Amigos y mas amigos v

En ésa época habían cines de estreno, con butacas numeradas y se hallaban en el centro, en los barrios de los alrededores estaban los de reestreno, allí daban dos películas más antiguas y entremedio publicidad o el famoso No-do, que era el informativo del gobierno.

AMIGOS Y MAS AMIGOS V

Hoy me he levantado, como el día, gris y lluvioso, no pude descansar demasiado bien, no dejaba de pensar en la confesión de Fernando, lo comparaba con mi iniciación, pero no quería volver a pensar en ello. Fui a trabajar, al terminar mi jornada me dirigí a casa a comer, ya que luego tenía clases de Matemáticas, Física y Química e Historia, pensaba en no ir al cole, pero más adelante, tendría que estudiar para recuperar mis faltas a clase, nos acercábamos a los exámenes trimestrales, me faltaban apuntes. Con mi depresión me salté las asignaturas y me dirigí a un cine de reestreno en mi barrio, que por lo menos si tenía un poco de sexo, estaría mucho mejor.

En ésa época habían cines de estreno, con butacas numeradas y se hallaban en el centro, en los barrios de los alrededores estaban los de reestreno, allí daban dos películas más antiguas y entremedio publicidad o el famoso No-do, que era el informativo del gobierno.

Cuando llegué, pagué mi entrada y un acomodador te llevaba por el pasillo central y te iluminaba, para que luego le dieras propina, a continuación se fue. Esperé un rato y me cambié de asiento, dirigiéndome a los asientos cercanos al pasillo derecho, donde se ubicaban los solitarios, ése pasillo conduce todo recto a las cortinas que esconden la puerta del lavabo de caballeros, en el lado opuesto estaba el de las mujeres, me senté en una butaca, que eran de madera y el asiento abatible, no son demasiado cómodos. Me puse a ver un poco, la película, era del oeste, un espagueti western, rodado en Almería, son distraídas y así cuando ves movimientos de hombres que suben o bajan por el pasillo, yendo al lavabo, así veías como son, si jóvenes, mayores o mediana edad, si vale la pena subir a verlos o pasar de ellos, todo ocurría con la claridad de la película. Los fines de semana iban familias con niños y parejas, durante la semana iba menos gente, pero algunos de los solitarios son padres de familia, que buscan desahogo a su gusto por los de su mismo sexo, sin alterar su vida familiar.

Estuve viendo la peli hasta que ésta terminó e interrumpieron la sesión para que la gente fuera al lavabo, a tomar o comprar algo en el bar del cine y para ir a fumar en el vestíbulo del lavabo. Subí las escaleras, para ir a los urinarios y poder ver, que panorama había en aquel momento, me encontré con un joven llamado Mauricio, que habíamos estados juntos unas cuantas veces, cuando no había nadie interesante y queríamos desfogarnos, él estaba fumando en el vestíbulo, delante de la puerta que daba a los lavabos, nos saludamos y yo fui a orinar, al salir me acerqué él, me ofreció un cigarro, lo cogí y me lo encendió. Mauricio tiene alrededor de 19 años, es guapo y un poco chulo, pero agradable de estar un rato con él, charlamos de cosas sin importancia, mirando a los varones que pasaban y que nos miraban, devorándonos con los ojos, algunos estaban para hacerles un favor, pero no todos, en ése momento, Mauricio me dio un codazo suave, me giré y él dijo ¡que hace un niñato pijo en éste cine! Desde luego, todos dejaron de hablar, viendo pasar al chaval hacia los lavabo, cuando entró lo siguieron unos cuantos del vestíbulo, no tardó mucho en salir y al pasar por delante nuestro, me miró a la cara y me sonrió, continuando su camino, terminé el cigarro y bajé las escaleras para ir a la sala y ahí estaba él, apoyando la espalda en la pared y así veía quien bajaba o subía, le miré y continué, subí el pasillo y me senté en la parte central cerca del pasillo, dejando dos sillas vacías, se apagó la luz, empezaba la segunda película.

