Amigos y mas amigos x

Me reuní con los gemelos, que estaban hablando de su futuro, sus ideas, pensamientos y que iban a decidir, mientras Víctor estaba enfrascado en una revista, le acaricié la cabeza y estaba a punto de sentarme a su lado, cuando sonó el timbre de la puerta, fui a abrir y allí estaban Luis con su hermano Fernando

AMIGOS Y MAS AMIGOS X

Estábamos desayunando todos, y lloviznaba, como casi siempre en Semana Santa llueve algún día, es Lunes de Pascua en Cataluña, se celebra con la tradicional Mona de Pascua, que los padrinos regalan a sus ahijados, yo no era el padrino de Víctor, pero me había enterado que los suyos vivían en Andalucía y no se veían nunca, estaba decidido a que él tuviera su pastel tradicional, me hacía ilusión.

Me vestí y pidiéndole un paraguas, le dije que iba a buscar una cosa para la comida, baje y me dirigí a una pastelería que ya había visto anteriormente, entrando miré y compré una Mona de Pascua, también compré una barra de helado de vainilla, salí y volví al ático. Cuando llegué metí todo en el frigorífico, el helado en el congelador y busqué en el frutero y encontré lo que buscaba, miré los armarios y también encontré el chocolate en polvo, ya tenía la idea del postre para todos.

Me reuní con los gemelos, que estaban hablando de su futuro, sus ideas, pensamientos y que iban a decidir, mientras Víctor estaba enfrascado en una revista, le acaricié la cabeza y estaba a punto de sentarme a su lado, cuando sonó el timbre de la puerta, fui a abrir y allí estaban Luis con su hermano Fernando, me saludaron, dejándoles pasar. Fernando me dijo, que estaban hartos del aburrimiento en el chalet de sus padres, que allí había llovido casi cada día y que sus padres volverían hoy por la noche, ellos habían llegado de madrugada y como no vieron luz reflejada en la terraza, no quisieron molestar.

Antes de llegar, les comenté que estaban los hermanos de Víctor, que hacía tiempo no se habían visto, los dos asintieron diciéndome, que si molestaban volverían en otro momento, a lo que yo repliqué, que no hacía falta que se fueran, pero que no se sorprendieran, sus caras daban a entender, que no comprendían, entramos al salón y Fernando se puso lívido, me fije donde miraba y su mirada convergía en los gemelos, éstos aún no se habían percatado de la presencia de los recién llegados. De pronto éstos se levantaron y Francisco Javier, se acercó al mayor de los hermanos y cogiéndole la mano acercó su boca a la suya y le dio un beso en los labios, mientras decía ¡Hola Fernando, me encanta verte de nuevo! , éste se ruborizó y luego girándose, les presentó a su gemelo Jean.

Fernando ya se había repuesto de la sorpresa, se sentó a mi lado, mirándome yo le pregunté si Francisco Javier, era su Javier, él asintió con la cabeza, de ahí su lividez al reconocerlo. Javier se sentó en el apoyabrazos del sofá junto a Fernando, le acarició la cara con suma delicadeza y le revolvió el pelo, dijo que lo veía genial, que estaba más guapo aún, más hombre. Les pregunté dónde iban a comer al mediodía, a lo que contestó que seguramente irían a un restaurante, yo protesté y les dije que comeríamos todos juntos. Todos asintieron, yo parecía el hermano mayor de todos ellos.

Llamé a Jean, para que me ayudara en la cocina, tenía que dejarlos solos con los chavales, para hablar entre ellos y aclaran algunas cosas, cuando de pronto oímos un ¡Plaff!, sonaba como una bofetada, nos  dirigimos otra vez al salón y vimos a Javier acariciándose la mejilla, a Fernando llorando sujetándose la mano roja y Luis junto a Víctor con cara de sorpresa, ya me imaginé lo ocurrido, hice sentar a Jean a mi lado y Fernando, comenzó a contar de nuevo el relato de su Servicio Militar, continuando con el mal año que había pasado, siempre pensando en aquel Capitán y el sufrimiento pasado desde entonces, bebiendo de más y vengándose en su hermano menor, el cual lo había perdonado y gracias a nosotros, incluyéndome a mí, lo habíamos hecho cambiar y ahora aparecía él de nuevo. Se secó la cara con su manga y calló.

