Amigos y mas amigos xii

Se dio la vuelta y mirándome, me dio su boca, comiéndosela con placer y entonces con su mano derecha me comenzó a masturbar, con fuerza, apretaba mi verga y la sacudía, ya no pude aguantar más y solté, unos trallazos de semen que fueron a parar a su cuerpo.

AMIGOS Y MAS AMIGOS XII

Como siempre, me desperté muy temprano, debían ser alrededor de las 6,30 y por los tragaluces de las puertas ventanas, entraba la luz del día amaneciendo, salí de la cama y fui al baño, me enjuagué la boca y me di una ducha rápida, al salir me puse la toalla alrededor de la cintura, me dirigí a la cocina. Miré la cafetera y la preparé poniéndola en el fuego, no tenía hambre, pero un café con leche me repondría.

Estaba esperando el café, cuando llegó a mis oídos una música bastante baja, parecía clásica, seguí por el pasillo y cada vez la oía más cerca, abrí poco a poco una puerta y supe que el sonido salía de ésa habitación, en ella se encontraba un joven, agarrado a una barra, con una mano hacía calentamiento, con movimientos de piernas, eran de ballet clásico, cerré de nuevo, volviendo a la cocina. Me puse el café con leche y bebiéndolo con lentitud, estaba pensando, lo extraño de la pareja propietaria del piso. Volví al cuarto, donde todavía estaban dormidos los tres, cogí los foulards.

Y con el de azul celeste, que era el más largo, me lo puse alrededor de la cintura, con nudos y pasándolo entre la raja del culo y subiéndolo por delante, atándolo con otros nudos, lo transformé, en un taparrabos,  con el negro y el blanco, hice unos tirantes cruzados. Até el blanco, con un nudo en la parte delantera izquierda y lo até en la parte trasera derecha e hice lo mismo con el negro desde la parte delantera derecha hasta la trasera izquierda, entonces me dirigí hacia el cuarto donde se encontraba el joven bailarín, abrí de nuevo un poco y me quedé observándole.

Al observarle, me invadió la nostalgia y decidido entré, me quedé apoyado en la puerta, él seguía haciendo sus ejercicios, no se había dado cuenta de mi presencia, pero al rato, paró y mirándome, me dijo con un acento extranjero, si nos había despertado, a lo que repuse, que no, que yo me levantaba temprano y al oír la música, no había podido resistir la tentación. Le pregunté si le importaría, que yo siguiera sus ejercicios de calentamiento, él repuso que no y volvió a ponerse en posición, comenzando con sus pasos, yo me puse igual que él, pero más apartado. La pared frontal y las laterales, incluida donde estaba la barra de sujeción, estaba cubierta por espejos y el suelo era de madera, como toda la planta.

Mis músculos chirriaban, por la falta de práctica de esos ejercicios, comenzaba a sudar, pero momentos después éstos se distendieron, respondiendo bien a los movimientos, estaba recordando, las posiciones de las piernas, de los brazos y ya fluían con naturalidad, la rigidez inicial, se había transformado en agilidad, incluso, con más rapidez que el compañero de baile. Debido al sudor, fui al rincón, donde estaba la caja de resina y poniendo primero un pie, después el otro, así no resbalaría con el suelo de madera. El joven bailarín, terminó, parando la música y acercándose a mí, me tendió la mano, diciéndome ¡Me llamo Sergei Maximov y lo has hecho muy bien!

Estreché su mano, diciéndole mi nombre, que era amigo de Raúl y Karim, me miró soltando que debía ser muy amigo, ya que no traían a nadie, por lo menos que él supiera, su saludo con la mano, era recio, con fuerza y al tenerlo tan cerca, pude mirarlo, con detenimiento, era de mi altura, delgado, pero muy fibroso, los músculos parecían cuerdas de violín, tensas, llevaba una camiseta negra de tirantes, sujeta en la cintura por una cinta elástica, y unos leotardos también negros, ajustados, supongo que debajo lleva suspensorio, como todos los bailarines y en los pies unas zapatillas de ballet del mismo color, su pelo rubio ceniciento lacio, el flequillo, le caía sobre los ojos azul acero, la nariz recta y labios bien delineados, carnosos. Se giró dándome la espalda, dijo continuemos o relajaremos el cuerpo.