Al cabo de un rato, bastantes fueron bajando y buscaron asiento también cerca de ése concurrido pasillo, vi que se acercaba, yo había puesto mi chaqueta encima de la silla de al lado, cuando él se paró en mi fila, el corazón me dio un vuelco, se iba a sentar a mi lado, donde estaba la chaqueta, la cogí y la puse en el otro lado, se sentó, lo miré de perfil, un perfil perfecto, la nariz casi recta, sin ser grande, los labios delineados y unos pómulos bastante marcados, cuando sonríe se le forman hoyuelos en la comisura de la boca, los ojos son claros, y el pelo lo lleva casi tocándole los hombros, de un rubio ceniza, es digno de admirar. Apoyó el codo izquierdo, en el apoyabrazos, y separando las piernas me rozó mi pierna derecha con la suya, fue insinuándose frotando su pierna con la mía, yo estiré el brazo y acaricié el muslo, con suavidad, él pasó su brazo por encima del apoyabrazos y por debajo del mío, que lo acariciaba, me puso la mano encima de la bragueta del pantalón, su palma me quemaba, empezó frotándome la verga, por encima de la ropa, yo hice lo mismo, él ya estaba bien erecto, y se notaba que tiene un buen rabo.

Subí hasta la cintura del pantalón, le desabroché todos los botones del vaquero, y fui metiendo la mano con suavidad, por dentro del calzoncillo, acariciando el vello púbico, y acercándome a su verga, que palpitaba sin control, la cogí con la mano y comencé a masturbarlo, sin prisas, él fue haciendo lo mismo conmigo, le saqué los huevos por encima del calzoncillo acariciándolos, son suaves al tacto y la verga es grande, gruesa y muy suave, me venían ganas de comérmela, estuvimos largo rato acariciándonos, le dije, que si quería subir al lavabo, entonces él me contestó que sí, su voz  era casi un susurro, tenía como un ligero acento, nos cerramos las braguetas y cogiendo las chaquetas, salí primero y él me siguió, andamos por el pasillo y subimos a los lavabos.

Al entrar, vi que Mauricio, estaba en un urinario, a su lado un señor de unos 40 años lo miraba, supongo que se estaban metiendo mano, cuando abrimos la puerta y se habían, separado rápido, le hice un movimiento de cabeza a Mauricio y fui directo a uno de los departamentos de WC, el que estuviera más limpio, el último estaba en perfecto estado.

Nos metimos dentro y cerré con el pestillo, colgamos las chaquetas en el pomo de la puerta, bajé la tapa del inodoro, dejé la bolsa con los libros encima y girándome le dije, me llamo Jorge, a lo que él contestó que su nombre es Cristian, le pregunté de donde era y dijo, que era español, pero que sus padres eran de Dinamarca, asentí y entonces me vino a la cabeza, el nombre de Peer, el ligue del metro, pero no le di más importancia, me acerqué a él y poniendo la mano en su nuca, le acerqué a mi boca, tenía ganas de devorarlo, me introduje dentro de su boca, moviendo la lengua, succionándole esos labios tan bien formados, mientras él se agarraba a mí, acariciando mi cuerpo, por encima de la ropa, pasó su mano por debajo de mi jersey, tocando mi piel, palpándome y me subió el mismo, hasta quedarme en el cuello, hice lo mismo, y empezamos a acariciarnos, bajé mi boca hasta los botones de su pecho y los fui succionando, primero uno y el otro después, seguí bajando y volví a desabrochar esa bragueta, que escondía un bendito tesoro, le bajé el pantalón hasta los tobillos y comencé lamiéndole la punta de esa hermosa y formidable verga, poco a poco la fui introduciéndola en mi boca, él daba pequeños gemidos de placer, yo chupaba y chupaba como si fuera la última vez, cada vez gemía más, me paré y fue cuando él empezó a bajarme los pantalones, al igual que yo había hecho, sacó mi polla y se la engulló sin miramientos ¡que placer!, estábamos jadeando los dos y en ese momento, sonó en la puerta dos golpes y después un tercero, me aparté un momento y abrí un poco, era Mauricio, me dijo, que el cuarentón lo había dejado a medias, que si podía entrar, aunque fuera solo para mirar, miré a Cristian, éste asintió y lo dejamos entrar, se puso al fondo al lado del inodoro desabrochándose el pantalón, nosotros volvimos a lo nuestro y Mauricio, empezó a masturbarse, Cristian le hizo un gesto, para que se acercara y nos unimos los tres en unos besos, nos alternábamos con las bocas, el rubio se dio media vuelta y apoyó la cabeza en la pared de ladrillos, ofreciéndome su culo, me agaché y me zampé con ganas ese culo tan redondo y hermoso, metí mi boca y con la lengua surcaba de saliva toda la raja, encontrando la entrada, que se contraía, separe las nalgas, y seguí chupando, mordisqueándole a placer, metí dos dedos mojados con mi saliva, el gemido era placentero, me incorporé, y lo penetré, hice una señal con la mano a Mauricio, y se arrodilló entre la pared y Cristian y empezó a comerle el pedazo de polla, que con cada embestida mía, parecía que se iba a ahogar, pero no paraba, yo acariciaba todo el cuerpo del rubio, pasando mis manos por todo el pecho, pellizcando las tetillas, continuaba, hacia abajo, hasta tocar con la mano la boca de Mauricio, también acaricié la espalda , ya que estaba casi a punto de correrme, se lo dije, puso sus manos en sus nalgas separándolas y me corrí dentro de él, cuando notó mis trallazos él también se corrió en la boca de Mauricio, éste se lo estaba tragando todo, se la dejó limpia, yo me agaché y volví a chupar ese culo, que yo había perforado, lamiendo restos de mi semen, que se escapaban de su ano, le abrí con la lengua el agujero y seguí limpiándolo.

