Amigo salido 2

Seguimos...

Bueno, me quedé en el sofá,  abierta de brazos y abiertas de piernas, A  Mario le faltó tiempo para ponerse el condón y para subirse encima, debido a la humedad de mi chochito, su polla entró del tirón hasta el fondo, haciendo que yo diera un profundo gemido que él ahogó  con su boca, mientras me follaba me dio un profundo beso, sentí su lengua dentro de mi boca y su polla reventándome el coño y sintiendo sus huevos golpeándome  el culo (ahora mismo estoy escribiendo con una mano y tocándome el coño con la otra y es que me caliento sólo de recordarlo), hizo que me corriera casi al momento,  de verdad mi coño lo estaba deseando, no sé si fue un orgasmo o fueron dos, uno detrás del otro, el caso es que me corrí como nunca, qué gustazo tenía en todo el cuerpo, mientras yo miraba, de reojo a mi marido, le dije a Mario, mira al cabrón de tu amigo, le hemos dado lo que  él quería, con creces y diciéndole esto se corrió  él.

Estuvimos un ratito abrazados y besándonos, su polla se volvió a poner dura y le digo, Mario estás hecho un toro y me dice Miriam hace  meses que no follo, joder lo que se está perdiendo tu mujer por su cabezonería pero a mi eso me ha venido de miedo porque te he  cogido totalmente salido , la verdad es que ahora mismo tengo otra vez el nabo a tope, se la cogí con el condón, le di un par de meneones,  le quité el condón y le dije anda y lávatela, mientras  él lo hacía, fui a la cocina, tiré el condón al cubo de la basura,  me recompuse el vestido y me adecenté el pelo, mientras miraba hacía el balcón.

Después, ya más tranquilos,  le dije, no te preocupes no le diré a tu amigo que hemos follado, sólo le diré que te he hecho una pajita rápida para aliviarte, no vaya a ser que  no le guste y la liemos, vale, así me quedo más tranquilo  y me voy ya, ahora mismo me daría corte mirar a la cara a Manolo. Me dio un beso y se fue, me dirigí al balcón y le pregunté a mi marido si le quedaba mucho, que tenía una cosita que contarle, mientras le guiñaba un ojo, diciéndome mi vecino que no lo controlara tanto, que ya estaban terminando y mi marido le dijo termínalo tu, que para lo que te queda no necesitas ayuda.

Manolo llamó a la puerta, le abrí y en cuanto cerró me dijo, ¡qué, cuenta!, pues nada que le he hecho lo que tu querías, y ya está no me cuentas nada más, sácate la polla, que estoy notando que ya la tienes a tope, ostia, llevo empalmado todo el tiempo en ese balcón y deseando  saber lo que pasaba, has tardado mucho tiempo en llamarme, qué pasa que es duro Mario, y me hizo la clásica pregunta que hacéis todos los hombres, ¿cómo la tiene, es más grande que la mía? (no sé, os dará morbo saberlo, vosotros me diréis, quizá os guste escuchar que la del otro es más grande, la verdad es que mi referencia es de las que veo en Internet y para ser sincera, la polla de mi marido es de las del montón, Mario la tiene más gorda, que se lo pregunten a mi coñito y lo que más destaca es su capullo, que es muy gordo, pero eso no se lo dije, después de cornudo, no quise herir su amor propio,) cállate y sácatela de una vez o mejor aún, tengo la mano cansado de meneársela a tu amigo, mejor me follas y terminas antes. Me volví a tumbar en el sofá donde Mario me acababa de follar. Manolo se desnudó, jodes Miriam cómo me estás poniendo, se subió y me la metió, coño, te ha gustado hacerle la paja porque tienes el chocho encharcado, y empezó a follarme con ganas y diciéndome, estoy cantidad de caliente pensando en la aventurilla que has tenido con la polla de Mario en  la mano,  aprovechando ese momento  que las mujeres sabemos que sois más vulnerables y que hacéis lo que nosotras queremos, le dije, y ¿te gustaría que me hubiera hecho algo más?, joder Miriam me tienes muy caliente, a qué te refieres, me refiero a que me ha follado,  qué te ha follado ¿dónde?,  aquí mismo, en el sofá y para más morbo te estábamos viendo mientras lo hacíamos y le señalé el balcón, entonces levantó la vista y vio, a través de las cortinas al vecino con la antena, paró de follarme y se levantó,  venga Miriam eso ya no me lo creo y menos de ti, conociéndote , fíjate que ni me creo que le hayas hecho una paja, me voy a creer eso, venga ya, no me engañes para ponerme cachondo y que me corra pronto, y, sin pensarlo ,jugándomela y ya picada, le dije ¿qué no te lo crees?, ven  a la cocina, cogiéndolo  de la mano y tirando de él.

