó allí

Mientras tanto en el departamento de Victoria, las cosas era un tanto diferentes…

-gorgeous, please don’t stop! – Se escuchaba la voz de Victoria desde su habitación, Alessandra se encontraba con su rostro en su entrepierna y la sujetaba con su brazo bajo sus glúteos y el otro rodeando su cintura, besaba, succionaba, lamía, en fin disfrutaba de Victoria y de sus cálidos jugos, sonreía con cada espasmo provocado por ella y cada temblor, cada gemido que su novia expulsaba – aaah!! Go on, go on!! I’m goanna cum!!

– Victoria cerró los ojos y apretujó el cabello de Alessandra entre sus dedos al momento en que llegaba aquel potente orgasmo, Alessandra se quedó un par de minutos más y se sentó, miró a Victoria sudada y jadeando, aunque con una enorme sonrisa de satisfacción

-¿estás bien?

-da

-¿ruso?

-es... lo único que se decir en ruso

-mm, si estuvieras afirmando en ese momento dirías… ¡da da da! – dijo Alessandra entre risas

-mmm supongo, aunque ¿cómo se escucha mejor? – dijo acercando a su novia y rodeando su cuello con sus brazos

-a ver, creo que se escucha bien en cualquier idioma mientras salga de tus hermosos, deliciosos y carnosos labios – a continuación se fundieron en un húmedo beso que, en lugar de calmarlas solo subió más la temperatura en ambas.

-¿cabaña? – dijo Camilla confundida

-si, vamos será divertido

-eh, no lo se…

-no creo que a tu jefa le importe, tómate estos días libres

-si no lo notaste, estoy despedida

-cierto… entonces, ¿qué nos detiene? Mañana te darán de alta, podemos ir

-no debería salir con extrañas, y menos extrañas que atropellan

-ja ja ja – rió Sophía con sarcasmo - ¿cuántas veces debo disculparme?

-las que sean necesarias – dijo Camilla sonriendo y recostando su cabeza al pecho de Sophía

-me disculparé apropiadamente si me respondes… ¿quieres ir conmigo a mi cabaña?

-pues… ¿qué haremos allá?

-tengo que buscar unos discos y unos recortes discográficos, aprovecharé para llevar a mi perro a pasear, a que disfrute de aire puro… Pero aún así nos sentiríamos solos, ven con nosotros, apiádate

-¿cómo se llama?

-Terry

-de acuerdo, lo haré por Terry

-mmm, ¿y por mi qué harás?

-ya veremos – dijo Camilla con cierta picardía

A la mañana siguiente dieron de alta Camilla, Sophía se ofreció a llevarla a su casa y la acompañó por un rato hasta que tuvo que marcharse, debía ir a casa a ducharse, vestirse para luego ir a trabajar, Camilla se recostó en su cama y reflexionó sobre todo lo que había pasado, sonreía… esa chica de verdad le gustaba y le hubiera gustado aún más el besar sus labios, de sus pensamientos la despertó el timbre que sonaba, se levantó y fue a abrir, ahí estaba Sophía

-lo siento es que, olvidé algo

-¿qué pudo ser? –dijo Camilla confundida pues, que ella recordara no había visto a Sophía sacar nada

-esto – dijo acercándose a Camilla y posando sus labios suavemente sobre los suyos, sostuvo su mejilla con delicadeza mientras lo hacía, Camilla aunque estaba nerviosa correspondió al beso, que no duró mucho producto de los nervios de ambas – listo, puedo irme con calma – sonrió – espero que te mejores – esta vez besó su frente – ten mi tarjeta, llámame para avisarme cuando estés lista, vendré a buscarte – Sophía se marchó, Camilla volvió a acostarse sonriendo aún más, de pronto se levantó, buscó su maleta y comenzó a empacar cuanto pudo, Sophía por su parte ordenó sus cosas, subió a Terry al auto y comenzó a caminar en círculos esperando la llamada de Camilla, solo tardó veinte minutos en arreglar sus cosas y marcarle a Sophía quien aunque estaba nerviosa, condujo de regreso, ayudó a Camilla con su maleta y sonrió

-hola – dijo Sophía con una sonrisa

-hola – contestó Camilla sonrojada

-¿lista?

-si

-bien, suba por aquí princesa – dijo mientras abría la puerta del auto, se pusieron en marcha a la cabaña de Sophía, Camilla jugaba con Terry, un hermoso golden retriever de tres años, Sophía reía y de vez en cuando, al detenerse en algún semáforo se besaban con ternura, tardaron una hora en llegar, por suerte no había tráfico

-cielos, cuando dijiste cabaña…

-¿qué? ¿creíste que me refería a un montón de troncos apilados? – el nombre de cabaña era una broma personal de Sophía, en realidad era un hermoso chalet hecho de ladrillos artesanales, contenía una chimenea, tres habitaciones, dos baños, una amplia y lujosa cocina, una sala espaciosa y cómoda con la típica alfombra de piel en medio, lugar preferido para dormir de Terry, una terraza con su respectiva parrillera y un mini bar justo en frente - ¿qué te parece?

-es genial – dijo Camilla asombrada luego del recorrido

-bien, te llevaré a tu cuarto – tomó la maleta de Camilla y subió seguida por ella – por las noches hace frío así que te recomiendo mantener encendida la calefacción

-lo tendré en cuenta

-bien… supongo que te dejaré para que te pongas cómoda

-Sophía

-dime – Camilla sonrió, se acercó a ella y la besó con ternura, Sophía rodeó su cintura y correspondió a aquel beso que poco a poco fue intensificándose, Sophía alzó a Camilla y lentamente la recostó a la cama, hizo ademán de retirar su blusa pero Camilla la detuvo

-no, por favor no lo hagas…

-¿eh? Estás… ¿estás bien?

-si, es solo que…

-entiendo, está bien – sonrió y abrazó a Camilla, fue un abrazo reconfortante – descuida, no hay por qué tener prisa

-gracias – susurró

-de nada preciosa

A poco mas de la media noche Sophía despertó, miró a Camilla recostada a su pecho y sonrió sintiéndose afortunada, procuró abrigarla un poco más ya que el frío en la cabaña se hacía sentir, Camilla se movió un poco y abrió los ojos con pereza, vio a una Sophía divertida a punto de reír, se sonrojó y se tapó con la sábana

-eh, no hagas eso, me gusta verte

-soy horrible – dijo aún escondida tras la sábana

-eso es falso, eres la niña más linda que he visto

-mentira

-es la verdad – dijo Sophía metiéndose bajo la sábana y recostándose levemente sobre Camilla, comenzó a hacerle cosquillas

-¡no! – gritó Camila entre risas, cuando Sophía paró se dieron cuenta de que las sábanas se habían perdido, y que ambas se veían ahora completamente desnudas en aquella cama, Camilla volvió a sonrojarse, Sophía sonrió y la besó con aquella ternura que la caracterizaba en presencia de su hermosa chef – tengo frío – dijo Camilla

-estarás bien - dijo Sophía acercando más a Camilla a su cuerpo - ¿mejor? – Camilla asintió, se quedaron en silencio un rato, ninguna sabía bien que decir sobre las horas anteriores

-eh, ¿tienes hambre?

-un poco

-¿quieres que cocine para ti?

-no, yo lo haré para ambas – rió Sophía, se levantó y abrigó a Camilla, se colocó su ropa otra vez y bajó a la cocina, mientras revisaba la nevera volteó por instinto, como cuando crees haber visto algo tras de ti con el rabillo del ojo, y así fue, Camilla estaba en la puerta de la cocina solo cubierta por la sábana, sonrojada hasta sus orejas, mantenía la mirada hacia el suelo – Cami…

-esto – la interrumpió y lentamente retiró la sábana – no soy buena para hablar pero… ¿podrías…? – Sophía sonrió, se acercó a ella y terminó de quitarle la sábana, Camilla se recostó a la pared y sintió el frío invadirla de nuevo, sintió su piel erizarse y no fue la única parte de su cuerpo que reaccionó, Sophía tragó grueso al ver los pezones de Camilla erguirse, exhaló su aliento sobre el cuello de Camilla quien por instinto liberó un gemido bajo, besó su cuello lentamente mientras que sus manos oprimían aquellos voluptuosos pezones, los rozaba con sus dedos mientras Camilla cerraba sus ojos para sentir a flor de piel aquel mar de excitación, Sophía cargó a Camilla y la llevó hasta la sala, una vez allí la recostó en el sofá donde comenzó a besarla con calma, con ternura, Camilla quiso deshacerse de su camisa, acarició su espalda en cuanto lo logró, Sophía por su parte se dedicó a probar aquellos rosados pezones, lo cual provocó que su ahora novia liberara un gemido agudo, mientras lo hacía deslizó su mano hasta sus caderas, acarició con pausa y con suavidad, fue bajando lentamente por el abdomen de Camilla, besó cada espacio en el, así llegó hasta su pelvis, acarició con sus dedos los labios mayores y los presionó un poco haciendo que Camilla volviera a gemir, los separó un poco e inhaló entre ellos, Camilla tembló y se sonrojó… - no hagas eso… es vergonzoso

-pero hueles tan bien, me encantas – sonrió y comenzó a lamer lentamente, una vez sintiendo la humedad de su chef succionó su ya hinchado clítoris, escuchando los fuertes gemidos de Camilla sonrió, introdujo dos dedos en su vagina lo cual provocó que Camilla comenzara a mover su cadera, quería sentir a Sophía tanto como fuera posible, ésta por su parte no dejaba en paz a aquella protuberancia, lo lamía, lo besaba, succionaba y exhalaba en el mientras sus dedos aceleraban sus movimientos, al igual que las caderas de Camilla quien no cabía en si de tanto placer y que ya no sabía que sentir, si la estimulación en su clítoris o las penetraciones en su vagina, o ¿por qué no? Ambas… Sophía también aprovechaba para sorber y lamer los jugos de Camilla que eran más con cada penetración, unos cuantos minutos después Camilla sintió el potente orgasmo que se anticipaba llegarle con fuerza, con una fiereza inimaginable, enredó sus dedos en su propio cabello y liberaba gemidos altos, su abdomen subía y bajaba agitadamente mientras que sentía aún las aceleradas contracciones en su vagina, Sophía retiró sus dedos y se sentó, tenía un aire victorioso y sonreía, besó la pelvis de Camilla quien abrió sus ojos - ¿estás bien? – dijo mientras besaba el cuello de su novia, Camilla sonrió y asintió lentamente – mm, ¿querías decirme algo? – sonrió con picardía

-quería decirte que… De saber que esto se sentía tan bien… te habría dejado hacerlo hace meses – Sophía no pudo evitar soltar una carcajada

-¿tanto te gustó? – Camilla asintió sonrojada, Sophía la besó con ternura y la abrazó, volteó al piso y vio que Terry miraba hacia el sofá y luego recostó su cabeza sobre sus patas en la alfombra – creo que lo despertaste

-fue tu culpa – rió Camilla abrazándose a su chica

-acepto cualquier castigo, pero si… Me declaro culpable de esos gemidos tuyos – rió

-solo si el castigo es tener que regresar mañana a la civilización

-ése mi pequeña chef es un castigo que desgraciadamente tengo que… Tenemos que aceptar, volver a la ciudad, volver a nuestros trabajos, volver a nuestras complicadas vidas

-mm no quiero – dijo Camilla abrazándose a Sophía – quiero quedarme aquí

-ya podremos venir – rió Sophía – anda, por ahora te llevaré a la habitación, dejemos dormir a Terry

-si, debe estar – bostezó – cansado

-tu también – alzó a Camilla y subió con ella a su habitación, la recostó en la cama y se devolvió a apagar las luces, regresó a la cama y acurrucó a Camilla en su pecho, besó su frente y pasó una cobija sobre ambas, así pues se quedaron dormidas

Mientras tanto, Alessandra y Victoria conversaban en su cama suiza, sonreían estúpidamente y tenían miradas cursis, Victoria hacía intentos para levantarse pero Alessandra la abrazaba por su cintura para no dejarla ir

-gorgeous, esto parece… parece mentira

-i know, hace mucho no estábamos así

-tengo hambre pero no quiero levantarme de aquí

-opino lo mismo, ¿quieres que ordenemos comida?

-no es mala idea

-mm bien, ¿Dónde habré dejado mi teléfono? – comenzó a buscar Alessandra entre las sábanas de la cama de Victoria, ésta se sentó y miró confundida a su novia

-amor, ¿estás segura de que lo dejaste aquí?

-no lo se, creí que lo traía conmigo, quizás esté en el auto

-siendo así, no quiero que salgas, mejor quedémonos

-pero tenemos hambre, debo alimentar a mi princesa – dijo acercándose a Victoria para besarla, esta a su vez rodeó su cuello y dio un beso a aquellos hermosos labios…

-de acuerdo, vamos a la cocina y preparemos algo

-con decir preparemos querrás decir prepararé

-tu me entiendes – sonrieron, ambas se vistieron, Victoria un femme boxer color café, su short caki y una camisa manga corta, se hizo una coleta y se sentó en la cama, Alessandra por su parte usó un femme boxer blanco y una camiseta grande, bajaron de la mano a la cocina, Victoria se sentó en la barra mientras mordía una manzana verde

-y bien, ¿qué quieres comer?

-mmm, ¿qué sugiere la chef?

-podría hacer una pasta de (………………)

-o, podrías hacer dos sándwiches y regresar a la cama conmigo

-no puedo negarme a eso, aunque odie lo sencillo – entre risas preparó dos perfectos paninis, dio de probar cada bocado a su novia quien degustaba pacientemente y alababa cual juez, sentadas ambas en la barra mirando el hermoso jardín por el gran ventanal de aquella cocina

-¿estás feliz?

-¿por qué no habría de estarlo?

-no lo se, considerando que echaste a Camilla del restaurante luego de aquel incidente entre ustedes, y que tu prima Sophía está ahora vetada en esta casa, o en el restaurante… La única prima contemporánea a ti

-no es la única

-si hablamos de Lorelle, ella vive en Francia y no le hablas salvo cuando necesita ayuda con algún platillo uno que otro aniversario y te llama, no es lo que se podría considerar una prima cercana, alguien como Sophía

-no somos cercanas – dijo dando un sorbo a su vino

-ahora… Antes lo eran, y mucho pero luego…

-amor…

-luego apareció Sarah

-ya basta amor, en serio no quiero hablar de eso – dijo con la vista al frente

-lo se lo se, solo digo que ustedes eran como hermanas, eran siempre muy unidas y protectoras la una con la otra, no puedo creer que se hayan distanciado solo por una chica

-ni yo – dijo moviendo aquella copa en círculos

-¿qué fue lo que pasó? Quiero que me cuentes

-no quiero hablar de eso, en serio – rió levemente

-anda, si lo haces te prometo que yo misma haré el desayuno

-siendo así, te contaré, aunque se que luego quien cocinará como siempre seré yo… - así pues, Alessandra decidió contarle a Victoria el pasado de Sophía, Sarah y ella – de niñas compartíamos todo, cumpleaños, dulces, risas, momentos felices, secretos… un sinfín de cosas que para entonces nos parecían importantes

-lo son – interrumpió Victoria, ante la mirada seria de Alessandra hizo señal de silencio como una niña pequeña – lo siento, shh shh continúa

-bien, e incluso fuimos a la misma secundaria, siempre juntas, ella un año mayor que yo y siempre un paso adelante de mi, aunque yo siempre fui la consentida del abuelo – no pudo evitar soltar unas risas – cuando llegamos a la universidad las cosas fueron un tanto distintas, ya ambas sabíamos las preferencias sexuales de la otra, hasta eso compartíamos, en ese entonces yo quería ser ingeniera y ella ya tenía aquella pasión por la música, aunque tomamos caminos diferentes, ella y yo continuábamos siendo mejores amigas además de primas, cuando yo cursaba el tercer semestre de ingeniería conocí a Sarah

-uuh, la bella latina ¿eh?

