Amar es un castigo v

Lamento mucho la demora

Juliana se encontraba abrazada a mí, sus manos rodeaban fuertemente mi cintura y su cabeza estaba sobre mi pecho. Yo tenía mi mentón apoyado en su cabeza, dándole besos en su cabello; estábamos en silencio y solo se escuchaban nuestras respiraciones. Estaba confundida, esa mujer actuaba de una forma demasiado extraña; me asustaba. No puedo negar que me gusto ese beso agresivo, lleno de lo que parecían ser celos; pero no me sacaba de la cabeza que ella estaba comprometida, que ella no estaba disponible. Una idea llego a mi cabeza. Tal vez pretendía jugar conmigo, seducirme y que aceptara ser la otra; pero eso no estaba conmigo, no me rebajaría a ser la amante de nadie, la rabia se empezó a apoderar de mí. Empecé a separarla de mí.

-          ¿Qué sucede?- me pregunto poniendo ojos tristes.

-          ¿Qué pretendes juliana?- le pregunto.

-          Lo mismo podría preguntarte a ti, ¿qué pretendes con Mónica?

-          Lo que yo haga con Mónica no es asunto tuyo- le respondí aún más molesta

-          Claro que lo es- dijo elevando un poco la voz

-          NO!, no lo es- dije empezando a elevar la voz también

-          Te quiero!-  dijo segura. Yo me quede muda, no sabía que responder a eso, simplemente no me lo esperaba- te quiero Andy, te quiero solo para mí.

-          Tu… tu estas comprometida- dije casi en un susurro

-          Lo sé- bajo la mirada y la dejo fija en el suelo- pero quiero estar contigo…

-          No- la interrumpí- si quieres algo entre nosotras debes romper tu compromiso- dije sin dudar. Sentía lastima por Mauricio pero yo también quería a juliana, deseaba tenerla conmigo.

-          No puedo hacer eso- dijo mirándome a los ojos, pude notar como las lágrimas luchaban por salir.

-          ¿Por qué?

-          Porque no

-          Entonces no tenemos nada mas de que hablar- le lance una mirada llena de ira- no seré tu amante- dije firmemente y me di media vuelta dispuesta a salir de su oficina.

Ya en mi oficina, sentada en mi cómoda silla de cuero, la vista fija en la blanca pared frente a mí. Una lagrima rodo por mi mejilla; me dolía, si, me dolía mucho su negativa a terminar con ese compromiso, me dolía que me dijera que me quería pero prefería a su novio. Aun así fui capaz de retener mis lágrimas delante de ella; no le iba a permitir verme llorar, menos por ella. Estaba enojada, decepcionada, pensé tontamente que me quería lo suficiente como para quedarse conmigo, “que ilusa”.

La tarde paso demasiado lenta, yo solo quería ir a casa y llorar, sacar todo este amor que sentía por ella, sacarla de mí en cada lagrima que derramaba y liberar mi corazón de ese amor; quería odiarla y seguir con mi vida, definitivamente me la sacaría de la cabeza.

....................

Ya han pasado dos meses desde eso, las cosas en la clínica iban de maravilla. En Mónica había encontrado una gran amiga y amante; si, ya no habíamos acostado muchas veces, pero era solo sexo. Con juliana las cosas no iban muy bien, solo hablábamos cosas del trabajo, nada más. Aun así siempre notaba su mirada sobre mí; siempre me miraba con ternura, con algo que parecía amor, aunque su mirada cambiaba cuando me veía con Mónica, ya no encontraba ternura en sus hermosos ojos negros, solo había odio y reproche.

Eran las 9 de la noche, estaba en la oficina aun con juliana, debíamos terminar unos papeles que se necesitaban con urgencia el día siguiente. El ambiente era tenso, hablando poco, casi nada. Decidí acabar con ese silencio

-          ¿tienes hambre?- pregunte, poniendo mi sonrisa más amigable

-          Un poco- sin quitar la mirada en los papeles que tenía en frente- ¿y tú?

-          Me muero de hambre, creo que me voy a desmayar- y le di un par de palmaditas a mi vacío abdomen, ella rio ante mi gesto

-          ¿Qué te apetece comer? - Dijo al fin levantando la mirada y encontrándose con mis ojos

-          Algo grasoso!- soltó  una sonora carcajada que me dejo medio boba, era simplemente hermosa

-          Eso es muy poco sano- retenía su risa

-          Ya lo sé, pero quiero darme ese gusto; tampoco es que me moriré por una hamburguesa doble de vez en cuando

-          Está bien, tienes razón…

-          Perfecto, yo iré por ellas

-          Quiero la más grande para mi

-          Ok, espérame

Salí de la clínica y camine una calle, había un restaurante de comidas rápidas, me acerque a una chica y le pedí dos hamburguesas de las más grandes y dos  coca-cola. Casi 30 minutos después iba de regreso a la clínica, abrí la puerta en silencio y me acerque a la oficina de juliana

-          Por favor papa, no me hagas esto- me quede a un lado de su puerta escuchando, lo sé, soy una chismosa… - pero yo no quiero eso para mi vida- decía con un tono desesperado, yo no entendía nada- estas vendiendo mi felicidad- …¿Qué?...- yo nunca seré feliz al lado de Mauricio, no lo amo y lo sabes-  mis ojos se abrieron con asombro- por favor, no me obligues a casarme con el- escuche su llanto, mi corazón se rompió y entre a la oficina, ella me miro asustada- papa, debo irme, hablamos después. Chao- colgó

Ella me miraba con sus hermosos ojos negros llenos de miedo, con la huella de sus lágrimas frescas en sus mejillas. Trato de decir algo, pero no la deje; fui al otro lado de su escritorio, donde se encontraba ella y la abrace. Ella se levantó de su silla y me abrazo también. Nos quedamos así unos minutos, con mis brazos rodeando su cuello y ella aferrada a mi cintura, con su cara metida en mi cuello. Me separe despacio y le di un beso en su frente, ella me sonrió…

-          Por favor- rogué- explícame lo que acabo de escuchar.

-          Yo…- su voz empezaba a quebrarse y las lágrimas amenazaban con volver a salir- yo, te lo diré todo…


perdooooooon por tardar tanto tiempo en continuar D:! pero no habia tenido tiempo :c

prometo terminar la historia y publicar mas seguido :D

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