Amar Es Un Castigo

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Un suave rayo de luz empieza a colarse por mi ventana, indicando que un nuevo día ha iniciado. Despacio, abro mis ojos y me concentró en el techo pensando, "Un día más", suelto un pesado suspiro y me siento al borde de mi cama. Miro el reloj al lado de mi cama y me doy cuentan que apenas son las 6:05 am. Si quisiera, me acostaría de nuevo y seguiría durmiendo ya que no tengo nada que hacer, pero mi mejor amigo está esperándome para ir a caminar.

Me estiro para poder alejar la pereza, y doy otro suspiro. Me levantó y me dirijo directo a la baño. Después de una ducha que espanto totalmente el sueño de mí, regreso a mi habitación y me pongo mi ropa deportiva. Salgo de mi agitación y empiezo a llamar a mi amigo, -Max, Max ya es hora de salir-. Enseguida, sale un pequeño pug emocionado porque ha llegado la hora de su paseo, tomo su collar y lucho para poder ponérselo, ya que la felicidad que le causa su paseo lo tiene corriendo como loco por toda la casa. Cuando por fin logro ponerle su collar abro la puerta y me encuentro con una mañana muy agradable, Me dirijo al parque donde vamos a diario y donde mi pequeño pug se divierte con otros perros.

Vamos caminando por un sendero que lleva directo al parque canino, en el camino sólo se escucha el cantar de las aves que van despertando; esa melodía que a ratos logra vaciar mi mente de los pensamientos que siempre la atormentan. Al llegar al parque, le quitó el cortar a mi pug y este sale disparado al lugar donde hay otros perros jugando. Me siento en una banca a vigilar a mi pequeño amigo y de nuevo mi mente empieza a torturarse. De pronto alguien se sienta a mi lado pero no le doy importancia y sigo con la mirada pérdida en dirección al corto pasto.

-Es un perrito muy lindo, ¿cómo se llama?-, escuchó una suave voz a mi lado y giro mi cabeza para poder ver a la persona a mi derecha. -se llama max-, mi mente reacciona para darle una corta respuesta. De nuevo giro mi cabeza al frente para ver a mi pequeño pug jugar feliz; -¡Max!-, la escucho repetir aquel nombre con un poco de emisión en su voz, logrando que gire mi cabeza de nuevo en su dirección. -Es un bonito nombre-, sonríe y se queda mirando mis ojos; me incómodo y giro mi cabeza en dirección opuesta, -sí, es lindo-, le respondo con un tono frío y miro al frente. Me mira, sé que me mira, siento el peso de esos ojos que alcance a ver como un color negro azabache; a cada segundo que pasa siento más el peso de sus penetrantes ojos, y a cada segundo, yo me pongo más nerviosa.

-Me he dado cuenta que vienes todos los días a la misma hora- la oigo decir, pero ni me atrevo a mirarla; -siempre quise hablarte, pero me daba un poco de susto- al instante giro mi cabeza, -¿susto?, ¿porque?- le pregunto clavando mis ojos café claro en sus azabaches. -Porque siempre te vez muy seria, como si no quisieras que nadie se acercara a ti-. En mi interior me sorprendo porque ella tiene razón, siempre pongo mi peor cara, solamente porque no deseo que nadie se me acerque; por dentro me siento nerviosa y asustada por la persona que me mira con esos grandes ojos negros, pero como siempre en mi rostro no se refleja ninguna emisión. -siempre soy muy sería-, de nuevo le respondo en un tono frío; -y la verdad, creo que ni te había visto antes-. ¡Miento!, si la veo todos los días, es un poco difícil no ver a esa mujer alta, de cuerpo atlético; con esas largas y torneadas piernas que encajan perfectamente en un trasero redondo y paradito. Es imposible no notar la pequeña cintura que hace un perfecto juego con unos senos grandes. Imposible no notar el elegante cuello y la barba levemente partida; acompañada de unos rojos labios carnosos, una nariz perfecta y un oscuro cabello, liso con hondas en las puntas. Pero sin duda alguna, algo que no pasaba desapercibido ante nadie, eran esos grandes ojos azabaches decorados de unas largas pestañas. ¡Claro que me había fijado en esa mujer!, pero no iba a admitirlo. -Uhmm, pensé que si me habías visto- Dice un poco desilusionada. -No, lo siento- le respondo fría una vez más; -ya debo irme-. Me levanto de un brinco, ansiosa por salir rápido de ahí. -oh, está bien, un placer charlar contigo-; -Igualmente-, respondo y camino con gran velocidad por ni pug. Cuando me dirijo a la salida giro mi cabeza para encontrarme de nuevo con esos ojos, incapaz de apartar la mirada, nos miramos por unos segundos. De pronto giro mi cabeza con brusquedad, me dirijo a la salida sintiendo un calor en mis mejillas.