Muy enfadada, busqué el condón en la basura y al desliarse me fijé que pesaba mucho, lo miré y tenía una corrida inmensa, lo levanté, de un golpe le cogí la polla a mi marido, empecé a meneársela, mientras le balanceaba el condón usado delante de su cara , diciéndole ¿y ahora te lo crees  cabrón? , entonces, cerrando los ojos, se empezó a correr como un desesperado diciéndome hija de puta, hija de puta.

Luego, Le conté, que estuviera tranquilo, que le había dicho a Mario que sólo te diría que le había hecho la paja, pero no te contaría nada del polvo, y me dijo, o sea  que, a todos los efectos, como buen cabrón, el cornudo no sabe que lo es, mejor así. Entonces yo, con voz picarona, le dije ¿me dejarás repetir lo de hoy cornudito mío?,  cuando quieras putita mía, me dijo, mientras me besaba. La situación ésta ha creado el efecto contrario que yo pensaba, creía que con mi caliente locura  y con habérselo contado, Manolo, por lo menos, se enfadaría  conmigo  o algo peor.  Y, todo lo contrario,  está más cariñoso que nunca, le están sentando muy bien los cuernos y, al día siguiente de aquello me empezó a decir que le excitaba mucho la idea de sentirse cornudo y que le gustaría que, en adelante, le llamara, en privado, cabrón. No, si  a última hora, resulta que le he hecho un favor a mi marido, follandome a su amigo y yo siempre creyendo que se pondría celoso si miraba a otros hombres; joder, si lo llego a saber antes, con la de tíos que me han tirado los tejos en estos años, una vez, hace tiempo, en un viaje de trabajo, un antiguo compañero, también casado, que estaba muy bueno y con fama de ligón, se me insinúo y yo le dije que era una mujer casada, pensando en que mi marido no se merecía que le fuera infiel, y le di largas, pensándolo ahora, me podría haber pasado un fin de semana de puta madre, en el hotel, follando con él y haber llegado a mi casa con el coño escocido. Otra vez, con el hijo del pescadero, un muchacho bastante más joven que yo, que cada vez que me agacho a guardar el pescado en la bolsa, no me quita ojo del  escote y del culo, la situación me gusta y no me importa que me mire, a las mujeres nos gusta eso, siempre me está piropeando diciéndome, ay! quién fuera tu marido, y yo me río ingenuamente, una vez, estando yo de tiendas lo vi en la puerta de una cafetería, me llamó, me invitó a un café y estuvo todo el tiempo regalándome el oído  con piropos diciéndome, ¿cuándo le vamos a poner los cuernos a tu marido? Y yo le decía, qué loco estás, tú ya tienes novia y me decía pues no se lo decimos, tú estás más buena, y cosas así. Otra vez volviendo a casa, con bolsas en las manos, me pitó con el coche y me dijo que me subiera, que me acompañaba, como estaba bastante lejos y tenia algo de prisa, me subí y venga a tirarme los tejos el niño, hasta que me dejó en la puerta de casa, el niño está para comérselo y pensándolo bien,  y teniendo en cuenta que a Manolo no le importa, cuando vaya, la próxima vez, a la pescadería voy a mirar al niño, con otros ojos. Perdón, parece que me salido del tema, pero es que estás cosas no las había pensado antes.

