¿amigo o enemigo? XIV

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bueno un poco más corto de lo normal pero aquí esta,

Capitulo 14 – Nuevo comienzo, Viejos amigos.

Juan

-¿Qué me estás diciendo? –Me preguntó esta niña en forma medio asustada después de que le conté que encontré a Carlos –bueno mejor cuéntame cual fue su expresión al verte –dijo cambiando el tono a uno de curiosidad de niña chismosa.

-pss… primero fue feliz al verme, después aumentó su felicidad, enseguida fue cara de tristeza y al final enojo.

-a ver, ¿Por qué tantos cambios? ¿Se volvió bipolar o qué?

-es que al verme fue feliz, al ver que traía puesto el anillo que me regaló se puso contento, al ver que estaba agarrando la mano de alguien se puso triste y al ver a Roberto se enojo con él, pero antes de que se acercara nos fuimos.

-esto no es nada bueno hermanito, ¿Qué piensas hacer cuando esos dos se encuentren?

-nada, no pienso hacer nada ya que hare lo que puede para que no se vean.

-tu plan me parece que va a salir mal pero cambiando de tema… ¿Listo para la cena de hoy?

-¿Te refieres a la que será con el lado de la familia machista y que desprecia a los que son gay? Estoy ansioso…

-ya bueno lo entiendo sin el sarcasmo, además se supone que yo soy la que desprecia a la gente, y también tú no has hecho nada para que cambien su punto de vista sobre ese tema aparte de lanzarles comida en la cara cuando dicen cosas hirientes sobre eso.

-¿Para qué intentarlo si ya sé que dirán? Y por si se te olvida yo siempre les arrojo comida cuando hablan sobre cualquier tema que me haga enojar, no solo exclusivamente cuando están siendo homóficos.

-ya bueno, en todo caso tú tienes que ir ya que quiero tener a alguien con quien si pueda hablar ya que nuestras primas son todas unas fresas y sangronas de lo peor, si quieres trae también a Roberto pero ven.

-no, no, no y ya dije que no.

Unas cuantas horas después

-me parece que esta ropa te irá bien, ¿Tú qué dices Roberto?

-sin duda le queda perfecto.

¿Cómo diablos fue que y en qué momento me convenció Ángela para asistir a la cena con mi familia materna? Quien sabe pero cuando menos me di cuenta ya me encontraba en mi cuarto acostado en mi cama con una almohada en la cabeza mientras que mi clon femenino y la serpiente estaban escogiendo la ropa que me llevaría puesta esa misma noche, la verdad es que mi hermana tiene un gran poder de persuasión el cual casi nunca falla. Aquellos dos ya tenían escogida la ropa que ellos llevarían solo faltaba la mía y la de José si es que al final decidía asistir él también lo cual era poco probable ya que estos familiares le tienen tanto aprecio a las personas que son adoptadas como a los gays y lesbianas, ósea nada de nada ya que para ellos solo cuentan los hijos de sangre ya que los que no son hijos verdaderos de a quien le llaman madre y padre no son más que un estorbo viviente lo cual también odio de ellos por ser todos unos discriminadores.

Al final terminaron de escoger la ropa cuando solo faltaba una hora para la cena por lo que tuvimos que bañarnos y cambiarnos tan rápido como pudimos (yo obviamente me tarde tanto como quise), ya después mi papá nos llevó a los tres hasta la casa de Ángela y mamá para después irse y sin que se diera cuenta mi hermana yo hice lo mismo a penas pude para evitar estar en un mismo lugar con los indeseables de mis familiares, sin duda cuando la diabólica de mi hermanita se diera cuenta de que me escape de la cena me mataría. Estuve paseando en quien sabe donde hasta que me pare al reconocer la casa que estaba frente a mí: sin pensarlo mis pasos me llevaron a hasta la casa de Carlos. Me quede sin moverme de mi lugar viendo a la nada como solo un tonto lo haría, claro está que así era como me sentía en ese momento al no poder decidirme entre él o Roberto ya que aunque mis acciones parecieran hacerse ido al lado de Roberto en realidad aun no lograba escoger de verdad a uno solo.

