Amigas sexuales

Ella es Daniela, mi amiga Daniela, mi ex pareja, mi amante, mi debilidad sexual.

Despierto a las 9 de la mañana entre el ruido de bocinas y vehículos corriendo por una concurrida calle frente al edificio. Estoy desnuda en una cama que no es la mía.

  • Gran noche - pensé, mientras Daniela entra a la habitación con desayuno para ambas.

Conversamos sobre trivialidades, tomando té y fumando un cigarro de marihuana. Para ambas era la mejor manera de empezar el día.

Luego del desayuno, ya un poco drogadas, comenzamos a dar rienda suelta a nuestros deseos. Ella no es mi pareja, aunque hace mucho tiempo lo fue. Nos conocemos mucho y es por eso que el sexo es espectacular.

Comienzo tocándole los pechos. Tiene hermosos pechos, los cuales me encanta besar y morder. Sé que le gusta y no porque la conozco, sino por el sonido que produce cuando lo hago. Eso me encanta de Daniela, sus gemidos llenos de placer que inundan mi oído y aumentan la excitación.

Sabemos perfectamente qué hacer. Yo le beso los pechos, ella me toca la espalda, toco su cara para introducirle un dedo en la boca. Eso le gusta y aunque parezca raro también me excita jugar en su boca con mis dedos, me lo lame tal como si tuviera un pene dentro de su boca, con mucha lengua y succión. Uso esa misma mano para bajar y jugar con su clítoris mientras aún sigo besando sus pechos, sintiendo sus gemidos cada vez más intensos. Eso le gusta, le encanta que la toque pero también le gusta tomar las riendas, por lo que se monta sobre mí y comienza a hacer movimientos que hace que nuestros sexos se encuentren. El roce de nuestras vaginas la excitan de sobremanera, tomando un ritmo más acelerado. Me encanta tenerla encima mío, tener la libertad de saborear sus voluptuosos pechos y de sentirla en mi clítoris, todo a la vez. Daniela es una mujer muy caliente y totalmente desinhibida en la cama cuando está conmigo, como ya dije, nos conocemos mucho y tenemos la confianza de probar  una infinidad de cosas sexualmente hablando.

Estoy muy caliente, Daniela está muy mojada y con ganas de más, me abalanzo sobre ella y la pongo en cuatro, es la posición que le da más placer. Comienzo a lamer su vagina mientras mis dedos van explorando su ano provocando un rico gemido que me impulsa a ir más allá. Eso le encanta y yo disfruto con su excitación. Mi lengua llega a su ano que se dilata poco a poco con cada lamida hasta que lentamente introduzco un dedo que la hace gritar de placer. Sin embargo ella no se conforma y me pide más, lo quiere más adentro, más fuerte, más rico. Dejo que ella se mueva a su ritmo, está demasiado excitada y lo demuestra con sus movimientos feroces, sus deliciosos gemidos y sus manos que intentan destrozar la almohada. Eso quiero yo también, quiero que me destroce. Conozco la forma de matarla de placer introduciendo mis dedos tanto en su vagina como en su ano y la vuelve totalmente loca, ella cabalga sobre mi mano que se adentra hasta más no poder, provocándole el éxtasis en su máxima expresión. Ya no escucho gemidos, ahora son gritos de placer junto con unos movimientos bestiales que le hacen llegar al más exquisito orgasmo, dejándola sin respiración, extasiada y con ganas de más.

Jamás nos cansamos. Ella no es mi pareja, somos simplemente amigas que disfrutan del mejor sexo que podrían tener. Así se pasa la mañana, a veces las tardes, a veces las noches, tocándonos, besándonos, jugando con nuestros cuerpos hasta que la rutina del día interrumpe nuestros deseos, cada una debe volver a su vida normal esperando el próximo encuentro que no tardará en llegar.

Ella es Daniela, mi amiga Daniela, mi ex pareja, mi amante, mi debilidad sexual.

Sin embargo, hay mucho por delante, debemos volver a nuestra rutina y continuar con nuestra fachada de amigas. A pesar de que realmente somos buenas amigas siempre tuvimos una inevitable atracción sexual que comenzó desde que nos conocimos hace 4 años y continuamos nuestros encuentros aún cuando teníamos nuestras respectivas parejas. Reuniones inofensivas, almuerzos o tomando una simple cerveza, de cualquier forma terminábamos teniendo el sexo más salvaje y placentero que podríamos tener.

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Nota de autor; Primer relato. espero me puedan ayudar con sus comentarios. Saludos