Amigos del servicio militar
Daniel recibe la visita de un viejo amigo de la mili. Su mujer será brutalmente humillada y follada por su amigo, haciendo que hasta el propio Daniel entre en el juego. Aquello cambiará sus anodinas vidas para siempre.
Este es un viejo relato que escribí hace muchos años. Espero que os guste:
Fran era un compañero de los tiempos de la mili. Nos conocimos en Málaga hace más de 8 años. Pasamos la mili de garita en garita y cuando teníamos un hueco nos íbamos a la cantina a relajarnos y echarnos unas risas con los compañeros. La verdad es que fueron 9 meses que pasaron volando. Hicimos mucha amistad y nunca perdimos el contacto, bien por carta o por teléfono.
Lo que nunca le perdonaré es que no bajase a Madrid para mi boda. Aunque me comentó que no andaba bien de pasta intenté convencerle y no hubo manera. La impresión que me dio fue que no le iban muy bien las cosas.
Hace 3 años que me casé con Rosi, una chica preciosa a la que quiero y adoro como a ninguna. Teníamos 30 años. Nos conocimos en un curso de alemán y desde el primer momento supimos los dos que éramos el uno para el otro. A mí siempre me habían gustado las chicas morenas con pechos voluptuosos, pero Rosi era todo lo contrario. Una chica alta y delgada con una figura fina y elegante, de pechos pequeños de punta. Un pelo liso con tonos dorados y una cara bonita aderezaban su cuerpo. Pero lo que más me gustó de ella fue su inteligencia. Hablaba tres idiomas y estaba haciendo su segunda carrera. Era lo que mis amigos solían definir como “una pija de mierda”.
Ella me decía: Daniel, ha sido el destino que nos ha juntado –y sonreía pícaramente……
Llevaba 3 meses sin tener noticias de mi amigo Fran, cuando una tarde me llamó y me dijo que iba a venir el fin de semana a Madrid, a tratar unos negocios y que nos teníamos que ver y recordar viejos tiempos. Me hizo mucha ilusión y le invité a que pasase el fin de semana con nosotros y que no gastase dinero en ningún hotel. Él accedió encantado.
Aquella noche se lo comenté a Rosi mientras cenábamos. No le había hablado mucho de Fran salvo que éramos viejos amigos de la mili y que nos llamábamos y escribíamos alguna que otra carta. A ella no le pareció mala idea, sabía que me hacía ilusión pasar el fin de semana en compañía de mi amigo Fran.
Me dijo que le contase más cosas de él, si estaba casado, si tenía hijos, en qué trabajaba y esas cosas. Le conté que no estaba casado pero que siempre andaba con unas y otras liado, que era un poco mujeriego (tuve que mentir, el adjetivo sería putero), que trabajaba en lo que iba pillando, unos días de camarero, otros de albañil, un poco de todo. Físicamente Rosi ya sabía cómo era Fran, había visto algunas fotos de la mili. También saqué a relucir anécdotas de la mili, y aquí fue donde le conté a Rosi que nos solíamos meter con él porque cuando nos duchábamos tenía una tranca enorme. En reposo era más del doble de la que teníamos cualquiera. Me eché a reír en ese momento y Rosi me regañó. Me dijo que éramos unos cabrones por reírnos de él. Yo siempre pensé que eso tenía que ser motivo de hombría y no de mofa, pero en aquellos momentos cualquier excusa era buena para echarse unas risas.
El viernes por la tarde fui a recogerle a la estación de autobuses. Lo encontré desmejorado. Había engordado bastante pero seguía teniendo unos brazos fuertes. Nos abrazamos y fuimos a casa para tomar algo y cenar. Me extrañó que no llevase casi equipaje, una mochila y poco más.
Esa noche cenamos los tres. Él no conocía a Rosi y en cuanto la vio me di cuenta de cómo la miró, la desnudó con la mirada. Rosi también se dio cuenta. No quise darle importancia ya que Rosi es una mujer guapa y tiene un cuerpo bonito. Aquella noche llevaba puesto un vestido claro muy sencillo pero elegante que se ceñía a su cuerpo con total perfección.
En la cocina, mientras descorchábamos una botella de vino Fran me dijo: Joder Dani, vaya hembra te has echado por mujer, tienes que estar bien contento! Ya me gustaría a mí haber pillado a una pija así que me quitara las penas.
