Amo primerizo (2)

Segunda parte de esta saga. Esta vez ella es atada a una mesa quedando a la merced de su amo.

II

Cuando mi Sumisa se ha dormido me quedo ahí quieto, sintiendo su cuerpo contra el mío. Es una sensación muy agradable. No puedo dormir así que decido levantarme y salir al balcón. Mi cuerpo desnudo es acariciado por el aire de la noche. Mi cabeza recuerda los momentos que hemos vivido hace apenas unos instantes. La noche ha empezado muy bien y así debe seguir.

Vuelvo al cuarto, y me quedo apoyado en la puerta mirando como duerme. Parece un ángel. No puedo apartar la mirada de ella, puede que yo sea su amo, pero mientras no es mía yo soy suyo. Decido dejarla dormir y preparar la siguiente sesión. Vuelvo al salón y enciendo otra vez las velas para tener algo de iluminación. Retiro la silla que tenía en el centro del circulo de velas para sustituirla por una mesa de madera. En cada una de las patas ato uno de los pañuelos de seda que había comprado esa misma tarde. Recojo el consolador y lo limpio en el baño, para dejarlo a un lado sobre una toalla blanca.

Creo que está todo preparado así que cojo el último pañuelo y me dirijo al cuarto. Con mucho cuidado la vendo los ojos, al hacerlo se mueve ligeramente logrando que mi corazón de un vuelco. Buf, no se ha despertado. Me quedo mirándola unos segundos y acercándome a su oído la susurro:

  • Despierta perrita-

Ella se despierta moviéndose levemente.

-¿Amo?- Su voz suena temblorosa, tal vez un poco asustada.

  • Si, soy yo. Todo está bien, no te preocupes.-

-Si amo.-

La ayudo a levantarse y la conduzco al salón. Sus manos aun están atadas a la espalda por las esposas. La conduzco con cuidado esquivando las velas al entrar en el círculo de velas. Hago que se apoye en la mesa y la quito las esposas. La ayudo a tumbarse en la mesa, sin decirla una palabra. Eso parece ponerla nerviosa, el que no la diga lo que voy a hacer y no vea nada la incomoda. La ato una de las manos y la beso en la boca, hago lo mismo con el otro y con los bien, repitiendo el ritual, extremidad y beso.

Me separo de ella y la observo, me tomo mi tiempo en ello. Cojo una flor y la acaricio el cuerpo con ella. Empiezo por su rostro para que huela la rosa, para ir bajando por su cuello, sus pechos, su vientre, sus muslos, sus pies. Lo hago muy despacio, dejando que disfrute del tacto de los pétalos. Cuando me canso de usar la flor me separo de ella sin decirla nada. Me visto y me dispongo a salir de allí dejándola atada. Antes me acerco a su oído y la susurro.

  • Salgo a hacer unas cosas, vuelvo en un rato. Pero no te preocupes que no te voy a dejar sin hacer nada. Esto es para ti-

Dicho esto procedo a introducirla el consolador en su conejito muy despacio. Lo enciendo y la vuelvo a susurrar.

  • Ni se te ocurra correrte-

  • Si amo.-

Salgo de la habitación y me dirijo al bar de la esquina, ya me conocen, y se que aun esta abierto. Pido lo de siempre, un pacharán con hielo en copa ancha. Me lo bebo despacio dejando que el hielo se valla derritiendo para rebajarlo. Cuando termino la copa miro el reloj, solo han pasado diez minutos. Aun es pronto así que me pido un refresco, no quiero que el alcohol se me suba, no quiero que nada enturbie mis sensaciones, o perder el control tontamente. Si me he tomado una copa es para quitar el leve temblor de mis manos, una copa siempre me ayuda a pensar y relajarme.

Perfecto, me he terminado la bebida y ya ha pasado media hora desde que me fui de la habitación. Pago la cuenta y me despido del camarero, un amigo desde hace tiempo. Subo a mi casa y entro en el salón en completo silencio. Parece que no me ha oído entrar así que me quedo observándola. Su rostro esta desencajado por el placer y las ganas de correrse. Es una imagen que me excita muchísimo. Su lengua surge de entre sus labios de vez en cuando para mojarlos, de una forma muy sensual, para después volver a apretar los labios y seguir conteniendo sus ganas de terminar. Realmente se está portando muy bien, hace lo que puede por controlarse. Seguro que intenta que su mente vuele a otro sitio y que así le sea mas fácil contenerse. Su cuerpo se mueve ligeramente levantando la pelvis y respirando profundamente casi de una manera agitada.

