Amigo salido 4

Seguimos...

El martes estuve en la pescadería y,  acordándome de vosotros para luego poder contároslo  y para ver qué pasaba, me puse un vestido escotado, allí estaba el chaval que al verme dijo que el me atendía, no deje de tontear en todo el tiempo y no perdía detalle cada vez que me agachaba a meter cosas en la bolsa, una de las veces a la vez que me agachaba lo mire,  lo sorprendí pendiente de mis tetas él se quedo un poco cortado y yo le sonreí, creo que esa mañana , pensé que una pajita se haría a mi salud. Al medio día le comente a Manolo que al niño del pescadero esta mañana se le iban los ojos detrás mía,  claro, si ibas con este escote seguro que sí y  además con ese sujetador se te marcan mucho los pezones, que pasa que ya te gustan también los jovencitos, le estas soltando la melena, que quieres al cuerpo hay que darle alegrías,  o no, y además a ti te gustan también estas cosas, claro que me gustan que seas así. Esa tarde mi marido tenia guardia y cuando Mario llego, yo estaba sola, así que empecemos la huelga sin Manolo, nos empezamos a besar y, al momento, ya tenía la polla bien dura, así que se la saque, se la menee, me gusta mirar su capullo, como sale y se esconde y luego me la comí entera, huevos incluidos, estuve, por lo menos diez minutos mamándosela, luego me desnude y en el mismo sofá me abrí de piernas y me hizo una comida de coño que tuve que decirle que parara porque  iba a hacer que me corriera y me quería correr con su polla dentro, me empezó a pasar la lengua por el culo y me dijo, este culito me hecha de menos, lo preparamos , hazme lo que quieras, mi culo es tuyo; me lo preparo como el solo sabe hacerlo, me lo puso bien de saliva, se untó vaselina por el cabezón y la apunto a mi culo, apoyando el capullo en el agujerito, que ya se contraía de gusto, me lo fue abriendo poco a poco, mientras me decía, que agujerito mas estrechito y antes de que me diera cuenta el cabezón había entrado y una vez dentro lo demás entro casi de golpe, ahí estaba yo, echada sobre la mesa y empalada con ese tronco de carne mientras mi agujerito lo apretaba a cada espasmo de placer, entonces escuchamos la puerta, era mi marido que no podía entrar porque mi llave estaba puesta por dentro, al poco sonó mi móvil y afortunadamente lo tenía en la mesa, así que sin moverme,  y mientras Mario me follaba lentamente atendí la llamada y era mi marido diciendo que no podía abrir, pues te vas a tener que esperar un poco porque estoy con tu amiguito, me la acaba de meter por el culo y como comprenderás  con lo que cuesta meterla no me la voy a sacar para abrirte la puta puerta, así que, como buen cabron que eres, espérate hasta que me haya dado un rato de gusto en mi ojete y Mario seguía con el mete y saca, al rato, cuando Mario se corrió y yo también, me eche el vestido por encima y fui a abrir, encontrándome a mi marido hablando con los vecinos, la vecina me dijo, Miriam, ven que  quería enseñar una cosa, entre en su casa y me la estuvo enseñando, me pregunto, Miriam te pasa algo, por que lo preguntas, porque te veo muy colorada, es que he estado agachada arreglando el aparador y con el esfuerzo… si supiera el motivo de mi acaloro, Salí de su casa mientras la leche de Mario empezaba a salirme del culo y a resbalarme por las piernas, mientras los vecinos seguían hablando, me agache a coger una bolsa que había traído mi marido y entonces me di cuenta de la mirada de los dos vecino, me di cuenta que como no me había puesto sujetador y con ese vestido tan escotado, al agacharme así, les enseñe las dos tetas y creo que hasta el ombligo, lo cual me agrado, tener pendiente de mis tetas al vecino cincuentón largo y al otro algo más joven, hizo que me hormigueara el chochito y estuve un ratito hurgando en la bolsa para deleite de los dos  que no quitaban ojo mientras mi ojete lo sentía dolorido del tronco de Mario hablaban con Manolo, que se estaba dando cuenta de todo, me incorpore y me uní a la charla con los pezones duros, que se marcaban totalmente sobre el vestido, y ellos, con disimulo, no dejaban de disfrutar del espectáculo, mientras el cardito seguía resbalando así que me metí en mi casa antes que me llegara a los tobillos y manchara el suelo. Mario ya se había vestido y nos esperaba sentado en el sofá, cuando entro Manolo, le dijo veo que, por lo visto, no hace falta que yo este para beneficiártela, te ha molestado, no, coño pero me habéis tenido un cuarto de hora esperando fuera con la polla como un hierro que se me iba a salir del pantalón, tranquilo cornudito mío, ahora te alivio un poco. Esperamos que lo, si, me he dado cuenta y tu también y por eso te has pegado un rato agachada, que puta eres, déjalos que disfruten y después se follen a sus mujeres pensando en mis tetas, sí, claro, pues mira como tengo el culo, me incline sobre el sofá, me subí el  vestido y vio mi culito abierto y la leche corriéndome y casi llegando al suelo, empezó a tocarme el culo y le dije ahora se un perrito bueno y límpiame toda la corrida de tu amigo y si lo haces bien, después te haré un lavado de cabeza para dejarte relajadito cabroncito mío.