La cena transcurrió tranquila. Fran nos contó que trabajaba en una empresa de mudanzas, llevaba el camión y ayudaba a subir y bajar los muebles de las casas. Vivía con una chica polaca que conoció una noche de borrachera pero que no le iba muy bien con ella. En resumidas cuentas, la vida desordenada que a él siempre le gustó. Una vida inestable cargada de aventuras y desventuras. No le envidié en absoluto. Con mi humilde puesto de funcionario me permitía vivir en una casa aceptable con una mujer de ensueño. Me sentí ligeramente afortunado.
Fran había venido a Madrid para comer el domingo con unos empresarios que conoció en Málaga y parecía que podían sacarle las castañas del fuego con unos asuntos que tenía.
Le enseñamos la habitación en la que iba a dormir y nos fuimos a descansar. Noté a Rosi algo inquieta, no podía dormirse. Me dijo que no le gustaba como Fran la miraba. Suavicé el tema y luego hicimos el amor. Fran se iría el domingo por la tarde, no iba a pasar nada, le enseñaríamos algo de Madrid y volvería a Málaga.
A la mañana siguiente le enseñamos el centro de la ciudad. Tomamos unos vinos y volvimos a casa a comer. Fran no le quitó ojo a la faldita que Rosi se había puesto. Lucía sus largas piernas y le hacía un culito respingón muy sugerente. En el metro, Fran se pegó por detrás a ella aprovechando que el vagón estaba lleno de gente. Fueron 10 largas paradas en las cuales el calor inundó el vagón. Mi amigo no se cortaba y se restregaba descaradamente contra mi mujer. Rosi disimulaba como si no quisiera que yo me diese cuenta, pero aquello era más que evidente. Y sus pezones de punta debajo de la blusa delataban que aquello no le estaba disgustando. Fran me miraba de vez en cuando y me sonreía. Incluso hizo un comentario sobre el perfume que Rosi llevaba mientras metía la cara entre su pelo:
-mmmmmmm me encanta como hueles Rosi….
Me di cuenta de que cada vez le importaba menos a Rosi que Fran la mirase con deseo o que la hubiese dado un buen restregón en el metro. Mi mujer se había excitado con los roces y tocamientos de mi amigo. Yo desconocía esa faceta de zorrita. Me dediqué a mirar para otro lado e intenté no parecer molesto con la situación. Hacía mucho tiempo que no veía a mi amigo y no quería que saliese mal el fin de semana.
En la comida bebimos un par de botellas de vino, y se nos empezó a subir a la cabeza. Rosi reía mucho y Fran no dejaba de decir tonterías. En aquel momento fue cuando todo empezó a tomar forma:
Rosi: Fran. ¿Es cierto que se reían de ti en las duchas? –nos reímos los 3 a la vez.
Fran: eso quién te lo ha contado, ¿Dani? ¿Te dijo por qué se reían de mí?
Rosi le contó la anécdota que le había contado yo, y dijo que no estaba bien reírse de los demás, y menos por algo así.
Me levanté a por la tercera botella de vino y comprobé que iba un poco mareado por el alcohol. Imaginé que los tres íbamos igual. Cuando volví Fran le estaba susurrando algo al oído a mi mujer y dije:
-¿Qué pasa que estamos con secretitos?
Rosi: no no, de secretitos nada, Fran me ha dicho que si quiero verla.
Yo: ver el qué. ¿Su polla?
Todos volvimos a reír, y le pregunté a Rosi si realmente quería verla. Rosi me dijo que no le importaba, que nunca había visto una polla tan grande como decíamos que era la de Fran y que tenía simple curiosidad. Yo no daba crédito a lo que estaba sucediendo, pero extrañamente no me disgustó la idea. Al fin y al cabo parecía un simple juego. O eso me pareció a mí.
Fran: bueno bueno, no voy a poder enseñarla ahora……
Volvimos a reír y le preguntamos que por qué no podía enseñarla.
Fran: pues porque llevo casi un mes sin catarlo, la polaca me tiene a régimen, y si la saco aquí delante de tu mujer, con lo buena que está, se me va a poner gorda y con ganas de guerra…..
Rosi: bueno, ¡no será para tanto! A ver, no te hagas de rogar…
Fran se levantó y haciendo como si estuviese en medio de un striptease, moviendo la cintura, se dio la vuelta y se quitó los pantalones. Llevaba unos slips ceñidos de color blanco. Cuando se dio la vuelta casi se le salen los ojos de las órbitas a Rosi cuando vio el paquete totalmente marcado. Era un bulto tremendo y el capullo que tenía era muy gordo, sobresalía claramente del resto.
Rosi: ¡Madre mía! ¿Pero qué es eso que tienes ahí metido? –volvimos a reír los tres.
Parecía como si con estos años le hubiese crecido aún más la polla. Yo la recordaba grande, pero no tanto.