-si, esa – rió – estaba en mi clase de física, no era demasiado sobresaliente en cuanto a las clases pero, era una belleza de chica, a mi me flechó cuando se me acercó para hacer equipo conmigo en un parcial, aunque solo fue para preguntarme por Sophía, los días pasaron y ella cada vez se hacía más cercana a mi con la intención de que yo algún día decidiera presentársela, y así poco a poco fue creciendo en mi alguno que otro sentimiento hacia ella, con Sophía en el grupo musical de la universidad, eran muchas las chicas y también chicos quienes estaban con sus ojos puestos en ella, las ovaciones en los conciertos etc…

-pero gorgeous, estabas estudiando ingeniería, ¿cómo llegaste a chef? – de nuevo Alessandra dedicó una mirada de: no me interrumpas a Victoria quien de nuevo optó por hacer la señal de silencio

-bueno, como te decía, Sarah decidió invitarme a uno de los conciertos de Sophía, accedí y fui con ella, por ser su pariente me dejaron pasar tras bambalinas, y por estar conmigo Sarah también pudo pasar, allí las presenté y pues, al parecer fue esa cursilería que dicen es amor a primera vista, de pronto pasé de ser la prima de Sophía Milleni a ser solo un estorbo entre ellas, Sarah solo tenía ojos para Sophía, aunque de vez en cuando me pedía favores o me preguntaba que cosas le gustaban o le disgustaban, y bueno, una tarde decidimos ir a comer las tres al restaurante de mi tío Marcelo, se podía sentir la leve tensión en el ambiente estando las tres sentadas a la misma mesa, ellas en su mundo y yo pues, solo mirando y escuchando, sonriendo de vez en cuando si era necesario, mi tío se percató de eso y me llamó a la cocina, allí me distrajo, me pidió que lo ayudara a hacer un platillo, dijo que lo hacía muy bien y pues, poco a poco fui interesándome en aprender a cocinar, dejé la carrera de ingeniería y me dediqué a estudiar cada receta que veía, como se hacía cada platillo, como darles mejor sabor, y así pues mi tío movió algunos contactos y me consiguió un cupo en la mejor universidad de cocina en Italia, me fui del país por cuatro años y allí fue donde te conocí a ti

-cierto – dijo Victoria recostando su cabeza al hombro de Alessandra – si hubiera sabido que la chef del restaurante que solía visitar era tan hot, me habría quejado desde antes porque mi french steak estaba demasiado cocido

-jajaja, bueno… recuerdo que luego de mi llegada aquí me enteré de que Sarah se había ido con una productora musical colega de Sophía, y que la había dejado con el anillo en la mano por así decirlo – rió para sus adentros

-¿no te da lástima gorgeous? Es tu prima después de todo

-mmm, lo que me da lástima es estar desperdiciando tiempo hablando de cosas del pasado, en lugar de aprovechar la madrugada al máximo, mañana estaremos ocupadas

-oh si, esa sesión de fotos, trataré de escaparme al mediodía

-está bien – sonrieron y solo se quedaron allí en silencio, terminando de beber aquel exquisito vino

A la mañana siguiente, Sophía había terminado de recoger sus cosas y las de Camilla, la joven Bianchi por su parte permanecía profundamente dormida, envuelta en aquella sábana cómplice, luego de subir las maletas a su auto subió a la habitación y se enterneció de ver a Camilla así, dormida y calmada, se acercó a la cama y se sentó cuidadosamente, besó su espalda y acarició sus brazos…

-buenos días hermosa, despierta es hora de irnos

-no quiero – dijo adormitada

-si no te levantas tomaré un cubo de hielo y lo pasaré por aquí – dijo acariciando su espalda baja con su dedo índice mientras sonreía de forma pícara

-buenos días – dijo Camilla sentándose de pronto - ¿ya nos vamos?

-bueno, primero desayunaremos, anda, date una ducha y vístete, haré el desayuno

-con desayuno te refieres a…

-cereal con leche – rió, dio un beso a la frente de Camilla y salió del cuarto

Camilla sonrió y caminó desnuda hasta el baño, caminó hasta la ducha y la abrió, colocó la temperatura adecuada y entró, sentía las gotas de agua tibia caer en su piel, sonrió recordando las caricias de Sophía, no sabía que era exactamente eso, si era amor, cariño, o solo deseo pero, le gustaba sentirlo, le gustaba estar así con ella, al cabo de un rato salió, se secó bien y se vistió, un jean corto, un suéter de mangas a tres cuartos a dos colores, blanco y aguamarina y sus fieles converse, bajó a la cocina y encontró a Sophía leyendo el periódico mientras bebía café

-¿el diario?

-si

-¿tienes suscripción aquí?

-no, son unos viejos diarios de mamá, una reliquia… Pero aún así son divertidos de leer, así te das cuenta de cómo ha cambiado el periodismo con el transcurso de los años

-es interesante – dijo con sinceridad, sonrió y se sentó frente a Sophía – a ver, ¿qué hiciste?

-pues, serví abundante leche en nuestros tazones y abrí una nueva caja de Capitán Crunch, que espero te guste, es mi especialidad – rió

-muchas gracias señorita Milleni, voy a probar su especialidad – rió también y sirvió cereal en su tazón, mientras comían intercambiaban miradas con las cuales se sonreían, como si solo con eso pudieran comunicarse, quince minutos después los platos estaban limpios, Sophía subió a Terry a la parte trasera del auto y ambas subieron también, partieron de regreso a la ciudad - ¿puedo colocar algún cd?

-claro que si, revisa en la guantera

Camilla buscó y consiguió uno en particular, un cd de Adele, lo colocó y guiada por la carátula colocó la número 13, One and Only, durante el coro Sophía posó su mano sobre la de Camila quien se mantenía pensativa, recordaba la breve e improvisada danza con Alessandra mientras sonaba esa canción en la cocina, el tacto a Sophía la despertó

-lo siento – rió

-¿Dónde estabas? – sonrió Sophía mirando por un momento a Camilla

-aquí, es solo que esa canción me trae recuerdos

-¿puedo saberlos?

-mm, prefiero que se queden en el pasado – sonrió y miró al frente

-eres un tanto misteriosa

-tu también

-¿ah si? A ver, dime cualquier duda que tengas con respecto a mí

-muy bien… ¿Quién fue tu primer amor?

-mmm, Ellen Degeneres – dijo entre risas

-en serio – rió Camilla dando un leve golpe en su hombro

-a ver, se llamaba Sarah

-uy, vaya nombre jajaja

-lo se, mm fue en la universidad

-¿tanto esperaste?

-mírate a ti

-bueno si, tienes razón, entonces se llamaba Sarah

-si jaja

-¿me cuentas más?

-claro, la conocí por medio de Alessandra, estuvimos juntas por cuatro años y medio, cuando nos graduamos obtuve un trabajo en una disquera y quise ayudarla con algunos proyectos musicales que tenía, total que se decidió por el arte estético, en una fiesta de la disquera conocimos a una productora, al parecer quedó cautivada por ella ya que se fue y me dejó aquí cuando iba a proponerle matrimonio

-cielos… Eso debió ser muy duro para ti

-si… lo fue – sonrió viendo hacia la carretera – pero ya no hablemos de cosas tristes, cuéntame, ¿qué piensas hacer?

-no lo se… Ahora que perdí mis pasantías supongo que deberé repetir mi último año en la academia de chef

-no estés triste – sonrió Sophía deteniéndose en un semáforo cuya luz estaba en rojo, levantó el rostro de Camilla por su mentón y le dio un beso – verás que conseguirás otro lugar y…

-no lo creo, ningún restaurante se arriesgaría a contratar a una novata a la que echaron además de un restaurante de tanto renombre como el de Alessandra

-mm se de uno, ¿quieres ir?

-¿hablas en serio?

-si, el chef de ahí no dudará en contratarte, tienes talento, eres la mejor en lo que haces

-no digas eso – se sonrojó

-es la verdad – dijo arrancando de nuevo – es más, ¿quieres ir ahora?

-¿eh? Pero… ¿así nada más? Creo que al menos debería no se… Preparar algunas recetas para mostrarlas allá, algunos de mis mejores platillos…

-descuida – dijo posando su mano en la pierna de Sophía – estarás bien, vamos para allá

-eh… está bien – dijo algo dubitativa, Sophía cambió la ruta ya que iban llegando a la ciudad

-si quieres duerme un poco, tardaremos

-de acuerdo – recostó su cabeza al asiento y cerró los ojos tratando de dormirse, le haría bien para los nervios

La mañana en el restaurante transcurría con normalidad, los chef, los meseros, en fin, todos los empleados se preparaban para un día más de trabajo, todo estaba perfecto, Alessandra estaba sentada en su enorme sillón jugando con su PSP, no prestaba atención al juego en realidad, se sentía rara, algo faltaba en aquella perfección, miró su reloj y vio que faltaba aún una hora y media para abrir, caminó en círculos, trató de armar un viejo rompecabezas, revisó su correo electrónico y tropezó con uno en particular…

“Me divertí mucho ayer, espero que pueda repetirse una salida improvisada como esa, con un baile improvisado como ese… Creo que cuando las cosas no

son planificadas salen mejor ¡pase buenas noches! No coma

cosas pesadas o engordará. ”

CamillaBianchi@hotmail.com

Sonrió para sus adentros y recordó ésa tarde, recordó lo divertido que fue salir con aquella chiquilla, también el baile, cuanto disfrutó como hacía mucho no lo hacía, si era eso… Sin duda alguna extrañaba a Camilla, quizás debería pedirle que regresara… No, eso estaba mal, había tomado una decisión, no podía cambiarla así como así además ¿qué se supone que diría? Luego de la discusión que tuvieron llegaría pidiéndole perdón… No, Alessandra Di Salvo no haría eso jamás, pero… Quizás debería disculparse, decir algo… Quería cambiar la situación, sus pensamientos se interrumpieron con un texto de Victoria

“Cómo está mi chef favorita? Espero que bien, llegaré algo tarde al almuerzo, tengo

una cita con una patrocinadora, te avisaré cuando vaya en camino, prepara algo

rico fuera del menú solo para mi… ”

Alessandra salió de su estudio y fue a la cocina, revisó que podría prepararle a Victoria, pasó el tiempo solo ideando el postre, sin darse cuenta ya se encontraba ayudando a preparar las entradas y los platos fuertes, guiaba a cada chef, regañaba a uno que otro mesero, al menos así estaba distraída, los comensales entraban y salían satisfechos, de verdad que el restaurante estaba acarreando buena fama y buenas ganancias, los empleados tenían excelentes pagos y aún así el beneficio mayor quedaba para Alessandra luego de los impuestos, la luz, la comida, aún así quedaba buena ganancia, bajo la tutela de Leonard quien la ayudaba a administrar el lugar, las cuentas iban muy bien, ella se encargaba de la comida, la imagen y demás, pero Leonard, quien era más que su mayordomo, era el tesorero de la familia Di Salvo, que como buen hombre de confianza se encargaba de administrar los bienes de aquel restaurante

-iré a tomar aire Leonard, no me siento bien

-¿qué le sucede joven Alessandra?

-no lo se, siento como una especie de ahogo

-¿quiere que llame a una ambulancia o ir al hospital?

-no exageres – rió – solo me iré a casa, llevaré la comida de Victoria

-si viene por aquí le diré que…

-descuida, la llamaré de camino

-por favor tenga cuidado, no debería…

-descuida – dijo posando su mano sobre su hombro – usaré el manos libres, el restaurante queda en tus manos, adiós Leonard – caminó hasta su auto, colocó la comida en el asiento del copiloto y arrancó, se colocó como siempre sus lentes de sol y luego su manos libres, marcó el número de Victoria pero decía estar apagado no le dio mayor importancia, solo siguió conduciendo hasta su casa, tomó la autopista, la vía más rápida, encendió el estéreo y comenzó a sonar Marc Anthony, sintiéndose más relajada siguió su camino

-eh, ¿dónde estamos? – preguntó Camilla siendo despertada por aquellos suaves labios en su cuello

-llegamos al restaurante que te dije, vamos – abrió su puerta, Camilla bajó y miró al frente, la fachada era tradicional pero muy elegante, el letrero decía White Count, raro nombre para un restaurante, en fin, Sophía tomó la mano de Camilla y caminaron hacia la entrada de aquel restaurante – no estés nerviosa, todo saldrá bien – sonrió, entraron y pidió una mesa – siéntate, iré a hablar con alguien – besó su frente y caminó hacia un corredor que daba a la cocina, saludó a los empleados y se asomó por la ventanilla, dio un par de golpes antes de que saliera un hombre alto, de cabello negro y unas leves canas, muy apuesto, tenía cierto parecido a Miguel Varoni, llevaba un impecable uniforme de chef con un pequeño logo del nombre del restaurante, sus ojos color café como los de Sophía y un poco más alto que ella, miró a su niña y no dudó en abrazarla

-¡nena! Que gusto tenerte aquí

-a mi también me da gusto verte papá – dijo correspondiendo al abrazo con igual entusiasmo

-¿cómo has estado? – dijo no antes de dar un par de besos en cada mejilla

-bastante bien, ¿cómo está mamá?

-en casa, regresó de gira hace una semana, de vez en cuando podrías pasarte por allí y visitarnos, nos sentimos solos

-tienes razón, lo siento – dijo cabizbaja

-vamos, no te pongas así – volvió a abrazarla - ¿y? no creo que hayas venido solo a saludarme ¿o si?

-nunca supe disimular – rió recordando aquella tarde en la que su padre le pidió que no dijera nada sobre la sorpresa de aniversario para la madre de Sophía y bueno, de sorpresa no hubo nada – tienes razón, vamos, quiero presentarte a alguien – caminó con su padre hasta la mesa donde se encontraba Camilla, quien estaba mirando hacia los lados, estaba nerviosa – Camilla te presento a mi papá, papá, ella es Camilla, mi novia

Al escuchar aquellas últimas palabras, tanto Marcelo como Camilla sintieron un leve escalofrío, como todo caballero igual extendió su mano al Camilla levantarse, luego de un leve apretón de manos la abrazó

-es un placer – dijo sonriendo – bienvenida a la familia

-gracias señor Milleni, para mi también es un placer

-bueno, ahora que todos nos conocemos sentémonos, papá hay algo que quiero hablar contigo pero, ¿podríamos comer algo primero? Venimos de la cabaña y, tenemos hambre

-adivinaré, cereal – miró a Camilla

-dio en el blanco – rió ésta

-cielos, un día vas a matar a alguien si cocinas – dijo levantándose

-por eso no lo hago, es mejor comer cereal

-¿sabes cocinar Camilla?

-ah, justo de eso quería hablarte papá, Camilla es chef

-¿ah si? – Marcelo miró a Camilla con curiosidad – es extraño, a Sophía no le gustaba esa carrera

-me enamoré de la chef papá, no de la carrera – dijo Sophía antes de que los tres comenzaran a reír

-me parece bien, al menos estás con alguien relacionada con el gremio

-ah, quería preguntarte algo papá, Camilla se graduó recientemente de su academia, comenzó a hacer las pasantías en un restaurante pero, fue despedida

-mm, ¿por qué?

-bueno, los motivos son realmente tontos, Alessandra la despidió

-¿Alessandra? ¿estabas en su restaurante?

-si señor – dijo Camilla bajando la mirada

-eso quiere decir que conoces al profesor Donelle, digo, si acabaste en ese restaurante quiere decir eso

-¿tú como sabes? – dijo Sophía

-simple hija, ella estudió en mi academia – ambas lo miraron extrañadas – el restaurante de Alessandra tiene un convenio con mi academia, así como muchos otros restaurantes, los chef graduados harán sus pasantías en ciertos restaurantes, si son buenos se quedarán, sino, deberán buscar otras opciones

-Camilla es excelente – dijo Sophía con seriedad

-¿entonces por qué la despidieron?