Entonces comenzó dando saltos, en diagonal, mirándose en los espejos, yo intenté hacer lo mismo, pero no saltaba tan alto, mi caída de los pies en el suelo, era más pesada, que la suya, que era liviana, me corrigió y me lo hizo repetir, seguimos haciendo diferentes pasos. Hubo un momento que vi en su cara, como si le doliera, alguna parte del cuerpo, le pregunté, a lo que respondió que su pierna izquierda, siempre le daba problemas. Le hice parar y que se sujetara a la barra, con su manos y que levantara primero la pierna derecha hacia arriba, luego hacia el lado, en cada ocasión, le palpé los músculos de ésa pierna ¡mal pensados, solo los músculos!

Repitió lo mismo con su pierna izquierda, y volví a tantear los músculos, con ésta pierna uno de los músculos se tensaba de forma diferente, le pregunté si había tenido rotura de ligamentos en ésa pierna, él contestó que sí, pero hacía bastante tiempo. Yo le dije, que tendría que trabajar el doble en ésa pierna, para que dicho problema, se fuera solucionando, entonces, levantó la pierna por delante hacía arriba y cogiéndole la pierna, se la moví un poco, diciéndole que ése era la posición correcta, aunque le doliera al principio, lo mismo hicimos con la pierna hacia arriba y lateralmente, también se la rectifiqué, él asintió.

Le hice poner en el centro y sujetándole por la cintura, le insté a que hiciera algunos movimientos sin aguantarse en la barra, estuvimos bastante rato, es incansable. Me preguntó que si sería capaz, de sujetarlo en el aire, indicándome la manera, que yo recordaba de años atrás y entonces vino saltando en diagonal y lo subí con una sola mano, en su cintura, poniendo sus brazos en forma de ángel y yo comencé a dar vueltas, girándolo en el aire, él se reía, estaba feliz, bajé mi brazo y él se deslizó hacía abajo, pegando su espalda y trasero, a mi cuerpo por delante. Él joven está de muerte, pero, me da la impresión, que no le van los hombres. ¡Ya veremos!

Poniendo las manos en su cintura, le dije que hiciera, piruetas sobre sí mismo, primero con una pierna y luego, la otra, obligándole a rectificar la postura de la pierna izquierda, asintió, ésta vez mucho mejor. Volvimos a los saltos en diagonal, desde un extremo y luego del otro, así rectificaba los músculos de ambas piernas, estábamos sudando a mares, pero, me lo estaba pasando en grande, disfrutaba de cada pequeño roce con él, no sabía si él lo notaba, pero era una delicia verlo bailar, su ejecución era perfecta, así me lo parecía a mí. Nos detuvimos, y él se acercó a la barra, cogiendo una toalla pequeña, se secó el sudor, pasándome la misma toalla, por todo mi cuerpo.

Me estaba dando las gracias, por ayudarle, cuando entraron en la habitación, Raúl, Karim y Carlos, el primero con una cámara de fotos, el último con un cuaderno de dibujo, estaban sonriendo. Raúl dijo, que se nos veía muy bien, bailando, que después nos mostraría las fotos, que nos habían hecho, al tiempo, Carlos nos tendió, su libreta de dibujo, sorprendiéndonos que había hecho esbozos de casi todas las figuras y movimientos que habíamos hecho, faltaba terminarlos, pero dijo, que lo tenía todo en su cabeza, Raúl y Karim que lo habían visto dibujar con tanta rapidez, estaban encantados sólo con los bocetos.

Nos fuimos a duchar, primero entró Sergei, yo esperé fuera de la ducha, él sacó la cabeza por un lado de la cortina, que era de plástico transparente, con unas transparencias en forma de estrellas de nieve y me dijo, que entrara con él, le hice caso, sacándome el foulard, entré.

¡Por Dios, si está de muerte vestido, desnudo es un poema!, su verga de unos 20 o 21 cm. en reposo, prometían mucho, pero no intenté nada, le enjaboné la espalda y él la mía, entonces noté que se estaba masturbando, con la suavidad del jabón, me acerqué a su espalda, apoyando mi boca en el lateral de su cuello, dándole besos suaves, suspiró, pasé mi brazo derecho pos su lado, por debajo de su brazo y le cogí la verga, él aparto su mano y subiéndola me acarició mi cabeza y la nuca, mientras yo le hacía una soberana paja.