Esta semana pasada ha estado cortita porque nuestro amigo salió de viaje el miércoles y todavía no ha vuelto, así que me he tenido que conformar con echar un polvo el viernes por la noche y otro el domingo en la siesta, con Manolo. Tengo el coñito un poco falto. El viernes, por la tarde, me crucé en el portal con mi vecino y el muy cabrón, cuando se cruzaba conmigo, se sobó el paquete mientras me miraba las tetas, se acordaría del espectáculo, por lo visto le gustaría lo que vio el otro día, me gustó el gesto de tocarse la polla y dije para mí, ah, si,  pues de aquí en adelante te voy a dar motivos para que te toques de verdad, ayer, hablando con su mujer, le sonsaqué que él tiene 58 años, le metí los dedos un poco en el tema del sexo y ella me dijo que lleva un par de años que apenas le apetece hacerlo y que su marido no deja de acosarla, que siempre está desando follar, la miré extrañada y me dijo. tu es que eres todavía joven, cuando se te retire la regla verás como se te pasan las ganas. Así que teníamos al vecinito falto de coño, con razón se sobó el paquete, seguro que hasta se habría masturbado pensando en mis tetas, pues yo le iba a dar motivos, en cuanto pudiera, para que estuviera todavía más caliente.

Ayer por la tarde, estaba mi vecino asomado a su terraza y como ya sabéis, está junto a la mía y yo tenía que colgar ropa para secar, así que me dije vecinito te voy a dar una ración de hembra para que te toques la polla de verdad calentón, me quité la bata que llevaba puesta, el sujetador y las bragas y me puse el vestido escotado del otro día, ese que se me transparenta los pezones y sin bragas se me marca el culo , salí al balcón con el cubo de la ropa lo saludé, me di la vuelta y me agaché para poner el cubo en el suelo, ofreciéndole todo mi culo y empecé a remover la ropa mientras miraba a la cristalera donde se reflejaba mi vecino y podía verlo sin que él lo supiera, se estiraba para poder mirarme bien el culo y las piernas, cuando me levantaba giraba la cabeza y se hacia el disimulado, al colgar la ropa me ponía frente a él para que, al estirarme se me marcara más todavía los pezones y el contorno de mis tetas y yo notaba como se me movían libres bajo el vestido, así estuve un buen rato hasta que colgué toda la ropa y al terminar , me quedé un rato inclinada sobre la barandilla frente a él, y el pobre no sabía hacia donde mirar y  se le iba los ojos a mi escote cada dos por tres , yo le sonreía mientras le hablaba hasta que salió su mujer, me recompuse un poco y estuve charlando un rato con ella mientras su marido se metía para adentro, notándosele un bulto en  la bragueta,  ahora te la vas a tener que tocar de verdad, pensé.

Ahora voy a por el pescado me voy a poner algo escotado y luego os cuento que es lo que pasa con Víctor, ese es el nombre del niño, a ver si se suelta un poco o yo puedo provocar alguna situación morbosa, ya os contaré.

Fui a la pescadería pero Víctor no estaba, así que nada de nada, muchas miraditas de los tíos por la calle y ya esta. Al final, cuando volví a casa y con lo cachonda que estaba, por la expectativas de calentar al niño, encendí el ordenador, me desnude y  me puse a mirar las fotos de sicom mientras me acariciaba el clítoris y me tocaba los pezones y, al final, me corri mirando la foto esa de la polla con el lacito azul, que fue la que mas me gusto.

El lunes regresó Mario de su viaje y, por lo visto le ha sentado bien el distanciarse de su mujer porque se han reconciliado. Ayer estuvieron en casa y parecían dos tortolitos, no hay nada como una reconciliación, yo estaba hasta un poco celosa, hasta que me dije, Miriam eres gilipollas y se me fue pasando. Una de las veces que fui a la cocina Mario se vino detrás mía para decirme que lo nuestro no tenia por que acabar, que sexualmente lo que sentía conmigo, no lo sentía con su mujer ni de lejos, que quería a su mujer, pero con ella, el sexo era muy simple porque ella  se limitaba a ponerse bocarriba y poco mas y cuando sus hijos se independizaron creía que volvería a ser como cuando estabas recién casados, pero no, todo siguió igual de monótono, el polvo el fin de semana, si caía y poco mas, luego  me abrazo, me beso, me dijo que estaba deseando follarme y volvió al salón, Cuando se fueron, se lo conté a Manolo y me dijo, pues ahora va a ser mas difícil porque como sale con su mujer… bueno, ya buscaremos la oportunidad.

