Amigos de instituto (1)

Como mi mejor amigo me ofreció a su novia como esclava compartida.

Siempre todos tenemos la suerte de hacer amigos en el instituto. La suerte se incrementa si además de hacer amistad con el chico, te llevas a las mil maravillas con la chica. Y es la hostia si para colmo te incluyen en sus fantasías y experiencias sexuales. Yo gracias al destino o a quien sea que rige nuestras vidas, he tenido esa suerte en algunas ocasiones y es precisamente la primera de ellas la que me dispongo a relatar.

No soy un hombre que digamos sin estudios, pero me decante desde el primer momento por la F.P. porque le veía mas salida que al C.O.U, así que me metí en un instituto para cursar FP, allí conocí a muchos de los que hoy en día siguen siendo buenos amigos míos, pero en especial a José y Cristina. Eramos jóvenes, entrábamos en un instituto desconocido y la mayoría de nosotros no teníamos pareja “fija”.

Casi desde el primer día trabé una buena amistad con José y con el roce terminamos siendo muy buenos amigos. Él empezó a salir casi por casualidad con una de las chicas que mejor estaba de todo el instituto; morena, algo bajita, pero con unas tetas y un culo que se veían tope de prietos. Todos consideramos que era un tío con suerte, pero con lo abierta y simpática que se veía la chica, ninguno de los compañeros considerábamos seriamente que Cris fuese buena en la cama. No teníamos base, pero era una corazonada colectiva.

Estuvieron saliendo una buena temporada, se les veía muy juntos y enamorados. Por esa época, en casa de Cris hubieron problemas y ella se "refugio" en José y en su casa. Las cosas parecieron empezar a cambiar, se les veía juntos, pero a Cris tenia una actitud rara con José. Estaba muy atenta a todo lo que decía y cumplía lo que le pedía al momento. Yo era muy amigo de él y compañero de fila de ella, así que me considere con suficiente fuerza moral para preguntarle a José que era lo que pasaba con Cris, puesto que se le veía una cara triste y me ofrecí para ayudar en la medida de mis posibilidades.

Me dijo que no pasaba nada, al menos esa fue la respuesta durante un mes, pero un día, al salir de clase José me dijo si podría hablar conmigo un momento. Hablamos y me contó que en casa de Cris, sus padres se habían divorciado; que la situación se había echo insoportable y que Cris había pasado una temporada en su casa. Hasta aquí, la cosa no me pareció demasiado extraña, pero el relato continuo: José se dio cuenta de que su pareja, cada vez estaba más ligada a él; le prestaba todas las atenciones necesarias o no y cada vez que decía algo, le daba la razón aun sin tenerla. El tío es un buen pavo, pero cuando una mujer empieza a darte razones para considerar que te obedece, es cuando tienes que empezar a probar cosas y así lo hizo.

Según me contó, una tarde que estaban en casa y los padres de José habían salido le dijo que si tenia ganas de marcha, ella le respondió que no muchas, pero José dijo que él si que tenia, obteniendo la asombrosa respuesta de "pues si tu tienes ganas, tu mandas". Entonces le dijo que se desnudase en medio del comedor, con el consiguiente peligro que entrañaba que los padres regresasen de improviso y la pillasen en pelotas; pero en contra de lo que esperaba, la chica lo hizo y se quedo quieta en medio de la estancia, como esperando que le diese otra orden para cumplir. El experimento no paso de aquí; José estaba sorprendido por la obediencia de su novia y tras decirle que se vistiese otra vez, propuso de ir a hacer una birra a la chica y como esperaba, la respuesta escueta fue "si".

Hablando con ella se entero que la situación de sus padres la había afectado muchisimo y que no quería perder a la única persona con la que no había tenido problemas y que estaba dispuesta a cumplir todo lo que le mandase para no ver como se alejaban. La ocasión dicen que la pintan calva y el cabrito del José decidió que si tenía una esclavilla a su servicio, seria cuestión de aprovecharla y así lo hizo. Esa misma situación le permitió comprobar hasta que punto podría llegar: le ordeno que se marchase al baño, que se sacase las bragas y que se las trajese en la mano. Cris sin decir nada mas, se levanto, se marcho al baño e hizo lo que le había ordenado el que a partir de entonces seria su "amo". A partir de ese momento, las cosas se habían tornado más fáciles para José. Follaba cuando quería y no cuando los dos tenían ganas; sus trabajos en el instituto los hacia la novia y desde aquel día, la chica se ahorraba pasta en ropa interior, puesto que a él no le gustaba, la solución que encontró fue la de decirle que no la usase.

