Amante de sus dos hijos
La versión de la madre amante, pero no amada, de sus machos hijos
El relato de Ani.
Recuerdo que desde adolescente cuando me masturbaba no sólo me tocaba mi chochete, pronto también empecé a tocarme el agujero del culo y popo a poco le fui cogiendo vicio a meterme cosas por él.
Me encantaba el gusto que me daba meterme los dedos en el ojete y cosas como plátanos, pepinos, botes de cosmética; hasta una vez me acuerdo que me conseguí meter el cuello de una garrafa de 10 litros.
Perdonadme, no me he presentado. Soy Ani una madura de 54 años que vive en un pequeño pueblo de Andalucía. Estoy casada desde muy joven, a los 19 años, y tuve dos hijos varones Alex de 34 años y Javier de 29.
Desde que me casé no volví a usar mi ano en las relaciones sexuales con mi marido ya que ni él me tocaba ni yo se lo pedía, me satisfacía plenamente usando de todas formas mi cachondo coño.
Hoy quiero contar cómo una mujer normal, como yo me considero, ha llegado a ser la amada amante de sus hijos.
Todo empezó un verano cuando mi hijo mayor, Alex, tenía 15 años y yo 35. Llevaba yo una temporada que me desaparecían mis bragas de la cesta de la ropa sucia y empecé a sospechar de él porque se metía en el cuarto de baño tirándose mucho tiempo dentro.
Así que un día aproveché y me asome por una ventanita que caía a un pequeño patio de la casa. Lo que vi me dejó de piedra estaba sentado en el váter meneándosela con una mano y con una de mis bragas sucias que me había quitado hacía un rato en la otra.
¡ El cochino las estaba oliendo por la chochera, y no solo eso sino que con la lengua chupaba los restos de mis flujos vaginales y culeros!.
Digo flujos vaginales y culeros porque soy una mujer que segrego muchos flujos por la vagina ya que soy muy ardiente, y por el recto echó una especie de flujos mezclados con un poco de caca. Por ello tengo que cambiarme de bragas unas tres veces al día.
Mi hijo se corrió chupando mis bragas dentro de su boca y yo tuve que meterme en mi habitación a masturbarme debido al calentón que me provocó. Luego me sentí extraña, culpable por excitarme con mi adolescente hijo. Así que procuré olvidarlo y cuidar de no dejar mis bragas al alcance de sus manos.
Yo no he trabajado nunca, me he dedicado a la casa y les he dedicado mucho tiempo a mis hijos con los que he tenido mucha confianza (demasiada quizá). Les dejaba verme en casa en bragas y sujetador cuando salía del baño o me cambiaba. Y les dejaba acostarse conmigo a dormir la siesta.
Unos meses más tarde, en verano, hacía calor y estaba acostada con mi Alex durmiendo la siesta en bragas y sujetador y él en calzoncillos. Estaba dormida y de pronto me despierto sintiendo algo en mi ojete. Mi niño me está sobando mis muslos y me tenía metido la puntita de un dedo en mi ojete elástico. Me había apartado las bravas a un lado. Me gustó, no supe que hacer, solo acerté a decir:
ANI: Uhm!, ¿Qué haces?.
Alex dejó de tocarme y se hizo el dormido. No le di más importancia. Creía que lo había soñado.
Pero otro día se volvió a repetir. Esta vez le dejé hacer y el sinvergüenza siguió metiéndome el dedo en el culo más adentro, lo hacía con facilidad pues como lo tengo flexible y lubricado permanentemente es fácil introducirlo. De vez en cuando lo sacaba, supongo que era para olerlo o chuparlo, el guarro.
Me puso cachonda y no pude evitar gemir un poco y mover el culo. Alex se atrevió a meter dos dedos lo cual hizo sin ninguna resistencia. Yo sabía que estaba sacándolo llenos de caca pero estaba tan cachonda que le dejaba hacer.
De pronto mi osado hijo metió la otra mano por delante sobándome un rato mis pelos del pubis hasta que empezó a tocarme la vulva ya mojada de mis espesos flujos.
