Amigo... amante...

Quien dice que tener amante, es tener sexo?

Como un ratoncillo olisqueando con cautela y ansia un trozo de queso, mi nariz reposaba en tu cuello. Aspiraba profundo, deseando lamer cada centímetro de el para impregnarme de tu sabor y de tu aroma.

Tu olor era cálido, varonil, dulce.

Acariciabas mi espalda, y podía sentir cuanta delicadeza ponías en ello, cuanto mimo. Tus manos bajaban y subían por ella despertando emociones ya desconocidas en mí.

No era excitación lo que sentía. Era algo nuevo, desconocido.

Tenía anhelo de ser devorada enteramente por ti, sin prisa, sin la incipiente necesidad de un cuerpo hambriento, no…no era eso.

No me urgía el sexo.

Simplemente me ofrecía a ti, me entregaba a tus caricias y tus besos disfrutándolos conscientemente, sin que el deseo estropeara ese momento de placer tierno, delicado, que me brindabas.

Igualmente actuabas sin prisa, aun cuando sabía que te urgía mi boca.

Explorábamos el interior de las mismas, saboreando nuestras lenguas, acariciándolas, una con la otra en un cortejo sensual.

Disfrutaba de tu dulce sabor mezclado con el de tabaco.

Disfrutaba del tacto húmedo, cálido, de nuestra invasión!.

Tus manos parecían querer arrancarme el alma al paso por mi piel y yo creía morir con tu contacto.

Sobraban las palabras, aun cuando deseaba decir "te quiero".

No hacía falta, te lo decía mi mirada y a mi me lo confirmaba el brillo de tus ojos.

¡Estaba tan bien entre tus brazos!

Me abarcaban entera, formando un refugio donde sentirme querida, pegaba mi cuerpo al tuyo para sentirte mas hondo, más mío.

Recorrías mi cara con tus besos.

Recorría tu cara con mis manos.

Quería grabarte así en mi memoria, para que, cerrando mis ojos después, cuando te fueses, pudiera recordar cada milímetro de ti.

Me perdí en tu boca una y otra vez. Bebía de ella sin saciarme y rezaba para que ese instante no acabara nunca, aun cuando sabía que te irías prontito.

Y lo hiciste.

Nunca sé si volverás…nunca sé si será la ultima vez

Me dejaste un sabor amargo en el corazón, y un dulce sabor de boca

Tengo tu cara grabada en la palma de mis manos.

Cada vez que te añoro, cuando más te pienso….las pongo en mi cara, cierro los ojos y vuelvo a sentir que tus labios borran a besos mi sonrisa.

Es, lo que en definitiva, me queda de ti.