Le conté que cuando vino a por el taladro y me besó, lo que tenía en la boca no era saliva y que me había besado la cara después de haberme refregado la polla de su amigo, joder Miriam este morbo sube por días, me dijo por respuesta. Así que mi cabrón y yo a planear el siguiente encuentro.

Me contó Manolo que se vio con Mario en el bar y que, al principio estuvieron cortados, hasta ver cono reaccionaba el otro y después, todo bien. Mi marido me dijo que había estado pensando  en lo que estaba pasando y que, en vista que nuestro amigo sabía que Manolo lo sabía, le gustaría mucho verme con la polla de nuestro amigo, en la mano, joder Manolo, la situación me da cierto morbo, pero no sé lo que pensará Mario de eso, mira Miriam, cuando estuve con él en el bar, pensé en esto que te estoy diciendo y,¿ te puedes creer que se empalmé sólo de pensarlo?.  Mario estaba suscrito al café de la tarde,  ellos dos actuaban como si no pasara nada, charlando de esto y aquello, viendo algo de la tele. Cuando fui a la cocina Mario me siguió, entonces le comenté lo que me había dicho Manolo y me dijo que no, porque le daría mucha vergüenza, que una cosa es que lo supiera y otra que nos estuviera viendo mientras lo hacíamos, entonces quieres que te la menee un poquito ahora, le dije mientras le tocaba el paquete, sólo si él no se asoma por aquí, dijo con la polla ya dura (no hay nada más eficaz que tocarle a un tío el nabo, para que haga lo que tu quieras), pues ve sacándotela ya,  me puse en la puerta de la cocina y le dije a mi marido, Manolo, no se te ocurra asomarte a la cocina, tu ahí sentado en el sillón. ¿Vale cabrón? Y como no me respondía le repetí ¿vale cabrón?, diciendo, vale,  vale como tu mandes.

Me volví y allí estaba mi machote con los pantalones en las rodillas y con su pedazo de tranca llamándome, se la empecé a menear lentamente mientras nos besábamos en la boca y el me cogía el culo como un desesperado, que situación más excitante y que polla más dura, al rato dije Manolo, puedes venir, Mario quiso decir algo pero le tapé la boca con la mía, dándole mi lengua para que se callara, cuando dejé de besarlo, mi cornudo estaba en la puerta de la cocina mirándonos y a mí sólo se me ocurrió decir, hola, ¿no era esto lo que querías ver a tu mujercita con la polla de tu amigo en la mano?, aquí un cabrón, señalándolo a él y aquí un pollón, dándole unos meneos a la polla, él seguía en la puerta y al ver su bulto le dije, sácatela que vas a estallar la cremallera y después tendré yo que arreglarla, se la sacó y empezó a tocársela, entonces, sin soltar la polla de Mario, me acerqué a mi marido, le cogí la suya y les dije, vámonos al sofá que estaremos más cómodos todos. Me senté en medio de los dos y seguí con la paja de Mario, mientras mi marido se tocaba la suya y los dos me magreaban las tetas y el coño por encima del vestido. Al ratito mi marido, con un hilo de voz, me dije, chúpasela, ¿cómo?, quiero ver como se la chupas, joder maridito qué cosas me pides, me arrodillé entre las piernas de Mario, se la empecé a besar mientras miraba a Manolo y le decía, ¿así cabrón¿, no más más, le empecé a pasar la lengua desde los huevos hacia arriba entreteniéndome en el capullo y le volví a preguntar, ¿así?, métetela en la boca coño, pues nada a complacer a un cornudo y le empecé a dar chupaditas en el cabezón que cada vez estaba más gordo y como lo vi. a punto de estallar lo dejé y me puse de pie, mi marido, de un salto se levantó, me abrazó y me comió la boca como un desesperado, tranquilo cabrón, no te descontroles y de un empujón lo volví a sentar, me volví a poner entre las piernas de Mario y seguí con la mamada, mirando a Manolo le dije, ¿tu quieres también que te la chupe? , si,si,si, pues lo siento mucho cabrón esta boquita es hoy para la polla de tu amigo que tiene más polla que tu o si no compara y verás, se la descapullé mostrando esa cabezota tan gorda totalmente llena de mi saliva y en eso nuestro amigo me sorprendió y se corrió, descargando toda su leche en mi pecho, mi cuello y mi cara. Y así con la cara y la ropa llena de leche le dije a mi marido, cabrón, si te vas a correr aligera que tu amiguito  ya ha acabado.

