Amigos y mas amigos viii

Toqué a Víctor, pasándole el aceite y señalando la espalda de su hermano, se sentó a horcajadas sobre el cuerpo de su hermano y comenzó a frotarse las manos con aceite y a ponérselo, por los hombros, siguió bajando hasta la cintura, cogió de nuevo más aceite y comenzó a pasarle las manos por el culo, preguntándole donde le habían hecho esos tatuajes, a lo que él respondió que en San Francisco, al oírlo me incorporé

AMIGOS Y MAS AMIGOS VIII

Estamos a Sábado Santo, me desperté temprano, como siempre, me deslicé de la cama donde dormía plácidamente Víctor, fui al baño después de hacer mis necesidades me metí debajo de la ducha. Al salir, con la toalla enrollada en la cintura, fui directo a la cocina, para preparar nuestro desayuno y el corazón me dio un vuelco, cuando vi un hombre de espaldas a mí, desayunando.

Dije ¡buenos días! ¡No esperábamos a nadie!, el personaje se levantó de su silla y acercándose me ofreció la mano, diciéndome, que se llama Francisco Javier y soy el hermano que no suele estar nunca, le estreché la mano, preguntándole ¿a qué hora había llegado, porque no lo habíamos oído? Él contestó que alrededor de las 2 de la madrugada, que nos había visto durmiendo, ya que no cerramos la puerta del cuarto, y vio que su hermano mayor no estaba en su habitación, decidió no molestarnos.

Me extrañó que no hiciera comentario alguno, por estar durmiendo en la misma cama con Víctor, me puse manos a la obra para preparar nuestro desayuno, le dije que mi nombre era Jorge y era el tutor del joven, durante estas fiesta de Semana Santa y le comuniqué, que José María estaba de viaje en Venecia, él sonrió y me pregunto, si había ido sólo, a lo que le contesté, que no. ¡Ya era hora, que saliera de su cascarón! Soltó riendo ¡me alegro, por él, espero que valga la pena!

Puse las tostadas, con mermelada y queso encima de la mesa, preguntándole, si le apetecía haría más, cogió una e iba a sacar el queso y dije, pruébalo junto, a tus hermanos les ha gustado mucho, así lo hizo, afirmando que verdaderamente estaba delicioso, se lo agradecí, a continuación fui a despertar a Víctor, diciéndole que su hermano, estaba allí, él contestó ¿Ya ha vuelto, tan rápido? Dije, tu otro hermano vino de madrugada. Se levantó de golpe y salió disparado hacia el salón y al no verlo fue a la cocina tirándose encima de su hermano, dándole besos y abrazos. Al instante dijo, ahora vengo, voy al baño, saliendo disparado, unos veinte minutos después estaba sentado desayunando con nosotros y mirando a su hermano con idolatría.

Una vez terminado, Víctor, me ayudó a recoger y lavar lo que habíamos usado para el desayuno, mientras Francisco Javier, se metió en la ducha y al rato, salió sentándose en el sofá, llevaba unos pantalones muy cortos y una camiseta, parecía estar bastante más moreno que nosotros, pero Víctor, no paraba de charlar, explicándole todo lo que habíamos hecho estos últimos días, no mencionó la parte sexual, pero por las miradas del hermano, sabía lo que había pasado. Comentó que la casa estaba muy cambiada, ya que hacía dos años que no volvía aquí, dio una vuelta y se extrañó por unas fotos enormes, una cerca de la entrada y otras en la cabecera de la cama de José María, eran en blanco y negro, correspondían a un muchacho muy atractivo en diferentes posiciones de patinaje sobre hielo. La más impactante era la de la entrada, la postura saltando en el aire, con las piernas abiertas y medio cuerpo hacia delante y los brazos estirados casi tocando las puntas de los patines, con su hermosa cara mirando al frente, como desafiando, eran impresionantes todas, en esta había una dedicatoria en un rincón y ponía: Pour la famille. Jean.