Javier acarició la cara de Fernando, pidiéndole perdón, por si le había hecho sufrir, pero comenzó contando su renuncia al Ejercito, al notar la falta de Fernando en el mismo sitio, su decisión de apartarse de Barcelona, para no verlo, ya que gracias a sus contactos, consiguió la dirección del mismo, quedándose aturdido al saber que vivía en el mismo sitio que su familia. Por eso se fue a California, para conocer mundo y otras personas, diferentes maneras de vivir, comportarse, tener otras vivencias, pero a pesar de ello no había encontrado sosiego, por lo que volvió aquí, para intentar curarse de ése sentimiento, pensando que si lo veía igual se le pasaba. Le resbalaba una lágrima, Fernando le besó la mejilla húmeda.

Hice una señal a Víctor y Luis, tocando el hombro de Jean indiqué la cocina, salimos todos, dejándolos solos, le pregunté a Jean si sentía celos, él respondió que no, contándome que él tenía una persona en Canadá y que estaban casi con el mismo problema. Cambié de tema y comenzamos a preparar la comida, hicimos una tortilla de patata, con cebolla y una generosa ensalada, también preparamos unos platitos con berberechos, mejillones, olivas, anchoas,  patatas fritas y cortezas.

Luis se acercó al salón y volvió, diciendo que habían hecho las paces, nos acercamos todos a la puerta de la cocina mirando hacía el salón y allí estaban, tumbados en el sofá grande, practicándose un 69, desnudos del todo, la ropa por el suelo y se metían sus respectivas vergas en la boca del otro, mientras se acariciaban todo el cuerpo. Javier en ése momento levanto sus piernas ofreciéndole el agujero del culo, Fernando puso sus brazos encima de las piernas y comenzó a chupárselo, mientras en ésa postura le ofrecía su agujero a Javier que empezó a lamerlo, éste se mojó dos dedos y los introdujo en el ano ansiado y los sacó poco a poco y los volvió a introducir, los gemidos de ambos eran sonoros, nosotros nos tocábamos nuestras vergas por encima del pantalón.

Jean me desabrochó y me bajó los pantalones chupándome el culo, separando las nalgas, mordía y chupaba mi agujero, se levantó y se bajó sus pantalones y apuntando su polla, me penetró de golpe, y comenzamos con el compás de salir y meterla fuerte. Luis estaba siendo penetrado por Víctor, casi al mismo ritmo que lo hacíamos nosotros.

En el salón también estaban disfrutando, Fernando estaba follándose a Javier, con saña, salía del todo de su interior y penetraba de nuevo apartándole las nalgas y embistiéndole de nuevo, gemían de placer los dos al igual que yo y Luis, siendo penetrados por Jean y Víctor. Jean me cogió de los hombros y girando mi cara me besó mientras se corría en mi interior, noté la boca de Luis en mi rabo succionándolo y corriéndome en su boca, continuó limpiándome la verga, Jean se apartó de mi interior y agachándose me lamió el semen del culo limpiándolo y me subió el pantalón, me incliné metiéndome la verga de Luis en la boca y casi al instante de apretar los labios, la empujó hasta el fondo corriéndose mientras gemía y Víctor también se corrió al mismo tiempo en el interior del primero.

Chupé la verga de Luis dejándosela limpia y Víctor le chupó el culo dejándolo limpio también, se subieron los pantalones y antes de volver al interior de la cocina, miramos en el salón para llegar a tiempo de verlos correrse uno encima del otro y besarse con pasión.

Nos lavamos las manos y nos refrescamos un poco, volviendo a la cocina para terminar el menú, que estábamos preparando, por el rabillo del ojo vi pasar a los del salón hacía la ducha. Preparamos la mesa del comedor entre todos, y cuando estuvo puesta la mesa, avisamos a los de la ducha, de paso les dije a Jean y a Luis, que iba a la cocina a preparar el postre y que era una sorpresa, que nadie entrara en la cocina, estuve ocupado un buen rato, al final conseguí el efecto deseado y salí cerrando la puerta de la cocina. Todos comimos con bastante apetito, no sobró nada, todos estaban satisfechos por la comida, incluso Fernando y Javier dijeron que si continuaban comiendo así iban a engordar y no pasarían por la puerta. Todos reímos y yo me levanté llevándome todos los platos apilados y los cubiertos, diciéndoles que faltaba el postre.