-ya sabes como es el carácter de Alessandra, además de su ego y todo su sentido de superioridad, molestaba a Camilla, no la dejaba trabajar en la cocina que era donde debería sino que la mandaba a hacer compras para el restaurante, y además… - el padre de Sophía hizo una señal de alto con su mano

-ya basta, no son niñas pequeñas, no tienes por qué traer chismes de tu prima

-pero papá…

-sin peros, iré a cocinar algo – les dio la espalda y comenzó a caminar

-espera, quería saber si podría trabajar aquí – Camilla miró asombrada a Sophía

-¿está bien para ti empezar mañana Camilla?

-ah, si

-bien, y tú Sophía, deja las rivalidades con tu prima, son mujeres adultas, no las niñas de cuatro y cinco años que solían discutir por todo – Marcelo caminó a la cocina, al cabo de un rato ya se encontraban comiendo los tres, conversaban y reían, Marcelo hacía bromas y Sophía se sonrojaba, pero aún así también bromeaba

-disculpen semi celular – dijo Sophía, luego atendió – hola mamá, si estoy en la ciudad, ¿eh? ¿está bien? Entiendo, si estoy con el ahora, le diré e iremos para allá cuanto antes

-¿qué pasó?

-es el abuelo, llamaron una ambulancia pero no quiere ir al médico

-vamos – dijo Marcelo levantándose seguido por Camilla y Sophía, salieron al estacionamiento y subieron al auto de Sophía – yo conduzco – Sophía le entregó las llaves y pusieron marcha a la casa del señor Di Salvo

-¿el abuelo? ¿Cómo está? – dijo Alessandra contestando a la llamada de su padre - ¿por qué no quiere ir? Está bien, voy de camino, llegaré pronto – al colgar marcó de nuevo el número de Victoria, pero una vez más no obtuvo respuesta, tomó la otra avenida para ir a casa del abuelo, una vez allí se quedó unos minutos en el auto, respiró y bajó trayendo la comida consigo, entró a la casa y saludó con un abrazo a su madre - ¿cómo está?

-nunca dirá que está mal, pero su salud ya no es la misma de hace unos años

-¿está muy grave?

-bueno, llamamos al doctor, la enfermedad ha estado avanzando, se ha podido tratar aquí pero, no es lo mismo a un hospital

-¿Dónde está papá?

-en la cocina, fue por un vaso de agua, oh, ¿trajiste comida?

-ah, era para Victoria pero está bien, pueden comerla

-gracias hija, ya estoy harta de la sopa de pollo de Marie, es todo lo que sabe hacer – Alessandra sonrió y caminó a la cocina, abrazó a su papá, fue un abrazo no muy duradero pero para ambos reconfortante

-¿cómo estás?

-bien hija, ¿tú?

-también papá – sonrió

-mm, esa sonrisa, ¿pasa algo?

-no, no… ¿por qué lo dices?

-siempre supe cuando algo te pasaba, así que por favor dime, se que hay algo que te inquieta

-no es nada papá, en serio… Es solo que Victoria, no se nada de ella desde esta mañana

-oh, bueno hija, ya te hablará, descuida

-lo se, estaré bien

-¿quieres ir a verlo?

-si, subiré enseguida – Alessandra sonrió, dio un beso a la mejilla de su padre y subió, entró cuidadosamente y en silencio, saludó a su abuela y vio a su abuelo en la cama, aquel hombre de aproximadamente ochenta años, a pesar de su edad se veía bastante conservado, su cabello era blanco, alguno que otro reflejo negro o gris que quedaba en el como recuerdo, su barba semi-poblada blanca también, parecía estar dormido, vestía una típica pijama blanca con leves rayas azules, a su mano estaba conectada una vía que llevaba a una bolsa de suero, y otra con un medicamento cuyo nombre no recuerdo ahora, se sentó en el sofá junto a su abuela y recibió su cabeza en su hombro, acarició su espalda a modo de consolarla

-no quiere ir al hospital Alessa

-lo se, papá me dijo cuando venía de camino

-podrías convencerlo

-lo intentaré

-¿sabes si viene Sophi?

-no lo se – dijo mirando a su abuelo – supongo que le avisaron ya

-¿aún siguen enojadas?

-si – bajó la mirada

-deberían parar con eso hija, ustedes son primas, casi hermanas

-lo se

-por favor, ya es suficiente de tanta rivalidad

-está bien, arreglaré las cosas con ella – dijo antes de levantarse y sentarse en el sillón junto a la cama de su abuelo, solo a contemplarlo, a mirarlo en su quietud

Un rato después Marcelo estacionó el auto de Sophía en la entrada, bajaron los tres y caminaron hasta la casa, entraron y saludaron

-Marcelo

-Alphonso

-Helena está arriba

-bien, subamos – Sophía entrelazó su mano a la de Camilla y la condujo hasta la habitación de su abuelo, al abrir la puerta vio que el estaba sentado y conversaba con Alessandra quien miró a Sophía, a Camilla y por último a sus manos entrelazadas, se levantó y caminó a la ventana

-abuelo – dijo Sophía soltando a Camilla y yendo a saludar a su abuelo

-¿cómo está mi pequeña?

-muy bien abuelo, ¿tú cómo estás?

-ya sabes, viejo

-jajaja, para nada, estás muy guapo ¿verdad abuela?

-sigue tan guapo como el día en que lo conocí – dijo la señora María caminando hasta la cama de su esposo y sentándose a su lado – también igual de testarudo

-ah, no tengo nada, solo agotamiento, fui a jugar golf con Peter ayer, eso es todo

-tienes que cuidarte abuelo

-ya lo se, ¿A dónde se fue Alessandra?

-aquí estoy – habló recostada a la ventana con los brazos cruzados

-creí que te habías ido

-no abuelo, no me iré todavía

-que bien – dijo sonriendo, de pronto miró hasta la puerta, donde estaba Camilla cabizbaja y sonrojada, de pronto había conocido al padre de Sophía, llegado a la casa de su familia, y además estaba Alessandra quien no le quitaba la vista de encima - ¿quién es ella?

-oh, es mi novia abuelo, quiero presentártela – hizo señas a Camilla para que se acercara, un poco nerviosa obedeció – ella es Camilla, mi novia – Alessandra respiró profundo, caminó hasta la puerta

-¿te vas hija? – dijo su abuela

-no – contestó con una sonrisa – solo iré a llamar a Victoria – sin más salió, marcó de nuevo y, como en ocasiones anteriores, solo escuchó la contestadora, salió de la casa y encendió un cigarrillo

-mucho gusto señor Di Salvo, Camilla Bianchi

-es un placer jovencita, Pietro Di Salvo, bienvenida a la familia – dijo extendiendo sus brazos para que Camilla lo abrazara, luego de eso Sophía presentó a Camilla a su abuela, por último irían hasta donde estaba su madre

-tengo miedo – dijo viendo a Sophía

-¿por qué? Conociste a mis abuelos, no deberías temerle a mi madre, créeme, conociste al miembro que más asusta de la familia, mi abuelo puede llegar a ser muy intimidante

-me pareció agradable – dijo recostándose a su brazo mientras caminaban por el jardín

-está de buen humor, eso es bueno… Mmm, papá me dijo que mamá estaba cerca de la fuente pero, no la veo

-de verdad estoy asustada – se detuvo

-hey, no tienes nada que temer – dijo colocándose frente a Camila y levantando su rostro – no fue planeado pero, conociste a mi familia, eso es algo bueno ¿no? – Camilla asintió – además, les caíste bien a mis abuelos, también a mi padre, ¿qué te hace pensar que no le agradarás a mi madre?

-bueno… Es que tu mamá es una pianista famosa, una concertista de mucho renombre, y yo solo soy una chef a la que despidieron de sus propias pasantías – Sophía no pudo evitar soltar una carcajada, atrajo a Camilla y la besó con ternura para luego abrazarla

-no tienes que asustarte, estoy aquí contigo, yo te cuidaré – ésas palabras bastaron para sacarle la mejor de las sonrisas a Camilla quien se separó de Sophía solo para sentir sus labios otra vez, un beso dulce, con cierto toque de pasión en el, ojos cerrados para mirar con el corazón, perdidas en su propio mundo no se dieron cuenta de que tenían cuatro pares de ojos mirándolas, un par pertenecía a la madre de Sophía quien recién había llegado a la fuente y el otro pues, eran los hermosos ojos azules de Alessandra, quien al ver eso decidió entrar a casa solo para despedirse pues se iría a casa a recostarse, se sentía mal

-me alegra saber eso – dijo Camilla viendo a Sophía a los ojos, Sophía recostó su frente a la de Camilla y sonrió, fue entonces que escucharon un carraspeo, al voltear notaron que estaban siendo observadas por una mujer de unos cuarenta y tantos, tenía un traje de dos piezas color blanco, la falda estaba dos centímetros por encima de la rodilla, con una chaqueta a juego con la misma, tenía el cabello castaño claro, un poco más largo que el de Sophía, sonreía mientras las miraba sentada en la fuente

-ven – dijo entrelazando su mano una vez más a la de Camilla, caminaron unos cuantos pasos hasta allá – mamá, quiero presentarte a Camilla

-es un placer señora Di Salvo – dijo extendiéndole su mano sonrojada, la madre de Sophía no dijo nada, sonrió y se levantó, abrazó a Camilla

-mucho gusto – aquella voz era suave y sensual al oído, Camilla estaba realmente nerviosa, cuando se separaron la madre de Sophía le sonrió – Helena Di Salvo

-Camilla Bianchi

-¿te molesta si nos sentamos? – dijo con suma naturalidad

-ah, no, para nada – dijo Camilla sentándose, miró a Sophía sentarse a su lado también

-así que eres la novia de Sophi

-mamá

-¿qué? Así soy yo querida, directa – dijo cruzando su pierna y sonriendo – lo eres por lo que vi

-ah si, disculpe si fue incómodo lo que vio

-no te disculpes, solo fue una muestra del amor que le tienes a mi hija, y eso lo agradezco, no la veía sonreír así desde hace mucho

-para mi es un placer que sonría, y más si es por mi causa

-excelente – dijo sonriendo – ¿viste a tu abuelo? – preguntó viendo a Sophía

-si, dice que está bien pero, no estoy del todo segura

-ya sabes como es de terco, trataré de convencerlo para que al menos quiera hacerse sus exámenes, ¿qué hora es?

-la una y media

-cielos, tengo hambre… ¿por qué no entramos? Creo que Alessandra preparará algo – dijo mientras caminaban de regreso

-no veo su auto – dijo Sophía

-oh no, eso quiere decir que tendremos que comer la sopa de pollo de Marie, no podré soportarlo

-sobre eso, mamá… Camilla es chef, ella podría cocinar algo

-¿de verdad? ¿no es molestia Camilla querida?

-para nada señora Di Salvo, solo díganme que quieren y lo haré en el acto

-oh por favor, dime Helena, eso de señora no va conmigo – no se habló más, entraron y se sentaron en el comedor a la espera de lo que Camilla cocinaría, esa al parecer sería su bienvenida a la familia, una bienvenida que no fue planeada en lo absoluto pero que de alguna forma u otra se dio

Alessandra por su parte condujo de regreso a su casa, una vez allí se sentó sobre el capó de su auto a fumar un cigarrillo, estaba realmente molesta, no podía sacarse de la cabeza la imagen de Sophía besando a Camilla, escuchó su teléfono sonar con la inconfundible melodía de 30 seconds to mars versión piano, el tono de llamada de Victoria

-gorgeous, tengo un montón de llamadas perdidas, ¿pasó algo? ¿estás bien?

-todo está bien, solo quería escucharte… ¿cómo estuvo la sesión? Ah, y la reunión

-de maravilla amore, voy camino al restaurante ahora

-ah sobre eso, algo pasó y vine a casa, si quieres puedes traer algo de comer ya que lo que preparé lo llevé a casa del abuelo

-¿le pasó algo?

-un decaimiento, pero no quiere ir al hospital

-oh cielo, debiste llamarme, pude haber suspendido la cita e ir contigo

-de hecho como tu misma dijiste te llamé un montón de veces pero no respondiste, supongo que era importante la cita

-pues en parte si, mi carrera podría ir en ascenso

-de acuerdo ¿sabes? Iré a ducharme, hablamos después

-bien

-bien – colgó, apagó su teléfono y caminó hasta su casa, se desvistió en su cuarto y entró a ducharse, se recostó a la pared mientras solo recordaba aquel beso, por un momento se imaginó que era ella y no Sophía quien besaba los labios de Camilla, se la imaginó entre sus brazos, se imaginó su olor, sonrió para sus adentros y se bañó, al salir se sentó a secarse y luego a colocarse su crema de almendras, debía mantener su piel suave, se vistió con un solo sport boxer y una camiseta blanca que llegaba un poco mas debajo de su muslo, bajó a la cocina y preparó pop corn, se sirvió una gaseosa y subió a su habitación, encendió el televisor y se dispuso a ver una maratón de Supernatural, la única serie que lograba captar su atención

-la comida estaba deliciosa Camilla, mis felicitaciones – aplaudió Bianca

-pues, gracias – sonrió Camilla sonrojada, Sophía besó su frente

-ella es magnífica, te lo dije papá

-si, ya lo veo hija, será un honor contratarte en mi restaurante

-oh, espléndida idea – aplaudió Helena

-además está próximo el concurso de cocina, deberías inscribirte

-¿eh? Pero… aún no he empezado a trabajar, los clientes no conocen mi…

-con platillos como este seguro ganarías

-Alessandra siempre se lo lleva a casa

-por eso deberías participar, sería la vendetta perfecta – rió Sophía

-no olvidemos que hablamos de mi hija – recalcó Alphonso

-sería poco ético – la reprimió su madre

-no hablo de mi, hablo de ella, Alessandra la echó del restaurante

-ya veo… en ese caso adelante – rió Marcelo

-vaya, veo que no me esperaron a comer – dijo Victoria entrando al comedor

-Victoria, ¿cómo te va querida? – se levantó Bianca para saludar a su nuera

-bien – sonrió – espero que aún haya comida para mi y mi invitada

-por supuesto siéntate, ¿Camilla?

-enseguida – sonrió esta, pasó de nuevo a la cocina y Sophía la siguió, la abrazó por detrás y besó su cuello – les agradaste a mis padres, a mis tíos, a mis abuelos, todo salió de maravilla ¿no crees?

-salió mejor de lo que esperaba

-y, ¿quién es tu invitada?

-es nada más y nada menos que la encargada de la galería que acaba de abrir, también autora de muchas obras famosas: Sarah Ramírez

-vamos, no tienes que halagarme tanto – rió Sarah entrando, era una hermosa mujer de piel bronceada, brazos y piernas torneados sin dejar su delicadeza, cabello negro semi ondulado que caía a capas, no muy largo, hermosos ojos cafés, unos labios que provocaba morder… Si, era hermosa – mucho gusto – Marcelo y Helena la miraron

-si, ya te conocemos – la chica pareció extrañada, luego los observó atentamente y miró a Victoria – no me dijiste que era la casa Di Salvo

-creí que lo sabías querida

-ya regreso – dijo Marcelo levantándose, caminó a la cocina y vio a Sophía dando un apasionado beso a Camilla, la atraía hacia si por su cintura, Camilla rodeaba su cuello – chicas – susurró, vio a su hija alzar a la pequeña chef y colocarla en la barra – ¡Sophía Milleni!