Francisco Javier, estaba blanco, como el papel, se dio media vuelta, poniéndose al lado de la foto, preguntándome, si encontraba algún parecido, yo contesté que un poco, pero su barba y bigote bien arreglado, difería un poco de la foto, se dirigió al baño y se afeitó, dejando toda su cara sin pelos, volvió a colocarse al lado y yo di un respingo, también Víctor, que dijo ¡eres tú! ¡Él se te parece mucho! Volvimos al salón, me preguntó si tenía el teléfono del hotel donde estaba su hermano, le dije, que no que llamaría hoy sobre la una del mediodía. Se calmó un poco, le pregunté, si temía algo, contestándome, que no, pero era necesario hablar con Chema.

Dije, que hoy por la mañana no saldríamos, a la espera de la llamada, que podíamos tomar un poco el sol, Víctor preparó las tumbonas y se estiró en la del medio, dejándonos la de los extremos a su hermano y a mí la otra, nos estiramos, yo me fui poniendo, un poco de aceite solar y le pasé al chaval, para que hiciera lo mismo, cuando terminó se lo pasó a su hermano, éste también se untó el cuerpo con el mismo, menudo cuerpo, tan rotundo y poderoso, no estaba obeso, al contrario, era delgado pero muy fibroso y una musculatura envidiable, el culito respingón. Estábamos los tres desnudos, callados, oyendo nuestras respiraciones, y algún suspiro del mayor, giré mi cara y le pregunté ¿qué edad tienes? A lo que él contestó que tenía 25 años, que desde muy joven, había entrado en la Academia Militar y hacía un año, lo había dejado, porque ya no le atraía, éste último año, había viajado por California y había vuelto, para montar un gimnasio o algo parecido, tenía que hablarlo con su hermano mayor, se volvió a quedar callado, suspiró y se dio la vuelta, en ese momento noté que él estaba empalmado, se puso boca abajo.

Toqué a Víctor, pasándole el aceite y señalando la espalda de su hermano, se sentó a horcajadas sobre el cuerpo de su hermano y comenzó a frotarse las manos con aceite y a ponérselo, por los hombros, siguió bajando hasta la cintura, cogió de nuevo más aceite y comenzó a pasarle las manos por el culo, preguntándole donde le habían hecho esos tatuajes, a lo que él respondió que en San Francisco, al oírlo me incorporé un poco, para ver los tatuajes que había dicho Víctor y me sorprendió el tipo de tatuaje, uno empezaba en el hombro derecho y eran como cuatro desgarros en la piel, deslizándose unos 10 centímetros hacia abajo, el otro salía del interior de la raja de su culo y también eran cuatro desgarros de 10 centímetros en su nalga izquierda, me levanté para verlos mejor desde arriba, y me parecieron increíbles, parecían como si un demonio le hubiera marcado a fuego mientras lo penetraba.

Víctor continuó poniéndole aceite, ya estaba en las piernas y yo le insté a que le untara la raja del culo y los huevos, él no dijo nada, solamente cuando le tocaba los testículos levantó un poco el culo y Víctor cogió el rabo y lo puso hacia abajo, dándole masajes, agachó la cabeza e introdujo su lengua en el botón rosado del culo respingón, de su hermano, yo me senté en la hamaca de al lado observándolos, me estaba empalmando y el joven también, fue introduciendo un dedo dentro del culo masajeándolo y posteriormente dos, siguió con su entrada y salida, Francisco Javier, gemía, estiró un brazo empujando la cabeza del chaval, para que entrara más adentro y estirando el otro hacia mí conminándome para acercarme, me agaché y comencé a besarlo. Nos comíamos la boca sin poder respirar, el ansia que traía, se notaba que estaba  muy excitado, le acariciaba la cara y con la otra mano toda la espalda, llegando a sus nalgas, sobándolas, su hermano se incorporó y metió su verga de golpe, se quedó parado, luego prosiguió entrando y saliendo de ése fabuloso culo, me levanté y cogió mi polla y se la puso en la boca, comenzando a chupar con ganas, me sorbía hasta los sesos, el placer era inmenso, Víctor dijo que iba a terminar, salió del culo y soltó todo el semen en la espalda de su hermano, llegando hasta los hombros, soltando todo el semen que tenía dentro. Al mismo tiempo, avisé que me corría y quise salir de su boca, pero me agarró por el culo y solté toda mi leche en el interior de su boca, que él fue engullendo golosamente, me lamió hasta dejarme limpio, entonces Víctor y yo empezamos a lamer todo el semen de la espalda. Entonces le di la vuelta y agachándome, engullí su poderosa verga, que estaba a punto de estallar, el chaval se agachó entre las piernas y comenzó a chupar los huevos y estirarlos hacia abajo, mientras yo seguía absorbiendo arriba y abajo su rabo, él me empujaba la cabeza, para tragar más, casi me ahogo, pero no me detuve y al final resoplando como un toro, se corrió en mi boca, obligándome a tragarme todo el semen, no me molestó en absoluto, me relamí y deje su verga totalmente limpia, Víctor subió y comenzó a besarlo y yo me uní a ellos, nos levantamos y nos dimos una ducha, yo salí primero, me pareció que el teléfono sonaba, me puse una toalla alrededor mientras salía, descolgué el auricular y contesté, ¡si diga!.