Fran: bueno Rosi, ¿sigues teniendo ganas de verla? ¿Me quito los slips?
Rosi: ahora tengo más ganas de verla, sí quítatelos. ¿No te importa que la vea Daniel?
Yo negué con la cabeza. Aquella escena me estaba poniendo cachondo y no sabía muy bien por qué. En el fondo, yo también deseaba ver de nuevo la polla de mi amigo.
Fran se bajó los slips hasta las rodillas. Dejó al aire su pollón. Lo tenía depilado, los huevos le colgaban mucho, era muy gorda y el capullo muy grande, de color rosa con la punta muy redonda y abierta. Se acercó a Rosi y dijo:
-mírala bien, así de cerca la verás mejor.
Rosi la miraba fijamente con una sonrisa dibujada en los labios. Fran le cogió las manos y me dijo:
-Dani, ¿no te importa que la toque tu mujer un poco no?
Yo respondí que no, y Rosi empezó a tocarle los huevos, luego agarró su polla por la base y con la otra mano acarició el capullo. Empezó a ponérsele la polla dura y Rosi empezó a hacerle una paja, lentamente, recreándose y viendo como iba creciendo entre sus manos. La punta abierta del capullo apuntaba directamente a la cara de mi mujer.
Fran dijo: desde el momento en que te vi Rosi supe que eras una zorrita…. ¿Ves? Ahora se ha puesto dura y necesita descargar.
Noté como se me ponía dura la polla a mí también. Era la primera vez que estaba en una situación así. Me bajé los pantalones y empecé a hacerme una paja.
Fran le quitó la blusa a Rosi y dejó al descubierto sus pechos, pequeñitos pero de punta y muy redondos. Empezó a jugar con sus pezones, a pellizcarlos cada vez más fuerte. Rosi estaba muy cachonda y a veces soltaba un pequeño gemido a modo de queja cuando Fran la pellizcaba demasiado fuerte.
Luego, le quitó las manos de su polla a Rosi y le dijo que ahora era su turno. La cogió del pelo y empezó a pasar su polla por toda la cara de Rosi. Estaba claro que le gustaba el tacto de su piel en la polla. Le dijo que abriese la boca y sacase la lengua. Rosi le mamó los huevos y luego toda la polla. Así estuvo unos minutos. Luego empezó a metérsela en la boca. El capullo casi no le cabía a Rosi, y ella abría la boca todo lo que podía. Fran no paraba de moverse y poco a poco iba entrando más y más su polla en la boca de Rosi. La muy puta se estaba tragando un buen trozo de aquel pollón.
En ese mismo momento me corrí, viendo la cara de Rosi desencajada mamándole la polla a aquel cabrón que tenía por amigo.
Fran sacó la polla de la boca de Rosi y dijo:
-Mira mira, tu maridito se acaba de correr viendo lo puta que es su mujer. Dani, no tengas prisa que esto no ha hecho más que empezar. Ahora Rosi, quiero ver cómo te la metes tú solita en la boca y te atragantas con ella. Sin manos.
Rosi obedeció y empezó a meterse la polla de Fran en la boca, hasta la mitad y luego empezó a atragantarse. Se la sacó de la boca mientras le caían hilos de saliva por la garganta. Recuperó el aliento y volvió a chuparla.
Fran: sí, así se hace puta. Se nota que te gusta que te manden. Eres muy obediente y eso tiene su recompensa.
Empecé a ponerme cachondo otra vez, y volví a hacerme otra paja mientras disfrutaba del espectáculo.
Fran le dijo a Rosi:
-Estás muy callada putita. ¿Te gusta la polla del amigo de tu maridito?
Rosi asintió con la cabeza y dijo:
-Esto no es una polla. ¡Es un pollón!
Fran: ¿Cómo tienes el coño? Seguro que te arde y pica como nunca, ¿eh? Anda, dime como está ese coño.
Rosi: está muy caliente, me palpita mucho y me pica mucho.
Fran: ¿está muy mojado?
Rosi: está empapado, parece que me he meado encima……..
Fran: todo a su tiempo puta, todo a su tiempo. Desnúdate entera.
Rosi se desnudó y dejó a la vista su coño, pequeñito y con poco pelito de color muy rubio. Fran lo miró y se le hizo la boca agua. La ordenó que se pusiese de culo con las rodillas apoyadas en la silla. Rosi obedeció y Fran se deleitó con las vistas. Empezó a meterle los dedos en el coño mientras le decía lo puta y guarra que era Rosi. Eso la excitó muchísimo, y a mí también. Cogió una botella de vino que estaba vacía y empezó a follarla el coño con ella. La metía y sacaba constantemente la boquilla, no muy profundo. Rosi gemía despacito, se notaba que le gustaba. La botella chapoteaba en la raja del coño de mi mujer, totalmente mojado y de un color rosa intenso.