Con su mano izquierda, la pasó hacía atrás tocándome, mi verga, agarrándola con fuerza, la apretaba y acariciaba mis huevos, pero no me masturbaba, era igual, yo disfrutaba igual, aceleré mi mano y con sus gemidos, salieron unos grandes chorros de leche, que salpicaron las baldosas, aflojé  el ritmo de la paja, para que sacara los restos de semen. Se dio la vuelta y mirándome, me dio su boca, comiéndosela con placer y entonces con su mano derecha me comenzó a masturbar, con fuerza, apretaba mi verga y la sacudía, ya no pude aguantar más y solté, unos trallazos de semen que fueron a parar a su cuerpo.

Cuando no salía más, se metió los dedos de su mano derecha en su boca e iba a coger el semen de su pecho, pero me adelanté y agachándome fui lamiendo todo su pecho limpiándoselo, al terminar me levanté y su lengua buscó la mía, saboreando mi semen, que nos pasábamos de una boca a otra. Después nos quitamos los restos de jabón y salimos a secarnos. Mientras lo hacíamos, dijo que yo tenía muy buen cuerpo, pero no como los bailarines, sino como un deportista, asentí sonriendo. Salí desnudo y me dirigí hacía la habitación donde habíamos dormido y me vestí, Sergei salió con una toalla y se fue en dirección opuesta.

Me dirigí a la cocina y allí los encontré, desayunando y hablando, me puse otro café con leche, cogiendo una madalena, me senté con ellos, estaban hablando de las fotos de la noche anterior. Raúl insistía en hacernos uno book (carpeta con fotos de estudio, para presentarla, a posibles clientes de moda y publicidad). Yo le recordé mi minoría de edad, a lo que él contestó que con un escrito de autorización de mi padre, podría hacer trabajos de publicidad. Entonces Carlos cogiendo aire, comenzó a contarles su vida, diciéndoles sin ocultarles nada y explicando, los motivos por los que comenzó a prostituirse, familia de emigrantes, con varios hermanos pequeños y los trabajos del padre y  la madre, que no llegaban para vivir y menos estudiar los pequeños.

Lloró, mientras seguía hablando, lo mal que lo pasó, con su primer cliente y con los demás también, hasta que tuvo clientes fijos y le ayudaban, dándole más dinero y así pudo estudiar, tanto él como sus hermanos, sus padres, nunca preguntaron de donde salía el dinero, pero algo se imaginaban, pero no hicieron nada por demostrarle algo de gratitud o afecto, ya que como era el mayor, era su obligación. Ahora, tenía tres o cuatro clientes fijos, los que más lo ayudaron, tanto económicamente, como mentalmente, cuando estaba deprimido, agotado y  por eso les estaba agradecido, ahora que le iba todo bien y al pasar los años, no quería dejarlos en la estacada, sentía amor por ellos, más amor que de un hijo a su padre. Sus padres, le dieron la espalda, cuando su situación mejoró, gracias a vender su cuerpo durante años, por eso se apartó de la familia, incluida su madre, a la que él llamaba  y nunca se ponía, solamente sus hermanos cogían el teléfono, pero tenían prohibido verlo, aunque él los había visto de lejos en el colegio.

Ahora era independiente, trabajaba con sus ilustraciones, sus dibujos y algún viaje a ver a sus viejos amigos, no era rico, pero tenía su estudio en Sitges y su estudio en Barcelona. Se quedó callado, le pasé mi brazo por sus hombros y acercando mi boca le di un beso, muy lento, que él no rechazó, simplemente saboreó.

Karim miró a la cara de Raúl, entonces el primero, comenzó a contar, que había escapado de Argel, en un barco, que iba a Marsella, entró de polizonte y cuando lo descubrieron, tuvo que trabajar por su pasaje y prostituirse, en el barco, para poder comer, tuvo la suerte, que el cocinero se encaprichó de su verga y ya no lo soltó, pero hicieron escala en Barcelona y consiguió escabullirse del barco, terminando por la parte baja de dicha ciudad, donde estaban los prostitutos. Una noche que llovía bastante, se encontraba cerca del Liceo, en las famosas Ramblas de Barcelona, en ése momento salía bastante gente de dicho lugar, todos muy elegantes y yo mirándoles con interés, pues nunca había visto tanto lujo, cerca de los barrios bajos.

