Amigos y mas amigos vii

Tomamos unos bocatas y bebimos una botella de champan espumoso rosado, como la vez anterior, al salir nos fuimos andando por el paseo en dirección a la playa y los chiringuitos, pero continuamos y entramos en Los Baños San Sebastián, era un recinto con diferentes zonas, la familiar, con su piscina que no cubría mucho y ocupada por familias con niños

AMIGOS Y MAS AMIGOS VII

Estamos en la última semana de Marzo, y yo he tenido los exámenes trimestrales y dos días después, tenía las notas, aprobé todo aunque Física y Química fue por los pelos, las demás asignaturas con notables. Así que como estaba la Semana Santa próxima, deduje que podría ir algún sitio. Pero mi madre dijo, que tenía que mejorar ésa asignatura y que me quedaba aquí, mientras ellos se iban a un hotel en Rosas (Gerona), ya estaba fastidiado, aunque me reconfortó que me dijera que si hacía buen tiempo, podía ir a la playa, pero por supuesto tenía que estudiar.

Tres días antes de las Fiestas, sonó el teléfono, era Chema, diciéndome que estaba invitado a pasar ésas fechas con Peer y se iban al extranjero,  que no había nadie para quedarse con Víctor, le pregunté pos los vecinos del sobreático, a lo que me comentó, que se iban a la torre con sus padres y no estarían. Le dije como estaba la situación y dijo, que podía estudiar en su casa, dejé el teléfono descolgado y hablé con mis padres, contándoles, que tenía que hacer de tutor y así podría también estudiar, ellos accedieron, volví al aparato y le dije, que sí y a qué hora quería que fuera. Él dijo, que fuera el Jueves Santo, a media mañana, porque él se iba sobre las 12 o 12,30 horas, que lo pasaban a recoger, entonces quedamos en vernos ése día.

Llegué temprano, a eso de Las 11,30, me recibieron los dos con unos besos, que ya eran una rutina, Chema me contó, que iban a ir a Venecia y le comenté, que parecerían un viaje de luna de miel, él se rio a carcajada limpia. Luego me dijo, que la nevera estaba llena de todo, pero si queríamos comer fuera, dejaba dinero en el mismo sitio que la vez anterior, le pregunté si había inconveniente en que fuéramos a la playa, no puso objeción alguna.

A las 12 h. en punto vino Peer a buscarlo, llamó al timbre de la portería, Chema contestó y cogiendo una bolsa de viaje, se despidió de nosotros y se fue. Miré a Víctor y éste se encogió de hombros, se fue al salón, se sentó, yo ocupé el otro sofá, le pregunté cómo le había ido en el cole, a lo que respondió, desde que volvía a bajar Luis y hacían los deberes juntos, se compenetraban muy bien y a los dos les habían aprobado todas las asignaturas.

Parecía encerrado en sí mismo, le volví a preguntar, si le pasaba algo, respondiendo que siempre lo dejaban solo, a lo que yo contesté ¡vale, y yo soy un mueble!, se echó a reír. Le estuve explicando, que su hermano mayor, parecía que había encontrado a una persona, que no solo buscaba sexo, sino algo más y después de tantos años dedicándose a sus hermanos, que merecía un poco de relajo, él pareció entender mi punto de vista y asintió, diciendo ¡que se estaba comportando muy egoístamente! Después de todo el sacrificio que había hecho, bien se merecía salir con alguien que lo cuidara a él, yo asentí, viendo que lo había captado.

Cosa rara, normalmente en Semana Santa, casi siempre llueve, pero está haciendo muy buen tiempo, hay sol y no quema demasiado, insistí y pregunté si quería hacer algo especial. Él contestó que le tenía que enseñar más cosas, sobre las personas, como reconocerlos, saber que buscaban o querían. Le sugerí que éstas enseñanzas, también servía para conocer a las chicas, aunque éstas suelen ser bastante más egoístas que los chicos, pero que todo servía para conocerse uno mismo y con el tiempo, lo que hacíamos ahora, podía ser olvidado y compartir la vida con una mujer, que eso no afectaba en nada. Escuchaba todo con mucho interés, lo absorbía todo, era como una esponja.