-¡papá! – dijo esta nerviosa, bajó a Camilla y ambas lo miraron como un par de niñas regañadas

-esto es inaceptable, al menos respeta la casa de tu abuelo, o por lo menos la cocina, es un sitio sagrado como para…

-se le olvida que fui concebida en una – susurró Sophía y rió junto con Camilla, Marcelo se sonrojó

-como sea, deben irse cuanto antes

-¿por qué? Estamos en familia y aún no quiero dejar al abuelo

-hazme caso, al menos tú Sophía, vete

-no entiendo

-ve a comprar… estas medicinas – dijo sacando de su bolsillo un récipe – por favor, ve

-está bien… ya regreso

-¿por qué tienes que irte? – preguntó Victoria alarmada

-ellos son los padres de Sophía, tengo que irme de aquí no quiero encontrarla

-¿por qué no?

-la herí mucho en el pasado, de seguro me odia

-pero…

-nada, me voy – caminó hacia la cocina a modo de salir por la puerta trasera, Camilla estaba cargando unos utensilios, Sarah no la vio y la golpeó con la puerta haciendo que los derribara todos – lo siento – dijo agachándose para ayudarla

-descuida, debí caminar más rápido

-¿estás bien?

-si muy bien – sonrió – gracias por ayudarme

-era lo mínimo que podía hacer, bueno… me voy – sonrió Sarah

-oh espera, acabo de servir, creí que te quedarías… puedo añadir otro plato

-no, de verdad no es necesario, me tengo que ir – se despidió y salió por la puerta trasera

-¿Sarah? – Victoria miró a Camilla - ¿y tú qué haces aquí?

-vine de visita con Sophía

-ah si, es cierto que quiere adoptarte como mascota

-¿disculpa?

-si, me debes muchas – regresó al comedor, Camilla respiró profundo y se dedicó a servir

Sarah caminó rápidamente hasta su auto, antes de llegar vio el de Sophía, se escondió tras unos arbustos y la vio, ésta estaba luchando con el motor para que encendiera, caminó escondida entre los arbustos hasta llegar a su auto, lo abrió, se subió y lo encendió, la miró un poco más antes de arrancar y marcharse, a Sophía no le llamó mucho la atención aquel Ford Mustang F3, simplemente se dedicó a decir palabrotas hasta que su auto funcionó y decidió arrancar, luego de regresar con las medicinas ella y Camilla se despidieron, subieron al auto donde se besaron tiernamente por unos minutos

-este día fue genial – sonrió Sophía

-me encantó estar contigo

-te quiero – dijo Sophía mirando fijamente a Camilla, ésta se sonrojó

-yo… yo también te quiero

-vamos, no lo digas por responder a lo que dije – sonrió Sophía acariciando la mejilla de Sophía

-no, de verdad… te quiero – Sophía se acercó a ella para besarla pero se vio interrumpida por una llamada

-¿si?

-señorita Milleni, tiene un evento ésta noche en un nuevo bar de la ciudad

-oh, suena interesante, ¿Dónde queda? Bien, ya se donde es, de acuerdo, me encargaré de llevar un repertorio, oh si, por favor, avísenles, llegaré a eso de las ocho, si, iré con una acompañante – dijo sonriendo y viendo a Camilla – de acuerdo, gracias – colgó

-¿qué?

-oh nada, tocaré ésta noche en el bar de Fabrizio, un viejo amigo

-eso es magnífico – sonrió y besó sus labios

-será divertido, y más porque vendrás conmigo

-¿eh? Pero… no se que ponerme

-descuida, vamos de compras

-disculpe señorita, por si no lo recuerda acaban de aceptarme en el restaurante de su padre, y dado que estaba de pasante no me pagaban ni un centavo

-¿quién habló de que tú pagarías?

-Sophía… no me siento cómoda así – Sophía la besó

-acéptalo, solo por esta vez

-ya veremos – sonrió

Victoria salió de la casa Di Salvo, se subió a su auto y decidió ir a ver a Alessandra

-honey he estado llamándote pero tu teléfono está apagado

-ya lo se, yo lo apagué

-estás hecha un desastre, ¿palomitas de maíz? Debes cuidar tu dieta – dijo quitándole el bol – anda, levántate y muéstrame tu clóset

-¿para qué?

-ésta noche habrá una fiesta en un nuevo bar, estamos invitadas, al parecer tu primita tocará ahí

-ah, no iré

-vamos gorgeous, no puedes seguir con esa rivalidad por siempre, le das demasiada importancia

-no voy a ir

-claro que si, no iré sola sin mi novia, andando, muéstrame lo que tienes

Mientras tanto Sarah se encontraba desempacando sus pertenencias en aquel nuevo y acogedor departamento, encontró en una cajita aquella pulsera roja con un corazón a la mitad que colgaba de ella, un regalo de Sophía por su primer mes juntas, sonrió y la recordó, estaba hermosa y sexy como de costumbre, quizás más, no podía creer que la había dejado, no importaba, iba a recuperarla en la fiesta de esa noche, Sophía llevó a Camilla hasta su casa para que se arreglara, regresó a la suya y se vistió elegante y casual… Una chaqueta de jean azul clara con las mangas dobladas hasta los codos sin nada más debajo que un stick bra, un pantalón negro de lino y sus fieles converse, peinó su cabello y se colocó su perfume, respiró hondo y fue a buscar a Camilla

-bien, te ves genial – sonrió Victoria al ver a Alessandra, ésta llevaba un pantalón negro, unas ballerinas negras también, una camisa blanca con las mangas hasta los antebrazos, y un chaleco negro abotonado – you are so hot – dijo antes de besarla

-¿qué te pondrás?

-cualquier cosa que me ponga se verá bien en mi

-por cierto, te compré un vestido el otro día, búscalo allí – dijo señalando su otro clóset

-amor, está precioso – sonrió Victoria viéndose con el en el espejo, era un vestido a media pierna color champagne, al cuerpo era un poco ajustado, perfecto para ella quien no dudó en ponérselo, se arregló el cabello y se maquilló, se colocó unas sandalias plateadas y buscó su bolso, Alessandra la esperaba en la sala caminando de un lado a otro con las manos en los bolsillos – lista

-al fin – rió Alessandra, la tomó de la mano y bajó con ella al estacionamiento

Sarah al principio tenía dudas sobre si ir o no, luego se decidió por ponerse una blusa negra sujeta al cuello con borde dorado, un jean azul claro y zapatos altos color negro también, se maquilló poco recordando que a Sophía le encantaba verla así, natural, bajó a su auto y se sentó, lo pensó por unos minutos y al final se puso en marcha al bar

-abre la puerta hermosa, ya llegué – dijo Sophía al tocar el timbre del departamento de Camilla, ésta abrió y dejó a su novia maravillada… A cualquiera, llevaba un hermoso vestido blanco, era más casual que elegante, éste tenía pequeños detalles de flores negras en los bordes, también llevaba un saco pequeño que llegaba un poco más debajo de su busto, unas zapatillas negras y su cabello suelto – pareces una princesita – sonrió Sophía antes de besarla, tomó su mano y bajaron, subieron al auto y pusieron marcha hasta el bar

-este lugar no es nada del otro mundo – dijo Victoria – es bonito si, pero…

-pero nada, es el bar de Fabrizio, está bien, por favor un martíni y un golden girl

-mm, si tu lo dices amor

-estaciónalo sin un rasguño – bromeó Sophía, Camilla la tomó del brazo y caminaron hasta la entrada

-nombres – dijo el hombre de seguridad

-Milleni y Bianchi

-pase por favor señorita Milleni – entraron y de una vez fueron a saludar a Fabrizio

-¿cómo estás? Felicidades por tu apertura

-gracias, pues la verdad esperaba que fuera solo un par de personas pero mira, está bastante lleno

-oh, ella es mi novia Fabrizio, Camilla Bianchi

-un placer – sonrió Camilla

-el placer es todo mío

-felicidades

-gracias, oh por cierto los músicos están por allá, deberías ir a checarlos

-pero…

-descuida yo me quedo con ella – sonrió Fabrizio, era un joven agradable, muy buen amigo de Sophía, quien subió a hablar con los músicos y se dedicó a afinar su guitarra tras bambalinas

-ah, en este lugar dejan entrar a cualquiera por lo que veo

-también me da gusto verla señorita Salvatore – respondió Camilla

-¿gusto? Disgusto me da a mi tener que ver tu cara

-Victoria, por favor… - intervino Alessandra

-vaya, parece que se llevan muy bien

-no tienes idea

-Victoria – la llamó Sarah

-oh, por aquí linda, ven… no estés sola

-¿Sarah?

-hola Alessa, te ves bien

-si… digo lo mismo – dijo Alessandra viendo a la tarima

Las luces bajaron de tono para que el escenario luciera un poco más llamativo, en el centro apareció Sophía sentada en un banco frente a un micrófono, sostenía su guitarra… inició el repertorio con una clásica: I love you, miraba a Camilla mientras cantaba…

-you’d think that people would have enough of silly love songs, but I look around me and I see it isn’t so, oh no… - el público aplaudía y cantaba, algunos bailaban y movían sus brazos al ritmo de la música – I love you… I love you, I can’t explain the feeling’s plain to me, say can’t you see? Ah she gave more she gave it all to me, say can’t you see? Love doesn’t come in a minute! Sometimes it doesn’t come at all, I only know that when i´m in it, it isn’t silly, love isn’t silly, love isn’t silly at all, not at all! I love you…

-canta muy bien

-Si, hacía mucho no la escuchaba – sonrió Sarah

-¿la conoces de antes? – preguntó Camilla

-si, de la universidad

-ah

Sophía buscaba a Camilla con la mirada mientras escuchaba los aplausos, su sorpresa fue enorme al ver a Sarah, hicieron contacto visual por unos segundos, se quedó inmóvil hasta que Fabrizio le indicó que continuara, se levantó, habló algo con los músicos y regresó al banco

-la siguiente canción no es romántica… aún así espero que la disfruten – comenzó a tocar seguida de los músicos - Now and then I think of when we were together, like when you said you felt so happy you could die, so when we found that we could not make sense, well you said that we would still be friends but I’ll admit that I was glad that it was over – Sarah la miraba, claramente iba dedicada a ella - But you didn’t have to cut me off make out like it never happened and that we were nothing and I don’t even need your love but you treat me like a stranger and that feels so rough, now You didn’t have to stoop so low, have your friends collect your records and then change your numbers, guess that I don’t need that tough, now you’re just somebody that I used to know…

-uuh, tal parece que te vio – rió Victoria, Sarah buscó la forma de salir del bar, Sophía bajó del escenario y caminó tras ella

-¿qué haces aquí?

-eh, vine por trabajo…

-no, aquí, en el bar, en mi vida, ¿a qué volviste?

-vine porque… quiero que arreglemos las cosas

-¿qué cosas podríamos arreglar? No hay nada, todo lo que había lo destruiste al marcharte, todo lo que quería para ambas lo arruinaste, no hay nada que arreglar

-Sophi, ¿todo bien? – preguntó Camilla acercándose a su novia, saludó a Sarah

-todo bien hermosa, descuida – Sophía rodeó los hombros de Camilla y Sarah las miró, sonrió y asintió

-entiendo, tienes razón, ya no queda nada – Camilla notó las miradas den ambas, trató de liberar tensión

-ah, por cierto no nos conocemos bien, hemos hablado un par de veces pero no se tu nombre

-Sarah

-Camilla – sonrió, de pronto al ver la reacción de Sophía Camilla se dio cuenta – ah, tu eres…

-vamos – dijo Sophía, atrajo a Camilla hasta la mesa donde estaban las demás, Sarah la miró, quería llorar… había perdido a alguien que realmente la amaba, aunque ésa pérdida era una batalla, no la guerra

-bienvenidas de nuevo – sonrió Victoria

-gracias – dijo Camilla

-tu no, pero ya que

-Vic – la miró Alessandra

-descuida, ya nos vamos, solo vinimos por el bolso de Camilla

-Sophía querida, esas canciones estuvieron geniales, ¿podrías tocar otra?

-pero…

-por favor, solo una más, vamos a mi oficina a revisar las que tengo

-está bien – Sophía besó la frente de Camilla antes de marcharse con Fabrizio

-oh, es mi teléfono – dijo Victoria, se levantó y caminó fuera del local para poder escuchar, así pues Camilla y Alessandra se quedaron solas, el silencio era incómodo

-ah, yo… quería… quería saber como estabas, luego del accidente no supe de ti

-bien… estoy, estoy bien

-y, eh, lamento haberte despedido

-descuida

-¿eso significa que regresarás? – dijo mirando a Camilla a los ojos, ante aquellos hermosos ojos azules Camilla no pudo evitar sonreír - ¿y bien?

-ah, no… lo lamento, ya conseguí trabajo en otro restaurante

-ya veo… aunque era de esperarse, eres excelente – dijo antes de darle un sorbo a su martíni

-si soy excelente ¿por qué me echaste? – Alessandra bebió el resto de un trago antes de responder

-estaba celosa

-¿eh? ¿por qué?

-no me gustó nada el verte con…

-pero… ¿por qué?

-ya no tiene caso, olvídalo

-dime – una suave música empezó a sonar antes de la aparición de Sophía, se demoraba bastante así que crearon aquella distracción, Alessandra se levantó y extendió su mano a Camilla quien sin dudarlo la tomó, comenzaron apenas con un vaivén suave y gentil, como aquella tarde en la cocina

-no se como pude dejar que te fueras, eres mi chef estrella

-¿aunque no estuviera cocinando sino haciéndote mandados?

-si, aunque estuvieras haciendo solo eso – rió Alessandra, Camilla rodeó su cuello y Alessandra su cintura, estaban cada vez más cerca, cada roce hacía que sus corazones se aceleraran – luego pasó lo del accidente, mi mente se nubló ése día al ver que por mi culpa saliste lastimada

-no fue tan grave

-¿y si lo fuera? Si hubiera sido mucho más grave me habría muerto Cami, no quiero que nada te pase y menos por mi culpa

-antes dijiste que estabas celosa, ¿por qué?

-no aguanto verte con ella, no me gusta que…

-tienes a Victoria, y yo a Sophía, no deberías celarme teniendo novia – Alessandra la miró seriamente por unos segundos, la tomó de la muñeca y caminó con ella por entre la muchedumbre, salió por la puerta trasera hacia donde estaba el estacionamiento, la luz allí estaba bastante tenue, no se podía ver muy bien, la recostó a la pared y se sostuvo a ésta cerrando las salidas a Camilla - ¿qué… haces?

-algo que debí hacer antes de que Sophía apareciera en tu vida – se acercó lentamente a ella y posó sus labios sobre los suyos, la besó despacio al principio y Camilla se resistió un poco, Alessandra tomó nuevamente sus muñecas y las sostuvo contra la pared, poco a poco el beso fue tornándose deseoso, salvaje, se denotaba pasión en el, Camilla se vio abrazando a Alessandra y ésta atraía a Camilla por su cintura

-ah gorgeous lo siento, me estaban llamando de… ¿Aless? – dijo Victoria al llegar a la mesa pero su novia no estaba

-cielos, fue difícil librarme de Fabrizio… ¿y Cami?

-ahm, ya se fue… dijo que… tenía que ir a verse con una amiga

-¿una amiga? No me dijo nada

-así es ella Soph, una cajita de sorpresas

-mm, vaya que si – sonrió Sophía

Al cabo de unos minutos Alessandra se encontraba recostada a la puerta de su casa, ésta vez era Camilla quien la besaba, sujeta a su cuello seguía aquel húmedo beso de hacía un rato

-creo… que será mejor pasar – sonrió Alessandra

-si – se sonrojó Camilla, Alessandra abrió la puerta para que pasara seguida de ella, caminaron tomadas de la mano hasta su habitación donde volvieron a besarse, era como si se comunicaran a través de sus besos y caricias, Alessandra se dedicó a retirar el saco de Camilla, ésta a su vez removió su chaleco y fue desabotonando su camisa, volvieron a besarse y se la quitó con facilidad, ambas se abrazaron y fue fácil para Cami quitarle su bra dejando al descubierto aquellos hermosos y perfectos pechos, sus pezones eran pequeños y de un color rosa pálido, Alessandra por su parte bajó el cierre del vestido de Camilla, retiró su stick bra y observó sus senos, ni muy grandes ni muy pequeños, sus pezones café claro, se acercó para besarlos con ternura, Sophía liberó un suspiro bastante sexy

-déjame escuchar más de eso – Alessandra recostó poco a poco a Camilla en su cama, fue besando su cuello lentamente, Camilla bajó sus manos de manera sensual por la espalda de Alessandra quien también suspiró, se arrodilló y se quitó su jean antes de volver a besar a Camilla quien poco a poco acarició su bonito trasero y se deshizo de su panty, ¿dónde estaba la Camilla tímida? Ni yo misma lo se, en ese momento, en esa habitación, solo podía sentirse el aroma a mujer excitada en el aire, solo se podía ver a la pasión a flor de piel poblando cada rincón de aquel lugar

-¿trataste de llamarla?

