AMANTE DE SUS DOS HIJOS Capítulo 2

El relato del hijo mayor de las relaciones con su madre Ani.

El relato de Alex

Cuando llegué a la pubertad me di cuenta que tenía en casa una auténtica “tía buena”, mi madre. Ani es una mujer que no es muy guapa pero es atractiva, pero lo que más llama la atención es su cuerpo. Tiene una figura muy bonita con unas curvas femeninas llamativas, buenos pechos, silueta estilizada, buen culo y unas piernas muy buenas con unos muslos carnosos. O sea, una tía buena en todos los sentidos.

En aquella edad ella estaba en su plenitud, con 35 años, era un bombón y yo con 14 me hacía más pajas que un mono pensando en ella.

Un día vi en la canasta de la ropa unas bragas sucias de ella. Las cogí y me metí en el cuarto de baño a hacerme una paja. Me puso calentísimo el olor de su parte delantera. Olían a coño, bacalao. Pero lo que más me excitó fue el olor tan bueno que echaba su parte trasera. Ese olor a culo, a caca, pero un olor muy excitante y delicioso para mí. Me corrí enseguida de tal forma que tuve que hacerme seguida otra paja, esta vez echando mi leche en las bragas. Luego las tuve que tirar, por eso mi madre las echaba de menos. Pero como siempre había bragas en la canasta siempre estaba a mi disposición los olores de mi hembra favorita.

De lo que ella ha contado en el capítulo anterior me gustaría comentar la primera vez que le metí mano mientras estábamos echando la siesta juntos. Yo ya estaba salido, tenía a mi madre delante mía dormida en bragas y sujetador, con esas carnes tan deliciosas y con ese culo delante de mí. Creo que llegaba a mi nariz el olor que ya conocía de sus bragas. Me empalmé y no sé cómo me atreví a tocarle sus caderas voluptuosas, sus glúteos. Le eché a un lado las braguitas y le pasé un dedo por la raja un poco sudada de su culo.

La olí, olía a gloria. Seguí tocándoselo, ella seguía durmiendo. Me atreví y le busqué su ano metiéndole la punta de un dedo en el ojete. En esos momentos ella se movió un poco diciendo:

ANI: ¡Um!, ¿Qué haces?.

Yo retiré la mano suavemente y me la llevé a la nariz oliendo los jugos culeros de mi madre como el manjar más guarro mara mi libido. Luego me retiré al baño donde me la casqué chupando el dedo que había metido dentro del culo materno.

El resto del principio ya lo conocéis por lo que ha contado mi madre.

A partir de aquel día de nuestra primera relación sexual mi madre se convirtió en mi amante. Mi amante, mi puta, pero no mi amada. Ella no lo ha contado pero tengo que decir que mi madre nunca me ha dejado a mí ni a mi hermano que la besemos en la boca. Ella dice que eso sólo se lo permite a mi padre, a la persona de la que está enamorada. Que ella no nos quiere a nosotros como hombres, sólo que es una golfa que le van las guarrerías que le hacen sus hijos. Yo no la entiendo, pues si nos chupa la polla, qué más da si nos chupa la lengua. Pero la respetamos, bastante tenemos con su cuerpo.

Durante catorce años, el tiempo que tardó en incorporarse a nuestra relación mi hermano, le metía mano cada vez que estábamos solos. Cuando la pillaba en cualquier rincón de la casa sin que nos viera mi padre o mi hermano lo primero que hacía era levantarle la falda y metiéndole la mano dentro de las bragas le metía uno o dos dedos en el ojete para luego olerlos y chuparlos.

Ella procuraba para ello llevar falda siempre para facilitarme el acceso. Mas adelante empezó a usar muy frecuentemente leggins para que le metiese la mano fácilmente dentro de su raja del culo.

A veces, cuando mi padre se iba de viaje de trabajo me acostaba en su cama como si fuera su marido, follandola durante horas.

Antes que se me olvide, merece la pena describir el coño de mi madre, cuando lo vi por primera vez me impresionó. Es un chocho sin mucho pelo con una vulva fantástica. Tiene unos labios mayores y menores muy prominentes. Parece que lo tiene siempre abierto. Con un botón arriba, su clítoris, muy gordo. En definitiva es una almeja que excitaría a un muerto con solo verlo.

Y no digamos nada si se prueba, es un chichi que siempre está mojado, pero no de jugos normales, son una especie de mocos transparentes y pegajosos que te los puedes comer e incluso masticar. Y tiene un sabor a sexo, a hembra, a coño extraordinario.

Pues nada como os decía os voy a relatar tres ejemplos de mis relaciones con mi madre en aquellos primeros años de mi juventud.

