Amigos
Cuatro amigos salen de marcha y....
AMIGOS
Es el primer verano que Sergio no va a estar en Madrid con sus amigos. Algún fin de semana que se ha podido escapar, ha tomado el puente aéreo y ha pasado un par de días con sus padres pero poco más. En cambio su vida en Barcelona marcha sobre ruedas. Isabella ha comenzado a trabajar en prácticas como ingeniera en una empresa auxiliar de SEAT. No es un sueldo demasiado alto pero si ha supuesto un gran desahogo económico. Sergio ha terminado el curso con unas magnificas notas que le vuelven a permitir mantener su beca de estudios. Además el siguiente curso ha sido seleccionado para unas prácticas remuneradas en La Caixa. Su relación de amistad con Enric sigue siendo muy estrecha, así que éste les ha invitado a pasar un fin de semana en Sitges quedándose a dormir en el chalet que los padres de Merce, su novia, tienen allí. Las dos parejas se llevan muy bien y suelen quedar a menudo para salir de fiesta.
Un asfixiante sábado de julio por la tarde los cuatro amigos se montan en el BMW 328 cabrio rojo de Merce y ponen rumbo al pueblo. El viaje les lleva tan solo cuarenta minutos. Son las seis de la tarde cuando llegan a la zona más alta de Sitges y aparcan el coche en el interior de un precioso chalet de piedra. La edificación tiene dos alturas y buena parte de la fachada está cubierta por una enredadera madreselva de un color verde intenso. Una vez dentro suben por una escalera en el recibidor a dejar sus pequeños equipajes en los dormitorios. De vuelta abajo, Merce, les enseña el resto de la casa. Deteniéndose en las dos estancias más amplias y diáfanas. Una es la cocina. Ésta está decorada con muebles blancos con motivos naranjas al igual que los azulejos de la pared. Por una pequeña puerta se accede a la parte trasera del jardín. La otra gran estancia es el salón en el que dos de sus paredes son cristaleras por las que se accede al jardín. Éste, es una gran superficie cubierta de césped donde destaca una piscina que dada la altura de la vivienda sobre el pueblo tiene unas vistas espectaculares de la playa.
Durante el resto de la tarde los chicos estuvieron bañándose mientras sus parejas, Isabella y Merce, estuvieron tumbadas al sol. Posteriormente estuvieron cenando los cuatro en una mesa que colocaron junto a la piscina. No faltó el reportaje fotográfico que con el paso del tiempo se verá con nostalgia.
Sobre las doce y media de la noche los cuatro estaban preparados para salir por la famosa calle Primero de Mayo de Sitges más conocida como la calle del pecado.
Merce era una chica menuda de pelo rubio y corto resaltando así su pequeña cara. Sus ojos eran negros y sus pómulos algo salientes. Lo que más destacaba de ella eran sus grandes tetas que parecían aun mayores dada su corta estatura.
Llevaba un top blanco en contraste con su bronceada piel. Isabella había optado por un pantalón corto blanco luciendo sus bonitas piernas y realzando su culo de jugadora de voley. En conjunto con una camiseta de tirantas negra que le hacía un precioso escote. Su melena negra suelta y aun mojada de la ducha le daban un toque muy sensual.
Cuando aparecieron por el salón, sus respectivas parejas alabaron su belleza, con silbidos y algún piropo. Ellos en un ejercicio de practicidad estética habían optado por unos pantalones vaqueros y camisetas de manga corta. Que Sergio, debido a su mejor forma física, rellenaba mejor.
Decidieron bajar hasta Sitges andando, así que aparecieron por la famosa calle de marcha las dos parejas cogidas de la mano. El lugar era un hervidero de gente entrando y saliendo de los distintos bares de copas. Gentes de todas las nacionalidades oían música de todo tipo. Ellos no tardaron en mimetizarse con aquella variopinta fauna entrando en uno de los bares y uniéndose a bailar.
De bar en bar, de copa en copa y de baile en baile iba pasando el tiempo hasta que fue el momento de ir a la discoteca L´Atlántida. En su pista de baile se unieron a la multitud. La temperatura era muy alta a pesar de la hora. Los chicos sudaban y prefirieron parar un momento y pedir algo mientras que las dos chicas continuaron en la pista bailando.
Al poco tiempo un chico americano se acercó a las mujeres mientras éstas seguían a su aire:
-You need, dance partner? –preguntó el chico a Isabella quién soltó una carcajada.
Sus parejas llegaban justo a tiempo para contestar:
-Don´t worry already I accompany her –respondió Sergio en un perfecto inglés al americano al tiempo que cogía a su chica por la cintura y le mordía el cuello. Isabella suspiró y cerró sus grandes ojos negros sonriendo al sentirse reclamada por su hombre.