Le dije ¡saca los libros de mi macuto y pon una toalla dentro! ¡Ponte el bañador, debajo del pantalón!, se fue a su habitación sin decir nada y lo preparó todo como yo le había dicho, yo también fui al cuarto y sacándome los pantalones, me puse mi bañador Speedo de competición, volviendo a colocarme los pantalones. Fui a la cómoda del cuarto de Chema, cogí algo del dinero, que nos había dejado. Cogí las llaves del piso y salimos a la calle, ya empezaba a ser la hora de comer algo, le pregunté mirándole a la cara ¿El Portalón?, sonriendo, dijo que sí, y nos dirigimos hacia allí.

Tomamos unos bocatas y bebimos una botella de champan espumoso rosado, como la vez anterior, al salir nos fuimos andando por el paseo en dirección a la playa y los chiringuitos, pero continuamos y entramos en Los Baños San Sebastián, era un recinto con diferentes zonas, la familiar, con su piscina que no cubría mucho y ocupada por familias con niños; otra de mujeres, que solían ponerse en los pasillos de los vestuarios desnudas del todo y la última la zona de los hombre, en ésta solamente iban casi todos gente homosexual, y que tomaban el sol desnudos o con bañadores minúsculos, algunos luciendo el cuerpo, otros las barrigas y los años, pero había de todo y para todos los gustos.

Cuando llegamos y pagamos la entrada, le fui enseñando las diferentes zonas, le pregunté ¿si sabía nadar o no? A lo que él contestó que sí, pero que no era un experto. Fue mirando todo lo que yo le señalaba, las diferencias en las zonas, a lo que él se sorprendió, a la separación de sexos. Le comenté que en otros sitios estaba todo mezclado, pero que no se podía hacer nudismo, ya que estaba prohibido, por eso se ponían cerca de los vestidores, por si había algún chivatazo.

Nos dirigimos  a nuestra caseta para dejar la ropa y coger la toalla, a continuación salimos y nos fuimos a la piscina, yo controlé la hora, para no tener un corte de digestión, ya casi nos podíamos bañar. Al llegar a la piscina grande, mi sorpresa fue mayúscula, ya que Ángel, estaba haciendo las funciones de salvavidas, se lo comenté a Víctor, acercándonos a mi colega y con una sonrisa le pregunté ¿Qué coño haces aquí? El respondió ¡coño he suspendido tres asignaturas y estoy castigado!

Yo respondí ¡menudo castigo!, él se rio y dijo, que sus padres no lo sabían que estaba allí, que si se enteraban les daría un sincope. Prometí no decir nada y le presenté a Víctor, como mi alumno de tutoría, el asintió, lo miró de arriba a abajo, diciendo, es un buen mozo ¡promete! Yo di una carcajada, que él secundó, creo que el chaval, no sabía bien de que nos reíamos, pero sonrió.

Estiramos la toalla en un rincón, y nos tiramos a la piscina, estuvimos un rato dentro, perecía que éramos el centro de atención, yo supuse que por mi acompañante tan joven, al salir nos tumbamos encima de la toalla, el sol de la tarde, ya no calentaba tanto, pero se estaba bien. Empezamos la lección y le fui señalando, diferentes tipos de personas que habían en la piscina. Los hombres mayores, algunos casados con su anillo en el dedo, otros solteros, los chaperos que eran los que buscaban dinero con los mayores, lucían cuerpo y músculos, paseaban por todas partes y luego las mariconas que iban a tomar el sol, suelen ser escandalosos y se hablan siempre en femenino, con mucha pluma, mientras se recreaban la vista, como nosotros en ése momento. Fui al bar a buscar unas bebidas y al volver, encontré la toalla vacía, miré por la piscina, por si estaba dentro, pero no, allí no estaba, miré en dirección donde estaba antes Ángel y él tampoco estaba, pensé que estaban juntos en alguna parte.

Los encontré en uno de los pasillos, estaban Ángel, Víctor y un chapero que le llamaban Charly, mi compañero de toalla estaba recibiendo una bronca de mi amigo Ángel, una vez encontrados, me calmé, acercándome, les pregunté qué estaba pasando, entonces mi colega me informó que Charly se había acercado a Víctor y se habían ido juntos, él los siguió, hasta ése momento.