Salí de la cocina con el pastel de Pascua, dejándoselo delante de Víctor, diciéndole que era su Mona de Pascua, todos estaban asombrados, parecía que se les hacía la boca agua. El pastel no era muy grande, pero estaba cubierto totalmente de chocolate, cerca del borde habían dos huevos de chocolate clavados y entre medio, también clavado, había un plátano recubierto de chocolate y en el extremo superior, en la punta se deslizaba una cantidad de leche condensada, todo tenía la apariencia de un pene con sus huevos de una persona de color, una vez se ha corrido y donde estaba el pubis virutas de chocolate. Todos aplaudieron la inventiva, Víctor estaba sin palabras, se había emocionado.

Agachó la boca y se metió medio plátano de golpe, levantando la cabeza como si estuviera haciendo una felación, volvieron a aplaudir, y Víctor se echó encima de mí besándome. Cuando nos separamos volví a la cocina y fui trayendo los otros postres, que eran dos bolas de helado de vainilla, su plátano clavado en medio, en la punta goteando leche condensada y en el lugar de pubis chocolate desecho, todos me felicitaron y se pusieron a chupar sus plátanos y a comerse los huevos de vainilla helada. Cuando terminamos el postre, retiramos los platos y entre varios fueron a lavarlos, dejando la cocina limpia y volviendo al salón.

Estábamos a punto de reventar, nos pusimos cómodos aflojando algunos el botón superior del pantalón y recostándonos en los sofás, en el grande estaba Jean, en un lado, en el centro Fernando y Javier en el otro lado. En el más corto, nos encontrábamos, Luis en un lado, yo en el opuesto y en el centro Víctor, éste tenía su mano encima de mi muslo, acariciándolo y Luis había colocado una pierna encima de la pierna de Víctor.

Javier se levantó y acercándose al mueble sacó, un doble juego de cartas, nos dijo que nos sentáramos en la mesa y jugaríamos un rato al Remigio. El que sacara la carta más alta, tenía que decir una cosa que el perdedor, el que tenía más puntos, lo tenía que hacer y el ganador de la partida, a quien se lo tenía que hacer. Explicaron las bases del juego que son sencillas y comenzamos a jugar. La carta más alta le tocó a Fernando, éste dijo que el perdedor tendría que desnudarse y desnudar al ganador, comenzó la partida, ganándola Víctor, éste dijo, que el perdedor también desnudaría a Jean, perdió Luis. Éste se levantó desnudándose del todo, se acercó a Jean comenzó a desnudarlo, quedándose los dos completamente desnudos. Luis ya no jugaba, me tocó la carta más alta a mí, dije el perdedor se quitaría toda la ropa de cintura para abajo, comenzó la partida y ésta vez, ganó Jean y dijo que el perdedor también se desnudaría de cintura para abajo, contamos las cartas y perdió Fernando, pero como Jean ya está desnudo, el perdedor se desnudaría del todo, quedando fuera de la siguiente partida.

Continuamos con las partidas y al final quedamos Víctor, Javier y yo, ésta vez perdí y tuve que desnudar a Javier de una manera erótica, todos aplaudían, dejamos las cartas y nos echamos en los sofás, como estábamos al principio, el único vestido era Víctor, pero pronto su ropa se unió a la nuestra encima de la silla, se inclinó encima mío y agarrando mi verga se la comió de golpe, Luis en el otro lado, también se inclinó comiéndole el rabo al del medio, yo acompasaba con la mano la cabeza del joven mientras las piernas me temblaban de placer, parecía que yo era el plátano del postre, agachó más la cabeza chupándome los huevos, mientras acariciaba mi rabo.

