Amo primerizo (4)

Me desobedeció, y lo sabía, ahora debe ser castigada por ello.

IV

Nada mas entrar por la puerta su forma de actuar vuelve a ser de sumisa. Ya no me mira a los ojos como en la discoteca. La deja ahí mientras voy al cuarto a por mi último regalo para ella. Vuelvo a su lado y la dejo un paquete en sus pequeñas manos. Lo coloca encima de una mesilla y lo abre despacio. Cuando lo termina de desenvolver se queda con mi regalo en la mano. Es un collar de perrita, ella me mira y sin decir palabra me lo pone en las manos para que yo se lo coloque. Se lo coloco muy despacio disfrutando del momento.

Cuando lo tiene colocado me mira sonriente, la devuelvo la sonrisa mientras la muestro una medalla para colgar de la correa. Es de oro, en un lado pone Perrita, y en el otro propiedad de amo J.

  • Cuando te coloque esto ya serás de mía, sin vuelta atrás. Juntos recorreremos este camino. ¿Estas segura de que lo deseas?-

  • Si amo, deseo ser tuya. Caminar a tu lado.-

Me agarra las manos y las acerca al collar demostrándome que no tiene ninguna duda, asi que sin pensármelo se lo coloco.

  • Gracias amo-

Su mirada esta fija en el suelo. La sujeto por la barbilla y hago que me mire para que vea mi sonrisa. Ella me la devuelve y aprovechamos para besarnos apasionadamente.

  • Ve al dormitorio, en la mesilla, en el primer cajón esta la correa, tráemela al salón. –

Ella sale del recibidor en dirección a la habitación, mientras yo me siento en el sofá y enciendo la tele. Como se que no hay nada en ella conecto el video para ver la película porno que está puesta. Al entrar se queda un poco sorprendida al ver lo que estoy viendo, pero enseguida me coloca la correa en las manos y se pone de rodillas frente a mí. Aparto la correa y con un gesto la indico que se siente a mi lado. Disfrutamos de la película durante una media hora hasta que decido preguntarla por lo que sucedió en el baño con el chico.

Ella me detalla como lo metió en uno de los baños de chicas y se la chupó con ansias hasta que este se corrió en su boca, en apenas seis minutos. Y entonces calla y se pone roja.

  • ¿Y que paso después?-

  • Nada amo, en ese momento salimos del baño.-

  • No me mientas puta, sabes que no es así, dime que paso después o…-

Dejo la frase en el aire, sabiendo que surtirá mas efecto que si la advierto de algo, ya que así podría sopesar si el castigo era demasiado duro o suave por su falta. Efectivamente me reconoce que en ese momento el empezó a sobarla y a darla sexo oral. Mis mejillas se encienden, sabía perfectamente que me enojaría, por eso estaba reticente a contármelo. Sabía perfectamente que por ello sería castigada.

  • Me has desobedecido PUTA. Sabías que solo tenías permiso para chupársela, para nada mas-

  • Lo siento amo- su voz apenas es un murmullo

  • Y lo que es peor, has intentado mentirme. ¡De rodillas Puta!- las palabras me han salido como un siseo, como si mi ira fuese casi incontenible.

Se arrodilla rápidamente y mira al suelo temblorosa. La coloco la correa y la llevo a la mesa del círculo de velas tirando de ella, casi a rastras. La hago tumbarse en la mesa boca abajo y la ato las extremidades, esta vez no lo hago como la primera con una extremidad y un beso en la boca, sino con una extremidad y un azote en el culo. Cuando termino la coloco una mordaza de bola. Cojo la fusta y se la enseño para que sepa lo que la espera. Sus ojos demuestran temor y sumisión al mismo tiempo.

El primer azote la golpea los dos muslos a la vez, cinco en total, para ir subiendo hasta llegar a su culo, sobre el que descargo veinte fustazos, diez en cada cachete, a tandas de cinco en cada uno. En la segunda ronda comienza a oírsela levemente, pero la mordaza cumple bien su cometido y solo parece un gemido leve. Sin ella sería un grito de dolor. Puede que me este excediendo, pero tengo que hacer entender que no me puede mentir, ya que la conozco mejor que ella misma, y el castigo será duro.