Primero:

Cuando yo tenía 18 años y mi madre 38, estuvieron a punto de pillarnos mi padre y mi hermano por mi afición a hacer cosas con mamá en situaciones comprometidas.

Fue un día que estábamos los cuatro para comer, mi madre en la cocina preparando el almuerzo. Y yo, atrevido, me metí con ella en la cocina metiéndole mano debajo del vestido bajo el cual no llevaba bragas.

ANI: Estate quieto Alex, que nos van a pillar tu padre o tu hermano!

Yo hice caso omiso y le metí un dedo hasta el fondo en su jugoso culo. Pero ella no se retiraba. Así que empecé a magrearle con la otra mano las tetas.

En esos momentos entró mi hermano que ya tenía 13 años, y mi madre se bajó rápidamente la falda.

JAVIER: ¿Qué hacéis?

Mi hermano nos vio muy pegados pero supongo que no se imaginó lo que le estaba haciendo a mamá.

ALEX: Estoy ayudando a mamá a preparar los platos Javi.

Luego en la mesa yo me senté frente a mamá. Y yo de nuevo volví a las andadas. Llevaba chanclas y me quité una poniéndole mi pie desnudo sobre el chocho de mi madre. Lo tenía ya mojado por haberla tocado antes. Empapado de sus flujos mocosos.

La primera reacción de mi madre fue retirarme el pié echándome una mirada amenazante. Pero yo insistí y volví a ponérselo acariciando su pipa con mi dedo gordo. Ya no se resistió. Al contrario después de haberle yo introducido el dedo en su vagina, ella se echo hacia adelante, me cogió el pie y se introdujo la punta entera en su chocho.

Me excitó tanto que empujé incrustándoselo hasta el empeine. Me puse a metérselo y sacárselo en su jugosa cueva. Como hacía ruido el chapoteo con sus flujos mi madre le dio más volumen a la televisión a la que estaban pendientes mi padre y mi hermano.

Al cabo de un rato, mamá se corrió sin poder ocultar sus gemidos y espasmos de manera que mi padre se dio cuenta.

PADRE: ¿Qué te pasa Ani?.

ANI: Ay, no sé, Ahh. Me ha entrado un dolor de vientre de pronto. Me voy a mi habitación a ver si se me pasa.

De esa forma consiguió disimular el tremendo orgasmo que tuvo delante de mi padre. Después a solas mi madre me convención que no podíamos hacer esas aventuras tan arriesgadas nunca más pues lo mas probablemente es que nos pillaran y a pesar del lío que se formaría lo peor es que nunca más podríamos estar junto. Yo se lo prometí y así ha sido hasta ahora.

Segundo:

Recuerdo como si fuera ayer cómo me envició mi madre a guarrear también con mi culo. Tendría yo 20 años y ella 40.

Después de estar un rato metiéndole dedos en su ano para olerlos y chuparlos ella me pidió que le metiera la polla. Intenté hacerlo pero al entrar un poco noté que se encontraba con una resistencia. Se la saqué y le metí los dedos más profundamente. Me di cuenta que tenía el recto lleno de un mojón bastante duro.

ALEX: Lo siento mamá, no se puede tienes el culo lleno de mierda dura.

ANI: ¡Que vergüenza hijo!. He estado todo el día intentando cagar y no he podido, estoy muy estreñida.

ALEX: No te preocupes que el cochino de tu hijo te lo va a desatascar. Tú relájate y disfruta.

Nos fuimos al baño que hay en su dormitorio y le dije que se metiera en la bañera apoyando las manos en el grifo y abriendo las piernas.

Empecé a meterle dedos lubricados con gel, hasta que conseguí meterle la mano entera. Ya lo había hecho otras veces en el elástico ano de mi madre.

Con mis dedos fui rompiendo su caca dura y como una excavadora fui sacando la mierda fuera echándola en el suelo de la bañera.

ANI: Ay, que guarro eres Alex. Qué hijo más puerco tengo, pero que gustazo me estás dando cabroncete.

ALEX: Te voy a dejar el culo vacio puerca, lo tienes lleno de mierda. No cagarás desde hace días

Total que una vez le deje el recto vacío y tenía mi brazo hasta el codo metido en su culo mi mamá se corrió.

Luego nos duchamos para limpiar todo. Mientras lo hacíamos mi madre me chupó la polla corriéndome en su boca.

ALEX: Trágate mi leche, se que te gusta cochina!

Volvimos a la cama descansando un poco.

ANI: Alex, tengo curiosidad en probar por qué te gusta tanto chuparme el ano. ¿Me dejas que te lo toque?

ALEX: Vale, pero te advierto que por dentro no lo tengo muy limpio.

ANI: No importa, no me va a dar asco de mi hijo, y menos después de las guarrerías que acabas de hacerme a mí.