Miré hacia el otro sofá y estaba Javier tumbado y Fernando encima practicando un 69, mientras detrás de éste estaba Jean comiéndole el culo, metiéndole uno y después dos dedos, dilatando ése culo, casi virgen, las piernas de Javier estaban levantadas, así también le comía el delicioso culo, metiéndole la lengua hasta donde podía, introduciéndole los dedos después, siguiendo chupando la verga de Javier

Luis se puso de pie en el sofá delante mío, ofreciéndome su polla, me la puse en la boca y acariciándole los huevos, él empujaba bien adentro, Víctor se colocó detrás de él chupándole el culo, separando sus nalgas y sorbiendo, abriendo ése sabroso ano, me deslicé un poco hacia abajo lamiendo sus huevos, mientras masturbaba su verga.

Se fue agachando y cogiendo mi rabo se introdujo la punta y dejándose caer me introduje en su interior, sus manos me agarraban los hombros, comenzó a subir y bajar, dándome un profundo placer y Víctor me subió las piernas, cogiéndolas por los tobillos separándolas me penetró de un sólo empujón, comenzando el movimiento de follar mi trasero, mientras encima,  me cabalgaba Luis, estaba en la gloria masturbando a Luis le hice correrse encima mío, éste pasando su mano por mi pecho recogía su semen lamiéndolo y pasándolo a mi boca, yo también me corrí en su interior y Víctor en el mío, se dejaron caer los dos encima mío, estaban exhaustos igual que yo. Víctor se retiró de mi interior y Luis se levantó, poniéndose delante mío y Víctor detrás, el primero comenzó a lamer mi culo con el semen de su amigo y éste limpiaba con su boca mi corrida del culo de Luis, cuando acabaron se echaron encima de mi pecho lamiendo los restos del semen de Luis, a continuación unimos nuestras bocas saboreando todo el semen derramado y pasándolo de una boca a la otra, cuando estábamos saciados nos sentamos, mirando hacia el otro sofá.

Jean estaba de pie encima del sofá, su verga estaba en la boca de Fernando, chupándola con frenesí, con los pies en el suelo y el torso encorvado hacía Jean, mientras era penetrado por Javier, éste detrás de él, empujando su polla en el interior, con fuerza entraba y salía del interior como si fuera lo último que iba a hacer, en ésta vida, soltó un grito corriéndose dentro, al tiempo que su hermano gemelo descargaba su leche en la boca de Fernando, que tragaba con dificultad, pero no dejó nada, limpiando la verga de Jean, éste se colocó detrás limpiando la corrida de su hermano, Javier se colocó delante de Fernando chupando su hermosa verga hasta conseguir que éste se corriera en su boca, al igual que su hermano lo había hecho en su boca, siguió y siguió chupando hasta dejarla bien limpia. Se sentaron agotados y nos miramos todos riendo, yo dije, que no hacía falta el número del juego de cartas, porque abríamos acabado igual, asintieron.

Fuimos a ducharnos en grupos, yo me metí con Jean  y Fernando, cuando estábamos en la ducha, Jean me cogió las manos  poniéndome de cara la pared, sujetándome las manos, me separó las piernas, diciéndome que me tenía ganas, que me follaría hasta reventar, por haberlo penetrado el otro día sin su permiso, yo dije que no me corrí en su interior y él sí lo había hecho dentro mío. Mientras me susurraba con ésa voz con acento francés, que ¡era un puto! Que lo calentaba al no llevar ropa interior, marcando toda la mercancía y mordiéndome el lóbulo de la oreja.

Apuntó su sable y me penetró, mientras Fernando me comía la boca, sobando todo mi cuerpo, la polla de Jean entraba y salía con furia, casi el dolor era placer al mismo tiempo, por encima de mi hombro le daba saliva a Fernando, que éste me pasaba a mí boca y con algunos empujones más, se volvió a correr dentro mío, yo me masturbé al igual que Fernando y nos corrimos de nuevo, nos besamos los tres. Jean me dijo luego, que desde el principio le había gustado mucho, pero que no había podido follarme, como él quería, hasta ahora y con sumo placer, diciendo alguna guarrada y como si fuera una violación.

Al salir, volvió a confesarme, que llevando los tejanos tan ajustados y al no llevar ropa interior, cuando voy andando, se nota la forma de la polla y los huevos, moviéndose al mismo tiempo que mis piernas y es todo un espectáculo, ése desenfado mío lo ponía a mil, con mi cintura y culo estrecho, marcándose mi espalda bastante más ancha, debido a la natación. Me pidió perdón, por si me había hecho daño, le aseguré que algo había dolido, pero el placer fue mayor, le di un morreo, dándole las gracias, salimos y nos vestimos.