Me sorprendió una voz, que me decía, que si salía del pórtico, con la lluvia y sin paraguas me iba a empapar todo, preguntándome si me acompañaba a casa, con su paraguas, yo respondí, dándole las gracias, pero que no podía volver todavía a la pensión. Me pidió perdón, por su intrusión y yo le agradecí su oferta, entonces, para mi sorpresa me preguntó si había cenado, yo respondí que había tomado un café con leche y una pasta, entonces dijo ¿Te puedo invitar a cenar, si quieres y sin nada a cambio?, lo miré de arriba a abajo y acepté, después tuvimos una noche loca de sexo.

Llevamos cinco años juntos y creo hablar por los dos, no nos hemos arrepentido de nada, se acercó a Raúl y le dio un beso en la boca, seguían enamorados y creo que después de la noche pasada, estarán más unidos. Raúl comentó, que había tardado dos años en conseguir, poner los papeles en regla de Karim y ahora tenía nacionalidad española.

Noté una presencia detrás de mí y una mano se apoyó en mi hombro, por los dedos largos y delgados deduje, que era Sergei y todos lo miraban, éste comenzó a explicar: Me llamo Sergei Maximov, soy bailarín, estaba con la Compañía Kírov de la Unión Soviética (URSS), estábamos de gira por diferentes países y junto a un compañero de ballet, llamado Viktor Alexei, nos escabullimos después de una de las últimas funciones que daba la Compañía en Barcelona, en una sola palabra, desertamos. Pero al salir, camuflándonos con el público, nos vimos separados y desde entonces no pude localizarlo, entonces tuve un poco de suerte, dos persona subían a su coche, pero se quedaron de pie charlando, entonces aproveché el momento y me colé en su coche en el asiento trasero, tumbándome, para que no me vieran y así conocí a mis anfitriones Raúl y Karim.

Debo reconocer, que les di un susto de muerte, cuando al aparcar el coche, me incorporé, yo muerto de miedo, solo me salían palabras en ruso y ellos no me entendían, pero Raúl, se dirigió en inglés y después en francés, comprendí mi error al hablar tan atropelladamente, me pidió que me tranquilizara, bajamos del coche e insistieron que fuera con ellos, entonces subimos a su casa y desde entonces, no me atrevo a salir. Llevó casi 6 meses, me han habilitado una sala para bailar y tengo un dormitorio aparte, me están enseñando el idioma y yo les ayudo en las cosas de casa.

Hace un mes y medio, Raúl trajo un periódico, lo abrió en unas páginas y lo dejó delante mío, se veían unas fotos de un joven tirado en el suelo con una gran mancha de sangre a su lado, era mi pobre Viktor, lo habían encontrado y acribillado a balazos, aunque según la policía, era un ajuste de cuentas, entre delincuentes. Esa noche no paré de llorar, por mí y por él, queríamos ser libres de las ataduras de los soviéticos y por ahora parecían dispuestos a darnos caza, estoy seguro que fue la KGB, la policía secreta  rusa.

Viktor y yo nos habíamos hecho amigos, después de la selección, que habían hecho en el orfelinato, cuando ambos teníamos 6 años. Pusieron a los niños, en fila solamente con camiseta y calzoncillos, nos midieron, pesaron, nos hicieron una revisión médica y a los elegidos, nos hicieron vestir y subiendo a un camión, donde había unas niñas de nuestra edad, teníamos terror, pues no sabíamos a donde nos llevaban. Nos dejaron en una escuela de danza, donde nos daban de comer y nos hacían estudiar, pero sobre todo disciplina y amor por la Patria Comunista, y más disciplina y más danza, así crecimos hasta llegar a formar parte del elenco de la Compañía, los dos bailábamos muy bien y nos decían que más adelante, seríamos primeras figuras del ballet y los creímos, pero al llegar a los 19 años, ya nos iban avisando, que en cualquier momento tendríamos que hacer el Servicio Militar y esto nos dio empuje, para intentar escaparnos, hasta ahora.