Cuando termino con su culo me centro en su espalda y brazos. Cinco en cada uno de ellos. Me aparto y observo las cuarenta marcas que he dejado en su cuerpo. Cojo un tarro de crema especial y se la unto por todo el cuerpo, puede que sea un amo severo, pero no soy inhumano. No debe quedar ni una marca para mañana en su precioso cuerpo. Cuando se la voy a extender sobre las nalgas me doy cuenta de que esta mojada, puede que la haya dolido, pero se ha excitado. Me bajo los pantalones y tumbándome encima de ella se la meto de un golpe. Empiezo a cabalgarla, primero suave, con ternura, para ir incrementando el ritmo. La quito la mordaza.

  • Quiero oírte gemir perrita-

Dicho y hecho, de su boca empiezan a surgir leves suspiros al principio para terminar siendo auténticos gemidos de placer. Eso hace que me ponga aún más cachondo, hasta ahora no había gemido así. Mi cuerpo se va tensando por momentos hasta que eyaculo dentro de ella. Me separo y me coloco delante de ella para que me la limpie con la boca. Lo hace sin ningún tipo de rebeldía o rabia por el castigo que la he impuesto.

  • Esta noche dormirás así-

  • Si amo-

(Al cabo de los días me confesó que al ser penetrada la escocía el cuerpo al sentirme rozándome contra él, pero que a la vez de la daba un gran placer. Me dijo que se había sentido a mitad de camino entre el cielo y el infierno. Yo la confesé que el castigo fue así de duro por mentirme, jamás sería tan cruel por una falta como la otra. Pero las mentiras no puedo soportarlas ni aceptarlas.)

Salí del cuarto me desnude por completo y me acosté en la cama. No podía pegar ojo. Dos horas más tarde regreso al salón aun desnudo, ella me mira, al igual que yo tampoco puede dormir. Me mira tiernamente, sin rencor en sus ojos, sin el más mínimo signo de rebeldía ni odio. La desato y la hago incorporarse.

  • No digas nada, solo sígueme y haz lo que te diga.-

Asiente con la cabeza y me sigue hasta el baño. La hago entrar en la ducha y enciendo el agua. Manipulo los mandos hasta que esta adquiere una temperatura agradable para el cuerpo. Hago que el agua recorra su cuerpo y la enjabono, teniendo extremada delicadeza con las partes anteriormente maltratadas. La aclaro acompañando al agua con mis manos, acariciando toda su piel. Cuando termino la seco con una toalla caliente. Cuando esta seca la coloco sobre el cuerpo un albornoz blanco y la acompaño hasta mi dormitorio.

  • Espero que no vuelvas a mentirme nunca.-

  • No amo, no volveré a mentirte nunca.-

Mientras pronuncia estas palabras una de sus manos acaricia sus nalgas por encima del albornoz. Me acerco a ella y la beso, nuestras lenguas bailan la danza del amor en nuestras bocas. Mis manos desatan el cinturón del albornoz y hacen que todo él caiga al suelo. Mis brazos rodean su cintura y hago que se tumbe en la cama. Seguimos acariciándonos durante un buen rato, disfrutando del calor de nuestros cuerpos. Hacemos el amor con suavidad, como si el tiempo se hubiese detenido y fuésemos a estar así por la eternidad. Desciendo por su cuerpo hasta llegar a su conejito. Sus labios se abren tras unos segundos mostrándome la entrada de la vagina y su clítoris que poco a poco se va hinchando. Vuelvo a subir y la penetro despacio haciendo que ella suelte un gemido. La beso el cuello y comienzo a moverme, dentro fuera, dentro fuera, dentro… De su boca salen ya gemidos bastante más altos. Hago que se coloque ella encima y la dejo que marque el ritmo hasta que ambos terminamos con un sonoro orgasmo.

Cuando nuestras respiraciones se normalizan le digo que mañana a las 10 de la mañana quiero que me despierte con el desayuno ya hecho. Desayuno para los dos.

Nos tumbamos y dormimos placidamente el resto de la noche.

Gracias por vuestro apoyo, solo tengo una queja respecto a mis relatos. Franciscomiranda, no uses mis relatos para meterte con otras personas, cada uno da su opinión y las acepto. Pero no me gusta que por lo que alguien opine respecto a mis relatos debas meterte con ella. Si tiene alma de sumisa es algo suyo, y tu solo deberías aceptarlo y respetarlo.

Muchisimos besos Gatita, no te dejes influir por ella.