Nos reunimos todos en el salón y en ése momento llegaron Chema con Peer, saludando a todos, yo respondí que como estaba toda la familia, era hora de irme, el danés se ofreció a llevarme en su coche, le dije que no era necesario, pero él insistió, nos despedimos de todos, Fernando y Luis también se levantaron para irse a su casa,  y salimos.

Me subí al coche de Peer y partimos, le pregunté, como lo habían pasado, él y José María, a lo que respondió, que de fábula, que habían hablado de todos e incluso de mí, lo cual me sorprendió un poco,  le pregunté sobre lo comentado de mi persona, a lo que dijo, que todo era bueno, que tanto él como Chema estaban convencidos que para mi edad, sabía resolver bastantes situaciones y que debería haber estado con ellos en su casa, que habríamos disfrutado mucho, yo asentí, diciendo que también habíamos disfrutado de lo lindo, le expliqué alguna de las cosas, que habían pasado en el ático, riéndonos un rato, estiró el brazo cogiéndome la mano y poniéndola encima del pantalón, sobre su abultada verga, que se había excitado, con mi relato de éstos días, apreté mi mano sobre el pantalón frotando su endurecido pene, entonces me di cuenta que íbamos en otra dirección.

Estábamos subiendo hacia la montaña de Collserola, y tomando un caminito, paró el motor del coche, me agaché desabrochándole el pantalón y sacando su verga fuera, metiéndola en mi boca y succionando, lamiendo de arriba abajo, su mano apoyada en mi cabeza me indicaba el ritmo, yo con mi otra mano, me desabroché el vaquero, sacándome mi polla fuera y deslizando un poco mis tejanos hacía abajo, que fueron a parar a mis tobillos.

Peer estiró su brazo y cogió mi verga, apretándola y subiendo y bajando su mano me masturbaba, se mojó dos dedos y me los introdujo en el ano, moviéndolos en círculo. Me separó la cabeza de su falo, se quitó la ropa y los pantalones, yo hice lo mismo, quedándonos los dos desnudos, entonces Peer se echó encima mío y se tragó mi verga llegándole hasta el fondo, apretando sus labios subía y bajaba, haciendo un mamada sublime, le aparté la cabeza, diciéndole que no quería correrme todavía, el paró y estirando el brazo tocó una palanca echando mi asiento hacía atrás del todo.

Sacó de debajo de su asiento una toalla de playa y la puso donde yo estaba sentado y se colocó delante mío separándome las piernas, me fue metiendo su gorda y larga verga, entrando como un guante, sin dolor, pero rozando las paredes, al tiempo acercó su boca y con su lengua delineó mis labios, y atacó con fiereza su lengua contra la mía al tiempo que empujaba su polla una y otra vez, entrando y saliendo, saboreábamos nuestras lenguas, era la guerra, estaba acelerando el ritmo y con un largo suspiro se corrió, soltando su leche en mi interior, notaba los espasmos de la verga descargando todas ésas semillas, siguió entrando y saliendo hasta que se aflojó un poco, saliendo del todo, agachándose y chupándome el culo hasta dejarlo como el de un bebé.

Con su semen en la boca, se puso a chupar mi rabo, con esa maravilla de lubricante, me daba un placer enorme, le avisé que estaba a punto y el apretó sus labios haciendo que me descargara dentro de su boca, tragándose todo el semen que salía de mi verga y siguió chupando dejándola como antes el culo, limpio.

Nos secamos un poco con la toalla y nos dimos un largo beso, nos vestimos y volvimos a la carretera, seguimos hablando de todo un poco, y le pregunté, si no había tenido bastante con Chema, él dijo que sí, pero que el relato lo había excitado demasiado y quería follarme, desde el primer día, pero se había dedicado a Chema, y les iba muy bien a los dos, parecían compenetrados, yo era una bonita distracción, como lo fui para Chema en su casa. Chema se lo había contado, la noche que tuve con él y su hermano Víctor.

Cuando bajé del coche, nos despedimos, ¡hasta pronto!

Agradezco a Marino, Albany y Jadoy, su apoyo y críticas. Gracias.