Una voz con acento extranjero, preguntó por el Sr. José María, le comenté que estaba de viaje, pero si quería dejarle algún mensaje, me llamaría a las 13 horas, insistió en que tomara nota del número de su teléfono y le avisara de que había llamado Jean, si podía ponerse en contacto con él, le dije que le daría el recado, nos despedimos y colgué el aparato. Me quedé pensativo, entonces salieron del cuarto de baño, Francisco Javier y Víctor, empujándose y riendo. Me miraron a la cara y preguntaron qué había pasado y les dije quien había llamado, se quedaron callados.

Insistí que fueran a comprar un pollo a asado y freiríamos patatas, para comer. No quería tenerlos allí cuando llamara Chema, se fueron y casi puntualmente a las 13 horas sonó el teléfono, se oía bastante mal, pero pude hablar con él contándole lo de su hermano, que había vuelto y lo del parecido con las fotos. Se quedó un momento silencioso, a continuación me pidió el número de teléfono de Jean, se lo di, y dijo que volvería a llamarme, que cogiera yo el aparato, que con su hermano hablaría en otro momento, me indicó que en su habitación dentro del armario hay una caja de cartón, con una etiqueta que pone ARCHIVOS, que la cogiera y se la mostrara a Francisco Javier, no había problema en que nosotros viéramos también su contenido y colgó.

Volvieron con el pollo y se metieron en la cocina, yo iba camino de la misma, cuando sonó el teléfono de nuevo, lo descolgué y Chema me dijo, que Jean estaba en Barcelona, que posiblemente pasaría por la casa, él y Peer habían cambiado los billetes y volverían el domingo, le pedí el número de su hotel y el horario de salida del avión, lo apunté todo y colgamos. Fui a la cocina, ellos me miraron y les dije, que primero comer y luego, les explicaría todo, se molestaron un poco, pero no me sonsacaron nada y  al terminar la comida, después de limpiar la cocina, se sentaron en el sofá y yo fui a la habitación de Chema a coger la caja.

Puse la caja delante de Francisco Javier, coloqué la mano encima y comencé a explicarles las llamadas, omitiendo, como me había dicho Chema, que Jean seguramente pasaría por su casa. Aparté la mano y el mayor fue sacando sobres de varios tamaños, en todos habían fechas escritas, las primeras eran más actuales y las de debajo mucho más antiguas, las giró boca abajo, quedando las antiguas en la parte superior, en el fondo, había un sobre muy grande y unas libretas escritas a lápiz.

Cogió el sobre grande y metiendo la mano, sacó unas hojas, eran certificados de nacimiento, de boda y adopción, miraron los nacimientos, estaban los de José María, Francisco Javier, Juan José y finalmente el de Víctor. Pasaron al certificado de adopción y vieron que Juan José fue adoptado, por un matrimonio extranjero.