-si, pero no contesta…

-Victoria dice lo mismo, ¿qué les habrá pasado?

-no lo se pero sea lo que sea quiere decir que están juntas – respondió ésta

-por favor, no saques conclusiones tan rápido Victoria

-¿encuentras una mejor explicación? Ambas desaparecieron, el auto de Alessandra no está, acéptalo, tu noviecita y la mía están juntas en este preciso instante – Sophía la miró incrédula, Camilla no sería capaz de hacer algo así

-¡ah! – gimió Camilla, Alessandra penetraba en su vagina con dos dedos, besaba su cuello y la miraba…

-quiero escucharte, quiero que tus gemidos sean solamente por mi causa, no quiero que nadie más te toque

-Aless… ah… - las penetraciones se intensificaban, Alessandra besaba su cuello, sus pechos, volvía a sus labios, Camilla no aguantó más y llegó a un intenso orgasmo que la dejó casi sin aliento, Alessandra se posicionó entre sus piernas rozando sus labios a los suyos, sentía aquel calor proveniente de Camilla… - ¿qué… harás?

-sólo déjate llevar – Alessandra sonrió, empezó a moverse lentamente sintiendo la humedad de Camilla fundirse con la propia, Camilla gemía tiernamente, Alessandra liberaba también gemidos pausados, se sentía bien aunque la joven chef decidió tomar también iniciativa, hizo que Alessandra se sentara para quedar a horcajadas sobre ella, comenzó a moverse ella ésta vez y a masajear sus pechos mientras la besaba, Alessandra la sostuvo por sus muslos, ambas gemían y jadeaban, debido al deseo y lo excitadas que estaban el orgasmo les llegó al unísono, fue bastante fuerte para ambas, se recostaron así abrazadas, daban besos a sus rostros, a sus manos… - ¿estás bien? – sonrió Alessandra acariciando la mejilla de Camilla

-si – contestó Camilla devolviéndole la sonrisa, entrelazaron sus manos, Alessandra la soltó por un momento e hizo que se diera la vuelta para abrazarla por detrás, retiró un poco su cabello y besó su hombro

-hacía mucho quería estar así con alguien… contigo – sonrió

-¿qué hay de Victoria?

-shhh, no la menciones, aquí solo estamos tú y yo

Sophía subió a su auto y decidió ir al departamento de Camilla, tocó el timbre un par de veces pero nadie abrió, las luces estaban apagadas, no había nadie allí, volvió a llamarla a su teléfono…

-es mi celular

-déjalo sonar, por favor quédate así

-podría ser importante

-podría solo ser Sophía

Camilla se disculpó para sus adentros con Sophía, la verdad era que quería permanecer así, Alessandra besó su nuca y la acercó más hacia si, sin darse cuenta ambas se quedaron dormidas, Sophía llegó a casa, se desvistió y de una vez se acostó, abrazó su almohada pensando en Camilla, su desaparición había sido bastante extraña… ¿y si Victoria tenía razón? Comenzaba a dudar, no quería volver a salir herida, tal y como… Sarah, ¿por qué había vuelto? No creía una sola palabra de lo que dijo, sería imposible reconstruir el pasado

Mientras tanto en la casa Di Salvo nada estaba bien, los doctores caminaban de aquí para allá

-¿qué pasó mamá? – preguntó Helena

-no se hija, estaba bien y de pronto comenzó a temblar, llamé a la enfermera y me dijo que esperara afuera, el doctor ya llegó pero no se que están haciendo

-vine en cuanto pude mamá – dijo Alphonso abrazando a su madre - ¿cómo está?

-no sabemos – contestó Marcelo – los doctores no informan nada

Todos esperaron sentados fuera de la habitación, Helena sostenía la mano de su madre quien lloraba disimuladamente, Marcelo tenía los brazos cruzados y Bianca abrazaba a Alphonso, los minutos pasaban con mucha lentitud, veían enfermeras entrar y salir, llegadas las tres de la mañana salió por fin uno de los doctores

-¿qué pasó?

-¿cómo está mi esposo?

-tuvo una anomalía cardiovascular, lo cual se convirtió en un paro cardíaco, intentamos tratarlo pero fue demasiado tarde

La señora María cerró los ojos, juntó sus manos a modo de rezo y suprimió algunas lágrimas, Helena por su parte comenzó a llorar aferrada a su esposo y Alphonso caminó hasta la ventana, metió una mano en su bolsillo y con la otra se sostuvo a la pared

-haré los preparativos – dijo con voz ronca

-Alphonso – lo miró su esposa

-llama a Alessandra, y tu Marcelo, llama a Sophía, deben saberlo cuanto antes

-no, esperemos un poco, deben estar durmiendo ahora, encarguémonos de esto antes y luego las llamamos

La matriarca de la familia Di Salvo entró a la habitación donde ahora reposaban los restos de su esposo, tomó su mano y lo miró tan quieto, parecía dormir una de sus largas siestas

-eri l´amore della mia vita, e lo sarai sempre, aspettami mio amato cavaliere – dijo mientras lloraba

Sophía estaba durmiendo cómodamente abrigada en su cama, no había soltado la almohada en toda la noche, se despertó con pereza, su teléfono celular reclamaba su atención a escasas siete de la mañana, al ver que era el número de su padre supo que algo andaba mal

-hija...

-el abuelo... ¿verdad?

-debes venir

-lo se, iré cuanto antes – colgó y miró al suelo, unas cuantas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, oh cuanto necesitaba un abrazo en ese preciso momento... ¿dónde estás Camilla?

Entre las sábanas de aquella hermosa cama ahora templo sagrado que resguardaba aquellos cuerpos reposaban Alessandra y Camilla, apenas se habían movido un poco mientras dormían, su sueño fue interrumpido por el teléfono de Alessandra

-mm, quien será...

-deberías atender

-debe ser del restaurante, no iré a trabajar hoy – dijo antes de besar el cuello de Camilla

-vamos, responde – sonrió ésta

-está bien – Alessandra se levantó con mucha pereza y mucho pesar por dejar a un lado a aquella diosa solo para contestar su teléfono - ¿hola?

-hija, ¿dónde estás?

-en casa mamá, ¿por qué?

-ven cuanto antes... por favor

-¿pasó algo?

Camilla miraba a Alessandra, de pronto vio como su expresión cambiaba, se sentó en su cama y colgó la llamada, se acercó a ella y rodeó sus hombros abrazándola por detrás

-¿qué pasó?

-mi abuelo falleció

-lo siento mucho – dijo abrazándola un poco más

-tengo que ir

-lo se, pediré un taxi

-no, te llevaré a tu casa

-descuida, ve lo más rápido que puedas, te necesitan allá – Alessandra se volteó, sujetó a Camilla por su mentón y la besó con ternura...

-quisiera quedarme

-yo también – Camilla también la besó – voy a vestirme

-¿una ducha?

-cuando llegue a casa, Sophía también debe sentirse mal, me necesita – Alessandra frunció el ceño y atrajo a Camilla por la muñeca...

-odio que sigas con ella

-no puedo hacer nada ahora

-si puedes... escapémonos juntas, no tenemos por qué seguir aquí, dirigiré el restaurante desde fuera... vámonos – Camilla sonrió y acarició su mejilla...

-no quiero lastimarla, es una persona increíble – Alessandra la miró por unos segundos y luego la soltó, caminó hasta el baño y cerró la puerta – Aless, por favor no así... – se recostó a esta, Alessandra estaba recostada del lado contrario – por favor no seas así... entiéndeme

-entiendo, por favor retírate, tengo que ir a la casa de mi abuelo

Camilla se tornó seria, se vistió rápidamente y bajó hasta la entrada, subió al taxi y dio la dirección de su departamento, Alessandra por su parte se sentó en el suelo del baño, había pasado una noche magnífica con una mujer hermosa que... desgraciadamente no le pertenecía, ¿por qué nombrar a Sophía en ese instante? En ese lugar que se había tornado solo suyo... no quiso pensar más sobre eso, se dedicó a ducharse y arreglarse... ése día no sería nada fácil

-¿Sophi?

-amor, por fin... he estado tratando de comunicarme contigo toda la noche, ¿por qué te fuiste así del bar?

-lo siento, mi amiga April no se sentía bien y fui corriendo hasta su casa

-que pena, ¿está mejor?

-un poco... solo necesitaba compañía - ¿Camilla mintiendo? Vaya, le salió bastante bien, al parecer Sophía no sospechaba

-¿Alessandra te llevó? – aquella pregunta paralizó a Camilla y su corazón dio un salto “cálmate, cálmate Camilla”

-si, me llevó hasta su edificio y luego se marchó

-¿sabes a donde?

-creo que iba al restaurante, no lo se

-bueno, ¿estás en tu casa ya?

-no, casi llego voy en un taxi

-iré a buscarte, yo... te necesito – Camilla recordó la muerte de su abuelo, Sophía debía estar pasandolo realmente mal

-está bien linda, te esperaré ahí

-te quiero – Camilla miró al techo, sentía ganas de llorar

-te quiero – dijo antes de que Sophía colgara, colocó una mano en su frente y lloró en silencio, ¿cómo era posible que la hubiera engañado con Alessandra? Aquella chica era real, sus sentimientos eran puros, Alessandra quizás solo quería un revolcón y ya producto de los celos o la rabia hacia su prima

-papá – dijo Alessandra al llegar a la funeraria, abrazó a su padre y este a su nena…

-hija mía…

-lo siento

-deberías ir con tu abuela

-está bien – saludó a su madre y caminó hasta su abuela, estaba sentada frente al ataúd

-Alessa – dijo abrazándola mientras lloraba… - míralo, míralo por última vez – Alessandra besó la frente de su abuela, se levantó y fingió tener una llamada, no quería ir al ataúd, no quería recordar a su abuelo de esa forma

Sophía había recogido a Camilla en su casa, fueron hasta la funeraria, Camilla sabía que su novia necesitaba de ella mucho más en ese momento, al llegar se encaminaron tomadas de la mano, Sophía corrió a abrazar a su madre quien estaba hecha un mar de llanto

-mami…

-nos dejó en la madrugada

-ayer estaba bien… se veía bastante fuerte

-lo se mi niña, lo se

Marcelo notó las miradas entre Camilla y Alessandra, se acercó a ella…

-¿puedo hablarte un segundo?

-por su puesto – caminaron hasta estar un poco apartados de la multitud, Marcelo vio a Camilla con seriedad

-mi hija – comenzó diciendo – es una joven bastante fuerte, es una chica que ha pasado por muchas decepciones, pero aún así sabe llevarlas y sabe levantarse cada vez que cae, sin embargo esas caídas duelen, y son cada vez más fuertes

-eh… yo…

-no he terminado – dijo, Camilla bajó la mirada – ella te ama, se que quizás suene repentino, pero se ve en su mirada, hacía mucho no la veía así de radiante, se que tú la quieres… y precisamente como la quieres, no harás nada para lastimarla ¿verdad? Supongo que ya sabes de Sarah, y de lo mal que quedó ésa vez… es por eso que tú no harías lo mismo, se que tú serías honesta y no le darías falsas esperanzas… ¿verdad? – Camilla Asintió – bien, es un alivio – sonrió este, volvió hasta donde estaba su esposa y la abrazó, Sophía fue a consolar a su abuela y Alessandra se acercó a Camilla

-lamento haberte tratado así ésta mañana

-descuida

-no, de verdad lo lamento… no debí comportarme así, parecía una niña malcriada, lo compensaré…

-no será necesario… no se repetirá

-¿a… qué te refieres?

-no volveré a acostarme contigo, estoy con Sophía y yo la…

-¿qué? ¿dirás que la amas? Esa sería la mentira más grande que habría escuchado

-no la amo, pero llegaré a hacerlo, con permiso – caminó hasta Sophía y dio el pésame a su abuela

Alessandra caminó hasta el bar y bebió un whisky como si de agua se tratara, Victoria llegó (últimamente como siempre) acompañada de Sarah, dieron el pésame y se quedaron junto a Alessandra

-lo siento mucho nena

-gracias

-¿hay algo que pueda hacer?

-quiero salir de aquí

-no debes irte aún… es tu familia gorgeous

-lo se, pero de verdad necesito salir

-bueno… ¿qué tal si para distraerme, buscas una bebida para mi? – Sarah sonrió y carraspeó un poco – y para Sarah

-supongo – no de muy buena gana Alessandra se levantó y caminó una vez más hasta el bar

Camilla y Sophía estaban sentadas junto a la abuela de esta, caramente se veía afectada, fue muy repentina la partida de su abuelo

-me sorprende que lo lleves tan bien – dijo Camilla acariciando el cabello de su novia

-aunque no lo parezca, estoy hecha un desastre por dentro, pero debo ser fuerte… por mamá y la abuela – Sophía sonrió – gracias por preocuparte por mi – y dio un leve beso a Camilla quien correspondió sonriendo – tengo sed, ¿quieres algo?

-no lo se, ¿qué tomarás tú?

-coke

-tráeme una – sonrió, Sophía dio otro beso a sus labios y caminó hasta el bar, se encontró con Alessandra, ésta desvió la mirada al frente

-dos coke por favor – el bartender fue a buscar el encargo de Sophía, Alphonso se acercó a la barra

-niñas

-hola papá

-tío…

-me preguntaba si… bueno, a falta de nietos varones, es tradición de la familia que la generación que esté floreciendo lleve a la que decae hasta su lugar de reposo

-¿a qué te refieres? – preguntó Alessandra – está el primo Vlad

-si pero, el llegará pasado mañana, venir desde Japón… no es nada fácil

-bien pero, ¿a qué te refieres con eso?

-¿recuerdas cuando murió el tío Gustavo? – dijo Sophía

-no creo que recuerde, estaba pequeña para ese tiempo – dijo Alphonso

-sus nietos llevaron su féretro hasta el panteón familiar, lo empujaban ya que iba sobre aquella base de metal, eso es lo que recuerdo

-si, bueno, quería saber si ustedes podrían llevarlo

-de ninguna manera – dijo Alessandra en el acto

-¿por qué no? – inquirió su padre – se trata de tu abuelo, ¿quieres dejar de lado por una vez esa estúpida rivalidad hacia tu prima y comportarte como una adulta? – sin darse cuenta había alzado un poco la voz

-Alphonso – se acercó Byanca, su esposa - ¿qué sucede querido?