Me dirigí a Charly increpándole, que si no tenía bastante con los mayores, él respondió que acababa de llegar y cuando fue a la piscina, notó que alguien lo miraba fijamente, al darse la vuelta, vio que yo me levantaba y entonces se acercó al joven, que lo observaba, le pidió que le acompañara y él lo siguió, hasta que fueron interrumpidos por Ángel. Entonces me pidió disculpas, ya que no sabía que era de mi propiedad, yo le aclaré que no era de mi propiedad, pero que estaba a cargo de él, enseñándole cómo se comportan las diferentes personas.

Él se disculpó, porque había interpretado mal el interés del chaval, entonces Víctor habló diciéndonos, que le había llamado mucho la atención el dibujo de la espalda de Charly, éste al ser nombrado se dio media vuelta y nos enseñó un tatuaje, que era un ángel con sus alas desplegadas, yo lo había visto en alguna ocasión, pavoneándose por allí, estiró los brazos y las alas parecían cobrar vida, le cubría toda la espalda desde el cuello hasta la angosta cintura.

Le pasé la mano por encima del tatuaje e incité a Víctor a que hiciera lo mismo, le acariciamos y él protestó, diciendo que lo estábamos poniendo cachondo, le metí mano en su bañador y era cierto, estaba empalmado, le pregunté ¿porque? A lo que él respondió que solo buscaba dinero de la gente mayor, pero que a él también le gustaba la gente de su edad o incluso menor. Le di las gracias a Ángel y éste se fue, nos quedamos solos y sacando las llaves de nuestro vestidor, cogí del brazo a Charly y entramos los tres dentro, cerrando luego con llave. Charly, su nombre era Carlos, se agachó un poco debido a su altura de 1,80 m, acercando su boca al joven que le había llamado la atención, yo sólo miraba, pero ellos fueron comiéndose la boca con ansia, se devoraban uno al otro, las manos no estaban quietas y exploraban sus cuerpos, yo notaba la ansiedad de Víctor, pero me sorprendió más el ímpetu de Carlos, le tocaba y masajeaba el culo sin compasión, introduciendo su mano debajo del bañador y tocándole el agujero del culo, pero el joven, no se quedaba atrás y hacía lo mismo incluso, creo que le metió algún dedo dentro del ano al chulo.

Carlos estiró el brazo acercándome a ellos, nos fuimos comiendo la boca los tres, yo me agaché y les bajé los bañadores, primero a uno y luego al otro, les obligué a sacar los pies de dentro de la prenda y ya estaban, dispuestos a disfrutar. Como estaba en ésa posición aproveché y me comí primero la verga de Carlos y después la de Víctor, las fui alternando, ellos estaban jadeando, se habían mojado los dedos y se los introducían en sus respectivos agujeros, gemían y las manos no paraban de acariciarse, yo estaba cachondo, pero no quería entrometerme. Carlos se dio media vuelta ofreciéndole su culo al chaval, éste se agachó y comenzó a chupar el culo vorazmente, separándole las nalgas e introduciendo su lengua, lamiéndole y mordisqueándole, Carlos tiró de mí poniendo mi espalda en la pared y estaba frente a él, me besaba la boca, el cuello y me comía la oreja, introduciendo su lengua, por detrás Ángel se levantó e introdujo su polla en el agujero del alto y fornido tatuado, empujó y se metió dentro de él, dando éste un resoplido, una de sus manos me acariciaba mi verga, por encima del bañador, la otra se masturbaba con suavidad, los gemidos eran sonoros, yo los acallé con mi boca.

El niño, dijo que no podía aguantarse más y Carlos empujó el culo hacía atrás con fuerza y el chaval se corrió dentro, dando pequeños espasmos, se apoyó en su espalda besándola, acariciándola, al rato se retiró de su interior, estaba jadeando. Cuando se había repuesto un poco, se besaron en la boca y el chaval le dio la espalda, apoyándose en la pared. Le dije a Víctor que apoyara una pierna, encima del banco, donde nos sentábamos para quitarnos las bambas, así lo hizo, entonces Carlos me miró, guiñándome el ojo y apuntó su larga verga  hacia el botón rosado del joven, se fue introduciendo lentamente, moviendo las caderas, se iba acomodando en el interior, cuando ya no quedaba nada, empujó de golpe, separándole los cachetes del culo, el chaval gimió.