Les dije, que no sacaran conclusiones precipitadas, que tenían que ver las libretas y luego las fotos, me levanté y fui a la cocina a preparar café, por lo menos para Francisco Javier y para mí, le traje a Víctor, un refresco de cola, estaba pálido al igual que su hermano, éste leía en voz alta el contenido de las libretas. Había cogido la más antigua:

Estas palabras me rompen el corazón, hoy entregamos a uno de los mellizos idénticos en adopción, tanto yo como padre estamos deshechos, pero no había otra opción.

Tenemos al José María que tiene ya 5 añitos y de golpe, vienen dos bebes, nosotros estamos trabajando todo el día en las faenas que nos salen, a padre casi ni lo veo, de las horas que pasa trabajando fuera y yo lavando y planchando ropa para poder comer, porque el dinero se va volando.

Como venían dos bebes tuve que ir a un hospital, allí me pusieron en una habitación con muchas camas, en ellas habían mujeres embarazadas, pero no todas, en la cama de al lado, se encontraba una mujer, que parecía extranjera, porque tiene el pelo bastante rubio y su marido está constantemente a su lado, se la ve sufrir un montón.

Por una monja nos enteramos que la pobre mujer, estaba embarazada, pero el parto se adelantó, por unos dolores que tenía, su bebé nació muerto y sobretodo, que no podría tener más hijos, porque le tuvieron que vaciar la parte inferior o corría peligro su vida.

Cuando le conté a padre, la situación de ésa pobre mujer y su marido, se les veía muy unidos, él no se apartaba de su lado. Cuando vino el médico, nos explicó, que a la mujer le faltaban tres meses para dar a luz, pero debido a los dolores que tenía, tuvieron que adelantar el parto y descubrieron un bulto, en su interior, que aprisionaba al bebé que llevaba, no tuvieron opción que vaciarla toda.

Me trajeron a los dos bebes, mientras uno lloraba el otro estaba muy tranquilo, la pobre señora miraba a los dos pequeños con mucha ternura, le pregunté si quería sostener a uno, ella no me entendió pero su marido, se lo tradujo y se le iluminaron los ojos, le cedí el bebé tranquilo, y cogiéndolo con suavidad, lo acunaba, siseando una canción, el bebé abrió los ojos riendo, a ella y al marido se les caían unas enormes lágrimas. Cuando llegó padre, le explique, lo ocurrido y estuvimos hablando, de cómo íbamos a sustentar a tres niños y nosotros dos, yendo de un lado a otro buscando trabajos.

Hablamos con el médico y dijo, que podía hacer que viniera un notario, para hacer los papeles de la adopción, pero que antes tendría que hablar con el otro matrimonio, le dijimos el motivo de nuestra decisión, él comprendió y dijo, que parecían buena gente. Se fue a hablar con ellos, les hablaba en su idioma, solo veíamos que de vez en cuando asentían, cuando terminaron de hablar, se acercó a nosotros y confirmo, que aceptaban la adopción, lo único que él había añadido, era que nos dieran su dirección y cuando estuviéramos en algún lugar estable, que nos enviaran noticias del pequeño y cuando fuera algo mayor que aprendiera castellano, por si algún día decidía conocerlos.

Quedó acordado, vino el notario y firmamos todos los papeles, y Juan José, pasó a ser su hijo. Nos separamos del pequeñín entre sollozos, pero creo que fue la decisión más dolorosa, pero acertada. Pasados unos días, nos dieron el alta y nos separamos definitivamente con todo el dolor del corazón.

Después de leer, estas primeras hojas, las otras libretas eran, sobre el resto de nosotros y la lucha por sobrellevar las penurias de los primeros años y los posteriores, que fueron algo mejores. Tanto Francisco Javier, como Víctor les resbalaban lágrimas de los ojos, me acerqué a ellos abrazándolos a ambos, intentaba consolarlos un poco.

Fueron sacando de algunos sobres fotos, casi todas en blanco y negro, en casi todas se veía un niño, que iba creciendo al paso de los sobres de diferentes años, hasta algunas que se veía haciendo gimnasia en aparatos debía tener entonces  unos 15 o 16 años, parecían de competiciones, por la cantidad de gente en las gradas, también habían recortes de diarios, con su foto, alabando la fuerza y juventud de la joven promesa de la gimnastica, estaban sacados de publicaciones de Quebec (Canadá).