Nos enderezamos los tres y al rato Cristian y yo estábamos agachados chupándole alternativamente, la verga a Mauricio, que tampoco desmerecía en tamaño, se corrió en mi boca, me fui tragando su leche, pero el rubio me dio la boca, porque también quería su parte. Le lamimos bien, dejándolo limpio, nos pusimos de pie y nos besamos los tres, al rato, nos arreglamos la ropa, cuando estábamos vestidos, salimos uno a uno y nos encontramos en el  vestíbulo, antesala de los lavabos.

Los presenté formalmente, se dieron la mano y quedamos en salir e ir a tomar algo, así lo hicimos, estando en la calle nos metimos en un bar cercano y nos tomamos unas bebidas, Cristian me apuntó su teléfono y yo le di el mío, también se lo dio Mauricio, entonces el rubio miró su reloj y dijo que se tenía que despedir, porque aún le quedaba un buen rato, para llegar a su casa, salimos y se fue. Me quedé con Mauricio, lo miré y él dio un silbido diciéndome ¡menudo bocado te has llevado! Yo le contesté ¡no te quejes que tú también te lo has comido! Se echó a reír y empezamos a caminar, hablando de lo que habíamos sentido, cada uno, y le dije, que hablando del chaval rubio, me estaba poniendo cachondo, contestó, que él igual, me puse bien la polla, para que no se notara mi erección. Mauricio me tiro del brazo y me dijo, que fuera con él, había no muy lejos de allí un edificio en obras, estaba vallado, pero había un trozo separado, nos colamos por ahí, continuamos  andando y al llegar al edificio,  entramos y buscamos un rincón con paredes, y que no nos vieran por ningún lado. Una vez hallado, nos besamos, me desabrochó los pantalones, bajándomelos hasta el suelo, me dio la vuelta y se mojó dos dedos y me los metió en mi culo, entrando y saliendo, casi al momento de metió su pollón, con fuerza, empujó con ganas, yo gemí, siguió empujando su rabo, salía y entraba del todo, me tenía agarrado de las caderas, para que no me cayera, siguió embistiendo y al rato, soltó un grito de que se había corrido, aunque yo ya lo había notado, al llenarme de semen. Yo seguía con mi polla toda tiesa y entonces él se puso delante, dándome la espalda, y lo penetré, no le metí los dedos, simplemente, había frotado mi rabo por su raja, que con el líquido seminal, se humedeció, sin miramientos, fui empujando, le separé las nalgas, salía y volvía a entrar, forzándole, seguí durante bastante tiempo, él se tuvo que apoyar con el brazo en la pared, debido a los envites que le proporcionaba, finalmente empecé a correrme en su interior. Le puse como si fuera una mesa y le lamí todo el culo, absorbiendo toda mi leche, que él iba expulsando, con los movimientos del agujero del  culo, lo dejé limpio. Entonces él hizo  me hizo apoyar en la pared, penetrándome sin contemplaciones, con furia empujaba, salía y volvía a meter su verga, dándome mucho placer, noté movimiento, por el rabillo del ojo, y girando la cabeza, vi en la penumbra a tres chavales, con pantalones cortos de deporte y camisetas de tirantes, las luces de las farolas de la calle, iluminaban pero no llegaban a todas partes, me fijé que se estaban frotando las vergas, por encima de los calzones deportivos, en el suelo estaba una pelota de baloncesto, y recordé la cancha, que había cerca, les sonreí, pero uno se sacó la verga, por el lateral de pantaloncito, los otros dos tardaron  en reaccionar, pero se los bajaron, hasta media pierna, se estaban masturbando individualmente, en esto Mauricio, jadeando, se corrió en mi interior, con unas fuertes sacudidas, se apoyó en mi espalda, al rato me limpió el culo, lamiendo también su semen, nos incorporamos y le cogí la nuca y lo besé, con una mano, le di un toque, para que mirara hacia donde estaban los jóvenes.

