Amantes
Abrazados y felices nos quedamos dormidos. Somos dos amantes felices y saciados.
Mis manos recorriendo lentamente tu pelo cuidado.
Caricias que se precipitan hacia tus mullidas mejillas.
Mis labios haciendo diana en un hueco de tu flequillo.
Besos que se propagan peligrosamente hacia tus labios.
Tus grandes ojos reflejan mi rostro deseoso.
Tu boca suave y carnosa se encuentra con la mía.
Nuestras narices se rozan como en un beso esquimal.
Nos separamos para comprobar que no es un sueño y estamos frente a frente.
Sonríes un instante antes de iniciar el segundo asalto.
La felicidad invade cada célula de mi cuerpo, presiento que el tuyo también.
Nos devoramos mutuamente como si la boca contraria fuera el único alimento sobre la tierra.
Tu lengua se aventura suave y caliente hacia mi interior.
Nuestras respiraciones se acrecientan con cada minuto que pasa.
Caricias enemigas recorren el territorio de nuestras espaldas a sus anchas.
Tu saliva y la mía se funden en un jugo de pasión.
Manos traviesas que se acercan a rincones prohibidos.
Ropa que cae al suelo sin que la acción decaiga un instante.
Los jadeos asoman entre los sonidos de la batalla húmeda de nuestras lenguas.
Mis manos atrapan tus pechos perfectos.
Mi pene se endurece hasta niveles que solo tú logras conseguir.
Tus bragas mojadas se someten a la ley de la gravedad.
Mis dedos se enredan en el vello de tu entrepierna.
Mi boca busca tus pechos y mi lengua recorre tus pezones.
Mi mano se moja con tu humedad en una breve incursión.
Un gemido escapa de tu boca.
Otro beso apasionado como si no hubiera mañana.
No queda un centímetro de piel que nuestras manos no hayan acariciado.
Desciendo para besar tu ombligo.
Mi mano vuelve a mojarse un instante con tu humedad.
Tus dientes blancos aparecen bajo tu sonrisa maravillosa.
Tus ojos me suplican que pase a la acción.
Mi lengua se abre paso entre tus labios vaginales.
Otro jadeo escapa de tu boca cuando encuentro tu clítoris.
Tus gemidos me incitan a lamer con más y más ansia.
No ceso en mi empeño hasta que alcanzas el orgasmo.
Nos besamos una vez más, suavemente ahora.
Pero la pasión alocada no tarda en reaparecer.
Tus manos suben y bajan por la estaca que es mi miembro.
Te sientas sobre él y poco a poco te dejas caer.
La sensación de estar dentro de ti es indescriptible.
Tú llevas el control e impones el ritmo.
Al principio suave, después rápido y salvaje.
Tus pechos rebotan con cada movimiento.
Yo estoy a punto de correrme ante el mayor espectáculo de mi vida.
Sudor y jadeos inundan la habitación.
Te masturbas mientras me cabalgas para adelantar el orgasmo.
Llegamos al clímax al mismo tiempo y mientras dura sentimos que hemos alcanzado el paraíso.
Te dejas caer cansada sobre mí.
Se respira olor a sexo en la sala.
Abrazados y felices nos quedamos dormidos.
Somos dos amantes felices y saciados.