Fueron pasando las fotos más rápido, llegando a un recorte, que describía el atroz accidente de coche, que había sufrido, junto a sus padres, los cuales fallecieron en dicho accidente y se truncó su carrera deportiva, debido a una lesión, debido al accidente. Fotos después, se le veía patinando sobre hielo, estas se repetían en los últimos años y había una foto en blanco y negro dedicada, que ponía: Pour la famille. Jean. Era la misma del cuadro, pero en tamaño normal, la duda era la dedicatoria.

Colocamos todo dentro de la caja y la cerramos, la dejó en el suelo, se limpiaron la cara, debido a las lágrimas. Se abrazaron los dos hermanos y entonces solté la bomba, diciéndoles que su hermano José María llegaría el domingo, pero que Juan José seguramente pasaría por la casa para conocerlos. Se separaron de golpe, mirándome, me dijeron que si estaba loco, yo les comunique la decisión de su hermano mayor, que había hablado con Jean, que estaba aquí en Barcelona, por eso adelantaba su regreso.

Llevé las tazas de café y del refresco a la cocina, los lavé, dejándolos solos un rato, para que se fueran acostumbrando a la idea de ver a su hermano desconocido, durante tantos años. Volví al salón y estaban sentados hablando, de cómo sería, de que hablarían, a lo que yo les dije, que no se preocuparan que todo se desarrollaría bien siendo nosotros mismos, les avisé que iría yo a abrir la puerta, como si fuera la chacha, se rieron los dos, estaban nerviosos, los calmé, puse un poco de música ya que en la tele seguían con las pelis de mártires.

Pasó casi media hora y sonó el timbre de la portería, me acerqué y pulsé para abrir, me quedé cerca de la puerta de entrada, al oír que se abrían y cerraban las puertas del ascensor, abrí la puerta. Dejé que entrara, me presenté, dándole la mano, parecía nervioso, le puse la mano en el hombro y le dije que fuera natural, que no había motivo para estar alterado, giró su linda cara, sonriéndome y dándome las gracias, nos acercamos al salón y...

No os quedéis parados, por lo menos daos la mano, sino un abrazo, que menos, ya que todos estáis nerviosos, Jean acercó su mano a su mellizo, éste reaccionó y cogiéndole la mano, lo acercó a él abrazándole y dándole un beso en la mejilla, lo mismo hizo Víctor, yo le dije, que se quitara la chaqueta y se pusiera cómodo, me pasó la prenda y la colgué en el respaldo de una silla. Se sentaron en el sofá, todos tenían los ojos lacrimosos.

Me senté al lado de Jean, le pregunté si estaba de vacaciones o por deporte, ya que en España patinar sobre hielo, no habían equipos, ni femeninos y aún menos masculinos. Él contestó que venía para quedarse unos días, tenía que pensar en su futuro, ya que al quedarse sin padres, no tenía apego al resto de la familia y barajaba la posibilidad de quedarse en Barcelona, pero tenía que reflexionar. Francisco Javier le preguntó dónde tenía sus cosas, a lo que él respondió, que había tomado una habitación en el Hotel Majestic, entonces yo sugerí, que podría quedarse con nosotros en la casa, ya que al día siguiente, volvía José María, él estaba dubitativo, pero Francisco Javier, se levantó y le preguntó si llevaba mucho equipaje, el respondió que sólo una bolsa de viaje, como las de deporte, entonces dijo ¡vamos a tu hotel a recogerlo!, se levantaron y después de vestirse algo más decente, salieron de la casa.

Volvieron al cabo de una hora aproximadamente, mientras, Víctor me acribillaba a preguntas, que yo intentaba responder, por lo que yo sabía, diciéndole que sólo Chema tenía las respuestas a todo, se quedó más tranquilo y me preguntó dónde iba a dormir Jean, yo dije que lo más lógico, sería que durmiera en la cama de Chema, al día siguiente, ya veríamos como se organizaba todo, asintió y oímos la puerta que se abría, ya estaban de vuelta. Dejaron la bolsa en la habitación de Chema, le sugerí que se pusiera ropa más cómoda, se cambió mientras su mellizo lo observaba, sin quererlo se le estaba poniendo la verga morcillona, sólo viéndole.