Como comprenderéis, esas confesiones, me resultaron un poco llamativas: una de las mejores chicas de la clase era la esclava a todos los niveles de un buen amigo. A partir de entonces, cada vez que veía a Cris con una falda o unas mallas, no podía dejarme de imaginar que el potorro estaba al aire y que seria muy fácil verlo. Dicen que la confianza da asco y seguramente tengan razón, así que un día me arme de valor y le pregunte a José si me dejaría ver el conejo de su "esclava". Se quedo algo parado, pero me dijo que siempre había tenido la idea en la cabeza de ver hasta que punto era sumisa su novia; hasta aquel instante solo cumplía sus ordenes en todo, sexo incluido, pero que no había probado nunca el campo de los tríos y la humillación y que si bien le daba mucho morbo, no se atrevía por miedo a que la otra persona se fuese de la lengua. Esta ocasión era la mía, y le recordé que nos conocíamos desde hacia muchos años y que nunca le había fallado. En aquel momento me parece que encendí algo en sus ojos, puesto que llamo a Cris y le dijo que yo quería ver una cosa, que fuese conmigo a clase (estabamos en la hora del bocata y allí no quedaba nadie) y que me lo enseñase. La chica se quedo sorprendida, pero como de costumbre obedeció sin preguntar nada más. Subimos a clase y me senté en una de las sillas que teníamos allí; antes de pedirle que me enseñase el coño, me dispuse a hacerle un par de preguntas:

  • Cris, bonita. José me ha puesto al corriente de la situación, se que obedeces sus ordenes en todos los campos sin cuestionarlas. - La chica se puso roja, pero asintió con la cabeza - Me gustaría que me explicases el porque.

  • Bueno, como supongo que te habrá contado José, no quiero perderlo como pareja, así que he decidió seguir sus instrucciones, seas cuales sean. Además... - Desvío la mirada hacia el suelo y me dijo de sopetón - Además, es una cosa que me gusta y me pone a cien.

  • OK. Lo comprendo y celebro que te guste que te haga de amo, para mi seria difícil saber que haces algo en contra de tu voluntad. Y ahora bájate los pantalones, quiero verte bien el coño. - La confesión de Cristina despejo todas las dudas morales que estaba teniendo. No consideraría lógico obligar a una amiga ha hacer algo que no quisiese, pero ella misma que había dicho que le gustaba, así que seria tonto no aprovechar la situación. Se había quedado parada, como sin saber exactamente lo que hacer, pero me miraba con cara de sorpresa. - José te ha dicho que quería ver algo, y es exactamente lo que te he pedido: quiero verte el coño, así que espavila y bájate los téjanos.

Ante mi sorpresa y subidon de morbo, la chica se desabrocho el cinto, se abrió el botón del pantalón y se bajo los pantalones hasta los tobillos, quedando un coño completamente peludo al alcance de mis ojos. Era fantástico, allí delante tenia a la novia de mi mejor amigo, con los pantalones en los tobillos y esperando que yo le dijese que se los podía subir, pero la petición era que lo quería ver bien, así que le dije que se lo abriese un poco con los dedos; tras un segundo de duda, hizo lo que le pedía y si no fuese por que no le pedí a José nada mas, me la tiro allí mismo, puesto que pude observar que la muy guarra estaba húmeda y perlitas de liquido brillaban en sus labios, a causa seguramente de la excitación.

Cuando sacie mi curiosidad por ver su conejo, le dije que ya se podía subir los pantalones y decirle a José que era una sumisa muy buena. Me dijo "gracias" se subió los pantalones y salió por la puerta, pasando delante mío moviendo el culete como hacen las mujeres y no me pude reprimir de pegarle una palmada. Después pense que igual se cabreaba José si se enteraba por ella y al bajar a la cafetería se lo conté. Me pregunto si no le había metido mano y al contestarle que no puso cara de extrañado y dijo que era mas legal de lo que pensaba y que "la próxima vez" daría otra orden a Cristina. Me pareció fantástico y le dije que si quería algo a cambio, me contesto que solo mi colaboración para añadir morbo al asunto.

El lunes de la semana siguiente, antes de entrar en clase y tras un finde de no vernos (solíamos salir en grupo, pero aquella semana, se habían marchado a la torre que tenían sus padres fuera de BCN), José me llamo a parte y me dijo una cosa que me dejo sorprendido: "me lo he estado pensando muy en serio, y si hay que montar un trío para ver que se siente, la mejor opción eres tu. ¿Que me dices?". Joder, me quede cortado, seria también mi primera vez pero la chica se lo merecía. "Por supuesto, cuenta conmigo" fue la respuesta y la siguiente pregunta era lógica, con una mente como la mía "¿Cuando quedamos?". La sonrisa se dibujo en la cara de José, se giro hacia Cris que se encontraba algo retirada y le dijo secamente "Ahora también obedeces a Carlos, tiene tanto poder como yo", girándose hacia mi soltó una carcajada y modifico la frase "bueno... casi tanto, no es cuestión que me la quites". Los dos nos reímos a gusto y ella parecía contenta.

Como habrás comprobado, tengo una mente bastante calenturienta y eso, unido al permiso de José con carta blanco sobre Cris, me puso de los nervios, como te he comentado la tenia de compañera y se sentaba a mi derecha, así que le dije que se abriese un par de botones de la blusa para poderle ver bien esas tetas que se marcaban bajo el vestido, lo hizo sin rechistar y me enseño disimuladamente los pechos.

Fue el inicio de tres años imborrables que algún día os contare.

Carlos.

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