Por la noche le dije a Manolo, cabrón (él sabe ya que cuando lo llamo cabrón es que le voy a decir algo del asunto) ¿te gustó el beso con sabor a nabo?, ¿cómo?, ¿qué si te gustó besarme después de que le hubiera comido la polla a tu amigo?, es que estaba taco de cachondo y perdí completamente el control, pero la verdad no me desagradó, fue muy morboso besarte después de que te hubieras comido una polla, pues tranquilo cornudo mío, desde hoy en adelante, me vas a dar muchos besos con sabor a nabo.

Cuando volvió nuestro amigo nos tomamos nuestro cafelito, yo con Mario en el sofá y Manolo en el sillón y tranquilamente, cuando me pareció empecé a besar a Mario y de vez en cuando miraba a Manolo y le sonreía, se la saqué, se la empecé a menear, me agaché y le pasé la lengua varias veces por el capullo hasta quitarle todo el líquido que le empezaba a salir. Miré a mi marido y le dije ¿me quieres besar?, vino y me besó con ganas, cuando terminó le volví a pasar la lengua por el capullo de Mario y, con el líquido en la punta de la lengua, se lo ofrecí  a Manolo que me chupó la lengua. Me acerqué y le dije al oído, beso con sabor a nabo y sonreímos, Mario nos miró extrañado, Manolo empezó a tocarme las tetas, me quitó el chaleco y me chupó los pezones,  me subió la falda y me apartó las bragas para meterme un dedo en el coño, mientras Mario era ahora el que me cogía las tetas a pelo y yo no paraba de besarlo y meneársela.

De pronto, me levanté, me senté en la mesa abierta de piernas y dije, cabrón cómeme el coño qué lo tengo ardiendo, mi marido se acercó y me pasó la lengua por todo el coño, hasta llegar al clítoris, que gustazo tenía, mientras Mario se acercó, me seguía besando y magreando las tetas, así estuvimos un rato, iba a reventar de gusto y dije, en un suspiro, Mario, te deseo, follame, los dos amigos se miraron, Manolo se apartó en silencio y Mario se puso entre mis piernas, mi marido dijo, un momento que voy a por un condón y yo dije, Mario follame ya, no se hizo esperar y hundió esa pedazo de tranca en mi chocho que estaba chorreando de ganas. Mario me estaba follando delante de mi marido y éste no dejaba de mirarle la polla entrando y saliendo de mi coñito,  yo le dije, ¿te gusta lo que ves?, me encanta, ¿te gusta ver a tu mujercita follada por tu amigo?, si, me gusta mucho, pues más me gusta a mí, este pedazo de carajo me llena todo el coño, estaría con esta polla metida toda la tarde, dime que te gusta verme follar con tu amigo, que me excita, Miriam, me gusta verte follar con mi amigo, pues dile que me folle cabrón, dile que me folle, Mario, fóllatela, Mario, fóllate a mi mujer, metele ese carajo tan gordo en su coño si, si follame Mario y entonces tuve mi primer orgasmo . Después Manolo empezó a besarme  con desesperación, me corrí una vez más, después se corrió Mario y cuando se quitó, sin moverme, le dije a mi marido, cabrón aprovecha y métemela que ahora está bien lubricado, me folló sobre la mesa mientras yo sentía la leche de Mario salir en cada follada de mi marido, cuando se corrió y la sacó, mi coño parecía un manantial, pero un manantial de esperma.