Sí, me metió también los dedos en la vagina. Al final acabé corriéndome fuertemente cuando empezó a frotar mi gorda pipa. Cuando me recuperé del orgasmo me levanté y me fui sin decirle nada.
A partir de ese día no quise acostarme más con él. Quería parar aquella locura. Pero una noche que su padre estaba trabajando fuera, se me metió en la cama sin permiso y se puso de nuevo a meterme dedos en mi sucio agujero negro.
De nuevo yo lo dejé, me volvía loca que me tocara el ano. Pero esta vez fui yo la que se pasó, alargué la mano hacia atrás y metiéndola dentro de sus calzoncillos le agarre su polla dura, tenía un capullo gordo y grande. Estaba muy mojado de líquidos preseminales, empapado. Empecé a sobárselo con mi mano mientras él seguía metiéndome dedos en el culo y chupándolos descaradamente.
A los pocos minutos oí:
Alex: Ay mamá que gusto!
Mi hijo se corrió en mi mano sin siquiera meneársela, solo sobándole el gran glande. Me soltó mucha cantidad de semen y se fue a su habitación. Yo me llevé la mano llena de su leche a la boca y me comí todo lo que pude mientras me corría rápidamente frotándome mi gordo clítoris con la otra mano.
Ese fue un punto de inflexión para mí, decidí que me gustaba aquello y morbosamente le permití de nuevo que se acostara conmigo a dormir cuando no estaba su padre en casa.
En la siguiente ocasión, Alex siguió metiendo sus dedos en mu cueva trasera, yo ya no disimulaba dormir, me movía y gemía.
ANI: Guarrillo, que te gusta el culete de tu mamá
ALEX; Me encanta como huele. Desde que olí tus bragas me vuelve loco el olor de tu culo mamá.
ANI: Pues sigue hijo, a mi me encanta que me metas tus deditos en el ojete.
De pronto sentí que lo que me entraba en el culo no era un dedo, era algo mucho más gordo.
ANI: ¿Eso que es, el pito?
Alex no contestó empezó a follarme por el culo. Era la primera vez en mis 35 años. Encima me agarré los pechos sobándomelos. En segundos me corrí gritando sin ni siquiera tocarme el coño.
ALEX: Calla mamá, que vas a despertar a Sergio.
Era verdad, mi hijo pequeño dormía en la habitación del lado. Me tape la boca, mientras Alex siguió dándome por culo hasta que se corrió echándome su esperma en el recto.
ANI: Hijo este va a ser nuestro secreto, si quieres puedes acostarte conmigo cuando tu padre no esté pero con mucho cuidado que no se entere tu hermano.
ALEX: Muchas gracias mamá. Estás tan buena. Déjame que conozca tu cuerpo.
Me quité las bragas y el sostén. Le ofrecí mis tetas a mi hijo y se amorró a ellas chupándomelas y magreandomelas. Me puso tiesos los pezones.
ANI: Eso es, hijo mío, mámame como cuando eras pequeño!.
Después me abrí de piernas exhibiéndole a mi adolescente crio mi obsceno conejo.
ALEX: Ostias mamá, que coño tienes!. Que abierto lo tienes!.
Mi Alex se puso a comerse mi almeja jugosa, saboreando las mucosidades que echaba. Mi clítoris se puso gordo de nuevo.
ALEX: Que bueno, sabe a gloria.
Me metió los dedos en la vagina y al sacarlos salió unos hilos de mucosidades que se alargaron con su mano al menos medio metro.
ALEX: ¿Pero esto qué es?
ANI: No te asustes hijo, son mis flujos, los tengo muy espesos y parecen mocos.
ALEX: Pues están buenísimos.
Le cogí la polla de nuevo empalmada y tirándole le obligué a ponerse en posición 69. De esta forma me comí el pito de mi hijo por primera vez. A los pocos minutos sentí cómo me llenaba la boca de semen. Yo caliente perdida procuré tragarme todo lo que echó a la vez que le llene la cara con mis flujos corriéndome en su boca.
Así empezó mi relación con mi hijo Alex.