Raúl se acercó a él y le revolvió el pelo, diciendo, que gracias a un amigo que trabaja en la policía secreta española, consiguió reclamar el cadáver y todas sus pertenencias, pudiéndole enterrar en la parte ortodoxa del cementerio, quedándose con todas sus cosas y dándoselas a Sergei. Éste sacó de su bolsillo una carta muy arrugada, de haberse leído muchas veces, y leyó:

Querido Sergei:

Cuando, nos separamos debido a la multitud y encontrándome solo, te he echado mucho de menos, espero que nos reunamos pronto, seguiré buscándote. Ahora me atrevo a decirte, que te quiero, te añoro, deseo tenerte a mi lado, acariciarte, hacer todo lo que nunca me atreví a decirte o hacerte, te hacía sufrir y tú lo aguantaste todo, yo sabía de tu amor por mí, con tus miradas, tus sonrisas, tu cariño y calidez, sin embargo fui un cobarde, perdóname, por no demostrártelo antes. Piensa en mí alguna vez, si no te encuentro, te deseo todo lo mejor, te mereces a alguien que cuide de ti. Te deseo con todo mi cuerpo. Adiós AMOR........

Te envío un beso.                              VIKTOR  A.

En el papel se divisaban unos labios, que manchaba el papel, como si fuera hecho con una sustancia aceitosa, dobló la carta y cayéndole unas lágrimas, se la guardó en el bolsillo del pantalón, acercándome a él, le abracé y le di un beso en la mejilla.

Tomando la palabra de nuevo, Raúl, dijo, que ahora el problema, era conseguirle documentación y pasaporte en regla, ya que no se podían dirigir a solicitarlos legalmente, ya que sería ponerlo en el punto de mira, se quedó callado y nos miramos unos a otros.

Carlos, que había estado callado y tenía los ojos brillantes de lágrimas, preguntó, que documentos hacían falta, si tenían que ser españoles o extranjeros, con su nombre original o falseado. Todos estábamos pendientes de Carlos, éste continuó diciendo, que se podía llamar Sergio Máxime  o alguno parecido y calló. Dirigiéndose a Sergei le preguntó, su fecha de nacimiento, incluido el año, donde había nacido y si por casualidad había averiguado el nombre de sus padres.

Sergei, le dijo que no sabía los nombres de sus padres, pero había nacido el 16 de abril de 1951 y lo dejaron en un hospicio de Leningrado (actual San Petersburgo), recién nacido, allí estuvo hasta que tuvo un año, después lo enviaron al orfelinato. Carlos había tomado nota de todo, en el reverso de una tarjeta suya y sonriendo se la guardó en la cartera, diciendo a continuación, que el lunes tendría que hacer unas visitas y algunas llamadas, pero de momento no garantizaba nada, todavía. Noté que estaba pensando y continuaba con una media sonrisa, pero no soltó prenda alguna.

Nadie hablaba, entonces comencé a explicar, mi situación, ya que todos habían sido sinceros, me tocaba el turno.

Yo estudiaba en un colegio salesiano, a los 11 años, entré a formar parte del equipo de natación del colegio y al mismo tiempo hacía teatro y danza, con un grupo para que cuando llegaran la Navidad y Fin de Curso, que venían los padres a ver los progresos.

Durante ésa Navidad, el cura que nos enseñaba teatro y un profesor de danza, le dijeron a mi madre, que yo tendría que aprender ballet, que creían que tenía condiciones para ello, mi madre se sorprendió, porque quería que mi hermana mayor fuera bailarina, pero la pobre era como un saco de patatas y dijeron que lo mirarían. Yo continué con la natación, en el grupo hice bastante amistad con un chaval de mi edad, Toni se llamaba, nos volvimos casi inseparables.

En los primeros meses, nuestro entrenador de natación era un cura, Don Esteban y solía regañarnos bastante, y como castigo, hacía que le asistiéramos en la misa diaria, ayudándole a colocarse la ropa del ritual y tocando la campanilla, cuando nos daba la orden, después lo ayudábamos a sacarse ésa misma ropa y la teníamos que guardar. En el equipo Don Esteban tenía a sus preferidos, Miguel, de cabellos castaños, ojos de color miel y cara de pillo, el otro Joaquín con pelo moreno, ojos grises, nariz respingona, cara de ladronzuelo y junto a Toni y yo formábamos el equipo, ellos tres estaban internos en el colegio, pero yo iba cada día a casa de mis padres, nos llevaba y recogía un autobús.

