Amo mi trabajo
De como experimenté en total oscuridad las bondades de ser maestro.
Luego de tantos años de trabajo con un mísero sueldo, lo que me queda son los recuerdos de aquellas experiencias que son inolvidables.
Soy entrenador de fútbol, que por cosas del destino me tocó entrenar a un equipo universitario femenino. No me quejo, realmente tiene sus variadas retribuciones, no monetarias por cierto.
Recuerdo que en el 96, el grupo de chicas que me tocó entrenar realmente era fuera de serie, y me refiero a sus cuerpos y rostros, no a sus habilidades deportivas.
Vamos a estar claro, ninguna de estas estudiantes realmente se esfuerzan para lograr una excelencia en el fútbol, lo hacen para lograr unidades créditos adicionales Pero, igualmente gozan un mundo!
Recuerdo en especial a Elena y a Rosa, quienes se destacaban entre sus compañeras. La primera era alta, delgada pero con una buena figura, con un pelo largo negro azabache, nariz perfilada, y unos labios en forma de arco de cupido que me provocaba comérselos! Su culo llamaba mi atención a pesar de ser delgada. No era exageradamente grande, pero lo tenía bien paradito. Sus senos se podría decir que eran proporcionados a su cuerpo, con unos grandes pezones que se marcaban en su franela.
Rosa, era rellenita, pero no fofa, senos grandes y firmes, y su culo era de consideración! Era el gancho que hacía que llamara las miradas de todos, incluyéndome. Siempre me han gustado ese tipo de mujer, rellenas, pero no muy gordas Era de tez blanca, pelo negro pero corto, y un rostro angelical.
Uff! Esas dos niñas me tenian enbobado! Y ellas lo sabían. E incluso, tenían cierto pique entre ellas por llamarme la atención. Aunque también existía cierta complicidad entre ambas cuando coqueteaban conmigo. En muchas ocasiones me encontraban por los pasillos de la universidad, pasaban juntas frente a mi, me echaban unas miradas pícaras, se miraban y se reían.
En las prácticas usaban shorts ultra pequeños, que dejaban ver gran parte de sus piernas, y franela blanca ajustada que hacía que sus senos se proyectaran como potentes misiles listos para romperme el corazón.
Yo con total premeditación y alevosía, las hacía trotar dentro del gimnasio cubierto y no en la cancha de futbol para poder ver sus tetas saltar a cada paso que daban. Mi actividad preferida era el estiramiento de piernas, porque allí aprovechaba para "ayudarlas" sosteniéndoselas cuando trataban de alzarlas lo mas que podían.
En una ocasión Elena se quejó de un calambre en una pierna, por lo que tuve que ir a su auxilio. Tomé su hermosa pierna adolorida y le coloqué voltarén en crema y se lo froté suavemente por el muslo donde estaba la tensión. Que rica piel tenía esa condenada!
Le coloqué el medicamento por todos lados de la pierna, sobre todo por la cara posterior del muslo, donde yo se que se produce una gran sensación de placer. Yo hice todo lo posible por no demostrar mi excitación, concentrándome en lo que hacía, pero reflexionando hoy en día me doy cuenta que mi actitud no pasó despercibido para muchos.
Luego de un minuto o dos de tal masaje, levanté mi mirada y puede ver que Elena ya no sufría de dolor. Su mirada estaba en dirección a mi, con una expresión de estupor y a la vez complacencia por la caricia que le acababa de dar. A pocos centímetros estaba Rosa con sus grandes ojos muy abiertos, con una sonrisa pícara y mordiéndose los labios.
Solo me quedó decirle con mi voz de entrenador que debía descansar e ir a enfermería para que le viera el médico de guardia.
A la siguiente clase, Elena acompañada por Rosa se me acercó para agradecerme por mis atenciones y que pronto me lo iba a retribuir. Yo le dije que no debía
agradecerme nada ya que era mi trabajo. Me quedé pensativo por sus palabras, tratando de adivinar la manera en que me lo iba a agradecer.
Una tarde me quedé como de costumbre a correr alrededor de la cancha. Luego hice algunos abdominales y otros ejercicios. Finalmente me fui a las duchas. Ya eran las ocho de la noche y todo el complejo estaba vacío.
Me desnudé y me metí en la regadera. El agua estaba deliciosamente tibia, lo cual me relajó y comencé a sentirme excitado. Mis manos recorrieron mi cuerpo colocándome el jabón. Me detuve en mi entrepierna para limpiarme esa área, sintiendo mi pene bien erecto y palpitante. Apretando mi miembro hice que la piel se retrajera descubriendo una cabeza grande y roja que palpitaba de placer. Emití un gran y profundo suspiro.
De repente las luces se apagaron. Y como era de noche, quedé en una total tiniebla que me impedía ver ni siquiera a diez centímetro de mi. Me asusté, ya que sabía que a esa hora, ya todo el personal se había ido, y si ocurría algún percance no había a quien acudir.
Seguí duchándome para sacarme el jabón y salir de allí a toda carrera. De repente siento que alguien se me acerca por detrás y sus manos me tapan la boca. Me dice una voz femenina al oído: "shshhs, no hagas ruido, no te vamos a hacer daño. Al contrario, te vamos a dar el mayor placer que hayas tenido"
Me quedé como una piedra. No podía salir del asombro cuando sentí que sus manos se posaron en mi pecho acariciándolo minuciosamente. Luego bajó una de ellas hacia mi estómago, provocando un sobresalto. Mientras ocurría esto, sentí unos senos que se apretaban a mi espalda y su pubis en mis nalgas. Mi pene se encontraba duro como una roca, mi corazón latía desbocado, y mi respiración era fuerte como el de un caballo.