-te invitaría a pasar pero mande a Carlos a dormir desde hace un rato y preferiría que aun fingiera tan siquiera que lo está haciendo –la voz de Ana al salir de la nada me hiso dar un brinco del susto –lo siento, anda súbete a mi carro que te llevaré a tu casa, son casi las once de la noche.

Sin protestar ni sin decir nada hice lo que me dijo hablando solo para darle ni dirección y para contestar unas cuantas preguntas que me hacía de vez en cuando.

-bueno, mi hermano llego hace una semana pero al no tener tu numero no te pude avisar para que lo visitaras.

-descuida, tomo quiera he estado muy ocupado estos días pero ¿Por qué lo mandaste a dormir tan templado?

-te entiendo a la perfección, bueno lo que pasa es que mañana lo tengo que llevar a la Preparatoria en la que lo inscribí.

-Pero mañana es domingo y las clases empiezan el lunes.

-si lo sé, pero es que al estar los dos solos acá sin ningún otro familiar y aunque nuestros padres nos manden dinero desde el extranjero he tenido que conseguir un trabajo y como no tendré tiempo para cuidarlo decidí meterlo en un internado en la ciudad ya que al menos así sabré que no le pasa nada y sabre donde esta, bueno creo que esta es tu casa si no me equivoco.

Ante eso no pude hacer salir de mi boca ni una sola palabra, ni letras o sonidos por tal sorpresa ya que en la ciudad solo había tres internados, en la que esta Ángela la cual solo aceptan chicas, otro que es masculino y al final uno mixto en el que estamos Roberto y yo por lo que había una gran probabilidad de que nos encontráramos en el mismo internado, sin duda el mundo me odia para hacerme sufrir de esta manera. Al día siguiente al tener que ir al internado me levante tan templado como pude para ir haciendo mi equipaje (solo a mí se me ocurre hacerlo el mero día) para después arreglarme y bajar a la sala a esperar a que trajeran a Ángela ya que sería papá quien la llevara hasta allá quien sabe porque, al llegar a la sala lo primero que vi fue un plato de galletas y a Roberto por lo que enseguida le di un beso a este sin darme cuenta que había alguien más ahí.

-mmm… este, hola tú debes de ser Juan, me han hablado mucho de ti.

-espero que solo cosas buenas –dije mientras agarraba una galleta.

-las mejores, lo juro –decía levantando la mano derecha –se me olvido presentarme, me llamo Julia, soy la madre de Roberto –ahora me atragante con el bocadillo.

Roberto

Baya sorpresa que se llevo Juanito al enterarse que es mi madre, aunque es razonable ya que cualquiera lo hubiera hecho si hicieran lo mismo que él de besar a alguien siendo ambos chicos y sin saber que la madre del otro esta viéndolo. Una vez cuando volvió a la normalidad este Juan comenzó una conversación sin gran importancia (para mí) con mi madre hasta que llegó finalmente la pesadilla andante mientras, al parecer, tenía una discusión con su madre.

-ya verás que en una semana como máximo me expulsaran de ese infierno.

-no exageres que ahí las profesoras son tan estrictas que no lograras hacer ninguno de tus planes… a hola Julia -¿Ya se conocían?

Bueno sin duda si ella pensaba que no la iban a expulsar estaba en completa equivocación ya que en la mirada de Juanito se podía notar que estaba planeando cosas para ayudar a su hermana… si estos dos unen sus cabezas para formar un plan hay que rogar al cielo para que no sea muy malévolo. Cuando termino la pelea verbal y después de que la madre de estos se fuera Ángela volteo a ver a Juan y como si leyera su mente o mejor dicho que hablan entre ellos con la mente dijo.

-me gusta tú plan.

-obviamente, ¿A quién no le gusta tirar por las escaleras a una profesora? –no me gusta la sonrisa de estos dos.

-para después me lleven a la dirección, me den un regaño, destroce ese lugar…

-y muchas otras cosas para que la siguiente semana te pongan en donde nosotros estamos.

-adoro que seas tan malvado como yo –dijo para después abrazar a su hermano.