Fran le preguntó: ¿te habían hecho alguna vez las guarradas que te estoy haciendo guarra?
Rosi contestó que no.
Fran: que puta eres……… ahora quiero que te corras con la botella metida en el coño.
Fran recogió las bragas de Rosi del suelo y se las metió en la boca. Empezó a acelerar el ritmo de la botella mientras entraba y salía del coño de Rosi. La muy puta tardó un minuto en empezar a retorcerse de gusto y a gemir calladamente con sus bragas metidas en la boca.
En ese momento volví a correrme del gusto que me dio ver aquella escena. Fran me miraba mientras se reía. Estaba claro que disfrutaba humillándome a mí también.
Fran: muy bien putita, muy bien, has sido una buena chica…… Ahora me toca a mí.
Dejó la botella en la mesa llena de la corrida de Rosi. Empezó a menearse la polla y le abrió las nalgas a Rosi para poder ver bien su coño abierto.
Fran me dijo: Dani, levántate y ven, esto lo tienes que ver de cerca. Ya verás cómo este coñito de tu mujer se la acaba tragando toda. Ah, y sírveme otra copa de vino.
Me levanté y le serví la copa de vino. Le dio un trago mientras yo me ponía a su lado. Me ordenó que le separase todo lo que pudiese las nalgas a Rosi, ábrele bien el culo decía.
Apuntó el capullo a su coño y empezó a follarlo muy despacio, lentamente. Podía ver como se iba humedeciendo el grueso de su polla según iba entrando en el coño de Rosi. Fran la recordó que no se sacase las bragas de la boca.
Poco a poco iba entrando el pollón en su coño. Rosi gemía a cada empujón que Fran daba hasta que llegó un momento que tenía metida más de la mitad de aquel pollón en su coño. Rosi ahora respiraba más rápido y apoyaba la cabeza en el respaldo de la silla, mirando al suelo. Fran me preguntó si me gustaba lo que veía, le respondí que sí. Se echó a reír mientras le daba otro trago a la copa de vino.
Cuando intentó meter toda la polla en su coño Rosi soltó un pequeño grito ahogado por sus propias braguitas. Estaba claro que le empezaba a doler tener todo ese pollón dentro. Fran me dijo que podía dejar de abrirle el culo a Rosi y que me hiciese otra paja.
Le hice caso y empecé a meneármela otra vez. Fran me indicó que me pusiese delante de Rosi para hacerme la paja, que quería que ella viese a su maridito machacándosela mientras se la follaba su amigo. Así lo hice. Fran la cogió del pelo tirando hacia él, lo que hizo que Rosi me mirase. Empezó de nuevo a follarla pero esta vez más fuerte.
Rosi me miraba con cara de puta, tenía un leve gesto de dolor pero no se quejaba. Todo lo contrario, la muy puta entrecerraba los ojos gozando.
Fran: así puta así, ahora va toda dentro, ¿eh? No te quejes, si te duele jódete, luego te dará más gusto ya verás. No eres la primera yegua que domo.
Empezó a moverse muy fuerte, a follarla sin compasión. Rosi empezó a gemir como una loca y vi su cara totalmente desencajada mientras se corría, intentando que Fran bajase el ritmo, pero Fran la tenía bien cogida por el pelo y no dejaba de tirar hacia él.
Viendo que Rosi se corría Fran empezó a acelerar más y más, la tiraba del pelo como si quisiese partirla por la mitad. Rosi gritaba del gusto sin dejar de mirarme.
Quedó totalmente exhausta después de aquella corrida. Fran le sacó el pañuelo de la boca para que pudiese respirar mejor. Estaba claro que no era la primera vez que mi amigo se follaba a una tía de esa forma.
Rosi descansó mientras Fran le acariciaba el pelo y le decía lo puta y guarra que estaba siendo. El muy cerdo la metía los dedos en la boca para deleitarse con los hilos de saliva que ella no podía tragar.
Fran: ahora te voy a follar duro, pero esta vez no tendrás la boca tapada, quiero que te escuchen follar todos los vecinos.
Empezó otra vez a bombearla con fuerza. Rosi gemía como loca. Fran aceleró con más fuerza. Se oían los golpes de las nalgas de Rosi en su vientre. Rosi empezaba a perder el control y gritaba ahora más fuerte.