-nada, yo llevaré a mi padre, preguntaré a Marcelo si…

-yo también – dijo Sophía – el abuelo… no, acompañaré al capitán a su último puerto – recordó esas tardes jugando en su viejo y encallado barco

-igual yo – habló Alessandra – déjenlo en nuestras manos – ambas se sonrieron por primera vez en mucho tiempo

Las horas transcurrieron con rapidez, muchos conocidos de la familia se presentaron para prestar su apoyo, llegadas las diez de la noche Sophía observó a Camilla, sonreía hablando con Helena quien contaba las aventuras de su padre, lo gracioso que había sido su cumpleaños cuando se disfrazó de rey solo para bailar el vals con Sophía cuando cumplió sus quince años…

-mamá – comenzó diciendo en tono suave – es hora de irnos, vendré mañana temprano

-está bien hija – abrazó a su pequeña – gracias por venir

-debía hacerlo mami – sonrió

-hija, ten cuidado al conducir – sonrió Marcelo, estrechó la mano de Camilla – cuida de mi nena

-lo haré – sonrió, ambas se despidieron del resto de la familia, tomadas de la mano caminaron hasta el auto de Sophía, al cabo de unos minutos habían puesto marcha al departamento de Camilla

-estoy exhausta

-Sophi

-dime corazón

-eres muy fuerte – sonrió acariciando su mano – en todo el día… no te he visto llorar

-lo se – dijo fijando la vista en el camino, Camilla recostó su cabeza a su hombro hasta llegar, ambas subieron, Sophía pasó incluso hasta su habitación

-¿quieres recostarte?

-estaría bien – sonrió, Camilla se sentó y Sophía se recostó en sus piernas, Camilla acarició su cabello - ¿sabes? Fue un gran hombre, tenía su carácter, pero fue muy bueno – sonreía

-apuesto a que si

-una vez mi papá me regañó porque corté sus corbatas

-¿cortaste sus corbatas?

-quería hacerle una multicolor – rió – estaba tan furioso que me castigó, y yo estaba tan enojada que acabé yendo sola a casa de mi abuelo, el me escondió por un rato, bebimos chocolate y comimos unas galletas improvisadas, luego cuando llegó papá estaba tan preocupado que olvidó el incidente con sus corbatas, el abuelo sonrió y me dio una palmadita en mi cabeza: ah mi bambina… fue lo que dijo, luego le regalé la corbata a el, y se la ponía cada año el día de gracias – sin darse cuenta las lágrimas comenzaban a salir por si solas, haber perdido a alguien tan importante en su vida… - lo extraño – continuó llorando, Camilla acariciaba su mejilla, removía sus lágrimas, Camilla se acostó junto a ella, Sophía se acurrucó en su pecho y justo así, luego de unas horas, ambas se quedaron profundamente dormidas

-gorgeous estoy exhausta

-si… debes estarlo, gracias por venir – abrazó a Victoria, luego miró a Sarah – a ti también

-¿no vendrás con nosotras?

-no, quiero quedarme un poco más

-Alessandra hija, deberías ir a descansar, mañana… debes estar bien – dijo su padre cuando se acercó a ella

-yo la cuidaré – dijo Victoria sonriendo

-gracias Vic

Sarah sonrió y se despidió, salió hasta su auto

-¡espera! – escuchó, Alessandra iba tras ella

-¿qué?

-quisiera hablar contigo

-¿qué hay de Victoria?

-la convencí de que fuera a casa primero, por favor… necesito alguien que me escuche y en esto ella no ayuda mucho

-de acuerdo… ¿quieres caminar?

-por favor – caminaron en silencio alrededor de media hora, llegaron hasta un parque, éste se veía solo y tranquilo

-¿y bien? ¿de qué querías hablarme? – Alessandra sonrió

-verás… hace mucho no hablo con Sophía como es debido, nuestra relación… se esfumó por así decirlo

-si, eso ya lo se

-¿conoces a Camilla?

-hemos hablado un par de veces, solo por casualidad

-es su novia

-ya lo se, ¿y?

-tuve sexo con ella – Sarah se detuvo y miró a Alessandra, luego siguió caminando

-ok… ¿y por qué me lo dices a mi?

-porque, creí que siendo tú… ¡ah! No se por que – dijo Alessandra antes de sentarse con furia en uno de los bancos, Sarah se detuvo frente a ella con los brazos cruzados

-¿lo hiciste por venganza?

-¿Qué? No…

-¿entonces por qué? ¿Te gusta? ¿La quieres? – Alessandra bajó la mirada

-es confuso ¿sabes? y… la amo – Sarah sonrió y se sentó junto a ella

-¿cómo se conocieron?

-ella era pasante de mi restaurante, al principio solo me parecía una molestia, y poco a poco fui conociéndola de verdad, me di cuenta de que ella era todo lo que yo necesitaba… Las mañanas junto a alguien, desayunar junto a ella, mi casa de pronto se sintió más cálida

-¿pero?

-sentí que me estaba doblegando muy pronto ante alguien

-oh si, la poderosa Alessandra Di Salvo…

-no juegues

-bien, y... ¿qué piensas hacer?

-no lo se, Sophía nunca me lo perdonaría

-no lo hará, créeme…

-lo siento

-¿por qué?

-juzgarte

-¿me juzgaste?

-cuando te vi con Victoria pensé que habías venido a molestar a Sophía, luego me di cuenta de que Victoria… no, eso lo he sabido siempre, a Vic le gusta molestar

-eso es cierto – ambas rieron

-creo que deberíamos volver

-si, es tarde ya

-por cierto…

-¿si?

-es algo que me he preguntado desde hace mucho, y asumo que varias personas piensan lo mismo… ¿por qué te fuiste? – Sarah miró al frente – si sabías que Sophía te amaba, ¿por qué dejarla?

-se que sonará a excusa pero, no estaba lista… lo que ella quería era algo serio, sólido… un matrimonio, una familia, no estaba lista para nada de eso

-¿y si te dijera que… la caja estaba vacía? Que no había un anillo en su interior aún y que el plan de Sophía era tan inocente como pedirte que llevaras un par de cosas a su departamento

-diría que desperdicié cinco años de mi vida estando lejos de alguien que me amaba y a quien yo aún amo como si fuera el primer día

-ya veo – Alessandra se levantó, metió sus manos en sus bolsillos y comenzó a caminar

-Alessa, ¿fue eso lo que pasó?

-quien sabe – dijo ésta caminando en dirección contraria – nadie puede saber lo que hubiera podido ser

En la mañana Camilla miraba a Sophía dormir, acariciaba con cuidado su espalda para no despertarla, sonrió y lloró un poco, acarició su mejilla, besó su frente, Sophía despertó y la miró, ambas se contemplaron en silencio, Camilla se acercó a Sophía y la besó con ternura, ésta correspondió y se fundieron en un profundo beso que parecía interminable, Sophía se levantó, se quitó su chaqueta y desvistió a Camilla con cuidado entre besos y caricias, besó su cuello y acarició su abdomen con sus dedos, Camilla solo se dejaba hacer, ésta lo notó y la miró, aún lloraba

-¿qué tienes preciosa?

-¿eh? Nada… - Contestó colocando su mano en su mejilla

-¿segura?

-si – Sophía besó su mano, se recostó junto a ella y la abrazó…

-lo siento, solo creí que eso ayudaría

-está bien – sonrió su chica, luego también se abrazó a ella - ¿qué hora es?

  • a ver – revisó su teléfono – ocho y quince

-mm, aún es temprano

-si, espera, iré a buscar algo de ropa a mi auto, creí que me quedaría allá… ¿te importa si uso tu ducha?

-para nada – sonrió Camilla, vio a Sophía levantarse y ponerse su chaqueta, luego salir, se levantó y caminó al baño y luego a la ducha, la esperaría ahí, Sophía entró y al no ver a Camilla supuso que estaba en la cocina, se desvistió y entró de una vez a la ducha, grande fue su sorpresa al ver a su chica desnuda, allí, esperándola

-¿qué haces ahí? – sonrió

-¿tú qué crees? – contestó Camilla con picardía, Sophía se acercó a ella y la besó con suavidad, Camilla sonrió y se posesionó poco a poco de su espalda, la recostó a la pared, el agua caía sobre ambas, era tibia y agradable, Camilla comenzó besando el cuello de Sophía, acariciando sus muslos, su cintura, Sophía se limitaba a suspirar y a sentir a su amada, si, definitivamente era eso, su amada, Camilla extendía caricias a cada parte de su ser, sin duda había aprendido como hacerlo, no había ningún rasgo de timidez en ella y eso a Sophía no le importó, a horcajadas Camilla recorría con sus labios el interior de aquella morena, masajeaba sus pechos, ponía énfasis en aquellas protuberancias endurecidas, Sophía hacía lo posible por mantenerse en pie y no caer, comenzaron siendo suspiros, los cuales se convirtieron en gemidos y a su vez en gritos, las afirmaciones se hacían interminables y el nombre de Camilla resonaba en aquel baño, el pecho de Sophía ascendía y descendía con rapidez, su corazón latía apresurado, como si quisiera salir de su pecho para entrar al de Camilla, era su dueña sin duda, Camilla subió besando el cuerpo de su novia, besó sus mejillas y la ayudó a sostenerse, Sophía se abrazó a ella y ambas se sentaron en la pulcra cerámica de aquella ducha - ¿estás bien? – sonrió Camilla acariciando los cortos cabellos de Sophía, esta asintió levemente, besó su cuello y su mejilla para finalmente encontrarse con sus labios

-Cami…

-¿si? – sonrió Camilla, besaba sus manos, sus nudillos, subía hasta sus hombros, Sophía sostuvo su mejilla y atrajo su mirada…

-te amo – para Camilla fue difícil sostener la mirada, pero aún así lo hizo, había engañado, había sido mil veces peor que Sarah quizás, no podía ser ella también quien arruinara su felicidad, fue por eso que besó a Sophía, rozó su nariz a la suya para complementar aquella frase sonriendo y mirándola a los ojos

-yo también te amo – se abrazaron, sonreían

-me haces muy feliz pequeña, muy feliz – Camilla sonrió, unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos, Sophía no se dio cuenta, el agua caía sobre ambas mojándolas, bañando sus cuerpos, sus rostros…

-y tu a mi, no tienes idea de cuanto

-¿vendrás conmigo?

-no te abandonaré – sentenció Camilla antes de levantarse y ayudar a Sophía a ponerse de pie, ambas se vistieron entre besos, sonrisas, más besos, más sonrisas…

Los amigos y compañeros de Sophía rindieron un homenaje musical al patriarca de la familia Di Salvo, prestaron sus voces y la melodía de sus instrumentos para interpretar dear mr pressident de pink, no muy indicada para dicho momento pero su tono era bastante conmovedor, además acompañaba la marcha de Sophía y Alessandra con el féretro de su abuelo hacia su lugar de reposo, el mausoleo de la familia, ambas caminaban lado a lado, con su mano posada en el pasamanos de la urna lo llevaban sobre aquel carro especial, todos dieron el tan difícil último adiós, honraron al señor Di Salvo hasta el final, al caer la tarde se encontraban en la gran mansión, Sophía había dejado a Camilla en casa, prefirió dejarla descansar, había estado con ella en todo momento, cuando volvió abrazó a su madre y a su abuela, tomó unas cervezas de la nevera y caminó al viejo barco encallado… su sorpresa fue grande al ver a Alessandra sentada en una esquina

-¿qué haces aquí?

-lo mismo que tu… vine a recordar al abuelo – Sophía la miró dudosa, luego se sentó junto a ella y le ofreció una cerveza

-no es tan refinado como un buen vino o una copa de champaña… a lo que estás acostumbrada

-¿qué dices? Esto me cae como anillo al dedo

-vaya, la chef Alessandra Di salvo bebiendo cerveza ¿Quién lo diría?

-por favor… la rebelde Sophía Milleni sin whisky… ¿Quién diría que?

-pues veo que estás al tanto de mis gustos – Sophía rió y dio un sorbo a su cerveza

-y tu de los míos

-te he extrañado mucho Aless, éramos muy fieles a nuestra amistad – Alessandra se ahogó… terminó por escupir la cerveza -¿estás bien?

-si… estoy bien – se limpió - ¿me extrañas?

-claro, éramos inseparables

-si, es cierto

-éramos confidentes, nada oculto entre nosotras

-si… claro – Alessandra obviamente estaba muy nerviosa, todas esas palabras de parte de Sophía la hacían dudar, seguramente Camilla le había contado… - entonces, ¿te va bien con Camilla?

-de maravilla, es una hermosura de persona

-si ¿verdad?

-aún no entiendo por qué la echaste de tu restaurante

-ya me conoces, no soy muy paciente, me encantaría tenerla cerca

-¿cómo dices?

-¡de vuelta! Me encantaría tenerla de vuelta, en el restaurante, me encantaría tenerla de vuelta en el restaurante

-ya… bueno, regresaré, se está haciendo tarde

Pasados dos meses las visitas de Sophía al restaurante de Alessandra se hacían constantes, iba a almorzar o solo a saludarla, las primas se habían acercado bastante, Camilla se desempeñaba hábilmente en el restaurante de su suegro, en verdad su platillos eran exquisitos, sus especiales también

-estoy pensando en retirarme – dijo riendo Marcelo

-no diga eso señor Milleni, no soy tan buena

-si no lo fueras no habría llegado esto – Sophía entró con un sobre dorado en sus manos, Camilla y Marcelo la miraban con curiosidad – lo traía un mensajero, ten

Camilla miró el sobre, tanto el señor Milleni como Sophía sabían ya lo que era, pero faltaba ver la cara de emoción que pondría Camilla al verla

-esto es…

-exacto

-es… una invitación a la entrega de premios Premiun Chef 2013… - miraba la carta asombrada… - pero… no puede ser para mi, quizás confundieron el remitente y es para usted señor Milleni

-lee bien – dijo Sophía, tomó la carta y pronunció en voz alta – tenemos el gusto de invitarla a usted y un acompañante a la prestigiosa velada en la que se efectuará la entrega de premios Premiun Chef 2013, solo los mejores de los mejores asistirán, estaremos felices de contar con su presencia, por favor reenvíe esta carta con su confirmación, ¿ves? Es para ti, aquí dice: Chef Camilla Bianchi

-no puedo creerlo… ¡iré a los premios Premiun Chef!

Sophía abrazó a su chica, en verdad estaba orgullosa de ella, y el señor Milleni pues, también, su aprendiz en tan solo dos meses se había convertido en alguien notablemente talentoso, eso lo demostraba la invitación a tan prestigioso evento

-chicas… ¿están aquí?

-en la cocina Sarah – respondió Alessandra

-como no lo pensé antes – caminó hasta la cocina – ten, te traje el correo

-gracias, déjalo donde quieras

Victoria volteó a saludar a Sarah, notó una carta dorada y la abrió

-gorgeous, fuiste invitada al Premiun Chef de este año

-¿también? Vaya… necesitaré espacio en mi muro de trofeos – rió acompañada de Victoria

-no eres tan buena – replicó Sarah

-¿no lo crees? Tengo cinco premios más importantes que este, este evento no es nada

-insisto en que no eres tan buena, quizás cocinando si pero te has vuelto un asco de persona

-¿quién te crees que eres?

-no, tú quien te crees, no eres más que una presumida, los aires se te subieron a la cabeza, ahí solo hay humo, no cerebro

-Camilla te lo advierto

-¿qué?

-¿Camilla? – Victoria miró desafiante a Alessandra

-¿eh? Lo siento… yo…

-lo sabía – Victoria tomó su bolso de mano y salió furiosa de la casa de Alessandra

-rayos, ¡no! Vic espera por favor, yo no…

-ya se fue… ¿por qué llamarme Camilla?

-porque… usualmente mantenía discusiones así con ella, y me recordaste a ella cuando está molesta

-mm, ya veo

-¿crees que Victoria regrese si le pido perdón de rodillas?

-honestamente no, pero te diré que haremos, aprovecharemos que se fue…

-no te entiendo

-quieres a Camilla ¿cierto?

-pues… si

-yo Quiero a Sophía…

-¿qué insinúas?

-que si de verdad las queremos, tendremos que jugar algunas cartas un tanto sucias

Alessandra miró a Sarah con curiosidad, ésta le sonrió

-¿saldrán heridas?

-¿qué más da? Estaremos nosotras para consolarlas

Alessandra se quedó pensativa un rato, sirvió la comida y no habló más del asunto, prefirió dejar a Victoria sola por un rato, hasta que toda esa molestia se le pasara

-cielos, estoy tan emocionada… ¿qué debería ponerme?