Al abrir la puerta me encuentro con una solitaria casa, donde solo estamos mi pug y yo. De inmediato me dispongo a arreglar la casa, y mi pequeño pug se dirige a su cama para seguir durmiendo; casi a medio día la cada está organizada y yo tomo otra ducha, preparó mi almuerzo y me siento en la mesa. Cuando termino de hacer todo, me siento en el sofá con un libro en las manos; leo mientas espero paciente mente la llamada de una de las clínicas en las que deje mi currículum el día de ayer; pasa la tarde y doy un suspiro de derrota al asumir que no me llamaran de ninguna parte, me dirijo a mi cuarto y me recuesto en mi cama aburrida porque ya llevo mes y medio buscando trabajo y no me sale nada. Escuchó mi teléfono sonar pero no me apuro en contestarlo, estoy segura de que debe ser alguno de mis primos; respiro profundo y me levantó a contestar, cuando respondo mi corazón late acelerado al escuchar una sexy vos de mujer al otro lado de la línea, se presenta como Juliana santos, odontóloga y gerente de una de las clínicas odontológicas más importantes del país, me dice que tiene un puesto disponible y que me presente mañana a las 8:00Am para una entrevista.

Me encuentro sentada en una lujosa sala de espera, observando cada detalle del que podría ser mi lugar de trabajo; una oficina frente a mí se abre, y una joven con una amable sonrisa me dice que pase; al entrar la joven me pide que me siente, que en un momento llegara la doctora a entrevistarme y sale dejándome sola, sentada en una cómoda silla frente a un lujoso escritorio de madera. Mis ojos viajan por toda la oficina mirando cada lujoso detalle de esta y se quedan clavados en una foto sobre el escritorio. En la foto aparece un niño de unos 5 años que es abrazado por una mujer que no pasa de los 30 años; mis ojos se abran de par en par al reconocer a la sonriente mujer de la foto, "no lo puedo creer, ¡es ella!", mi mirada esta estática, no logro dejar de ver esos ojos negro azabache con sorpresa.

-creo que esa foto quedó muy bien-; esa voz me saca de mi trance y enseguida me levando para quedar frente a la mujer de la fotografía. -Soy la doctora juliana santos, y soy la gerente de este consultorio- me dice estirando su mano y dándome una leve sonrisa, rápidamente tomo su mano; -me llamo Andrea Sánchez, un gusto conocerla doctora-.

Después de las presentaciones empieza la entrevista, yo respondo a cada una de sus preguntas con una apariencia supuestamente serena, pero por dentro mi corazón late tan deprisa como nunca antes lo había sentido y los nervios me invaden por completo. Las manos me sudan y mis rodillas tiemblan cada vez que me mira y me sonríe. Mi nerviosismo llega al máximo cuando la veo hacer lo mismo que el día anterior, cuando me queda mirando con sus azabaches ojos y de pronto cierra uno con un poco de coquetería; igual que el día anterior giro ni cabeza con brusquedad escapando de la prisión azabache y siento arder mis mejillas de nuevo. Oigo una sutil risa que me pone a temblar aun mas, sigue con la entrevista y durante más de una hora me pregunta cientos de cosas; es la entrevista más larga e incómoda en la que he estado, solo pienso que quiero irme, necesitó salir de aquella oficina en la que solo estamos ella y yo; siento que en cualquier momento mi cuerpo no resistirá la tensión y me desmayaré; siento que mi corazón saltara de mi pecho cada vez que sus azabaches ojos se encuentran con los míos.