Entonces comenzó el movimiento de salir y entrar, cada vez con más fuerza, la sacaba del todo y se hundía en su interior de nuevo, me acerqué delante de Víctor y me dio un beso, dándome a entender, que estaba bien. El ritmo cada vez más acelerado, entrando y saliendo, vaticinaba que el final no tardaría mucho, y así ocurrió, con unos gemidos se corrió dentro del chaval, también se apoyó en su espalda. Carlos giró su cabeza y mirándome, dijo le estas enseñando muy bien, espero que no me quite clientes, yo me reí, asegurándole, que eso no pasaría, salió de su interior y los dos empezaron a manosearme, yo les aseguré que no hacía falta y que había disfrutado con ellos al igual que ellos mismos. Se pusieron los bañadores y salimos los tres del vestidor, estábamos todos sudando, debido al espacio reducido donde estábamos.

Fuimos a la piscina y nos tiramos en ella, jugamos un rato, salpicándonos con el agua, que después de sudar, sabía a gloria. Ángel se acercó a nosotros con una sonrisa de oreja a oreja, preguntándome, como había ido todo, yo respondí, que de fábula, él me contestó que ya había terminado y se iba a meter en la piscina, al rato estaba uniéndose a nosotros, jugando, subiéndonos unos encima de los otros y haciendo una guerra, íbamos cambiando de cabalgaduras, así pasamos el resto de la tarde.

Cuando nos despedimos, Carlos dijo que quería estar conmigo alguna vez, yo le respondí, que cuando él no estuviera ocupado. Él pilló la respuesta y sacando un papel, me dio su teléfono, añadió que no le disgustaría si Víctor e inclusive Ángel, estaban en el menú. Sonreí, nos fuimos a vestir y a punto de salir, le pregunté a Ángel, si mañana Viernes Santo trabajaba en los baños, a lo que él respondió que no, que estaría cerrado, pero el sábado si trabajaba, le pregunté si le apetecía venir con nosotros a la playa de Sitges, él se apuntó al momento, diciendo que hacía mucho tiempo que no iba, quedamos para encontrarnos al día siguiente a las 11 h. en la Estación del tren en Sans y nos fuimos.

Fuimos a casa de Víctor andando, yo no le dirigía la palabra, él lo notó pidiéndome disculpas, por lo que había hecho, le reprendí, sólo para recalcar, que existen personas que secuestran a chavales, los drogan y se los llevan a otros países a prostituirse o los venden a otra gente y suelen buscar gente encantadora, parecido a Carlos, con mucha labia, para convencer y camelarse a los niños, no se los vuelve a ver nunca más. Le miré y le estaban resbalando unos lagrimones por su cara, le puse el brazo por encima del hombro y acercándome a él, le dije que me había preocupado mucho de él, al no encontrarlo. Por eso te estoy enseñando éste mundo, poco a poco, se tarda mucho tiempo en conocerlo todo, para animarle le recordé que al día siguiente íbamos a Sitges, a la playa.

Al llegar a su casa, se fue al lavabo, hizo sus necesidades y se duchó, poniéndose un pantalón corto y una camiseta, se sentó a mi lado y rodeándome con su brazo, lloró, no dije nada dejé que se desahogara, solo le acariciaba la espalda, cuando se le pasó me miró diciendo ¡perdóname!, le comenté que eso tenía que ser un secreto, para su hermano, sino yo no volvería nunca más, apretó más su brazo entorno mío ¡lo juro!