Me acaba de pasar una cosa que no puedo esperar para contárosla. Acabo de volver de comprar y en la puerta del ascensor había varias personas esperando porque uno de ellos estaba averiado, esperaban mi vecino y dos mujeres más, cuando llegó, pasó mi vecino al fondo y entramos las tres, el ascensor es pequeñito y me puse delante de él, cuando se iba a cerrar llegó otro hombre y una de las mujeres dijo, sube, el otro está averiado, nos apretamos un poquito y cabemos todos, se pegó a mí, se echo para atrás y eso hizo que yo me pegara a mi vecino, sentí mi culo rozando su paquete, me moví un poco y fue entonces mi vecino el que se pegó a mí, el cabrón estaba aprovechando la situación y empecé a notar cómo se estaba empalmando y más se pegaba, yo no podía separarme, ni tampoco quería, me estaba empezando a gustar la situación, cuando el ascensor paró se bajó una mujer y el hombre, pero yo seguí pegada a su polla pensando, pues no tiene mal paquete el puretilla, a ver si se pone más dura y, disimuladamente, comencé a mover mi culito, cuando se bajó la otra mujer, mi vecino me cogió por las caderas y me pegó contra él, ostia Miriam qué culo, me tienes a tope, pero vecino, qué estás haciendo, le dije haciéndome la decente, separándome de él y dándome la vuelta como ofendida, perdona Miriam pero es que me has puesto malo, dijo mientras se tocaba el paquete y no me he podido aguantar, no  te puedes figurar la de pajas que me he hecho pensando en ti y ahora tenerte así pegada a mí, no lo he podido evitar, no le vayas a decir nada a mi mujer, te lo pido por favor;  no te preocupes hombre, lo comprendo y, como mujer, me alaga que te guste y que pienses en mí. En eso se abrió el ascensor, salimos y cada uno entró en su casa, Y me dije, esto se lo tengo que contar a mis chicos ya, es que me excito cuando os lo cuento.

Joder con el pureta, pues no que me ha puesto cachonda, tiene que tener una buena polla, porque cuando se apretó la bragueta con la mano, el bulto casi no le cabía.

No sé si contarle lo que ha pasado a Manolo, no vaya a ser que no le guste y se pelee con el vecino y yo no tengo ganas de malos rollos. Porque el romance con su amigo es otra cosa, fue algo de común acuerdo, pero esto quizás no le agrade.

El sábado estuvimos almorzando con Mario y su mujer en la pizzería de abajo y todo se desarrolló con normalidad, al final de la comida me entraron ganas de hacer pipí y, como no soy muy partidaria de hacerlo en locales públicos y además tenía mi casa cerca, pues dije que iba a  subir para ir al servicio y cuando no llevaba ni medio minuto en casa, llamaron a la puerta, era Mario que, con un pretexto había subido detrás de mi, entró y no hice más que cerrar la puerta cuando ya me estaba besando y manoseando, joder Mario, ahora follas con tu mujer, debes estar satisfecho, si follo, pero ella no es como tu, contigo es completamente diferente, más morboso, empecé a tocarle la polla por encima del pantalón y ya estaba que reventaba, le bajé la cremallera y se la saqué, Mario como está esto, te va reventar, me arrodillé y empecé a darle besitos en el capullo, como a mi me gusta, después se la empecé a mamar y me dijo, Miriam vamos a echar un polvo rápido para que mi mujer no sospeche, me puse de pie, me bajé la falda, me bajé un poco las bragas, me incliné sobre la encimera de la cocina y así, con el culo en pompa le dije, venga fállame ya, me la metió de un golpe y a los pocos bombeos se corrió, de verdad echaba de menos mi coño, ahora me quiero correr y Mario, le dije mientras me sentaba en la encimera y me abría de piernas, cómeme el coño… y así sin limpiarme ni nada empezó a comérmelo y  a chuparme el clítoris, lo miré y vi que tenía sobre su cara restos de su propia corrida y viendo eso me corrí. Fui al servicio, porque todavía no había ido, mientras Mario bajaba antes, me peiné un poco y me volví a maquillar, al rato bajé yo y, al oído me dijo Manolo, tienes las mejillas rojas como Heidi, te acabas de correr guarra y  asentí con la cabeza, vi me Mario tenía en la bragueta restos blanquecinos de mis luidos vaginales, pero no dije nada, que se buscara él una buena excusa ante su mujer.