Amiga con derecho a roce
Una amiga que solo admite roces por encima de la ropa.
Un día como cualquier otro salí de la oficina, soy ingeniero de teleco y en mi empresa somos todos tíos, hasta la recepcionista es fea para ser tío.
Al llegar a la boca del metro veo salir a una chica guapísima. Ella parece que ha quedado con alguien y mira a su alrededor como buscando a una persona. Decido entrarla:
Yo- Hola, quizás te suene un poco descarada mi propuesta, pero acabo de salir de la oficina, no tengo nada que hacer y me gustaría invitarte al cine o a lo que quieras.
Ella me mira de arriba a abajo, y tras pensárselo me responde:
Ella- Umm, he quedado con una amiga pero ... si te acompaño al cine ¿me darías 50 euros?
Yo- Sin problema. En el centro comercial de enfrente hay cines.
Ella- Espera, le mando un wasap a mi amiga para decirla que no venga a buscarme.
Mientras le escribe me miro a la chica, unos 20 años, castaña, pelo largo ligeramente rizado, ojos verdes, 90-60-90, vestido corto y un buen escote, guapa de cara, labios carnosos, piel blanquita sin vello, un bombón.
Ella- Venga, vamos. ¿y a que te dedicas?
Yo- Soy teleco, programo la mayor parte de mi tiempo. ¿y tú?
Ella- Estudio para abogado, en la Complu. ¿Y cómo se te ha ocurrido pedirme eso? ¿me conoces de algo?
Yo- No, salía de la ofi un poco "caliente", y al verte no podía dejar de perder la oportunidad. Eres muy atractiva.
Con una sonrisa en la cara nos dirigimos al cine. Compro las entradas, palomitas grandes, y bebidas y nos sentamos en una zona vacía, discreta. Mientras se acomoda, me saco el pene y lo meto por la base del cubo de palomitas. Es un tópico de películas picantonas, pero me mola hacerlo. Ella va comiendo y cada vez que coge palomitas siento el roce en mi glande. A media película mi pene sigue erecto y yo ya me lo toco al cogerlas. Ella mete su mano y al tratar de coger varias me roza el glande. Me quedo quieto, miedoso por su posible reacción, pero no sucede nada. A la siguiente vez, ya me lo he colocado limpio de palomitas, y ella me lo agarra, noto que su mano duda en soltarlo o sujetarlo más. finalmente, sus dedos me recorren el glande, y bajan por el falo, acerca su cabeza a la mía, y me dice que eso la excita mucho y que no me corte... Entonces mi mano se desliza por su muslo, levantándole el vestido. Tiene una piel suave, caliente. Abre sus muslos cuando voy acercándome a su entrepierna. Coloco mi mano con la palma hacia su pubis y por encima del tanga busco su sexo.
Como el cubo de las palomitas estorba, me lo quito. Ella me agarra el pene y me empieza un subibaja lento. Mi mano se abre paso levantando el tanga y metiendo dos dedos por la raja de su coño. Noto su ardor y humedad. Seguimos tocándonos.
La película está a punto de acabar, y no sé si deseo correrme o seguir en otro sitio. En la última escena, noto que ella se corre, sus piernas le tiemblan, arquea su espalda y lanza un gemidito sofocado. Me besa y acelera la paja. Le freno la mano y le pregunto si podemos seguir en otro sitio. Ella me dice que sí, pero solo un ratito más. Yo había pensado en ir a un hotel, pero tiene que pensar en una alternativa rápidamente.
Salimos del cine, cogidos de la cintura, le acaricio el culo y ella a mí también. De la excitación no pienso con fluidez. Veo una tienda de ropa grande, y pasamos. Cojo un pantalón y una camisa y pasamos al probador. Hay un taburete. Me quito la ropa, y me siento. Le subo el vestido y le bajo el tanga, la cojo de la cintura para que se ponga sobre mí. Ella me dice al oído que penetración no, pero rozar si. Se sienta dándome la espalda y sujetando el pene para que quede horizontal, empieza a mover su culo. Sus labios vaginales acarician mi rabo. Yo la acabo de desnudar, tiene unos pechos firmes, una aureola pequeña y pezones duros. De nuevo siento como se corre, tengo que sujetarla para que no se caiga al suelo. Se pone de rodillas y con una sonrisa se mete el pene en su boca, lo lame, lo acaricia con los labios, y me lo come. Noto como se lo traga todo, su garganta arde poniéndomelo más grueso y largo que nunca. La separo porque estoy por correrme. Ella me estrangula el falo por la base, y me dice que aún no. Se levanta, nos ponemos frente a frente, y le meto el pene entre las piernas. Sus muslos dejan un precioso hueco. Nos frotamos nuevamente. Los dos sudamos copiosamente. La pongo de espaldas y me froto el pene con sus nalgas respingonas, ella me hace un bailecito de perreo. Creo no poder aguantar más. entonces la doblo la espalda hacia abajo, para ponerla con todo su culo abierto hacia mí, y le froto el pene hacia su vulva. Me dice susurrando que no se la meta. Trato de tener todo el cuidado par ano hacerlo, ella me coge del glande que le asoma entre sus piernas. Me muevo como si la follara, ella tiene otro orgasmo, casi no puede tenerse en pie. Al sujetarse con las dos manos en la pared, suelta mi pene, y este se desliza dentro de su vagina. Noto como su vagina se cierra sobre mi pene, y se vuelve a dilatar y a contraer, voy metiéndoselo poco a poco. Cuando ya lo tengo todo dentro ella se mueve rítmicamente, primero despacio, luego más rápido.
Me agobio por no correrme dentro. Pero entonces ella me dice "hazlo, córrete dentro, córrete, córrete ya", y entonces eyaculo dentro de ella, su vagina se contrae y me aprieta con fuerza el rabo, como estrujándolo. Me tiene prisionero de su sexo. Sigo acariciando sus pechos, su abdomen, sus muslos. Al ratito, cuando debería ya haberse relajado el pene, noto que sigue erecto, y ella sigue con su vagina apretada. No trato de retirarme por si la hiciera daño. Entonces me dice:
Ella – Uff, estoy teniendo un orgasmo continuo, si no dejas de acariciarme y no se te relaja ese pene, no puedo parar.
Eso no hace más que excitarme más, y a ella, porque noto como aumenta la lubricación en su vagina de nuevo o mi semen que por fin resbala hacia afuera, y puedo comenzar a bombear en su interior. Ella levanta su pierna derecha como una bailarina, y me indica que me ponga frente a frente. Sentir su cuerpo girar sobre mi rabo es alucinante. La cojo en brazos y me siento con ella encima.
Ella vuelve a cabalgar sobre mí. Y nos corremos a la vez.
Esta vez si es normal, y nos relajamos. A ella le chorrean sus flujos y semen por sus muslos. Uso mi pañuelo para limpiarla. Ella me sonríe y me besa en la boca. Nos vestimos y salimos del probador. La dependienta nos mira con cara de complicidad y dice “Al final se lo llevan puesto, pero no me compran nada… vaya, vaya”… Nos reímos y salimos a la calle. Me besa y me agrega a su wasap.
Ella- Otro día nos vemos, pero solo roce porfa. Y me das otros 50, va?
Yo- Claro. Estoy deseándolo ya.
Ella se marcha calle abajo y yo me voy en metro a mi casa. A esperar ese próximo encuentro.