Esa visión me deja absorto durante unos minutos, unos largos minutos para ella. Salgo del cuarto para desnudarme sin que me oiga y vuelvo a entrar con un baso de agua fría con hielos. Esta vez dejo que me escuche perfectamente, al oírme gira la cabeza en mi dirección, sin decir nada, apretando los labios, mordiéndoselos, refrescándolos con su lengua. Dios que visión, no se ni como describirlo.

La levanto la cabeza y la ofrezco un poco de agua. Ella bebe muy despacio, necesita mucha concentración para no terminar, parece que en vez de tragar el agua se deslice por su garganta gracias a la gravedad.

  • Muy bien, lo estás haciendo muy bien. Estoy muy contento con tu comportamiento.-

  • Gracias… amo… Amo… por favor…. Mmmm… déjame… terminar….-

  • Aun no, aguanta un poco mas-

  • Amo… me estoy… volviendo… loca, por favor…-

  • Aguanta, lo estas haciendo muy bien.-

No me responde, solo aprieta sus labios aún mas fuerte. En ese momento me doy cuenta de que con sus manos esta sujetando los pañuelos, con tal fuerza que tiene los nudillos blancos por la presión. Los dedos de sus pies están totalmente encogidos, está al límite de su aguante. Pero aun así espero un poco mas antes de darla mi permiso. Cuando lo hago se relaja y se deja embriagar por el orgasmo. Su cuerpo se alza intentando alcanzar el cielo mientras de su boca surgen gemidos de auténtico placer. Cuando termina se queda tumbada, con el cuerpo temblando y una cara de satisfacción como no había visto nunca en una mujer. Su pecho sube y baja a un ritmo acelerado, mientras ella intenta controlarlo. La quito la venda de los ojos y nos miramos.

Me mira con ojos de auténtica lujuria, su lengua humedece sus labios mientras su boca de abre y se cierra. Solo logra articular un gracias amo. Por fin consigue controlar su cuerpo. Sigue con el consolador dentro de su cuerpo asi que poco a poco vuelve a humedecerse su entrepierna, y a mirarme con ojos de deseo. Me subo a la mesa colocando la punta de mi verga a la altura de su boca. Ella levanta la cabeza y se la mete en la boca. Empieza a lamer muy despacio usando solo la lengua. Yo siento como poco a poco va creciendo de tamaño en su boca, gracias al calor de su boca y su lengua. Siento como va llenado su boca. Ella empieza a mover la cabeza de arriba abajo sin parar de mover su lengua.

Se la saco de la boca y la doy un par de cachetes con ella. Saca la lengua lascivamente y golpeo mi verga contra ella. Cuando paro la coloco a apenas dos centímetros de su lengua. Ella lucha por llegar estirando la lengua al máximo y levantando la cabeza, pero solo llega a lamerme la punta ligeramente. Llevo una de mis manos hasta su coño y empiezo a acariciar su clítoris. Su lucha por llegar se vuelve mas frenética, como si fuese un ahogado en busca de aire. La acerco un poco mas a su boca y la dejo disfrutar del sabor de mi verga.

La chupa como una autentica profesional. Su lengua envuelve todo mi glande, recorriéndolo por completo. Cuando estoy apunto de correrme me separo un poco de ella dejando que solo llegue con la lengua. Eyaculo entre gemidos llenándola la boca y la cara de esperma. Ella intenta atrapar con su lengua la mayor cantidad de esperma sacando la lengua para recoger todo el que se ha quedado cerca de su boca. Eso la da el aspecto de una autentica puta, y eso me encanta. Sus ojos no han dejado de mirarme desde el principio, y ahora viendo como me mira y como recoge los restos de mi semen logra que vuelva a alzarse mi verga.

La quito del consolador y la desato. Nos metemos en la ducha, primero ella, miro como se lava el cuerpo. Cuando ha terminado empieza a enjabonarme, recorriendo mi cuerpo con sus manos con veneración, o esa sensación me da a mí. Lo único que no enjabona es mi verga, sabe que debe limpiarla con su boca. Me aclara el cuerpo y se arrodilla delante de mi, me coge la verga y empieza a darle lengüetazas sin metérsela en la boca. Esta vez no me mira, esta concentrada en no dejarse ni un milímetro sin limpiar y en hacerlo muy bien, como agradeciéndome lo de hace unos instantes. Es una sumisa increíble.

Espero que os haya gustado esta segunda parte. Este relato va dedicado expresamente a mi sumisa que esta de vacaciones, la hecho tanto de menos que estoy volviéndome loco. Me has mostrado muchas cosas, y aunque yo soy tu amo, en tu ausencia me comporto como tu sumiso, ansioso por verte y darte placer y dolor.

Si os ha gustado hacédmelo saber, es la única manera de que continúe con ellos ahora que mi sumisa no me da ánimos. Gracias a todos por vuestro apoyo.