Cenamos fruta y nos acostamos temprano, en la tele solo daban procesiones o películas dedicadas a la religión. Como siempre yo dormía desnudo y él se quitó la ropa, empezaba a imitarme, lo acerqué a mí acariciándole, Víctor bajo su mano, comenzando a tocarme la verga, le dije, que parara, pero no hizo caso y continuó sobándome, mi verga se puso erecta y sin pensárselo se metió por dentro de las sabanas y comenzó a chupármela, ¡la gloria! Éste chaval aprende muy rápido, lo bien que la cogía, sobándome los cojones, acariciándome el pecho y pellizcando las tetillas, empezaba con suavidad e iba aumentando el ritmo, le aparté la cabeza, pero él no cejó y al instante me corrí en su boca, dando unos trallazos que creí que lo iban a ahogar, pero se fue tragando todo mi semen, cuando ya no salía más, se dedicó a lamerla, limpiándola bien. Yo le había estado acariciando su pene, que estaba a punto, pero me dijo, que no quería correrse, así el viernes estaría más lleno, me reí, dándole un morreo de campeonato diciéndole ¡te quiero!

Al día siguiente nos encontramos con Ángel, en la estación del tren, Víctor estaba muy ilusionado, nunca había cogido el tren, me sorprendió, pero por otro lado estaba contento, que se le hubiera pasado, la pequeña conmoción de ayer. Nos montamos al tren dirigiéndonos a la población de Sitges, conocida por la gente homosexual, íbamos charlando entre los tres pero la expresión del chaval, era una delicia, parecía que tenía un maravilloso regalo.

Cuando llegamos, fuimos andando por las calles estrechas, donde abundan bares, tiendas, restaurantes, en la calle del Pecado, sobrenombre, con que se conocía ésa calle, todo enfocado a los hombres del mismo sexo. En ésa época, no se nos llamaba gay, solían decirnos otros epítetos como, maricón, chupapollas, come almohadas, bujarrón, plumeras...  ¡Simpáticos!

Una vez en la playa, donde están las tumbonas, frente a un hotel que está en el Paseo Marítimo, nos pusimos uno en cada una, Ángel y Víctor cada uno a un lado, yo en medio. Nos quitamos la ropa, nos metimos en el agua, había bastante gente, sobre todo extranjeros. Estuvimos bastante rato en el agua, al salir nos tiramos encima de las tumbonas, dejando que el sol nos secara la espalda, apoyé la cabeza encima de mis brazos y estuve mirando las persona que se hallaban tumbadas en la fila de hamacas detrás nuestro. Habían grupos que estaban sentados en una hamacas mientras hablaban entre ellos, otros de pie, mirando a la gente que se bañaba, otros paseando y unos cuantos en el chiringuito tomando bebidas.

Me di la vuelta, poniéndome boca arriba, le indiqué a Víctor, que hiciera lo mismo, éste lo hizo, le pregunté si estaba bien, a lo que respondió, que estaba genial, se apoyó en los codos y mirando el mar, casi al momento me tocó el brazo, diciendo que le parecía haber visto a Charly en el agua, yo miré, pero no se podía asegurar, ya que estaba completamente metido en el agua hasta el cuello, no le di más importancia. Instantes después alguien se acercó a nosotros y sacudiéndose el largo cabello, nos mojaba, levanté la vista y Carlos (Charly), estaba de pie mirándonos a los tres sonriendo, nos saludó y se sentó en el borde de mi hamaca. Le comenté que Víctor le había reconocido, a lo lejos en el agua.

Preguntó cómo habíamos venido a Sitges, yo respondí que al joven no había estado nunca y yo hacía mucho tiempo, que no venían y como hacía sol decidimos venir. Yo le pregunté a él, como era que estaba allí, a lo que me contestó, que vivía  aquí, tenía un apartamento en la calle del Pecado y bajaba a Barcelona, cuando algún cliente lo llamaba o para salir de la rutina del trabajo, me sorprendió un poco. Me estuvo explicando, que se dedicaba a la ilustración y había empezado su carrera de chapero, para pagarse la academia de Bellas Artes y continuó haciéndolo, sólo con unos clientes fijos, que lo llamaban. Yo estaba sin palabras, no me esperaba esto, pero reconocí que tenía su mérito y a veces tragaderas, para acostarse con gente que no te gustara especialmente, comencé a valorarlo de otra forma y él lo notó.