Tanto yo como mi madre pusimos cara de terror ante tal crueldad que podían tener estos dos cuando se juntan, aunque claro mi madre tenía más terror al no haberle dicho como podían llegar a ser este par. Un rato después bajaron José y el padre de los gemelitos para llevar a Ángela a su infierno como ella llamó a ese lugar pero me extraño la cara de sorpresa que puso José al saber que la mujer a mí lado es mi madre además de que al parecer ya se conocían, no le tome mucha importancia por lo que Juan y yo fuimos por nuestro equipaje para que mi madre nos llevara a nosotros.

En el camino  no pude dejar de notar que Juan estaba como inquieto o nervioso, aunque yo quería creer que era porque pronto iniciaríamos la preparatoria se notaba que en realidad era por otra cosa pero decidí que era mejor esperar a que el mismo me lo contara. Un rato después llegamos al internado el cual era sumamente grande por donde quiera que se quiera ver, cuando nos bajamos del carro tuve que despertar a Juan ya que como usualmente él se marea cuando se viaja en carro se la pasa durmiendo cosa que le iba bien ese día ya que al ser domingo no pudo dormir lo de siempre.

-oye dormilón, despierta que ya llegamos.

-cinco minutos más –contesto con voz cansada.

-si no te levantas ya me vengare por las veces que me has despertado arrojándome una cubeta de agua fría.

-ya me desperté… malvado.

Sí que me divertía como era este niño; cuando en verdad se despertó en todos sus sentidos sacamos nuestras maletas del carro y fuimos hacía la parte de ese lugar en donde se suponía que estaban los dormitorios, en la entrada a un lado de la puerta se encontraba una tabla con un montón de hojas donde venían los nombres de todas las personas y la habitación en la cual se quedarían, por suerte o por milagro a nosotros nos toco juntos, nos despedimos de mi madre para dirigirnos a nuestra habitación la cual al llegar se notaba que no era gran cosa, una litera, una cama individual, un par de escritorios y unos roperos para nuestras cosas entre unas cuantas cosas más.

-bueno mejor vamos acomodando la ropa –dije mientras abría una de mis maletas.

-bueno, –imitó mi acción –por la litera y la cama supongo… ¿¡QUE HACES AQUÍ!? –gritó cuando su maleta ya estaba abierta.

Ante tal grito solo pude acercarme a ver qué fue lo que paso y al ver lo que provocó que este niño gritara me dio por hacerlo también ya que adentro del equipaje estaba el nuevo gatito de Juan mirándonos mientras que se rascaba una oreja, al recuperarme de la sorpresa lo que hice fue dar una carcajada seguido de Juan ya que al parecer su gatito lo quiere tanto como para meterse en su equipaje y esperar a que lo abriera cuando hubiéramos llegado a este lugar. El niño este  saco a su mascota de ahí  para volver a hacer lo que teníamos planeado antes de que nos lo encontráramos esperando ahí mientras que el animal comenzó a moverse de un lugar a otro como inspeccionando el lugar para al final saltar sobre la cama individual y acostarse en ella para descansar.

-ese animal salió a su dueño… un dormilón.

-seré dormilón pero aun así me quieres -¿Cómo negar eso?

Paulina

Bienvenida al quinto infierno, fue lo primero que pasó por mi mente cuando termine de acomodar mi ropa en mi nueva habitación en los próximos quien sabe cuántos meses que no los cuento, sin duda esto sería un martirio al no haber nadie que conozca en este sitio. Bueno así era hasta que por la puerta del cuarto vino entrando ni más ni menos Wendy, quien al verme tuvo la misma idea que yo la cual fue gritarle la una a la otra ¿Qué estás haciendo tú aquí?

-pues es mi cuarto, pero en general estoy aquí ya que mis padres decidieron meterme acá por no sé qué.

-pues lo mismo, solo que yo estoy por propia decisión y como nos llevamos un tanto mal por saber quién es la mejor amiga de Juan…

-y como compartiremos el cuarto tal vez deberíamos…

-tratar de llevarnos bien por la paz –dijimos las dos mientras nos dedicábamos una sonrisa.

-solo una cosa más –le dije a esta –la individual es mía –le avise mientras me arrojaba a la cama.

