Amigo Virtual (II)

La propuso quedarse en su casa, y asi lo hizo sin dudar ni un segundo.

Después de un día encantador, era una pena que tuviera que marcharme de vuelta al hotel, así que Gorka me propuso ir a recoger mis cosas y quedarme en su casa, a cambio de sexo, algo que yo no dudé ni un momento.

Nos abrigamos y nos fuimos, subí a mi habitación y recogí mis pertenencias. Una vez estaba en el vestíbulo me acerqué al mostrador, le di una falsa explicación al recepcionista y nos fuimos a cenar.

Cenamos a base de tapeo en un conocido local llamado "Lizarran", todo exquisito. Nos fuimos a su casa, dejé mi maleta en el salón y quitándome el abrigo, Gorka me dijo:

-por qué no te das una ducha caliente, descansarás mejor.

Yo asentí con la cabeza y me metí en el cuarto de baño, dejando la puerta entreabierta, de manera que a través del espejo podía ver gran parte del salón incluido a Gorka, viendo la televisión.

Me desnudé toda y cogí una toalla grande que me lié en el cuerpo, saqué mi ropa y la coloqué encima de una silla, él me seguía con la mirada sonriendo hasta que me volví a meter en el baño, dejando la puerta estratégicamente abierta.

Abrí el grifo del agua caliente, mientras iba saliendo yo observaba a Gorka a través del espejo, alargó su mano hacia mi ropa y cogió mis braguitas, se las acercó a la cara para olerlas y restregárselas, con su otra mano se acariciaba el cuerpo y se tocaba la verga, yo le observaba atentamente, me gustaba pensar como mi olor corporal era causa de excitación, yo me acariciaba los pechos como si fueran sus manos.

Me metí en la ducha, el agua estaba muy caliente y eso me encantaba, me enjaboné el cabello mientras la espuma bajaba por mis pechos, caía por el abdomen hasta desembocar en el delta de mi raja. Entonces Gorka entró en el cuarto de baño, corrió las cortinas y pegó sus manos en mi cuerpo, deslizándolas mientras dibujaba con ellas mi silueta, me levantó los brazos y me frotaba el cuerpo como si quisiera lavarme, en un instante estaba dentro de la ducha conmigo, sobando mi cuerpo enjabonando y besándome la boca como si fuera el último beso, frotaba su cuerpo contra el mío y su verga ya estaba dura y tiesa como un palo.

Alargó su mano hacia el mármol de la encimera y cogió una maquinilla de afeitar, con la intención de rasurar el poco pelo que tenía en el pubis, ya que lo llevo casi todo rasurado. Lo enjabonó mientras daba un placentero masaje en todo el coño, y con la maquinilla lo acabó de rasurar dejándolo limpio y suave, lo lavó bien con agua clara y abriéndome las piernas introdujo su lengua dentro, acariciando mi clítoris, dando suaves toques y moviéndolo hacia un lado y otro, me estaba muriendo de gusto, me metía dos dedos por mi coñito y con la maquinilla de afeitar, me metía el mango por el culo mientras lo movía suavemente en un mete-saca, tuve un orgasmo maravilloso gracias a su boca y sus dedos, como no con la ayuda de la maquinilla.

Su polla estaba tan tiesa, que no me atrevía ni a mirarla, así que la cogí entre mis manos y le di un suave masaje con el jabón que mi pelo desprendía, con una mano la mantenía erguida y con la otra agarraba su capullo mojado y lo movía hacia adelante y atrás, el jabón goteaba a través de toda su polla, gemía de gusto mientras mantenía sus ojos cerrados, los movimientos eran cada vez más rápidos y su respiración también.

Soltó un chorro de leche caliente hacia mi cuello y mi boca, que acabé por mezclarlo con mi lengua y con el jabón igual que una batidora.

Nos acabamos de duchar, con pequeñas pausas para poder besarnos y acariciarnos como dos amantes desesperados, agotando sus últimos momentos de pasión.

Una vez estábamos más relajados nos acomodamos en el sofá del salón para ver un rato la televisión, hacían uno de esos programas de variedades, no demasiado interesante pero estábamos a gusto, tumbados uno encima del otro tan solo tapados con una manta de lana, era el momento de descansar un poco de nuestra sesión de placer.

Después de una agradable velada de abrazos y risas, me retiré a descansar a la habitación caí rendida de sueño, Gorka se quedó un rato más en el salón, mientras comía unas galletas.

Entre mis dulces y placenteros sueños, notaba como me cogían las manos, me desperté casi más dormida que otra cosa y allí estaba él, me había atado las muñecas con un pañuelo al cabezal de la cama, me asusté un poco y le pregunté:

-Que haces Gorka?

-Nada que pueda hacerte daño, confía en mi.

-Bien.

Aun así, estaba un poco desconcertada, abrió el cajón de la mesita de noche y sacó una pluma, me dio un medio ataque de risa cuando la vi, le pregunté que para que era y él me hizo un gesto de silencio.

La cogió y empezó a pasármela por todo el cuerpo, por mis brazos la bajaba y acariciaba mis axilas, la pasaba por mis pezones que se endurecían y se ponían erectos, la bajaba por mi abdomen y acariciaba mi raja recientemente rasurada y sensible, tenía la piel de gallina, me encantaba aquella sensación de suavidad y cosquilleo, le pedí que subiera hasta mi cara su polla, para poder corresponderle con caricias similares con mi lengua, era mi única arma ya que estaba atada. La cogió entre sus manos y me la acercó a los labios, los cuales yo abrí para degustar su barra y chuparla con ansia, quería que fuera mi biberón otra vez, la mamaba succionando fuertemente para poder extraer su leche, que no tardó mucho en aparecer.

Yo seguía atada de manos, Gorka abrió el cajón nuevamente del que sacó una verga de goma, la untó de lubricante y empezó a jugar con mi chochito y mi ano, metiéndola y sacándola, con la otra mano me metió un dedo en la boca para que pudiera chuparlo igual que chupaba su nabo, con el juego del mete-saca por mis dos agujeros no tardé en correrme nuevamente.

Igual que hicimos anteriormente después del polvo en la ducha, nos tendimos en la cama aunque la conversación fue más bien corta, ya que estábamos realmente agotados y caímos en los brazos de Morpheo.

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