Fran no paraba de decir guarradas mientras la follaba. Toma polla puta, toma polla. Vaya polvos que echas zorra……
Con cada guarrada Rosi gritaba más y más, y en ese momento pegó un grito tremendo que se debió de oír en la calle. Fran viendo que se corría otra vez le dio una embestida muy fuerte y se la dejó clavada entera mientras ella se retorcía de gusto……
Buena chica, buena chica……. Decía Fran.
Fran: ahora me toca a mí puta. Estoy deseando llenarte el coño de leche.
Rosi no tomaba la píldora, pero ninguno caímos en ello, la excitación del momento nos hizo perder la cabeza. Cosa que más tarde nos pasaría factura.
Fran volvió a follarla lentamente. Rosi no podía ni moverse, sólo levantaba el culo para que se la follaran bien. Fran metió la mano entre las piernas de Rosi y le apretó los labios del coño y su clítoris. Se los pinzó de tal manera que Rosi pegó un grito de dolor.
Fran dijo: tranquila puta tranquila, sé que duele pero ahora se trata de que disfrute yo, no tú puta.
Rosi se mordió el labio inferior con un gesto de dolor. Fran además de ser un cerdo y un cabrón le gustaba ver sufrir a las mujeres mientras se las follaba.
Así estuvo follándola un rato, luego soltó el clítoris pinzado de Rosi y empezó a apretarle muy fuerte sus pezones. Rosi no paraba de poner gestos de dolor y de quejarse, pero la muy puta no ponía fin a eso. Fran era un cerdo de los de verdad.
Fran: así puta así, estoy disfrutando mucho contigo, ¿lo sabías?
Rosi no respondía, sólo se quejaba de los manoseos dolorosos de Fran. En ese momento Fran la dejó clavada en el interior del coño de Rosi, la agarró de nuevo por el pelo, tiró hacia él hasta que Rosi gritó de dolor y empezó a correrse como un loco. No se cortó y empezó a gritar de gusto el muy cabrón a la vez que Rosi gritaba también.
Fran echo el cuerpo hacia delante y se apoyó en la espalda de Rosi. Le oí decir: puta de mierda.
Yo estaba paralizado con la polla en la mano, totalmente erecta.
Cuando Fran recuperó el aliento, Rosi todavía estaba exhausta. Fran la levantó en brazos y la llevó al servicio. Yo fui detrás de ellos. Fran la metió en la bañera. Rosi estaba destrozada del polvazo que le habían echado. Pude ver las marcas rojas en su piel alrededor de sus pezones, ahora totalmente hinchados y doloridos, y en su pubis, también hinchado y muy rojo.
Fran: Dani, acábate la paja así, córrete encima de la puta de tu mujer, esto todavía no se ha terminado.
Me puse al borde de la bañera mirando la cara de Rosi, que ahora me miraba apoyada en el borde de la bañera. Tenía una mirada sucia, muy guarra. Los ojos entreabiertos. Se la veía agotada pero feliz. La muy puta (pensé yo).
Empecé a masturbarme más rápido y dije: cariño, ¿quieres mi leche?
Ella asintió con la cabeza mientras abría la boca. Empecé a correrme como un loco apuntando a la cara de mi mujer. Vi como varios chorros cayeron directamente en su barbilla y boca. Ella se relamía como una puta.
Fran: sí, me encanta lo puta que es tu mujer Dani. –me dijo mientras se sujetaba la polla en dirección a la cara de Rosi. –Me toca ahora a mí.
Empezó a mearse encima de Rosi. El muy cerdo no tenía ni la más mínima vergüenza. Nos estaba humillando a los dos, usándonos para sus perversiones. La meaba la cara y luego iba bajando por sus pechos, haciendo una parada en cada pezón. Rosi se quejaba cuando el chorro amarillo la golpeaba encima de los pezones. Siguió bajando por su vientre y la meó el coño. Me dijo que yo también podía mearme encima de ella.
Fran dijo: mira mira, ¡la cerda de tu mujer también se está meando!
Tenía razón, Rosi estaba soltando un chorro de pis por su coño. Podía ver como salía a la vez la corrida de Fran, que era muy espesa. Debía ser cierto que la polaca le tenía a régimen y llevaba tiempo sin descargar. Mi mujer estaba siendo lo más guarra y puta que se puede llegar a ser. Empecé a mearla yo también. Solté todo mi pis en su cara y en su pelo. Rosi cerraba los ojos y disfrutaba de los chorros en su cara.
En ese momento vi que Fran entraba al baño con su móvil en la mano. Le hizo varias fotos a Rosi. Dijo: -este momento hay que inmortalizarlo.
Nos duchamos y nos tumbamos los tres en la cama. Fue la siesta más especial de toda mi vida.