Amigo ginecólogo
Me toco pagar mis travesuras con mi amigo ginecologo en su consulta anual... si anual...
Amigo Ginecólogo que va!!!
En esta oportunidad tuve que pagar o gozar depende como lo quieran ver, mis bromas con un amigo de Pablo. Jorge es ginecólogo y muy amigo de mi esposo, a pesar del tiempo solo un año atrás fue que decidí tomarlo como mi medico en vista de que la doctora que siempre me veía se fue del país. Aún así, compartimos mucho en múltiples oportunidades: bromeamos juntos, nos abrazábamos, compartimos viajes a la playa, bailábamos y sobretodo yo lo tocaba y agarraba mucho porque les digo que esta de un bueno que ni les cuento. A él no parecía importarle y para Pablo solo eran travesuras de su esposa que no pasaban de ser solo eso, travesuras.
Esta era mi segunda oportunidad que iba en plan de paciente y Pablo no me pudo acompañar como siempre lo ha hecho en mis visitas a los médicos. Al llegar al consultorio me encuentro que esta totalmente lleno y lo llamo por su numero telefónico privado y me sugiere que venga dentro de tres horas que con seguridad me puede atender porque ya ha terminado la consulta. La noticia no me gusta pero opto por irme al mall en donde no aguante la tentación y me metí en una tienda de ropa interior. Bueno, se hace la hora y regreso y en efecto me encuentro despidiendo a una señora bastante mayor y me hace señas de que pase. Por supuesto nuestro beso y abrazo de saludo es efusivo y de su parte parece ser mucho más calido y prolongado. Comencé a contarle rápidamente lo que había hecho mientras esperaba y hasta le enseñe las pequeñas tanguitas que había comprado. Se sentó a mi lado y comenzamos a bromear. Me pidió que le modelara la ropa y le dije que si estaba loco, y continuamos con las risas. Cuando terminó de ver, tocar y acariciar la ropa interior me dijo casi en tono de broma que ahora si podía hacer el examen. Su risa era algo nerviosa y su respiración un poco acelerada. Pensé que a lo mejor me estaba excediendo más cuando me iba a examinar inmediatamente.
Mi sorpresa fue mayor cuando me informo que su asistente se había retirado temprano y que el cuarto de diagnostico estaba hecha un desastre con la última paciente, pero que igual; que le explicara cual era mi problema. Bueno, le dije que realmente no había ninguno mayor, solo un poquito de irritación en la parte externa y quería aprovechar para hacerme el chequeo anual. Él se me quedó mirando y me dijo que si solo era eso lo podíamos resolver relativamente rápido en la misma oficina. Con un tono muy tranquilo y hasta pícaro me explico que me quedara sentada para verificar mis latidos del corazón. Se paro detrás de mi y comenzó a palparme los ganglios en la nuca. Debo confesar que sus toques eran muy cariñosos y suaves y su voz me hipnotizaba y lentamente deje que acariciara mi cuello y cabeza. Comenzó a abrirme la blusa un par de botones y entendí que quería oír mi corazón, y en efecto siento como se desliza el estetoscopio suavemente entre mis senos. La copa del sostén parece molestarle y pidiendo disculpas y antes de que pudiera decir algo ya sus manos rápidamente habían soltado el sostén de mi espalda y procedía a liberar mis senos de su prisión. Comentándolo con un tono intrascendente se deshizo del sostén a través de mis mangas de camisa dejando mis senos apenas cubiertos por la blusa abierta. En esta oportunidad me entere de que podías escuchar los latidos en todo el pecho porque el aparatito se paseo por mis dos senos, pezones, arriba, abajo y hasta un apretón entre sus dedos para ver como estaban mis reflejos.