Dirigiéndose a los tres, nos invitó luego a comer, en un restaurante de unos amigos suyos, miré a mis compañeros y asintieron. Me levanté y dije que iba al agua a refrescarme, los otros dos se quedaron, detrás mío venía Carlos, nos zambullimos entrando bien dentro del agua, Carlos se acercó a mí, agarrándome de la cintura, acercó su boca a la mía y me besó, metiendo su lengua en mi interior y yo saboreándolo, deslizó su mano y entró dentro del minúsculo bañador, tocando mi verga acariciándola, hice lo mismo, él ya estaba empalmado, insistió que estaba contento de verme, luego dijo a los tres, nos había visto desde su terraza cuando íbamos a la playa y se imaginó el sitio donde estaríamos. Vimos que Ángel y Víctor entraban en el agua y nos acercamos a ellos, les dije que iríamos a comer con él al restaurante de sus amigos y estuvieron de acuerdo.

Después de remojarnos bien salimos y nos pusimos solamente unas camisetas  y con el bañador cogimos todo y nos fuimos a comer. El restaurante tenía una terraza con árboles, que daban un poco de sombra, nos sirvieron una comida muy buena, y cuando ya no podíamos más nos ofrecieron, si queríamos algún licor, yo pedí si tenían mar de cava, asintió y nos pusieron para los cuatro, miré a Víctor, éste dijo que lo quería probar, nos lo tomamos saboreándolo tan fresquito, cuando íbamos a pagar la comida, nos comunicaron que ya estaba pagado, le pegué una bronca a Carlos, me dijo que otro día pagaríamos nosotros.

Salimos y dos porterías después, estábamos en la portería de Carlos, nos hizo pasar, subimos hasta el ático, solo habían tres pisos, aseguró que nos podríamos duchar y descansar un rato y después nos podríamos ir cuando quisiéramos. Abrió la puerta, nos fue enseñando el apartamento, no era muy grande, tiene un dormitorio  doble con una cama de matrimonio, otra habitación más pequeña que estaba ocupada con una mesa de dibujo, un taburete y estanterías con libros, pinceles y vasos con lápices, estuches de colores, es el cuarto de trabajo, según nos explicó, después un baño completo con ducha, sin bañera, todo muy organizado, la cocina pequeña, con su nevera, bastante llena y el salón comedor, la mesa redonda con cuatro sillas, un sofá de tres plazas y otro de dos un televisor en una mesita con ruedas. El sofá grande estaba ubicado frente a la puerta del dormitorio grande.

Le dije si me podía enseñar, sus dibujos e ilustraciones, se giró diciéndoles que si querían algo de la nevera, y donde estaban los vasos, lo seguí, me estuvo mostrando sus dibujos y proyectos, yo estaba un poco alucinado, le dije que tenía muy buena mano, para dibujar y hacer todo lo que yo había visto, pareció que se enorgullecía, me giró y me dio un cálido beso en la boca, cogiéndome de la mano, pasamos delante de los otros dos y entramos en su dormitorio. Ángel se acercó a la puerta y la dejó abierta, diciendo que querían disfrutar de la película porno, que les íbamos a ofrecer, en la tele no hacían nada interesante y la apagaron.

Me sentó en el borde de la cama, y retiró mi camiseta, él se sacó la suya, me empujó encima de la cama, yo boca arriba y él encima mío, aún llevábamos los bañadores, pero primero queríamos degustar nuestras bocas, me levantó el brazo y empezó a lamerme el sobaco, pasando a mis tetillas, siguió subiendo hasta mi boca introduciendo su lengua dentro y chupando y dejándome saliva suya dentro, para que me la comiera, lo imité y como un glotón, se tomó mi saliva, hubo lucha de lenguas, a cual más furiosa, saboreando el paladar del otro, deslicé mi lengua fuera recorriendo sus torneados labios, continué acercándome a su oreja, mordiendo su lóbulo e introduciendo mi lengua dentro de la misma, lamiéndole, él gemía y notaba que disfrutaba, su verga me lo traducía, estaba rotunda y potente, deslicé la mano y fui bajándole el bañador. Los latidos de nuestros corazones iban a mil.