-ya… en tus sueños querida –contestó mientras se abalanzó también y comenzamos una pelea entre risas de ambas.

Un rato después de que terminamos la mini-pelea (la cual obviamente gané) nos decidimos a recorrer todo el lugar o al menos lo que podamos para checar si no había alguien conocido por parte de una de las dos; los dormitorios eran tan grandes que dudábamos poder recorrerlos en un solo día, por suerte encontramos a Alexis cerca de lo que al parecer son los baños, también encontramos a Roberto y a Juan quienes hablaban con otro chico quien se presento como su compañero de cuarto quien estaba en 4º semestre… jajaja, no tendrán privacidad para hacerse cositas sucias. Aparte de ellos no vimos a nadie más que conociéramos…… bueno, al menos no hasta el día siguiente durante la primera clase (que curiosamente nosotros cinco teníamos al mismo tiempo) en el salón.

Juan

Inglés, materia aburrida pero al menos no es historia. Ya iniciarían las clases ese día por lo que tuve que volver a levantarme temprano como antes lo hacía solo que ahora desperté con algo muy suave y peludo en los ojos: mi gatito se acostó en mi cara, aparte de que quien sabe cómo se metió en la maleta ahora se duerme donde se le pega la gana. Sin darle mucha importancia me fui a bañar antes de que los otros dos me ganaran y una vez listo me fui solo a buscar donde era el salón en el que me tocaba a esa hora, al llegar y ver todo lo de adentro lo primero que pasó por mi mente fue “o Dios mío” ya que por los compañeros que estaban ahí el salón era todo menos normal ya que uno para hablar escribía en un cuaderno, una estaba adivinando la suerte con una baraja, un chico estaba intimidando a otro, unos estaban peleando pero se notaba que era a juego, también…

-a ver, quiero oírte decir eso de nuevo –por favor que no sea quien creo que es -¡DILO, DÍ QUE SOY EXTRAÑA! –si, si es.

-santo cielo, ¡Apolita, deja a ese chico en paz!

-¡claro que lo dejare en paz, pero cuando lo maté!... espera un minuto, ¿Jeimy?... ¡Jeimy!

Esta chica se llama Paola pero le digo Apola por una equivocación que pasó hace mucho, y ella me dice Jeimy por culpa de un idiota y también por molestarme, ella iba en la otra secundaria en la que estuve y siempre nos peleábamos por saber quién era mejor en los estudios, casi siempre que la he visto va vestida a lo que yo digo a lo deportivo como ahora: un pans, tenis, blusa de tirantes y un suéter amarrado a la cintura… otra cosita, nunca le digas de nada porque te hará una llave de lucha libre. Ella al reconocerme dejo en paz al pobre chico idiota y fue a darme un gran abrazo que me dejó casi sin aire.

-hace tanto que no te veía.

-digo lo mismo, pero dime ¿Por qué estabas aplicándole una llave ilegal a ese chico?

-¡es su culpa!, me dijo extraña por mi forma de vestir –me contestó usando su tono berrinchudo y de niña mimada.

-no le hagas caso que esta celoso por no ser tan atlético como tú.

-si tienes… oye ese chico de allá te está mirando raro –comentó apuntando hacía detrás de mi espalda.

-¿Eh? ¿Qué chico?

Al voltear a ver a donde me apuntaba me encontré a alguien a quien no veía en medio año sin contar ese pequeñito encuentro en el centro que le conté a Ángela, solo que ahora estaba más cambiado de lo que recorvaba peor no podía asegurar en qué forma había cambiado, al darse cuenta que lo observaba se fue acercando hasta donde estábamos nosotros para después pararse delante de mí y acariciarme una mejilla con su mano.

-hola romanito, ¿Me extrañaste? –pero no le pude contestar ya que lo siguiente que vi era una espalda… ¡alguien me cargo como si fuera un saco de papas!

-¿Se puede saber quién eres? –Ayy no, Roberto.

-no es de tu incumbencia, además ¿Quién te crees? ¿Su novio?

-¿Y que si así fuera?

Oh no, esto me huele a que acabara mal.