Yo por ésa época estaba muy delgado, casi se notaban los huesos de mis costillas, por eso me deslizaba bien en el agua y casi siempre les ganaba, un día estando en las duchas le dije a mi amigo Toni, que cuando salía del cole iba a una escuela de danza, para aprender ballet, como había sugerido el profesor, le dije que no lo contara que era un secreto, pero alguno de los otros dos lo oyó, al día siguiente lo sabían todos ellos incluso Don Esteban, se mofaban, cuando estaba en el agua diciéndome que bailara dentro de la piscina.

Después de soportar toda clase de bromas, por parte de ellos, cuando terminamos fuimos al vestuario y Don Esteban con nosotros, éste cerró con llave y entonces todo pasó con rapidez, me tumbaron boca abajo sobre la mesa camilla de masajes, apretando mi cuerpo, Miguel cogió unas toallas y me ató una a cada tobillo a la mesa y con una toalla grande, me ataron los brazos junto al cuerpo, por debajo de la mesa, yo gritaba, que me soltaran y mi amigo Toni me puso un calzoncillo en la boca, a mi lado Joaquín abrió una navajita y colocándose entre mis piernas oí un crujido y mi bañador quedó flojo, lo habían cortado por la parte inferior, donde estaban mis huevos, levantaron el trozo de tela dejando mi culo al  aire, no sabía que estaba pasando, me costaba respirar.

Miguel dijo, en plan chulo ¡a ver quién me chupa la polla y la pone a punto!, entonces se adelantó Don Esteban y agachándose se tragó toda la verga del chaval, le cogía las nalgas y su boca iba adelante y hacia atrás, la verga fue creciendo. Joaquín, cogió la cabeza de Toni y la empujó hacia abajo, indicándole que hiciera lo mismo y éste obedeció, agachándose puso la mano en  el rabo y lo engulló, mientras Joaquín que estaba en mi lado izquierdo, me soltaba escupitajos sobre mi trasero y con la palma de su mano me los restregaba hacia el agujero del culo, vi que Miguel se acercaba por el otro lado, siempre con el sacerdote agachado, chupándole y al llegar a la altura de mis caderas, escupió en sus dedos y los deslizó tocándome el agujero virgen del culo y me introdujo los dedos de golpe.

.    Me hizo tanto dolor, pero no podía gritar, sus dedos entraban y salían de mi culo, Joaquín, me daba palmadas en las nalgas, que ya me ardían. Miguel se separó de Don Esteban y colocándose detrás de mí apuntó y me ensartó con su polla, empujó hasta el fondo, yo lloraba, de dolor de frustración, y de humillación, intentaba soltarme, pero no podía, entonces él me agarró por cordón del bañador y con la otra mano me palmeaba el culo, mientras salía y entraba, iba diciendo ¡mirar estoy en un rodeo!, todos reían menos yo que estaba perdiendo la noción, pero los empujes no cesaban, noté que me entraba liquido en el culo, supuse que se había corrido dentro, entonces se salió.

Ocupó su lugar Joaquín, que también empujó con fuerza y también hizo el número del rodeo, Toni se subió de rodillas a la mesa y sacándome el calzoncillo, le pedí por favor que me soltara, se disculpó ¡lo siento, eras tú o yo! Y me introdujo su verga en la boca, pero no forzó mucho, cuando la tubo bien erguida, comenzó a follarme la boca, él miraba como Joaquín me penetraba y eso parecía que lo excitaba, cuando éste grito que terminaba, Toni se corrió en mi boca, intenté escupir su semen pero me volvió a meter la verga en la boca, obligándome a tragarme su leche, ya que no podía respirar bien.

Me desataron los tobillos de la mesa, pero me los ataron juntos, soltaron la toalla grande y retorciéndome los brazos hacia atrás me los ataron de nuevo, me pusieron de rodillas en el suelo y entonces el sacerdote Don Esteban, que tenía su verga fuera de la sotana de botones y se la había estado tocando todo el rato, mientras yo era follado, se acercó y Miguel me levantó la cabeza, tirándome del pelo, momento que abrí la boca, para quejarme y el cura enterró su gran verga en ella, me vinieron arcadas, pero no cejó y fue metiéndola y sacándola cada vez con más fuerza, entonces descargó su semen dentro de mi boca, no podía tragar, me fallaba la respiración, pero como no la sacaba no pude hacer otra cosa que tragar, entonces pude respirar.