Todo este movimiento y sobre todo la pose de entrega mía de inclinar mi cabeza y apoyarla en su ingle, sintiendo sus formas debajo del pantalón, pero mas la sensualidad de cada uno de sus caricias, habían comenzado a aflojar mis instintos reflejándose en una humedad notoria entre mis piernas. No sé cuantos minutos pasaron en esto pero fue agradable y sus caricias me excitaron. Disculpándose nuevamente, me dijo que no percibía nada anormal, quizás el pulso un poquito acelerado pero que eso lo entendía. Me dice de nuevo muy naturalmente que para no molestarme con lo antipático de la silla ginecológica, podíamos probar una manera que era más agradable y sobretodo que solo tenía que quitarme el tanga pero podía conservar la ropa. La idea me gusto porque temía que no me pudiera controlar desnuda en manos de él.
Sin abotonarme la blusa me pidió que me parara al lado de su escritorio del cual había retirado todo objeto. ¡ Con permiso¡, me dijo y metió sus manos debajo de mi falda y tomado las tanguitas por los bordes procedió a quitármelas con mucha tranquilidad. Al momento se me escapó un suspiro de sorpresa pero entendí que era la única manera de poder hacerme el examen. Luego me mando a separar las piernas e inclinarme sobre el escritorio y me levantó la falda apoyándola en mi espalda. El frío del escritorio acarició a mis hipersensibles pezones contribuyendo a una sensación de erotismo por todo lo que me estaba pasando. Podía sentir la suave piel de las manos de Jorge quien no usaba guantes y constantemente acariciaba mis nalgas con el pretexto de darme confianza. Estaba admirado por el depilado total de mis labios vaginales y con el pretexto de untar una crema para la irritación masajeaba mis labios, tiraba de ellos, los pellizcaba traviesamente y no pude precisar pero creo que hasta me los chupó. Su respiración era fuerte y notaba su excitación pero no sabía como salirme de esta. A mi también me pasaba lo mismo y cuando me introdujo un dedo en la cuquita y con la excusa de extraer la muestra para el laboratorio lo metía y sacaba constantemente para poder obtener suficiente cantidad, me parecía una tontería porque desde hace rato mis jugos fluían como un manantial. El orgasmo me exploto cuando me introdujo dos dedos, mientras que su otra mano me acariciaba las nalgas. Se dio cuenta de cómo mi culito se abría y cerraba en el momento del orgasmo y me pregunto si sufría de hemorroides. Le dije que no, pero igual procedió a meterme el dedo untado con mis propios jugos con el cuento de hemorroides internas.
Esto había dejado de ser un examen y me estaban violando descaradamente y lo estaba disfrutando, sus dedos hábilmente acariciaban mi punto G dentro de mi vagína y su dedo ensartado en el culito solo aumentaba la sensación de castigo, bien merecido por haber jugado con mi amigo Jorge. En un instante sus manos se separan de mi, y solo oigo el sonido de la ropa de él cayendo al piso arrugada en sus tobillos e inmediatamente su verga penetrándome apuradamente como nsi quisiera evitar que me arrepienta. ¡Eso es mi calienta huevos¡, ahora goza lo tuyo putica calentona. Fueron sus palabras susurradas en mis oídos mientras su penetración culminaba con el sonido de sus testículos golpeando mi trasero. Sus manos se apoyaban en mis hombros para tener un mejor agarre y sus embestidas eran bestiales. Estas venían acompañadas con expresiones que reflejaban la carga sexual que tenía acumulada y que estaba aprovechando para saciarse. No lo creerán, pero me excitaba saber que su deseo era contenido y animal, quería complacerlo y le decía cójeme mi doctorcito, métemelo bien adentro, reviéntame la cuquita que siempre lo he deseado, soy toda tuya , estas palabras le daban más ánimo y su verga parecía seguir creciendo, la posición favorecía que su verga rozara la cara anterior de mi vagína donde se ubica el punto G produciéndome gran placer, además de que una de sus manos la había metido entre mis piernas y me frotaba mi clítoris directamente. Coño!!! Me vuelvo a venir y mis gemidos no los disimulo más cuando siento como su leche se derrama de su verga y me calienta por dentro de la cuquita. Sus chorros son tan abundantes que se me escapa por la cara interna del muslo que sensibilizado por el orgasmo me produce una sensación bien agradable. Se desploma encima de mi y poco a poco se recupera así como su verga pierde tamaño. Sus últimas palabras son: ¡Eres una zorra encantadora!...