-calma cielo, debes respirar, ¿cuándo es?

-la próxima semana

-bien, tenemos tiempo, solo debemos ir de compras – Sophía miraba a Camilla hecha un manojo de nervios, sonrió y la abrazó, Marcelo veía toda esa ternura en su hija, miraba a Camilla corresponderle, no cabía duda de que ambas formaban una pareja envidiable, se notaba lo enamorada que estaban, incluso recordaba los días de noviazgo con Helena, como se escapaban para tomarse de la mano en secreto, como paseaban juntos en aquellos hermosos parques donde se profesaban su amor, evidentemente su hija había heredado aquello, recostaba su frente a Camila mientras que con sus manos acariciaba sus mejillas, finalmente tomó su mano y caminó con ella hasta la salida

-nos vemos papá, iré de compras con Camilla

-tengan cuidado niñas

-lo tendremos, despídeme de mamá – corrieron al estacionamiento donde Sophía recostó a Camilla a la puerta de su auto, Camilla atrapó el rostro de Sophía con sus manos mientras la besaba, ésta rodeaba su cintura – te amo tanto pequeña

-y yo a ti gigante – reían

-¿así que gigante? Ya verás – comenzó a hacer cosquillas en el costado de su amor

El plan de Sarah era sencillo, si quería recuperar a Sophía debía ser por la mala, desgraciadamente Camilla debía salir del cuadro, al menos era pieza clave para la ayuda de Alessandra, ambas obtendrían lo que querían… o en este caso a quien querían, en vista de que estaba el evento de cocina y de que Victoria se aislaría por unas cuantas semanas ¿por qué no ser la acompañante de Alessandra? Sería ahí donde todo su plan vería luz y, quizás diera frutos

-te ves preciosa – sonreía Sophía

-dijiste lo mismo del anterior

-¿qué quieres que diga? La hermosa eres tú, los vestidos son solo tela, tú eres quien hace que ellos se vean bien

-exageras – se sonrojó Camilla

-en lo absoluto – Sophía imprimió un tierno beso en los labios de su novia, el carraspear de la encargada las interrumpió – llevaremos este

-de acuerdo, pasaré a recogerlo en unos minutos

Camilla comenzó a retirarlo ayudada por Sophía quien dio un beso a su hombro, se miraron abrazadas en el espejo y para Sophía no había mayor perfección que esa

-iré a pagar, tú arréglate preciosa – dio un beso a los labios de Camilla y caminó a la caja, al aproximarse vio a Sarah - ¿nos estás siguiendo?

-¿a ustedes? Solo vine a buscar un vestido, no te des tanta importancia

-claro – dijo sarcásticamente, sacó su tarjeta y vio a Sarah voltearse

-ustedes se ven bien juntas

-gracias – dijo sin voltear

-¿cuenta? – preguntó la encargada

-ahorros

-¿te va bien con el estudio?

-de lo mejor

-me alegro – solo por cortesía Sophía preguntó

-¿qué hay de ti? ¿tienes el mundo a tus pies?

-no – rió Sarah – lo tenía y lo dejé ir – dijo sincera mirando a Sophía a los ojos, ésta desvió nerviosa la mirada – dejé la carrera, preferí irme por el periodismo, es más lo mío

-genial… periodista

-si, amo mi trabajo… investigar

-entiendo

-tu… ¿confías plenamente en ella Soph? – Sophía la miró con extrañeza

-por supuesto

-se ve que es buena chica

-lo es, ¿a qué rayos quieres llegar?

-a nada, yo que tú no me entregaría por completo a alguien así, parece demasiado buena para ser verdad

-fuck you – caminó y le dio la espalda

-se lo que digo Soph, sabes que nunca hablo de algo si no estoy segura de ello, no quiero que te lastimen – aún sin voltear Sophía contestó

-ya tú lo hiciste, piérdete – caminó de regreso a donde estaba Camilla, tomó su mano y caminó con ella fuera de la tienda - ¿quieres comer algo?

-mm, un helado no estaría mal

-entonces un helado para mi princesa – caminaron a una heladería, allí encontraron una mesa un tanto apartada de todas aquellas personas, comieron tranquilas, reían, disfrutaban, las risas fueron pausadas

Camilla escuchó a su teléfono reclamar su atención, era una llamada de Alessandra

-¿me disculpas un momento amor? Debo atender

-por supuesto, descuida – sonrió Sophía, Camilla se levantó y caminó hacia fuera de la heladería, Sophía podía verla aún a través del enorme ventanal

-¿qué quieres?

-solo… solo quería escucharte

-bien, ya lo hiciste

-no seas así… por favor, necesito verte

-¿por qué no vas a ver a Victoria?

-porque me dejó… ¿y sabes por qué? Porque mientras discutía pronuncié tu nombre, por eso – Camilla se quedó callada – por favor, solo… déjame verte ¿si? Te prometo que nada pasará, solo una cena…

-no puedo, no debo

-Cami, te lo suplico, solo una vez, solo una solo para verte, para que podamos hablar con libertad

-yo no…

-te espero en el restaurante a las ocho – tras decir esto colgó, Sophía quien había estado viendo a Camilla gesticular primero con enojo y luego calmarse de la nada y hasta sonreír un poco luego de guardar su celular se había quedado pensativa, no mencionó nada de lo ocurrido con Sarah, pero sus palabras daban vueltas en su cabeza

-lo siento amor

-¿pasó algo? – dijo antes de comer un poco de helado

-no, todo está bien, mi amiga April me invitó a salir ésta noche, ¿puedo ir? – Sophía tomó la mano de Camilla

-soy tu novia, no tu madre, no debes pedirme permiso si quieres hacer algo, tú eres libre – sonrió

-de acuerdo – Camilla se acercó a su chica y dio un leve beso, tras salir de ahí Sophía insistió en llevarla a la casa de su amiga pero Camilla se negó rotundamente – queda bastante cerca amor, iré en un taxi, además debes ir a descansar, mañana tienes un concierto que supervisar

-está bien, me encargaré de tu vestido – dio un beso a Camilla quien llamó un taxi, se despidió de Sophía, lo abordó y dio una dirección para cambiarla al estar lo suficientemente retirada de allí

Mientras tanto Sarah había ido al restaurante para contar a Alessandra que su plan ya estaba en marcha, seguiría la fase dos

-la duda está sembrada en la cabeza de Sophía, espero que tu llamada haya sido oportuna

-seguro que si, ¿me pasas el tomillo?

-ten, aunque una cena… ¿no te parece boba?

-¿por qué?

-solo cenar, sin nada más

-Camilla quiere ser fiel, conociéndola no se arriesgará así de fácil

-si si… pero entonces ¿qué haremos?

-io lo faccio

-de acuerdo

Sophía sacó un cigarrillo, lo colocó en la comisura de sus labios antes de encenderlo, no solía fumar constantemente, lo hacía cuando estaba preocupada, cuando sentía que algo andaba mal o cuando se veía realmente estresada por algún proyecto, se recostó a su auto mientras inhalaba, miró hacia arriba para luego liberar el humo por su nariz, tiró el resto del cigarrillo, lo pisó y subió a su auto para luego poner marcha a casa

Camilla estuvo frente al restaurante por lo menos media hora, no estaba segura de si debía entrar o no, había decidido serle fiel a Sophía, no quería lastimarla, mucho menos luego de la advertencia que hizo el padre de esta, Sarah anunció que se retiraría y Leonard la acompañaría hasta el estacionamiento

-señorita Bianchi – dijo en voz alta, Sarah caminó lo más rápido que pudo y salió por la puerta de carga

-hola Leonard

-la señorita Di Salvo le espera en la cocina

-gracias Leonard – entró nerviosa, caminó hasta la cocina, recordaba muy bien donde quedaba, pasó junto a la oficina de Alessandra, un escalofrío le recorrió el cuerpo, entró y vio el lugar impecable como lo recordaba, vio a Alessandra con su uniforme de chef caminar de aquí para allá, las cocinas encendidas… se acercó a una

-no debes dejar esto sin supervisar, podría quemarse

-lo se, gracias por venir

-¿para qué vine exactamente?

-bueno… te invité a cenar, pero también quiero que hablemos

-¿sobre qué?

-te lo diré cuando la comida esté lista

Mientras Camilla estaba sentada en una de las barras Alessandra cocinaba, sirvió vino para ambas y sonreía, de nuevo su adorada niña estaba junto a ella, Camilla por su parte se limitaba a verla, bebía vino de vez en cuando y prestaba atención a la cocina

-servido señorita, siéntate

-gracias

-una perfecta paella… espero que te guste

-no es tradicional de ti preparar estas cosas

-lo se, quise hacer algo diferente

Comieron en silencio, se miraban disimuladamente, en verdad disfrutaron la cena… ambas, Camilla estaba contenta por un lado, por el otro estaba asustada, sabía que era fuerte pero no lo suficiente como para no dejarse llevar por Alessandra

Sophía se encontraba en la ducha con su frente recostada a la pared mientras el agua corría, aún pensaba sobre lo que Sarah le había dicho, dio un golpe a esta y cerró la llave, se secó y vistió un pantalón de pijama con una camiseta, secó sus cortos cabellos y dejó la toalla sobre su cabeza, miró la pantalla de su IPhone encendida y fue a revisar, era un mensaje de texto

  • Aburrida?

  • No tienes idea… qué tal tu?

  • Ya sabes… viernes, encerrada…

  • Ok, estás más aburrida que yo, ya lo entendí

  • Quieres salir?

  • No gracias

  • Vamos… yo invito

  • Por qué te esfuerzas si sabes mi respuesta?

  • Porque se que saldrás lastimada y quiero estar ahí para ti, por lo menos como amiga

  • No cuentes con ello

  • Tanto confías en ella?

  • No es tu problema

  • Tú si, y lo que tenga que ver contigo

  • Dejó de serlo hace cinco años

  • Espero no estés equivocada… de verdad que si

Tras esto Sophía prefirió no responder a ningún otro mensaje, apagó las luces y se recostó para dormir

-bien, ya comimos, ahora dime de qué querías hablar – comenzó Camilla, ayudaba a Alessandra a lavar los platos

-solo quería saber de ti, saber como estabas y eso

-estaba en una cita con Sophía cuando interrumpiste

-pudiste simplemente no haber tomado la llamada

-tienes razón, tampoco debería estar aquí – hizo ademán de retirarse y Alessandra la detuvo por su brazo para halarla hacia si y besarla, un beso suave al cual Camilla intentó resistirse pero luego se vio rodeando el cuello de Alessandra con sus brazos, Alessandra la alzó para colocarla en la barra y desabotonar lentamente su camisa, besaba su cuello despacio, volvía a sus labios, Camilla de pronto estaba removiendo la camisa de Alessandra, se sorprendió luchando por remover su bra… - ¡no! – gritó mientras se bajaba por el otro lado – no debo estar aquí…

-Cami, lo siento…

-cállate… tú solo, aléjate de mi – salió mientras arreglaba su camisa, llamó un taxi y se marchó, Alessandra se sentó en el suelo abrazando sus piernas, cerró los ojos y respiró profundamente

El sonido del timbre despertó a Sophía, eran más de las once, ¿quién podría ser? Miró por el hoyo de la puerta y la abrió de inmediato

-¿Camilla? ¿qué pasó? – miró preocupada a su novia quien la abrazó en el acto, ella correspondió al abrazo… - ¿estás bien? ¿qué sucedió?

-nada, solo te extrañaba – cerró los ojos

-entremos

-está bien – ya en la cama solo se dedicaron a mirarse

-¿entonces me extrañabas?

-mucho

-mm… ¿sabes? Estaba pensando en una idea un poco loca, ¿te gustaría ir conmigo a la cabaña? Solo tu y yo…

-¿Cuándo?

-mañana, será divertido

-pero… ¿qué hay del concierto?

-no soy indispensable, otro me cubrirá

-está bien

-espléndido – Sophía dio un beso a la frente de su chica, la abrazó hacia si y cerró los ojos… al cabo de unos minutos se encontraban profundamente dormidas

-¿cómo te fue? – dijo Sarah entrando a la casa de Alessandra, ésta cerraba la puerta tras de si

-pues…

-mm, ¿qué?

-nos besamos

-y…

-no estoy segura de este plan

-oh vamos… Sophía duda, solo debemos esforzarnos un poco más

-¿sabes? Pasaron muchos años antes de que ella y yo llegáramos a hablarnos, no quisiera que de nuevo…

-¿amas a Camilla?

-mucho

-entonces no veo cual es el problema

-aclárame algo… ¿tu quieres estar con Sophía para enmendar lo de hace cinco años o es solo para sentir que ganaste haciendo que se separe de Camilla? Porque si es así no harás más que lastimarla de nuevo, ella ama a Camilla tanto como yo, y si se entera de que estuvo conmigo…

-¿ahora tienes corazón? No seas ilusa, esa relación de ustedes no debería haber existido desde un principio, ella no debería ser más que una extraña para ti

-es mi prima

-no lo es… o es que acaso olvidas que no tienen relación sanguínea

Alessandra miró a Sarah con algo parecido a la furia, aparte de no estar segura de aquella retorcida idea se sentía culpable, amaba a Camilla pero no estaría dispuesta a jugar con fuego… y menos si ese fuego podría destruir su poca relación con Sophía

-¿eh? ¿Entonces ella y tu… no son parientes?

-si lo ves desde ese punto de vista no – sonrió Sophía mientras conducía

-mm, ya veo… eso lo explica

-¿qué cosa?

-tú eres morena… y ella no

-pues si, ya ves quienes son los rubios de la familia… ya sabes de donde vienen

-la verdad no

-bueno, los padres de mi tío Alphonso eran amigos muy cercanos a mis abuelos, vinieron desde Italia juntos, desgraciadamente ellos murieron en un accidente y pues, mi abuelo y mi abuela decidieron criar a mi tío Alphonso como hijo suyo

-y luego nació tu mamá

-exacto, un año después…

-ya veo, eso quiere decir que ustedes no son primas

-fuimos criadas como tal, y el cariño es el mismo… pero no, no lo somos

Camilla miró a Sophía por un momento, comprendió por qué eran tan diferentes, sonrió y recostó su cabeza al hombro de Sophía como acostumbraba

-¿podríamos parar a comprar unas cosas antes de llegar?

-tenemos todo lo necesario, descuida

-no… quisiera comprar algo más, es una sorpresa

-de acuerdo – sonrió Sophía, su niña era realmente inocente, no podría imaginarla engañándola, de seguro Sarah solo quería confundirla… de seguro era solo eso, bajaron en Red_Duck, una pequeña gasolinera que se encontraba a mitad de camino, el frío comenzaba a sentirse, Camilla al entrar caminó hacia la sección de vinos, Sophía prefirió ir por una barra de galleta cubierta de chocolate, tomó una y luego optó por tomar dos, caminó hacia la caja y volteó, vio a Camila dubitativa tratando de decidirse entre dos vinos… - ¿te ayudo?

-¿te gusta el Borbón?

-pues… si, un poco

-mmm, eso no me convence, debe ser perfecto – murmuró, la verdad es que a raíz del encuentro anterior con Alessandra Camilla recapacitó aún más, por eso quería hacer algo especial por Sophía, decidió dar un paso realmente importante… quizás así Alessandra pararía todo ataque desenfrenado

-¿por qué debe ser perfecto? – sonrió Sophía

-ah, solo por que si – caminó con el vino que había seleccionado a la caja, pagaron e iniciaron su marcha nuevamente, al llegar a la cabaña desempacaron sus cosas, no todas ya que se irían el domingo en la tarde - ¿tienes hambre hermosa?