Me soltaron, me quedé arrodillado y dolorido por todos lados, sobre todo el ano, que estaba caliente y parecía que iba a reventar, entonces Don Esteban, dijo, que si contaba algo de lo sucedido a alguien, sería mi palabra contra la de todos ellos, que mejor me quedara callado, se vistieron y se fueron, dejándome todavía en el suelo, como pude me levanté y duche, me vestí rápido y salí para coger el autocar, esa noche no pude dormir.

Mi rendimiento bajó a partir de entonces, tanto en las clases, como en el equipo de natación e hice que, que perdiéramos contra otros colegios, por lo cual me sustituyeron y yo me alegré, en los estudios suspendí y tuve que repetir curso, eso me separó de volver a estar en las mismas aulas. Mis padres me apuntaron a un club de natación fuera del cole y allí mi cuerpo fue desarrollándose, en el cole los veía de lejos, solo Toni me había pedido perdón, pero ya no fue lo mismo.

Un día acompañé a mi madre al médico, porque no dormía demasiado bien y el doctor le recetó unas pastillas que una sola, podría dormir bien, insistió que no lo mezclara con vino o alcohol, mi madre asintió y yo pregunté, ¿porque? El doctor dijo, que si se mezclaba, podía quedar inconsciente y después tardaría en reaccionar, le di las gracias por las explicaciones y nos fuimos.

Sabía, por haberlos controlado, que  el sábado después de la misa de la mañana, se encerraban en la sacristía los tres chavales y Don Esteban, se bebían el vino de misa, ya que solían tener varias botellas almacenadas, y supongo que harían algo más. Un viernes por la tarde, me introduje en la sacristía y en una botella, que estaba entera de vino de misa, solté los polvos de 8 pastillas, que había machacado con el mortero en casa, agité bien la botella y miré a contraluz y no se notaba nada, ni el olor había variado, salí a hurtadillas, dejando la puerta, que daba a un jardín ajustada con un trozo de cartón y me fui a casa.

Al día siguiente estuve en misa, pero en las últimas filas, para salir de los primeros, y efectivamente, fueron a la sacristía cerrando con llave desde dentro, los estuve observando desde la ventana cerca de la puerta atrancada, se lo debían pasar bien pues no cesaban de hablar de darse golpecitos, tocarse la cara y sobarse las piernas, en esa época, hasta los 12 años llevábamos pantalones cortos y con calcetines altos, era el uniforme del cole.

Joaquín estaba sentado en una silla y apoyado un codo en una larga mesa, Don Esteban y Miguel, sentados en un banco como los de la iglesia y enfrente en otra silla estaba Toni apoyando sus codos en sus rodillas, con las manos sujetándose la cara y escuchando a los otros mientras hablaban, pensé que no daría resultado, pero poco a poco fueron dejando de hablas y se les cerraban los ojos, hasta el cura también, entonces entré sigilosamente por la puerta trabada y me acerqué a ellos les empujé un poco y ni se movieron, entonces desabroche el pantalón de Miguel y pasándoselo junto con los calzoncillos, se los saqué, dejándoselo puesto en la pierna derecha, me desabroché mi pantalón y me masturbé, cuando estuve tieso, apoyé la pierna izquierda de Miguel en mi hombro y dirigí mi falo a su culo y de un empujón se lo clavé, me quedé quieto, por si despertaba, pero no, y entonces continué y cada vez más y más fuerte, debió disfrutar porque se corrió solo, sin que yo lo tocara, mojándose toda la ropa se semen, bajé su pierna y me aparté de él.

El siguiente era Joaquín, éste dormía con la cabeza apoyada en su brazo encima de la mesa, su culo estaba de medio lado, saqué unas tijeritas y corté parte de la costura del pantalón, agrandé el descosido y metí de nuevo las tijeras y corté el calzoncillo, agrandando el desgarró con las manos, yo estaba excitado, me agaché y le escupí en el ano, metiendo toda mi verga de golpe, lo follé con ganas, le saqué por la cremallera, su verga y mientras lo penetraba le hice una paja, y terminó por correrse, encima de sus propios pantalones y piernas, salí de su culo.