En un momento se levanta de su cómoda silla de cuero y me dice que la siga, que me presentara al resto del personal; cuando salimos de su oficina puedo respirar profundo, mi corazón disminuye el ritmo de sus latidos cuando al fin logro ver otras personas a mi alrededor, mi nerviosismo baja al no sentirme sola con esa mujer, de nuevo vuelvo a mi estado normal y pongo mi rostro más serio y mi tono frío al hablar. Me lleva al primer consultorio donde me presenta al doctor que trabaja ahí y a la auxiliar que lo acompaña, en el segundo consultorio hay una mujer de unos 40 años junto a su joven auxiliar; el tercero y el cuarto el día de hoy se encuentran vacíos. Al llegar al quinto mis manos empiezan a sudar de nuevo al ver a una hermosa ortodoncista de unos 35 años; el celular de juliana empieza a sonar y luego de ver la pantalla sale rápidamente dejando me sola con una mujer de un estupendo cuerpo y un rostro hermoso pero que demuestra rudeza, un largo cabello café claro y unos ojos color miel que me recorren de arriba a abajo. Me hace un par de preguntas mientras me estudia con sus ojos y constantemente me regala sonrisas traviesas; en cambio su auxiliar me mira con desprecio y a ella la mira muy enojada, definitivamente esa situación me tiene demasiado incomoda.

De pronto la doctora ahora identificada como Mónica, se levanta de su asiento y con sonrisa traviesa y brillo en sus ojos se acerca lentamente a mí, mientras su auxiliar me mira aun con más desprecio; mi corazón late con más fuerza cada vez que da otro paso hacia mí, sus ojos miran directamente a los míos paralizando mi cuerpo por completo, mi instinto me dice que corra, que escape, que salga huyendo de ese lugar antes de que se aproxime más, pero mis piernas no responden; cuando está a solo centímetro, mi mente deja de funcionar, ya no pienso en correr, mi cerebro esta en blanco y mi cuerpo paralizado; me siento como una presa a la que están a punto de devorar; se aproxima aún más y me mira fijamente, siento su mano sobre mi mano fría y me doy por vencida, estoy a su merced; mi cuerpo me ha traicionado y se ha quedado totalmente inmóvil frente a los ojos de una leona que amenaza con convertirme en su cena.

En un veloz movimiento se aleja de mí y entra de nuevo juliana al consultorio; mi mente empieza de nuevo a funcionar y retomo el control de mi cuerpo, Mónica vuelve de nuevo a su asiento y yo respiro Profundamente tratando de calmar mi acelerado corazón; pero mi calma no dura mucho ya que de nuevo me dirijo a la oficina de juliana, al sentarnos empieza a hablar de la paga y los horarios; con una tierna sonrisa me pregunta si estoy interesada en el puesto, de inmediato sale un animado –si- de mis labios y ella rápidamente pone un contrato frente a mí. Lo leo y finalmente pongo mi firma en él.

Salgo con una felicidad en mi interior de aquella clínica, pero mi rostro como siempre, esta inexpresivo; al llegar a casa doy un suspiro de alegría y calma; me recuesto en mi cama pensando en lo bien que me fue hoy. Pero de un brinco salto de mi cama, mi felicidad se convierte rápidamente en un miedo que se refleja en mi rostro. -no puede ser-, susurro frente al espejo con angustia en mi voz, mi rostro pasa de una expresión calmada a una de total pánico; salgo rápidamente al baño y me lavo la cara, me regaño a mí misma mientras mi mente reproduce una y otra vez lo sucedido hoy. Vuelvo a recostarme en mi cama y con ambas manos tapó mi rostro; me siento una completa estúpida, salí de esa clínica feliz pensando que acababa de firmar el mejor contrato de mi vida, por el que muchas personas matarían; tarde me di cuenta que firme mi propia muerte, algo en mi interior me dice que tendré un serio problema, y ese problema tiene ojos color miel.