Me puse a cuatro patas y mi madre empezó a lamerme la raja del culo. Me gustó. Luego me metió un dedo, lo sacó y lo olió.

ANI: Umh, me gusta como huele, me parece que me estás haciendo una guarra también. Pero es verdad, está sucio, tengo la punta llena de caca.

ALEX: A que no te atreves a chuparlo?

En ese momento sentí en el fondo de mi coño un pequeño orgasmo, un calentón que me hizo meterme el dedo en la boca mirando desafiantemente a mi hijo, chupando su mierda que tenía en el dedo.

ANI: Ves?, tu madre es una cerda que te va a limpiar el culo, puto niñato.

Se lió como loca a meterme dedos y a sacarlos chupándolos. Era la primera vez que me daban por el culo, la polla se me empalmó y mi madre la cogió meneándomela como si estuviera ordeñándome. Así estuvo mientras me lamía el culo metiéndome su lengua dentro todo lo que podía, hasta que me corrí en la cama.

A partir de ese día mi madre también juega con mi culo como yo con el suyo, nos hemos hecho unos viciosos del sexo anal y nos metemos dentro todo tipo de vegetales, frutas, botes, consoladores, etc. Pero claro a mi buenísima mamá le caben cosas el doble de gordas que a mí por tener ese ano tan flexible.

Tercero:

Más tarde me fui a estudiar a la capital una carrera universitaria. Cuando estaba en cuarto curso teniendo yo 24 años mi madre fue a visitarme durante tres días con la excusa de que tenía que ir al médico quedándose conmigo en el piso de estudiante que compartía con otros dos chicos.

Mi madre ya tenía 44 años pero seguía estando igual de buena, cosa que no esperaban mis compañeros. De hecho cuando la vieron se quedaron con la boca abierta y después uno de ellos me dijo: “Joder tío, que suerte tienes de tener una madre tan joven y tan buena”.

Como he dicho mi madre se quedó a dormir en mi habitación conmigo en la que tenía dos camas, pero en realidad nos acostamos en una follando las dos noches que estuvo en mi piso.

Una de esas noches salimos para enseñarle cómo era la marcha de la ciudad. Mi madre en esa época fue cuando empezó a usar leggings. Pero ese día quería provocar pues se puso unos blancos muy ceñidos con una camiseta ceñida de tirantes también blanca.

La muy desvergonzada salió de la habitación arreglada con esos leggins que marcaban descaradamente su culo metiéndosele por la raja de los glúteos. Pero lo peor era cómo se le marcaban sus prominentes labios del coño, tanto los mayores como los menores.

Mis compañeros se quedaron sin habla.

ANI: “Bueno chicos, mi hijo me va a sacar a dar una vuelta, hasta luego”

Cuando salimos le dije:

ALEX: ¡Pero bueno mamá, ¿cómo puedes tener tan poca vergüenza?!

ANI: Ya que no puedo hacerlo en el pueblo me apetece enseñar mis encantos aquí. Además yo sé que a ti te pone.

ALEX: ¡Cómo me conoces putita!.

Era una noche de mayo y hacia bastante calor. La lleve a cenar, después a tomar unas copas en la zona de marcha de la ciudad. Íbamos como una pareja de novios. A mi madre le excitaba la situación.

Me agarraba por las calles como si fuéramos una pareja e incluso por primera y única vez hasta ahora, simplemente por el morbo de simular que éramos pareja en uno de los pubs donde fuimos me estuvo morreando un rato en la boca. Fue la vez que saboree la lengua materna, era muy jugosa, como toda ella.

Al final nos fuimos a la playa, íbamos un poco bebidos. Por el paseo marítimo le llevaba mi mano metida en los leggins metiéndole un dedo en el culo aunque la gente que se nos cruzaba se nos quedaba mirándonos.

Acabamos en la arena de la playa. Le quité los leggins, no llevaba bragas la puta. ¡Así se le marcaba tanto la vulva!. Se puso a cuatro patas ofreciéndome su culo. Se lo comí enterito desde el ojete oloroso hasta su espeso coño.

ANI: Métela hijo, no aguanto más, estoy caliente como una perra.

Me la follé por el culo corriéndome dentro de su recto mientras ella orgasmeaba poniéndonos perdidos de arena.

Después al llegar a casa menos mal que no estaban mis compañeros para vernos tan sucios, seguimos jodiendo en mi cuarto.

Antes de irse mi madre me dio sus leggins blancos llenos de arena y en la entrepierna sucia de sus flujos y caca.

ANI: Toma, quédatelos para que te hagas pajas pensando en la guarra de tu madre. Total, en el pueblo no me los voy a poder poner.

ALEX: Mamá, cuanto más mayor más puta estás.