Nos pusimos de lado sacándonos los bañadores, yo me subí apoyando mi cabeza en la almohada y él se puso a horcajadas entre mis hombros y mi cara, con una mano cogí su larga verga y me puse en la boca, fui succionando con fuerza, mientras le acariciaba los testículos, mi otra mano le acariciaba el hermoso pectoral y pellizcaba las tetillas, él gemía de gusto, subió un poco más, ofreciéndome los rotundos huevos que comencé a lamerlos, pasamos así un buen rato, entonces se dio la vuelta, ahora me daba la espalda, pero seguía a horcajadas, se inclinó y cogiendo mi polla, se la tragó de golpe, chupándome hasta el cerebro, estábamos haciendo un 69 como Dios manda, le fui comiendo la entrada de su culo y él también, me pasaba su lengua por mi raja, se mojó los dedos y me los fue metiendo, primero uno y luego el otro, dilatándome, yo seguía haciéndole lo mismo que yo notaba, me subió las piernas para acceder mejor en mi culo, estábamos a mil.

Cambió de postura y se puso entre mis piernas y mirándome, se colocó mis piernas en sus hombros y acompañando con su mano la verga, se fue metiendo dentro de mí, iba con cuidado, pero luego comenzó a cabalgarme, con potencia, como si hiciera tiempo que no lo hacía, yo giraba la cabeza del placer que me daba, gemía, se adelantó y soltó un poco de su saliva, que yo atrapé con mi boca rápido y acercando su boca nos saboreamos, los envites eran cada vez más fuertes, me separó las nalgas y empujó corriéndose al mismo tiempo, soltando pequeños grititos de placer, yo notaba las sacudidas del semen en mi interior, llenándome todo.

Salió de mi interior, se tumbó encima mío besándome y dándome las gracias, él no quiso que yo me tocara, para no correrme, me había separado las manos en alguna ocasión, y a continuación se sentó encima de mi rabo y se lo fue tragando. Entró todo , empezó a subir y bajar estando empalado a mi verga, cogió mis manos y entrecruzamos los dedos , levantando un poco los brazos, agachó un poco su cuerpo y me besó con furia mordiéndome los labios, sin dolerme, entonces debido a su inclinación yo empujé mi polla con más fuerza y él gimió, seguimos así mucho tiempo, los labios debían estar hinchados, pero me daba igual, seguí perforándole el culo y nuestros latidos, indicaban un final próximo, separó sus manos de las mías y separando sus glúteos se clavó más  mi cipote, corriéndome en ése mismo instante, gimiendo, él se volvió a correr, poco, pero me salpicó el pecho, se agachó y volvimos a darnos besos, mientras yo salía de su interior, se estiró a mi lado, abrazando mi cuerpo y yo el suyo.

Nos sentamos en la cabecera de la cama, él encendió dos cigarros y me tendió uno y miramos hacía el salón y sorprendimos a Ángel, de espaldas a nosotros y sujetando las piernas de Víctor, se lo estaba follando, en el sofá, los empujes que le daba al chaval, denotaba que estaba a punto de correrse, y así lo hizo, dando sus últimos empujones, se quedó quieto, salió de dentro de Víctor, se dio la vuelta y se sentó, clavándose la verga del joven, cabalgando como un poseso, no se daba cuenta que lo estábamos observando, el chaval lo tenía agarrado por las caderas, empujándolo hacia abajo, gimió y debió correrse, porque el subir y bajar de Ángel se hizo más lento y al final se levantó, sentándose a su lado, besándose, nosotros nos miramos y nos pusimos a aplaudir, entonces se dieron cuenta que los habíamos visto, al igual, que ellos antes a nosotros.

Nos duchamos los cuatro, al salir nos vestimos y yo le apunté mis teléfonos en un papel a Carlos. Él confesó, que nadie sabía dónde vivía, ni lo que hacía, como si fuera un secreto, le prometimos que nunca diríamos a nadie, donde y que hacía, como si lo conociéramos de Barcelona, él nos lo agradeció, nos despedimos y fuimos a coger el tren, estábamos un poco cansados. Una vez llegamos nos separamos y volvimos a cas de Víctor, nos acostamos juntos, como siempre, pero en su cara había una expresión de satisfacción....

Agradezco el soporte y ánimos que me estáis dando. Gracias.