-un poco, aunque la temperatura ha bajado… iré a buscar leña al cobertizo

-no te tardes – Sophía dio un beso a la frente de su chica y salió, Camilla por su parte revisó las provisiones que Sophía había llevado... la mayoría era comida ligera, instantánea… vio una caja de macarrones con queso y no dudó en prepararla, Sophía entró con la leña, colocó un poco en la chimenea y la encendió

-ahora estaremos más cálidas – sonrió

-pudimos estarlo sin necesidad de leña… - dijo Camilla divertida

-¿qué cocinas? – sonrió desviando el comentario y abrazando a su chica por detrás

-macarrones con queso

-se ven bien – el teléfono de Camilla dejó sonar su melodía de All about Us indicando que era una llamada

-¿podrías contestar por favor? Tengo que vigilar esto

-claro preciosa – Sophía caminó hasta la barra donde se encontraba el celular, miró el número y aparecía como contacto desconocido, caminó un par de pasos allá y contestó - ¿si?

-¿Camilla? – era la voz de Alessandra – por favor no cuelgues te lo suplico, yo… solo quería disculparme por lo de anoche, no quise asustarte, entiende por favor que yo simplemente no puedo dejar esto así como así, lo ocurrido en mi casa… no es algo que pueda olvidar tan fácilmente – Sophía estaba petrificada – mira, se que no quieres lastimarla pero déjame hablar con ella, estoy segura de que si explicamos las cosas ella entenderá, yo… te amo Cami, por favor dame otra oportunidad, solo quiero tenerte entre mis brazos de nuevo, eres la persona con la que quiero amanecer siempre – lo único que Alessandra obtuvo como respuesta fue el tono de llamada cortada, arrojó su teléfono hacia su cama y se sentó

-¿qué te dijo? – preguntó Sarah

-nada, solo cortó

-mmm… interesante – caminó hasta la ventana, observó la fuerte lluvia que había comenzado hacía unos minutos – interesante

Sophía no cabía en si, de nuevo había sido traicionada, dejó el teléfono en la mesa y caminó hacia la sala

-¿Quién era amor?

-número equivocado – alcanzó a decir sin voltear, Camilla no le dio mucha importancia, terminó los macarrones y los sirvió

-está listo amor, ven a sentarte

-no tengo hambre

-¿estás bien?

-si… tú come, iré a mi estudio – subió las escaleras lentamente, al encerrarse llena de furia arrasó con las cosas en su escritorio, arrancó miles de papeles que había en las paredes, rompió varios jarrones… por ser el estudio a prueba de ruidos Camilla no pudo escuchar nada, Sophía acabó por golpear la pared y sentarse en el suelo alfombrado, con una mano sostenía su frente mientras lloraba y la otra reposaba a su lado ensangrentada, decidió aparentar, no demostraría nada estando allí, prefirió guardar la calma y esperar al lunes… Dios, Sarah tenía razón, trató de prevenirla y no la había escuchado… Camilla, ¿por qué Camilla? Y con Alessandra… justo ahora, ella no era más que una basura…, solo debía esperar, pondría en su lugar a esa bastarda

Camilla se sentó a comer pero no pudo, Sophía había estado realmente extraña, tomó un plato y subió hasta el estudio, tocó la puerta un par de veces, giró la perilla y al abrir la puerta vio aquel desastre

-¿qué sucedió? – luego vio a Sophía en el piso y la sangre que rodeaba su mano, no dudó en agacharse y revisarla - ¿qué te pasó? ¿estás bien? Debemos ir a un doctor – el rostro de Camilla reflejaba preocupación pura, Sophía la miró y alejó su mano con cuidado

-estoy bien, no duele

-claro que debe doler, ¿por qué todo esto está así? Y tu mano… ¿qué le pasó?

-es que… me llamaron para decirme que el concierto se canceló

-no era motivo para lastimarte así, ven… te limpiaré la herida, sería peligroso dejar pedazos de vidrio – Camilla llevó a Sophía hasta la sala, buscó en su auto un botiquín y revisó su mano, la limpió bien y comenzó a vendarla – debes tener cuidado… menos mal no es profunda

-Camilla

-dime

-¿me amas? – Camilla se sorprendió un poco por lo repentino de la pregunta, miró seriamente a Sophía…

-si, te amo

-espero no haberte incomodado… solo quería preguntar, dado que me han lastimado ya

Camilla se sintió mal, atrajo a Sophía abrazándola en su pecho

-yo te cuido, confía en mi

Sophía miró hacia la pared en tanto duraba el abrazo, ¿cómo confiar? Camilla atrajo el rostro de Sophía y la besó, aquel beso ya no se sentía tan inocente, desde un principio pudo apreciar la fiereza y la pasión, lo cual no era muy acorde a ella… Sophía era como el agua, algunas veces era voraz y agresiva, otras calmada y llevadera… claro que me refiero en el sentido sexual, para ella no había rutina en la cama, podía ser una amante de mano suave para hacer el amor lo más dulce y reconfortante posible, o podía ser toda una fiera dispuesta a brindar placer de la mejor manera, así era ella… pero Camilla, quien había sido nada más que dulzura y delicadeza todo este tiempo… al parecer la conocía de verdad, sin embargo correspondió al beso, luego se levantó para ir a la cocina en busca de agua

-no te quedes ahí, no es momento para darse por vencida

-debería dejar las cosas como están, es absurdo, ella no va a dejar a Sophía así como así… mejor voy con Victoria

-Victoria solo es tu carta de segunda, solo vas con ella cuando ves que no puedes obtener lo que quieres…

-ya calla

-admítelo, con ella es sexo y nada más, con Camilla debe ser distinto ¿no?

-¡¿y tú qué sabes?! No podrías entender mis sentimientos o lo que hago

-ni tú misma los entiendes, ¿qué esperabas?

-déjame en paz… quiero estar sola – caminó a su cuarto, cerró la puerta y se acostó

-aunque quisiera no puedo irme – Sarah se sentó en el borde de una ventana… - supongo que ahora no soy más un ave enjaulada

La tarde transcurrió con rapidez para nuestras chicas, en la mañana Sophía ya estaba haciendo preparativos para regresar, Camilla estaba dormida aún, pero el ruido de una maleta al caer la despertó, se asomó por la ventana y vio a su chica arrojar la maleta al auto, cerrar la puerta y regresar a la casa, se duchó rápido y vistió aún más rápido, Sophía había estado muy extraña ése día, además esas preguntas… ¿qué le habría pasado? El regreso fue lento y en silencio

-eh, ¿podría poner algún cd?

-lo siento, me duele la cabeza, si gustas puedes usar mi reproductor portátil, está en la guantera junto a los audífonos

-no… está bien – miró por la ventana, Sophía mantenía la vista en la carretera

-¿estaría bien para ti quedarte en la estación cuatro?

-creí que me llevarías a casa

-no puedo, tengo trabajo

-está bien, por mi no hay problema

-de acuerdo – aceleró un poco, al llegar Camilla bajó su bolso, se detuvo frente a la puerta de Sophía y la miró sonriente

-¿sabré de ti luego?

-claro

-está bien – se acercó para besarla, Sophía giró su rostro y se despidió para luego subir la ventanilla, esperó a que Camilla se alejara un poco y arrancó

  • ¿qué pasa contigo Sophi?

Sarah, quien después de todo había logrado salir de la casa de Alessandra salió a trotar como todas las mañanas, llevaba su IPod en su muñequera, en sus audífonos se escuchaba it's time, cuando regresaba a su edificio vio desde lejos lo que parecía ser la camioneta de Sophía, se acercó un poco más y en efecto lo era, la vio recostada al parachoques delantero como cuando la esperaba fuera de la universidad

-buenos días – fue lo que alcanzó a decir

-buenos – a decir verdad Sophía se veía realmente bien en aquella ropa, se ajustaba perfectamente para no recortar la libertad de movimiento, pero aún así era un espectáculo digno de ver

-veo que te perdiste, esta no suele ser tu zona

-no me perdí, vine a verte a ti

-¿y eso? – caminó hasta recostarse a la puerta del copiloto

-quiero hablar contigo

-dime

-no, si se puede… quisiera entrar

-está bien, vamos – caminaron hasta el edificio, entraron al ascensor y Sarah marcó el botón del quinto piso, Sophía metió sus manos en sus bolsillos y miró al frente en todo momento - ¿de qué quieres hablarme?

-creo que ya lo sabes

-no en realidad, la adivinación nunca ha sido mi fuerte – bajaron y entraron al departamento una vez Sarah abrió la puerta – siéntate, ¿te ofrezco algo?

-whisky

-lo siento, no tengo… pero podría servirte vodka

-solo… por favor

Sarah fue hasta su mini bar, sirvió ¾ de vodka en el vaso de Sophía y en el suyo 2/4 para luego complementarlo con un poco de soda y una rodaja de limón, dio el vaso a Sophía y se sentó frente a ella

-¿y bien? – antes de contestar Sophía dio un trago a su bebida

-sabías que Camilla me era infiel, ¿cómo?

-tan directa como siempre

-speak

-relax darling, solo lo supe y ya

-si claro, dime – era hora de ser ella quien ejecutara su parte del plan, aún si Alessandra debía pasar por la mala en toda esa historia

-Alessandra me lo dijo – contestó mientras miraba su vaso y luego le daba un sorbo

-dijo ¿qué?

-que ella y Camilla habían estado juntas

-¿desde cuando?

-¿de verdad quieres saberlo?

-solo dilo

-empezó el 16 de mayo

-¿qué? Pero… mi abuelo, el funeral, ese día estábamos…

-en la apertura del bar de Fabrizzio – dijo dando otro sorbo a su vodka

-no, ella dijo que estaba con April – miró a Sarah quien le dedicaba una mirada de: seriously? – ¿me mintió? ¿Estuvo con ella?

-Alessandra misma me lo dijo, la noche en que estábamos en el funeral decidimos salir a caminar un poco, luego me lo dijo

Sophía dejó el vaso en la mesa de centro, colocó sus codos sobre sus rodillas y apoyó su frente en ellos mientras lloraba, Sarah se sentó a su lado y acarició su espalda

-¿por qué siempre me pasan estas cosas?

-lo siento – dijo con sinceridad – lo lamento Soph – Sophía la miró por un segundo, notó que los ojos de Sarah también estaban enrojecidos, se acercó lentamente hasta ella al punto en que sus labios rozaron los suyos, Sarah no se hizo esperar y la besó, unos segundos después se separaron – disculpa, yo no…

-yo si – respondió Sophía acercándose nuevamente para besarla, recostó poco a poco a Sarah en el sofá, retiró su camiseta y miró sus senos perfectamente formados, tan carnosos y dispuestos como los recordaba, sin dudar comenzó a besarlos y a masajearlos uno por uno hasta que aquellos botones de piel estuvieran lo suficientemente duros, descendió hasta su abdomen donde imprimió más besos mientras deslizaba en pantalón de Sarah hacia abajo con suma delicadeza, ésta solo se limitaba a mirarla y a acariciar su cabello, Sophía besó los muslos de su compañera, los acariciaba, subió hasta sus bragas y besó su ingle por encima de estas, Sarah emitió un suspiro bastante sexy, cerró sus ojos, la excitación en ambas ya era demasiada, se levantó y giró para dejar ésta vez a Sophía contra el sofá, desabotonó lentamente su camisa y fue besando su cuello, acariciando sus brazos, besaba sus hombros y sus mejillas, luchaba con el cinturón de los vaqueros de Sophía, cuando por fin se deshizo de estos se arrodilló frente a ella para quitárselos de una sola vez

-date la vuelta – ordenó de manera sensual a lo que Sophía sin rechistar obedeció, ésta besó su nuca, acariciaba sus caderas y sus glúteos, desabrochó su bra y continuó imprimiendo besos, Sophía se volteó para besarla, mientras lo hacía deslizó sus bragas hacia abajo y pasó sus dedos sobre el traserito de Sarah, dio vuelta con cuidado siendo ésta vez ella quien llevara las riendas, volvió a besar sus pechos y succionaba con delicadeza sus pezones, Sarah liberaba suspiros cada vez más pesados, Sophía bajó nuevamente por su abdomen, besó su ombligo y rozó su nariz a su pelvis, besó la cara interna de los muslos de Sarah para finalmente llegar a sus labios mayores los cuales de por si ya estaban hinchados, comenzó a lamerlos y a separarlos mientras acariciaba los pechos de Sarah, los apretaba un poco, los juntaba, volvía a apretarlos, pellizcaba suavemente sus pezones, lamía en su vagina, la recorrió en su interior varias veces antes de que a Sarah le llegara aquel potente orgasmo, el solo hecho de ver que era Sophía quien se lo proporcionaba la hacía volar

Sarah cedió al cansancio y abrazada a Sophía se durmió, ésta la miraba y acariciaba su cabello, de verdad la había extrañado, aunque eso no cambiaba el hecho de… ¿qué? ¿por qué estaba tan molesta con ella? Solo conminar su plácido rostro había olvidado toda esa rabia, se levantó con cuidado para no despertarla, se colocó su camiseta y caminó a la cocina, su estómago reclamaba atención, recordó que no había comido nada desde el día anterior, preparó un poco de café antes de ir a buscar su teléfono, quizá ordenar algo sería lo mejor, se encontró con una Sarah acostada boca abajo, su espalda desnuda había quedado al descubierto, unos cuantos rizos por aquí y por allá, sonrió y se acercó para besar su nuca, regresó a la cocina y refirió preparar lo que mejor se le daba, Sarah despertó unos cinco minutos después, su estómago también le hacía un fuerte llamado, miró por encima de la barra de la cocina a Sophía muy concentrada en lo que hacía, buscó su franela y sus bragas, caminó en silencio hasta ella y la abrazó por detrás

-creí que cocinar no era lo tuyo

-desde que te fuiste tuve que aprender, papá se enojaría si vivo solo de cereal y fideos instantáneos – ah si, ya recordaba el por qué… aunque no importaba

-¿qué haces?

-pues, panqueques, tocino, huevos revueltos…

-¿un desayuno a ésta hora?

-hey, tú estabas durmiendo ¿ok? Esto es lo mejor que pude hacer, cómelo o déjalo – Sarah rió, dio un beso al cuello de Sophía y fue a servirse café - ¿tienes miel?

-si, deja la busco – se bajó y abrió el refrigerador, sacó una botella de miel y se acercó a Sophía para dársela, ésta la tomó sujetando también la mano de Sarah, ambas se miraron por un momento… - ¿qué pasará ahora Soph?

-no lo se

-yo… quisiera reivindicarme ¿sabes? No tienes idea de cuanto me he arrepentido de… - Sophía puso un dedo sobre sus labios

-shhh, esas palabras me dan dolor de cabeza, mejor siéntate a comer

Sin mediar palabras Sarah obedeció, sonreía, tener a Sophía bajo su mismo techo, y… así, su plan había funcionado a la perfección, lo sentía por Camilla y Alessandra, ya quedaba de parte de ellas arreglar sus asuntos

Camilla regresó dubitativa a casa, la actitud de Sophía… algo debió pasar, antes de entrar a su casa escuchó su teléfono y lo atendió

-Cami… no cuelgues por favor espera

-¿Alessandra? ¿qué quieres?

-quiero saber por qué reaccionaste de esa forma

-¿de qué forma? ¿de qué hablas?

-yo te llamo y te hablo de mis sentimientos y tú solo cuelgas, ¡de eso hablo!

-¿Cuándo llamaste?

-ayer…

-pero, en mi celular no aparecía tú número – dijo casi en un susurro

-claro que no, si veías que era mi número obviamente no ibas a responder

-pero yo no contesté, quien lo hizo fue… - se paralizó, ahora entendía la reacción de Sophía

-¿Cami?

-Sophía

-¿qué hay con ella?

-quien respondió ayer fue Sophía, no yo

-entonces…

-fue a ella a quien le hablaste

-shit… no quería que… ¿por qué contestó ella?

-eso no importa ahora, lo importante es encontrarla, ¿alguna idea de donde puede estar?

-no… honestamente no – Camilla colgó la llamada, subió a su motocicleta y se puso en marcha lo más rápido posible...

Continuará...