Amantes del sueño (versión masculina)
Cuando hacemos el amor, es un estallido de pasión que revoluciona mis sentidos y me acerca a tus adentros. Para mi no hay otra, solo tú solo mía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Poema 15, Pablo Neruda.
Aquí me encuentro, mirándote. Te observo dormida, justo después de terminar de hacer el amor. Ahí yaces desnuda, sudorosa, descansando sobre mi pecho. ¡Que hermosa eres! ¡Que suerte tengo!
Dicen que el sueño es el mejor relajamiento y vaya que me encuentro relajado al mirarte dormir; placida ante mi. Sin sospechar que te admiro, descansas apacible, llena de ternura. Pensar que hace menos de un año eras una mas de mis amigas y hoy la mujer de mi vida.
Nos conocimos por casualidad una mañana lluviosa de enero y de inmediato adore tu sonrisa. Lo que note, justo después, fue tu generoso escote y esos hermosos cabellos rubios que cubrían tu rostro mojado por el agua. Tus ojos grandes y profundos, llenos de vida, vida que hoy compartes conmigo. Esos ojos que ahora cerrados, descansan de la actividad amatoria. Eras una diosa mojada y yo tu lacayo, así que sin más te ofrecí mi abrigo y te lleve con mi paraguas hasta la facultad. Ahí supe que éramos compañeros, aunque tú, eras un año menor y a penas comenzabas la universidad, con solo 18 años.
Eras de provincia, lo supe por tu acento y por tu mirada ingenua. Habías llegado a la ciudad para estudiar. Yo un chico alto, moreno y un tímido admirador de tu belleza. Uno de los intelectuales de mi clase, compensaba mi poca habilidad deportiva con el buen humor.
Te vi desde un principio como una amiga y tú siempre me vistes como el chico de la facultad, el gracioso, el alma del grupo. Alguien que no tomarías nunca en serio. Hoy estas aquí, en mi cama entre sueños y yo no puedo dormir por que temo abrir los ojos a una realidad en donde ya no estés. Temo sucumbir en la tentación del cansancio y despertar de este sueño. Prefiero contemplarte y así recordarte, dormida ante mi.
Nuestra historia fue simple, como cualquier otra historia universitaria. No hay mucho que contar, pero si que decir de lo que siento en este momento al mirarte rendida. con ese gesto de satisfacción en tu rostro. Parece mentira que esa carita de ángel hace unos pocos momentos, me daba tanto placer. El néctar de tus labios, el olor a mujer excitada, son el tierno refugio de mis momentos íntimos a tu lado. Esta es una de tantas noches de pasión que me has regalado. Me encanta oírte gemir, mientras tienes orgasmos, ruidosos y provocadores. Siempre dispuesta a experimentar. Oh, Diosa del placer, me tienes esclavizado. Sólo soy el velador de tus noches de pasión.
Hoy es otra mañana lluviosa de enero, igual a la que te vi por primera vez. Ahora mojada por nuestro sudor, descansas y suspiras en los brazos de Morfeo.
Que envidia del Dios del sueño. ¿Donde estarás? ¿Qué soñaras? Que ganas de despertarte con un beso en tus labios y una vez más hacerte mía. Siento, como mi virilidad empieza a endurecerse, suspiras como intuyendo lo que me sucede. Te mueves, sin despertarte y te tumbas de espaldas a mi lado. Me acomodo y siento como mi herramienta va creciendo entre tus muslos, con el contacto de tu piel. Pongo mi cara cerca de tu pelo para respirar tu aroma. Poco a poco beso tu cuello y siento que gimes en el letargo, que te encuentras sumida.
Paso mi pene entre tus nalgas y lo aprisiono fuerte, masturbándome mientras te encuentras en tu cita con Morfeo. De momento siento que te mueves y gimes despacio. Tengo la tentación de penetrarte dulcemente. Pero, me contengo. Esperaré que despiertes y así te tendré toda para mí.
Ahora te contemplo, velo tus sueños y te digo lo hermosa que eres. Nunca te he podido decir, te amo cuando estas despierta. Siempre espero a que te duermas para susurrarte al oído cuanto te quiero.
Te digo que te amo cuando duermes, por que así te siento más mía. Por que eres vulnerable, sin serlo. Por que mis palabras se quedan conmigo, al compartirlas contigo. Por que mi amor es tan grande, que decirlo no hace falta. Mi mirada delata mi sentimiento y sólo en estos momentos tengo el coraje de decirte lo que siento.
Te amo, como quien ama la luna, como quien mira una estrella en el firmamento. Cuando hacemos el amor, es un estallido de pasión que revoluciona mis sentidos y me acerca a tus adentros. Para mi no hay otra, solo tú solo mía.
Por eso te cuento estas cosas mientras estas dormida. Para hablarte en mí desvelo, siendo el cuidador eterno de tu sueño. Un amante soñador, un amante de los sueños.
Gracias por leerme. Saludos. Para cualquier comentario mi email es Isis853@latinmail.com . Isis.