-I sit it firend, I believed that it was alone –dijo el turista antes de perderse de nuevo en la multitud.
Isabella se giró a su novio:
-¿Te has puesto celoso, Sergio? –le preguntó sonriendo.
Éste le miró con media sonrisa y levantó su ceja izquierda dividida en dos por la cicatriz antes de fundirse en un profundo beso. Se acercó al oído de su pareja y comenzó a cantarle el estribillo de la canción de Los Rodriguez que sonaba en ese momento:
-Quiero ser el único que te muerda la boca… -antes de volver a besar a Isabella y dejar que fuera la voz de Calamaro la que siguiera poniéndole música a aquella escena:
quiero saber que la vida contigo no va a terminar...
Porque sí (porque sí)
porque en esta vida
no quiero pasar más de un día entero sin tí.
porque sí (porque sí)
porque mientras espero
por tí me muero y no quiero seguir así.
Siguieron bailando, bebiendo y besándose hasta la hora de volver a casa.
Llegaron al chalet y pasaron directamente al jardín. Estaban borrachos cuando a Enric se le ocurrió una idea:
-¿Y si nos bañamos? –preguntó mientras había empezado a quitarse la camiseta. Merce que reía sin parar propuso la forma:
-Pero desnudos. Los cuatro desnudos.
Todos rieron y dieron por buena la idea. Enric cayó al suelo al intentar quitarse uno de sus zapatos de pie. Las risas eran contagiosas entre ellos. Tras cinco minutos, las dos parejas estaban metidas en la piscina desnudas, salpicándose, saltando y sumergiéndose unos a otros. Esta situación de cuerpos jóvenes y desnudos les llevó a un estado de excitación que pronto les separó dos a dos.
Así, Merce salió de la piscina por unos escalones que descendían desde el jardín, tirando de su novio.
Enric mostraba una considerable erección. El chico tenía un aspecto de fragilidad dada la blancura de su piel lampiña lo que por otro lado hacía que resaltara su escaso vello púbico negro y rizado de donde ahora se erigía un ariete de carne circundado y coronado por un glande de color rojo intenso, el cual amenazaba el culo de Merce, cuyo bronceado contrastaba con el blanco de las zonas que cubría el bikini.
En la chica lo que más destacaba eran sus grandes tetas blancas con una pequeña areola de pezón puntiagudo y color marrón muy claro casi rosáceo.
Dentro de la piscina Sergio e Isabella se besaban abrazados. La chica acariciaba los poderosos hombros de su amante al tiempo que éste ceñía sus manos alrededor de su pequeña cintura.
Sergio arrimó su miembro a los labios vaginales de la guapa italiana que ahora estaban rasurados. Buscando introducir su glande entre las paredes carnosas de aquella ardiente cueva de lujuria. La chica se tumbó hacia atrás y apoyó su espalda contra el filo de la piscina facilitando a Sergio que la penetrase.
El chico mantenía a Bel-la, como solía llamarla en estos momentos de intimidad, por la cintura mientras se deleitaba con un precioso cuerpo de mujer morena. Con unas hermosas tetas de enormes pezones oscuros. Su melena azabache caía mojada tras su cabeza. Sus impresionantes ojos estaban cerrados y de sus carnosos labios salían gemidos de placer al sentir cada penetración. Sus largas piernas rodeaban a Sergio por encima del culo.
El chico sentía el calor húmedo del interior de la vagina en contraste con el frío del agua notando un placentero escalofrío en todo su cuerpo.
Los suspiros y gemidos de la chica fueron en aumento a medida que su amante aceleraba los movimientos de cadera provocándole una profunda penetración. El agua se movía alrededor de ellos con furia a cada empujón.
Fuera, en una tumbona de madera de teca, Merce, la propietaria de la casa, estaba boca arriba con las piernas abiertas y sobre ella Enric empujaba con fuerza su polla contra el rubio coño de su novia. Ésta, arañaba la espalda de él y gritaba de manera casi salvaje que no parase a punto de llegar al clímax, lo que provocó un alarido de Enric anunciando que se estaba corriendo.
Desde la piscina la visión de los movimientos del culo de su amigo Enric contra Merce aumentó la excitación de Sergio que comenzó a penetrar más fuerte a Bel-la. Ésta se había incorporado y estaba abrazada a su montura:
-Sergio, no paia, non paia che correre. Ora, ora, ora, seee...
Sergio con un grito ininteligible acompaño el orgasmo de su chica con una espectacular corrida, mientras el amanecer se divisaba desde la piscina en el inmenso horizonte mediterráneo.