Nos subimos los pantalones dejando nuestras vergas fuera colgando, nos acercamos a ellos, en un principio, parecían muy jóvenes, pero tendrían entre 17 y 18 años, pero se les notaba muy tímidos o sin experiencia, los saludamos y yo cogí la verga que salía por el lateral, con mi mano y lo fui masturbando, Mauricio hizo lo mismo con las vergas de los otros dos, las cogió al mismo tiempo, tiré de la mano, del que estaba en medio y la acerqué a la polla que yo masturbaba, el chaval, se dejó hacer, la tocó y luego puso toda su mano, empezando a masturbar a su colega, éste me tocó mi polla, que se irguió al instante, acerqué mi boca a la suya, pero me rehuía, lo cogí por la nuca y ya no pudo escapar, lo besé, metiendo mi voraz lengua dentro de ésa boca, moviendo mi lengua, me enrollaba dentro, lo absorbía, me desplacé a su amigo del centro y repetí lo mismo, los giré un poco y forcé a que experimentaran ellos el beso, parecía que se lo pensaban, pero el del medio, atacó la boca del colega. Mientras Mauricio se había agachado chupando la verga del tercero, sobándole todo el cuerpo, por debajo de la camiseta, el chaval ya no masturbaba al colega del centro, empujaba la cabeza de mi colega, para que se tragara su verga, me acerqué y le cogí la cara y le penetré la boca con mi lengua, así lo tuve un buen rato, lo hice girar un poco y giré a los otros dos, para que se dieran besos entre ellos, estuvieron besándose  bastante tiempo, me agaché y les fui chupando la verga a los dos primeros.

El joven que estaba en medio se agachó a mi lado y fue lamiendo el rabo de su amigo, giró la cabeza y lamió al otro colega, junto a Mauricio, el chaval se puso de pie y aparté a mi colega, entonces, poniéndoles la mano en el hombro a cada uno, les hice agacharse, y se pusieran a chupar la verga del colega del centro, creo que lo estaban disfrutando, los gemidos de todos, eran intensos. Al joven se no se había bajado el pantalón, se lo bajé, los hicimos ponerse cara a cara entre ellos en triangulo y fuimos pasando tocándoles el culo con nuestras vergas y acariciándoles el culo, les empujábamos un poco el culo, diciéndoles que se corrieran, yo mojé unos dedos de cada mano y los metía en la raja de sus culos, entonces ya no pudieron aguantarse y empezaron a correrse, casi al mismo tiempo, los gemidos eran de alegría y placer.

Mauricio y yo nos masturbamos mutuamente y volvimos a corrernos, los chavales nos observaban, atónitos. Les dije que se chuparan uno a otro la verga, para no dejar restos en el pantalón, ya que posiblemente tendrían que dar alguna explicación, eso hicieron, dejándolas limpias, se subieron la ropa, cogieron la pelota de baloncesto y se fueron, nos dieron las gracias.

Mauricio y yo nos reímos, nos besamos de nuevo y nos despedimos. Volví a casa, se me había ido la depresión, pero tendría que estudiar mucho, para superar los exámenes, ya veremos...

Un saludo a todos y gracias.

NOTA- Salir del armario o closet, nunca ha sido fácil, depende de muchos factores, la edad, país, cultura, familia y amistades. Siempre es difícil decidir cuándo contarlo. Hay padres que lo pueden entender, incluso algunos amigos, pero no todos lo aceptaran, otras veces lo aceptan pero con el tiempo y quien se aparta como si fuera contagioso.