Me situé delante, del que fuera mi amigo, lo deslicé hasta quedarse sentado en el suelo y la cabeza hacía atrás con la boca abierta, le desabroché los pantalones, se los dejé hasta medio pierna, poniéndome a horcajadas delante de su cara, le solté varias veces saliva, él sin saberlo se relamía, aproveché y le metí la verga en la boca, llegando a la campanilla, la retiré un poco, para que pudiera respirar y volví a empujarla dentro, inconscientemente, cerró sus labios, chupaba, succionaba y se la engullía, yo cada vez más salido, comencé a follarle la boca con saña, noté que gemía y girando un poco la cara vi su verga erecta y dando palpitaciones, me corrí dentro de su boca, al tiempo él se corría encima de sus ropas, sin haberse tocado.

Y ahora sólo quedaba Don Esteban, me acerqué a él y desabrochando los botones de la negra sotana y la de los pantalones, me dejó una magnifica verga a la vista, junto a dos huevos rotundos, viendo lo blanco de la ingle, me incliné, comencé a chupar y absorber dejándole una marca de un chupón bien morado, luego engullí su verga que se había puesto morcillona mientras le dejaba la marca, se la fui chupando, subía y bajaba mi boca, cada vez con más intensidad, por fin dio un suspiro y apartándome se corrió encima de toda la sotana negra, dejando muchas manchas blancas de semen, me levanté, arreglé mi ropa y salí por la puerta del jardín, cerrándola de golpe.

Cuando estaba, por el patio me llamó el director, preguntando por Don Esteban, le dije, que solía encerrarse con varios alumnos en la sacristía después de la misa y solían cerrar con llave, asintió y me fui. Días después, me enteré que a Don Esteban lo habían enviado a una iglesia del norte de Lérida, y a los del equipo de natación los habían expulsado, nadie supo el motivo, pero yo si lo sabía.

Desde entonces me gusta observar a la gente en general, no soy desconfiado, pero, así analizo a las personas, por su manera de andar, hablar, sus gestos, los movimientos de la cara y de momento creo que poco me he vuelto a equivocar, callé.

Todos comentaron, que menudas caras se les pondrían al ser pillados, de aquella manera y tan manchados. Y satisfechos, repuse yo, todos nos echamos a reír.

Seguí hablando diciendo, que a mi padre no le gustaba la idea de que yo fuera bailarín y le prohibió a mi madre, a llevarme a las clases de ballet, pero mi madre era terca y me llevó a la misma escuela para hacer danza contemporánea, en lugar de clásica, mi padre no se enteró hasta pasado el primer año de estar bailando jazz, entonces si no transigió más y tuve que dejarlo. Por supuesto seguí en el otro equipo de natación, y mi cuerpo se desarrolló bastante, como para no poder bailar clásico nunca más. Pero la música me chifla, cuando voy a la discoteca, me disparo y en los bares musicales, los pies me llevan, no puedo remediarlo.

Sergei, les preguntó, primero a Raúl y a Karim con la mirada, si yo podía ir de vez en cuando, para poder practicar con alguien, estos se miraron y asintieron, diciendo, que dependía de mí, yo contesté que encantado, pero, que tendría que ser cuando yo estuviera libre, sonriendo, me lo agradeció y levantándose se fue.

Raúl, dijo que estaba en la cocina, preparando la comida, del mediodía y había recogido toda la ropa que por la noche, habíamos dejada tirada y la había ordenado y puesto de manera, que no se arrugara demasiado, porque había entrado en el cuarto cuando dormíamos todos. Les pregunté, si había algún modo de que pudiera salir, aunque fuera un rato de la casa, por supuesto acompañado. Raúl dijo, que Sergei temía, que si nos veían con él, podría pasarnos algo a nosotros también y por eso era reacio a salir. Yo les comenté que no era bueno estar tan encerrado, que podríamos ir a un club, por la noche, en su coche, si íbamos en grupo, sería más fácil camuflarse, Raúl dijo, que ya lo pensaría....

Agradezco todo el apoyo, que me dais, supongo que la gente que lee los relatos, quieren ir directo al grano, a mí me gusta el aderezo, ¿qué es un comida sin sal?, de todos modos gracias por leerlos.