En mi cuello sentía la respiración jadeante y cálida de la desconocida, quien ya había bajado su mano hasta mi entrepierna, acariciando por un rato alrededor de mi falo sin tocarlo. Finalmente lo tomó, y comenzó a masturbarlo suavemente. Con la otra mano masajeaba mis glúteos con mucha fuerza.
Yo estaba que volaba! Sentía una gran excitación por toda la situación de anonimato que estaba ocurriendo. Pero las cosas se iban a poner mas intensas.
Su mano seguía acariciando mi pene con firmeza, mientras que me metía su lengua dentro de mi oreja. Sentía como su pubis rozaba mis glúteos, y que los labios de su vagina se abrían para entrar en contacto con mi piel. Sentía sus jadeos cada vez mas fuertes.
Durante todo este tiempo yo permanecía con los ojos cerrados para disfrutar de todas las sensaciones que me ofrecía. De repente sentí un aliento cálido en mi boca, y unos labios carnosos se posaron en los míos brindándome un beso profundo, de intercambio de salibas y de lenguas. Era otra mujer. No quise abrir los ojos porque quería mantenerlo anónimo e incrementar mi excitación.
Mi primera amante anónima, me dijo en el oído: te gusta lo que te hacemos? Verdad que es excitante?
La que estaba de frente a mi, dejô de besarme y comenzó a lamer mis tetillas y los alrededores. Luego fue bajando con su lengua, acariciando cada centímetro de mi piel hasta que se encontró con la cabeza de mi pene, el cual acarició por un buen rato. Quien estaba detrás tomó por la base mi falo y lo blandió como una espada y dijo: "mételo en tu boca y chupaselo!" Ella obedeció y se lo introdujo hasta la garganta. Mamaba como si fuese lo último que haría en la vida!
Mientras tanto, mi primera amante anónima seguía tomando mi pene por la raiz y a la vez comenzó a acariciar mis glúteos. Tales caricias me hicieron delirar.
Repentinamente, sentí que un dedo se coló en la raja de mi culo y empezó a masajearme la abertura del ano. Eso me puso como piedra.
Quien estaba frente a mi dejó de chupar. Al pasar unos segundos, tomó mi rabo caliente y sentí como lo enterraba lentamente dentro de su vagina lubricada. La mujer que estaba detrás de mi se colocó a nuestro lado. Abri los ojos y pude verla. Era Elena. Miré al frente y pude reconocer a Rosa quien estaba inclinada de espalda hacia mi con mi miembro en su vagina.
Elena nos observaba coger, mientras acariciaba la espalda de Rosa, y me besaba. Y comenzó ha hablarnos: Te gusta sentir su verga? Ah Rosa? Verdad que es grande? Ummm que rico movimiento de culo tiene Rosa, verdad? Yo no me aguanto, quiero que me lo entierres también!
Elena tomó mi rabo y se lo metió de un tiro en su boca y comenzó a mamarlo intensamente. Rosa se volteó, se puso al lado de Elene y le arrebató mi pene y comenzó a chuparlo también. Ambas bocas se peleaban mi verga, e incluso lo chupaban al mismo tiempo.
No aguanto mas! Dijo Elena. Necesito tenerte adentro! Dicho esto, se colgó en mi cuello y buscó mis labios para introducir su lengua. Se apretó hacia mí abriendo sus piernas, y entrecruzándolas alrededor de mi cintura se aferró a mi miembro introduciéndolo en su vagina. Caminé hasta encontrar una pared donde apoyarnos y comencé a cogermela fuertemente.
Ella gritaba: cógeme duro entrenador! Soy toda suya! Hasta que finalmente se corrió intensamente. Ella se bajó de mi y tomó nuevamente mi rabo y me acercó donde Rosa quien se estaba masturbando mientras veía el espectáculo. Y le dijo: hazlo acabar como tu bien sabes.
Rosa se arrodillo y se metió nuevamente el nabo en su boca, al tiempo que Elena le tomaba un seno para acariciárselo y le apretaba el pezón. Eso hizo que su mamada se hiciera más intensa y mi verga se pusiera mas dura. Yo veía como de vez en cuando Elena besaba a Rosa y sus lenguas se encontraban y se acariciaban.
Comencé a sentir como el orgasmo era inminente. Elena se dió cuenta y se arrodilló también a la espera de mi corrida.
Danos tu leche! Córrete en nuestras caras! Dijo Elena.
Agarré mi miembro y comencé a frotarmelo de arriba a abajo repetidamente, hasta que al fin un chorro de leche caliente y espesa salió con violencia hasta la cara de Rosa. Luego dirigí el chorro hacia la cara de Elena, cayéndole en la boca. Así fui compartiendo mi jugo con ambas, quienes se besaban y con sus lenguas limpiaron toda la leche de sus caras
Luego se dirigieron hacia mi como unas niñas pequeñas, me abrazaron y besaron al mismo tiempo. Elena me dijo mirándome a la cara con una sonrisa: Viste que te iba a retribuir en grande?
Luego nos vestimos y nos despedimos cariñosamente.
Los tres nos volvimos grandes amigos y amantes. De hecho, Elena se convirtió en mi esposa y está a mi lado en la cama en este momento. Rosa, su hermana, nos visita frecuentemente con su esposo e hijos. Y de vez en cuando viene sola para revivir los buenos tiempos.