Guiñándole el ojo a Víctor, les dije, vamos a cenar por ahí, ¡iremos Al Portalón! A Víctor y a mí nos gusta bastante, es a base de bocatas, aunque se come de pie, a veces está muy lleno, depende de la hora, dijeron que no había problema, lo soltaron al mismo tiempo, se miraron y se echaron a reír, Francisco Javier le pasó el brazo por los hombros acercándole a él. Llegamos y había gente, pero no estaba a tope, cogimos un tonel, para usar como mesa y nos colocamos alrededor, pasé nota de los bocatas y pedí Champaña espumoso rosado y cuatro copas, cuando comenzamos con el segundo bocata,  pedí otra botella igual a la anterior, visto y no visto, voló rápidamente, pagué y salimos, los hermanos mellizos y Víctor estaban un poco achispados, pero la tensión de la tarde había desaparecido, parecían conocerse de toda la vida, me pareció genial.

Al llegar a casa, Víctor se fue a su cuarto, me quedé un rato con Jean y Francisco Javier, les dije que si querían hablar, que se acostaran en la cama de José María, se fueron a ésa habitación, olvidándose de cerrar la puerta, fueron por turnos al baño y se metieron desnudos en la cama y se abrazaron, llorando, todas las emociones de ambos salieron a flor de piel.

Habían empezado abrazándose, pero las manos recorrían sus cuerpos, juntaron sus labios en un prolongado beso, se lamieron mutuamente los labios, metiendo sus lenguas en el interior de la boca del otro, saboreándose, bajaron la ropa de la cama hasta los pies de la misma, ahora se los veía duros, frotando sus vergas entre sí. Jean bajo su mano y colocó la suya entre las piernas de su hermano y moviéndose como si lo estuviera penetrando, al tiempo, se mojó los dedos de una mano y metiéndola por el culo a su mellizo, que gemía moviendo sus caderas, éste también le introdujo un dedo húmedo en al culo a Jean, eran una estampa muy erótica, yo que los miraba desde  un lado de la puerta, vi que Víctor estaba en el otro lado de la misma, nos miramos sonriendo y seguimos mirando.

En ése momento Jean le había levantado las piernas a su hermano, colocándoselas en los hombros y apuntando su verga lo penetró de golpe, mientras le mordisqueaba la boca con furia, las embestidas eran brutales, sus huevos golpeaban el culo con fuerza, la sacaba fuera y volvía a meterla con impulso, los dos jadeaban, estaban sudando, pero no perdían el ritmo, Jean puso las manos en los tobillos de su hermano separándole las piernas en forma de V, así el culo, permanece más cerrado y aún les daba más placer, siguieron un rato hasta que Jean gritó ¡ me corro, me corro! Arqueando todo el cuerpo, poniéndolo en tensión y descargándose dentro de su hermano, que no pudo aguantar y se corrió, sin tocarse, salpicándose todo el pecho, abdomen, llegándole hasta la cara, Jean siguió chupando la boca y bajando lamió el semen que podía capturar, salió del interior y agachándose se comió todo el semen que se encontraba encima del pecho, limpiando todos los rincones de su hermano, se tumbó a su lado y volvieron a besarse, ésta vez con más calma.

Nosotros nos metimos en el cuarto de Víctor y tumbándonos, mientras nos devorábamos la boca nos masturbábamos mutuamente, terminando corriéndonos encima de nuestros cuerpos, cuando estábamos más calmados bajé sobre el joven chupándole el semen mezclado sobre su cuerpo, luego él hizo lo mismo, una vez saciados, nos tapamos con las sábanas y cerrando la luz, nos pusimos a dormir, noté que la luz del cuarto de Chema estaba encendida, oyéndose cuchicheos, debían estar contándose cosas los mellizos, con ése sonido me quedé dormido. Pensando que al día siguiente volvía Chema, a ver que nos depara el domingo, ya veremos....

Gracias por el apoyo, que he recibido, tanto como en mensajes y comentarios.